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Rancagua, tres de agosto de dos mil veintidós.

Vistos y teniendo presente:


PRIMERO: Tribunal e intervinientes. Los días 25, 26 y 27 de julio del presente,
ante la sala de este Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Rancagua, integrada por la jueza
doña Rocío Castelló Cordero -quien presidió-, el juez don Álvaro Lezama Orellana y la jueza
doña Carolina Garrido Acevedo, se llevó a efecto la audiencia de juicio oral en causa RIT
288-22 seguida en contra de MARCELO ANTONIO CABEZA REYES, Cédula de Identidad N°
15.391.092-8, nacido el 15 de agosto de 1971 en Rancagua, 51 años, casado, comerciante,
con domicilio en José Miguel Cea 993, población Diego Portales, Rancagua, actualmente
privado de libertad en el Centro Penitenciario de Rancagua y representado por la abogada
doña Sandra Naranjo Beiza y el abogado don Ives Tapia Cubillos.
El Ministerio Público estuvo representado por el fiscal adjunto don Servando Pérez
Ojeda, mientras que la querellante y demandante civil, doña Blanca estuvo representada
por el abogado Manuel Poblete Guerrero.
Todos los intervinientes tienen su domicilio y forma de notificación registrados
previamente en este Tribunal.
El juicio se realizó por video conferencia, a través de la plataforma virtual Zoom,
encontrándose conectados durante toda la audiencia los magistrados, los intervinientes y
el acusado.
SEGUNDO: Acusación. El Ministerio Público acusó en los siguientes términos: “El
26 de julio de 2021 cabeza violó a su cónyuge Blanca, en Rancagua, en la época ya estaban
separados de hecho, como a las cinco y media de la madrugada en el domicilio en
DIRECCION000, cuando fue abordada por el imputado que la esperaba sin que lo supiera
la víctima bajo amenazas y con fuerza como tirándola del pelo, la subió a la camioneta del
sujeto, la llevó hasta un motel del sector la cruz, siempre bajo amenazas y golpeándola
repetidamente en la cabeza y las piernas, ya en una habitación la obligó a masturbarlo y
luego la penetró vaginalmente, todo bajo amenazas y sin el consentimiento de la víctima.
Todo terminó como a las nueve de la mañana, cuando llevó a la mujer de vuelta a su
domicilio. A raíz de los golpes, ella resultó con contusiones en sus muslos; región frontal y
en la zona periocular, lesiones de carácter menos graves”. (sic)
Calificación jurídica, grado de desarrollo y autoría y participación.
El Ministerio Público imputó al acusado, ser autor ejecutor, conforme lo establecido
en el artículo 15 N° 1, del delito consumado de violación propia conforme lo dispuesto por
el artículo 361 N°1 del Código Penal.
Circunstancias Modificatorias de la Responsabilidad Penal.
Se invocó la circunstancia modificatoria de colaboración sustancial en el
esclarecimiento de los hechos.
Solicitud de pena.
El persecutor solicitó la sanción de 5 años y un día de presidio mayor en su grado
mínimo, por el delito de Violación, más accesorias legales.
A su turno, la parte querellante presentó acusación particular en los siguientes
términos: “El día 26 de julio del presente año 2021, aproximadamente a las 05:30 horas,
el acusado abordó a la ofendida, su cónyuge doña Blanca, cuando ésta llegaba a su
domicilio ubicado en DIRECCION000 de esta comuna, y de quien se encontraba separado
de hecho desde el mes de febrero de ese año 2021, tomándola del pelo y bajo amenazas si
se oponía o solicitaba ayuda, premunido además de un arma de fuego que mantenía en su
poder, la condujo a la fuerza hasta el vehículo patente DT.ZS-66, estacionado en las
cercanías, conduciéndola hasta el “Motel Reno” ubicado en el sector La Cruz de esta
ciudad, mientras en el trayecto continuaban las amenazas, como de atentar en contra del
padre de sus hijas, a lo que sumó golpes en la cabeza y muslos de la víctima. Al llegar al
lugar indicado, manteniendo las amenazas, la condujo a una habitación, en donde la
mantuvo retenida por el espacio de casi cuatro horas, obligándola a masturbarlo y
accediéndola carnalmente por vía vaginal, manteniéndola siempre bajo amenaza,
obligándola a manifestarse en términos cariñosos hacia él y prometerle que reanudarían la
relación sentimental, para así regresarla de vuelta a su domicilio, lo que tuvo lugar cerca
de las 10 de la mañana.
Producto del actuar del acusado, la ofendida resultó con contusión leve en el muslo
izquierdo, contusión menos grave en la región frontal y periocular bilateral”. (sic)
Calificación jurídica, grado de desarrollo y autoría y participación.
El acusador particular imputó al acusado, ser autor ejecutor, conforme lo
establecido en el artículo 15 N° 1, del delito consumado de secuestro con violación de
acuerdo con lo dispuesto por el artículo 141 del Código Penal.
Circunstancias Modificatorias de la Responsabilidad Penal.
No invoca.
Solicitud de pena.
El persecutor solicitó la sanción de 20 años de presidio mayor en su grado máximo,
por el delito de Secuestro con violación, más accesorias legales.
Adicionalmente, el querellante presentó demanda Civil en los siguientes términos:
“De conformidad con lo previsto en los artículos 59 y 261 letra d) del Código
Procesal Penal, vengo en deducir Demanda de Indemnización de Perjuicios en contra del
acusado Marcelo Antonio Cabeza Reyes, desconozco oficio, RUT 15.391.092-8,
domiciliado en José Miguel Cea 993, Población Diego Portales, Rancagua, representado
por su abogado doña Sandra Naranjo Beiza, con domicilio y forma de notificación
registrado en el tribunal. Acción civil que paso a fundamentar en los mismos hechos
consignados en la presente acusación que –para evitar repeticiones innecesarias- damos
por íntegramente reproducidos en este acto.
Producto del ilícito cometido por el demandado, se ha causado un profundo dolor
a la ofendida, como también a toda su familia nuclear, considerando el contexto en que se
consuma el ilícito, sufriendo aquella un impacto y trastorno en el acontecer y desarrollo
normal que hasta la fecha del delito llevaba; significando un gran daño espiritual y aflicción
severos, que debe ser reparado por el responsable de ello.
El derecho.
El artículo 59 inciso segundo del Código Procesal Penal y el Art, 2.314 del Código
Civil, consagran el derecho a perseguir la responsabilidad civil del autor de un hecho
punible y el derecho a la indemnización al decir que aquel que ha cometido un delito o
cuasidelito que ha inferido daño a otro es obligado a la indemnización. El principio
genérico de la indemnización que consagra el legislador, tiene su fundamento en el hecho
ilícito que causa daño y obliga a repararlo; el monto de la reparación depende de la
extensión del daño y esta reparación debe ser completa, de modo que permita a las
víctimas reponer las cosas al estado en que se encontraban a la fecha del acto ilícito, en
otras palabras, debe volver a su patrimonio una cantidad semejante a la que constituya el
daño o una compensación igual al perjuicio recibido.
Atendidas las circunstancias anteriores y lo previsto en el art. 2314 del Código Civil,
la indemnización que se reclama es la del daño moral sufrido por la víctima, por la
traumática experiencia que debió soportar, que es consecuencia directa del actuar ilícito
del demandado, lo que le ha significado dolor, aflicción y angustia, pérdida de seguridad
consecuente con un daño psicológico severo-crónico asociado, el que representa para ella
un grave mal injustamente padecido.
Es por las consideraciones señaladas que demando por la reparación del Daño
Moral -el que necesariamente para estos efectos debe cuantificarse-, el pago por el
concepto indicado de una indemnización ascendente a $7.000.000 (siete millones de
pesos) en favor de mi representada”. (sic)
TERCERO: Alegaciones de los intervinientes. El Sr. Fiscal planteó que en este caso
existió una relación sexual sin el consentimiento de la víctima y se utilizaron amenazas y
fuerza. Se trata de un matrimonio que estaba separado, vivían en distintos sectores y
tienen hijos en común, lo que los obligaba a mantener algún grado de contacto, pero en
ningún caso amoroso. En el mes de febrero de 2021 ya había terminado la relación,
cuando en aquella madrugada la víctima fue a visitar la casa de unas amigas, luego llamó
un taxi o uber y en las afueras de su casa la estaba esperando el acusado, quien mediante
amenazas y fuerza la subió a su vehículo que tenía oculto en el mismo sector, la golpeó, le
hizo escenas de celos extremas, la obligó a darle las claves de su celular para revisarlo, la
amenazó con una pistola a fogueo, la llevó a un motel donde también la golpeó y amenazó
y luego la llevó a su casa. Después todo lo relatado la víctima lo denunció.
Concluye señalando que espera probar los hechos y obtener una decisión de
condena al concluir el juicio oral.
En su oportunidad, parte querellante y demandante civil, planteó que los hechos
configuran el delito de secuestro agravado del artículo 141 del Código Penal. Indicó que
cuentan con la misma prueba del Ministerio Público a la que agregan una pericia
sicológica.
Señala que los hechos pueden y deben ser calificados de delito de secuestro, dado
que la víctima es sacada desde su domicilio, llevada a un motel, donde luego es retenida
alrededor de 4 horas, donde el acusado además la viola.
Adicionalmente, respecto de la demanda civil, señaló que el delito penal causó un
daño penal a la víctima que debe ser reparado, avaluándolo en la suma de $7.000.000.
A su turno, la defensa planteó la absolución por todos los delitos imputados. Su
representado tiene ya un 11 N°9, existe acceso carnal a la víctima. El tema es la voluntad,
el consentimiento, por otro lado, para sustentar aquello presentarán testigos, han
efectuado un trabajo bien acucioso, casi una reconstitución de escena. Hay dos testigos
relevantes que son trabajadores del motel y se probará que una persona que está en un
motel por cuatro horas es imposible que este secuestrada. Indica que hay una pistola de
fogueo y un fierro y se lograra establecer por testigos que es lo que hay. Los testigos son
familiares y conocidos, quienes vienen a contar la verdad del entorno, de cómo era el
comportamiento de esta pareja, para tener una comprensión clara. También se aportará
un set fotográfico.
Con lo anterior, se probará que su representado no secuestro a su cónyuge, ni
tampoco puede ser culpable de un delito de violación.
Respecto de la demanda civil, pidió que no se dé lugar a la misma.
Finalmente señaló, sobre el lugar en que ocurre el secuestro, esto es, la casa de la
víctima, que no es posible que esta no haya podido pedir ayuda en ese trayecto.
Durante sus clausuras, todos los intervinientes se mantuvieron en sus posiciones
iniciales.
El Ministerio Público insistió en su pretensión de condena, indicando que la prueba
rendida durante el juicio permitió acreditar la imputación efectuada por el delito de
violación, pues se probó el acceso carnal a través de violencia e intimidación a la víctima.
En relación con la calificación jurídica de los hechos, dijo que si bien, la acusación
pública y la privada coinciden en cuanto al presupuesto fáctico, existe en este caso una
vinculación entre la retención y traslado de la víctima, por parte del acusado, que es
funcional al delito de violación que en definitiva se cometió, razón por la cual se configura
únicamente este último delito.
Por su parte, el querellante coincidió con el Sr. Fiscal en relación a la acreditación
de los hechos imputados, pero perseveró en la calificación jurídica propuesta en su
acusación particular indicando que los hechos configuran el delito de secuestro agravado
por la violación, pues la privación de libertad ejercida en el presente caso ha sido mayor
que la estrictamente necesaria para la comisión del delito, de modo no existe una relación
funcional entre la privación de libertad y el delito de violación.
Finalmente, la defensa insistió en la absolución, indicando que no se logró probar la
ausencia de consentimiento en la relación sexual que existió entre su representado su
cónyuge, pues lo único que se aportó para ello fue la declaración de la presunta víctima,
cuyo testimonio no fue apoyado por el resto de la prueba.
CUARTO: Actitud del acusado. Al ser informado de sus derechos durante el juicio
oral, el acusado decidió declarar y dar su versión sobre los hechos que se le imputaron en
la acusación.
MARCELO ANTONIO CABEZA REYES, relató que tiene 5 hijos, dos de ellos con
Blanca. Llegó a vivir a Rancagua el 2002 con una pareja a trabajar con su familia en una
fábrica de empanadas. En febrero de 2002 nació su hija Luz y al cabo de dos años su mamá
la abandonó, por lo que se hizo cargo de su hija y la crio. Luego conoció a Blanca, el año
2007 o 2008, ella era casera de su almacén, se hicieron amigos. Ella en ese tiempo vivía
con su marido y sus cuatro hijas a la vuelta de su almacén. Comenzaban a conversar en las
tardes cuando él cerraba el almacén y ella le contaba sobre su vida. Reconoce que cuando
ella aún estaba casada empezaron una relación, alrededor del 2009. Ella le dijo a Simón
que se fuera de la casa y él comenzó a vivir entre la casa de ella y su almacén. En marzo de
2009 Simón los sorprende, y lo golpea. Se casaron el 2014 y su papá les pasó dinero para
poner un restaurante de suchi que solo duró un año y en el cual fundamentalmente
trabajó Blanca. Luego su papá les pasó una casa en Rengo. Se separaron en febrero o
marzo del año 2021, luego que él estuvo hospitalizado por una hepatitis.
Respecto de la separación, señaló que le dijo a Blanca que estaba cansado de llegar
a la casa a almorzar y que no había almuerzo y que ella atendiera a sus yernos y no a él. Se
fue a vivir a la casa de sus papás, donde le pasaron una pieza, pero iba a ver todos los días
a sus hijos, nunca dejaron de tener contacto. Siguieron teniendo relaciones sexuales, ella
un día lo empezó a llamar para que la invitara a salir, fueron a un motel, también tenían
relaciones cuando él iba a almorzar o ella iba a quedarse a su pieza. Luego, Blanca le dijo
que no quería seguir viviendo en esa casa que él pagaba, le dijo que quería ahorrarse la
plata del arriendo, que quería hacerse una casa en un terreno que tenía su hija. El no
estuvo de acuerdo, pero luego le pidió ayuda a su papá para sacar unos materiales y
construirle una casa a Blanca y sus hijos, ella también puso dinero.
Sobre lo ocurrido el 25 de julio de 2021, dijo que fue a la casa de Blanca y almorzó
con sus hijos, les fue a dejar las cosas que les llevaba todos los fines de semana, luego se
fue a su casa. Como a las 10 de la noche se pone a llover, trató de contactarse por vía
telefónica con Blanca, peto no la pudo contactar y necesitaba ir a tapar el cemento, por lo
que fue a su casa, pero no estaba. En ese momento lo atendió su hijo y le dijo que ella no
estaba y no sabía dónde andaba, por lo que se devolvió a su casa. Estuvo como hasta las 3
de la mañana haciendo empanadas, se despertó como a la 5:30 y fue a la casa de Blanca,
se sentó en la mesa de terraza a esperarla y la vio que venía, ella le dijo “que le importaba
a él de dónde venía”, él le preguntó por sus hijos y reconoce que le pegó dos cachetadas.
Luego le pidió que conversaran y fueron hasta su camioneta que había dejado estacionada
más lejos por temor. Le preguntó por los niños y ella le dijo que tenía ganas de salir y de
putear. Él le propuso ir a un motel a conversar, primero ella no le dijo nada, pero él insistió
y se fueron hasta el motel Reno. En el transcurso de un viaje que dura 12 o 13 minutos, le
pregunta con quien salió y ella reconoce que andaba con su exmarido por lo que se alteró,
sacó un fiero, golpeó la camioneta y le pasó a golpear el muslo izquierdo y siguieron
avanzando y discutiendo. Llegaron al motel Reno, ocupo la pieza 11 que está al lado de la
recepción, ella salió por sus propios medios. Cuando llegaron a la pieza ella se dio cuenta
que se le había quedado la cartera y él la fue a buscar a la camioneta. Cuando él entró de
nuevo a la habitación ella había contestado el citófono, lo tenía en sus manos y estaba
hablando con la persona que llama cuando se llega a la habitación, luego como a los 5
minutos la señora fue a cobrar, el sacó dinero y pagó en efectivo, pidieron unas cervezas
bebidas y algo más. Siguieron conversando, ella le pidió que la perdonara como ella lo
había hecho con él tatas veces. Él le dijo que la perdonaba, luego se bañaron y tuvieron
relaciones sexuales, después él se fumó un cigarro, se quedó dormido y luego ella lo
despertó y le pidió que la fuera a dejar, por lo que avisó que dejaba la pieza, tuvieron que
esperar a que revisaran la habitación, fueron como 5 minutos. La fue a dejar a la casa, la
dejó en la entrada del pasaje, ella le dio un beso y él le dijo que se iba a trabajar. Se fue a
su casa, estuvo conversando con un vecino y como a las 11 de la mañana llegan
funcionarios de la Policía de Investigaciones y le preguntan su nombre y lo que había
pasado con Blanca y le dicen que está acusado de violación.
A las preguntas del Sr. Pérez, precisó que su camioneta es una Chevrolet, doble
cabina, color blanco a la que le faltaba la patente delantera. Reiteró que no estacionó la
camioneta frente a la casa, sino en la plaza, porque ahí hay estacionamiento y porque tuvo
miedo de encontrarse con Simón, porque ya le había destruido la camioneta. Estaba como
a 200 metros de la casa. Reiteró que con el axial rompió el tablero del auto y le pasó a
llevar la pierna izquierda a Blanca. El axial es un tubo de aluminio, que en una parte es de
goma. Cuando llegan los detectives a su casa había sacado el axial de la camioneta, lo bajó,
estaba en el ante jardín donde estaba él, con una polera.
Consultado por arma a fogueo, dijo que esa arma llegó al lugar porque su papá la
encontró botada en la calle y la dejó en la bodega que él ocupaba como dormitorio.
A las preguntas de la parte querellante, dijo que su separación ocurrió porque se
aburrió de llegar a su casa y que no hubiera almuerzo ni pan para tomar once, le dijo que
estaba aburrido de la situación y que prefería irse de la casa y le entregó a Blanca las llaves
de la casa sin llevarse nada.
Sobre los golpes a Blanca, dijo que jamás había ocurrido antes. Sobre el horario al
que llegó a la casa de Blanca, dijo que fue 15 para las seis o 05:30 de la mañana. Respecto
del lugar en que dejó la camioneta, dijo que eran 3 o 5 minutos a pie. Reiteró que esperó
bajo el cobertizo de la casa, en una mesa de terraza, allí se sentó a esperarla. La esperaba
porque quería saber dónde andaba, a que había salido. Sabía que andaba con Simón, no
sabía con qué fin lo volvió a llamar si iba a volver con su exmarido. Sobre la distancia de la
casa y el motel, indicó que no son más de 20 minutos. Sobre la hora en que llegó Blanca,
dijo que llegó 5 para las seis de la mañana. Se fueron al motel luego de conversar 5 o 10
minutos. Sobre el tiempo que permanecieron juntos, dijo que fueron 3 horas o tres horas y
media.
