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Resumen
Epicuro propone una total eliminación del temor hacia, los dioses (aceptando
sus existencia), el destino y la muerte. A los primeros no hay que temerles
porque estos no pueden relacionarse con nosotros ni para ayudar ni para
desfavorecer, haciendo inútil su veneración o su temor, a la muerte tampoco
hay que temerle porque no nos afecta en ningún sentido, mientras estamos
vivos no esta presente y cuando llega nosotras ya no estamos; en cambio el
sabio, no venera la vida pero tampoco rehúye dela muerte ya que para él, el
placer y la felicidad no están en la abundancia sino en la intensidad.
Epicuro también hace una clasificación de los placeres: los primeros son los
naturales y necesarios, después los naturales pero no necesarios y por ultimo
los no naturales ni necesarios. A partir del conocimiento de los placeres el
hombre puede hacer una elección de ellos (no de todos) para alcanzar el
equilibrio un punto donde no tenga perturbación ni de cuerpo ni de alma.
También hay que tener en cuenta que algunos placeres se vuelven después
dólares más grandes y lo mismo en sentido contrario.
La felicidad solo puede alcanzarse teniendo un juicio certero que nos permita
examinar las causas de cada elección o aversión, por lo tanto el juicio es el
elemento central aun mas importante que la filosofía, Epicuro propone una vida
feliz y esta no puede ir desligada de la justicia y la prudencia así como tampoco
de la sencillez que nos permite disfrutar aun mas de todas las cosas de la vida,
sean frugales o lujosas.
Comentario
La filosofía propuesta por Epicuro nos plantea una doctrina bien estructurada
en el sentido que pone en un plano sencillo y bastante instintivo las
necesidades y deseos básicos de las personas y a su vez propone el modo en
que estas necesidades y deseos pueden ser satisfechos en la mejor forma.
Concentrándose en la búsqueda de la felicidad a través de los placeres y la
disminución del dolor, Epicuro afirma podemos alcanzar ese tan deseado
balance y tranquilidad de nuestro cuerpo y nuestra alma, lamentablemente la
carta de Epicuro a Meneceas no nos permite vislumbrar como garantizar la
coexistencia de la búsqueda de la felicidad propia con la de búsqueda de los
demás.