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UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

FACULTAT DE FILOLOGIA, TRADUCCIÓ I


COMUNICACIÓ

GRADO EN ESTUDIOS HISPÁNICOS, TERCER CURSO

DIACRONÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, 2022-2023

PROF. ADELA GARCÍA VALLE


1. EL CAMBIO LINGÜÍSTICO Y LA HISTORIA DE LA
LENGUA ESPAÑOLA

TEMA 1.

EL CAMBIO LINGÜÍSTICO: FUNDAMENTOS TEÓRICOS.


CRITERIOS DE PERIODIZACIÓN EN LA HISTORIA DE LA
LENGUA ESPAÑOLA (Libro, pp. 25-80)

1. EL CAMBIO LINGÜÍSTICO: FUNDAMENTOS TEÓRICOS


(Libro, pp. 25-35)

La Historia de la lengua española es la historia de la evolución del


sistema lingüístico latino al sistema actual del español, es la transformación
de una lengua en otra, es decir, la historia de un cambio lingüístico. Más
concretamente, la Diacronía lingüística se ocupa de la llamada historia
externa (o historia lingüística), mientras que la Gramática histórica lo hace
de la historia interna (o lingüística histórica).

Desde el punto de vista externo (historia lingüística) se estudian, en


primer lugar, los acontecimientos históricos, literarios y de orden social que
han afectado a la evolución de la lengua, esto es, todos los hechos ajenos al
propio sistema lingüístico, que han acompañado a la evolución de dicho
sistema, (por ejemplo, la llegada de los francos al reino de Castilla en el
siglo XIII permitió a Lapesa explicar la apócope extrema). Y, en segundo
lugar, se incluye aquí también el estudio de la fonética y fonología
evolutivas, con atención especial a la grafemática.

Desde un punto de vista interno (lingüística histórica) se estudia la


morfología y la sintaxis históricas (GRAMÁTICA HISTÓRICA).

Los cambios lingüísticos requieren regularidad. Uno de estos cambios


lingüísticos es el cambio fonético. Los sonidos de una lengua cambian de
manera regular siempre que se produzcan dentro de unos mismos
parámetros (Lloyd, 1993: 1-9):

-en las mismas condiciones fonéticas,

1
-en la misma zona geográfica y

-en el mismo periodo de tiempo.

Por ejemplo, la /k/ latina seguida de /a, o, u/ evolucionó de manera


distinta según su posición en la palabra:

1.- En posición inicial se mantuvo igual: CHARTA > carta.

2.- En posición intervocálica sonorizó en /g/: AMICU > amigo.

3.- Sin embargo, quedan casos sin sonorización:

3.1.- Cuando el elemento anterior no es una vocal plena, sino la


semivocal de un diptongo: PAUCU > poco (lo que, a su vez, indica que
cuando se inició el proceso de sonorización, el diptongo latino AU todavía
no había evolucionado a /o/ porque, si hubiera monoptongado, la /k/ habría
sonorizado).

3.2.- En cultismos también se mantiene la /k/ porque estos se


introdujeron tardíamente: película < PELLICULA.

Esta evolución de la /k/ es igual en español y en portugués, pero


diferente en otras lenguas romances. Por ejemplo:

-el italiano conserva /k/ sin sonorizar: amico, poco.

-en francés la consonante ha desaparecido: ami, peu.

Por lo tanto, existe una regularidad en el cambio fonético siempre


que se dé una identidad de factores: mismo contexto fónico, mismo periodo
temporal y misma área geográfica.

Esta constancia de los cambios fonéticos que se aprecia al comparar


unas lenguas con otras hizo hablar a los neogramáticos del siglo XIX de la
existencia de verdaderas leyes fonéticas.

Y, según estos lingüistas, siempre que se producía una excepción a la


regularidad de los cambios, debía existir una causa concreta para
explicarla, como:

-la analogía formal con otras voces,

-la relación o cruce semántico con otras palabras o

2
-la influencia de un dialecto colindante.

Hay que tener en cuenta todos estos factores para comprender todas
las evoluciones particulares que incumplen una determinada ley fonética,
frente a la mayoría de las palabras que presentan ese mismo sonido en el
mismo contexto fónico.

Para describir los cambios particulares sufridos en el paso del latín al


castellano medieval y de este al español moderno, hay que analizar los
principales procesos fonéticos que pueden producirse: asimilación,
disimilación, metátesis, cambios por adición de sonidos (prótesis, epéntesis
y paragoge) y cambios por pérdida de sonidos (aféresis, síncopa y
apócope). Y, como consecuencia del cambio fonético, el sistema
fonológico subyacente, con los procesos de fonologización,
desfonologización, transfonologización, etc.

UN POCO DE HISTORIA:

Pues bien, la idea de ley fonética nació en el siglo XIX en la gramática


histórico-comparada. Y el concepto del cambio fonético fue el punto de
partida de la Lingüística como ciencia.

Del cambio fonético se ocuparon varias corrientes lingüísticas


posteriores: los neogramáticos, los estructuralistas, los funcionalistas, los
generativistas...

Y se establecieron las propiedades fundamentales de los cambios


fonéticos, es decir, la variación, el conflicto de la regularidad /
irregularidad del cambio, la gradualidad de su difusión, etc.

El estudio del cambio lingüístico se concentró en tres aspectos:

-en el cambio de los sonidos,

-en los principios de la Dialectología histórica (teniendo en cuenta que


las lenguas románicas son el resultado de la fragmentación del latín y de la
conversión de los dialectos latinos en dialectos románicos) y

-en las tradiciones discursivas textuales.

3
El cambio lingüístico, o transformación de una lengua en otra, tal
como hemos dicho, no es un acontecimiento externo, sino una
característica que afecta a las lenguas vivas y no suele ser evidente para los
hablantes. La evidencia surge al comparar estados de lengua alejados en el
tiempo (a través de los textos escritos).

La noción de cambio como algo propio del sistema lingüístico es una


noción moderna, aunque desde la Antigüedad todos los que se acercaban al
estudio de la lengua constataban su transformación. Por lo tanto, las
reflexiones sobre la lengua despertaron la conciencia del cambio, junto con
la idea de incorrección, al percibir como algunos usos no correctos acaban
siendo correctos. Y, a su vez, las lenguas romances tomaron conciencia de
sí mismas por comparación con una lengua estática, el latín, ya sin
cambios.

Inicialmente, la noción de cambio lingüístico era una noción negativa


porque este iba en contra de la lengua perdurable y se concebía como algo
ajeno a la lengua, esto es, la lengua cambiaba porque se descuidaban los
hablantes. Así, Nebrija ya planteó en su Gramática la llamada “teoría de la
corrupción”, que sostenía que la lengua se había corrompido por razones
externas. La evolución del latín se entendía como un proceso de
corrupción.

La “teoría de la corrupción” continuó a lo largo de los siglos XVI y


XVII. El cambio seguía viéndose como algo negativo, que podía ser
evitado, porque lo ideal era que no cambiara la lengua. Por lo tanto, hasta
finales del siglo XVIII el cambio se trataba como algo externo a la lengua,
que le sucedía desde fuera, atacándola y provocando su descomposición. Y
era necesario proteger la lengua del cambio, mediante gramáticas, tratados,
catálogos de lenguas, como el de Hervás, etc.