A las preguntas de la defensa, dijo que tiene cinco hijos y dio los nombres de cada
uno de ellos y de sus madres. Sobre los problemas de violencia que Blanca tuvo con su
exmarido, dijo que eso se lo contaba ella y que su exmarido la golpeó cuando descubrió
que ellos tenían una relación, él trató de quitársela, esto ocurrió en el sector de La Vega,
ahí fue cuando se metió dentro de su camioneta y se la hizo pedazos. Reiteró que se casó
con Blanca el año 2014 y que a pesar de estar separados siempre tuvieron buena relación,
por los niños y eso generó que después tuvieran relaciones sexuales. Precisó que iba todos
los días a la casa de Blanca, ella lo llamaba para que fuera almorzar, le pedía que llevara
pan para tomar once con los niños, salían a comer con ella y con los niños. Sobre las
relaciones sexuales, indicó que en primera instancia no tuvieron, pero de repente se dio
que ella lo empezó a llamar y a pedirle que la invitara a salir, él le preguntó para qué, e
incluso en una oportunidad que no tenía plata y ella dijo que ella invitaba y se fueron a un
motel, al motel Reno. Además, ella se iba a quedar a su casa y cuando él iba almorzar se
pegaban una arrancadita. Eso pasó como cuatro o cinco veces. Sobre su asistencia a
moteles, dijo que eso era normal en su relación, lo hacían por respeto a sus hijas y a los
niños y dos semanas antes de los hechos ella lo había invitado al motel y le regaló un
perfume, eso se lo contó a su mamá, se lo contó como broma.
Consultado por su rutina diaria, dijo que trabajaba todos los días en la fábrica de
empanadas, las fabrica y hace las compras y sus papás las venden en la feria. Su jornada
laboral comienza a las 4 o 4:30 de la mañana y termina en la tarde los días que hay feria.
Además, se dedica a la construcción, hace pololitos de construcción.
Finalmente, se le exhiben las imágenes que corresponden al set ofrecido en el
apartado 2.1. del auto de apertura, las que fueron reconocidas y descritas por el
deponente.
1.- Esquina donde vivía Blanca.
2.- Pasaje Los Helechos donde se encuentra la casa donde vivía Blanca.
3.- Vista frontal de la casa y el cobertizo donde estaba la mesa de terraza en la que estaba
sentado. Se trata de casas pareadas. Ese día el abrió el portón con unas llaves y se quedó
en el cobertizo. La llave se la pasó su hijo. Ese día estaban en la esquina los trabajadores
de Teniente que esperan los buses.
4.- Plaza en la que estacionó la camioneta.
5.- Estacionamiento de la plaza.
6.- Imagen aérea de la plaza.
7.- Fotografía aérea que muestra el trayecto de la casa de Blanca hasta la plaza en la que
estaba estacionado el automóvil.
8.- Imagen aérea del trayecto de plaza a motel. Sobre la camioneta, dijo que cada puerta
tiene bloqueo independiente con posibilidad de desbloquearla.
9.- Imagen aérea del motel. Se ve que están una al lado de otra las piezas. Se encuentra
ubicado en la calle La Cruz, el motel se llama Reno. Se puede ser que el motel es en forma
de U invertida y que las habitaciones son pareadas. Ellos estuvieron en la pieza 11, que
está al lado de la recepción.
10.- Imagen de la entrada y la salida al motel Reno.
11.- Fotografía de la entrada al motel, el camino que lleva a las habitaciones.
12.- Imagen de las habitaciones del motel, se ve que son pareadas. Se ingresa por la
cortina blanca y se deja el vehículo dentro de la cortina. Indica que tiene contacto con
personal del motel. Primero los llaman por citófono, dan la bienvenida, preguntan cuanto
rato se van a quedar y que se van a servir. Luego viene la niña con el consumo y con la
boleta para pagar. Ese día pagó en efectivo, no sabe si hay para pagar con tarjeta.
13.- Cámara que está al fondo, enfoca los vehículos de frente cuando entran.
14.- Más piezas.
15.- Habitación 11 que ocuparon ese día. Arriba se ve un tipo de tuvo, es al lado de la
recepción, cree que es el tubo de los vapores de la salida.
16.- Recepción.
Consultado respecto a si en el tiempo que estuvieron juntos en el motel Blanca
tuvo oportunidad de pedir ayuda, dijo que sí, que cuando iban en la camioneta y cuando
estuvieron en el motel. Incluso él se quedó dormido, ella podría haber sacado las llaves de
la camioneta y haber huido.
Sobre la relación con la familia de Blanca, dijo que siempre tuvo buena relación con
sus hijas, salvo con Filomena porque ella tenía problemas con su pareja y a veces se iba a
vivir a la casa y metía hombres a la pieza. Los nietos de ella eran como sus nietos, los
cuidaba.
Respecto a sus problemas con las drogas, dijo que consumió pasta base, se internó
el año 2019 e hizo un tratamiento, con el alcohol no ha tenido problemas. No consumía en
su casa, lo hacía afuera. Hace como dos años que no consume.
Sobre la pistola a fogueo, dijo que se veía, que estaba encima de un closet, que
más gente sabía de su existencia.
Sobre Blanca, dijo que ya no la ama, pero le desea lo mejor.
QUINTO: Análisis de la declaración del acusado. De la sola lectura de la
declaración prestada en juicio por el acusado, es posible concluir que discute los
elementos fundamentales de los delitos imputados, pues indica que la salida de la
vivienda de Blanca y el traslado a su automóvil y luego al motel, fue voluntario, lo mismo
respecto del acceso carnal que se verificó en el motel, pues lo que existió fue una relación
sexual consentida.
Sin perjuicio de lo anterior, hay diversos elementos de la descripción fáctica
realizada en la acusación pública y particular que son recocidos por el deponente. Cabezas
Reyes reconoce haber concurrido hasta el domicilio de la afectada en horas de la
madrugada y haberla esperado en el antejardín del inmueble, también acepta haberla
golpeado en el rostro mientras estaban en ese lugar, luego de lo cual ambos fueron a la
camioneta que dejó estacionada a una distancia aproximada de dos cuadras, en una plaza
del sector. También afirmó que ambos abordan el vehículo y que en un momento él se
exalta y la golpea -accidentalmente- con un fierro mientras se trasladaban hasta el motel
el Reno, donde alquilan una habitación, en la cual permanecen por alrededor de tres horas
y media, periodo durante el cual tienen relaciones sexuales.
SEXTO: Prueba de cargo. Se rindió por parte del persecutor prueba testimonial,
pericial, documental y otros medios de prueba.
La testimonial consistió en el relato de los testigos Blanca y Filomena, el
funcionario de Carabineros Ricardo Esteban San Martín González y Julio Jesús Guzmán
Veas y los funcionarios de la Policía de Investigaciones Héctor Carvajal Oliva y Roberto
Claudio Rodríguez Rodríguez.
La prueba pericial consistió en el testimonio del perito médico don Sergio Augusto
Pizarro Correa.
Por su parte, como prueba documental se incorporaron los siguientes
instrumentos: 1) Dato de atención de urgencia NUM000, referido a la víctima, emitido por
el hospital Rancagua y 2) Certificado de matrimonio entre imputado y víctima.

Como otros medios de prueba se incorporaron algunas de las imágenes de los 4 set
de fotografías que fueron ofrecidos.
A su turno, por parte de la querellante y demandante civil, aportó prueba pericial,
consistente la sicóloga Ángela Macarena Arias Acuña.
Finalmente, la defensa rindió prueba testimonial y otros medios de prueba. La
primera, consistió en el relato de las deponentes Teresa del Carmen Herrera Fecci, Juana
del Carmen Fuentes Olivares, Luz Margarita Cabeza Sánchez e Irene del Carmen Cabeza
Reyes; mientras que la segunda, consistió en la incorporación de set de fotografías
ofrecido en el auto de apertura.
SÉPTIMO: Acusación y elementos del tipo penal. El Ministerio público atribuyó
autoría al acusado en el delito de violación; mientras que el acusador particular imputó la
comisión de la figura calificada de secuestro con violación.
El primero de los delitos imputados se encuentra descrito y sancionado en el
artículo 361 del Código penal, el que establece que comete violación el que accede
carnalmente, por vía vaginal, anal o bucal, a una persona mayor de catorce años, en
alguno de los casos siguientes: 1º Cuando se usa de fuerza o intimidación. 2º Cuando la
víctima se halla privada de sentido, o cuando se aprovecha su incapacidad para oponerse.
3º Cuando se abusa de la enajenación o trastorno mental de la víctima. En el presente
caso, la hipótesis comisiva que se ha imputado en la acusación es la hipótesis de fuerza e
intimidación, descrita en la parte primera del número 1° de la norma citada.
De este modo, la configuración del tipo penal requiere la concurrencia de los
siguientes elementos: 1) acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, esto es, la
introducción del pene en alguna de las citadas cavidades naturales antes referidas; 2) la
utilización de alguna de las modalidades comisivas descritas en la norma citada, esto es,
fuerza o intimidación; privación de sentido de la víctima o aprovechamiento de su
incapacidad para oponerse y abuso de la enajenación o trastorno mental de la víctima y 3)
que la víctima sea mayor de 14 años.
Como se dijo más arriba, en el presente caso se imputa al acusado la utilización de
fuerza e intimidación para lograr el acceso carnal. Sobre tal elemento, ha de indicarse que
la doctrina chilena es coincidente en relación a que la fuerza requerida para la
configuración de este delito debe darse al momento del acceso carnal, pero no es
necesario que la misma se mantenga durante todo el tiempo en que se consuma la
violación. Por otra parte, con relación a la intensidad de la fuerza, la doctrina también
coincide en que la configuración de la violación no requiere que la fuerza asuma la forma
de vis absoluta o fuerza irresistible, bastando las simples vías de hecho, “sin llegar a
suprimir totalmente las facultades volitivas y defensivas de la víctima”.1
Otro asunto que ha suscitado controversia en relación a la fuerza, es la necesidad
que la víctima oponga resistencia al ataque. Sin embargo, dicha discusión ha sido
superada y en la actualidad es posible afirmar que la doctrina es también coincidente al
sostener que “la mayor o menor resistencia de la víctima es sólo un elemento de prueba,
pero no exigencia del tipo”.2 Lo anterior resulta evidente de la sola descripción típica
contenida en el artículo citado, pues de su lectura se advierte que la única exigencia,

1
RODRÍGUEZ COLLAO, Luis (2014): Delitos Sexuales. Reimpresión 2a edición (2019), Santiago-Editorial
Jurídica de Chile, p. 191.
2
RODRÍGUEZ COLLAO, Luis (2014): Delitos Sexuales. Reimpresión 2a edición (2019), Santiago-Editorial
Jurídica de Chile, p. 193.
además del acceso carnal, es la utilización de alguna de las formas comisivas. Exigir algún
tipo de resistencia de parte de la víctima, importaría introducir un elemento que no está
contenido en la descripción legal y hacer a la víctima responsable de parte de la
configuración del delito que se ha cometido en su contra.
Por su parte, con relación a la intimidación, parte de la doctrina estima que, para
efectos de este delito, la intimidación es “la violencia moral o amenaza de un mal grave
con que se logra el acceso carnal contra la voluntad del sujeto pasivo”, exigiendo además
que la amenaza sea “algo más que la del simple delito de amenazas de los artículos 296 y
297. Así, no sólo se requerirá su seriedad y verosimilitud, sino también, gravedad e
inmediatez”.3 Por otro lado, existe una parte de la doctrina que estima que “la sinonimia
entre amenaza e intimidación carece de todo sustento”, argumentando que en el caso del
delito de violación “es perfectamente concebible que el estado de conmoción sicológica
provenga de un hecho anterior (que el delincuente simplemente aprovecha); de la sola
presencia del agresor (y con mayor razón si son varios); de su apariencia física o de los
antecedentes suyos que fueren conocidos por la víctima; de comportamientos vejatorios
de que ésta fue objeto anteriormente de parte del mismo agresor y hasta de las propias
circunstancias de tiempo y lugar. Porque no toda amenaza produce el efecto de intimidar a
la persona en contra de quien se dirige, ni toda intimidación es consecuencia de una
amenaza”.4
Con relación al delito de secuestro, el artículo 141 del Código Penal, establece que
comete el delito el que sin derecho encerrare o detuviere a otro privándole de su libertad.
La misma norma, establece en su inciso final una figura calificada, que sanciona con una
pena sustancialmente mayor al que con motivo u ocasión del secuestro cometiera además
violación.
Entonces, para la configuración del tipo penal, era necesario, en primer lugar, el encierro
o detención de la víctima. En tal sentido, la doctrina ha señalado que dichas conductas
“…se traducen en la impedición de ejercer la facultad de cambiar de lugar libremente…
La detención es la aprehensión de una persona, acompañada de la privación de su
libertad… Consiste en obligar a una persona a estar en un lugar contra de su voluntad,
privándosela, así, de su libertad ambulatoria, siendo indiferente el medio empleado… El
encierro consiste en mantener a una persona en un lugar donde no puede escapar,
aunque el espacio en que se le mantiene tenga salidas, que el encerrado no conoce o que
su utilización sea para este peligrosa o inexigible”.5

3
MATUS y RAMÍREZ (2014): Lecciones de Derecho Penal Chileno, Parte Especial Tomo I, 3° edición (2014),
Santiago-Editorial Legal Publishing Chile, p.317.
4
RODRÍGUEZ COLLAO, Luis (2014): Delitos Sexuales. 2a edición (2014), Santiago-Editorial Jurídica de Chile, p.
196 a 197.
5
MATUS y RAMÍREZ (2014): Lecciones de Derecho Penal Chileno, Parte Especial Tomo I, 3° edición (2014),
Santiago-Editorial Legal Publishing Chile, p.242
Respecto de la figura calificada, por la cual se dedujo la acusación particular, era
necesario que durante el secuestro se cometiera el delito de violación, con los requisitos
antes explicitados. Sobre el punto, la doctrina también sostiene que existen casos en que
“… una detención o encierro temporal son necesarios para la comisión de otros hechos
penados por la ley, como la violación... En estas situaciones, cuando el periodo de
privación de libertad no excede el necesario para la realización del delito a que se vincula,
la figura de secuestro simple queda desplazada por la consunción en otros hechos de
mayor gravedad… En cambio, cuando los mayores daños se producen después de
comenzado el secuestro, las reglas de agravación de esta figura operan como reglas de
subsidiariedad expresa, estableciendo la penalidad aplicable. Así, si durante un secuestro
deciden los secuestradores violar a una de las aprehendidas, no se produce un concurso
de delitos, sino se aplica la figura del artículo 141 inc. quinto CP”. 6
OCTAVO: Hipótesis de la defensa frente a la acusación. Cabe considerar, que
frente a la imputación del Ministerio Público la defensa planteó una teoría alternativa
sobre la forma en que habrían ocurrido los hechos, indicando que la tanto la salida de la
vivienda por parte de la afectada, como su traslado hasta el vehículo del acusado y luego
hasta el motel, fue voluntaria, lo mismo la interacción sexual entre su representado, de
modo que lo que existió no fue un hecho delictual, sino una salida acordada y posterior
relación sexual.
NOVENO: Convenciones probatorias. No se acordaron.
DÉCIMO: Prueba rendida y hechos probados. Las pruebas presentadas por los
persecutores, que fueron incorporadas en el marco del juicio oral, constituyen los
elementos de juicio que corresponde valorar al Tribunal, para determinar si las hipótesis
proporcionadas por los intervinientes sobre los hechos se encuentran respaldadas por
tales elementos.
En el presente caso, atendido que existieron un cúmulo de hechos que no fueron
discutidos por la defensa, sino por el contrario, fueron reconocidos de forma expresa por
el acusado al prestar declaración, se dividirá el análisis de la prueba entre hechos no
controvertidos y hechos que han formado parte de la discusión.
UNDÉCIMO: Hechos no controvertidos y probados. De acuerdo con lo señalado en
el considerando anterior, los hechos no controvertidos consistieron en la siguiente
secuencia fáctica:

1.- Que el acusado y Blanca se encuentran unidos por vínculo matrimonial, pero al
día 26 de julio de 2021 se encontraban separados de hecho, habitando distintos domicilios.

6
MATUS y RAMÍREZ (2014): Lecciones de Derecho Penal Chileno, Parte Especial Tomo I, 3° edición (2014),
Santiago-Editorial Legal Publishing Chile, p.245
2.- Que el día 26 de julio de 2021, en horas de la madrugada, el acusado concurrió
hasta el domicilio de Blanca, ingresó hasta el antejardín de la vivienda y esperó a que
aquella llegara.
3.- Que el día 26 de julio de 2021, doña Blanca, llegó hasta su domicilio en horas de
la madrugada, alrededor de las 06:00 horas. Al ingresar al antejardín de su domicilio se
encontró con el acusado, quien le preguntó dónde andaba y la recriminó por haber salido.
4.- Que luego ambos se trasladaron hasta la camioneta que estaba estacionada a
dos cuadras del domicilio, en una plaza del sector, donde ambos abordaron el vehículo. Lo
anterior, sin perjuicio de la forma en que se produjo dicho traslado, lo cual fue objeto de
controversia.
5.- Que luego de abordar la camioneta se dirigieron hasta el motel Reno, ubicado en
el sector La Cruz, donde alquilaron la habitación N° 11. Respecto de este hecho, debe
efectuarse la misma salvedad señalada en el número anterior, pues existió discusión
respecto de la dinámica desarrollada en el interior del vehículo.
6.- Que en la habitación del motel Cabeza Reyes accede carnalmente a Blanca por
vía vaginal. Con la misma salvedad referida en los números anteriores.
7.- Que en horas de la mañana el acusado, junto a Blanca, abandonan el motel,
abordan la camioneta en la que llegaron y se dirigen hasta el domicilio de Blanca, quien se
baja del vehículo en una calle cercana a su vivienda.
8.- Finalmente, también resultó establecido que durante el transcurso de esa
madrugada y primeras horas de la mañana, el acusado Cabeza Reyes, agredió físicamente
a Blanca, a lo menos en dos ocasiones, causándole lesiones en el rostro y en una de sus
piernas.
Debe indicarse que los hechos antes referidos, reconocidos de forma expresa por el
acusado, resultaron, además, acreditados suficientemente con la prueba de cargo.
Respecto del primero de los hechos anunciados, además del relato del acusado, se
contó con el certificado de matrimonio incorporado por el persecutor público, del cual
aparece que con fecha 27 de agosto de 2014 don Patricio Cabeza Reyes y doña Blanca
contrajeron matrimonio, lo que también fue ratificado por la propia afectada y su hija
Filomena, quienes además indicaron que a la fecha de ocurrencia de los hechos se
encontraban separados de hecho, viviendo en domicilios distintos y que Blanca vivía en el
domicilio junto a sus hijos menores de edad y una de sus hijas mayores de edad. Lo
anterior, fue también ratificado por la prueba de la defensa, en particular por la hija del
acusado Luz Margarita Cabeza Sánchez y su hermana Irene del Carmen Cabeza Reyes.
Ambas deponentes indicaron que a la época de los hechos el acusado se encontraba
separado de Blanca y viviendo en una habitación del domicilio de sus padres, mismo lugar
en el que vivía su hija Luz.
Respecto de los hechos dos, tres, cuatro, cinco y siete, además del testimonio del
acusado, se contó con el relato de Blanca, quien dijo que ese día había salido, venía
llegando en la madrugara a su casa, era en la mañana. Se bajó en la calle paralela a donde
estaba su casa, va caminando por el pasaje y abre la puerta, abre el portón y aparece el
acusado en medio de unas plantas grandes que tenía en el jardín. Lo primero que vio es
que él se abalanzó sobre ella y le pegó en la cabeza, se sintió mareada y cuando reacciona
ve que la apunta con un arma. Luego la arrastró por alrededor de dos cuadras donde
estaba estacionada su camioneta y la obligó, bajo golpes y amenazas a abordar el móvil.
