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Antofagasta, veintiséis de julio de dos mil diecisiete.

VISTOS Y CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que los días dieciocho, diecinueve, veinte y

veintiuno de este mes y año, ante esta Sala del Tribunal de

Juicio Oral en lo Penal de Antofagasta, constituido por la juez

Presidente doña Paula Ortiz Saavedra y las jueces doña Patricia

Alvarado Padilla y doña María Isabel Rojas Medar, se llevó a

efecto la audiencia del juicio oral de la causa RIT 175-2017, RUC

1600000625-8, seguida por el delito de robo con homicidio y

violación en contra de Yonathan Luis Sánchez Riffo, cédula de

identidad N° 19.395.607-6, chileno, 21 años, soltero, sin

ocupación, domiciliado en calle Calama Nº 204 Sector Centro Norte

de Antofagasta.

Sostuvo la acusación el Ministerio Público, representado por

el Fiscal Cristian Castro Bekios, la querellante Loreto Puentes

Terzán en representación del Centro Apoyo a Víctimas Delitos

Violentos de la Subsecretaría de Prevención del Delito y de Yuri

Luis Mancilla Contreras, hijo de la víctima; por la Defensa del

acusado actuó el defensor particular Antonio Garafulic Caviedes,

todos con domicilio y forma de notificación ya registrados.

SEGUNDO: Que la acusación del Ministerio Público tuvo por

fundamento la siguiente relación de los hechos:

“El día 1 de enero del año 2016, en horas de la mañana, el

acusado, YONATHAN LUIS SANCHEZ RIFFO, con el fin de sustraer

especies, ingresó al domicilio de la víctima, AMALIA DEL ROSARIO

CONTRERAS GONZÁLEZ, de 67 años de edad, ubicado en calle Calama

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N° 143, comuna de Antofagasta. Para ingresar al lugar antes

señalado, el imputado lo hizo escalando un muro del inmueble de

propiedad de la víctima.

Una vez en el interior de la propiedad referida, el acusado

procedió a registrar el interior de la misma, encontrando la suma

de $ 52.075 en dinero en efectivo pertenecientes a la víctima de

los cuales se apropió.

En dichas circunstancias, la víctima sorprende y se

encuentra con el acusado, momentos en los cuales éste último la

atacó, aprovechando la superioridad de sus fuerzas y con total

desprecio por la edad de la víctima, para ello el imputado

primeramente procedió mediante la fuerza a golpearla e

inmovilizarla para enseguida acceder carnalmente a ella

introduciendo su pene en la vagina de la víctima, procediendo

además a asfixiarla con sus manos para darle muerte.

Como consecuencia del ataque anteriormente descrito la

víctima falleció en el lugar a raíz de una asfixia por

sofocación.”

Los acusadores calificaron los hechos contenidos en la

acusación como constitutivos del delito de robo con homicidio,

previsto y sancionado en el artículo 433 N° 1 y violación

previsto y sancionado en el artículo 361 N° 1, ambos del Código

Penal, ambos en grado de desarrollo consumado, atribuyendo al

acusado participación en calidad de autor de conformidad a lo

establecido en el artículo 15 N° 1 del mismo cuerpo legal.

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En cuanto a las circunstancias modificatorias de la

responsabilidad penal, los acusadores sostuvieron que perjudican

al encartado las circunstancias agravantes de responsabilidad

penal establecidas en el artículo 12 Nº 6 y 18 del Código Penal,

esto es, abusar el delincuente de la superioridad de su sexo o de

sus fuerzas, en términos que la ofendida no pudiera defenderse

con probabilidades de repeler la ofensa, y la de ejecutar el

hecho con ofensa o desprecio del respeto que por la dignidad,

autoridad, edad o sexo mereciere la ofendida, o en su morada,

cuando no haya provocado el suceso; y que no le beneficien

atenuantes.

Solicitaron se condene al acusado a la pena de presidio

perpetuo calificado, y de acuerdo a lo dispuesto en el artículo

27 del Código Penal se les imponga la pena accesoria de

inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y

derechos políticos por el tiempo de la vida de los penados y la

sujeción a la vigilancia de la autoridad por el máximum que

establece el Código penal, las costas de la causa y el comiso de

las especies incautadas en conformidad a lo dispuesto en el

artículo 31 del Código Penal.

TERCERO: Que en el alegato de inicio el fiscal señaló que

los hechos materia de la acusación serán acreditados con la

prueba que rendirá, consistente en testimonial, pericial,

documental, fotográfica y evidencia material, reiterando su

petición de condena.

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La querellante afirmó sumarse a lo dicho por el fiscal,

indicando que la víctima era una mujer de 67 años de edad, que

vivía sola en su domicilio, y el acusado ingresó a éste, la atacó

sexualmente, la asfixió tapándole la boca y la mató, lo que

provocó en el entorno familiar un gran dolor y también en la

comunidad.

En la misma instancia el Sr. defensor sostuvo que

efectivamente hay concurso de delitos. El acusado se encuentra

confeso de la forma y circunstancias de la comisión y será el

Tribunal quien deba ajustar jurídicamente los hechos.

Que en la especie no hay robo sino hurto, no hay

escalamiento; que hay homicidio simple ya que el ataque sexual se

realizó cuando la víctima había fallecido, es decir, se está en

presencia de un delito imposible; que el delito se cometió bajo

los efectos de consumo de droga y alcohol lo que debe ser

considerado por el Tribunal para entender la dinámica de los

hechos.

CUARTO: Que, en la oportunidad prevista en el artículo 326

del Código Procesal Penal, el acusado renunció a su derecho a

guardar silencio, y declaró, señalando en síntesis lo siguiente:

Que el día 31 de diciembre de 2015, cerca de las 22:00 horas

estaba consumiendo alcohol (cervezas), después de las 12 de la

noche, se juntó con 2 amigos con quienes fue a una fiesta en la

Plaza Los Eventos, en el sector costanera; que luego se fueron a

una fiesta a la casa de unos amigos en la calle Las Condes; que

en la fiesta, siguió consumiendo alcohol y marihuana y otras

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drogas, mezclando vodka con pastillas; que cerca de las 3:30 de

la madrugada sus amigos se fueron del lugar, en tanto que él se

quedó “porque estaba en un estado crítico, como que no podía ni

moverse” (sic); que cerca de las 6:30 a 7:00 decidió irse, y se

fue con un amigo hacia su casa; que durante el trayecto siguió

consumiendo marihuana y cocaína; que en un instante su amigo se

le perdió y él siguió caminando hacia la playa, llegando hasta la

Plaza Los Eventos, continuando hacia su casa y, al llegar a calle

Calama, pasó por la casa de la víctima y vio que la reja estaba

abierta; que entró al inmueble y tomó unos potecillos con monedas

que guardó en sus bolsillos; que al salir, en la reja de la casa,

se topó con la ofendida, y aunque no sabía que le había robado

unas monedas no lo dejaba salir; que empezaron a forcejear y

ambos cayeron y él para que la víctima no gritara más le tapó la

boca y nariz; que la Sra. quedó tendida y él también, para luego

recoger las llaves y cerrar la reja, la que tampoco sabe por qué

lo hizo, pero que al cerrarla se quebró la llave; se quedó un

buen rato ahí tapado con una manta; que luego se levantó y ahí

tuvo que haber tenido contacto carnal con la víctima, dentro de

la casa, pero no recuerda haber movido su cuerpo; que después de

eso, sin saber por qué seguía dentro de la casa se quedó cubierto

con una manta hasta que llegó la policía; que en la Unidad

declaró confesando y colaborando con todo lo que le pedían.

Al fiscal señaló que conocía a la víctima desde hace 4 años

a la fecha, porque era chofer del camión que trasladaba los

pallets, desde el domicilio de la ofendida, los que sacaban desde

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el segundo piso de la vivienda, que tenía un portón corredizo y

desde ahí se llevaban al camión; que también él le reparaba

pallets a la víctima en la calle, afuera de su domicilio; que en

una ocasión le pidió $ 20.000 a la ofendida para comprar un

remedio pero se los pagó con $ 5.000 y el resto con pallets y

reparación de los mismos; que no sabe qué edad tenía la víctima,

pero cree que como 60 años; que tenía entendido que la mujer

vivía con el hijo porque éste guardaba el auto ahí; que él

trabajaba con el Sr. Faúndez, dueño del camión que él conducía;

que a la época de los hechos estaba en el regimiento y de manera

esporádica trabajaba como chofer; que su casa está a una cuadra y

media de la casa de la víctima; que no sabe a qué entró y, al

enfrentarse con su declaración prestada ante el fiscal

(declaración prestada por el acusado ante el fiscal, el 1 de

enero de 2016), en donde señaló que entró a robar porque sabía

que ella tenía dinero, que la víctima le dijo por qué me estás

robando, ante lo cual él la empujó y se cayó al suelo y que solo

la Sra. Amalia lo vio, refirió que en la audiencia está diciendo

la verdad, agregando en estrados que mientras estuvo en el

interior cree que estuvo con una persona cuya identidad también

señaló no recordar.

Al defensor reiteró que entró a la casa por la puerta o

portón que estaba abierto, por lo que no escaló ni fracturó

puerta o ventana; que normalmente ésta permanecía abierta porque

la Sra. compraba y vendía pallets; que ingresó a las dependencias

de la casa; que desde el ingreso hasta que quiso salir pasó como

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media hora a una hora y al salir se encontró con la víctima; que

él no tenía intención de matarla solo quería que se callara; que

él estaba en mal estado de temperancia y que la víctima, a los

minutos de taparle la boca y la nariz se calló; que cerca de una

hora después la accede carnalmente y que después se volvió a

dormir hasta que llegó la policía y que lo llevaron al cuartel;

que le dijeron que debía colaborar; que él declaró y reconoció

los hechos y accedió a que le tomaran pruebas genéticas, facilitó

sus ropas, autorizó a ser fotografiado para efectos del

reconocimiento; que está arrepentido de lo que hizo y que

cumplirá la condena que se le imponga.

Al Tribunal aclaró que conocía solo el 2° piso de la casa,

pero que había entrado más allá de la reja y que el acceso a la

cocina no tiene puerta; que el día de los hechos solo se mantuvo

en el primer nivel de la casa, no estuvo en el 2° piso.

QUINTO: Que, en la oportunidad procesal pertinente, los

intervinientes no pactaron convención probatoria alguna, según lo

consignado en el auto de apertura del juicio oral.

SEXTO: Que, con la finalidad de acreditar los hechos materia

de la acusación el Ministerio Público presentó las siguientes

probanzas, a las que adhirió la querellante y defensa, sin que

ninguna de éstas haya rendido prueba propia:

Testimonial.

1.- Alejandro Jean Piere Beniscelli Manquel, 26 años de

edad, Cabo 2° de Carabineros de Chile.

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2.- Enrique Merardo Guzmán Vera, 39 años de edad, Sub

Comisario de la Policía de Investigaciones de Chile.

3.- Augusto Jesús Vega Barrera, 36 años de edad,

Subcomisario de la Policía de Investigaciones de Chile.

4.- Melinca Denisse Portilla Guajardo, 35 de edad, técnico

paramédico del Samu.

5. Danica Fon Allard, 36 años de edad, paramédico, con

domicilio reservado.

6.- Guillermo Javier Orellana Barrionuevo, obrero, con

domicilio reservado.

7.- Patricio Oscar Molina Puebla, 35 años de edad,

inspector en palas mecánicas y perforadoras.

8.- Franscescoli Franco Zappettini Contreras, 27 años de

edad, Inspector del Brigada de Homicidios de la Sub Policía de

Investigaciones de Chile.

9.- Mauricio Germán Vallejos Hernández, Jefe del caso de la

Policía de Investigaciones de Chile.

Prueba pericial.

1.- Germán Eduardo Bello Bustos, 45 años de edad,

profesional perito en Huellografía y Dactiloscopia, quién declaró

al tenor del Informe Pericial Huellográfico y/o Dactiloscópico N°

29, de 20 de enero de 2016.