La lingüística histórica, el estudio histórico de la lengua, nació en el


siglo XIX buscando las causas positivas del cambio lingüístico. Interesaba
estudiar los cambios concretos, como el cambio fonético, por lo que se
asentaron las bases de la fonética evolutiva, a partir de la comparación
lingüística. El conocimiento del sánscrito permitió comparar distintas
lenguas unidas por partir de un tronco común. Y así se reconstruyó el
indoeuropeo. En este siglo se modificó la perspectiva del cambio
lingüístico, se concibió la posibilidad de un estudio evolutivo de la lengua y

4
las lenguas se equipararon con organismos vivos, es decir, los lingüistas
intentaron aplicar las leyes del mundo natural al estudio de la evolución de
las lenguas, analizando los hechos observables y explicando los cambios a
partir de hechos predecibles, de leyes que se cumplen.

Así lo hicieron los neogramáticos, un grupo de jóvenes lingüistas de


la Universidad de Leipzig que, en la segunda mitad del siglo XIX,
desarrollaron la idea de que existían leyes fonéticas equivalentes a las leyes
del mundo físico, uniformes y regulares. A ellos se deben dos principios
metodológicos fundamentales:

1.- La regularidad del cambio fonético, que lleva al concepto de “ley


fonética”, es decir, en una lengua determinada, siempre en las mismas
circunstancias de entorno fónico, todos los sonidos, sometidos a las mismas
condiciones, sufrirán la misma transformación.

2.- La analogía, para poder explicar todas las excepciones.

Estas leyes fonéticas de los neogramáticos también recibieron críticas


por su excesivo automatismo, por ejemplo, de la Geografía lingüística, que
defendía que cada palabra tiene su propia historia, y de la Lingüística
idealista (Vossler, Croce) que analizaba la creación individual de la lengua,
frente al automatismo del cambio.

En la segunda década del siglo XX, surgió un nuevo movimiento


lingüístico, el estructuralismo 1, a partir de Saussure y su Curso de
lingüística general, que supuso el arranque de la Lingüística moderna. En
el estructuralismo el estudio del cambio lingüístico se unió a la noción de

1
El estructuralismo surgió como una reacción frente a la gramática comparada, a las
investigaciones diacrónicas de la gramática histórica y a las investigaciones positivistas
de los neogramáticos. Discípulos importantes de Saussure fueron Jakobson y Trubetskói
en la escuela de Praga, Meillet, Benveniste y Martinet en la escuela francesa y en la
escuela española, Alarcos. También fueron determinantes Coseriu y en el Círculo
lingüístico de Copenhague, Hjelmslev quien, siguiendo a Saussure, consideró el
lenguaje como un sistema de signos: la esencia del lenguaje es definir un sistema de
correspondencias entre sonido y significado. La lingüística debe ser inmanente, es decir,
debe analizar los dos planos en términos de su propia estructura y no debe
fundamentarse en datos exteriores a la propia lengua (históricos, sociales, etc.).
5
Diacronía. La oposición Sincronía/Diacronía se trató como una dicotomía 2,
una oposición excluyente, como todas las demás.

La Lingüística moderna se centró en la Sincronía y descartó el estudio


de la Diacronía, con la intención de diferenciarse de la lingüística histórica
del s. XIX, que era fundamentalmente extrínseca (la lengua se estudiaba en
relación con acontecimientos externos a sí misma). El Curso trató de
establecer las bases de una lingüística intrínseca por oposición a la
lingüística histórica anterior.

Sin embargo, el desarrollo del estructuralismo fue superando algunas


de las dicotomías de Saussure. Los estructuralistas se percataron de que
esas dicotomías no se podían plantear de forma excluyente, sino que había
que atender a aspectos que quedaban fuera de lo estrictamente lingüístico.
Y, por ello, los estructuralistas acabaron derivando hacia el funcionalismo
lingüístico sin perder el principio de inmanencia lingüística, pero teniendo
en cuenta criterios externos y oponiéndose a las corrientes formalistas del
generativismo chomskiano.

Así pues, se estableció que el cambio lingüístico solo podía explicarse


dentro del funcionamiento del propio sistema lingüístico y no fuera de la
noción de ‘sistema’, de manera que la sincronía no podía excluir la idea de
evolución. Establecieron que la diferencia entre sincronía y diacronía no
está en el objeto de estudio, sino en el punto de vista aplicado al objeto de
estudio. Y defendieron la naturaleza funcional del cambio lingüístico, es
2
Las dicotomías estructuralistas eran estas: 1. Significante / significado: el significado
es el concepto y el significante, la imagen acústica. 2. Lengua / habla: la lengua es el
código constituido por signos lingüísticos y reglas de combinación, es decir, el sistema
(abstracto), mientras que el habla es un acto particular (concreto) materializado por el
emisor que cifra un mensaje utilizando el código lingüístico, esto es, el sistema. 3.
Sincronía / diacronía: el estudio lingüístico, desde un punto de vista sincrónico,
estudia la lengua en su estado actual, mientras que el estudio lingüístico desde un punto
de vista diacrónico se centra en la lengua desde una perspectiva histórica y evolutiva. 4.
Relación sintagmática / relación paradigmática: las relaciones sintagmáticas se dan
en el discurso, las palabras se ordenan en forma lineal, ya que no existe la posibilidad de
pronunciar dos elementos a la vez. Estas combinaciones se denominan sintagmas. Las
relaciones paradigmáticas son las que se establecen entre unidades alternantes, es decir,
entre los signos que podrían aparecer en un mismo lugar de un enunciado. Para que dos
o más signos puedan alternar, esto es, ocupar el mismo puesto del mensaje, deben
pertenecer a la misma categoría. 5. Lingüística interna / lingüística externa: la
lingüística interna estudia las lenguas en sí mismas, mientras que la lingüística externa
se encarga de estudiar el componente social de las lenguas.

6
decir, que el cambio lingüístico estabiliza el sistema y asegura su
funcionamiento 3.

La Glotodinámica es el nombre que Malkiel (1914-1998) dio al marco


teórico-metodológico en el que se desarrollaron los estudios de la
lingüística diacrónica, cuyos esquemas conceptuales sustentan los
principios teóricos del cambio lingüístico.

Ahora bien, en el s. XX junto a escuelas como la Sociolingüística, que


ha estudiado los procesos de cambio desde el punto de vista de la variación
mostrando la forma de difusión del cambio, también ha habido otras
escuelas que han dejado fuera la perspectiva diacrónica, como el
estructuralismo americano (Bloomfield). A lo largo del siglo XX, por tanto,
se fue abordando el estudio del cambio lingüístico a partir de diferentes
perspectivas (psicológicas, tipología lingüística, etc.).

En la actualidad, la Diacronía o historia lingüística es una disciplina


vinculada a otras como la Sociolingüística histórica, la Pragmática
histórica, la Lexicografía y Fraseología históricas, el estudio historiográfico
de la Gramática del español... Y también a otras como la Paleografía y la
Diplomática.

