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tir a los indigentes en los órganos del poder. Si se concede a los no pro-
pietarios derechos políticos, aspirarán a hacerse de propiedad. Si entre
los legisladores predominan los no propietarios, los propietarios comenza-
rán a experimentar intranquilidad, mirarán con sospecha toda' las medidas
del poder y trabarán, por todos los medios, la realización de éstas.
También se pronuncia contra la remuneración a los diputados. Esta
debía asegurar a los indigentes o a los poco pudientes, la posibilidad de
desempeñar el cargo de diputado. Para Constant la fijación de remunera-
ción a los diputados significa privar a éstos de la necesaria independen-
cia convirtiéndolos en interesados en el aumento de impuestos.
Se pronuncia igualmente en defensa del sistema bícameral, y se ma-
nifiesta a favor de la creación de una cámara alta compuesta de pares
hereditarios. Esta es, claro está, una manifiesta desviación del principio
de la soberanía del pueblo. Como teme la plenitud de facultades de la cá-
mara de los representantes populares, Constant tiende, por medio de la
cámara alta, a limitar la cámara elegida por el pueblo. La creación de dos
cámaras significaba, en el fondo, la realización de la transacción entre la
burguesía y la nobleza.
Cuando Napoleón retorna al poder durante el período de los "100
días" y a Constant se le encomienda redactar una nueva acta constitucio-
nal, presenta y defiende enérgicamente ante el emperador un plan de crea-
ción de cámara alta integrada por pares hereditarios. Al principio no
contó con la simpatía de Napoleón. Sin embargo logra convencer al em-
perador, y el acta complementaria prevé una cámara hereditaria de pares.
Otra garantía de la "libertad", estimaba Constant, era el principio de
la separación y equilibrio de poderes. Somete a una revisión la teoría
de Montesquieu sobre este problema, adaptándola a las nuevas condicio-
nes que se habían formado en Francia después de la restauración de los
Borbones.
Postula que el poder real es un poder especial que en modo alguno
se puede identificar con el ejecutivo. Es un poder "neutral" que no está
al lado de los demás, sino que es superior ~ está por encima ~e todos. El
rey, según dice Constant, es un ser que se eleva por encimo; de las
diferencias de opiniones, que no tiene otros intereses que los del manteni-
miento del orden y de la libertad, es inaccesible a las pasiones que las
condiciones cotidianas engendran. El es, dice, "como un vapor que flota
por encima de los sobresaltos humanos", formando cierta "esfera de gran-
deza y de imparcialidad".
En lugar de los tres poderes que distinguía Montesquieu, Constant en-
cuentra cinco poderes "de diferente naturaleza": 1) el poder real, 2) el
poder ejecutivo, 3) el poder representativo permanente (el de la cámara
alta), 4) el que representa la opinión pública (el de la cámara baja), 5) el
judicial. A estos cinco todavía agrega el municipal, que, a su juicio, debe
ser independiente con respecto a los demás.
Al considerar el poder real como especial y además neutral, Constant
se coloca en defensa de la monarquía constitucional con amplio derecho
del monarca
Constant desarrollaba su teoría cuando en Francia tuvo lugar la res-
tauración de los Barbones, después de la aniquilación de Napoleón. Acaba-
EL LmERALISMO BURGUES EN FRANCIA 321
La idea de un Estado que esté por encima de las clases, llamado a re-
conciliar los antagonismos existentes entre éstas, ha sido promovida en la
literatura política burguesa, con fuerza especial, en la década del 40 del
siglo pasado. Desempeñó el papel de defensor de esta idea el profesor ale-
mán Lorenzo Stein (1815-1890).
Este ocupaba posiciones hegelianas. Igual que Hegel, distinguía entre
la sociedad y el Estado.
En su definición de la sociedad atribuye un valor universal a la so-
ciedad civil burguesa, en la que impera la propiedad privada. Presenta la
forma de las relaciones de la sociedad capitalista como forma eterna, inhe-
rente a todos los tiempos y pueblos.
Stein señala la división en clases inherente a la sociedad capitalista, y
no niega la existencia de la lucha de clases dentro de ella. Sólo dice que
el desarrollo de la sociedad conduce inevitablemente a la formación de dos
estados: el de los obreros que ejecutan el trabajo, y el de los dueños que
poseen la propiedad. Reconoce que la propiedad ofrece a los dueños
una superioridad sobre los obreros. Como propietarios de los bienes supe-