2.- Ivania Nevenka Milovic Urquhart, Bioquímico, Sección de

Criminalística de Carabineros de Chile, quién declaró sobre el

Informe Pericial de Química Forense N° 32-2016.

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3.- Felipe Erwin Contreras Núñez, 34 años de edad,

Bioquímico, Sección de Criminalística de Carabineros de Chile,

quién declaró sobre el Informe Pericial de Genética Forense N°

32-1-2016.

4.- Rodrigo Valdés Annunziata, 49 años de edad, Médico

Cirujano, Especialista en Anatomía Patológica y Medicina Legal

Tanatológica del Servicio Médico Legal de Antofagasta, quien

declaró sobre el Informe de Autopsia N° 02/2016, de 4 de enero de

2016, del Servicio Médico Legal de Antofagasta.

Pericial, incorporada al tenor de lo dispuesto en el

artículo 315 del Código Procesal Penal.

1.- Informe de Alcoholemia N° 0076/2016 de fecha 27 de enero

de 2016, realizado a la víctima Amalia del Rosario Contreras

González, que dio como resultado 0,00 gramos por mil, elaborado

por la perito del Servicio Médico Legal de Antofagasta Romina

Soto Vera.

2.- Informe de Laboratorio T: 155/2016, Unidad de

Toxicología Forense y Análisis Instrumental, de fecha 4 de

febrero de 2016, realizado a la víctima Amalia del Rosario

Contreras González que da cuenta que en la sangre de la víctima

no se detectó la presencia de sustancias químicas, medicamentos

y/o drogas de abuso en cantidades detectables por los métodos

utilizados, elaborado por el perito Felipe Bravo Lambie, Químico

Farmacéutico, del Servicio Médico Legal de Iquique.

Documental.

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1.- Certificado de nacimiento de Yuri Luis Mancilla

Contreras del Servicio de Registro Civil e Identificación, hijo

de la víctima.

2.- Certificado de Defunción de Amalia del Rosario Contreras

González, del Servicio de Registro Civil e Identificación.

3.- Ficha de Atención Prehospitalaria N° 0108107 del SAMU

Segunda Región.

4.- Comprobante de Depósito en efectivo del Banco Estado de

fecha 19 de enero de 2016, por el monto de $52.075.

Otros Medios de Prueba.

1.- Dos imágenes de huellas dactilares correspondientes al

Informe Pericial Huellográfico y/o Dactiloscópico N° 29.

2.- Set Fotográfico consistente en 29 fotografías de

lesiones, vestimentas y toma de muestras biológicas al imputado.

3.- Set Fotográfico consistente en 84 fotografías del examen

del sitio del suceso, del examen externo del cadáver, evidencias

encontradas y levantadas desde éstos y demás diligencias allí

realizadas.

4.- Set Fotográfico consistente en 33 fotografías

correspondientes al Informe de Autopsia N° 02-2016.

5.- Set Fotográfico consistente en 17 fotografías

correspondientes al Informe Pericial de Química Forense 32-2016.

6.- Cuatro Planos en planta del Inmueble de calle Calama N°

143 y sus descripciones.

7.- Soporte de vidrio de 15x5 contenedor de huellas

dactilares.

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8.- Un manojo de llaves.

9.- Un trozo de llave.

10.- Enagua color beige con manchas color pardo rojizas.

11.- Un sweater color naranjo con manchas color pardo

rojizas.

12.- Un bóxer color gris - celeste con manchas color pardo

rojiza.

13.- Una camiseta color blanco - celeste con manchas color

pardo rojizas.

14.- Una pantimedia color café con manchas color pardo

rojiza.

15.- Un calzón color rosado con manchas color pardo rojizo.

16.- Un chaleco de hilo color calipso con manchas color

pardo rojizas.

17.- Una falda con estampado de flores con manchas color

pardo rojizas.

18.- Un sweater color morado con manchas color pardo

rojizas.

SÉPTIMO: Que, para dar por establecido el delito de

violación con homicidio del artículo 372 bis del Código Penal,

por tratarse de una figura penal compleja, se requiere acreditar

cada uno de los elementos que satisfacen los dos ilícitos que los

componen.

Así y para el caso que nos ocupa, por una parte, tendrá que

acreditarse que un tercero realizó penetración carnal vía vaginal

en contra de la afectada y que dicho agente procedió ejerciendo

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fuerza en la persona de la ofendida. Por otra parte, tendrá que

establecerse que el agente ejecutó una conducta positiva e idónea

para provocar el deceso de la víctima; que efectivamente se

produjo la muerte de ésta y que existe el necesario nexo causal

entre la mencionada conducta y el resultado mortal.

Ahora, además de lo anterior, deberá tenerse por establecido

que ambos ilícitos referidos se ejecutaron en un mismo contexto

de acción, tanto desde el punto de vista objetivo como subjetivo.

A su turno, en el caso específico que nos ocupa, el delito

de robo con fuerza en las cosas del artículo 440 N° 1 del Código

Penal, requiere para su configuración la apropiación de especies

muebles ajenas, con ánimo de lucro y sin la voluntad de su dueño,

siempre que dichas cosas estén ubicadas al interior de un lugar

habitado, destinado a la habitación o en sus dependencias, y se

ingrese al mismo por mediante escalamiento, es decir, por una vía

no destinada al efecto, por forado o con rompimiento de pared o

techos, o fractura de puertas o ventanas.

OCTAVO: Que, como primera aproximación, los hechos que

originaron la presente causa, de manera cronológica se suscitaron

de la siguiente forma:

El día 1 de enero de 2016, pasadas las 9:00 horas de la

mañana, en circunstancias que Amalia del Rosario Contreras

González, se encontraba sola, en el interior de su domicilio,

ubicado en calle Calama N° 143 de esta ciudad, hasta éste ingresó

el acusado Yonathan Luis Sánchez Riffo, escalando el muro

perimetral del frontis del inmueble, accediendo por un portón

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corredizo del segundo piso éste, -sector del mismo que la

afectada utilizaba como local comercial para acopio, reparación y

venta de pallets-, quien procedió a descender por una escalera

que conectaba ambos niveles, en donde en el primer piso vivía la

afectada, todo lo cual quedó establecido conforme a la prueba

testimonial y pericial que se desarrollará.

Fue así que mientras el acusado se desplazaba por el

interior del primer piso de la vivienda, -en el pasillo que

conecta la cocina con el comedor-, fue sorprendido por la

víctima, a quien acometió abalanzándose sobre ésta, cayendo ambos

al suelo, utilizando coetáneamente la fuerza hasta doblegarla y

vencer su resistencia para accederla carnalmente vía vaginal,

propósito que consiguió causándole además diversas lesiones.

Luego de violentarla sexualmente, y siempre en el mismo

lugar y contexto, Sánchez Riffo procedió a tapar con sus manos la

boca y nariz de la mujer, hasta que ésta dejó de respirar,

falleciendo asfixiada.

Posteriormente, el acusado se dirigió al dormitorio de la

víctima, desordenando y registrando todo a su paso, sustrayendo

monedas junto a algunos billetes que totalizaron la suma de

$52.075 la que guardó en los bolsillos del pantalón que vestía,

que en el suelo de una dependencia del primer piso de la

vivienda, se cobijó con una colcha quedándose dormido, siendo

horas después encontrado somnoliento y detenido por los

funcionarios de la brigada de homicidios que concurrieron al

sitio del suceso alrededor de las 14:30 horas, producto que un

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trabajador al encontrar en horas de la mañana a la afectada

fallecida en el lugar, dio cuenta del hecho a Carabineros, todo

ello conforme se desarrollará y establecerá en los motivos

siguientes.

NOVENO: Que, para efectos metodológicos la concurrencia de

los elementos de cada uno de los delitos referidos, serán

analizados de manera separada.

En lo que dice relación al delito de violación con homicidio

el acceso carnal forzado, resultó asentado tras realizarse una

ponderación armónica de la prueba incorporada por el persecutor y

la querellante, endilgándose como idóneos, claros, categóricos y

verosímiles los dichos de los testigos Guillermo Javier Orellana

Barrionuevo y del funcionario de Carabineros Alejandro Jean Piere

Beniscelli Manquel, para precisar el día, hora, lugar y

circunstancias en que se verificaron los sucesos, toda vez que el

primero afirmó haber sido trabajador de la víctima desde hacía 4

años a la fecha de los hechos, que cumplía funciones de ayudante

y reparador de pallets en el negocio de compra y venta de éstos

que tenía la Sra. Amalia, quien, luego de enviudar decidió

continuar con el negocio que llevaba su marido y él le ayudaba

incluso en quehaceres domésticos, logrando precisar que el 1 de

enero de 2016, a pesar de ser feriado, decidió trabajar como

todos los días y en el mismo horario, por lo que poco antes de

las 8:00 de la mañana llegó hasta la casa de la víctima ubicada

en calle Calama N° 143 de la ciudad de Antofagasta, quien le

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abrió la puerta, se dieron el saludo de año Nuevo y como de

costumbre desayunaron juntos.

Lo antes referido por el testigo en relación al lugar de los

hechos, se vio afianzado con la evidencia fotográfica exhibida en

la audiencia de juicio, la que al ser proyectada se logró

visualizar y concluir que la calle Calama correspondía a una

arteria con dirección de cerro a mar, vale decir con una

pendiente, lo que explicó que el inicio del frontis del inmueble,

el muro perimetral de la parte superior de la pendiente del

mismo, -de una altura aproximada de un metro y medio-, quedara a

dicha altura del portón corredizo del segundo piso del mismo, al

cual se refirió el testigo que se acoplaban los camiones para

cargar y descargar desde ese lugar los pallets, pudiendo además

la referida evidencia fotográfica proyectada ilustrar la conexión

interna por medio de una escalera existente entre el antes

mencionado segundo piso y el primero de la vivienda, en el cual

habitaba la afectada, el que en razón a la continuación de la

pendiente de calle Calama, por el mismo muro del frontis y al

finalizar el mismo, tenía una puerta con rejas de acceso peatonal

al primer nivel de la casa habitación.

El testimonio de Guillermo Javier Orellana Barrionuevo

permitió asentar que luego de desayunar con la afectada, cerca de

las 8:20 horas del día de los hechos, subió al segundo nivel del

inmueble a trabajar en los pallets, en donde encendió su radio

con alto volumen y abrió el portón corredizo del frontis del muro

de calle Calama, situado a un metro y medio desde la calle, por

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el que se ingresaban y sacaban los pallets desde los camiones que

se adosaban para ello, acción que resulta coherente para obtener

una mayor luminosidad del lugar en que laboraba, desde el cual al

ver pasar a una amiga decidió ir a darle el saludo de año nuevo,

por lo que le avisó a la Sra. Amalia de su salida cerca de las

8:35 horas, procediendo a salir por la reja del primer piso de la

vivienda, la que dejó cerrada con llaves, regresando cerca de 45

minutos más tarde, abriendo la reja por fuera, pero no pudo

ponerle llaves por dentro, lo que le llamó la atención y que al

girar hacia la casa, vio una sandalia de la víctima en el suelo,

por lo que la llamó a viva voz y al adentrarse más al interior de

la vivienda, la vio en suelo en el pasillo que conecta a la

cocina, mirando hacia arriba con las piernas abiertas y la zona

de sus cuadros con sangre y su cara hinchada, por lo que decidió

no acercarse no obstante de mirarla y comprobar que no se movía,

lo que motivó a que subiera al segundo piso donde laboraba a

apagar la radio, para luego salir del inmueble y dirigirse donde

Patricio Molina, -con quien había estado igualmente conversando

momentos antes- a pedir ayuda, llamando al 133 de Carabineros

para informar sobre la situación.

