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UNIVERSIDAD NACIONAL DE
SAN
ANTONIOFormando
ABAD profesionales
DEL CUSCO de primer
nivel...
INTEGRANTES:
8. EJEMPLOS ………………………………………………………………………..
9. CONCLUCION …………………………………………………………………
1.DETERMINACION CONCEPTAL DEL ACTO JURIDICO
La noción de acto jurídico en sentido estricto se refiere al acto según el cual la norma
jurídica toma en cuenta únicamente la voluntad de la realización del acto. La norma
valora lo que el sujeto quiere y conoce sobre el acto que se está ejecutando. Esa
voluntad de comportamiento es tomada en consideración por la norma jurídica para la
producción de efectos jurídicos.
“f. Facultad de decidir y ordenar la propia conducta”
“f. Acto con que la potencia volitiva admite o rehúye una cosa, queriéndola, o aborre
ciéndola y repugnándola ”.
Leon Barandiaran menciona “El acto jurídico es una especie dentro del hecho jurídico”.
Partiendo de este concepto es imprescindible para la determinación conceptual del acto
jurídico, precisar que es el hecho jurídico, para luego arribar el concepto de acto
jurídico con los elementos que los integra.
2. EL HECHO JURIDICO
La noción doctrinaria del hecho jurídico se remonta a Savigny, para quien es el hecho
que produce una adquisición, modificación, transferencia o extinción de derecho. De
ahí, la generalización noción de que el hecho jurídico es todo hecho que produce una
consecuencia de derecho y ala que se le agrega, como lo hace LEON BARANDIARAN
“como un vocablo más propi, el de JURÍGENO”. Así, pues, hecho jurídico o Jurígeno,
en la noción generalizada de la doctrina, viene a ser el hecho que, por sí, o junto con
otros, produce efectos jurídicos y se constituye, mediante o inmediatamente en fuente de
toda relación jurídica o en causa de su extinción.
Como puedo ya colegirse, no todo hecho es jurídico. Hecho, en general, es todo suceso
o acontecimiento generado con o sin intervención del ser humando y puede o no
producir consecuencias jurídicas.
No puede concebirse el hecho jurídico como algo puramente factico, desligado de una
calificación jurídica de la que resulte el carácter de sus efectos. Ya nos hemos referido a
que entre el hecho jurídico y sus efectos existe una relación de causalidad, por lo que es
necesario precisar que no es suficiente el hecho sino la calificación de jurídico que el
ordenamiento jurídico le da de reconocer. Por eso, practicamos del criterio doctrinal que
considera que tanto el hecho como la norma son igualmente necesarios para la
producción del efecto jurídico y, como razona Albaladejo, la norma al atribuirle efectos
a determinados hechos, crea un serie de causas jurídicas, por o que, sin normas que los
dispongan no se diría el efecto y si el hecho lo produce es porque existe la norma; esta
no es la causa sino la creadora de una relación de causalidad entre el hecho y el efecto.
Como explica Barbero, el atributo de jurídico es una calificación a posteriori del hecho
en cuanto de este deriven consecuencias para el derecho.
Los hechos naturales son los hechos que se producen independientemente de la voluntad
humana, cuta causa radica en fenómenos de la naturaleza, pero cuyos efectos deben ser
jurídicamente considerados para la calificación del hecho como jurídico.
La cuestión que se plantea es si los hechos naturales necesariamente pueden interesar al
derecho o si pueden serle irrelevantes. Al respecto, si el hecho da lugar a una
adquisición, modificación o extinción de un derecho se a necesario un hecho jurídico.
Por el contrario, será irrelevante al derecho su ni se produce ninguna consecuencia
jurídica. En el primer caso, será jurídico el hecho natural que, con un movimiento
sísmico produce la desaparición de bienes, lo que acarrea la pérdida del derecho sobre
los mismos; no lo será, si con su producción no genera consecuencias como la señalada,
como puede ser un alud en una zona desértica no ocupada por seres humanos.
