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EL ESTUDIO DE LAS LENGUAS

Jesús A. Correa Páez


Universidad del Atlántico
jesuscorrea@mail.uniatlantico.edu.co

La lengua es un producto social, emerge a partir de cambios y está sujeta a variadas


influencias que irán determinando sus características propias. Se denominan lenguas
naturales a aquellas lenguas que han venido formándose y desarrollándose en las
variadas sociedades humanas sin la intencionalidad consciente de producirse de una u
otra manera específica; es decir, ellas han venido sufriendo cambios producto de
diferentes variables –socio-históricas, políticas, etc.– que obedecen al carácter
ontológico de este producto social, cambios generados a partir del uso, es decir, las
transformaciones que los hablantes van introduciendo en su accionar lingüístico en las
diversas circunstancias o contextos de habla.
La lingüística tiene como objeto de estudio el lenguaje, Pero este -como lo expresa
De Saussure-, es heteróclito y altamente complejo; por consiguiente, se estudia a partir
de cada lengua. Por lo anterior, se habla de lingüísticas para cada una de las lenguas
naturales. Asimismo, se habla de lingüística histórica, lingüística descriptiva, lingüística
generativa, lingüística cognitiva, entre otras denominaciones. Pero todas tienen como
objeto de estudio el lenguaje humano o lenguaje articulado. Cada lengua, entonces, es
estudiada por su respectiva lingüística. Así el español o castellano es objeto de estudio
de la lingüística española.
Bajo la anterior perspectiva, el estudio de una lengua puede hacerse desde dos (2)
criterios o enfoques: sincrónico o diacrónico. El primer enfoque estudia la lengua en un
período específico de ella, atendiendo a los fenómenos que se evidencian en esa fase
histórica X; el segundo, estudia una lengua atendiendo a los diferentes cambios que se
han producido a lo largo de su existencia, es decir a lo largo de su historia. Estos estudios
se basan, la mayoría de las veces, en estudios filológicos teniendo como recurso
primordial los textos escritos. Por lo anterior es común que encontremos denominaciones
como lingüística histórica, o gramática histórica de una lengua, lingüística cultural,
lingüística general, lingüística cognitiva, etc.
En ese ámbito encontraremos algunas figuraciones o conceptualizaciones como
sustrato, adstrato, superestrato, que se refieren a las relaciones entre las lenguas con
parentesco o relación crono-tópica. Conforme a procesos socio-históricos y políticos las
lenguas disgregadas en diferentes dialectos pueden extinguirse, modificarse,
transformarse tanto que producen la eclosión de lenguas naturales nuevas, auténticas
creaciones naturales. Debido a esto, los estudios filogenéticos acerca del lenguaje
ofrecen hipótesis teniendo como referencia las milenarias migraciones causantes del
poblamiento de Europa. ¿Por qué estas migraciones nos interesan? Porque la península
más occidental de Europa es la Península ibérica, cuna de la lengua castellana; no se
olvide que los migrantes no sólo llevan consigo sus utensilios de supervivencia, sino
también sus memorias, herramientas simbólicas y su lengua.
En ese sentido se hipotetiza acerca de la existencia de una única lengua
protohistórica –una protolengua–, que fragmentada en dialectos, daría origen a las
diversas lenguas europeas y orientales. Para dilucidar este aspecto el ser humano ha
recurrido al MYTHOS y al LOGOS, como ha sido usual desde la antigüedad clásica. Es
conocidísima la explicación mítica de la torre de Babel, por ejemplo, para explicar la
diversidad de lenguas; y así cada cultura ofrece una explicación para el fenómeno
lenguaje. Frente a la explicación mítica emerge la visión racionalista como la evidenciada
por los filósofos de la antigüedad clásica, entre ellos Platón (ver Cratilo o del lenguaje,
uno de sus diálogos), o las elucidaciones de Aristóteles en torno al lenguaje y su
naturaleza, además de la categorización de los elementos estructuradores de una
Gramática.
A principios del siglo XIX surgen los estudios comparatistas, estudios cuyo objeto era
determinar el parentesco genético de las lenguas. De estos estudios surge la teoría de
las lenguas Indoeuropeas, esquematizados en un icóno de un árbol.
Gráfico tomado de internet

Como puede verse en el árbol, el latín proviene del indoeuropeo que se hablaba en toda
la región euroasiática que abarca desde el este de la India hasta las costas del Océano
Atlántico en el oeste, y desde Escandinava en el norte, hasta el mar mediterráneo en el
sur. La unidad del indoeuropeo empezó a desdibujarse y fue evolucionando de manera
distinta en cada lugar, llegando a formarse nuevas lengua o ramas lingüísticas (rama
indoirania, rama griega, rama germánica, rama italocéltica, rama baltoslava, rama
albanesa, rama armenia, rama tocaria, rama hitita) de las cuales se derivarían otras
lenguas y dialectos.
- Rama céltica, que se extendería aproximadamente desde la Galia (Francia) hasta la
Gran Bretaña y de la que se derivó el galo antiguo y el británico gaélico del cual a su vez
proceden el galés, el córnico y el bretón.
- Rama itálica, que dio lugar a las lenguas umbro o umbrío (hablado en la comarca de
Umbría junto al mar Adriático), osco (hablado en el siglo I de nuestra era cuyo territorio
comprendía el Samnio, el Bruttium, el Picenum, la Lucania y la Campania) y latín que se
erigió en la lengua oficial del Imperio Romano, extendiéndose por los vastos dominios de
éste, fundamentalmente en el territorio europeo.

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