Lo anterior se correlaciona con lo declarado por el

funcionario de Carabineros Beniscelli Manquel, el que señaló que

el día 1 de enero de 2016, cerca de las 9:30 horas como jefe de

patrulla, ante un comunicado de Cenco por un homicidio concurrió

hasta calle Calama N° 143, en el que al llegar se entrevistó

fuera del mismo con el denunciante de quien recordó que su nombre

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era Guillermo, quien le refirió que era trabajador de la víctima

y que todos los días concurría al lugar a trabajar, agregando que

ese día un rato antes había desayunado con la víctima y que fue a

dar un saludo de año nuevo a una persona, cuando al regresar se

encontró con la chapa de la puerta con rejas de acceso al primer

piso quebrada por el interior, percatándose que la víctima estaba

en el suelo del pasillo contiguo a la cocina, con rastros de

haber sido agredida y violentada sexualmente, la que le

impresionó que estaba muerta porque no se movía ni denotaba

ningún signo de vida.

El funcionario policial pudo dilucidar que fue el primero

que ingresó al primer piso del inmueble y vio que el cuerpo de la

mujer se encontraba dentro del domicilio en un pasillo de acceso

a la cocina, verificando que la víctima no tenía signos vitales.

Asimismo, su testimonio corroboró que a la vivienda se ingresa

por una puerta con rejas por calle Calama, en cuyo interior, en

un pasillo, estaba la mujer sin signos de vida y con claras

señales de haber sido agredida, por lo que informado de ello el

fiscal dispuso que concurriera el Samu y la Brigada de

Homicidios, siendo el cuerpo retirado por el Servicio Médico

Legal.

Su testimonio permitió precisar la forma y condiciones en

que se encontraba el lugar, toda vez que aseguró que inicialmente

solo él revisó superficialmente la propiedad, dado que no ingresó

nadie más para no alterar el sitio del suceso, no hallando a

nadie en su interior, por lo que luego del retiro del personal

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del Samu, cerró el inmueble para que nadie entrara o saliera del

mismo.

A su turno Melinca Portilla Guajardo, paramédico, con su

relato contribuyo a reforzar que fue el día 1 de enero de 2016,

la fecha en que le correspondió concurrir hasta la calle Calama

N° 143, pasadas las 10:30 horas, por un posible fallecimiento de

una persona, -dado que el código 180 que recibió corresponde a un

llamado por muerte-; que concurrió con su compañero, en donde al

llegar al lugar habían 2 Carabineros uno dentro y otro fuera de

la casa, por lo que procedió a ingresar a la vivienda,

encontrando a una mujer que estaba en el suelo, procediendo con

guantes a tomarle el pulso carotideo, verificando que estaba

fallecida, debido a lo cual y atendido el estado en se

encontraba, con evidentes signos de lesiones, sangre en la zona

vaginal y entrepiernas, su ropa interior desgarrada y hematomas

en la cara con aumento de su volumen, no hizo nada más

procediendo con su compañero a retirarse, dejando en la hoja APA

constancia de lo visto en el sitio y de los datos de la persona,

la que al serle exhibida en la audiencia fue reconocida por la

testigo, dando cuenta que en ella se consignó que el horario de

salida del hospital rumbo al sitio del suceso lo fue a las 10:31,

que los antecedentes de la mujer fue que estaba sin signos

vitales, reseñando que la paciente fue encontrada por un

trabajador, sin signos de vida.

Asimismo, el testimonio sereno, claro, preciso, categórico y

sin contradicciones de los funcionarios policiales Mauricio

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Germán Vallejos Hernández, Augusto Jesús Vega Barrera,

Francescoli Franco Zappettini Contreras y Enrique Merardo Guzmán

Vera, pertenecientes a la Brigada de Homicidios de

Investigaciones de Chile, permitió de manera inequívoca precisar

que por instrucción fiscal concurrieron el 1 de enero de 2016, a

calle Calama N° 143 de esta ciudad, pasadas las 10:30 horas,

afirmando los tres primeros que en el lugar, en un pasillo de la

casa entre la cocina y el comedor, encontraron el cuerpo de una

mujer de aproximadamente 65 años de edad, de cúbito dorsal, que

exhibía diversas lesiones, con sangramiento por la cavidad

vaginal, presentando sus pantys desgarradas, por lo que

aseguraron que en el lugar había evidencia de gran cantidad de

registro y desorden de los muebles de la pieza de la mujer,

procediendo el funcionario Vega Barrera a resguardar el sitio del

suceso, mientras él tomó muestras de sangre y líquido que salía

desde la cavidad vaginal, levantando junto al inspector

Zappettini Contreras las prendas de vestir que llevaba la

víctima, las que mediante la correspondiente cadena de custodia

fue remitida al laboratorio de genética forense del Labocar de

esta ciudad.

Sus testimonios fue esencial para dilucidar la forma y lugar

en que se encontró al acusado al interior del inmueble, toda vez

que mientras inspeccionaban las dependencias del inmueble la

funcionaria Aldunate, les refirió que en una habitación del ala

sur de la casa, había pisado algo blando y que al parecer se

trataba de una persona, por lo que concurrieron hasta dicha

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habitación con una linterna, y tras descubrir una colcha que

estaba en el suelo pudieron observar a un sujeto, quien

somnoliento fue sacado de la habitación, exhibiendo evidentes

rastros de haber participado en la agresión a la mujer, por lo

que previa orden judicial, se le practicó por Vega Barrera un

barrido por sus manos, se le tomó una muestra de hisopado bucal y

sus vestimentas como pantalón, calzoncillo, polera y sweater

fueron levantados, custodiados por Zappettini y también remitidos

al laboratorio antes indicado. Ambos funcionarios (Vega y

Zappettini) coincidieron en señalar que la sangre encontrada en

las prendas de vestir del acusado correspondía a las de la

víctima Amalia del Rosario Contreras González, y que en las

muestras tomadas a ésta para análisis genético se encontró el ADN

del acusado.

Si bien todos los testigos que vieron el cuerpo de la

víctima refirieron que ésta presentaba evidentes signos de

agresión, rostro hinchado y evidencias de haber sufrido un ataque

sexual, los funcionarios Vega y Zappettini pudieron precisar que

ésta exhibía en la cara interior de ambos muslos equimosis

digitiformes, lesiones que son propias de un delito de violación

y que se producen cuando la víctima, oponiendo resistencia a la

penetración cerrando sus piernas, el agresor con sus manos

imprime fuerza en lado interno de los muslos para vencer la

resistencia y lograr abrir la piernas de la víctima, lesiones que

son necesariamente infligidas estando aún con vida la afectada,

ya que son infiltraciones sanguíneas que corresponden al

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recorrido del objeto con que se ejerce presión, por cuanto de

realizarse post mortem, al no haber irrigación sanguínea en una

persona fallecida, la presión que se pudiera ejercer en parte del

cuerpo de ninguna manera provoca equimosis violácea, como si

acontecía con la mujer, cuyo cuerpo examinaron, de lo que se

logra concluir que la fuerza ejercida para doblegar la voluntad y

resistencia de la afectada y conseguir el propósito de violarla,

necesariamente se tuvo que producir mientras ésta aún permanecía

con vida, lo que descarta la tesis de la defensa en cuanto a que

el acceso carnal se produjo una vez que el hechor había privado

de la vida a la víctima.

Avala la conclusión anterior en torno a que el acceso carnal

forzado y violento por parte del encausado a la ofendida se

produjo mientras ésta se encontraba con vida, lo que conforme a

su experticia profesional dio cuenta de manera pormenorizada,

precisa, clara y concluyente el perito médico del Servicio Médico

Legal Rodrigo Valdés Annunziata, quien realizó la autopsia al

cadáver de la víctima, quien exhibía algunas lesiones externas y

una hemorragia genital, con sangre seca en ese momento, lo que

sugería una agresión sexual, por lo que tomó muestras de

contactación, para transferencia de material genético y muestras

genitales para levantamiento de líquido seminal y estudio

genético respectivo, agregando que examinado el cuerpo de la

fallecida, concluyó que el cadáver presentaba lesiones extra

genitales, genitales y paragenitales provocadas en vida a la

afectada, que resultan compatibles con una penetración por vía

21
vaginal, habiendo aplicación de fuerza, al menos sobre la cara,

parte alta de la cabeza y el torax y con signo de fuerza para

vencer la resistencia de la víctima a la penetración, que ésta

habría sido con eyaculación comprobado citológicamente.

El perito sin vacilación alguna y demostrando absoluta

seguridad en el dominio de la ciencia que profesa, explicó

pormenorizadamente las consultas de la defensa encaminadas a

generar una duda en torno a que el acceso carnal se hubiera

podido producir estando sin vida la afectada, toda vez que fue

categórico, en reiterar que el conjunto de las lesiones del

cadáver permite concluir que hubo vitalidad durante todas las

lesiones; que no hay duda que el corazón estaba latiendo mientras

se produjo la penetración, por cuanto desde el punto de vista

médico legal hay circulación, infiltración sanguínea en todas las

lesiones, desgarros o equimosis violáceas, lo que médicamente

descarta la penetración post mortem, dado que con la muerte cesa,

en un solo acto la irrigación sanguínea, por lo que cualquier

lesión que se provoque en un cadáver puede lesionar tejido, pero

no dejará infiltración sanguínea como en la especie fue

encontrado en el cadáver de la afectada, precisamente en su zonas

genitales, de lo que resulta propio concluir que el acceso carnal

utilizando la fuerza se realizó mientras la víctima se encontraba

viva, con signos de violencia extra genital y genital, agregando

que el facultativo realizó una prueba orientativa de antígeno

prostático (determinación de PSA) desde los fondos de saco y

hacia la zona del cuello uterino, que resultó positiva, no

22
obstante de haber practicado la autopsia el 4 de enero de 2016,

vale decir, tres días después de la muerte de la periciada,

encontrando en el cuello cervical vaginal espermatozoides vivos,

con cabeza y cola, de los cuales levantó muestras y remitió al

laboratorio genético forense, donde se estableció que

correspondían al acusado, según dio cuenta el perito genético

Felipe Contreras Núñez, al igual que las muestras de material

genético encontrado en la uñas de la occisa, lo que demuestra la

resistencia que opuso la ofendida a la agresión sexual, sin

perjuicio de lo cual, no logró zafarse del hechor, quien luego

del acceso carnal forzado, la asfixio provocándole la muerte.

Lo expuesto por el perito Valdés relativo a las equimosis

violáceas con caracteres digitiformes bien definidos en muslos y

lesiones constatadas por éste, se ilustró al tribunal mediante la

exhibición de fotografías, en las que el profesional refirió y

explicó de manera clara y categórica el origen y los momentos del

ataque en que ellas fueron provocadas mientras la afectada aún

permanecía con vida.

En armonía con lo que acaba de consignarse en el párrafo

inmediatamente anterior y especialmente en lo que respecta al

examen de las muestras obtenidas del cadáver de la víctima y del

sitio del suceso, depuso la experto Ivania Nevenka Milovic

Urquhart quien, en lo sustancial, informó que le correspondió el

examen de una muestra, y evidencias remitidas por el SML y por la

Brigada de Homicidios de Antofagasta, obtenidas tanto con motivo

de la autopsia practicada al cadáver de la ofendida, consistentes

23
en muestra vaginal de la occisa y prendas de vestir de ésta y del

acusado, con el fin de verificar la presencia de material útil

para la determinación de material genético; que en la tórula con

fluido vaginal se encontró fluido seminal y sangre; y en 9 de los

10 segmentos de tela de las prendas de vestir periciadas

(pertenecientes a la víctima y al acusado) se encontró sangre

humana, al igual que en un trozo de bolsa plástica levantada, por

lo que junto con la muestra testigo de hisopado bucal del acusado

y las otras 6 tórulas recibidas de la occisa, fueron remitidos

para análisis de perfil genético al laboratorio de genética

forense del laboratorio de la misma Sección; que al perito

bioquímico Felipe Erwin Contreras Núñez, le correspondió obtener

los perfiles genéticos de las muestras remitidas y realizar un

análisis comparativos de la muestras testigo de Amalia del

Rosario Contreras González y Yonathan Luis Sánchez Riffo ya

referidas, y de la huella de los dedos índices de las dos manos

de los mismos, concluyendo en lo medular que en prendas vestir

del acusado se encontró el ADN de la víctima y que en las de ésta

al igual que en las tórulas correspondientes a muestras vaginales

y canal cervical de la occisa en su mayoría, se reconocen los

perfiles genéticos del acusado en 15 de los 15 marcadores con que

se realizó la pericia, superior al estándar internacional con el

que éstas se realizan que es de once marcadores hacia arriba; que

en síntesis, el análisis arrojó una probabilidad de

99.99999999999999999946% que el ADN encontrado en ropa, cavidad

vaginal y canal cervical del cuello uterino y trozos de uñas de

24
ambas manos de la occisa provengan de Jonathan Luis Sánchez

Riffo; observándose la huella genética completa de la víctima y

del acusado, en tanto que en todos los fluidos corporales el

aporte femenino era coincidente con el perfil genético de la

víctima.