Lo que ha ido cambiando a lo largo del tiempo es la valoración del


cambio lingüístico. Ya no se ve el cambio lingüístico como algo
catastrófico, ni externo a la lengua, sino como una característica del propio
sistema de una lengua viva. Es, por lo tanto, sistemático y funcional. La
lengua, el sistema, no es estable, sino que está en continua construcción,
buscando su estabilidad.

3
Estos estudios se centraron primero en la fonología, ya que, al ser los fonemas
unidades limitadas, era más sencillo establecer la estructura del sistema fonológico. El
estudio de la Fonología, la LENGUA, llevó al estudio de la Fonética, el HABLA, de manera
paralela. La posición fonológica es algo intralingüístico. Dos lenguas pueden tener dos
fonemas iguales, pero la posición de cada uno de ellos en su sistema es distinta. En
castellano medieval había más fonemas que en el español actual, por ejemplo, existían
tres parejas de fonemas sibilantes: 1. apicoalveolares fricativos sordo y sonoro 2.
prepalatales fricativos sordo y sonoro y 3. predorsodentoalveolares africados sordo y
sonoro. Estos tres pares de sibilantes empezaron a reestructurarse desde los Siglos de
Oro. La pronunciación de estos fonemas se confundía porque articulatoriamente estaban
muy próximos: coser / coger / coçer. Tijeras < TENSORIAS es un buen ejemplo del
resultado de la confusión de sibilantes.
7
Las leyes generales que explican el cambio de una lengua a través del
tiempo y las propiedades universales que permanecen constantes a pesar de
los sucesivos cambios se basan en la naturalidad que caracteriza a las
principales funciones de las lenguas humanas, es decir, las evoluciones
fonológicas o morfológicas son evoluciones naturales.

Autores como Lloyd, discípulo de Malkiel, han estudiado todos los


aspectos que afectan al cambio lingüístico desde la perspectiva histórica en
la historia de la lengua española. Los criterios funcionales de orden,
coherencia, organización racional, economía paradigmática y
regularización analógica son los principios explicativos del cambio y,
además, son universales lingüísticos que explican por qué una generación
da continuidad a un cambio iniciado en otra.

Además, en la evolución del sistema no solo influye el cambio


lingüístico, sino también los hechos históricos y sociales. Y el cambio
lingüístico no es gradual, sino brusco, lo gradual es la difusión del cambio.

La necesidad de un modelo unitario del cambio lingüístico, que


explique las razones por las que ha cambiado la lengua, parte de que los
factores funcionales causan las innovaciones lingüísticas y los factores
sociales proporcionan los mecanismos necesarios para su propagación.

Las etapas antigua y medieval de la historia de la lengua española


están más sujetas a cambios de interpretación globales que las etapas
clásica y moderna.

En la NGLE (2009) y en la OLE (2010) se atiende a todos los procesos


diacrónicos de todos los niveles que han conducido a la situación del
español en el siglo XXI, y para entenderlos se necesita conocer el proceso
histórico-evolutivo, o diacrónico, de la lengua española.

La historia del cambio lingüístico latino no es exclusiva del castellano,


sino que forma parte de una evolución más amplia a través de la conversión
del sistema latino en las diferentes lenguas y dialectos románicos. Son
estos:
- gallegoportugués
- castellano

8
- catalán
- francés
- provenzal
- gascón
- italiano
- sardo
- retorrománico
- dalmático y
- rumano
El retorrománico incluye un grupo de lenguas romances de la región
alpina oriental, central y occidental (friulano, tirolés y romanche).
- El friulano es la lengua retorrománica oriental hablada en el
Friul (una región de Italia).
- El tirolés es la lengua retorrománica central hablada en el Tirol
(comarca de los Alpes o región austríaca).
- El romanche es la lengua retorrománica occidental hablada en
Suiza (en Retia, antigua región de Europa).

El dalmático es la lengua romance que se habló en las costas de


Dalmacia hasta finales del siglo XIX.

El sardo es la lengua romance que se habla en Cerdeña.

El occitano es la lengua romance que en la actualidad se habla en el


sur de Francia, Mónaco, zonas del noroeste de Italia y en el valle de Arán.
Tiene dos dialectos:
- El provenzal. Se habla en la Provenza (región y antigua
provincia del sur de Francia) y en la zona de Nimes y
- El gascón, hablado en la Gascuña (antigua provincia de
Francia).

Todas las lenguas románicas, como modalidades procedentes del


latín, constituyen los cuatro dominios lingüísticos:

- iberorrománico - italorrománico
- galorrománico - balcanorrománico

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1. EL CAMBIO LINGÜÍSTICO Y LA HISTORIA DE LA
LENGUA ESPAÑOLA

TEMA 1.

EL CAMBIO LINGÜÍSTICO: FUNDAMENTOS TEÓRICOS.


CRITERIOS DE PERIODIZACIÓN EN LA HISTORIA DE LA
LENGUA ESPAÑOLA (Libro, pp. 25-80)

2. CRITERIOS DE PERIODIZACIÓN EN LA HISTORIA DE LA LENGUA


ESPAÑOLA (Libro, pp. 37-42)

2.1. La periodización es un instrumento para presentar organizada y


didácticamente la información en las disciplinas históricas. Y también sirve
para interpretar los datos.

El estudio histórico de la lengua requiere delimitar los periodos o


etapas del proceso interno del cambio lingüístico para ordenar las sucesivas
transformaciones que dieron lugar al español actual.

Hay diferentes propuestas de periodización, cada una con sus propios


criterios, para delimitar las distintas etapas de la evolución del español, es
decir, para periodizar la lengua se puede acudir a criterios internos o
externos.

- En las historias lingüísticas (Diacronía) se opta por la segmentación


temporal, es decir, la periodización señala una serie de etapas delimitadas
por criterios externos o extralingüísticos (acontecimientos sociopolíticos,
culturales o de historia de la literatura), por ejemplo, Nebrija basaba su
periodización en los diferentes reinados, y cuando se habla del español de
los Siglos de Oro, se atiende a la historia literaria.

- Sin embargo, las gramáticas históricas plantean periodizaciones


basadas en criterios internos que siguen la evolución del sistema lingüístico
a partir de las variaciones en los diferentes niveles de la lengua. Se apartan
de las segmentaciones temporales.

1
El problema de una periodización basada en criterios internos es que
se necesita una cronología absoluta de los cambios en los distintos
niveles. Esta cronología puede establecerse si los cambios están
documentados, es decir, si aparecen en los textos y estos están fechados.

Sin embargo, no es posible establecer una cronología absoluta en el


caso de muchos cambios que, por no haberlos encontrado documentados,
solo pueden situarse en el eje temporal de manera relativa, esto es, como
anteriores o posteriores a otros cambios, estableciéndose una cronología
relativa, por lo tanto.

