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Hoy en día la importancia de las escuelas penales es solo didáctica. Esta falta de
importancia se da por la imposibilidad de sistematizar o de “encajonar” en esta o
aquella escuela una variedad de conceptos e ideas. Se denominan escuelas penales
aquellas en que los rasgos comunes en cuanto hacen al pensamiento jurídico criminal,
prevaleciendo para serlos pilares de nuestro sistema jurídico penal y tienen por objeto
investigar la filosofía del derecho penal, la legitimidad del Juis Puniendi, la naturaleza
del delito y fines de la pena. Sólo el Poder Legislativo como representante de la sociedad
puede definir delitos y penas que deben estar puestas en leyes claras y sencillas. Las leyes
deben comprendidas por todos los individuos. Se debe respetar el Principio De Legalidad. En
el capítulo Consecuencias de su libro De Los Delitos y De Las penas dice que “tan sólo las
leyes pueden decretar las penas de los delitos”. Es el legislador, representante de la sociedad
unida por el contrato social, el único que debe establecer los delitos y las penas. Beccaria
combatió el excesivo arbitrio judicial, la crueldad de las penas, la desigualdad de los
ciudadanos ante la ley penal, el tormento, las confiscaciones, etc. Consecuencia del contrato
social es también el Principio De Legalidad De Los Delitos y De Las Penas. Es el legislador,
representante de la sociedad unida por el contrato social, el único que debe establecer los
delitos y las penas.
Se realizó esta investigación con el fin de estudiar los antecedentes de lo que hoy es el
Derecho Penal, por lo que, se describen los puntos más relevantes de cada escuela, así
como sus máximos exponentes y respectivas aportaciones.
ESCUELAS DEL DERECHO PENAL
1. ESCUELA CLÁSICA: Es una corriente que nace con el tratado de los delitos y de las
penas, así como de la ancestral forma de ver derecho penal. De Becaria y finaliza con
Carrara.
La obra de Beccaria suele ser el antecedente inmediato más importante que impulsó a la
corriente clásica del Derecho Penal. Esta corriente de pensamiento jurídico-penal se
inicia a principios del siglo XIX en la “escuela de juristas” como originalmente se
denominó a la Escuela Clásica de Derecho Penal, siendo sus más destacados
representantes Giandoménico Romagnosi, Luigi Luchini, Enrico Pessina y
Francisco Carrara. La escuela clásica es las que en aquella época subrayó el carácter
eminentemente científico del Derecho Penal cuya idea fundamental era la tutela
jurídica, Las ideas que dieron ligar a esta escuela tuvieron su más cercano antecedente
en el libro del Marqués de Beccaria, quien propugnó para el derecho penal los siguientes
principios: racionalidad, legalidad, publicidad, igualdad, proporcionalidad y dignidad
de las penas, abolición de las penas inhumanas y degradantes; y que la corriente que
defiende que resulta más justo prevenir que penar. La retribución en derecho penal
tiene antecedentes en las doctrinas filosóficas de Platón, Kant y Krause.
➢ Su Denominación: El nombre clásico se ha reservado siempre para aquellas
actividades del hombre que aparecen ya como definitivamente consagradas y que
pueden servir como arquetipos para nuevas realizaciones, La escuela clásica se debe a
Enrico Ferri que denominó como clásicos a los juristas prepositivistas y posteriores a
Beccaria. Nunca hubo reuniones de la “Escuela Clásica” no tuvieron sede, local o revista,
no existía tampoco un jefe o cabeza. Esta escuela fue la reacción contra la barbarie y la
injusticia que el derecho penal representaba; procuró la humanización por medio del
respeto a la ley del reconocimiento a las garantías individuales y de la limitación del
poder absoluto del estado.
➢ Postulados: La escuela clásica sentó las bases para construir un colosal monumento
jurídico que resplandeció sobre todas las construcciones penales alcanzadas hasta esa
época:
1. Libre albedrío (capacidad de elección): este postulado establece que todos los
hombres nacen con igualdad para actuar conforme a derecho, de manera que quien lo
contrataría lo hace a su libre elección; además niega el determinismo, el fatalismo o la
predisposición hacia el delito.
3. Responsabilidad moral: como el hombre nace con libre albedrío y puede escoger
libremente entre el bien y el mal, la responsabilidad es de tipo moral.
1. No estudia al delincuente.
Para los clásicos el autor del delito es un ente abstracto, porque los infractores son
considerados iguales, no se los sanciona por su personalidad, además definen el
delito solo como una contradicción entre un hecho humano y la ley: es solo la
infracción de la ley.
3. Formalista en exceso
Utiliza en demasía el método lógico-abstracto o deductivo con su fórmula
sacramental "el delito es un ente jurídico" que lo lleva al agotamiento analítico del
delito.