Además, el persecutor se encargó de ilustrar al Tribunal, no

solo respecto del cadáver de la afectada, sino que además del

estado en que su cuerpo fue hallado y, particularmente, de las

lesiones que dicha occisa presentaba, por medio de la exhibición

en la audiencia de las fotografías signadas con el N° 1 de otros

medios de prueba del auto de apertura, a partir de las cuales y

luego de la observación de las mismas, el Tribunal pudo tener por

corroborado gráficamente el hallazgo y descripción que realizaron

aquellos comparecientes que informaron respecto del estado y

situación del cadáver en cuestión.

En conclusión, según parecer del Tribunal, de acuerdo a la

prueba rendida por el persecutor, logró acreditarse que:

a) El cuerpo de la víctima fue encontrado con claros

indicios de haber sido sometida a un acceso carnal forzado por

vía vaginal. En efecto, el acceso vaginal quedó comprobado por el

hecho que in situ -entre otras muestras- se levantaron evidencias

de dicha zona de la ofendida las que, analizadas, arrojaron

presencia de fluido masculino (semen);

b) El referido acceso vaginal, fue ejecutado contra la

voluntad de la ofendida. A esta conclusión ha sido conducido el

Tribunal por las claras evidencias de haberse ejercido fuerza, de

25
lo que da cuenta el hecho que la víctima exhibiera diversas

equimosis violáceas digitiformes en la cara interior de ambos

muslos (que obedece a la resistencia de la víctima) y de un nivel

de alta violencia ejecutada en contra de la afectada, a quien se

les despojo de la prótesis dentaria que llevada de manera íntegra

en ambas encías, despliegue forzoso que se evidenció por las

lesiones por aplastamiento que presentaba el cadáver de la

víctima; por ejemplo, las equimosis en el dorso de ambas manos,

la fractura de la cuarta costilla a nivel de tórax izquierdo, la

lesión en la zona occipital izquierda, según refirió el perito

forense Valdés, quien además explicó, que estas las últimas

lesiones mencionadas debieron ser provocadas por el acusado al

situarse sobre la víctima y con sus manos y piernas vencer la

resistencia que la occisa le opuso a la penetración vaginal.

Ahora bien, la importancia de destacar lo que acaba de

plasmarse, obedece a que aquello demuestra, según criterio de

esta sede, que hubo un despliegue calculado y medido de parte del

enjuiciado -independiente del acometimiento mortal posterior-,

para obtener la sumisión de la afectada y, con ello, conseguir el

acceso carnal que finalmente obtuvo, toda vez que el médico

Valdés Annunziata se ocupó de destacar que aquellas lesiones

obedecieron a la presión que se ejerció sobre en cuerpo de la

víctima, lesiones que sólo pueden obedecer a una estrategia de

dominación de parte del agente y que no se condice con un actuar

derechamente letal. Luego, además de las equimosis, desgarros

escoriaciones o estigmas ungueales que describió el citado perito

26
y que refirió el funcionario Augusto Vega, queda en evidencia que

antes de producirse el deceso de la afectada, entre ésta y el

sentenciado hubo un enfrentamiento, consistente en aplicación de

fuerza por parte del incriminado y de resistencia de la víctima,

lo que termina por reforzar la idea que el acceso carnal

ejecutado por el encartado ocurrió contra el consentimiento de la

víctima y que todo aquello tuvo lugar con independencia y con

anterioridad a los actos letales que finalmente desplegó el

encartado.

No resulta ocioso agregar que el funcionario Vega refirió

que en el lugar no se encontraron señales de arrastre de la

víctima, como tampoco que se hubiera producido un forcejeo entre

ambos con rompimiento o deslizamiento de objetos, lo que da

fuerza a la tesis que el acusado, enfrentado a la víctima la

acometió en un solo acto para cumplir su designio de violarla y

luego matarla, y que después de ello se dirigió a su pieza en

busca de dinero de aquella.

DECIMO: Que, en cuanto a la muerte de la ofendida y a sus

circunstancias, se la estableció sobre la base de la ponderación

del cúmulo de prueba aportada por el Ministerio Público y la

querellante.

En efecto, el funcionario de Carabineros Beniscelli Manquel

y la testigo, funcionaria paramédico del Samu Melinca Portilla

Guajardo fueron enfáticos en señalar que constataron lo que se

había denunciado, esto es, que en el interior del inmueble

ubicado en calle Calama N° 143 mencionado en la acusación se

27
hallaba el cadáver de una mujer mayor. Por su parte, los policías

Vallejos Hernández, Vega Barrera, Zappettini Contreras y Guzmán

Vera, igualmente aportaron a la constatación de la muerte de la

ofendida, toda vez que manifestaron haber concurrido al mismo

lugar antes dicho, verificando que yacía en un pasillo del

inmueble el cuerpo sin vida de una mujer, determinándose que

correspondía a Amalia del Rosario Contreras González, recogiendo

éste último el testimonio de Guillermo Javier Orellana

Barrionuevo, quien poco tiempo antes compartió con la víctima y

quien junto con Patricio Molina dieron cuenta al 133, solicitando

la presencia policial.

Además, resultó de importancia la prueba documental

incorporada por el Ministerio Público, consistente en el

certificado de defunción de la occisa emitido por el Servicio de

Registro Civil e Identificación, toda vez que en este instrumento

consta que Amalia del Rosario Contreras González, R.U.N. N°

6.660.636-8, -de 67 años de edad a la época de los hechos-,

falleció el día 1 de enero de 2016, siendo la causa de su muerte

asfixia por sofocación/homicidio, conclusión que resultó

plenamente coincidente con la causa del deceso que informaron los

policías antes mencionados y el médico Rodrigo Valdés Annunziata;

el policía Vega Barrera y el perito Valdés de manera coincidente

explicaron e ilustraron al Tribunal, mediante la exhibición de

fotografías que se les efectuó en la audiencia de juicio, que el

mecanismo utilizado e idóneo para privar de la vida a la

afectada, fue el de asfixia por sofocación, ya que no había

28
rastros en el cuello, que dieran cuenta de una asfixia por

estrangulación o por lazo, ilustrando detalladamente que la

asfixia por sofocación consiste en tapar la boca y nariz de la

víctima, hasta que ésta deje de respirar, lo que en el presente

caso fue por vía manual según da cuenta el dorso de la nariz del

cadáver que presentó una estigma de uña que evidencia que se le

puso la mano para asfixiarla, implica indubitadamente la

utilización de manos más que de algún elemento, y de la

obstrucción de la boca y nariz, por cuanto no habían otros signos

que se hubieran ocupado otros elementos que no fueran las manos,

en atención a que la víctima presentaba una escoriación en el

dorso de la nariz, arciforme, lo que es indiciario de la

aplicación de una uña y además con deslizamiento, de lo que se

desprende y concluye que en ese momento la persona atacada se

estaba moviendo tratando de evitar la asfixia encaminada a

privarle de la vida, según afirmó el perito Valdés; que ambos

labios en su parte interna, presentaban una gran infiltración

sanguínea por la fuerza aplicada para hacer cesar la vida de la

víctima; que el rostro de la mujer tenía gran cantidad de

petequias, pequeñas áreas rojizas puntiformes, al igual que

cianosis y congestión; el perito Valdés explicó que la víctima

en su cara presentaba equimosis violácea y malar derecha, y había

otra tenue en la mejilla derecha; que había cianosis visceral, en

el tiroides y en el páncreas, el hallazgo de lesiones dentro de

la boca, y que al examen del cerebro advirtió una especie

29
telaraña, todos son signos que revelan la existencia de una

asfixia.

Ahora y en cuanto a las precisas circunstancias en que se

produjo la muerte de la ofendida, fueron consistentes e idóneas

las declaraciones de los testigos que se han mencionado, en

especial la de Guillermo Javier Orellana Barrionuevo, quien dio

cuenta que momentos previos estuvo con la occisa en su casa, que

desayunaron juntos cerca de las 8:00 de la mañana, sin que

advierta algo anormal ni a su entrada a la casa ni mientras

desayunaban, y que después de ello, como de costumbre subió al

segundo piso donde trabajaba, realizando todas las acciones

propias del inicio de su jornada, como fueron el abrir la puerta

corredera del segundo piso, por donde se cargan y descargan los

pallets, encender su radio a alto volumen y empezar a trabajar,

actividad que suspendió minutos más tarde, para ir a saludar con

motivo de año nuevo a una amiga, vecina del sector, lo que avisó

a la víctima, saliendo del inmueble, no sin antes cerrar con

llave la puerta con reja de acceso al primer piso del inmueble,

llegando posteriormente hasta la casa de su amiga donde bebió un

ponche y ya de regreso nuevamente a su trabajo se encontró con

otros vecinos a quienes también saludó entre ellos Patricio

Molina Pulgar, quien corroboró lo referido por aquél en orden a

que, en la mañana se saludaron y conversaron para luego retirarse

don Guillermo a trabajar, y que a los pocos minutos salió de la

casa gritando pidiendo ayuda, alertándolos que algo le había

pasado a la “Mami”, como era conocida la víctima en el sector,

30
atendida su fama de generosa y solidaria con los menesterosos,

drogadictos y alcohólicos del entorno a su vivienda.

A mayor abundamiento, contribuyó a reforzar lo que se viene

reflexionando el testimonio de Danica Fon Allard, vecina de la

víctima, quien corroboró los horarios entregados por el testigo

Orellana, ya que ésta trabajó la noche de año Nuevo y regresó a

su casa cerca de las 9:00 de la mañana; que desayunó y salió a

fumar, escuchando, como de costumbre la radio con volumen alto

desde la bodega de los pallets, en la casa de la “Mami”, y que

como a los 20 minutos volvió a salir al patio a fumar y ya no

escuchó la música, enterándose más tarde de lo ocurrido,

agregando que el patio trasero de su casa está muy cerca de la

casa de la víctima (la testigo hizo reserva de su domicilio).

La prueba indicada no fue objeto de controversia, la

pericial no fue controvertida por otra en sentido contrario, los

peritos que declararon al respecto dieron razón seria y

articulada de sus conclusiones, y no hubo prueba razonada,

argumentada ni sostenida por otra científica en contrario que le

quitara credibilidad, razón y verosimilitud, y la documental y

material fueron incorporadas en forma legal en el curso del

juicio.

Finalmente, cabe agregar que la defensa tampoco rindió

probanza alguna tendiente a desvirtuar seriamente los hechos que

se han venido estableciendo.

Los elementos probatorios analizados, de este modo, en forma

directa, cumplen el estándar suficiente para justificar el

31
ilícito asentado, teniendo especialmente en cuenta aquí que

existen elementos de convicción claros, fiables y concretos -

según lo dicho más arriba- que apuntan indefectiblemente a

establecer la participación que, con insistencia, fue cuestionada

en cuanto al acceso carnal del encartado hacia la víctima y que

habría sido estando ésta muerta, lo que no tuvo asidero en lo que

se ha venido asentando toda vez que no se estableció que hubiera

existido acceso carnal estando sin vida la afectada.