En relación con la concurrencia al motel Reno, se contó también con el testimonio
de la afectada, quien señaló que primero dieron algunas vueltas en el vehículo y después
llegaron a un motel. Él nunca le dijo dónde iban, solo le dijo que ahí se iba a acabar todo.
En el mismo sentido, se contó con el testimonio de Héctor Guillermo Carvajal
Oliva, funcionario de la policía de Investigaciones, quien señaló haber concurrido hasta el
motel Reno el mismo día de los hechos y a través de la patente del vehículo que se
encontraba inscrito a nombre del acusado y registrado en el motel, pudo verificar que
dicho vehículo había ingresado al motel ese mismo día en horas de la madrugada. Este
relato fue también confirmado por la prueba aportada por la defensa, consistente en los
testimonios de Teresa del Carmen Herrera Fecci y Juana del Carmen Fuentes Olivares,
ambas trabajadoras del motel Reno, quienes afirmaron que hace algún tiempo atrás
concurrieron funcionarios de la Policía de Investigaciones a su lugar de trabajo, quienes les
consultaron por la patente de un vehículo, ante lo que ellas confirmaron que dicho
vehículo había ingresado ese mismo día al motel. También indicaron que el ingreso de los
clientes no se registra por sus nombres, sino solo por la patente del vehículo en el que
ingresan.
También se evidenció, que relato entregado por Blanca durante el juicio, respecto
de dichos puntos, fue el mismo que proporcionó en las distintas etapas de la investigación
según dio cuenta su hija Filomena, el funcionario de Carabineros que tomó declaración a
la afectada Mario Eduardo Basáez Arredondo y la sicóloga que realizó la pericia de daño
doña Ángela Macarena Arias Acuña.
Adicionalmente, con relación a la presencia de la víctima y el hechor en el motel, se
aportó una serie de imágenes, que corresponden a parte de las imágenes ofrecidas en los
apartados 4.3.-, 4.2.- y 4.4.- del auto de apertura. Dichas imágenes fueron introducidas a
través del testimonio del funcionario de la Policía de Investigaciones Héctor Carvajal Oliva,
quien reconoce y describe las imágenes.
Imágenes correspondientes al apartado 4.2.-
1.- Camioneta, esta imagen fue captada fuera de la casa del imputado. En la imagen que es
del frontis no se ve la patente, pero le parece que tenía patente atrás.
2.- Otra vista de la camioneta.
Imagen del apartado 4.4.-
1.- Ingreso de motel el Reno.
Finalmente, respecto de lo ocurrido luego de abandonar el motel, la afectada
coincidió con el acusado, en relación a que abandonaron justos dicho lugar, en la misma
camioneta que habían abordado, luego de lo cual se dirigieron hasta su domicilio y ella
abandonó el móvil en una calle cercana a su vivienda.
Respecto del hecho sexto, referido fundamentalmente al acceso carnal por vía
vaginal del acusado a Blanca, se contó también con el relato de esta última, quien dijo que
una vez que se encontraban en la habitación del motel, el acusado se abalanzó sobre ella,
ella pe pidió que se detuviera, pero el comenzó a tener un acto sexual con ella. Al ser
consultada respecto de a que se refiere cuando habla de acto sexual, dijo que el sujeto la
obligó a tener relaciones sexuales. La relación fue vaginal y él eyaculó.
Este relato fue sostenido por Blanca durante toda la investigación, según se pudo
establecer del testimonio de funcionario de Carabineros que concurrió hasta su vivienda
Mario Basáez Arredondo, quien pudo conversar con la afectada y escuchar su declaración
para luego trasladarla al centro hospitalario, donde Blanca también señalo haber sido
accedida carnalmente por el acusado. Lo mismo dijo a la sicóloga Ángela Macarena Arias
Acuña, quien efectuó la evaluación de daño.
A continuación, en relación con el punto número 8, referido a los golpes
propinados por el acusado a Blanca Es necesario señalar que este reconoció haberla
golpeado cuando aún se encontraban en su domicilio y luego cuando se trasladaban en el
vehículo, indicando que este último golpe habría sido accidental, porque la pasó a llevar
cuando le pegaba con un fierro a su propio vehículo.
Sobre el punto, Blanca coincidió con el acusado en cuanto al hecho de haber
recibido golpes en el rostro cuando fue abordada por aquel en su domicilio y luego haber
sido golpeada con un fierro cuando se encontraba dentro del móvil, agregando que
además recibió muchos otros golpes durante el trayecto de su casa al motel y luego
también cuando se encontraba en el interior de la habitación.
Dichas agresiones fueron confirmadas por el relato de su hija Filomena, quien dijo
haberla visto visiblemente lesionada en su rostro y en diversas partes de su cuerpo. Lo
mismo señaló el funcionario de Carabineros que se entrevistó con ella en su domicilio
Mario Basáez Arredondo, quien también dijo haber apreciado a simple vista que la
afectada presentaba lesiones en el rostro.
Finalmente, dichas lesiones también fueron confirmadas por los dichos de perito
Sergio Augusto Pizarro Correa y del Informe de Atención de Urgencia e Informe de
Lesiones, folio NUM000, de fecha 26 de julio de 2021, referido a Blanca Tanto el referido
profesional, como el documento indicado, dan cuenta de las lesiones sufridas por Blanca El
profesional indica que la paciente que concurre al servicio de urgencia del Hospital
regional, cuando él estaba de turno como ginecólogo. Ella llega consciente, lúcida, con un
relato coherente y cuenta que aproximadamente a las 5 de la mañana fue llevada a la
fuerza por su ex pareja a un motel y en el lugar fue amenazada con un fierro y un arma, le
parece que un revolver, procedió a golpearla y violarla por vía vaginal. En el examen físico
detectó que presentaba lesiones visibles, contusión en región periorbitaria izquierda y en
el muslo izquierdo. Las lesiones fueron catalogadas como menos graves las faciales y las
del muslo como leves. Por su parte, en el informe se consigna que la paciente es
acompañada por su hija y traída por Carabineros para constatación de lesiones. Se indica
que la paciente está emocionalmente estable y se ofrece acompañamiento sicológico que
es rechazado. Sobre la hipótesis diagnóstica, se indica que presenta una contusión leve en
muslo izquierdo y una contusión menos grave en la región frontal y periocular bilateral.
Respecto de las atenciones de enfermería, se indica que la paciente no se puede pesar por
que se encuentra en silla de ruedas por una lesión en la pierna.
De esta forma, a juicio de estos sentenciadores, además del reconocimiento
expreso y la consiguiente ausencia de controversia, con relación a los hechos enumerados
más arriba, se rindió prueba suficiente para establecer cada uno de ellos con el estándar
de más allá de toda duda razonable que requiere una condena en materia penal, pues la
prueba contó con un alto de grado de corroboración, por ser ella coincidente entre sí,
dado que los relatos de todos los testigos de confirmaron mutuamente y fueron a su vez
ratificados por la prueba pericial, documental y por las fotografías que fueron exhibidas a
algunos de los deponentes.
DUODÉCIMO: Hechos controvertidos y probados. Ahora, en relación con los
hechos que fueron controvertidos por la defensa, es necesario señalar que la discusión se
circunscribió a la forma en que Blanca fue abordada por el acusado en su domicilio, la
forma en que fue trasladada hasta la camioneta del acusado, subida a la misma,
trasladada hasta motel Reno y luego accedida carnalmente por el acusado.
El inició de los hechos está dado por el ingreso del acusado al domicilio de la
afectada. Si bien el acusado acepta que efectivamente ingresa al ante jardín de la vivienda,
cuando Blanca no se encontraba en el lugar y la golpea cuando ella llega e ingresa al
interior, niega que el traslado al vehículo, el abordaje de este y el posterior traslado al
motel se hayan verificado por la fuerza. Indicando que el golpe en la pierna se produce por
un accidente, dado que lo que él quería era golpear su propio vehículo, porque le dio rabia
saber que Blanca se había juntado con su exmarido. Lo mismo señala respecto del acceso
carnal, pues indica que luego de haberla golpeado en el antejardín, acordaron ir a
conversar a un motel y en el trayecto ella le contó que se había juntado con su exmarido
Simón y le pidió disculpas, luego de lo cual llegaron al motel y tuvieron relaciones
sexuales.
Sin perjuicio del relato del acusado y de las alegaciones de su defensa respecto de
la forma en que habrían ocurrido los hechos, a juicio del tribunal, la prueba rendida fue
suficiente para establecer la utilización de violencia e intimidación para forzar a la víctima
a salir de su vivienda, trasladarse al vehículo, abordarlo, dirigirse hasta el motel Reno y
permanecer en el interior de este.
Antes de entrar a analizar la prueba de cargo, conviene recordar que, a juicio de
estos sentenciadores no es posible eludir la centralidad del relato de la víctima, pues es de
aquel de donde deriva la imputación efectuada al acusado, y no podría ser de otra forma,
pues no existen testigos presenciales respecto de gran parte de lo ocurrido el día 26 de
julio de 2021, de manera que la única persona que puede dar testimonio de su ocurrencia
es la propia afectada.
El asunto entonces radica, como tantas veces, sobre todo en este tipo de ilícitos,
pero no únicamente en estos, en determinar si la declaración de la víctima, unida al resto
de la prueba de cargo, es suficiente para satisfacer el estándar de convicción que nuestro
ordenamiento jurídico requiere, respuesta que estos sentenciadores han contestado -ya
en el veredicto- de forma afirmativa.
En primer lugar, ha de señalarse que la dificultad probatoria suele ser un problema
a enfrentar en la generalidad de los delitos, no se trata de un problema exclusivo de los
delitos de índole sexual como suele muchas veces afirmarse. De esta forma, resulta
posible sostener que el relato de la víctima es siempre central, no sólo porque es quien
está en mejor posición de dar cuenta de lo sucedido, sino muchas veces porque es la única
que puede hacerlo, ya que el hecho ocurrió en ausencia de testigos. Así, los delitos
sexuales no son una anomalía en cuanto a la ausencia de testigos, sino por el contrario, su
dinámica obedece a la necesidad de quien comete un ilícito de asegurar, o por lo menos
intentar, no ser sorprendido.
Aclarado lo anterior, y admitida la centralidad que tienen los testimonios de las
víctimas de las supuestas agresiones, tampoco debe desconocerse que tales relatos deben
ser sometidos a un examen riguroso propio del que corresponde a cualquier prueba
testimonial.
En efecto, el examen de la prueba testimonial vertida en juicio, como cualquier otra
de esta naturaleza, exige atender fundamentalmente a dos aspectos, que se relacionan
entre sí, pero que obedecen a planos distintos. Por una parte, se requiere ponderar lo que
podríamos denominar credibilidad subjetiva o credibilidad interna, que consiste en el
mérito que es posible atribuir a un testimonio en atención al testigo mismo, aisladamente
considerado como fuente de información, donde se aprecian cuestiones tales como la
coherencia interna de su relato, la plausibilidad del mismo, su consistencia –mantención
inalterada en el tiempo- y la presencia de intereses procesales que actúen como incentivo
para una declaración falsa. Por otra parte, está lo que, siguiendo esta terminología, se
podría denominar credibilidad objetiva o externa, que refiere al mérito que es posible
atribuir a un testimonio, ya no con relación al testigo en sí mismo, sino con relación a las
demás pruebas rendidas en el juicio. Se trata, en este caso, de un análisis sistemático con
el resto de la evidencia, para comprobar si el testimonio aparece corroborado o
eventualmente refutado por otros antecedentes probatorios objetivos, esto es, de origen
independiente al relato que se valora.
Adicionalmente, en este caso debemos tener en consideración que, de ser
efectivos los hechos denunciados, estamos en presencia de violencia de género, en los
términos descritos por la Convención Interamericana Para prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra la Mujer, conocida también como Convención de Belem do Pará, que
define en su artículo el artículo 1º, la violencia contra la mujer como “cualquier acción o
conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.”
De esta forma, La Convención establece que su objeto es toda violencia contra la
mujer basada en su género, sin distinción en cuanto al tipo de violencia, lugar en el que se
produce o la existencia de una relación entre la víctima y el agresor. Este último, es
precisamente uno de los puntos no abordados por nuestra legislación interna, dado que
no contamos con un concepto de violencia de género, ni en términos amplios ni
restringidos, pues nuestra figura de violencia intrafamiliar no solo se encuentra restringida
al ámbito doméstico, sino que, además, el género o sexo de la víctima no es un elemento
que la norma tenga en consideración.
El presente caso, dice relación con violencia física y sexual comedita entre personas
que han tenido una relación de pareja, un ámbito en el que aparece de manifiesto la
variable género de la que habla la convención, no solo porque las víctimas de este tipo de
violencia, en una mayoría abrumadora son mujeres y niñas, sino además porque la
violencia ejercida por la pareja o expareja, suele revelar un afán de dominación sobre la
víctima. De esta forma, por lo que no se trata de un hecho neutro en términos del sexo o
género de la víctima, sino por el contrario, de un crimen ejecutado precisamente en razón
de tal condición, pues la violencia constituye la forma más grave de discriminación contra
la mujer, reforzando su situación de subordinación.
Lo anterior, obliga a los operadores y juzgadores a estar atentos a los sesgos,
prejuicios y estereotipos que suelen aparecer cuando se trata de esta clase de delitos y
que se explican por los patrones culturales y las relaciones desiguales de poder entre los
sexos.
Sin embargo, la reflexión anterior es solo un punto de partida, un llamado de
atención, que impone la obligación de juzgar con perspectiva de género, considerando o
tomando en cuenta la dinámica de la violencia de género al analizar los hechos, pero
obviamente no exime los persecutores de su obligación de acreditar su imputación y al
tribunal de analizar la prueba rendida con imparcialidad, obligación a la cual la perspectiva
de género no se opone en ningún caso.
Sobre el punto, la primera prueba con la que contó el tribunal fue el testimonio de
Blanca, quien contó que tuvo con el acusado una relación de 13 años, donde estuvieron la
mayor parte separados, estuvieron muy poco tiempo viviendo juntos y tuvieron dos hijos.
Describió que terminaban y volvían de forma constante, que fue un círculo bastante
vicioso durante todos estos años, ella no se dio cuenta de lo mala que era su relación,
hasta hoy. Después de una terapia recién entendió la vida que estaba llevando. Se molesta
con ella misma por no haberse dado cuenta antes de llegar a este extremo. La relación fue
muy marcada por el consumo de drogas, donde hubo variados eventos de violencia, en los
que él al agredía, le robaba y la asaltaba, cuando tenía necesidad de droga y era ella quien
proveía esa plata por la razón o la fuerza, hasta que llegó un momento en que ella dijo que
no más y se separaron. El sacó de la casa algunas cosas que ella le permitió, esto fue una
separación para siempre. Estuvieron un tiempo sin hablar, pero luego él comenzó a ver a
los niños y sacarlos a visita, pero estaba claro que ellos estaban separados, aun así, él
insistía con meterse en su vida personal, le decía que ella no tenía nada más que hacer
que estar en su trabajo y en su casa, hacía bastante presión. En esa época ella tenía un
local de comida en la casa que arrendaba, vendía almuerzos. Había menos violencia que
antes, pero había más presión, él marcaba que ella no podía seguir con su vida.
A la consulta sobre si en ese periodo, cuando ya estaban separados llegaron a tener
intimidad, dijo que no.
Sobre lo ocurrido ese día, recordó que había salido, venía llegando en la madrugara
a su casa, era en la mañana. Iba llegando a su casa, se bajó en la calle paralela a donde
estaba su casa, va caminando por el pasaje y abre la puerta de su casa, abre el portón y él
aparece en medio de unas plantas grandes que tenía en el jardín. Lo primero que vio es
que él se abalanzó sobre ella y le pegó en la cabeza, se sintió mareada y cuando reacciona
ve que la apunta con un arma. Es una escena muy confusa, le empezó a pegar mucho y la
empezó a arrastrar fuera de la casa (la testigo rompe en llanto). A la mitad de la calle en
Bombero Villalobos hay un puente porque pasa un pequeño canal, ella se tomó de las
barandas y le pidió que parara, que la dejara ir a su casa, que ella no lo iba a denunciar,
pero él dijo que no, que esto se iba a acabar ahí y la arrastró por dos cuadras hasta donde
estaba su camioneta, porque la camioneta no estaba estacionada fuera de su casa, si
hubiera estado ahí ella no habría llegado a su casa. Luego vio un fierro y con ese ferro le
iba pegando, todo el tiempo quería saber dónde vivía el papá de sus hijas, le decía que lo
iba a matar y que sus hijas mayores iban a pagar las consecuencias de lo que ella había
hecho. Esa fue la dinámica dentro de la camioneta, era gritar y pegarle. Mientras iban ella
pensó en tirarse de la camioneta, iban por República y miró, pero no lo hizo, porque pensó
que le iba a tirar la camioneta encima, porque ya lo había hecho antes. Luego, se dio
cuenta que el día estaba más claro, perdió el tiempo que pasó, sintió que era mucho que
fue muy largo. Después llegaron a ese motel. Él nunca le dijo dónde iban, solo le dijo que
ahí se iba a acabar todo. Sobre la hora en que lo vio en la casa, dijo que eran como las 5 de
la mañana y que lo había visto por última vez la noche anterior, porque había sacado a los
niños un rato y luego los había ido a dejar a la casa.
Sobre el motel, dijo que ella se dio cuenta del sector en que estaban, porque esto
está en La Cruz y eso todo el mundo lo conoce. Jamás pasó por su cabeza lo que le iba a
pasar ahí, su temor siempre fue que la iba a matar. Cuando entraron lo que pensó fue que
ahí se moría y él la iba a dejar ahí, tenía mucho miedo. Nunca había estado en ese lugar
con él. Agregó que cuando llegaron la bajó a la fuerza y ella estaba muy asustada, porque
nunca la habían amenazado con un arma, y también tenía un fierro con el que la había
amenazado. Amenazándola con el arma le dice que tenía que sacarse toda la ropa y que se
apurara, porque ella estaba muy tensa y le costaba sacarse la ropa y le gritaba todo el rato
que la iba a matar, que ella tenía la culpa y luego la hizo meterse a la ducha, bañarse con
agua bien caliente, después la hizo salir de la ducha y todo el rato tirándola desde el pelo.
Luego le dijo que tenía que estar en la cama desnuda, seguía amenazándola con que le iba
a pegar y que sus hijas iban a pagar las consecuencias. Luego, se abalanzó sobre ella, ella le
pidió que parara, que basta, pero él comenzó a tener un acto sexual con ella, él continuo,
hizo todo lo que tenía que hacer y le dijo vístete y ándate. Cuando ella se estaba vistiendo
la volvió a agarrar y le dijo que esto no va a terminar, le dijo que tenía dos opciones para
salir de la situación, pero ella solo escuchó la primera. Esa primera opción era que
volvieran y ella no le contaba a nadie lo que había pasado y él la iba a dejar a su casa y en
la tarde iban al supermercado. Tenía ganar de gritar y decirle que no, pero solo respiró
profundo y le dijo que sí, que iban a volver, que la fuera a dejar a su casa, que ella lo
amaba mucho y que iban a volver. Señala que es horrible recordar eso.