Ahora bien, ¿cómo establecer las cronologías del cambio aplicando la


perspectiva interna? Aquí surge un problema porque muchas veces no es
posible conocer la fecha de un cambio. Hay que distinguir entre cronología
absoluta y cronología relativa. Esta última se establece por relación a otro
cambio. No se puede saber en qué fecha se produjo una determinada
transformación, pero sí si fue antes o después de otras transformaciones. Es
posible establecer, pues, un orden de los cambios, es decir, cronologías
relativas, que permiten situar un cambio respecto a otro. Y si un cambio
está documentado en un texto se pueden establecer cronologías absolutas
indicando la fecha en que ocurrió el cambio. Sin embargo, muchas
transformaciones no están documentadas, lo que dificulta los criterios de
periodización internos. Para fechar un cambio, este ha de estar
documentado en un texto, y el texto ha de estar fechado. En muchas
ocasiones se recurre a la reconstrucción cuando no se encuentra un cambio
documentado. Los procesos de reconstrucción son el resultado de un
procedimiento comparativo. Una forma reconstruida se señala con un
asterisco (*), que significa que no está documentada. Así pues, se parte de
los testimonios de los textos para poder reconstruir el proceso.

Ejemplos de cronología relativa:

SALUTE > *salude > salud. La -T- sonoriza antes que la pérdida de la
E, porque la -T- solo sonoriza en posición intervocálica; no se necesita
tener documentado *salude para poder establecer esta cronología de la
sonorización de las oclusivas sordas intervocálicas. Aquí sonoriza la -T-
por ir en posición intervocálica, por lo tanto, esta sonorización es previa a
la caída de la vocal final, por apócope natural. De la misma forma, en
VERITATE > *veridade > verdad se produce primero la sonorización de la -

2
T- intervocálica y después la síncopa (caída de la vocal pretónica I) y la
apócope.

Toda periodización tiene un matiz subjetivo, por la elección de los


criterios en los que se sustenta, aunque se establezca siempre a partir de la
observación de los datos.

2.2. Propuestas de periodización

La segmentación temporal que propuso Lapesa (1981; 1996; 2000),


combinando factores externos e internos, fue secundada con algunos
matices por Cano Aguilar (1988), siguiendo el modelo de la escuela
lingüística española a partir del magisterio de Menéndez Pidal (2005). Así
en estas historias de la lengua se establecen las siguientes etapas:

1.ª etapa: Situación lingüística de la península ibérica antes de las


invasiones árabe y germánica. Lenguas prerromanas y romanización, hasta
el siglo IX.

2.ª etapa 1: Formación de los primitivos romances peninsulares: las


lenguas peninsulares tras la invasión árabe. Respecto al castellano, esta
etapa se denomina “época de orígenes”. Siglos IX al XI.

3.ª etapa: Castellano medieval. Del siglo XII al XIV, distinguiendo, a


su vez, diferentes épocas:

3.1. época prealfonsí (siglo XII)

3.2. época alfonsí (siglo XIII)

3.3. época postalfonsí (siglo XIV)

4.ª etapa: Transición del castellano medieval al español clásico. Siglo


XV y principios del XVI. Lapesa denomina español preclásico a esta etapa.

1
Las variantes que se habían formado, derivadas del latín, quedaron desplazadas hacia
el norte, formando núcleos, por la invasión árabe. Con la Reconquista, el romance
avanza de nuevo hacia el sur (la situación de los romances actuales es resultado del
proceso de Reconquista, es decir, se debe a la Reconquista la distribución romance
peninsular). En esta etapa el castellano convivió con otras lenguas romances primitivas
de la Península, nació entre el aragonés y el leonés y en contacto con el vasco.
3
5.ª etapa: El español clásico o español de los Siglos de Oro. Siglos
XVI y XVII. Se produce la última gran transformación fonológica del
español.

6.ª etapa: El español moderno o actual. Desde el siglo XVIII hasta la


actualidad.

Se ha criticado esta periodización por basarse en criterios externos,


históricos y culturales, principalmente. Por lo que han surgido otras
propuestas basadas en criterios de evolución interna, atendiendo a los
diferentes niveles lingüísticos. Así, Eberenz (1991) propuso una
periodización en tres fases:

1.ª fase antigua 2, entre 1200 y 1450, caracterizada por cierta


estabilidad apoyada por la reforma alfonsí.

2.ª fase media, entre 1450 y 1650, con una rápida evolución
fonológica y morfosintáctica.

3.ª fase moderna, desde 1650 hasta la actualidad, con un sistema


básicamente estable.

Y han surgido otras propuestas, como las que han estudiado los
procesos de koineización en diversas etapas de la evolución del castellano
(Echenique, 1995; Tuten, 2003) o, más recientemente, la propuesta basada
en la agrupación por reinados, para reconstruir la pronunciación del
castellano medieval 3 (Echenique y Pla, 2013).

2
Es una fase de transformaciones y luego de estabilizaciones, ya que se caracteriza por
unas estructuras bastante estables que siguen el modelo alfonsí. El siglo XIII supone el
primer proceso de estandarización de la lengua. En la segunda mitad del siglo XIII la
reforma alfonsí establece una reestructuración que se mantiene relativamente estable
hasta mediados del siglo XV.
3
Plantean la periodización en cuatro etapas entre los reinados de Fernando I y los Reyes
Católicos, es decir, entre 1035 y 1504, en los que la norma cortesana se considera
fundamental para definir los procesos de apertura y cierre de fenómenos en la evolución
fonética. La primera etapa, entre los reinados de Fernando I y Enrique I (1035-1217),
correspondería a los orígenes de la lengua; la segunda, de Fernando III a Fernando IV
(1217-1312), el avance de la reconquista y el traslado de la corte a Toledo; la tercera,
entre Alfonso XI y Enrique III (1312-1406) supondría un punto de inflexión que daría
paso a una última etapa de continuidad y renacer cultural entre los reinos de Juan II y
los Reyes Católicos (1406-1504).
4
1. PRIMERA ETAPAS DE LA EVOLUCIÓN DE LA LENGUA
(Libro, pp. 42-80)

Siguiendo las propuestas de periodización presentadas, las etapas de la


evolución de la lengua son las que siguen.

1. SITUACIÓN LINGÜÍSTICA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LAS


INVASIONES ÁRABE Y GERMÁNICA. LENGUAS PRERROMANAS Y
ROMANIZACIÓN, HASTA EL SIGLO IX.

1.1. LENGUAS PRERROMANAS. SITUACIÓN LINGÜÍSTICA PENINSULAR


ANTES DEL LATÍN. LOS SUSTRATOS LINGÜÍSTICOS

Lapesa explicó que antes de la llegada de los romanos a la Península


había una superposición de pueblos y lenguas, es decir, existían diversos
pueblos y varias lenguas en cada una de las zonas en que la Península
estaba repartida. Estas lenguas anteriores al latín se llaman lenguas
prerromanas.
Los pueblos que habitaban la península ibérica eran:
-los íberos, que se extendían por el este y sur.
-los ligures y los celtas, provenientes del norte de Europa, ocuparon la
zona de la Meseta y el norte.
-los tartesos o turdetanos, situados en el sur.
-los fenicios, griegos y cartagineses, asentados cerca del mar
Mediterráneo.
-los vascones, cántabros y astures, que ocuparon el noroeste.
Esta diversidad de pueblos provocó una falta de unidad lingüística
porque cada pueblo hablaba una lengua diferente y la comunicación entre
ellos debía ser difícil.
Así pues, en el panorama lingüístico de la península ibérica antes del
latín de Hispania destacan las lenguas prerromanas y la pervivencia de una
de ellas, el vasco.
Más recientemente, se distingue, por un lado, entre:
- lenguas paleohispánicas, las autóctonas de la Península o largamente
asentadas desde época remota (la tartesia, el íbero, el celtíbero, las
lenguas célticas, el lusitano y el vasco).