Resulta claro que el enjuiciado tomó parte de una manera

directa e inmediata en la ejecución de los hechos que se han

asentado, pues, como ya se analizó, todas las lesiones que

presentaba el cadáver de Amalia del Rosario Contreras González

fueron recientes y coetáneas en el tiempo de infligírselas, de lo

que se colige necesariamente que, habiéndose acreditado que el

acusado fue quien le ocasionó las lesiones en el rostro, nariz,

boca y manos y siendo dichas lesiones coetáneas con las que

mostraba la víctima en la zona vaginal, no cabe más que concluir

que el hechor provocó dichas lesiones a la ofendida al momento de

penetrarla con fuerza y contra su voluntad, para acto seguido

provocarle la muerte mediante asfixia por sofocación, para lo

cual le tapó la boca y nariz, lo que conllevó una total cesación

de sus fenómenos fisiológicos, echando por tierra lo referido por

el acusado en estrados en orden a que el día de los hechos, al

tratar de salir de la casa forcejeó con la víctima, ya que ésta

no lo dejaba salir del inmueble, lo que habría gatillado taparle

la boca para que dejara de gritar y que después de un rato cuando

32
la mujer ya no se movía, vale decir, estando muerta, habría

tenido relaciones sexuales con ella, versión que necesariamente

ha de ser descartada, conforme a lo expuesto precedentemente y en

especial a la prueba científica analizada.

Todo lo anterior se logró asentar sobre las pruebas

incorporadas en forma legal y que, debidamente contrastadas, de

su examen inmediato y directo, de su relación lógica y

concatenada, las conclusiones arribadas con razones de tiempo

lugar y circunstancias de los hechos acreditados; y enlazaron en

forma asertiva tanto lo expuesto por testigos, peritos, prueba

documental y material que dieron razón fundada y no discutida ni

contradicha por prueba de similar peso y entidad; antecedentes

que no fuerzan el sentido común, que no admitieron por lo demás,

la existencia de motivos o intereses para faltar a la verdad o

que permitieran asentar una duda razonable en la convicción del

tribunal respecto de la existencia de los hechos y de la

participación directa del acusado en su ejecución.

UNDECIMO: Que, relación al segundo ilícito por el que se ha

emitido veredicto de condena respecto del acusado, esto es, el

contemplado en el artículo 440 N° 1 del Código Penal, resulta

importante destacar que este requiere que el robo con fuerza en

la cosas se ejecute en un lugar habitado, destinado a la

habitación o en sus dependencias, ingresando por vía no destinada

al efecto, como lo es en el presente caso el escalamiento.

En este sentido, es preciso señalar que de la prueba

incorporada al juicio, precisamente el testimonio del trabajador

33
de la ofendida Guillermo Javier Orellana Barrionuevo, éste fue

enfático en señalar que luego de llegar a la casa de la víctima

el día 1 de enero de 2016, alrededor de las 08:00 de la mañana,

ingresando con sus llaves por la puerta con reja del frontis del

primer piso del inmueble, saludó a la ofendida, desayunaron y

luego subió por la escalera que conecta dicho nivel con el

segundo piso del inmueble, en donde funciona un local de

reparación, compra y venta de pallets, para acto seguido encender

la radio a todo volumen y abrió el portón corredizo del referido

segundo piso que da a calle Calama, el que se sitúa a un metro y

medio de la calle, por lo que la altura, permite que se adosen

los camiones para carga y descarga de los ya referidos pallets,

aprovechando la pendiente de la calle.

El testigo fue enfático en señalar que estando en el segundo

piso del inmueble, divisó a una amiga, avisándole a la ofendida

que iría a saludarla, para lo cual, descendió de la escalera

hasta el primer piso, saliendo por la puerta de rejas del frontis

del mismo hacia la calle Calama, la que con absoluta certeza

aseguró dejó cerrada con llave, y al regresar igualmente utilizó

la llave para abrirla, no obstante lo cual, se dio cuenta que no

pudo cerrarla por dentro en atención a que la cerradura mantenía

por su interior un trozo de llave fracturada que impedía el

ingreso de su llave para efectuar dicho cierre.

El testigo Guillermo Javier Orellana Barrionuevo, fue

categórico en afirmar que al bajar desde el local del segundo

piso del inmueble dejó abierto el portón del frontis que daba a

34
calle Calama, el que se sitúa a una altura de un metro y medio

desde el suelo, de lo que se desprende que si el encartado no

pudo haber ingresado por la puerta peatonal del primer piso en

atención a que estaba asegurada con llaves luego de salir el

testigo Guillermo Javier Orellana Barrionuevo, como igualmente

tampoco lo hizo mientras estuvo éste desayunando con la ofendida

ni cuando subió al segundo piso, el ingreso al inmueble lo

efectuó escalando el frontis del muro perimetral de acceso al

portón corredizo del segundo piso, lugar por el cual ingresó a la

vivienda que se encontraba habitada por la afectada en el primer

piso, para lo que bajó la escalera de conexión de ambos niveles,

endilgándose su entrada al inmueble por una vía no destinada al

efecto, como lo fue el escalamiento, lo que descarta la tesis que

la puerta del primer piso hubiera estado abierta y que por ella

habría ingresado, dado que tanto el testigo en examen como los

funcionarios policiales dieron cuenta que la puerta del primer

piso presentaba en su cerradura un trozo de llave quebrada por

dentro, lo que resulta acorde con el manojo de llaves encontrado

en poder del enjuiciado con una de sus llaves fracturadas, manojo

que por lo demás correspondía a la afectada, el cual manipuló el

enjuiciado en la puerta del primer piso.

A este respecto, se ha logrado establecer que el acusado

ingresó a un inmueble habitado por una vía no destinada al

efecto, no obstante después de violar y matar a la afectada,

registró la vivienda en busca de especies para apropiarse de

ellas con ánimo de señor y dueño, encontrando únicamente las

35
monedas y billetes que guardó en los bolsillos de su pantalón y

que ascendió a la suma de $52.075.-, para luego dirigirse a una

dependencia de la vivienda en el primer piso, y cubriéndose con

una colcha se cobijó y quedó dormido, siendo posteriormente

encontrado somnoliento y detenido alrededor de las 14:30 horas

por los funcionarios de la brigada de homicidios que registraron

con mayor exhaustividad el sitio del suceso, manteniendo claros

indicios, huellas y vestigios que lo conectaron con la violación

y muerte de la afectada.

Contribuye a asentar lo anterior en cuanto a la modalidad de

ingreso a la propiedad, esto es, mediante escalamiento, lo

afirmado en la audiencia de debate, además de lo que afirmaron

los testigos Orellana Barrionuevo y el funcionario de Carabineros

Alejandro Beniscelli Manquel y también, lo que sin vacilación

alguna, lo que aseguraron los funcionarios policiales Guzmán

Vera, Vega Barrera y Zappettini Contreras.

En efecto, Orellana Barrionuevo, refirió que al salir del

inmueble, cerró la reja con llave por fuera, testimonio que

entregó al Carabinero Beniscelli y al policía Guzmán, lo que

éstos reiteraron en estrados; que el funcionario Vega Barrera

encargado del sitio del suceso y el funcionario Francesco

Zapettni, afirmaron que, de acuerdo a lo anterior, la única vía

de ingreso probable era a través del escalamiento del muro del

frontis a calle Calama, de aproximadamente 1,50 a 1,60 de alto y

así acceder al segundo piso donde funcionaba el trabajo con

pallets ya que la puerta o lata corrediza existente, al momento

36
de los hechos estaba abierta, como refirió antes el testigo

Orellana al relatar la dinámica previa a la perpetración de los

ilícitos. Lo anterior lo pudo verificar el Tribunal al observar

la fotografía N° 1 correspondiente al frontis de la casa, como

también, la escasa altura desde el suelo hasta el 2° piso y, que

efectivamente la puerta corrediza se encontraba abierta, al

momento de fotografiarse el lugar, recordando que el Carabinero

Beniscelli, entregó el inmueble a los referidos funcionarios en

ese estado, por cuanto solo dijo haber cerrado la puerta con

reja, para que nadie “entrara o saliera del lugar”.

Se debe destacar que el acusado había concurrido con

anterioridad a ese inmueble por ser el chofer del camión que

llevaba los pallets a Iquique, y por lo mismo conocía a cabalidad

ese lugar, acceso que le permitía el ingreso a las demás

dependencias del domicilio de la afectada.

Que, la ejecución de actos tendientes a sustraer especies

desde el inmueble ya señalado, sin perjuicio de no haber sido

discutida por la defensa, se acreditó, en primer lugar, con la

declaración de los funcionarios Zappettini Contreras, Vega Barrera

y el Inspector jefe del procedimiento Mauricio Vallejos Hernández,

los dos primeros afirmaron haber encontrado al hechor en el

interior de una pieza del inmueble cubierto completamente con una

colcha y, atendida la situación de flagrancia, por cuanto además

del cadáver encontrado en el pasillo, en el dormitorio de la

víctima había gran cantidad de rastros de búsqueda y registro,

desorden del lugar y las claras evidencias que exhibían las

37
vestimentas del acusado de haber participado en el ilícito, se

procedió al registro de sus vestimentas, encontrando en su poder

gran cantidad de monedas y unos pocos billetes en el interior de

sus bolsillos, que sumaron $52.075. El hallazgo del dinero en los

bolsillos delanteros y traseros del pantalón que vestía el

acusado, al igual que el botín igualmente fue fijado

fotográficamente y exhibido al Tribunal y corresponden a las

fotografías 8, 10, 13, 14 y 15 del Numeral 2° de otros medios de

prueba, según se lee en el auto de apertura.

A lo anterior debe agregarse que el experto en huellas,

funcionario de la policía de Investigaciones Germán Eduardo Bello

Bustos, afirmó haber concurrido al sitio del suceso el día de los

hechos, y que levantó tres huellas, resultando útil solo una, que

la encontró en una caja de CD que estaba en la pieza de la

víctima y que en horas de la tarde, atendido que el acusado fue

encontrado en el interior del inmueble, se le pidió que cotejara

la huella encontrada con la del acusado, la que obtuvo desde el

sistema biométrico del Registro Civil e Identificación, logrando

establecer de manera categórica que la huella encontrada

corresponde a la del acusado, exhibiéndosele la evidencia

levantada y la pericia realizada, la que reconoció (N° 12 de

otros medios de prueba) que corresponde al soporte de vidrio con

las tres huellas reveladas y que la N° 3 corresponde a la

descrita explicando al Tribunal el procedimiento empleado y los

12 puntos útiles que marcó la huella encontrada en la habitación

38
de la víctima, los que coinciden con la huella indubitada del

acusado.

DUODÉCIMO: Que de este modo y recapitulando, la prueba

rendida por el ente persecutor, especialmente los dichos del

funcionario de Carabineros Alejandro Beniscelli Manquel, de

funcionarios de la Policía de Investigaciones Mauricio Vallejos

Hernández, Augusto Vega Barrera, Francescoli Zappettini Contreras

y Enrique Guzmán Vera; de los testigos Guillermo Javier Orellana

Barrionuevo, Melinca Portilla Guajardo, Patricio Molina Puebla,

Danica Fon Allard, de los peritos, Rodrigo Valdés Annunziata,

Ivania Milovic Urquhart, Felipe Contreras Nuñez y Germán Eduardo

Bello Bustos más los documentos, fotografías y evidencia material

aportados, reúne a juicio de estos jueces el estándar necesario

para dar por acreditado, más allá de toda duda razonable:

Que, el 1 de enero de 2016, pasadas las 8:00 horas, el

acusado YONATHAN LUIS SÁNCHEZ RIFFO ingresó al domicilio de la

víctima AMALIA DEL ROSARIO CONTRERAS GONZÁLEZ, de 67 años de

edad, ubicado en calle Calama N° 143 de Antofagasta, escalando el

muro perimetral, accediendo de esta forma al segundo piso en

donde funcionaba un taller de acopio y reparación de pallets de

propiedad de aquella. Enseguida, estando al interior del inmueble

la ofendida lo sorprendió siendo atacada en el pasillo que daba a

la cocina, instante en que ésta cayó al piso de espalda, logrando

el hechor inmovilizarla y reducirla, posicionándose sobre ella,

golpeándole y presionándole la cara con sus manos hacia el piso,

luego le abrió fuertemente las piernas, venciendo la resistencia

39
de la víctima y la accedió carnalmente por vía vaginal, lo que le

ocasionó a ésta múltiples lesiones, entre ellas contusión facial,

equimosis en la zona dentaria, en el dorso de ambas manos,

fractura costal izquierda, hematomas digitiformes en la parte

interna de los muslos, lesiones genitales y paragenitales como

hemorragia y desgarros con infiltración sanguínea.