Ante la consulta por el acto sexual, dijo que el sujeto la obligó a tener relaciones
sexuales, que la relación fue vaginal y él eyaculó. Consultada en relación si hubo algún otro
hecho sexual o conducta, dijo que no, pero contrastada con su declaración policial
prestada el mismo día de los hechos, el 26 de julio de 2021, se evidencia que en tal
oportunidad también señaló que el acusado le exigió masturbarlo. La testigo indica que
efectivamente eso ocurrió, pero que le cuesta mucho hablar de todo lo ocurrido ese día.
Al continuar con el hilo de su relato, cuenta que luego de aceptar la opción
propuesta por el acusado, este le dijo que se terminara de vestir y que la iba a dejar a su
casa y la dejó en el pasaje. Ella se estaba bajando y se despidió con un beso y él le dijo que
se bañara y se cambiara de ropa, que él la iba a ir a buscar para ir al super, para él era todo
super normal. Agregó que de verdad ella había tomado esa decisión, se metió a su pieza y
no le iba a contar a nadie lo que había pasado, pero entró su hija al dormitorio y la vio en
las condiciones que había llevado, con sangre, golpeada y temblando, lo único que hacía
era llorar. Su hija llamó a otra hija y ellas llamaron a Carabineros, porque ella ya había
asumido que eso había pasado y así tenía que ser.
Sobre la hora a la que llegó a la casa, dijo que cree que llegó como a las 10 de la
mañana, estaba su hija Flor y luego llegó Filomena, este última fue la que llamó a
Carabineros y estuvo con ella durante todo el proceso. Fueron al Hospital, donde le
constataron lesiones y llamaron a un ginecólogo para que la revisara.
A las preguntas del querellante, dijo que ambos terminaron la relación y que antes
de estos hechos existieron varios otros hechos de violencia, estaban todos con denuncia
ante la Fiscalía. Una vez, cuando ella iba saliendo de su casa a hacer las compras para el
local, él llegó en su camioneta, se la tiró encima y le robó tarjetas, fue como un salto, ella
cayó al piso y lo denuncia a la Fiscalía.
Sobre lo ocurrido ese día, reiteró que ella llegó como a las 5 de la mañana en un
vehículo que no la dejó afuera de su casa, sino la dejo más lejos, en otra calle. Sobre el
primer golpe que recibió dijo que fue en su cabeza, con la parte de debajo de la pistola,
una pistola negra. Era larga, como cuadrada, como una ele. Sobre la luminosidad a esa
hora, dijo que aún estaba oscuro y que no había nadie en el trayecto de su casa a la
camioneta. En ese momento él le pedía que le dijera donde vivía el papá de sus hijas, que
lo iba a ir a matar, tenía el arma en la mano. Todo el rato fue diciendo lo mismo y además
le decía que sus hijas iban a pagar las consecuencias y que sus hijos iban a quedar sin
mamá. Gritaba mucho y en la camioneta hubo muchos golpes con el fierro, lo tomaba y le
empezaba a pegar hacia el lado y le pegaba en las piernas y en la cabeza. El asumía que
ella había salido con él, con el papá de sus hijas. En la camioneta todo el tiempo hubo
golpes y amenazas, en algún momento se detuvo, no recuerda en qué lugar y le empezó a
pegar para que le dijera donde vivían el Simón porque lo iba a matar, le iba a dar unos
balazos. Sobre el trayecto hasta el motel, indicó que lo conoce, que si se fueran directo
serían unos 15 minutos, pero no fueron directo, dieron muchas vueltas, él decía que
estaba decidiendo que iba a hacer con ella, y ella le rogaba que la devolviera a su casa.
Respecto a la duración total del encierro, desde que la sacaron de la casa hasta que la
fueron a dejar, dijo que calcula que fueron unas 4 o 5 horas, para ella fue más, como si
fuera mucho, pero luego al ver la realidad de las horas, supo que fueron de 4 a 5 horas.
A las preguntas de la defensa, sobre el lugar en el que le pegó el acusado, dijo que
le pegó en las piernas, la espalda y los brazos. Respecto del examen al que fue sometida en
el hospital, confirmó que la desnudaron y constató lesiones. Dijo que las lesiones en los
brazos se produjeron porque se cubría la cara, porque él le quería pegar en la cara con el
fierro. Cuando dice que estaba machucada, entiende que se refiere a hematomas y reitera
que los tenía en la cara, las piernas, los brazos y la espalda se los vieron sus hijas. Respecto
de los medicamentos que le dieron en el hospital, dijo que fue iburprofeno y antibióticos,
unos muy fuertes, no recuerda ya.
Sobre la consistencia del relato de Blanca, se apreció que mantuvo una versión
única e invariable respecto de lo sustancial de los sucesos abusivos, tanto en lo que dice
relación con el lugar de ocurrencia, época y circunstancias en que se verificaron, forma en
que se produce el hecho, agresiones sufridas -físicas y sexuales- e identidad del agresor. Lo
anterior resultó claro del mérito del testimonio dado por su hija Filomena, el funcionario
de Carabineros que se entrevistó con ella en su domicilio, el funcionario de la Policía de
Investigaciones que tomó su declaración y la sicóloga que efectuó una pericia de daño, a
quienes Blanca aportó un relato coincidente con aquel proporcionado durante el juicio.
Lo mismo puede observarse del testimonio referido por el perito que elaboró el
informe pericial Sergio Augusto Pizarro Correa quien indica que al momento del examen,
practicado el mismo día de los hechos 26 de julio de 2021, la paciente llega consciente,
lúcida, con un relato coherente y cuenta que aproximadamente a las 5 de la mañana fue
llevada a la fuerza por su ex pareja a un motel y en el lugar fue amenazada con un fierro y
un arma, le parece que un revolver, procedió a golpearla y violarla por vía vaginal.
Sobre el punto, el funcionario de la Policía de Investigaciones, Claudio Rodríguez
Rodríguez, relató que la víctima señala que el día anterior, el día 25 salió a compartir con
unas amigas en Machalí, debido al horario y que regía el toque de queda esperó a que este
terminara para volver a su domicilio. Al llegar a su casa se percató que el acusado la estaba
esperando en el jardín, y la golpeó, además tenía en sus manos un arma de fuego. Ella no
tenía ninguna capacidad para saber si se trataba de un arma de fuego o no. Además, el
sujeto tenía un fierro. Luego, el imputado la traslada a empujones y tirones de pelo hasta
su vehículo, que es el mismo cuya patente se registró en el motel. El vehículo se
encontraba estacionado como a dos cuadras de su domicilio. El sujeto le decía que no
gritara, que se callara. La sube al auto, le pone el cinturón de seguridad y le da golpes con
el fierro y con las manos. En el interior del auto mantienen cierto grado de comunicación,
y luego llegan al motel, donde la amenaza para que se baje con el arma y el fierro y luego
hace lo mismo para forzarla a tener relaciones sexuales vía vaginal. Además, el imputado
le habría dicho que le iba a meter el pico por el ano o por el poto. Luego, la víctima, con la
intención de salir de la situación, comienza a acceder a las peticiones del acusado, quien le
pedía volver a tener una relación con él. Dice la víctima que la conversación sostenida al
inicio era por motivos de celos, el sujeto le preguntaba con quien se estaba acostando y
también le pide el domicilio del padre de sus hijas. Luego, la víctima accede a lo que le
pide el imputado para poder salir de esta situación, por lo que el mismo imputado la lleva
a su domicilio. Una vez en su casa habla con sus hijas y hacen la denuncia.
A la pregunta sobre qué acción se habría realizado dentro del motel, el testigo
contesta que la víctima habría dicho que fue golpeada y obligada a mantener relaciones
sexuales. Contrastado con informe policial de fecha 26 de julio de 2021, se pudo
comprobar que en tal ocasión la afectada también dijo: “me obligó a bajar, me apunto con
la pistola, me dijo que me sacara toda la ropa, que me metiera a la ducha y lo primero que
hizo fue obligarme a masturbarlo…”
De especial claridad resultó el relato dado por la sicóloga Ángela Macarena Arias
Acuña quien, si bien efectuó una pericia de daño, cuyo contenido, respecto de ese ámbito
será analizado más adelante, también aportó diversos antecedentes respecto del relato de
Blanca, lo que permitió al tribunal apreciar, que la dinámica relatada por aquella en la
audiencia de juicio es la misma que narró durante la pericia. Dicha profesional recordó que
Blanca señaló que primero tiene una relación con Simón, con quien tiene 4 hijas. Luego de
bastantes conflictos en esta relación se separan y ella establece una relación con don
Marcelo. No vivieron juntos hasta que se casaron y ahí alcanzaron a estar muy poco
tiempo en convivencia estable. Sin embargo, son pareja por 13 años, con intermitencias. Él
se ausentaba por un tiempo y luego vuelve a aparecer. La relación se caracterizaba por la
existencia de violencia intrafamiliar en distintas modalidades, él era una persona celosa y
muy restrictiva respecto de sus conductas. Ella con su conducta llegaba a controlar las
conductas agresivas de él, a través de una restricción en su propio comportamiento, por lo
que dejó de hacer muchas cosas y de relacionarse con personas. Él tenía problemas con
las drogas, ella lo acompañó y apoyó, porque suponía que parte de su agresividad era
producto del consumo de drogas, esa era la justificación de ella, veía que él era una
persona enferma. Ella estableció una relación de asistencialismo y apoyo hacia él. Tuvieron
dos hijos que son menores de edad, por lo que ella siempre tenía una apertura a que la
relación pudiera seguir. Ella veía en él manifestaciones de arrepentimiento, veía que quería
salir adelante con el tema de las drogas, por lo que buscaba una forma de apóyalo y salvar
la relación. Sin embargo, llega un momento en que ella se desgasta y terminan la relación,
él supuestamente acepta el término. Ella le cuenta que un mes antes del delito él
comienza a ver a los niños, incluso iba a tomar once con ellos a la casa. Cuenta también
que era celoso de la relación anterior que ella tenía, ya que el papá de sus 4 hijas llegaba a
la casa y las iba a ver, él se molestaba mucho y le hacía escenas de celos.
Sobre los hechos, le contó que ese día llega a su casa, lo ve escondido en las
plantas, ella va abrir la puerta y se le abalanza y le pega con la parte de una pistola y le
dice que de esa no va a salir. Luego la toma del cuello, la amenaza con la pistola, se la pone
en la cabeza y la arrastra a la camioneta, la sube, le pone el cinturón y le pega con un fierro
que tenía en el auto, en las piernas. También le pega en la cara, quería romperle los
dientes, pero ella se protege. Le dice que le de la dirección de Simón porque lo quiere
matar. En ese momento empiezan a dar vueltas en la camioneta, pero ella no podía
pensar, no sabía cómo podía liberarse, porque le pegaba y le decía que la iba a matar,
además no le decía dónde iban. Ella dice que pensó muchas cosas, que pensó tirarse de la
camioneta, pero también pensó que podía tirarle el auto encima, porque eso había
ocurrido una vez anterior. Ella en su cabeza pensaba que no iba a volver más a su casa.
Luego entran a un motel, él le dice que se saque la ropa, la sigue amenazando que no diga
nada y que lo deje pensar. Le pide que se bañe con agua bien caliente, luego con agua bien
fría y luego la viola. Ella dice que fue una tortura, porque nunca supo que iba a pasar, de
hecho, pensaba que la llevaba para matarla. Estando en esa situación ella empieza a
pensar en poder calmarlo, en retomar el control de la situación, pensaba en lo que tenía
que hacer para que el pudiera soltarla. En un momento él le dijo que tenía dos opciones y
una de ellas era olvidar el episodio y volver, si ella aceptaba él la iba a dejar a su casa, por
lo que ella tuvo que decirle que lo amaba y que aceptaba volver. Ella lo refiere con
sentimientos de culpa y haciéndose cargo de que era la única manera en la que podía
manejar esa situación, era la única manera en que podía salir de la situación. Luego de
eso, él la lleva a la casa y ella se despide como si hubiesen vuelto.
Finalmente, con relación a la denuncia, ella dice que cuando estaba en la casa la ve
su hija, ella dice que no quiere denunciar la situación, pero la hija es quien le dice que
tenía que hacer la denuncia.
Si bien, es posible observar que en el relato referido por el perito aparecen más
detalles que los mencionados por Blanca durante el juicio, en particular en lo que dice
relación con la dinámica de la relación que existía entre Blanca y el acusado cuando aún
mantenían una relación afectiva, lo sustancial de la imputación se mantiene inalterado,
esto es, que el acusado la espera en su domicilio de madrugada, que la aborda de forma
sorpresiva, la golpea, la intimida con un arma y luego la traslada por la fuerza, primero
hasta su auto y después hasta un motel, donde la obliga a desnudarse y luego la accede
carnalmente, sin nunca dejar de intimidarla. Toda esa secuencia fáctica es idéntica a la
señalada por Blanca ante estrados.
De los testimonios antes referidos, pudo concluirse la consistencia antes
mencionada, pues en lo sustancial, la narración que Blanca dio durante el juicio oral ha
sido la misma que dio al momento de efectuar la denuncia y luego a la sicóloga que realizó
la pericia de daño, sin que se adviertan contradicciones entre dichas versiones, por el
contrario, todas ellas dieron cuenta de una dinámica similar. Resulta importante señalar,
que el testimonio de víctimas y testigos es una prueba dependiente de la memoria, por lo
que no es posible pretender que un relato sea idéntico, es normal que los eventos vividos
sean recordados y expresadas con algunas diferencias. Muy por el contrario, la
mantención de un relato exacto daría cuenta de un testimonio memorizado y aprendido.
Siguiendo con la corroboración interna del relato, es necesario señalar que el
testimonio prestado en juicio impresionó a estos jueces por su detalle, la mención de
diversos sucesos y circunstancias que lo rodearon, sin caer en omisiones, contradicciones o
vaguedades que hicieran poco creíble o inconsistente la narración, los eventos violentos,
intimidatorios y abusivos fueron suficiente y detalladamente descritos. Se tuvo además
presente, que el testimonio no se percibió como un relato memorizado ni aprendido, no se
vislumbró ningún indicio de que la víctima tuviera un interés en perjudicar al encausado,
por el contrario, su declaración pareció objetiva, pues no incorporó elementos tendientes
a mejorar su posición ni a perjudicar o hacer más gravosa la del acusado.
Ahora, también con relación a corroboración interna, ha de analizarse la existencia
de una ganancia secundaria, punto no fue atacado por la defensa, pues ni en los alegatos
formulados por los letrados ni en la declaración del acusado, se advierte un
cuestionamiento sobre tal elemento. Por otra parte, ni la afectada ni ningún otro testigo
dieron cuenta de la existencia de alguna ventaja que pudiera reportar a Blanca la denuncia
de los hechos.
De lo anterior, resulta entonces que no existen antecedentes que permitan concluir
que la denuncia reportó para Blanca alguna ganancia, por el contrario, solo implicó
pérdidas, las que derivan de las complicaciones propias que la develación de hechos de
esta naturaleza suelen acarrear a las víctimas y que constituye lo que se denomina
victimización secundaria, lo que puede resumirse, en este caso, en el sometimiento de la
afectada a sucesivas diligencias en las que ha debido referirse a los hechos, siendo incluso
sometida a un examen genital. Lo anterior, tiene ciertamente relevancia, pues expone a las
víctimas a acciones –de parte del sistema de justicia- que en definitiva no hacen más que
agudizar la vulneración inicial y constituyen elementos que tienden a desincentivar las
denuncias de esta naturaleza, de modo que la mantención del relato debe ser evaluada
positivamente.
A lo anterior, se agrega en este caso la relación de matrimonio y de padres de dos
hijos comunes que une a víctima y acusado, lo que suele constituir una dificultad adicional
para la mantención de la imputación, pues se ve afectada la familia completa, incluidos los
dos hijos menores de edad de los cuales el acusado es el padre, y con quienes según el
relato de ambos acusados, aquel mantenía contacto habitual.
A continuación, con relación a la corroboración externa de los dichos vertidos por
la víctima, estos fueron contrastados con el resto de la prueba de cargo.
En primer lugar, se contó con el testimonio de su hija Filomena, quien señaló que
estaba en su casa cuando recibe una llamada de su hermana mayor, quien vivía con su
mamá. Le dice que su mamá estaba mal y no sabía que hacer, porque estaba con su hijo y
sus hermanos menores. Ella despierta a su pareja y van en auto a la casa de su mamá. Su
hermana no le dijo que le pasaba a su mamá, solo que estaba mal y que no sabía qué
hacer. Ella pensaba que su mamá podía haberse enfermado, porque tiene lupus. Cuando
entró a la pieza de su mamá la ve toda golpeada, recién bañada, llorando y tiritando y le
pregunta que pasó y ella le cuenta que Marcelo la agredió física y sexualmente, le apuntó
con un arma, le dijo que tanto a ella como sus hijas la iban a pagar y que le iba a hacer algo
a su hermano Sandro. Su mamá le dijo que no quería hacer nada, que estaba aterrada y
pensó que iba a morir, pero ella sin su consentimiento llamó a Carabineros, su mamá le
rogaba que no, porque tenía miedo que le hiciera algo a ella. Ella llamó y le explicó los
hechos a la Carabinera que la atendió y luego llegaron a la casa y las llevaron al hospital,
donde revisaron a su mamá y le hicieron exámenes, vieron si tenía secuelas o marcas de
que había sido abusada sexualmente. Para ella fue muy devastador pasar por ese proceso
con su mamá.
Sobre el lugar en el que estaba su mamá cuando la vio, dijo que en su pieza, estaba
en pijama, ella por lo que le dijo, llegó y se bañó, se puso un pijama y se acostó.
Al ser consultada para que explique a que se refiere cuando dice que su mamá
estaba toda golpeada, explica que su mamá es una persona muy blanca, así que ella le vio
las piernas, porque ella tenía un pijama hacia arriba y le vio unas marcas como moretones
enrojecidos, como cuando una se pega, también tenía marcas en los brazos, las orejas
también tenían muy rojo y ella le dijo que Marcelo la golpeó con un fierro que fue
encontrado después en su casa. Ella más por eso llamó de inmediato a Carabineros, por el
arma de fuego, pensó que podía haberla matado.
Sobre los detalles que le contó su mamá, dijo que le contó que fue agredida física y
sexualmente, que la obligó a tener sexo con él. Le dijo que se la había llevado a la fuerza a
su camioneta, que estaba estacionada a unas cuadras de su casa y luego la llevó a un
motel, amenazándola constantemente con un arma.
Sobre lo ocurrido después, señaló que luego de la llegada de Carabineros las
llevaron al Hospital Regional, donde atendieron a su mamá, luego funcionarios de la
Policía de Investigaciones las pasaron a buscar al hospital y tuvieron que dar una
declaración dejando una constancia de lo ocurrido.
Sobre el estado de su mamá luego de los hechos, dijo que ella no lo ha tocado
mucho el tema, no saben mucho de eso, cuesta mucho hacerla hablar sobre el tema y
estos días, cuando ya les dijeron que tenían que declarar ha estado muy sensible, muy
nerviosa, con miedo, ha sido difícil, hay días en los que se sintió muy culpable, porque ella
decía que ella había salido y que si no hubiese salido no habría ocurrido esto. Ella y sus
hermanas siempre han estado diciéndole que no se culpe, pero ese sentimiento era muy
constante y era difícil verla destruida, verla mal.