1
- y lenguas de colonización (fenopúnico y griego).
Y, por otro lado, entre:
- lenguas indoeuropeas (lengua celtíbera y lusitano), tipológicamente
emparentadas con el latín, y situadas en el centro y en el oeste, aunque los
límites del asentamiento de unas y otras no pueden definirse claramente en
algunas zonas
- y no indoeuropeas (lengua ibérica, vasco), que ocupaban el sureste
hasta el valle del Guadalquivir, la primera, y el norte peninsular, la
segunda, con mayor extensión hacia el este que en la actualidad.
La falta de unidad lingüística acabó con la llegada del latín porque
unificó todas las lenguas, imponiéndose a ellas y permitiendo una mayor
comunicación entre los pueblos. Sin embargo, no pudo acabar con el vasco,
que se resistió a desaparecer y dejar su lugar al latín. El vasco, por lo tanto,
no solo es la única lengua prerromana, sino también la única lengua
preindoeuropea que ha pervivido en el occidente de Europa.
Todas las otras lenguas prerromanas desaparecieron, pero dejaron
algunos de sus rasgos o características lingüísticas al latín. Estas
características de las lenguas desaparecidas se llaman sustratos lingüísticos.
El sustrato es la marca que deja una lengua (lengua A) sobre otra que se le
superpone y triunfa sobre ella (lengua B).
Por ejemplo, al sustrato celta se le atribuyen:
- los procesos de degeminación, sonorización y fricación de las
consonantes oclusivas latinas intervocálicas: VITA > vida, SECURU >
seguro, LUPU > lobo...
- Y la vocalización del grupo latino -CT- que permitió la palatalización
posterior: NOCTE > noite > noche.

Posiblemente de origen ligur son los sufijos -asco y -ez: borrasca,


peñasco, Martínez, Sánchez, Bermúdez, López... Y tal vez de origen íbero
los sufijos -arro (guijarro), -eco, -iego... (muñeco, labriego...).

Y al sustrato vasco, o al contacto con la lengua vasca, se le atribuyen


entre otras características:
- la peculiaridad de los sistemas vocálicos castellano, aragonés y
catalán occidental, ya que el vasco no distinguía oposición de
cantidad o timbre vocálico.
- la aspiración y pérdida de la F- latina, aunque también se ha
considerado que la influencia del vasco en este proceso actuara como

2
adstrato lingüístico (Quilis Merín, 1996, 1997; Mishima, 2020). Y la
ausencia de la /v/ labiodental.
- la presencia de vasquismos en castellano, por ejemplo, izquierda (de
esker).
- e incluso alguna característica morfosintáctica, como la convivencia
de sistemas marcados por la distinción de caso y género en el uso
castellano de los pronombres átonos de tercera persona (Fernández
Ordóñez, 1994; 2001).
El sustrato debe entenderse como uno de los factores del cambio
lingüístico.
Por otra parte, es imprescindible distinguir metodológicamente en
esta etapa entre lengua y sistemas de escritura. Y aunque todavía no se han
podido descifrar las inscripciones en lengua ibérica, sus sistemas de
escritura, fundamentalmente el semisilabario levantino, sirvieron para
representar la lengua celtibérica, que también se transmitió a través del
alfabeto latino.
La pervivencia del vasco creó una situación peculiar al producirse
una larga historia de contacto vasco-románico con una influencia mutua
evidente (Echenique, 1987, 1997, 2005, Echenique y Martínez Alcalde,
2013, 42-51). El vasco no contó con documentos escritos hasta el s. XVI,
aunque han quedado testimonios en textos de otras lenguas.

1.2. LA ROMANIZACIÓN. LA LLEGADA DEL LATÍN A LA PENÍNSULA


IBÉRICA.

La conquista romana de Hispania comienza en el año 218 a. C. con


el desembarco de los Escipiones en Ampurias por motivos militares (2.ª
guerra púnica). Esta conquista fue avanzando progresivamente desde la
parte sur y este de la Península hacia el resto del territorio. De este modo,
los romanos se apoderaron de casi toda la Península, a la que llamaron
Hispania, excepto de los pueblos del norte (galaicos, astures, cántabros...),
que se resistieron más, aunque finalmente fueron también vencidos, a
excepción del pueblo vasco que no se dejó dominar totalmente.

La conquista de Hispania fue muy lenta y dio lugar al proceso de


romanización, que consistió en la incorporación al vasto Imperio romano

3
de una región con sus gentes, su cultura y su lengua, y también al proceso
de latinización que finalmente supuso la desaparición de las lenguas
anteriores, excepto el vasco.

Terminó así la diversidad social y lingüística de la Hispania anterior


a la llegada de los romanos. La romanización fue un proceso lento y
gradual que se extendió por casi toda la Península en el siglo III y no afectó
igual a todas las regiones. El proceso de latinización también fue desigual,
más rápido e intenso en la BÉTICA, por tener una cultura muy desarrollada,
y en la zona oriental de la TARRACONENSE, por su proximidad a la
metrópoli, desde donde llegaban muy pronto todas las innovaciones. En
cambio, en las provincias situadas en el centro y norte peninsulares,
LUSITANIA y GALLAECIA, la romanización fue menor y las lenguas
anteriores tuvieron una pervivencia mayor.

La romanización influyó decisivamente en la fragmentación


lingüística peninsular porque en las zonas más romanizadas de la Península
la lengua romance que se hablaba estaba más cerca del latín y en las zonas
menos romanizadas la lengua romance hablada estaba más alejada del latín.

Las novedades del latín llegaban a las zonas más romanizadas,


mientras que en las menos romanizadas se mantenían los arcaísmos latinos
o las palabras más antiguas. Por ejemplo:

- FABULARI (más antigua) > hablar y falar ≠ PARLARE (más moderna)


> parlare, parler y parlar

- CŎVA (más antigua) > cueva ≠ CAVA (más moderna) > cava

- CAMPSARE > cansar ≠ Ø

- PERCONTARI > preguntar ≠ DEMANDARE > demander, demanar

- CUIUS, -A, -UM > /cuyo/ ≠ Ø

- FORMOSUS > hermoso ≠ BELLUS > bello, beau

- GERMANU > hermano ≠ FRATER > frère, fratello

- QUAERE > querer ≠ VOLERE > vouloir, volere

- MAGIS > más ≠ PLUS > plus, piu, etc.

4
En cualquier caso, este proceso de latinización puede considerarse
completado a partir del siglo III y en su evolución dio lugar a un continuum
de variedades románicas que se desarrollaron a lo largo de la zona norte
peninsular, excepto de la zona de habla vasca, parcialmente latinizada.