Debe de advertirse, sim embargo, que no basta la generación natural del hecho pues lo
que hay en cuya producción se presenta de maneta mediata o inmediata, la intervención
de la voluntad humana, como puede ocurrir con una onda sísmica originada por un
experimento atómico o nuclear. Por ello, el hecho jurídico será natural o humano según
la causa principal que lo genera y esta identificación es imprescindible para la
calificación de los efectos, pues siendo jurídicos pueden dar lugar a una imputación de
responsabilidad.
Dentro de los hechos naturales, el trascurso del tiempo es el hecho que reviste la mayor
importancia y trascendencia jurídica, pues todo esta inmerso en el trascurso del tiempo,
como la vida misma de los seres humanos.
En uno de los casos, el simple trascurso del tiempo puede acarrear consecuencias
jurídicas, como ocurre con la caducidad de algunos derechos y en otros, el devenir del
tiempo requiere de la concurrencia de otros hechos, como ocurre con la prescripción
extinta y la prescripción usucupativa. MESSINEO ha escrito por eso, que el hecho
jurídico, que es el tiempo en su transcurrir, es la sucesión de sus diversos momentos,
enfatizado que, desde el punto de vista jurídico, es un hecho de orden natural que se
contraponen a los hechos humanos.
Puede, pues, resumirse el hecho jurídico en el trascurso del tiempo, sea natural o
humano, pues todos los hechos jurídicos son una sucesión.
4. LOS HECHOS HUMANOS
Los hechos humanos son los hechos que se producen por intervención de la voluntad
humana y que, por ello, le son dependientes. Por esta presencia de la voluntad humana
son, necesariamente, hechos jurídicos
Como ya hemos advertido, no existe criterios absolutos para distinguir entre hechos
naturales y hechos humanos. Así, por ejemplo, la muerte considerada en si misma en si
misma es siempre un hecho natural, pero que puede configurar un hecho humano
cuando se trata cuando se trata de homicidio. Para el derecho recogiendo ideas de
Albaladejo, el hecho natural es un acontecimiento de la naturaleza o es una unidad
formada por varios acontecimientos de la naturaleza, mientras que el hecho humano
consiste en la realización por la conducta humana de un resultado, aun cuando la
conducta es omisiva.
Los hechos voluntarios pueden ser distinguidos en lícitos e ilícitos, según guarden
conformidad o contravengan el ordenamiento legal.
Los hechos voluntarios lícitos: son los que causan daño y la imputabilidad al agente o
sujeto que los produce de dan debido a su dolo o culpa, configurando, según sea el caso,
el ilícito civil o el ilícito penal o ambos.
Para avanzar, entonces, en la determinación conceptual del acto jurídico deben tomarse
en consideración los hechos voluntarios lícitos, los cuales, per se, originan
consecuencias jurídicas licitas. Sin embargo, también pueden suscitar efectos
calificables como ilícitos, por ejemplo, la inejecución de una obligación convencional y
dar lugar a una responsabilidad contractual; o la sola conducción de un automóvil, que
plantea una responsabilidad por riesgo, en el ámbito de la responsabilidad
extracontractual y que, en caso de producirse el evento dañoso, puede hasta dar lugar a
responsabilidad penal.
Habiendo determinado con precisión los conceptos que nos permitirán comprender en
esencia qué es el acto jurídico, procederemos a definirlo como un hecho jurídico,
voluntario, lícito, con manifestación de la voluntad y efectos jurídicos que respondan a
la intención del sujeto en conformidad con el Derecho Objetivo. Compartiendo de esta
manera, la formulación realizada por el doctor José León Barandiarán.
