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La base de la ética de Epicuro es que bueno es todo lo que produce placer. Según
Epicuro, el placer es un bien inherente a nuestra naturaleza y estamos destinados a
buscar el placer. En total contraste con la teoría de Sócrates, Platón y Aristóteles,
quienes defendían la tesis de la razón sobre las pasiones y los impulsos; Para
Epicuro de Samos, el único criterio de verdad lo proporciona el cuerpo, y el placer
es el medio por el cual una persona alcanza la felicidad.
- El placer.
Epicuro explicaba el placer como la ausencia de dolor, y para evitar el dolor hay que
buscar los placeres elementales desenfrenados, sin caer en la esclavitud de la
necesidad. El propósito de nuestra vida es el placer. Pero no cualquier placer, sino
uno tranquilo y duradero.
Según la ética epicúrea, el placer genuino es un placer calculado, producto de un
buen autocontrol y una buena madurez intelectual. Alcanzamos esta alegría cuando
ganamos el control completo sobre nosotros mismos, nuestros propios deseos y
afectos.
Pero hay que aclarar que no se trata de eliminar sistemáticamente las pasiones,
sino de eliminar los obstáculos a la felicidad. Miedo, Dolor, Tristeza y Preocupación.
El placer, así entendido, no es sólo físico, sino también intelectual. Por lo tanto,
lograr la tranquilidad del alma (Ataraxia) requiere un equilibrio entre nuestros
sentidos y pensamientos.
Según Epicuro, no somos felices porque tememos a los dioses ya la muerte. Creía
que los dioses existían y estaban hechos de átomos como todo lo demás. Así que
no les tengas miedo. Epicuro pensaba que la ética del placer está basada en la
serenidad y en ser autosuficiente.