Posteriormente, el acusado Sánchez Riffo procedió con sus manos a

tapar la boca y nariz de Amalia Contreras, provocándole la

muerte, por asfixia por sofocación. Luego, el acusado registró

diversas dependencias del inmueble, sustrayendo desde el

dormitorio de la víctima, una gran cantidad de monedas de

distinta denominación y algunos billetes, cuyo monto total

ascendió a $52.075, lo que guardó en los bolsillos de su

pantalón, dirigiéndose hasta otra habitación, en donde se cobijó

con una colcha y se durmió, siendo ulteriormente encontrado cerca

de la 14:30 horas del mismo día, por los funcionarios de la

Brigada de Homicidios que examinaban el sitio del suceso.”

DECIMO TERCERO: Que, los hechos antes descritos constituyen

el delito consumado de violación con homicidio, ya indicado, toda

vez que se comprobó que el hechor, primeramente, accedió

carnalmente vía vaginal a la víctima de 67 años de edad, usando

la violencia, desde que se posicionó sobre la mujer, aplastando

fuertemente sus manos y, además, le abrió las piernas, venciendo

así la resistencia que la ofendida le opuso y, en seguida, la

mató, tapándole la boca y la nariz con sus propias manos,

40
impidiendo que ésta respirara, motivo por el cual, falleció a

causa de asfixia por sofocación.

Por otra parte, los mismos sucesos asentados configuran el

referido delito consumado de robo en lugar habitado, puesto que

se acreditó que el hechor ingresó a la propiedad de la ofendida

vía escalamiento del cierre perimetral accediendo de la forma ya

explicada hasta su interior, para apropiarse con ánimo de lucro y

sin la voluntad de su dueña de especies muebles ajenas,

precisamente de dinero en efectivo, consistente en billetes y en

una gran cantidad de monedas, las que fueron encontradas en su

poder al momento de ser encontrado somnoliento cubierto por una

colcha por los funcionarios policiales.

DECIMO CUARTO: Que no se estuvo con la calificación que de

los hechos efectuó el Ministerio Público y la querellante, en la

acusación, sin perjuicio que ambos recogieron de manera favorable

la invitación del Tribunal de recalificar los hechos en análisis

como constitutivos de violación con homicidio en concurso con

robo en lugar habitado, lo que fue desestimado por la defensa

quien, sin perjuicio de lo ya expuesto en su alegato de apertura

insistió en la configuración del delito contenido en el artículo

433 N° 1 del Código Penal, alegación que será desestimada en

atención a lo siguiente:

1.- El delito de robo calificado del artículo 433 N° 1 del

Código Penal, a la fecha de ocurrencia de los hechos, castigaba

presidio mayor en su grado máximo a presidio perpetuo calificado

cuando, con motivo u ocasión del robo, se cometiere, además,

41
homicidio o violación, vale decir, contenía dos hipótesis de

resultado final del robo con violencia o intimidación, cual eran,

el homicidio o la violación, pero no ambas a la vez, por lo que

en el presente caso, conforme a los hechos asentados, la fuerza

que desplegó el encausado en contra de la víctima lo fue para

doblegar su voluntad y lograr el acceso carnal por vía vaginal, y

no para que hiciera entrega o manifestara las cosas y menos para

evitar a que se quiten, toda vez que al momento de ser

sorprendido por la afectada no se había hecho de ninguna especie

mueble ajena, dirigiendo el ataque en contra de la persona de la

afectada para un propósito diverso de la sustracción, y que como

ya se dijo lo fue la violación, lo que descarta el robo con

violencia o intimidación y por ende no resulta viable configurar

el delito del artículo 433 N° 1 del Código Penal.

2° El delito de violación con homicidio tiene un tipo penal

especial, y no está contemplado dentro de los resultados del robo

calificado del artículo 433 N° 1, toda vez que en los resultados

del robo calificado se indica como hipótesis el homicidio o la

violación, pero no se señalan como resultados el tipo penal

autónomo de “violación con homicidio”, por lo que el “robo con

violación y homicidio” no constituye un tipo penal independiente,

sino que el legislador ha considerado un tipo penal diferente que

tiene mucho mayor entidad que es “la violación con homicidio”.

Al respecto, en muchas disposiciones, como por ejemplo

libertad condicional o penas sustitutivas, se hace mención a la

imposibilidad o restricciones especiales al tipo penal autónomo

42
de “violación con homicidio” que es diferente a los tipos

individuales de violación y homicidio, el que conviene insistir

que no está de esa forma contemplado en el robo con homicidio o

robo con violación, toda vez que desde el punto de vista de la

antijuridicidad quedaría un plus adicional que debe ser

sancionado a título del tipo autónomo de “violación con

homicidio”, agregado que el robo con homicidio o el robo con

violación, conforme al principio de tipicidad no está

expresamente contemplada ni regulada la figura de violación y

homicidio conjuntamente, sino disyuntivamente, la que sí está

regulada conjuntamente en la violación con homicidio del artículo

372 bis que se constituye como un tipo penal especial respecto

del robo calificado del artículo 433 N° 1 del Código Penal, en

donde el tipo penal del ya referido artículo 372 bis, es el que

debe concurrir en concurso con el delito de robo en lugar

habitado contenido en el artículo 440 N° 1 del Código Penal,

atendida la modalidad de ingreso al inmueble.

DÉCIMO QUINTO: Que a su turno, la participación del acusado

en el ilícito de violación con homicidio se acreditó con la misma

prueba del ente persecutor, en especial con la sindicación

precisa, reiterada y persistente en el tiempo que los testigos de

cargo efectuaron de Yonathan Luis Sánchez Riffo, tanto durante la

investigación como en el juicio, en cuanto a que éste fue

encontrado en el interior del domicilio de la víctima por

personal especializado que realizaba diligencias investigativas

el día de los hechos e inspeccionaba otras dependencias del sitio

43
del suceso, cubierto bajo una colcha o frazada, con claras

evidencias de haber participado en el ilícito, ya que en su ropa

y manos había sangre. Se contó además con prueba científica que

avaló en forma directa que su perfil genético (se periciaron

espermios humanos) se encontró en las muestras tomadas a la zona

vulvar, canal vaginal y exocervix de la víctima, concurriendo en

ellas quince marcadores, de modo tal que no podían sino

corresponder al perfil genético del acusado

(99.9999999999999999946%, según da cuenta la pericia bioquímica),

lo que se conoce como match, en fin, en la ropa que llevaba el

acusado y en sus manos había sangre de la víctima.

Además, la prueba de cargo logró acreditar que la

penetración vaginal de la víctima fue mientras ésta estaba con

vida, al igual que todas las lesiones que ésta exhibía y que el

mecanismo para matarla fue colocando el acusado sus manos en la

boca y nariz de la ofendida, tapando sus vías respiratorias,

acción que cesó cuando la mujer falleció asfixiada, no sin antes

oponer resistencia tanto a la violación como a la maniobra recién

indicada, de lo que da cuenta que en sus uñas se encontró

material genético que correspondió al perfil del acusado según se

estableció científicamente.

El testigo Augusto Vega, Subcomisario de la Brigada de

Homicidios de la PDI, a cargo del examen del cadáver y encargado

del sitio del suceso, ayudado por el Inspector Zapettini, ilustró

cómo las lesiones que exhibía la víctima eran compatibles con una

violación, exponiéndolo mediante el reconocimiento fotográfico y

44
sindicando al acusado como el hechor atendida la evidencia

encontrada y la circunstancia de haber sido encontrado en

situación de flagrancia en el interior de una de las dependencias

de la víctima, detallando de manera pormenorizada que conductas

realizó el acusado para penetrar vaginalmente a la ofendida, y

como luego la asfixió por sofocación, lo que ya fue referido, al

igual que la pericia practicada por el perito forense Valdés

Annunziata, quien concluyó que la causa de la muerte fue asfixia

por sofocación, de tipo manual, por oclusión de los orificios

respiratorios y que las lesiones fueron vitales coetáneas y de

tipo homicida.

En cuanto a la participación del acusado en el delito de

robo en lugar habitado, misma prueba de cargo referida y

analizada en los párrafos precedentes y en los motivos noveno,

decimo y undécimo del presente fallo, en especial las

declaraciones de los funcionarios policiales Vega Barrera y

Zapettini Contreras quienes lo reconocieron en dos momentos,

primero al encontrarlo al interior de la casa a la que ingresó

por un portón corredizo del 2° piso y luego en la sala de

audiencia, afirmando de manera categórica que era la persona que

el día de los hechos sorprendieron en el interior de una

habitación de la casa en la que realizaban diligencias de examen

del cadáver e inspección del sitio del suceso y que registradas

sus vestimentas, portaba en sus bolsillos gran cantidad de

monedas y algunos billetes, además de tener su ropa y manos gran

cantidad de manchas pardo rojizas. A mayor abundamiento, el

45
perito en huellas Germán Eduardo Bello Bustos, afirmó que en la

pieza de la víctima encontró tres huellas de las cuales se

determinó que solo una era útil y que en horas de la tarde,

atendida la circunstancia de haberse encontrado al acusado en el

interior de la casa de la víctima, se le solicitó cotejar la

huella por él levantada, con la huella del acusado obtenida desde

el sistema biométrico del Registro Civil e Identificación,

encontrándose 12 puntos coincidentes, lo que significa

científicamente que la huella dubitada corresponde con la del

acusado. Por último el propio acusado admitió haber ingresado a

la propiedad de la afectada pero que no sabe a qué.

De este modo, los antecedentes analizados llevaron

unívocamente a establecer la convicción, más allá de toda duda

razonable, que el acusado Yonathan Luis Sánchez Riffo, intervino

en la ejecución de los delitos establecidos, de una manera

inmediata y directa, esto es, como autor del mismo, conforme a lo

establecido en el artículo 15 N° 1 del Código Penal.

DÉCIMO SEXTO: Que, en cuanto al elemento subjetivo del tipo

penal, el Tribunal considera que ha logrado acreditarse en base a

la prueba y a la ponderación que de ella se ha plasmado

anteriormente. En efecto, en lo que a la violación se refiere,

para tener por acreditado el dolo directo del agente basta

mencionar el hecho de que éste procedió a penetrar vaginalmente a

la ofendida, lo que quedó acreditado por haberse determinado,

científicamente, la existencia de semen del incriminado en dicha

cavidad de la afectada. Ahora y en cuanto al homicidio, el mismo

46
dolo directo, a entender del Tribunal, quedó reflejado en las

evidencias halladas tanto en el cadáver de la ofendida como en el

sitio del suceso, toda vez que, en lo puntual, el enjuiciado al

tapar la boca y nariz de la víctima, provocó su asfixia por

sofocación que desencadenó el deceso de ésta, siendo la acción

desplegada idónea para el resultado pretendido por el hechor, el

que fue buscado por el encartado, ya que de otra manera no se

explica el haber aplicado una acción violenta en una zona

indispensable para respirar, de tal magnitud, como la referida,

tal y como fue descrito de manera clara y precisa por los

testigos Vega y Zappettini y el perito que examinaron el cadáver

de la afectada y tal y como pudo ser fácilmente advertido tras la

exhibición de las fotografías incorporadas durante la secuela de

este juicio.