Todos esos antecedentes concuerdan con los hechos denunciados, pues dan cuenta
de la situación de vulnerabilidad y hasta desesperación en que se encontraba Blanca, lo
cual es absolutamente compatible con la intimidación y las agresiones físicas y sexuales
sufridas momentos antes y otorga aún más corroboración a su testimonio.
De señalarse, que la deponente da cuenta del estado emocional y físico en que se
encontraba su madre, esto es, con lesiones en su rostro y en distintas partes de cuerpo,
tiritando y llorando, lo que motiva que ella, aún con la oposición de la víctima llame a
Carabineros para denunciar el hecho. Esta situación emocional, de evidente afectación o
perturbación, unida a las evidencias físicas de los golpes descritos por la víctima, no hace
más que confirmar su relato. Respecto de su estado emocional, tal y como lo afirmó el Sr.
Pérez en su alegado de clausura, si bien las reacciones emocionales no son un asunto
genérico, pues no se puede esperar que toda persona que sufre una situación como la
descrita por la afectada, tenga la misma reacción emocional, lo cierto es que, a lo menos
en este caso, la situación emocional de la víctima es coherente con la experiencia
traumática que describe.
Por otra parte, en relación con las evidencias físicas, esto es, las marcas corporales
en la cara y en el cuerpo de la afectada, que fueron descritas por la deponente, lo cierto es
que aquellas no solo son coherentes con los hechos descritos, sino que además los
confirman, pues constituyen una evidencia material de lo relatado.
A mayor abundamiento, el testimonio de Blanca fue también ratificado por el
funcionario de Carabineros que acudió a su domicilio, quien confirmó el estado emocional
y físico en que se encontraba. En este sentido el funcionario de Carabineros Mario
Eduardo Basáez Arredondo, relató que el día 26 de Julio del año 2021 prestaba servicios
en la Tercera Comisaría y alrededor de las 10 de la mañana estaba de servicio en la
población cuando recibieron un llamado de Cenco para verificar una violencia intrafamiliar.
En el lugar se entrevistaron con la víctima, quien dice que se encuentra separada de su
cónyuge y que a las 22 horas salió a la casa de unas amigas y al regresar se encontraba su
cónyuge en el jardín, el sujeto la toma del pelo, la saca de la casa y la lleva al lugar donde
estaba la camioneta, alrededor de una cuadra. La intimida con un arma de fuego y un
fierro y se la lleva al sector de los moteles donde la obliga a mantener relaciones sexuales
y luego la deja en su domicilio. Luego de recibir la denuncia fueron con la víctima al centro
asistencial, donde le constataron lesiones y luego llamaron al fiscal.
Sobre el estado en que se encontraba la Sra., dijo que la funcionaria fue quien le
tomó los antecedentes, para no victimizarla.
Sobre la hora en que se produjeron los hechos, dijo que no recuerda, que solo
recuerda que ella dijo que salió de su domicilio alrededor de las 22 horas y cuando volvió
el sujeto estaba en la casa.
Sobre la hora en que ellos llegaron al domicilio, dijo que fue como a las 10:00 de la
mañana.
El testimonio de dicho deponente, además de dar cuenta de la declaración inicial
prestada por Blanca, permite confirmar que los hechos se prolongan por
aproximadamente 4 horas, pues Blanca dijo haber regresado a su vivienda alrededor de las
05:00 de la madrugada y llegado a su domicilio cerca de las 10:00 de la mañana, lo cual
concuerda con lo declarado por el funcionario de Carabineros, quien señala haber recibido
la orden de concurrir al domicilio de la afectada precisamente alrededor de las 10:00
horas.
Finalmente, se escuchó también al médico Sergio Augusto Pizarro Correa, quien
relató haber efectuado una pericia estando de turno el día 26 de julio del año 2021. El
examen fue realizado a una paciente que concurre al servicio de urgencia del Hospital
Regional. Ese día estaba de turno como ginecólogo. Recuerda que la paciente llega
consciente, lucida, con un relato coherente y que le cuenta que aproximadamente a las 5
de la mañana fue llevada a la fuerza por su ex pareja a un motel y en el lugar fue
amenazada con un fierro y un arma, le parece que un revolver. El sujeto procedió a
golpearla y violarla por vía vaginal. En el examen físico detectó que presentaba lesiones
visibles. Contusión en región periorbitaria izquierda y en el muslo izquierdo. Las lesiones
fueron catalogadas como menos grabes las faciales y las del muslo como menos graves. No
había lesiones ginecológicas, los genitales estaban normales y se procede a tomar
muestras de contenido vaginal para estudio. Su conclusión fue sospecha de violación, por
el relato de la paciente y por las contusiones antes descritas. Se la practicaron exámenes
que son parte del protocolo y se le indicó tratamiento habitual que es preventivo para ITS
y VIH. La paciente esta esterilizada por lo que no fue necesario utilizar anticoncepción de
emergencia e indicaba que además tuvo relaciones sexuales dos días antes del hecho.
A las preguntas del Sr. Fiscal, dijo que el examen fue realizado en la Unidad de
Atención de Víctimas que se encuentra en la Urgencia del Hospital de Rancagua, sección
adultos. Sobre el nombre de la paciente, dice lo recordarlo, pero cuando se le refresca
memoria con su pericia, se aprecia que la examinada corresponde a Blanca En relación con
las lesiones, precisó que una de ellas estaba en la región periocular, esto es, alrededor del
ojo en el frente. La calificó de menos grave porque en general, desde el punto de vista
médico, las lesiones faciales se califican de menos graves por su connotación más visible y
por el pronóstico. Una lesión de ese tipo tarda de 7 a 14 días en desaparecer.
A las preguntas del querellante, señaló que se trata de una lesión de alta energía,
no es un roce, se necesita un golpe contundente para que se produzca eritema y a la hora
del examen aún se mantenga. El examen fue hecho en la noche y los hechos habían
ocurrido en horas de la madrugada. Eso era concordante con lo que la paciente relataba
con relación a la violencia con objeto contundente que había sufrido.
A las preguntas de la defensa, dijo que además se hace una evaluación o examen
referido a las características emocionales. Recuerda que era una paciente que estaba lábil
emocionalmente y afectada por la situación, no recuerda más que eso.
A la consulta respecto a si realizó respecto de esta paciente otro documento como
dato de atención de urgencia, dijo que si, que es necesario hacerlo con todas las pacientes.
A la pregunta con relación a si ese documento señala algo más sobre la
emocionalidad de la paciente, indica que habitualmente lo que le corresponde hacer a él
es solo consignar al diagnóstico en el dato de atención de urgencia, pero en ese
documento concurren también otras personas, las tens que inscribe a la paciente y le
toma los signos vitales y la matrona que también interroga a la paciente. Sin embargo, el
que firma es quien hace el diagnóstico, en este caso él.
A las consultas de la defensa sobre dicho documento, el profesional reitera que la
parte a la que se refiere, en la se menciona el estado emocional de la paciente, está hecha
por la matrona G. Pérez, como se indica en el documento. Esto, porque el dato de atención
de urgencia es realizado por muchas personas, hay otras partes que están hechas por
asistentes de enfermería. La firma es solo de quien cierra el dato con el destino y
diagnóstico final, esa persona es quien firma el dato, que en este caso fue él.
Finalmente, se contó también con el Informe de Atención de Urgencia e Informe
de Lesiones, folio NUM000, de fecha 26 de julio de 2021, referido a Blanca En dicho
documento, se consigna que la paciente es acompañada por su hija y traída por
Carabineros para constatación de lesiones. Se indica que la paciente está emocionalmente
estable y se ofrece acompañamiento sicológico que es rechazado. Sobre la hipótesis
diagnóstica, se indica que presenta una contusión leve en muslo izquierdo y una contusión
menos grave en la región frontal y periocular bilateral. Respecto de las atenciones de
enfermería, se indica que la paciente no se puede pesar por que se encuentra en silla de
ruedas por una lesión en la pierna.
El testimonio del perito, unido al Dato de Atención de Urgencia Médica
incorporado por el persecutor, permitieron también confirmar el relato de la afectada
respecto de la forma violenta en que ocurrieron los hechos, pues constituyen la evidencia
médica de las lesiones que presentaba Blanca al momento del examen, el que se verificó,
según dijo el perito, en horas de la tarde del mismo día de los hechos.
Resulta relevante señalar, que las lesiones constatadas por el perito resultaron
compatibles con el relato proporcionado por Blanca con relación a las agresiones
recibidas. La lesión descrita como contusión en región periorbitaria izquierda, es
coherente con la primera de las agresiones descritas por Blanca aquella que se produce en
el momento inmediatamente posterior a ser abordada por el acusado, cuando abrió la
puerta de acceso al jardín de su casa y dijo haber sido golpeada con la parte posterior de
un arma de fuego. Por su parte, la lesión en el muslo izquierdo puede vincularse con
alguna de las agresiones ocurridas en el interior del vehículo, en las que, según el relato de
Blanca, se utilizó un fierro.
Respecto a este punto, la defensa planteó una inconsistencia, señalando que el
relato proporcionado por Blanca da cuenta de más agresiones que solo aquellas dos
constatadas en la pericia. Si bien lo afirmado por la defensa es efectivo, pues Blanca
refiere múltiples agresiones en distintas partes del cuerpo y la pericia médico legal da
cuenta solo de dos lesiones, es necesario tener en consideración un elemento que fue
aportado por perito, y que se refiere a la hora en la que fue practicado el examen a Blanca
Dicho profesional, al ser consultado por la lesión encontrada en la zona periocular, señaló
que se trata de una lesión de alta energía, no un roce, pues se necesita un golpe
contundente para que se produzca eritema y a la hora del examen aún se mantenga.
Agregó que el examen fue hecho en la noche y los hechos habían ocurrido en horas de la
madrugada. Dicho testimonio, da luces sobre lo que pudo haber ocurrido respecto del
resto de las marcas corporales que dijo haber visto la hija de la víctima, quien mencionó
que su madre incluso presentaba un enrojecimiento en las orejas, además de marcas en
las piernas y en los brazos. Es posible que dichas marcas simplemente hayan desaparecido
con el paso del tiempo, persistiendo únicamente aquellas que fueron ocasionadas con una
intensidad mayor, como son las de la cara y del muslo izquierdo, pues ambas comparten el
hecho de haber sido causadas con objetos contundentes. Por otra parte, es bien sabido
que no todas las vías de hecho ocasionan marcas corporales, pues golpes de menor
intensidad no dejaran una lesión que pueda ser percibida en un examen que es realizado
varias horas después de ocurrida la agresión.
Seguidamente, también aportaron corroboración al relato de la víctima los
funcionarios de la Policía de Investigaciones Héctor Carvajal Oliva y Roberto Claudio
Rodríguez Rodríguez. Ambos deponentes participaron en diligencias relacionadas con el
sitio del suceso y la detención del acusado, el mismo día de los hechos.
El primero, relató que estaba de servicio de turno en la unidad cuando se les pidió
la concurrencia por el delito de violación, por lo que tomaron contacto con el fiscal de
turno, quien les instruyó diligencias. La víctima se encontraba en el Hospital constatando
lesiones, mientras ellos realizaban diligencias. A él en particular le correspondió concurrir
al lugar de los hechos, Motel El Reno ubicado en el sector La Cruz, donde el imputado llevó
a su cónyuge de esa época y la habría obligado a tener relaciones sexuales. Sobre los
hechos, dijo que el sujeto esperaba a la víctima en la casa, ella estaba compartiendo con
algunas amigas. El sujeto fue a su casa, vio que no estaba y la esperó hasta su llagada que
se verificó entre las 5 o 5:30 de la mañana. Al momento de llegar el acusado dejó
estacionado su vehículo a unas dos cuadras del domicilio de la víctima y cuando ella llega
la traslada de su domicilio hasta el lugar en que tenía su camioneta, la obliga a subirse, le
da golpes de puño y con un fierro le pega en su pierna izquierda, luego la traslada al motel
donde la obliga a tener relaciones sexuales. Después ella dice que le promete que va a
volver con él y accede a trasladarla hasta su casa. Según lo indicado por la testigo, el sujeto
le hace una video llamada, donde le reitera que no cuente nada y ella le dice que sí. Luego,
la hija que estaba en el domicilio la ve llorando tendida en su cama, ella llama a la otra
hermana y se cursa la denuncia. Precisó que los antecedentes sobre lo ocurrido los
obtuvieron en primera instancia de Carabineros, que ya habían cursado la denuncia.
Sobre su concurrencia al sitio del suceso, dijo que al llegar solicitaron las cámaras
de seguridad, pero les dijeron que están fuera de servicio. Las personas a cargo indicaron
además que no se deja registro del nombre de las personas que ingresan, solo de las
placas patentes de los vehículos. En base a esa información indagaron la existencia de un
vehículo a nombre del acusado y una vez obtenida la placa patente consultaron si ese
automóvil había ingresado al motel, recibiendo un resultado positivo.
En forma posterior, fueron al inmueble del acusado, donde encontraron en el jardín
el fierro con las características que había dado la víctima. Era un fierro cilíndrico que tenía
algo en la punta y en el interior de la vivienda, en un ropero, se encontró un arma, una
pistola de fantasía.
Respecto del ingreso a la vivienda, indicó que estaba la hija del acusado en el lugar
y se solicitó el ingreso voluntario.
En forma posterior fueron al hospital a recabar antecedentes y confirmaron que la
víctima tenía lesiones, luego fue trasladada al cuartel policial donde se le toma declaración
por parte de Roberto Rodríguez.
Sobre la detención del sujeto, dijo que se tomó contacto con la fiscal de turno y con
todos los antecedentes ella determinó la detención del imputado, quien fue trasladado al
cuartel policial. Indicó que una vez que se le incautaron los objetos antes referidos el
imputado se negó a firmar la entrega voluntaria de los mismos.
Como apoyo grafico a su declaración se le exhiben algunas de las imágenes que
corresponden al set de fotografías ofrecido en el apartado 4.3.- del auto de apertura.
Dichas imágenes fueron reconocidas y descritas por el deponente.
1.- Domicilio del imputado.
2.- Domicilio del imputado donde al interior se encontró el fierro.
3.- Acercamiento del fierro. Pensó que ese era fierro porque era de forma cilíndrica y
porque había una parte que salía del fierro, como un pomo, que era de las mismas
características señaladas por la víctima. No era un fierro recto.
4.- Acercamiento del fierro. Ahí se aprecia lo que tenía adosado a una de sus puntas.
5.-Dormitorio en el que fue encontrada la pistola.
6.- Pistola encontrada en la parte superior del closet. Al principio parecía real, pero luego
se vio que era de fantasía.
7.- Pistola. Reitera que fue encontrada en un dormitorio que era utilizado por el imputado.
Al ser consultado por la defensa, reitera que en el motel se entrevistaron con la
persona encargada, pero no recuerda su nombre. Al ser contrastado con el informe N°
NUM001 de fecha 26 de julio de 2021, se aprecia que en el mismo se indica que se
entrevistaron con la Jefa de turno del motel de nombre Teresa Herrera, a quien no le
tomaron declaración.
En relación con las especies incautadas en el domicilio del acusado, señaló que el
no concurrió a dicho domicilio y que quienes incautaron las especies fueron los
funcionarios Luis Urra y Camila Amaya Ojeda. Ellos fueron quienes concurrieron al
domicilio del acusado e incautaron las especies.
A su turno, el funcionario Rodríguez Rodríguez, recordó que se encontraba de
turno en la brigada de delitos sexuales, el día 26 de julio del año 2021. Participó en la
confección del informe del procedimiento y en distintas diligencias. Alrededor de las 11:00
horas se contacta la fiscal de turno y Carabineros por un delito de violación de mayor de
14 años. La víctima se encontraba en ese momento en el Hospital. Se percataron que el
hecho estaba en periodo de flagrancia, por lo que se acercaron al domicilio del acusado,
donde practicaron su detención y lo trasladaron al cuartel policial. Luego continuaron con
las diligencias relativas a esclarecer o descartar el hecho. Las primeras diligencias que
efectuaron con el comisario Carvajal fue acercarse al sitio del suceso, el motel Reno, donde
se contactaron con la encargada de turno, quien les dijo que las cámaras no tenían
grabaciones y que no se pedían las identificaciones de las personas que ingresaban, solo
de las placas patentes, que eran relacionadas con la habitación en la que las personas se
quedaban. En base a la información anterior buscaron y obtuvieron la inscripción de un
vehículo a nombre del acusado y constataron que alrededor de las 06:00 de la mañana
ingresó al lugar dicho vehículo. Les dejaron ingresar a la habitación, pero ya se había
efectuado la limpieza y aseo de esta, por lo que no encontraron evidencias. En forma
posterior, les informan que ha concluido el examen médico de la víctima, por lo que
fueron al hospital. El informe no arrojaba lesiones genitales, pero sí lesiones en otras
partes del cuerpo, en los ojos y en las piernas. Luego de eso le tomaron declaración a la
víctima. Él estuvo a cargo de esa declaración. De forma paralela, otros funcionarios fueron
al domicilio del imputado, donde se efectuaron diversas inspecciones oculares, tanto de la
camioneta, como en el antejardín del inmueble, donde se encontró el fierro. En el interior
se encontró el arma a fogueo, esta fue hallada en el dormitorio del imputado. Ambas
evidencias fueron levantadas y fijadas por los colegas que realizaron esas diligencias. Con
toda esa información se contactaron con el fiscal de turno, quien dispuso que el acusado
fuera pasado a control de detención. Respecto de fierro, la víctima dice que es cilíndrico,
de 30 centímetros de largo y que en uno de sus extremos tenía una aplicación distinta al
fierro, es por esas características por las que sus colegas lo identifican.
A las preguntas de la defensa dijo que concurrió al domicilio del imputado y
participó en su detención, esa fue la única vez que concurrió a dicho domicilio y que los
funcionarios que fueron en una segunda oportunidad al domicilio del acusado fueron Urra
y Camila Barra, ellos incautaron las evidencias y observaron el lugar en que se
encontraban.
El relato de los dos deponentes antes referidos resulta de mucha importancia, pues
si bien, ellos no son testigos presenciales de las agresiones ni de la intimidación, ambos
dan cuenta, del hallazgo de dos de los objetos descritos por la víctima en su relato,
elementos que fueron encontrados en el domicilio del acusado e identificados gracias a la
descripción aportada por la afectada, de modo que su hallazgo no hace más que confirmar
sus dichos.
Como bien afirmó el fiscal, no hay otra forma en que Blanca pueda conocer la
existencia del arma (que simulaba un arma de fuego real), si no es por haberla visto en
manos del acusado al momento de los sucesos, de modo que el hecho de haber sido
encontrada en su dormitorio solo confirma su testimonio. Lo mismo ocurre con el fierro, el
que según los dos funcionarios ante referidos fue identificado precisamente gracias a los
datos aportados por la víctima, dado que se trataba de un fierro que tenía una forma
cilíndrica inusual y además un objeto adosado a uno de sus extremos.
Por otra parte, deben descartarse sobre este punto los dichos del acusado al
prestar declaración, referidos a que Blanca podía saber de la existencia del arma, porque la
había visto al visitarlo en su habitación, pues tal hecho fue negado por Blanca quien dijo
que luego de la separación no habían retomado su relación sentimental, ni sexual,
indicando que, si bien el acusado acudía a su domicilio, lo hacía para estar con sus hijos.