Por lo tanto, con la civilización romana se impuso la lengua latina


importada por legionarios, colonos y administrativos. Hubo un periodo de
bilingüismo más o menos largo, ya que la conquista romana de Hispania y
la implantación del latín se hicieron de una manera gradual.

Hasta el siglo V (invasión de los bárbaros) el latín de Hispania tenía


cohesión a pesar de algunas particularidades. Con las invasiones
germánicas, las provincias romanas (entre ellas Hispania) quedaron
aisladas de la metrópoli (Roma) y se dieron todas las condiciones
necesarias para la fragmentación del latín y la formación de las lenguas
romances, a esto contribuyó también la descomposición del Imperio
romano y así empezó a usarse el nombre de Romania para designar el
conjunto de pueblos unidos por el vínculo de la civilización romana. Se
llamaron lenguas romances al resultado de la fragmentación y
diversificación del latín vulgar.
Se conoce como Romania el territorio que se extiende por todos los
lugares en los que se habla una lengua derivada del latín, como
consecuencia de los procesos de romanización y latinización. Se llama
Romania perdida o submersa al área en la que el latín no dejó
descendencia. Y Romania nueva al área en la que se habla una lengua
neolatina, no derivada directamente del latín, sino debido a la colonización,
procedente, pues, de una lengua romance.
Menéndez Pidal explicó que la diferenciación románica pudo
deberse al carácter dialectal de los conquistadores, por ejemplo, los rasgos
de origen suritálico (el uso de la prep. a ante CD de persona lo atribuía a
sustrato osco-úmbrico) y otros más conservadores de los romances
hispánicos, frente a los más innovadores de lenguas como el francés.
Sin embargo, los textos latinos presentan una gran uniformidad que
encubrió las variantes de la lengua oral mientras pervivió la unidad política
del Imperio. Esta uniformidad muestra el triunfo de las estructuras
sociopolíticas y culturales latinas, incluidas las escolares, que extendieron
el latín más allá de los usos oficiales, tras un periodo de convivencia con
las lenguas locales después desplazadas.

5
1.3. OTROS “INVASORES” POSTERIORES A LOS ROMANOS.
SUPERESTRATOS LINGÜÍSTICOS

1.3.1. LOS PUEBLOS GERMÁNICOS

En el año 409 cayeron sobre Hispania tres pueblos germánicos,


suevos, vándalos y alanos. Su transcendencia fue mínima, a diferencia de
la que tuvo la entrada de los visigodos, a partir del 415, procedentes del
reino de Tolosa, al sur de las Galias. Estas invasiones se vieron favorecidas
por la descomposición del Imperio romano.

Los visigodos ya llegaron con un alto grado de romanización y en


Hispania se convirtieron al cristianismo, por lo que acabaron abandonando
sus costumbres e incluso su religión, el arrianismo 1. De esta manera, se
consiguió la unidad territorial, jurídica y religiosa de la Península.

También abandonaron su lengua y utilizaron el latín vulgar. Ahora


bien, dificultaron las comunicaciones con el resto de la Romania, con lo
que el latín vulgar quedó abandonado a sus propias tendencias y comenzó
el proceso de evolución hacia los incipientes romances peninsulares, de ahí
que el castellano diptongara la Ĕ breve tónica > ie, y la Ŏ breve tónica > ue,
por ejemplo.

Los visigodos, igual que los árabes, dejaron características de sus


lenguas al latín. Estas características se llaman superestratos lingüísticos.

El superestrato lingüístico es la marca que una lengua que se


superpone a otra, pero que no triunfa (lengua B), deja o imprime en la
lengua que existía antes de su llegada (lengua A) y que es la que se
superpone.

Sin embargo, por la pronta latinización de los visigodos, estos rasgos


germánicos de superestrato no son muy abundantes en español, ni tampoco
fáciles de detectar porque hacían uso del latín. Los superestratos
germánicos se aprecian sobre todo en el léxico y en la antroponimia. En
cualquier caso, los visigodos contribuyeron al proceso de transmisión de la
cultura y lengua latina, desde Toledo como centro político y cultural. Y

1
La religión arria, o arrianismo, es la herejía de Arrio. Negaba la unidad de las tres
personas de la Santísima Trinidad y, por lo tanto, el origen divino de Cristo.
6
aportaron avances muy significativos en el ámbito legal con su Liber
Iudiciorum o Lex Visigothorum, traducido en la etapa medieval como
Fuero juzgo.

El léxico de origen germánico está relacionado con la guerra y las


relaciones sociales principalmente: albergue, espuela, tregua, guarecerse,
guardia, guardián, guerra, espía, ropa, falda, ataviar, parra, tapa, aspa,
ufano, agasajar, ganar, brotar, rico, orgullo, fresco, jabón, robar, sala,
lonja, arpa, embajada, blanco, compañía, compañero… Destacan también
algunos topónimos, como Burgos, pero, sobre todo, antropónimos, como
Álvaro, Fernando, Rodrigo, Elvira, Gonzalo, Ramiro, Alfonso… Y en
morfología, el sufijo -engo < -ING: abolengo, realengo...

El cristianismo, que utilizaba el latín como lengua litúrgica,


contribuyó al proceso de latinización y a la tarea cultural y didáctica de
extensión de la cultura clásica, con obras tan influyentes como la de Isidoro
de Sevilla entre los siglos VI y VII. Por lo tanto, el cristianismo consiguió
lo que la guerra no pudo lograr, es decir, imponer la romanización porque
facilitó la entrada de las costumbres romanas, la lengua latina, etc., en
prácticamente todos los lugares de Hispania, incluso en las tierras del norte
peninsular, puesto que la latinización es un tipo concreto de romanización,
la lingüística. Los pueblos del norte, si no fueron totalmente romanizados,
al menos sí fueron latinizados, excepto los vascos que solo fueron
latinizados parcialmente. Y ello porque esta doctrina utilizaba el latín para
predicar. Así, entraron muchos latinismos en el vasco como liburu (‘libro’),
kipula, típula (‘cebolla’), pake, bake (‘paz’), errege (‘rey’), gurutz (‘cruz’),
abendu (‘diciembre’, ‘mes del adviento o llegada’), etc.

Además, por la relación de la religión cristiana con el griego, el latín


se enriqueció con muchos helenismos que pasaron después a las lenguas
romances, pero también a las germánicas, como calcos, por ejemplo:
evangelio, ángel, apóstol, diablo, basílica, iglesia, cementerio, obispo,
diácono, mártir, ermita, bautizar, monasterio, sínodo...

Lo más destacable de los pueblos germánicos es que provocaron la


ruptura de la unidad política, cultural y lingüística del Imperio romano. En
la península ibérica la influencia germánica fue limitada, en comparación
con la ejercida en otras lenguas románicas, como el francés.

7
1.3.2. LOS ÁRABES

Vencido el último rey godo, Rodrigo, los árabes invadieron la


Península en el 711 y los núcleos cristianos de poder se replegaron en el
norte peninsular, convertidos en focos de resistencia a esta dominación. Así
empezó la Reconquista, con esta nueva situación lingüística de contacto del
árabe con el romance en los territorios que se fueron recuperando y
repoblando desde estos núcleos cristianos hasta 1492, cuando los Reyes
Católicos vencieron y desterraron al último rey nazarí, Al-Boabdil, en la
toma de Granada 2.