Conviene destacar que la voluntad que genera el acto jurídico es la voluntad privada. Es
la voluntad declarada por un sujeto que, con plena conciencia, la destina a producir un
efecto jurídico. Por ello queda comprendida en el ámbito del Derecho Privado. Es la
voluntad de quien, actuando como un particular, configura un acto que queda
comprendido en el campo del Derecho Privado, aunque la normatividad que le pueda
ser aplicable sea la de un Derecho Especial. La voluntad que genera el acto jurídico es
la de un sujeto que actúa simplemente como tal, como un sujeto de derecho y por eso el
acto jurídico incide sobre toda clase de relaciones jurídicas, sean patrimoniales o extra-
patrimoniales, o trátese de derechos creditorios o reales, sucesorios, de familia o
personalísimos (Vidal Ramírez, 2011, p. 31).
Contribuyendo con esta determinación de acto jurídico, el doctor Vidal Ramírez (2011)
continúa indicando que “el acto jurídico reviste, pues, capital importancia, ya que, como
se ha expresado anteriormente, genera una amplia gama de relaciones jurídicas
sometidas al imperio de la autonomía de la voluntad en la medida en que ésta no
colisione con el orden público. Y en este punto es necesario detenerse para dejar
establecido que la voluntad requiere del amparo legal en la misma medida en que el
ordenamiento legal, para tomar en cuenta el efecto jurídico producido, requiere de la
voluntad. No puede concebirse el amparo de actos con finalidad contraria al
ordenamiento legal. Pero habría que agregar, como lo hace la moderna doctrina, que por
el acto jurídico se concede a la voluntad privada el poder de autorregulación de las
relaciones jurídicas entre los particulares” (p. 32).
Es imprescindible para entender la esencia del acto jurídico, tener en cuenta que tiene
una finalidad específicamente jurídica. Es su nota característica relevante, se constituye
en su rasgo distintivo.
Dentro del estudio de la institución del hecho jurídico como género, encontramos como
especies del mismo al acto jurídico y a la noción de negocio jurídico. Habiendo ya
precisado todo lo referente al hecho jurídico para su mejor entendimiento, de la misma
manera hemos de desarrollar las ideas claves referente a los conceptos de acto jurídico y
negocio jurídico.
Desde un enfoque histórico, empezaremos indicando que el acto jurídico surge como
resultado de la elaboración de la doctrina francesa, puesto que como tal, con dicha
denominación, no se encontró dentro de la codificación francesa, nos referimos a que no
estuvo regulada dentro del Código Napoleónico de 1804 sino que fue posterior a este.
Para la doctrina francesa, el acto jurídico se define como toda manifestación exterior de
voluntad con la finalidad de producir efectos jurídicos.
Respecto al negocio jurídico y su génesis, esta noción es producto de la
elaboración alemana, puesto que este se regula en el Código Civil Alemán, promulgado
en 1896 y vigente desde 1900, el mismo que expande dicha noción a la doctrina
europea. Para la doctrina alemana, se conceptúa al negocio jurídico como la declaración
de voluntad orientada a conseguir una finalidad práctica, lícita y amparada por el
ordenamiento legal, el que lo reconoce como sustento suficiente para entablar y regular
relaciones jurídicas. Por otro lado, siguiendo las ideas de Ennecerus, el supuesto de
hechos es el fundamento de las consecuencias jurídicas, siendo su elemento principal
los hechos jurídicos. La participación de la voluntad hace que el hecho jurídico derive
en acto jurídico. De este modo, pues, el negocio jurídico es el acto jurídico en el que el
contenido de la declaración de voluntad da lugar a las consecuencias jurídicas en cuanto
a la creación, modificación o extinción de derechos.
La doctrina alemana entorno a esta noción del negocio jurídico, influyó, como
ya lo mencionamos, en la doctrina europea, de ahí podemos observar que, la doctrina
italiana ha tomado de la alemana la distinción entre acto jurídico y negocio jurídico.