Por otra parte, la prueba de la defensa tampoco apoyó sus dichos, pues ni su
hermana Irene del Carmen Cabezas Reyes, ni su hija Luz Margarita Cabezas Sánchez,
confirmaron la versión del acusado en ese punto. La primera no aportó ningún
antecedente sobre la situación matrimonial del acusado a la época de los hechos, pues
solo se refirió al tiempo en que se conocieron y a los motivos que influyeron en la
separación. Por su parte, la hija del acusado, cuyo relato era relevante pues a la fecha de
los sucesos compartía el domicilio con su padre, solo mencionó que en una oportunidad
su padre le contó que Blanca lo había invitado a un motel, cuando ya estaban separados,
pero no apoyó la versión de su progenitor en relación con que Blanca se iba a quedar con
él a la pieza que tenía en la casa de sus padres.
Finalmente, respecto a este mismo punto, la defensa cuestionó que los
funcionarios policiales que declararon en el juicio oral, no fueron quienes incautaron las
especies en el domicilio del acusado. Tal alegación es efectiva y así fue señalado por
ambos policías, quienes mencionaron que quienes incautaron las especies fueron los
funcionarios Urra y Barra, mientras que ellos participaron en otras diligencias. Sin perjuicio
de lo anterior, dicha alegación no tiene incidencia alguna en la suficiencia de dicha prueba
para acreditar la incautación de los elementos ya referidos, pues se trata de funcionarios
que participaron en la investigación y en la confección de informe policial y es esa la razón
por la cual conocen de dichas incautaciones, pero más importante aún, es que sus
testimonios resultan coincidentes con aquel proporcionado por el propio acusado al
prestar declaración, oportunidad en la cual aquel reconoció que tanto el arma como el
fierro fueron encontrados en su domicilio.
En este punto, y dado que los deponentes antes mencionados se han referido al
sitio del suceso, resulta relevante analizar la prueba de la defensa referida precisamente a
lo ocurrido en dicho lugar.
Primero se escuchó a Teresa del Carmen Herrera Fecci, quien señaló que es
recepcionista del motel Reno. Señala que esta en este juicio, por unos clientes que
tuvieron baste tiempo atrás en una habitación, llegaron como a las 4 y se fueron como a
las 6 de la mañana y el señor está acusado por un delito. No recuerda el día exacto, pero
tiene algunos recuerdos. Recuerda que el señor llegó, que la recepcionista a cargo lo
atendió, era la Sra. Juana Fuentes. Lo atendieron normal como a toda persona, pidieron
tragos y luego cancelaron, avisaron que se retiraban y se fueron.
Sobre el protocolo de funcionamiento, dijo que no hay, que solo se debe ingresar a
las habitaciones que están libres con la cortina abierta y una luz verde encendida. Cuando
el pasajero ingresa tienen un citófono, en el que se llama a la persona y se le pregunta que
desean. Luego va una camarera que les entrega el pedido y les cobra, todo por una
ventanilla pequeña. No tienen contacto directo con el cliente, tampoco al momento de la
salida. La gente avisa que se va, ellas revisan la habitación y abren el portón. Respecto a las
cámaras del lugar, indicó que solo sirven para ver si viene gente con más personas o si
vienen fuerte, pero no graban.
Sobre la habitación en que ocurrieron los hechos, dijo que fue en la 11.
Respecto a si la encargada de ese día le dijo que escuchó o vio algo, señaló que no,
que le dijo que no escuchó ni vio nada, que nadie pidió ayuda a través de citófono y que
para hablar por dicho aparato solo es necesario levantarlo, no hay que marcar ningún
número.
Sobre la hora a la que ella ingresó al turno ese día, dijo que como a las 9, la cuando
las personas ya no estaban.
Respecto al momento en el que acudió la policía, dijo que era la primera vez que
iban al lugar, que ella recuerde. Les preguntaron si la persona había estado y ellas tenían la
patente del Sr. por lo que confirmaron que la pareja había estado.
Dijo también, que ella habló con los funcionarios, no le hicieron una entrevista
larga, lo que les interesaba saber era si esa persona había estado en la habitación. No
recuerda si pidieron hablar con la Sra. Juana, pero si recuerda que les dijo quién era la
persona de turno.
A las preguntas del Sr. Fiscal, reiteró que en esa época se anotaban las patentes,
por eso pudieron saber que el Sr. estuvo en el lugar. La policía traía la patente. Lo primero
que pensaron era que buscaban un auto robado, pero era la patente que estaba en el N°
11.
A las preguntas del querellante, dijo que la pareja ingresó desde las 4 de la mañana
hasta las 6. Que es posible quedarse más tiempo de dos horas, las personas podrían
quedarse hasta ocho horas.
Finalmente, aclaró que según lo dicho por la recepcionista al momento de hacer los
pedidos fue el señor quien habló.
Luego se escuchó a Juana del Carmen Fuentes Olivares, quien relató que se
desempeña como recepcionista del motel Reno. Trabaja en ese lugar hace
aproximadamente 38 años. Sobre el motivo por el cual se encuentra en el juicio, dijo que
está por un cliente que estuvo en la habitación 11. El cliente ingresó como a las 4 de la
mañana y se retira como a las 6. Se supone que entró acompañado, pero eso ella no lo ve.
En ese momento ella estaba de turno de noche, ese turno es de 8 de la tarde a 8 de la
noche. Cuando el cliente ingresa ella lo saluda por citófono y le toma el pedido. Ella habló
solo con un Sr. que le pidió una coca y un mango sour, solo eso por lo que recuerda. Ella
estuvo en todo momento en la recepción. No escuchó gritos, llantos ni llamadas de auxilio.
Adicionalmente, a ambas deponentes se les exhiben las imágenes que
corresponden a set de fotografías que fue ofrecido en el auto de apertura, algunas de las
cuales fueron mostradas también al acusado.
10.- Entrada del motel. Avenida La Cruz 1645.
11.- Entrada del Motel, pero más adentro, cerca de la habitación N°1, ya está dentro del
motel.
12.- Camino de la salida. Las habitaciones no están ordenadas por número y están
separadas por un box que está donde se ve la cortina, que es donde se ubica el auto.
13.- Le parece que esa es la cámara del camino.
14.- Recepción y habitaciones. Más allá de la recepción está la habitación 11. Esta separa
de la recepción por el box que comentó antes.
15.- Habitación 11, se ve el tubo de la cocina. La cocina y la recepción están juntas.
Había más personas en el recinto, si, dos camareras, no recuerda sus nombres.
Del análisis de dichas declaraciones, resultó evidente para el tribunal, que mas que
controvertir la prueba de cargo y el relato de Blanca, las deponentes aportaron
antecedentes para su confirmación, en particular, en lo referido a las características del
lugar en que ocurrieron parte de los hechos. Lo primero que resulta relevante, es que si
bien no aportaron datos para establecer la fecha en que ocurrieron los hechos y la
identidad del vehículo involucrado, coincidieron con los funcionarios de la Policía de
Investigaciones Carvajal y Rodríguez en relación con su presencia en el lugar en el marco
de una investigación penal. Concordaron también en cuanto a la identificación de la
patente que ellos proporcionaron como uno de los vehículos que estuvo ese día en el
lugar.
Sin embargo, la información más relevante que aportaron dichas deponentes dice
relación con la forma de funcionamiento de dicho establecimiento y del contacto que
tienen las trabajadoras del motel con los clientes. En este punto, ambas deponentes
desvirtuaron el relato del acusado, con relación a que Blanca habría sido quien contestó a
la recepción habló con la encargada y que antes de abandonar el lugar fue una persona a
cobrar la habitación y el consumo. Sobre tales puntos, las deponentes fueron claras y
coincidentes, destacando que entre los clientes y las trabajadoras del lugar existe un
contacto mínimo. Señalaron que los clientes no se identifican, que ellas no saben quién
entra y sale del lugar, pues únicamente ven la patente del auto que ingresa, luego de lo
cual, el cliente elige dentro de las habitaciones que se encuentran disponibles aquella que
desea ocupar, lo que se verifica sin intervención alguna de las trabajadoras del lugar, pues
las habitaciones libres están identificadas. Después de esa elección nadie ve quien
desciende el vehículo, pues esto se verifica en el interior de la habitación elegida, dado
que una cortina tapa el sector de estacionamiento en el que se ubican los automóviles.
Luego de eso, tampoco hay contacto al momento de llevar los productos encargados por
los ocupantes y cobrar la cuenta, pues todo ello se verifica a través de una ventanilla.
Finalmente, ambas coinciden en que ese día fue solo el varón el que se comunicó a la
recepción y que, si bien pidió algo para él y algo para su acompañante, nadie escuchó o
interactuó con esta última.
De esta forma, incluso la prueba de la defensa, al dar cuenta de características del
lugar al que fue llevada Blanca por el acusado, no hizo más que confirmar sus dichos en
cuanto a la privación de libertad y retención de la que fue víctima, dado que las
características del motel hacen posible dicha situación, pues impiden que quienes trabajan
en el lugar tengan algún tipo de contacto con los clientes, lo que también les dificulta
advertir cualquier situación anómala o sospechosa que se produzca al arribo de los
clientes o en el interior de las habitaciones.
Por último, el testimonio de ambas deponentes también controvierte una de las
afirmaciones en las que la defensa basa tu teoría del caso, pues el acusado afirmó al
prestar declaración, que la propia Blanca fue quien se comunicó con una de las
trabajadoras del motel al momento de su llegada, cuestión que fue negada por ambas
deponentes, señalado que la trabajadora solo habló con un varón que le encargo unas
bebidas para él y su acompañante.
Avanzando cronológicamente en los hechos, la forma en que se produce la
denuncia y develación de los hechos resulta también relevante, se trata de una denuncia
efectuada inmediatamente después de ocurrida la agresión, no por la afectada, sino por
una de sus hijas, que denuncia el hecho a pesar de la oposición de su madre, quien se
había resignado a dejar todo como estaba. Son sus hijas, al ver su estado y conocer su
relato, quienes activan la acción de la justicia, precisamente por la gravedad de los hechos
y el daño ocasionado de su madre.
Finalmente, también aportó a la corroboración del relato de Blanca el testimonio
de la sicóloga Ángela Macarena Arias Acuña. Dicha profesional, indicó que le correspondió
efectuar una evaluación sicológica de daño vinculado a una situación de doña Blanca de 43
años de edad. Las sesiones se efectuaron en modalidad mixta, virtual y presencial. Se
efectuaron dos entrevistas a la evaluada y 6 entrevistas clínico-forenses, se le aplicaron
dos pruebas sicológicas, entre ellas una prueba grafológica y se revisaron antecedentes de
la carpeta investigativa. Ella llega al centro el 4 de agosto de 2021 derivada por la fiscalía
para recibir reparación integral. Ella cuenta con una historia de maltrato y abuso sexual en
su infancia. Recibió maltrato grave por lo que estuvo alrededor de 10 años en proceso
sicológico y siquiátrico, pero no fue continuo y no hubo superación de la situación
traumática crónica, lo que indica que ella no se recupera totalmente de los patrones
patológicos que establece en la relación. Tiende a establecer patrones patológicos en sus
relaciones. Primero tiene una relación con Simón con quien tiene 4 hijas. Luego de
bastantes conflictos que tiene en esta relación se separan y ella establece una relación con
don Marcelo.
Señala que llega al centro en crisis. Incluso comenzaban a darle crisis de pánico en
el auto, lo que tenía relación con los hechos, al estar en un auto recordaba haber estado
en el mismo lugar en riesgo vital. Ella tenía que esperar que pasara, ella es bastante
resiliente, tiene una personalidad fuerte, pero se desconectaba para poder seguir
funcionando.
Respecto de la sintomatología, dijo que es una persona con inteligencia normal
promedio e inteligencia práctica muy aguda, es muy proactiva, tiene una mentalidad muy
positiva respecto de la vida, es muy confiada, lo que la lleva a creer en los cambios de las
personas. Ella no presenta sentimientos sicopatológicos. Tiene un juicio de realidad
conservado, producto de la situación ocurren en ella muchos cambios, pese al daño
preexistente. Tiene sintomatología depresiva y elementos ansiosos que son los mismos,
pero otros que son propios de la vivencia actual que tienen que ver con la situación actual,
que hablan del trauma y una lesión síquica, que tiene que ver con el aspecto cognitivo y la
imagen del contenido del trauma. Desde el comienzo ella sueña con la situación violenta,
tiene trastornos del sueño constantes, duerme poco, tiene sueño interrumpido, sueño
fragmentado, insomnio y pesadillas con relación a la situación vivida, tiene grabadas las
palabras y el riesgo vital que sintió en todo momento. En varios pasajes de lo ocurrido ella
siente que no va a volver, porque él la va a matar. Ante la situación vivida ella procesa que
tiene que salir adelante y esa forma, era para ella acercarse a él, para que la dejara salir.
Eso le genera sentimientos de culpa por haberle dicho te amo y haberlo abrazado para que
la dejara salir. Le resulta ambivalente hacer algo que no es su voluntad y que se hace para
preservar la vida.
Indica que Blanca presenta un trastorno de estrés agudo que en el momento en
que se intervino evitó una reactivación del estrés post traumático que ella ya tuvo por
otras situaciones biográficas de vida. El estrés queda en agudo, porque es intenso y se da
por un periodo de meses. Ella actualmente también tiene disociaciones, pero es capaz de
hablar de la situación, porque la tiene muy gravada y se conecta con la situación, le vienen
ahogos y llora. Muchas veces tuvo también asociados elementos de náuseas y vómito,
incluso ella tenía miedo de vomitar cuando declaraba.
Respecto de su situación actual, indicó que cabe en una vulnerabilidad previa, el
imputado conocía esa vulnerabilidad, por lo que hay cierta facilidad de acceder a ella con
menor grado de agresividad, a pesar de que la situación fue muy agresiva. El ataque por
sorpresa también es parte de un piso vulnerable, porque no te permite ver la salida o las
estrategias para salir. La forma en que ella manejó ahora la situación es una de las formas
en que ella solía abordar los problemas y situaciones de violencia, tratando de controlar
desde ella la alteración del otro.
Ella presenta trastorno de estrés agudo con sintomatología ansiosa y depresiva con
elementos disociativos para poder seguir funcionando.
A la pregunta del fiscal respecto de las intervenciones en crisis, dijo que aquellas
tienen relación directa con la situación de trauma vivenciado producto del delito. Se
incluyen en tales crisis las sufridas antes la preparación del juicio. La única forma de seguir
funcionado era para ella la disociación y los pensamientos sobre lo ocurrido le venían
como pensamientos inconscientes. Las crisis no relacionadas con el juicio tenían que ver
con crisis de pánico y con que tenía mucho miedo a la figura del imputado, sentía que era
altamente peligroso para ella, tiene la creencia de que el imputado la va a matar y no hay
forma de sacarle esa creencia por lo que ella vivió, esa creencia es coherente con esa
situación vivida. Entonces, la intervención en crisis iba más que nada orientada a calmar
ese pensamiento y la configuración de planes, una forma de control que viniera desde ella.
Respecto de la crisis ocurrida cuando transitaba en auto, dijo que le impedía trabajar,
luego quiso trabajar de mesera en un restaurante, pero no duró, porque le dio angustia la
cercanía con hombres, sentía intimidación. También tuvo que manejar el tema de las
náuseas, vómito, y cefaleas.
A las preguntas de la defensa dijo que tuvo ocho sesiones para la evaluación.
A la consulta sobre la prueba grafológica mencionada, dijo que en el informe señala
que no existen indicadores directos, solo relacionados y que podrían estar evidenciando
elementos de vulneración sexual.
A la consulta respecto a la forma en que se efectuó esa prueba grafológica, dijo que
es una prueba escrita, se la hace escribir en una hoja de papel, se escriben alrededor de 10
renglones con un lápiz Bic.
A la pregunta respecto a que se refiere cuando afirma que Blanca tiene patrones
que facilitan la vulneración, dijo que por el patrón de daño preexistente está expuesta a las
relaciones en las que a ella la manipulan y la abusan, indica que lo que ocurre es que ella
normaliza muchas situaciones que son vulneradoras, ella justificó muchas veces a don
Marcelo por el tema de las drogas, es muy dable a que la puedan manipular.
A la pregunta sobre las relaciones anteriores de Blanca dijo que tuvo relaciones
anteriores, en las que también existió maltrato sicológico, fundamentalmente.
Sobre la preexistencia de daño, señaló que efectivamente se refiere también a
situaciones anteriores al hecho de esta causa.
Sobre su conclusión, indica que efectivamente el trauma que en ella se aloja tiene
una base sobre este daño preexiste.
El testimonio de la perita ha contribuido a confirmar el relato de Blanca, no solo
por haber aportado una narración respecto de lo que Blanca contó sobre los hechos,
permitiendo de esa forma evaluar positivamente la consistencia de la imputación, sino,
además, porque aportó importantes antecedentes respeto de la situación emocional de la
peritada y la dinámica de la relación de pareja que tenía con el acusado. Ambos elementos
resultaron coherentes con el relato de Blanca En primer lugar, en cuanto a la situación
emocional, la profesional determinó que Blanca presentaba un estrés agudo, relacionado
directamente con la situación vivida, ello sin perjuicio del daño de base que la misma
presenta y que se debe a otras situaciones de vulneración vividas en su niñez. Como ya se
dijo, a propósito de la situación emocional que presentaba la víctima cuando fue vista por
sus hijas y luego al momento efectuar la denuncia ante Carabineros, que si bien no es
razonable esperar que todas víctimas de hechos de esta naturaleza presenten ese tipo de
reacciones, se trata de reacciones coherentes con la vivencia de una situación traumática,
lo mismo puede decirse de la presencia del estrés agudos y de todos los síntomas
descritos por la sicóloga, los cuales tiene directa relación con la dinámica en que se
produjeron los hechos, en particular las situaciones de angustia experimentadas por la
afectada cuando se traslada en vehículo, los sueños o pesadillas y el temor a que el
acusado la mate. Toda esa descripción, se encuentra directamente vinculada a los hechos
descritos por Blanca, de modo que la presencia de tal sintomatología no hace más que
conformar su relato sobre la forma en que ocurrieron los hechos.
Por otra parte, con relación a la existencia de un daño en la peritada, lo cierto es
que aquello de ningún modo puede invalidar el daño actual detectado al momento del
examen, pues la existencia de vivencia abusivas anteriores y los traumas o daños asociadas
a las mismas, no impiden en caso alguno que una persona pueda experimentar
nuevamente maltrato y situaciones traumáticas. Adicionalmente, la perita explicó con
claridad y precisión como le fue posible distinguir el daño de base originado en la infancia,
de aquel experimentado a consecuencia de la situación que Blanca le relató durante las
entrevistas. A mayor abundamiento, la pericia resultó también de utilidad para
comprender la dinámica de la relación de pareja que existió entre el acusado y Blanca y su
relación con el delito del que se conoce en esta causa, pues aportó antecedente que
también confirmaron el testimonio de Blanca en cuanto a la violencia ejercida por el
acusado antes de los hechos de esta causa, su consumo problemático de drogas y las
formas que ella tenía de superar con los conflictos. Este último punto fue de especial
claridad, pues el análisis que efectúa la profesional, al señalar que ella restringe su propio
comportamiento para evitar o salir de las situaciones agresivas, que es precisamente lo
que se evidenció en el presente caso de su relato, pues ella indica que en algún momento,
luego que el acusado accedió carnalmente a ella a través de la violencia y la intimidación,
él le da dos alternativas para poder salir del lugar, una de las cuales implica que olvide lo
ocurrido, no lo denuncie y retome su relación con ella, a lo que ella accede, llegando a
incluso a besarlo y decirle que lo ama.