Estos focos iniciales de resistencia (el foco gallego-asturiano-


cántabro, los condados catalanes, al noroeste, y el núcleo navarroaragonés
entorno a Pamplona) se convirtieron muy pronto en reinos cristianos. Uno
fue el reino asturiano del que dependía el condado de Castilla. Otro, muy
poderoso durante toda la Edad Media, fue el reino de Navarra y los
condados catalanes permanecieron como tales al estar vinculados al reino
franco con el que establecieron la marca hispánica como frontera entre los
reinos cristianos del este y los árabes.

El reino asturiano (donde estaba la nobleza hispanovisigoda), con


una cultura floreciente, desplazó en el 910 su capital, Oviedo, desde
Asturias a León y pasó a llamarse reino asturleonés. Castilla, perteneciente
a este reino, se convirtió en un reino independiente 3 que acabaría
convirtiéndose en el más importante y decisivo de la Reconquista 4.
Menéndez Pidal explicó la expansión del reino castellano y de su lengua,
con características diferenciales y excepcionales con respecto a los otros

2
Esto coincidió con el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, financiado por
la reina Isabel. Gracias a este descubrimiento las arcas de la Corona se enriquecieron y
empezó el esplendor y poderío de España en el mundo entero durante los siglos
siguientes, XVI y XVII, los “Siglos de Oro”, utilizando una denominación propia de la
historia de la literatura.
3
El condado de Castilla se convirtió en reino cuando Sancho III el Mayor de Navarra,
que había conquistado Asturias y León, repartió sus territorios entre sus hijos y dejó a
su segundo hijo Fernando el condado de Castilla como reino.
4
También fueron frecuentes las luchas entre los reinos cristianos para imponer su poder
y conseguir más territorios e importancia. Y, aunque esta batalla continua la ganó
Castilla, el trasvase de tierras entre los reinos cristianos fue frecuente, por ejemplo, la
Rioja perteneció alternativamente a Navarra y a Castilla hasta que, finalmente, se la
anexionó Castilla.
8
romances, como un avance en forma de cuña que desplazó al asturleonés y
navarroaragonés.

Al-Andalus (la Hispania islámica) destacó por su importancia


cultural. Córdoba, por ejemplo, fue la ciudad cultural más importante de
toda la Península durante los siglos X y XI, ya que destacó en medicina,
ciencias, astrología, botánica y arquitectura (sistemas de regadío, etc.),
además de otras muchas artes y oficios.

La Reconquista duró muchos siglos durante los cuales la relación de


convivencia hispanoárabe fue muy grande. Con la Reconquista también
avanzaron los dialectos romances: el gallegoportugués, el catalán y el
castellano, que se superpuso a los otros romances hasta llegar a convertirse
en lengua nacional. El castellano nació en el norte de Burgos, en “zona de
castillos”, de ahí Castilla < CASTĔLLA (plural neutro latino que significa
‘castillos’ o ‘fronteras con los árabes’).

La lengua romance que mantuvieron muchos hispanogodos en el sur


y centro tras la invasión árabe se llama mozárabe, la cual se fue
romanceando progresivamente y llegó a originar una lengua hablada
peculiar, el hispanoárabe o, según propuestas más recientes (Corriente
Córdoba, 2005), romance andalusí o romandalusí, el romance hablado en
los territorios dominados por los árabes. Tenía poca o ninguna presencia en
ciudades árabes recuperadas por los cristianos en el siglo XIII porque el
árabe seguía siendo lengua culta, igual que lo fue el latín para la población
cristiana y el hebreo para la judía. Sus características no son fáciles de
identificar, ya que apenas se conocen a partir del latín y el árabe, de ahí el
discutido valor testimonial de las jarchyas, versos romances en poemas en
árabe o hebreo. Tampoco es posible determinar su influencia en el
desarrollo de las lenguas romances como consecuencia de procesos
tempranos de nivelación.

El resultado del superestrato árabe son los numerosos arabismos


léxicos conservados en español en todos los ámbitos de la vida cotidiana y
de la ciencia, procedentes de los textos científicos traducidos del árabe, que
sirvió como instrumento de transmisión de culturas orientales, entre ellas la
helénica. También hay muchos topónimos de origen árabe, sin embargo, no
hay influencia árabe en la fonética, ni en la sintaxis.

9
Los arabismos del español son más de cuatro mil. Se trata de la
aportación más importante al léxico español después de la latina. Hay
arabismos en todos los ámbitos:

- de la guerra: zaga ‘retaguardia’, alcázar ‘castillo’, tambor,


hazaña...
- de la agricultura y jardinería: acequia, aljibe, noria, alcachofa,
alubia, acelga, zanahoria, berenjena, azafrán, azúcar, algodón, aceite,
azucena, azahar, naranja, jazmín...
- de la artesanía y oficios: tarea, taza, jarra, alfileres, marfil, alcalde,
alguacil...
- productos minerales: azufre, lazurita, almagre, albayalde, azogue,
almadén..., y elementos químicos: zirconio...
- del comercio, construcción y decoración de las casas: barrio, aldea,
albañil, almacén, alcantarilla, azotea, alcoba, azulejo, tarima, ajuar,
alfombra, almohada…
- de la cocina y repostería: albóndiga, almíbar, arrope…
- del vestido y del calzado: albornoz, babucha, zaragüelles…
- de la vida religiosa y los entretenimientos: mezquita, zéjel, laúd,
ajedrez, azar, alboroto, alborozo...
- de las ciencias: álgebra, algoritmo, cifra, alambique, alquimia,
alcohol, elixir, jarabe…
- del trato social: fulano, mengano…
La morfosintaxis se vio muy poco afectada:
- el sufijo -í de adjetivos y gentilicios: alfonsí, ceutí, marroquí,
tunecí…
- calcos de la fraseología árabe: ojalá, si Dios quiere, Dios te
ampare, Dios te guarde…
- expresiones, preposiciones, adverbios, interjecciones...: de marras,
de balde, en balde, hasta, he aquí, helo, hala…
- pocos adjetivos: mezquino, baldío, gandul, azul, añil, escarlata…

La toponimia está repartida por toda la Península. Hay muchos


nombres cuyos prefijos son nombres árabes, por ejemplo, WADI ‘río’:
Guadalquivir ‘río grande’, Guadiana ‘río de Ana’, Guadalajara ‘río de las
piedras’…, GEBEL ‘monte’: Gibraltar, Javalambre…, BENI ‘hijos de’:
Benicasim, Benimaclet, Benimamet, Benidorm..., MEDINA ‘ciudad’:
Medinaceli, Medina del Campo, Medina Azahara... Y otros muchos
topónimos llevan el artículo árabe AL como prefijo: Alcalá, Almería,

10
Alicante, Algemesí, Almonte, Alpuente, Alcácer, Albuixech, Algeciras,
Alcira ‘la isla’, Albufera ‘la laguna’, Almenara ‘las torres de señales’,
Alquerías, Almusafes, de Al mazaf ‘la aduana’, Almansa, e incluso la
Mancha, de Al-Mansha o Manxa ‘la altiplanicie’...
No son tan frecuentes los antropónimos: Fátima, Míriam, Almudena,
Zoraida…

11
SEGUNDA ETAPA DE LA EVOLUCIÓN DE LA LENGUA

(Libro, pp. 42-80)

2. FORMACIÓN DE LOS PRIMITIVOS ROMANCES PENINSULARES TRAS LA


INVASIÓN ÁRABE. “ÉPOCA DE ORÍGENES”. SIGLOS IX-XI.