Messineo entiende por hechos jurídicos aquellos acontecimientos o situaciones que
producen una modificación en la realidad jurídica y, por eso, son jurídicamente
relevantes ya que sin ellos el ordenamiento jurídico permanecería inerte y no nacerían
efectos jurídicos. Del hecho jurídico debe mantenerse diferenciada la denominada
"hipótesis" que precede a la norma y a los efectos que se realizan cuando la "hipótesis"
se convierte en hecho jurídico concreto. Estos hechos interesan al Derecho en cuanto
están referidos al ser humano o se generan con la voluntad humana. El negocio jurídico
es una especie del acto jurídico que consiste en una declaración de voluntad o varias,
dirigidas a la producción de determinados efectos jurídicos, que el ordenamiento
jurídico reconoce y garantiza en los límites de la correspondencia o coherencia, entre los
efectos o la voluntad que los persigue, y siempre que se trate de efectos lícitos (Vidal
Ramírez, 2011, p. 34).
Fernando Vidal Ramírez muy acertadamente, indica según su análisis, que es León
Barandiarán quien hace la construcción teórica definitoria del acto jurídico para nuestro
Derecho Civil. Después de conceptuar el hecho jurídico y hacerlo entender, en su
sentido amplio, como toda causa capaz de generar un efecto de derecho y de formular el
cuadro general de su clasificación, concluye que el acto jurídico es el hecho jurídico,
voluntario, lícito, con declaración de voluntad y efectos queridos por el agente. Destaca
que la palabra "acto" es indicativa de una determinación de voluntad. El acto jurídico es,
pues, el hecho jurídico de carácter voluntario y licito, cuyo efecto es querido
directamente por el agente, y en el cual existe una declaración de voluntad; pero efecto
querido sólo capaz de devenir eficaz en virtud de lo dispuesto en la norma de Derecho
Objetivo. Asimismo, Vidal Ramírez, indica que advirtió León Barandiarán que en el
Derecho Alemán se distinguía el negocio jurídico del acto jurídico y que este es toda
decisión de voluntad con idoneidad para crear efectos jurídicos lícitos o no y que el
negocio respecta sólo al hecho jurídico, pero se adhiere al concepto del Código del 36
en cuanto al acto jurídico como hecho voluntario y lícito. Agrega que dentro de la
categoría del acto Juridico no sólo ha de comprenderse la relación que crea o extingue
un derecho, según la concepción de Savigny, sino también toda relación que además de
transmitirlo y modificarlo, lo conserva.
Con una posición bastante particular, Jorge Muñiz Ziches sostiene que la fuente que
inspiró el sistema del acto jurídico adoptado por el Codificador del 36 no es el sistema
del negocio jurídico de la doctrina alemana, ni aún el sistema del acto jurídico de la
doctrina francesa, sino el sistema del acto jurídico que desarrolló el Código Civil
Argentino de 1871, redactado por Dalmacio Vélez Sarsfield, particularmente el Art.
944, donde se definen los actos jurídicos “como los actos voluntarios lícitos, que tengan
por fin inmediato, establecer entre las personas relaciones jurídicas y crear, modificar,
transferir. conservar o aniquilar derechos". Manuel de la Puente sostiene esta misma
opinión y agrega que la construcción jurídica del Código Civil Argentino tiene una
notable y hasta sorprendente parecido con la Teoría General del Negocio Jurídico.
Planteada la reforma del Código Civil, Vidal Ramírez menciona que, León Barandiarán
que, en sus Comentarios, como ya se ha expuesto, advirtió sobre la distinción entre acto
jurídico y negocio jurídico, decidiéndose por el acto jurídico, ratifica su posición con la
ponencia presentada a la Comisión Encargada del Estudio y Revisión del Código Civil
de 1936. En igual sentido aportó también Jorge Vega García y de la misma manera,
Manuel de la Puente y Susana Zusman coautores de un Anteproyecto, quienes optan por
el acto jurídico, advirtiendo que "por razones de tradición jurídica", pero señalando que
ante la variedad de opiniones doctrinales respecto a la naturaleza y efectos del acto
jurídico consideran conveniente destacar que tanto la teoría general del negocio jurídico
como la del acto jurídico tratan de explicar lo mismo, o sea la actuación de la autonomía
de la voluntad, variando únicamente las expresiones utilizadas para aplicar dicho
principio.