Finalmente, parece necesario también analizar la declaración de Blanca a la luz de
lo declarado por el propio acusado en la audiencia de juicio.
Como se dijo al momento de determinar los hechos no controvertidos, la mayoría
de los hechos contenidos en la descripción fáctica de la acusación pública y privada fueron
aceptados por el acusado, incluyendo el hecho de haber propinado, a lo menos, dos
golpes a Blanca uno en su domicilio y otro con un fierro cuando estaban en el interior del
auto, y se trasladaban – según su testimonio- de forma voluntaria y consentida por ambos,
hasta un motel.
Resulta ciertamente difícil y problemático, aceptar la versión del acusado, pues
implicaría aceptar que Blanca, una mujer adulta, aún luego de haber sido interpelada por
alguien que ya no era su pareja, respecto del lugar desde el cual iba llegando en horas de
la madrugada y golpeada en su rostro por esa misma persona, acepta de forma voluntaria
salir de su vivienda y dirigirse hasta un motel con el objeto de tener relaciones sexuales
con la misma persona que acaba de golpearla y luego mantiene esta decisión, cuando la
misma persona se ofusca – durante el trayecto en vehículo al motel- y golpea con un fierro
su auto pasando a llevar su pierna izquierda.
Ante el relato del acusado, cabe preguntarse, abstrayéndose del testimonio de
Blanca respecto de la intimidación y la fuerza ejercidas para sacarla de su domicilio y
trasladarla a la camioneta y la intimidación y violencia ejercida dentro del auto y cuando
estaban ya en el motel, cuál es el grado de voluntariedad en la decisión que es adoptada
por una mujer luego de haber sido golpeada por su expareja y luego vuelta a golpear
cuando su expareja se altera dentro del auto en que se trasladan. Es realmente posible
hablar de una decisión voluntaria en esas condiciones, o es más razonable concluir que,
incluso de ser efectiva la versión del acusado en cuanto a que propinó esos únicos golpes a
Blanca y que esta se trasladó a la camioneta y luego al motel de forma autónoma y sin que
él tuviera que usar la fuerza ni la intimidación, que aquella acción igualmente estuvo
motivada por la violencia e intimidación ejercida que el ejerció, no solo a través de los
golpes, sino también al que llega a su casa en horas de la madrugada para interrogarla y
recriminarla por haber salido durante la noche. Acaso no es la reacción del acusado, como
se dijo, incluso creyendo que lo ocurrido ese día es únicamente lo que él declara, una
muestra evidente de su afán de dominación sobre una mujer adulta, que además a esa
época ya había dejado de ser su pareja.
A lo anterior, es necesario agregar otras conductas que fueron también reconocidas
por el acusado. Primero, la hora inusual a la que concurre al domicilio de la afectada. El
acusado llega al domicilio en horas de la madruga, ingresa al antejardín de un domicilio
que ya no era el suyo y espera allí, a pesar del frío que hace en esa época del año, hasta
que Blanca regrese. En segundo término, el lugar en el que deja su vehículo, una plaza que
se ubica a dos cuadras del domicilio, donde Blanca no tenía posibilidad alguna de
observarlo antes de llegar a su vivienda. Estos dos elementos, nos indican que el acusado
quería sorprender a Blanca, que ella no pudiera saber que él se encontraba allí
esperándola, para abordarla con la ventaja que da la sorpresa e impedir que Blanca
pudiera evitar ese encuentro. Respecto del tema del auto, el acusado ha intentado señalar
que existió una justificación para dejar su vehículo a tanta distancia, indicando que lo hizo
por miedo al ex cónyuge de Blanca, dado que este habría dañado su vehículo en una
oportunidad anterior. Sin embargo, tal exclusa no es creíble, pues esos hechos, según sus
propios testigos habrían ocurrido cuando recién iniciaba su relación con Blanca, esto es, 13
años atrás, sin que durante todo ese periodo se produjera un evento de esa naturaleza.
Por otra parte, el acusado hasta hace poco tiempo vivía en el domicilio referido y
seguramente en esa época estacionaba su camioneta en las afueras de mismo, sin haber
sufrido daños ni agresiones, de modo que no se explica por qué ahora si las podía sufrir.
Continuando con su relato, el acusado reconoce también que al llegar increpa a
Blanca por haber salido de la casa y por dejar a sus hijos solos, en circunstancias que en el
mismo domicilio vivía una de sus hijas mayores de edad. También reconoce que le
pregunta con quien andaba y luego la golpea, para después proponerle que vayan al motel
y seguir en el trayecto preguntándole con quien se había juntado, hasta que consigue que
ella le cuente que andaba con su exmarido, lo que provoca su descontrol y la utilización de
un fierro, según él, para pegarle al auto, pasando a llevar accidentalmente una de las
piernas de Blanca Este relato no hace más que confirmar los dichos de Blanca en cuanto lo
ocurrido ese día, a la violencia ejercida por el acusado y a las interpelaciones, preguntas
cuestionamientos para saber dónde y con quien estaba y luego las preguntas sobre el
domicilio de su exmarido para ir a matarlo, pues en el relato del acusado sus sospechas
también están dirigidas al exmarido de Blanca
Lo cierto es que, a diferencia de lo sostenido por la defensa, el testimonio prestado
por el acusado no hizo más que aportar antecedentes que permiten confirmar el relato de
la afectada, pues todas las acciones ejecutadas el día de los hechos dan cuenta que su
intención, no era, como dijo durante el juicio, contactarse con su ex pareja para que fueran
al sitio donde estaba construyendo una casa a tapar los materiales de la lluvia, sino
sorprender a su ex pareja cuando llegaba al domicilio, interrogarla sobre lo que había
hecho y luego castigarla, por no haberse comportando como el esperaba que lo hiciera y
sobre todo obligarla a reanudar la relación.
En consecuencia, el testimonio de Blanca, analizado en su propio mérito y en
relación con el resto de la prueba aportada por el persecutor, resultó suficiente para dar
por establecidos los hechos de la acusación particular, en los mismos términos allí
planteados.
DÉCIMO TERCERO: Análisis de resto de la prueba de la defensa. Además de los
testimonios antes analizados, la defensa aportó el relato de la hija y de una hermana del
acusado.
La primera, Luz Margarita Cabezas Sánchez, hija del acusado indicó que ella vivió
con su papá desde los dos años, porque su mamá la abandonó. Cuando ella tenía 6 o 7
años conocieron a Blanca, que vivía con su esposo y sus 4 hijas. Luego su papá y Blanca se
hicieron pareja. Una vez ella vio a Blanca super golpeada y su papá le dijo que se
encontraron con Simón en la vega y golpeo a Blanca y le golpeo la camioneta. Luego se
fueron a vivir a Rengo y nacieron sus dos hijos. Todo super bien, se casaron el 2014 y
Blanca recuperó a tres de sus hijas que se habían ido con el padre, así que volvieron a vivir
a Rancagua. Ellos abrieron un local de suchi y comenzaron a ir mal las cosas, Blanca ya no
quería vivir con ella. En una oportunidad le pego a su hija Filomena. Luego su papá
comenzó a drogarse, pero nunca en la casa, se iba uno o dos días y luego regresaba
cuando estaba mejor. Ella se fue a un internado y luego se fue a vivir a Viña del Mar con su
mamá. No vio al papá hasta el 2021, cuando su papá ya estaba separado, porque se
aburrió de no tener almuerzo. Ella se quedó a vivir en José Miguel Cea, pero ellos no
perdieron el contacto, se llamaban por teléfono, su papá seguía pagando el arriendo y
comprando mercadería. También los invitaba a salir, junto a Blanca. Ella estaba con el papá
cuando Blanca lo invitó a un motel y su papá llego con un perfume de regalo. Los días 25 y
26 ella estuvo con el papá, fueron días normales, su papá no estaba drogado ni tomado. Él
trabajaba en una fábrica de empanadas en la casa. El día 26 de junio se durmió como a las
3, no lo escuchó si es que salió. Luego a las 12 del día 26 su papá la despierta y ve a la
policía, le dicen que se llevan al papa. Luego a la una llegan con un papel, encontraron una
pistola de acrílico y plástico y un tubo de metal y la hicieron firmar un papel.
A la consulta sobre el contacto que tenía su papá con Blanca, dijo que se llamaban
por teléfono y se veían. Se llamaban todos los días mutuamente.
Respecto del lugar en que se encontraba la pistola ese día a las 3 de la mañana, dijo
que no sabe, pero que la policía la sacó desde arriba de un mueble en la fábrica donde
hacen empanadas.
Respecto del tubo plástico, dijo que no sabe si era de su papá.
Sobre el origen de la pistola, señaló que la encontró su abuela votada afuera de la
casa.
Sobre la fecha de la separación, dijo que se fue como en febrero de 2021 y ella
volvió en marzo del mismo año.
A la consulta sobre si vio mal Blanca en algún momento, dijo que ella siempre ha
sido así, como llorona. Ella es manipuladora, siempre era como la pobrecita, siempre fue
así, ella tuvo muchos problemas con Blanca porque no quería que viviera con su papá, a
parte que su papá le creía todo. Al principio fue como una mamá, pero después cambio, ya
no era como al principio. Cree que tal vez quería vivir sola con su papá.
A la pregunta respecto a si cree que su papá es capaz de violar a una mujer, dice
que no, que ella vivió con él todo el tiempo y amaba demasiado a Blanca.
Luego se aportó el testimonio de Irene del Carmen Cabezas Reyes, quien dijo que
conoce a Blanca desde que se conocieron con su hermano cuando este último tenía un
almacén. Blanca vivía a la vuelta. Durante un tiempo bien corto comenzaron con una
relación amorosa y en una de esas ocasiones el marido de Blanca, de nombre Simón, fue al
almacén a encararla porque que ella los estaría tapando. Como tres meses después de que
ellos empezaron una relación Simón los sorprende por la Vega Chica, por La Cruz, se
acercó a agredir a Blanca, la golpeó, le pego patadas, le tiró el pelo y luego que su
hermano se metió a defenderla sacó un tipo de bate o un palo y empezó a pegarle a la
camioneta de su hermano y le grita que ella –Blanca- lo iba a dejar sin plata. Luego su
hermano se fue a vivir con Blanca y Simón le quito a las niñas, a sus cuatro hijas. Dos
meses después ella estaba en su casa y ve un programa de televisión donde salía la mamá
de Blanca quien la demanda para que Blanca le quitara el cuidado de sus hijas al padre y
ella dice que ella no lo va hacer porque ella le tenía pavor a su exmarido, diciendo que él le
pagaba, la maltrataba y la violaba.
Sobre el problema y la separación, dijo que se debe a que su hermano siempre ha
trabajado con sus papás en una fábrica de empanadas y ella no le dejaba comida a su
hermano, su mamá le tenía que comprar un plato de comida. Eso a ella le llama la
atención porque ella también es casada y le guardaba el plato de comida a su marido, en
cambio a su hermano nunca le guardaban un plato de comida.
A la consulta respecto a si su hermano es un violador, dijo que no, que ella lo vio
cuidar y amar a esa mujer y a sus hijos.
Lo primero que debe indicarse en relación a las declaraciones de ambas
deponentes, que es ninguna de ellas aporta antecedentes respecto a lo ocurrido el día de
los hechos, pues ni aún su hija, que en esa época vivía en el mismo domicilio del acusado,
aportada datos sobre la hora en que aquel salió del domicilio y la hora de su llegada,
limitándose a señalar que ese día ella se durmió a las 3, que no vio salir a su papá y que
luego despertó a las 12, cuando llegaron los funcionarios de la Policía de Investigaciones y
se llevaron a su papá detenido.
Por otra parte, ninguna de dichas deponentes confirma la versión del acusado en
cuanto a que Blanca lo visitaba en la pieza que tenía en la casa de sus padres, donde
estaba la fábrica de empanadas.
Finalmente, lo que sí hacen ambas deponentes es referirse a cuestiones que tienen
que ver con el comportamiento de Blanca y que no se vinculan con el asunto discutido en
estos autos, como es el hecho de que habría comenzado su relación con el acusado
cuando aún estaba casada, insinuar algún tipo de negligencia materna al perder la
custodia de sus hijas ante su exmarido y también cuestionan el comportamiento o la falta
de atención que Blanca habría tenido respecto del acusado cuando vivían juntos,
atribuyendo a esa falta de atención el término de la relación matrimonial. En definitiva, lo
que ambas testigos hacen no es más que demostrar hacia Blanca una serie de perjuicios
que tiene relación con la forma en que piensan que ella debía comportarse respecto del
acusado y que no son más que un reflejo de lo que propio acusado declaró durante el
juicio, oportunidad en la cual expresó los mismos cuestionamientos respecto del
comportamiento de Blanca, cuestionamientos que, no está de más insistir en ese punto,
no tienen relación con los hechos de los que conoce este tribunal.
DÉCIMO CUARTO: Calificación Jurídica. Como se dijo en el veredicto, el tribunal
por decisión de mayoría estimó que los hechos que se tuvieron por establecidos
configuran el tipo penal de secuestro con violación que contempla el artículo 141 del
Código penal.
Sobre el punto, y siguiendo en esto al autor nacional ya citado, estos
sentenciadores estiman, que tal como sostiene dicho autor, “ … siendo la privación de
libertad consistente en la detención de la víctima inherente a los delitos de violación y a
las diversas figuras de delitos sexuales, el desvalor de estos tipos penales absorbe el del
secuestro … conforme al principio de consunción, ya que se trata de conductas que
acompañan necesariamente a los mencionados delitos sexuales, siempre que no excedan
el tiempo que conlleve la realización de estos delitos. Por el contrario, si se configura el
delito de violación y los factores determinantes de su configuración nada tienen que ver
con un eventual atentado a la libertad ambulatoria de la víctima, pero ello tiene lugar
“con motivo u ocasión” de un secuestro, el título de castigo será, precisamente, este
último delito”7(las negrillas con nuestras).
En el caso que nos convoca, concurren todos y cada uno de los elementos del delito
de secuestro, el que se verifica, según lo establecido por el artículo 141 del Código penal,
por el hecho de encerrar o detener a otro privándole de su libertad. En el presente caso,
tales conductas se concretan desde que el acusado aborda a la víctima en su domicilio, la
golpea y la saca a fuerza y bajo intimidación de dicho lugar, lo que claramente constituye
una privación de libertad. Dichas conductas se mantienen en todo el trayecto de la casa a
la camioneta que se encontraba a dos cuadras de la vivienda de la víctima, pues durante
todo ese trayecto es arrastrada por el acusado y sigue siendo intimidada con un arma que
simula un arma de fuego real. Luego, la víctima es obligada a subir al vehículo, donde
nuevamente es golpeada y amenazada por el acusado con el arma y verbalmente, quien le
hace exigencias, le dice que va a matar a su exmarido y que sus hijas la van a pagar. Esta
situación se mantiene hasta que llegan al motel Reno, donde continúa la intimidación, la
víctima es obligada a bajar del automóvil e ingresar a la habitación del motel, donde
permanecen por un largo espacio de tiempo que se prolonga por aproximadamente 4
horas, como se estableció al momento de analizar la prueba, lo que incluso coincide con lo
afirmado por el acusado. Al respecto debe recordarse que Blanca dijo haber regresado a
su vivienda alrededor de las 05:00 de la madrugada y llegado a su domicilio, luego de ser
sacada por el acusado, cerca de las 10:00 de la mañana, lo cual concuerda con lo
declarado por el funcionario de Carabineros que acudió a tomar la denuncia, quien señala
haber recibido la orden de concurrir al domicilio de la afectada alrededor de las 10:00 de
la mañana.
Como se señaló al momento de analizar la prueba rendida en juicio, claramente
existe una privación de libertad hacia Blanca de parte del acusado, la que se concreta a
través de la intimidación, fuerza y violencia que se este último ejerce en su contra, de
modo que no es posible para ella oponerse ni liberarse de la retención ejercida por el
acusado ni aún durante el periodo de tiempo que permanece en el motel, pues aquel en
todo momento la intimida y la violenta, a tal grado que Blanca piensa que la va a matar y
que le puede hacer algo a sus hijas. No es posible exigir, como pretende la defensa, que en
tales condiciones Blanca pudiera oponerse a su captor simplemente bajando del automóvil
o pidiendo ayuda a las dependientas del motel, con quienes, como ya se dijo, no tuvo
contacto alguno.
De esta forma, a juicio de la decisión de mayoría, el delito de secuestro se
encuentra suficientemente acreditado.

7
RODRÍGUEZ COLLAO, Luis (2014): Delitos Sexuales. 2a edición (2014), Santiago-Editorial Jurídica de Chile, p.
373.
Seguidamente, en lo que dice relación con el delito de violación, los hechos que se
dieron por establecidos son también constitutivos del delito de violación propia, descrito y
sancionado por el artículo 361 N° 1 del Código penal. Como se dijo al momento de analizar
los elementos que requiere tal ilicitud, era necesario probar el acceso carnal, el empleo de
fuerza o intimidación para lograr el acceso carnal y la mayoría de edad de la víctima.
Tal como se analizó, la prueba rendida permitió probar todos los elementos
constitutivos del referido delito, lo que permitió desestimar la teoría de la defensa, quien
planteó que el acceso carnal -que reconoció desde el inicio del juicio- constituía una
relación sexual y no un delito de violación. Como se dijo, aquello fue descartado, atendido
que se probó la utilización de fuerza e intimidación para lograr el acceso carnal vía vaginal.
Como se dijo también, al momento de analizar los elementos de la imputación,
para configurar el tipo penal bastaba probar ejercicio de vías de hecho o de la
intimidación, no siento necesario la utilización de una fuerza irresistible, como tampoco la
resistencia de la víctima. Sin embargo, en el presente caso se probaron ambos supuestos,
la fuerza y la intimidación. La primera constituida por las vías de hecho, golpes y maltratos
físicos propinados a la Blanca; y la segunda, configurada por la utilización de un arma que
simulaba un arma de fuego real y las amenazas verbales del acusado en las que deba a
entender que atentaría contra la vida de Blanca, de sus hijas y de su exmarido.
Ahora, tal como ha señalado el autor citado al inicio de este considerando, el
castigo por la figura agravada de secuestro con violación exige descartar que la privación
de libertad consistente en la detención de la víctima, que es inherente al delito de
violación, no haya sido únicamente una privación de libertad funcional a la comisión de
ese delito, cuestión que la mayoría de este tribunal descartó.
Primero, es necesario dejar asentado que el tribunal acepta que, en el presente
caso, una privación temporal de libertad parece necesaria para la consumación del delito
violación, pues atendido que la víctima se encontraba en su domicilio, donde además
estaban los hijos menores del propio acusado y una hija mayor de edad de la afectada, era
necesario sacarla del lugar. Sin embargo, la privación de libertad verificada en el presente
caso fue mucho más allá de la necesaria para consumar el delito de violación, pues como
se dijo, se extiende por un periodo aproximado de 4 horas, lo que parece a todas luces un
exceso, considerando que el lugar al que fue llevada, en palabras del propio acusado y de
los funcionarios policiales que acudieron al lugar, quedaba solo a 15 o 20 minutos del lugar
en que se encontraba estacionada la camioneta.