Sus teorías sobre estos grupos están colmadas de descripciones y apreciaciones subjetivas,
en las que se mezclan, biología con moral, fealdad con perversión, ignorancia con
brutalidad, etc. Pasó a la posteridad como fundador de la Antropología criminal y la
escuela positiva fue una verdadera revolución porque el delincuente y el delito no habían
sido estudiados, hasta que Lombroso iluminara el aspecto causal explicativo, más que
como entidades jurídicas.
ENRICCO FERRI: Fundó la escuela positiva en 1892. Para este autor el hombre era una
verdadera máquina condicionada por distintos factores, y no podía elegir sus
comportamientos. En 1881 escribe “Estudios sobre la criminalidad en Francia. El propio
Ferri, definió lo que era la Escuela Positiva y sus características en su obra “Los nuevos
horizontes del Derecho y del Procedimiento Penal” que publica en 1887; allí expone: “La
escuela positiva consiste en lo siguiente: es, primero en su génesis natural, y después en
sus efectos jurídicos, para adaptar jurídicamente a las varias causas que lo producen los
diversos remedios, que por consiguiente serán más eficaces”.
En 1907 publica: “Sociología Criminal” en el estudio antropológico del criminal, pues
constituye una renovación completa, un cambio radical de método científico en el estudio
de la patología social criminal, y de lo que hay de más eficaz entre los remedios sociales y
jurídicos que nos ofrece. La ciencia de los delitos y de las penas era una exposición
doctrinal de silogismos, dados a luz por la fuerza exclusiva de la fantasía lógica; nuestra
escuela ha hecho de ello una ciencia de observación positiva, que, fundándose en la
Antropología, la Psicología y la Estadística Criminal, así como en el Derecho Penal y los
estudios penitenciarios.
Garófalo definió la temibilidad como “la perversión constante y activa del delincuente y la
cantidad de mal previsto que hay que temer por parte del mismo delincuente”. Para él
“delito social o naturales una lesión de aquella parte de la moral que consiste en los
sentimientos altruistas fundamentales de piedad y probidad según la medida en que se
encuentran en las razas humanas superiores, cuya medida es necesaria para la adaptación
del individuo a la sociedad. “Era partidario de la pena de muerte a los criminales más
peligrosos e incorregibles. No oculta su autoritarismo, como dice Zaffaroni, ni su índole
esencialmente antidemocrática ni a la extrema frialdad genocida de su pensamiento.
➢ Postulados: La transformación tan profunda que sufre el Derecho Penal con la Escuela
Positiva se manifiesta, por ejemplo, en que, para Enrico Ferri, el Derecho Penal
desaparece como disciplina jurídica para convertirse en una simple rama de la Sociología
Criminal. Por tanto, las grandes mutaciones que sufrió la corriente clásica con la
irrupción de la corriente positivista, cuyos postulados más importantes.
1. Niega el libre albedrío: Esta escuela afirma que el hombre no escoge libremente y de
manera consiente el mal sobre el bien; dado que es un ente natural y, en algunos casos,
con anormalidades que evitan su sano y libre discernimiento, no puede elegir. Al
respecto, cabe destacar la influencia de Cesar Lombroso, con sus estudios médicos y
antropológicos que dieron origen a la teoría del criminal nato.
5. Pena proporcional al estado peligroso: En esta corriente se niega que la pena tenga o
deba tener proporcionalidad directa con el delito, y se asegura que debe ser proporcional
al estado peligroso, independientemente del tipo y gravedad del delito.
8. Sustitutivos penales: Se proponen los sustitutivos penales como medios para evitar la
abundancia y crueldad de las penas. Los positivistas consideran ineficaces a las penas y
se plantean numerosos sustitutivos: religiosos, médicos, psicológicos, etc.
ESCUELAS INTERMEDIAS DEL DERECHO PENAL
Es innegable que ambas escuelas aportaron grandes avances para nuestra disciplina,
como innegable es que cometieron grandes errores. Las críticas contra las escuelas
clásicas y positivista han dado nacimiento a escuelas intermedias o eclécticas que
mantienen principios de la clásica y toman otros de la positivista, situándose en un
término medio, sin incurrir en las exageraciones de esta última y apartándose de
muchos postulados arcaicos del dogmatismo.
Estas escuelas se caracterizan por el dualismo de sus concepciones. Se diferencian el
Derecho Penal, al que asignan un método lógico – abstracto, de la Criminología,
Penología y Política Criminal, que siguen una sistematización experimental. El crimen
es un fenómeno complejo, producto de factores individuales y de factores exógenos.
La condición del delincuente no debe exagerarse hasta hacer de él un tipo especial, el
tipo criminal que señala la escuela positivista, pero si debe admitirse una clasificación,
la de ocasionales, habituales y anormales.
4. La lucha contra el delito debe afrontarse con las penas y con las medidas de
seguridad. No abjuran de la pena, aunque sí proclaman que deben tener un fin, pero
ésta sólo se aplicará a los delincuentes imputables en tanto que los peligrosos serán
corregidos o inocuizados por medidas de seguridad.