Por lo tanto, en concepto del Tribunal, resultó

inequívocamente acreditado que el agente actuó, decididamente,

tanto para acceder carnalmente a la afectada, como para provocar

su deceso y que después de ello prosiguió su designio delictivo

para sustraer dinero de la víctima.

DÉCIMO SÉPTIMO: Que todo lo expuesto en los motivos octavo,

noveno, décimo, undécimo, duodécimo y décimo tercero, se asienta

sobre pruebas que fueron legalmente incorporadas y que,

debidamente contrastadas, de su examen inmediato y directo, de su

relación lógica y concatenada, explicaron con razones de tiempo

lugar y circunstancias los hechos acreditados; y enlazaron en

forma asertiva tanto lo expuesto por testigos, peritos, prueba

47
documental y material que dieron razón fundada y no discutida ni

contradicha por prueba de similar peso y entidad; antecedentes

que no fuerzan el sentido común, que no admitieron por lo demás,

la existencia de motivos o intereses para faltar a la verdad o

que permitieran asentar una duda razonable en la convicción de

los sentenciadores respecto de la existencia de los hechos y de

la participación directa del acusado en su producción.

DÉCIMO OCTAVO: Que el Ministerio Público y querellante en su

alegato de clausura, luego que el Tribunal invitara a los

intervinientes a debatir sobre una posible recalificación de los

hechos como constitutivos del delito de violación con homicidio y

robo en lugar habitado señalaron en síntesis, que ello es posible

de acuerdo a la prueba rendida y a la relación cronológica de los

hechos, que se corresponde con la asentada por el Tribunal.

En la misma oportunidad, la defensa del acusado señaló que

sin perjuicio de lo señalado por el médico legista, existe la

posibilidad del delito imposible cuando el acometimiento se

efectúa de manera coetánea al momento en que la persona fallece.

Que recogiendo la invitación del Tribunal para los efectos

de recalificación del delito; al no existir un delito complejo

que comprenda el robo, con homicidio y violación, debe resolverse

si se trata de un concurso aparente de leyes penales o un

concurso ideal de delitos, si se aplica el principio de la

especialidad determinando cuál es el bien jurídico de mayor

importancia y de arrastre, o se aplica el principio de indubio

pro reo, estableciendo la figura penal que en abstracto pudiera

48
tener menor punibilidad y de acuerdo a ella resolver el problema

y aplicar la pena.

Sostuvo que, si en la especie se concluye que se trata de un

robo del artículo 440 N° 1 del Código Penal en concurso de la

figura del artículo 372 del mismo Código, evidentemente que la

pena a imponer resulta más gravosa, por lo que afirma adherir a

la tesis que la interpretación correcta es la del artículo 433

del Código Penal, que cuando describe la norma señala, el que con

ocasión del robo comete además N°1: homicidio, violación y otras

circunstancias específicas; que como la técnica legislativa no ha

hecho diferencia entre homicidio, violación u otras

circunstancias que describe, ni tampoco ha usado expresiones como

“y” u “o” a las otras circunstancias, con independencia del

principio de absorción, conjunción o subsunción que se pudieran

aplicar para la resolución del conflicto o incluso en la

aplicación del artículo 351 del CPP, se debe preferir la

aplicación de esta norma (la del 433 N° 1 del Código Penal), que

tiene la posibilidad en abstracto, de imponer una menor pena a la

hora de resolver el conflicto penal; que ésta sola circunstancia

debiera ser el ente principal, para los efectos de la resolución

del conflicto, con independencia de la utilización del principio

de especialidad, se debe preferir siempre el indubio pro reo

(buscar siempre la menor punibilidad del hecho).

En cuanto a las circunstancias modificatorias agravantes

invocadas por el fiscal y la querellante, las que estimó no

concurren por cuanto son inherentes al tipo penal; que en ambas

49
figuras, las 433 o 372 bis del Código Penal, las circunstancias

del artículo 12 N° 6 y 18 del mismo Código, se encuentran

integradas dentro de la descripción de los tipos penales; que

ambas figuras son delitos complejos y compuestos, no de delitos

comunes, delitos que para su consumación requieren de distintas

circunstancias concomitantes para la consumación del tipo penal,

de manera que absorben las circunstancias referidas por el fiscal

y querellante.

En su réplica el fiscal señaló que no comparte la

calificación jurídica hecha por la defensa, los hechos que

resultaron acreditados comprenden un atentado contra la

propiedad, la vida y la libertad sexual; que la tesis que plantea

la defensa no permite captar el desvalor de la conducta que

afecta al bien jurídico libertad sexual, es decir no se hace

cargo del injusto de la conducta de la violación, planteando como

único tipo aplicable el 433 N° 1 del Código Penal, que sólo se

hace cargo del atentado contra la vida y a la propiedad; que el

Tribunal si tiene opciones concursales para hacerse cargo de esta

dificultad, y que no se requiere un tipo penal que comprenda

todas estas figuras; que puede resolverse: 1) a través del

principio de especialidad o mediante principio de la

alternatividad en este último caso aplicando la disposición que

tutela el bien jurídico más importante, lo que normalmente se

traducirá en aplicar un precepto que contempla un régimen de

penalidad más severo, lo que en la especie se traduce aplicar el

artículo 372 bis del Código Penal.

50
En cuanto a las circunstancias agravantes invocadas, las del

artículo 12 N° 6 y 18 del Código Penal, estima que si concurren

respecto del delito de violación con homicidio y que no pueden

entenderse subsumidas por el tipo penal.

En su réplica el defensor insistió en que se debe aplicar la

norma que es más específica, la norma del artículo 433 N° 1 del

Código Penal, que en abstracto puede resultar más benigna para el

acusado.

En tanto el acusado en sus palabras finales pidió perdón a

la familia y afirmó que cumplirá con la pena que se le imponga.

DÉCIMO NOVENO: Que, la hipótesis fáctica planteada por la

defensa, articulada sobre la base de la prueba rendida no resulta

plausible conforme se asentó en los motivos noveno, décimo,

undécimo, décimo tercero, décimo quinto y décimo sexto y en

cuanto a la tesis de preferir el artículo 433 por sobre el

artículo 372 ambos del código Penal, no remitimos a lo razonado

en el motivo décimo cuarto.

VIGÉSIMO: Que, en sus alegatos de apertura y de cierre,

tanto la Fiscalía como la querellante alegaron la concurrencia de

las agravantes de responsabilidad penal contenidas en el artículo

12 N° 6 y 18 del Código Penal, las que fueron desestimadas en la

deliberación, atento los ilícitos que se tuvieron por acreditados

y lo prescrito en el artículo 63 del Código Penal.

En cuanto a la agravante del N° 6 del artículo 12, o sea, la

de “Abusar el delincuente de la superioridad de sus fuerzas, en

términos que el ofendido no pudiera defenderse con probabilidades

51
de repeler la ofensa.”, no parece que –dada la naturaleza y

circunstancias del delito de robo previamente establecido- el

imputado tuviera necesidad de prevalerse de tal circunstancia

para la ejecución de tal ilícito. En lo que concierne al delito

de violación con homicidio, el uso –y aún el abuso- de la

superioridad de sus fuerzas que el agente emplea, es de tal

manera inherente a dichos ilícitos, que -sin su concurrencia-

ella no pudo llevarse a cabo, pues la existencia de fuerza era un

elemento integrante del tipo penal del artículo 372 bis del

Código Penal.

Con relación a la agravante de responsabilidad penal del

artículo 12 N° 18 del Código Penal, esto es, la de “Ejecutar el

hecho con ofensa o desprecio del respeto que por la dignidad,

autoridad, edad o sexo mereciere el ofendido, o en su morada,

cuando él no haya provocado el suceso.”, modificatoria ésta que

los acusadores pretendieron fundar en la circunstancia de haberse

cometido el delito en la morada de la víctima, el Tribunal

igualmente la rechazará, puesto que –al igual que lo que ocurrió

con la agravante anterior- el Tribunal, al momento de establecer

y calificar los hechos, ya consideró que el acusado ingresó al

domicilio de la víctima, por vía no destinada al efecto y que,

luego de violar y matar a la ofendida, sustrajo dinero desde el

interior del dormitorio de ésta; de consiguiente, el ingreso en

tales circunstancias a la morada de la ofendida, constituye un

elemento calificante de la figura consagrada en el artículo 440

52
del Código Penal; de consiguiente, no podría estimarse que

concurre la agravante del citado artículo 12 N° 18, sin vulnerar

la norma del artículo 63 del Código Penal.

VIGÉSIMO PRIMERO: Que, en la oportunidad establecida en el

artículo 343 del Código Procesal Penal, se llamó a los

intervinientes a debatir respecto de las circunstancias

modificatorias de responsabilidad criminal y el quantum de la

pena.

El fiscal y querellante indicaron que no concurre respecto

de Sánchez Riffo la circunstancia atenuante contenida en el

artículo 11 N° 6 del Código Penal, toda vez que el acusado en su

extracto de filiación y antecedentes de adolescente registra una

condena en la causa RIT 12.090/2012, del Juzgado de Garantía, Rit

103-2013 de este Tribunal, en la que fue condenado como autor del

delito de abuso sexual impropio, a la pena de 541 días de

libertad asistida especial, pena que se encuentra cumplida, según

da cuenta el mismo extracto. Acompañó para tal efecto copia de la

referida sentencia con certificación de encontrase firme.

Luego, no concurriendo circunstancias modificatorias de

responsabilidad penal conforme a lo dispuesto en el artículo 74

del Código Penal o 351 del Código Procesal Penal, solicitó se

imponga la pena única de presidio perpetuo calificado.

La querellante adhirió a la petición del fiscal, agregando

que para efectos de determinar la pena a imponer y en atención a

la extensión del mal causado, incorporó certificado suscrito por

Pamela Moya de la Parra, Coordinadora CAVD de Antofagasta,

53
Programa de Apoyo a víctimas, que da cuenta de haber atendido a

Yuri Luis Mancilla Contreras, hijo de la víctima, según consta en

certificado de nacimiento de éste, quien fue ingresado el 13 de

enero de 2016 a dicho Centro, por haber sido víctima indirecta de

un delito de carácter violento, manteniendo adherencia y

permanencia en la terapia recibida.

A su turno la defensa del acusado, invocó en favor de éste

la irreprochable conducta anterior, fundada en la circunstancia

de haber sido condenado cuando era adolescente, condena que por

directrices internacionales no pueden ser consideradas al momento

de ser juzgado como adulto.

Que el Tribunal rechazará sin más trámite la minorante

invocada, toda vez que el acusado Sánchez Riffo, si bien no

registra en su extracto de filiación antecedentes penales como

adulto, lo cierto es que la condena que registra como

adolescente, reconocida por su defensor, lleva necesariamente a

concluir que su conducta pretérita no ha sido irreprochable,

máxime si se considera la edad del acusado, tenía tan solo 20

años de edad, a la fecha de comisión del presente delito.

Además se alegó la minorante contenida en el artículo 11 N°

9 del Código Penal, esto es la colaboración sustancial al

esclarecimiento de los hechos investigados, la que fundo en las

circunstancias en que desde el momento en que el acusado fue

detenido por personal policial, colaboró entregando sus

vestimentas para ser periciadas, accedió a que le tomara muestra

54
de hisopado bucal y declaró ante el fiscal, al igual que en la

audiencia.

Que el Tribunal, oídos los intervinientes, hubo de resolver

el rechazo de la atenuante solicitada, por cuanto no se observa

ni remotamente un atisbo de colaboración del acusado, comoquiera

que la verdad procesal se construyó sin precisar de su ayuda,

puesto que las versiones que dio atentan contra la inteligencia

para conceder dicha minorante, sobre todo al reconocer únicamente

haber dado muerte a la mujer, pero en un contexto diverso al

asentado.