Pero más importante aún que la distancia del lugar en el que se ejecutó la
violación, son las acciones que realiza el acusado durante el tiempo de cautiverio, pues no
solo saca a Blanca de su casa, sino que la lleva hasta su vehículo que se encontraba
estacionado en una plaza del lugar y allí la hace abordar dicho móvil. Hasta ese momento,
el acusado no viola a la víctima ni ejerce en su contra ninguna agresión que pueda ser
catalogada como violencia sexual, sino por el contrario, la amenaza, la golpea, la increpa e
insiste en preguntarle el lugar de que venía llegando y el domicilio de su anterior marido.
Luego de eso, la víctima indica que transitan en la camioneta sin un destino fijo, dan
algunas vueltas y solo luego de esoel acusado la lleva hasta un motel.
Se podría pensar que el hecho de llevar a Blanca a un motel es un indicio claro de la
intención del acusado de violarla, sin embargo, lo cierto es que las características del lugar,
que según el acusado había visitado en oportunidades anteriores, lo hacen un lugar sitio
para ocultar y retener a Blanca, pues como se dijo, no existe un control de quienes
ingresan al local ni en que condiciones lo hacen. Luego, una vez en el lugar el acusado
tampoco consuma el delito de violación de inmediato, sino que hace que Blanca se
desvista y se bañe, enseguida la obliga a masturbarlo y solo después la accede
carnalmente, todo eso precedido de golpes y amenazas.
Por otra parte, lo que ocurre después de la violación también resulta determinante
para establecer que la privación de libertad no era únicamente funcional a la violación,
pues lo que hace el acusado después de consumar aquel delito no es dejar libre a Blanca,
sino continuar con sus exigencias, indicándole como una de las alternativas para recuperar
su libertad que olvide todo lo ocurrido, que no lo denuncie, y lo más importante de todo,
que retomen su relación, que vuelva con él. Es solo después de la aceptación, por parte de
Blanca, de todas las condiciones impuestas por el acusado, que aquella recupera su
libertad.
Todo lo anterior, tiene un correlato claro en el principal miedo que la víctima tenía
ese día, miedo que expresó ante estrados el día del juicio y que antes había relatado a la
perita que practicó el informe de daño. La víctima pensaba que el acusado la iba a matar, y
ese miedo no era un miedo irracional ni inventado, sino que se sustentaba en la violencia,
intimidación y amenazas ejercidas por el acusado, cuyo propósito era, por un lado, castigar
a Blanca por haber salido de su casa durante la noche; y por otro, obligarla a retomar la
relación. Solo cuando consigue ambas cosas o piensa que las ha conseguido, el acusado
libera a Blanca
De esta forma, a juicio del tribunal, al tratarse de una privación de libertad que por
su extensión y consecuencias no es funcional a la comisión del delito de violación, se
configura en este caso la figura calificada de secuestro con violación.
DÉCIMO QUINTO: Participación. De la misma prueba reseñada en los
considerandos anteriores, resultó suficientemente establecida la participación atribuida al
acusado.
Además del reconocimiento de los hechos al prestar declaración, se contó con el
relato aportado por las víctimas, testigos y funcionarios policiales con relación a la persona
imputada y detenida el mismo día de los hechos.
Dicha participación, se enmarca en lo descrito por el artículo 15 N° 1 del Código
penal, pues se determinó que el acusado, al haber portado las especies, tomó parte en los
hechos de manera inmediata y directa.
DÉCIMO SEXTO: Circunstancias modificatorias y penalidad. La defensa invocó la
minorante del artículo 11 N° 9 del mismo cuerpo legal, la que fundó en que su defendido
ha prestado declaración durante el juicio, reconociendo su participación en el delito por el
cual se dictó la condena.
Por su parte, el persecutor solicitó el rechazo de la minorante, argumentando que
en el presente caso la conducta del acusado no permite admitir su configuración.
A juicio de este tribunal, dicha modificatoria concurre, en base al testimonio
prestado por el acusado durante el juicio, oportunidad en la cual, reconoció diversos
hechos que formaban parte de la imputación.
Sobre el punto, se estima que la configuración de la presente minorante no exige
que la contribución del acusado sea, por sí sola, suficiente para fundar una decisión de
condena, como tampoco es posible desestimar la misma por el hecho que, aún sin esa
contribución, la prueba de cargo pudiera haber bastado para estimar probada la
imputación. Es más, la procedencia de esta atenuante ha sido reconocida por la
jurisprudencia incluso cuando el acusado, negando su responsabilidad en los hechos, ha
aportado antecedentes, documentos, instrumentos, etc., que han servido para acreditar el
hecho y/o su participación en él, lo que demuestra su finalidad netamente probatoria.
Por el contrario, lo que la norma exige es, siguiendo al profesor Mañalich, el
compromiso para con el accionar de la justicia. En el presente caso, resultó evidente que
aquel compromiso existió de parte del acusado, pues no solo declaró ante estrados, sino
que además proporcionó antecedentes relativos a elementos esenciales para la
configuración del ilícito, que corroboraron los dichos de la víctima.
Sin perjuicio de lo anterior, a juicio de estos sentenciadores la colaboración
prestada por el acusado no resulta suficiente para su calificación, toda vez que el mismo,
pues para ello era necesario una contribución relevante a la investigación, cuestión que en
este caso no concurre, pues aún reconociendo parte importante de los hechos, el acusado
ha dado una versión acomodaticia de los mismos, en particular respecto de los puntos
esenciales de la controversia.
Finalmente, en relación con la petición de la defensa, en orden a conceder en el
presente caso la minorante de responsabilidad penal que consagra el artículo 11 N° 6 del
Código penal, no se hará lugar a la misma, atendido que el acusado registra una condena
en su extracto de filiación y antecedentes.
Si bien, tal como menciona la defensa, se trata de una condena prescrita, tal
prescripción en ningún caso hace desaparecer el reproche penal, que es lo que en
definitiva tiene en consideración la norma, al establecer la minorante de que se trata. Por
otra parte, la sentencia citada en apoyo de su pretensión no dice relación con la materia,
pues ella está referida a un condenado que no registra anotaciones en su extracto de
filiación.
Finalmente, con relación al documento que ha sido acompañado por la defensa, en
apoyó de su pretensión, lo cierto es que el mismo da cuenta de la negativa de la autoridad
a la eliminación de antecedentes penales por no reunir los requisitos establecidos por el
Decreto 64 del 1960, y no de lo alegado ante estrados en la audiencia respectiva, referido
a que la negativa de la autoridad tenía únicamente relación con que el trámite debía ser
efectuado de forma personal por el acusado.
DÉCIMO OCTAVO: Pena aplicable. Que el delito de secuestro con violación tiene
asignada la pena de presidio mayor en su grado máximo a presidio perpetuo calificado, de
acuerdo al artículo 141 del Código penal.
En este caso, para regular la pena, se debe tener en consideración que concurre la
circunstancia modificatoria de responsabilidad criminal analizada en el considerando
anterior, por lo que debe descartarse el grado más alto de la sanción, conforme lo ordena
el artículo 68, del Código del ramo. Dentro de este, aparece justo y proporcional a la
actuación concreta del encausado, la aplicación del límite inferir de la pena, pues al
tratarse de una figura calificada la sanción establecida es bastante mayor al castigo que
correspondería al acusado, si los delitos fueran penados de forma independiente.
DÉCIMO NOVENO: Forma de cumplimiento. Atendida la extensión total de la
sanción que será impuesta al acusado, no resulta procedente la concesión de alguna de las
penas sustitutivas establecidas en la Ley N° 18.216.
En el presente caso, la sanción comenzará a contarse desde el día 26 de julio de
2021, fecha desde la cual el acusado ha permanecido privado de libertad en forma
ininterrumpida en la presente causa.
VIGÉSIMO: Procedencia de la acción civil y prueba de respaldo. De acuerdo con lo
razonado en los considerandos precedentes del presente fallo, conforme a la prueba
rendida en el juicio, Marcelo Antonio Cabezas Reyes resultó ser autor de un delito
consumado de secuestro con violación, cometido en la persona de la víctima Blanca, el día
26 de julio de 2021 en la comuna de Rancagua.
En este contexto, tal como se adelantó en el veredicto, el tribunal acogerá la
demanda civil de indemnización de perjuicios deducida, aunque sólo parcialmente en lo
concerniente a su monto, en atención a que se acreditaron los supuestos de hecho que así
lo justifican.
Desde luego que la legitimación activa para demandar no fue cuestionada, ya que
quien accionó es la víctima directa de los hechos, esta forma, apareció acreditada su
calidad de víctima y titular de la acción, según lo dispuesto en los artículos 108 y 109 letra
c) del Código procesal penal.
Por su parte, la existencia ya demostrada del delito, así como la autoría establecida
del acusado y demandado Cabeza Reyes, constituyen la base de su responsabilidad tanto
penal como civil, traducida en este último caso en su obligación de reparar las
consecuencias dañosas ocasionadas por el hecho punible a la afectada. Se analizó en ese
sentido la procedencia de una indemnización, lo que se concluyó afirmativamente toda
vez que resulta una consecuencia de la aplicación del principio de que todo daño causado
por una persona debe ser reparado por ésta, principio recogido en nuestra legislación en
diversas disposiciones, siendo la más importante la que contempla el artículo 2.314 del
Código Civil –invocada por cierto por la parte demandante, norma que dispone
específicamente que el que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a
otro es obligado a la indemnización, sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por
el delito o cuasidelito. En el caso sub-lite, se acreditó por de pronto la existencia del
referido delito de secuestro con violación, cometido por el demandado; un daño
irreparable, en este caso; y una relación de causalidad necesaria entre la conducta dolosa
del culpable y el daño de la afectada.
Al efecto, y sin la necesidad de reproducir la prueba ya analizada en lo penal, pero
para efectos de explicar el razonamiento del tribunal en esta parte, diremos que se tuvo en
cuenta el testimonio de la propia demandante Blanca, en cuanto describió
pormenorizadamente la forma en que acontecieron los hechos, la violencia ejercida en su
contra, los golpes recibidos de parte del acusado, la intimidación ejercida por este con un
arma que simulaba ser real, la privación de libertad y las agresiones sexuales por el mismo
ejecutadas. En este sentido, resulta necesario considerar que el daño deriva de forma
evidente y necesaria de los hechos vividos por la víctima.
Adicionalmente, en el caso de autos, de estableció que la demandante se
encuentra unida al acusado por una relación de matrimonio y son padres de dos hijos
comunes, lo que no hace más que aumentar el daño sufrido por la víctima, pues deberá
enfrentar dicha situación con sus hijos, que en la actualidad son menores de edad.
Por otra parte, el tribunal también contó con el relato de la sicóloga Ángela
Macarena Arias Acuña, quien señaló que Blanca, presenta un trastorno de estrés agudo
que en el momento en que se intervino evitó una reactivación del estrés post traumático
que ella ya tuvo por otras situaciones biográficas de vida. El estrés queda en agudo,
porque es intenso y se da por un periodo de meses. La perita vincula directamente dicha
sintomatología al evento delictivo vivido por Blanca en Julio de 2021 y menciona además
la sintomatología asociada al mismo, poniendo énfasis en el miedo a morir experimentado
durante la ejecución de delito, el cual señala que se mantiene al momento de la pericia,
pues Blanca cree que el acusado va a matarla.
Respecto de las alegaciones de la defensa, referidas a la preexistencia del daño, es
necesario reiterar que la perito en su informe distingue de forma clara el daño ocasionado
por el delito de autos de aquel que ya estaba presente en la peritada y que corresponde a
vulneraciones vividas durante la infancia. Por otra parte, no es razonable sostener que
alguien que presenta un daño de base, como ocurre con la demandante, no pueda además
sufrir otro daño distinto por experiencias traumáticas posteriores.
De esta de forma, resultó probado que Blanca experimento un daño moral que ha
de ser indemnizado, entendido este como un “detrimento de carácter psíquico y
emocional a consecuencia del hecho agresivo vivido”.
VIGÉSIMO PRIMERO: Sobre la determinación del perjuicio causado a la
demandante por concepto de daño moral y el monto de la indemnización
correspondiente. En el presente caso, los hechos afectaron la libertad ambulatoria y la
libertad sexual de la demandante, ocasionando daños asociados a dichas vulneraciones,
los que se han traducido, según su relato y según la información aportada por la sicóloga,
en un detrimento evidente de su estabilidad emocional y por consiguiente de su calidad de
vida, pues el trauma sufrido le ha provocado síntomas que le han impedido o dificultado, a
lo menos durante un periodo, hacer una vida normal, teniendo incluso problemas para
desempeñarse laboralmente.
Todo lo anterior, ha de ser evaluado para determinar el quantum de la
indemnización, sin dejar tampoco de tener en consideración, que la pérdida sufrida por la
demandante no tiene reparación, por lo que la única manera de enmendar en alguna
medida las consecuencias dañosas derivadas del hecho ilícito es precisamente a través del
resarcimiento económico. Por lo anterior entonces, sólo cabe hacer una regulación
razonable y prudente por parte del tribunal.
En estas circunstancias, considerando los antecedentes del caso, la indemnización
se fijará en la suma de $5.000.000.- (cinco millones de pesos). Dicho monto deberá ser
pagado con intereses y reajustes correspondientes, conforme se dirá en lo resolutivo de la
sentencia.
VIGÉSIMO SEGUNDO: Costas. Atendido lo establecido en el artículo 47 del Código
procesal penal, y no existiendo en autos antecedentes que justifiquen la aplicación de la
regla de excepción contenida en dicha normal, se condenará en costas al sentenciado.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 1, 11 N° 9,
14 N° 1, 15 N° 1, 24, 25, 26, 30, 50, 141, 361 N° 1 del Código penal; 2, 4, 5, 9, 15 y 17 B de
la Ley 17.798 y 36, 45, 47, 295, 296, 297, 340, 341, 342, 344 y 348 del Código procesal
penal; y 5º transitorio de la Ley N° 21.394, se declara que:
EN CUANTO A LA ACCIÓN PENAL:
I.- Se condena, a MARCELO ANTONIO CABEZAS REYES, ya individualizado, a sufrir
la pena de QUINCE (15) años y un día de presidio mayor en su grado máximo, a las
accesorias generales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y
derechos políticos, y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares por el tiempo
de la condena, por su responsabilidad en calidad de autor de un delito consumado de
secuestro con violación de persona mayor de 14 años de edad, previsto y sancionado en el
artículo 141 inciso 5° del Código penal, cometido en contra de Blanca, en el día 26 de julio
de 2021, en la comuna de Rancagua, por el cual fue acusado por la querellante particular.
II.- Conforme a lo establecido en el artículo 372 ter del Código penal, se impone
además al acusado, la prohibición de visitar el domicilio y lugar de trabajo de la víctima,
como también la prohibición de acercarse a su persona y a su familia, por el lapso de 5
años contados desde la fecha en que recupere su libertad.
III.- Conforme lo establece el artículo 17 de la Ley 19.970, incorpórese la huella
genética del imputado al Registro de Condenados.
IV.- De acuerdo con lo señalado en el considerando 19° de este fallo, la pena
corporal impuesta deberá ser cumplida de manera efectiva, y se contará desde el día 26 de
julio de 2021, fecha desde la cual el sentenciado ha permanecido ininterrumpidamente
privado de libertad con motivo de esta causa.
V.- Se decreta el comiso de las especies incautadas en este proceso, de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 15 de la ley 17.798.
De conformidad a lo establecido en el artículo 17 de la Ley 20.568, inclúyase la
presente sentencia en el respectivo informe mensual al Servicio Electoral, una vez que se
encuentre ejecutoriada.
La decisión de condena por el delito de secuestro con violación, fue adoptada con
el voto en contra de la Magistrado Rocío Castelló Cordero, quien fue de parecer de
rechazar la propuesta calificatoria planteada por la querellante, relativa al delito
consumado de secuestro agravado con circunstancia de violación, previsto y sancionado
en el artículo 141 inciso final del Código Penal, fundamentalmente, por no haberse
arribado con la prueba allegada al juicio, a la convicción más allá de toda duda razonable,
de que realmente se hubiere cometido el hecho punible en la forma planteada en la
acusación particular y que los actos iniciales desplegados por Marcelo Antonio Cabeza
Reyes, fueron realizados con el objeto de privar de libertad a su cónyuge Blanca, tal como
exige el tipo penal y que, con motivo u ocasión de éste, se haya cometido además alguno
de los delitos descritos para esta figura agravada, tratándose más bien, todas estas
actuaciones previas, de un primer designio delictivo, que en este caso fue la comisión del
delito de violación acreditado, lo que quedó establecido en base al tiempo que transcurrió
entre que la víctima fue abordada y posteriormente dejada en su domicilio, esto es, entre
las 5:30 horas de la madrugada y las 9:00 horas de la mañana, la circunstancia de haber
sido conducida a un motel, lugar en que se mantuvo hasta concretar el acceso carnal de
manera forzada y luego de esto la regresó a su domicilio, acciones que permiten concluir
que no hubo intención de retención de la persona de la víctima, más allá de la comisión de
la violación, ya que luego de su concreción el hechor desplegó actividades conducentes al
retorno de la mujer a su domicilio. Por lo tanto, se trata más bien de actos subsumidos en
la figura penal de violación que no alcanzan la intensidad necesaria para configurar el tipo
penal alegado por la querellante, sino solo el del artículo 361 Nº 1 del citado cuerpo legal,
en el que le cupo participación culpable al acusado en calidad de autor inmediato y
directo, tal como lo plateó el Ministerio Público en su acusación.
EN CUANTO A LA ACCIÓN CIVIL:
VI.- Se acoge parcialmente la demanda civil por daño moral interpuesta por el
abogado Manuel Poblete Guerrero, en representación de Blanca, condenándose al
acusado a pagar la suma de $5.000.000.- (cinco millones de pesos), con reajustes e
intereses, los que se contarán desde el mes siguiente a aquel en que el presente fallo
quede ejecutoriado y hasta su pago efectivo.
VII.- Atendido lo razonado en el considerando 22° se condena al sentenciado al
pago de las costas de la causa.
Ejecutoriada que sea esta sentencia, dése cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo 468 del Código Procesal Penal y remítanse vía SIAGJ los antecedentes pertinentes
al Juzgado de Garantía de Rengo para la ejecución de las penas y a fin de que se
comunique lo resuelto a los organismos correspondientes.
Se deja constancia que para los efectos de la publicación de esta sentencia deberá
omitirse toda información que permita identificar a la víctima y su hija, atendida su
reserva de domicilio y lo establecido por el artículo 307 del Código procesal penal.
Regístrese, y, en su oportunidad, archívese.
Redactó la jueza Carolina Garrido Acevedo.
RIT N° 288-21
RUC N° 2100681947-5

Dictada por la sala del Tribunal del Juicio Oral en lo Penal de Rancagua, integrada por la
jueza doña Rocío Castelló Cordero, el Juez don Álvaro Lezama Orellana y la jueza Carolina
Garrido Acevedo.

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