Como apreciación de Fernando Vidal Ramírez, este resalta que, existe, pues, una
cuestión ya dilucidada. El Código Civil de 1936 no formuló definición del acto jurídico,
pero lo concibió como todo hecho voluntario y licito, con declaración de voluntad y
efectos queridos, según el esquema de León Barandiarán. El actual Código Civil no
presenta dudas en cuanto a que no acoge las disquisiciones en torno al negocio jurídico
y define el acto jurídico, en su Art. 140, como la manifestación de voluntad destinada a
crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas, con lo que confirma su ex
tracción conceptual de la obra de Vélez Sarsfield y se aproxima al concepto de negocio
jurídico, de manera tal que permite sostener que entre el acto jurídico, en la noción
incorporada a nuestra codificación civil, y el negocio jurídico, existe una evidente
relación de sinonimia conceptual.
Como se puede observar, existe una corriente doctrinaria que considera que negocio
jurídico y acto jurídico son conceptos que tienen una relación de sinonimia conceptual,
sin embargo, otros consideran que el negocio jurídico es una especie del acto jurídico.
Según los últimos trabajos realizados por la doctrina nacional se puede observar que
esta se inclina por la diferenciación del negocio jurídico y el acto jurídico, entendiendo
que el primero es especie del segundo. Es así que para poder comprender la diferencia
existente entre dichas nociones y poder denominarlas de la manera correcta,
describiremos las características de cada una de ellas para su mejor compresión y
distinción. Para tales efectos, consideraremos pertinentes las precisiones realizadas por
Pérez Caruajulca (2019), quien en su artículo de investigación indica lo siguiente:
Para llegar a determinar el acto jurídico tuvimos que entender y precisar la relación que
existe entre hecho y el acto jurídico una relación de género a especie, también porque
resulta fundamental saber cómo determinados acontecimientos o eventos (hechos) sean
naturales o humanos en algún momento irrelevantes para el derecho, súbitamente, por
alguna circunstancia, cobren relevancia jurídica, entren al mundo del derecho y
produzcan efectos jurídicos.
Conocer el hecho jurídico es importante porque forma parte de la teoría general del
derecho, área del derecho que no debe escapar al conocimiento de ningún operador
jurídico: llámese juez, abogado, árbitro, estudiante, incluso para un lego en derecho.
Entendemos por hecho jurídico a aquel evento o acontecimiento natural o humano que
“potencialmente” podrá producir efectos jurídicos siempre y cuando tal evento o
acontecimiento esté previsto legalmente o reciba una calificación jurídica que, primero,
lo dote de juridicidad para que luego pueda producir efectos jurídicos. De no estar
previstos legalmente o recibir calificación jurídica, estos eventos o acontecimientos
seguirán siendo intrascendentes para el derecho ergo no producirán efecto jurídico
alguno.
Concluimos con el concepto del Acto Jurídico, es una manifestación de voluntad que se
hace con la intención de producir consecuencias de derecho que son reconocidas por
ordenamiento jurídico y también el Acto Jurídico posee una declaración de voluntad
encaminada a producir consecuencias de derecho.
Referencias bibliográficas
Pérez, M. (2019). «No es lo mismo decir acto jurídico que negocio jurídico». ¡Se
tenía que decir y se dijo! Recuperado de: https://lpderecho.pe/no-es-lo-mismo-
decir-acto-juridico-que-negocio-juridico-se-tenia-que-decir-y-se-dijo/
Bibliografía
Código Cvil Comentado: Tomo I. Recuperado de
https://andrescusi.files.wordpress.com/2020/06/codigo-civil-comentado-tomo-
i.pdf