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Por lo tanto, en este orden de ideas el negocio juridico se presenta como una especie
del acto juridico. Se le conceptúa como la declaración de voluntad orientada a
conseguir una finalidad práctica, licita y amparada por el ordenamiento legal, el que lo
reconoce como sustento suficiente para entablar y regular las relaciones jurídicas, que
obedece a una concepción especial acogida por el codigo civil alemán de 1900.
Por lo tanto, es necesario deslindar el ámbito conceptual del acto juridico y del negocio
juridico, pues ambos conceptos se presentan como respuesta a dos sistemas
aparentemente distintos. Ya que el primero se origina con el codigo civil francés 1804 y
el segundo como se ha indicado como el Código Alemán de 1900.
Como enseñó León Barandiarán, el acto jurídico, es una especie dentro del hecho
jurídico. Partiendo de esta afirmación es imprescindible, para la determinación
conceptual del acto jurídico, precisar primero lo que es el hecho jurídico, para luego,
como lo hizo el citado profesor, arribar al concepto de acto jurídico con los elementos
que lo integran (Ídem).
EL HECHO JURIDICO
En cuanto al ser humano, a lo largo de su vida y como ser ontológicamente libre, que
realiza una serie de acciones de diversa índole y como consecuencia , dicha acciones
tiene efectos jurídicos y otras no : La respuesta que se da es que entre acción y
reacción hay un nexo causal. que es el ordenamiento jurídico. Sin dicho nexo no
habría consecuencia relevante para el ordenamiento jurídico. Autorizada doctrina
italiana afirma que “por hechos jurídicos se entienden aquellos acontecimientos o
aquellas situaciones (o estados) que produzcan una modificación de la realidad
jurídica, o sea un efecto jurídico y que por eso son jurídicamente relevantes. Los
hechos jurídicos son los antecedentes necesarios (aunque no siempre
suficientes) para que se produzca un efecto cualquiera que sea, en el mundo jurídico:
sin hechos jurídicos (relevantes), el ordenamiento jurídico permanece inerte y no
nacen efectos jurídicos” (Espinoza Espinoza, 2008, p. 27).
En el mismo sentido, otra doctrina brasileña señala que el derecho se origina de
un hecho, como la paremia reza: ex facto ius oritur. El hecho es el elemento
generador de la relación jurídica incluso cuando se presente de forma tan
simple que apenas se perciba, incluso cuando ocurra dentro de un ciclo
rutinario de eventualidades cotidianas del cual todos participen sin darse
cuenta. La ley comúnmente define una posibilidad, un llegar a ser, que se
transformará en derecho subjetivo mediante la ocurrencia de un
acontecimiento que convierte la potencialidad de un interés en derecho
individual (Da Silva Pereira, 2011, p. 381).
Así, pues, los hechos se integran al derecho en virtud de una calificación que consiste
precisamente en estudiar la subsunción de los hechos dentro de los términos de la ley
o un negocio. Sólo después de calificados merecerán ser considerados como jurídicos
(Lohmann Luca de Tena, 1994, p. 17).
Dentro del universo de los hechos jurídicos existe la categoría de los hechos jurídicos
voluntarios llamados actos jurídicos que se caracterizan por estar conformados por
una o más manifestaciones o declaraciones de voluntad emitidas con el propósito de
alcanzar un resultado práctico, que en cuanto tutelado por el ordenamiento jurídico, se
convierte en un resultado jurídico. Estos actos jurídicos (llamados en otros sistemas
doctrinarios y legales negocios jurídicos) constituyen sin lugar a dudas la especie más
importante de hechos jurídicos voluntarios, por cuanto a través de ellos los particulares
tienen la posibilidad de satisfacer sus múltiples y variadas necesidades en su vida de
relación con otros sujetos de derecho, razón por la cual la doctrina les ha prestado
mucha atención, y en muchos sistemas jurídicos como es el caso del Código Civil
peruano que le ha dedicado un libro especial para su regulación (Taboada Córdova,
2002, pp. 21-22).
Para Enneccerus, el acto jurídico viene a significar “la realización querida o al menos
previsible de un resultado exterior” Y añade: “los actos, o bien carecen de importancia
jurídica (…) o bien producen, conforme a las disposiciones del ordenamiento jurídico,
un efecto jurídico. A estos últimos los llamamos jurídicamente eficaces o simplemente
actos jurídicos”. Para el autor alemán, nos parece entender, basta el simple resultado,
las consecuencias externas, sean deseadas o no, con efectos ante la ley (Lohmann
Luca de Tena, 1994, p. 35).
Como hemos podido apreciar, el acto jurídico, como especie del hecho jurídico, no es
una institución privativa del derecho civil (contratos) sino que también la encontramos
presente en otras áreas del derecho como el derecho público (voto de una ley),
derecho internacional (tratados bilaterales y multilaterales), entre otras. Hasta aquí no
habría ningún problema, sin embargo, a lo largo de las décadas, diversos doctrinarios
nacionales han planteado que la figura regulada en nuestro artículo 140 no es la
del Acto Jurídico sino que en realidad se trata de otra figura distinta, la del Negocio
Jurídico.
La ocupación –se dice– no es negocio jurídico, sino acto jurídico en sentido estricto;
conducta humana que produce, por sí propia, consecuencias de orden legal –
adquisición de la propiedad–, de manera distinta de cuanto ocurre, por ejemplo, en un
contrato de compraventa, donde se opera una transferencia, concertada y autor
reglamentada por las partes del contrato. La adquisición de la propiedad del
incremento de tierra generado por un aluvión –afirma, igualmente– no tendrán su
origen en un hecho humano, en un “acto”, sino en un factor de la naturaleza, en un
“hecho” jurídico propiamente dicho. (León Hilario, 2004, pp. 2-3).
5. Conclusiones
Conocer el hecho jurídico es importante porque forma parte de la teoría general del
derecho, área del derecho que no debe escapar al conocimiento de ningún operador
jurídico: llámese juez, abogado, árbitro, estudiante, incluso para un lego en derecho.
Entendemos por hecho jurídico a aquel evento o acontecimiento natural o humano que
“potencialmente” podrá producir efectos jurídicos siempre y cuando tal evento o
acontecimiento esté previsto legalmente o reciba una calificación jurídica que, primero,
lo dote de juridicidad para que luego pueda producir efectos jurídicos. De no estar
previstos legalmente o recibir calificación jurídica, estos eventos o acontecimientos
seguirán siendo intrascendentes para el derecho ergo no producirán efecto jurídico
alguno.
El acto jurídico, como especie del hecho jurídico, no es una institución privativa del
derecho civil (contratos) sino que también la encontramos presente en otras áreas del
derecho como el derecho público (voto de una ley), derecho internacional (tratados
bilaterales y multilaterales), entre otras.
Bibliografía