En efecto, de manera evidente el acusado al declarar faltó a

la verdad, en relación a los hechos asentados con la prueba de

cargo. A saber:

1.- Afirmó que ingresó al inmueble de la ofendida por la

reja metálica de acceso que estaba abierta. Lo anterior fue

categóricamente desmentido por el testigo Guillermo Orellana

Barrionuevo, quien refirió en estrados que al salir de la casa

cerró dicha reja con llave, afirmación idéntica a la que le hizo

al funcionario Beniscelli Manquel y al funcionario policial

Guzmán Vera; al primero le refirió aquello dando cuenta de las

circunstancias del hallazgo y al segundo, ya en la Unidad

policial, de manera pormenorizada refirió su rutina diaria como

trabajador de la víctima y de lo sucedido el 1 de enero de 2016.

Además el funcionario Vega, encargado del sitio del suceso,

afirmó que la única vía de ingreso al inmueble, lo fue escalando

el cierre perimetral de éste y así acceder al 2° piso, y desde

55
ahí acceder al primer nivel a través de una escalera que los

conecta, lo que pudo advertir el Tribunal mediante la exhibición

de fotografías.

2.- Afirmó que ya en el interior de la casa, desde la cocina

tomó una monedas que estaban en unos potecillos en la cocina; que

luego se retiró de la casa; que a la salida, en la reja se

encontró con la víctima y que ésta le impidió salir; que se

produjo un forcejeo entre ambos y que él la tiró al suelo. Lo

anterior tampoco resultó ser cierto, toda vez que la prueba de

cargo permitió asentar que estando el acusado en el primer piso

de la casa de la ofendida, se encontró con ella y se abalanzó

sobre la misma para violarla primeramente y luego matarla y que

concluido ese designio, el acusado procedió a registrar las

dependencias de la casa, especialmente el dormitorio de la

ofendida. De lo anterior dieron cuenta los funcionarios

policiales Vallejos, Vega y Zappettini, quienes afirmaron que en

aquella dependencia había gran desorden y rastros de registro,

agregando el testigo Orellana, quien momentos previos estuvo en

la casa de la víctima, que no vio nada anormal mientras

desayunaban, y al exhibírseles fotografías correspondientes al

sitio del suceso, desde la 41 a la 48, afirmó que el desorden

exhibido no estaba cuando él compartió aquella mañana con la

occisa.

A lo anterior se debe agregar, que el acusado refirió que el

forcejeo entre ambos se produjo en la reja, es decir afuera de la

casa, lo que fue descartado por los funcionarios Vega y

56
Zappettini, quienes afirmaron que en lugar no había huellas de

arrastre del cadáver, e incluso, como ya se dijo no se

encontraron evidencias de forcejeo entre ambos, lo que el

tribunal pudo advertir mediante la exhibición de fotografías del

lugar en que cayó la víctima, en cuyo alrededor no se observa

elemento alguno que dé cuenta del conato que indicó el acusado.

3.- Afirmó que durante el forcejeo con la víctima y como

ésta gritaba, le tapó la boca para que se callara. Pero ello

también resultó ser falso, por cuanto lo que resultó establecido

es que el acusado, después de violentarla sexualmente, le tapó la

boca y la nariz con sus manos, para asfixiarla y matarla. Lo

anteriormente señalado fue latamente explicado con motivo de la

muerte de la víctima, de la que dieron cuenta funcionarios

policiales y perito experto.

4.- En fin, el enjuiciado afirmo que después de permanecer

un rato con la mujer ya fallecida, procedió a tener “contacto

sexual” (sic) con ella, y que mientras la penetraba la mujer no

se movía ni respiraba, afirmación que fue categóricamente

desmentida por los funcionarios policiales Vega, Zappettini y el

perito Valdés, además de haberse impuesto el Tribunal de aquello

mediante la ilustración de fotografías levantadas con motivo de

las lesiones y desgarros que exhibía la víctima.

La circunstancia invocada por su defensor, en orden a que

desde el primer momento el acusado estuvo dispuesto a colaborar y

accedió voluntariamente a entregar sus vestimentas y a que se le

realice toma de muestra con hisopado bucal y barrido de manos, en

57
nada altera la conclusión señalada, e incluso la voluntad de

aquél en ese momento, era del todo irrelevante, como señalaron

los funcionarios Vega y Zappetini, quienes atendida la situación

de flagrancia en la que fue encontrado Sánchez Riffo, solicitaron

y obtuvieron orden judicial de la juez Claudia Campusano para

practicar ambas diligencia, y que ésta fue previa a la

realización de las mismas.

A mayor abundamiento, sobre el particular, la Excma. Corte

Suprema ha resuelto que “en lo que atañe a la minorante reglada

en el número 9 del artículo 11 del Código Penal, procede

únicamente en el evento que la colaboración del inculpado haya

sido decisiva para la clarificación del suceso, de manera tal que

la cooperación a que alude la norma consista en una disposición

total, completa y permanente de contribución al esclarecimiento

de los hechos, en todas las etapas del proceso, de suerte que los

datos aportados, en todos sus aspectos, tanto respecto de los

partícipes, los medios y forma de comisión del ilícito y las

circunstancias mismas que lo rodearon, sean perfectamente

concordantes con los demás antecedentes reunidos en el juicio,

pues se trata evidentemente de la obtención de un beneficio

procesal trascendente, como lo es la configuración de una

minorante de responsabilidad penal, lo que requiere un máximo

celo y voluntad de participación en la entrega de los datos,

todos los cuales deben ser compatibles entre sí y que impliquen

verdaderamente un tributo, sin que el órgano jurisdiccional deba

confrontar o recurrir a otros antecedentes para determinar la

58
certeza o no de los datos aportados.” (Causa Rol N°2146-2008 de

fecha 14 de julio de 2008).

VIGÉCIMO SEGUNDO: Que el delito de violación con homicidio

por el cual se ha estimado responsable al acusado se encuentra

sancionado con la pena de presidio perpetuo a presidio perpetuo

calificado, es decir es una pena compuesta de dos indivisibles y

que no acompañan al hecho circunstancias atenuantes ni

agravantes, escenario que permite imponerla en cualquiera de sus

grados, conforme al mandato del artículo 66 inciso 1° del Código

Penal, pero sin desatender lo que prescribe el artículo 69 del

mismo Estatuto.

A su turno, el delito de robo en lugar habitado, conforme a

los artículos 432 y 440 N° 1 del Código Penal, se encuentra

sancionado con la pena de presidio mayor en su grado mínimo.

Para los efectos de determinar la cuantía de la pena, en la

especie, como ya se dijo, no concurren circunstancias atenuantes

ni agravantes. En lo que dice relación con la mayor o menor

extensión del mal causado, es necesario apuntar que el acusado

ejecutó una acción en la vivienda de la mujer, en un escenario de

absoluta violencia, en atención a que no le resultó suficiente

con doblegar su voluntad, sino que le provocó lesiones que eran

innecesarias y que a la vez se endilga como brutal o cruento el

contexto en que los hechos fueron desarrollados, para culminar

con la muerte de la persona y mantener con una frialdad tal, de

proseguir con un designio apropiatorio, después de haber

59
registrado y desordenado un inmueble a sabiendas que en su

interior ya había un cadáver.

Es indudable que el actuar del acusado revela una extensión

del daño inmenso no sólo para la ofendida (desproporcionado,

innecesario y brutal) sino que por las características, forma de

comisión del delito repercutirán de por vida en cada uno de los

miembros de su grupo familiar, y también del entorno comunitario

de la víctima, tal como refirieron sus vecinos y cercanos los

testigos Fon Allard, Molina Puebla y Orellana Barrionuevo, en el

sentido que una mujer tan acogedora y generosa no merecía nunca

una muerte como la que le brindó el acusado, y que en el

vecindario existe mucha tristeza por la partida de la Sra.

Amalia.

En razón de lo anterior, respecto del delito de violación

con homicidio, la pena que se impondrá al acusado será aquella

del grado máximo establecido para este delito. El Tribunal está

consciente que la pena que impondrá en este caso es la máxima que

contempla nuestra legislación penal actual, pero gozando de la

inmediación en la audiencia de juicio oral, estima del caso que

en razón precisamente de la mayor extensión del mal producido por

el delito resulta procedente en el hecho sometido a juzgamiento y

para el crimen cometido, la imposición de la pena en dicho

quantum.

Respecto del delito de robo en lugar habitado, la pena se

impondrá en su tramo inferior, y dentro de ésta en su parte más

baja, atendida el escaso monto de dinero sustraído, el que fue

60
recuperado, sin que pueda considerarse para estos efectos la

muerte de la víctima.

Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 1, 5, 7, 14

N 1, 15 N 1, 18, 21, 22, 24, 27, 28, 32 bis, 39 bis, 47, 50,

66, 67, 69, 74, 372 bis, 432, 440 N° 1 del Código Penal;

artículos 1, 3, 4, 36, 45, 46, 47, 52, 53, 295, 297, 325, 338,

339, 340, 341, 342, 343, 344, 346, 348 y 468 del Código Procesal

Penal, se declara:

I.- Que se condena al acusado Yonathan Luis Sánchez Riffo,

ya individualizado, a la pena de PRESIDIO PERPETUO CALIFICADO y a

la accesoria de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y

oficios públicos y derechos políticos por el tiempo de vida del

sentenciado y la sujeción a la vigilancia de la autoridad, más

las costas de la causa, como autor del delito de violación con

homicidio de la víctima Amalia del Rosario Contreras González,

perpetrado en esta ciudad el 1 de enero de 2016.

II.- Que se le condena además a la pena de cinco (5) años y

un (1) día de presidio mayor en su grado mínimo, accesorias de

inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y

derechos políticos e inhabilitación absoluta para profesiones

titulares mientras dure la condena, como autor del delito

consumado de robo con fuerza en lugar habitado, previsto y

sancionado en el artículo 440 N° 1 del Código Penal, cometido el 1

de enero de 2016, en esta ciudad.

III.- Que se decreta el comiso de las especies incautadas y

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acompañadas como evidencia material, numeradas desde el 14 hasta

el numeral 24 del apartado signado como otros medios de prueba,

según se lee en el auto de apertura.

IV.- Que atendido lo dispuesto en el artículo 1° de la Ley

18.216 y no reuniendo el sentenciado los requisitos allí

previstos por la extensión de las penas corporales impuestas

deberá cumplirlas en forma efectiva, las que se le contarán desde

el día 1 de enero de 2016, fecha a partir de la cual ha

permanecido ininterrumpidamente privado de libertad por esta

causa, conforme a lo señalado en el auto de apertura y el

certificado emitido por el Jefe de la Unidad de Administración de

Causas de este tribunal.

Ejecutoriado el fallo, tratándose de un delito contemplado

en su artículo 17, dese cumplimiento a lo dispuesto en la Ley N°

19.970. A fin de cumplir con lo ordenado por dicha ley y su

Reglamento, si no se hubiese tomado muestra de ADN con

anterioridad, tómese la muestra ADN por parte de Gendarmería de

Chile al encartado.

Cúmplase asimismo con lo dispuesto en el Ley N° 18.556.

Devuélvanse los documentos y objetos incorporados por los

acusadores.

Ofíciese a los organismos que corresponda comunicando lo

resuelto y remítase copia de esta sentencia al Juez de Garantía

de la causa para su cumplimiento.

Regístrese.

Redactada por la juez Patricia Leonor Alvarado Padilla.

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RIT N 175-2017.

PRONUNCIADA POR LOS JUECES DEL TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO

PENAL DE ANTOFAGASTA PAULA ORTIZ SAAVEDRA, MARIA ISABEL ROJAS

MEDAR Y PATRICIA ALVARADO PADILLA.

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