2.1. EL CASTELLANO Y SU EVOLUCIÓN MEDIEVAL ENTRE LOS ROMANCES


PENINSULARES EN LA EDAD MEDIA. EL ADSTRATO LINGÜÍSTICO

Según Ridruejo (2005: 238), “los orígenes de las lenguas románicas se


encuentran en una etapa de indefinición en la que no es posible decidir si se
trata de una lengua románica, si es así, de qué lengua románica se trata o si
es, simplemente, latín” 1.

El castellano es uno de los dialectos en los que se fragmentó el latín de


Hispania, por lo tanto, como lengua romance que es, se incluye en la
Romania. Al igual que todas las demás lenguas románicas, no procede del
latín clásico, sino del latín más cercano a la lengua hablada, es decir, del
latín vulgar, también conocido como latín coloquial, familiar o latín
tardío, diferente del latín medieval, con el que no debe confundirse. Los
romanos llamaban al latín vulgar sermo rusticus o sermo vulgaris porque
no estaba regularizado y se alejaba del latín culto de las gramáticas o de la
literatura. El latín vulgar es el punto de partida, la etapa inicial, en la
periodización de la evolución de la lengua.

Algunas características del latín vulgar son, por ejemplo, la pérdida


del acento de cantidad, la pérdida de las vocales pretónicas (VETERÁNUS >
VETRANO) y postónicas (DÓMINUS > DOMNO; ÁRIDU > ARDO), las
alteraciones acentuales (VINÉA > VÍNEA > VINIA), -U > -o, asimilaciones
consonánticas (MENSA > messa > mesa; ORSU > osso > oso; SEPTE > sette >
siete...), preposiciones sustituyendo a los casos latinos (TERRA DOMINI >
TERRA DE DOMNO), desaparición del sistema casual latino, simplificación
del género latino al desaparecer el neutro (TEMPLUM > TEMPLO, masculino;
1
En el origen de la variedad actual de lenguas de España están la ruptura de la
continuidad de la evolución del latín peninsular tras la invasión árabe y el posterior
proceso de recuperación de tierras desde los núcleos cristianos norteños. Sin embargo,
es difícil establecer los límites de esa variedad y la posición del castellano dentro del
conjunto de las lenguas románicas peninsulares en su etapa inicial.
1
FAGEA > FAGIA, femenino), supresión de los comparativos latinos en –IOR >
MAGIS+adj.+QUE (GRANDIOR > magis grande que), aparición de muchas
partículas compuestas (DE+EX+DE > desde; DE+EX+POST > DESPOS >
después...); abundancia de derivación (AURIS+CULA > AURICULA;
GENUS+CULU > GENUCULO...), fecunda formación verbal (CARRUS →
CARRICARE; AMARUS → AMARICARE...), etc.

El APPENDIX PROBI es una lista de faltas que se incorporó como


apéndice a la obra de gramática de Probo y posiblemente data del siglo V o
VI.

A través de las formas que se rechazan en él, se sabe cómo estaba


discurriendo la evolución del latín vulgar y los cambios que estaban
ocurriendo.

Hay que tener en cuenta que cuando se está produciendo un


fenómeno de cambio se da tanto una variación (cuando la forma tradicional
es reemplazada por la forma innovadora), como una ultracorrección
(cuando una forma correcta se trata como incorrecta, por parecerse a alguna
forma innovadora, y al cambiar la forma correcta por la incorrecta es
cuando se comete el error). Los dos tipos de tendencia están reflejados en
esta selección del Appendix Probi, con ejemplos de cierre vocálico y
aparición de la yod, cambios en las geminadas, sonorizaciones de las sordas
intervocálicas y pérdidas de las fricativas sonoras intervocálicas:

55. VINÉA non VINIA

62. FLAVUS non FLAUS

68. PALEARIUM non PALIARIUM

72. LANCEA non LANCIA

78. CALATUS non GALATUS

79. DIGITUS non DICITUS

81. CALCEUS non CALCIUS

2
110. DRACO non DRACCO

113. ALIUM non ALEUM

114. LILIUM non LILEUM

141. FASEOLUS non FASIOLUS

157. LINTEUM non LINTIUM

A las etapas del latín vulgar y del latín vulgar tardío, le sigue la etapa
lingüística del prerromance, caracterizada por presentar todos los rasgos
del latín vulgar tardío que pasaron a las lenguas romances aún más
acentuados. Y no debe confundirse con el protorromance, que no es una
etapa lingüística, sino que se refiere a los hechos lingüísticos reconstruidos
comparativa e internamente sin apoyo documental. Las formas
reconstruidas, por el grado de abstracción que presentan, se indican
mediante el asterisco (*), por ejemplo: *CAPITTIA > cabeça.

Del latín medieval (el latín de los textos cristianos desde mediados
del s. IV o principios del s. V) señalado antes, hay que decir que alcanzó su
punto culminante de desarrollo durante el Renacimiento carolingio.
Carlomagno en el s. IX instauró las reformas carolingias ayudado por el
monje Alcuino de York y su hijo Luis el Piadoso continuó su labor. Supuso
el renacimiento de la cultura clásica latina y del aprendizaje del latín. Y fue
la lengua utilizada en la liturgia de la iglesia católica medieval. Al reino de
Castilla llegó hacia finales del s. XI o principios del XII.

Lengua culta, escrita, que se estudiaba y adquiría como una segunda


lengua, como una lengua extranjera. Tenía al latín clásico como modelo,
pero estaba también influida por el latín vulgar, sobre todo en la sintaxis.
La influencia de la Vulgata (de vulgata editio, 'edición para el pueblo’,
publicada a principios del s. V) también es evidente. Esta traducción de la
Biblia desde el griego y el hebreo al latín la realizó San Jerónimo, patrón de
los traductores, en Belén en el siglo IV.

Pero el latín medieval se diferencia del latín vulgar, una lengua


materna, aprendida y utilizada en el seno de una comunidad. El latín
medieval surgió como consecuencia de la barrera que la Iglesia había
creado entre la clerecía y el pueblo, aunque con anterioridad, hasta el siglo
3
XI, había llevado el latín como lengua de cultura y de culto cristianos a
muchos territorios fuera de la Romania porque cristianización era sinónimo
de latinización.

En la Edad Media, las lenguas en la península ibérica eran las


siguientes:

-el vasco o euskera, la única lengua prerromana que sobrevivió, con


su literatura oral desde antiguo, si bien la producción de su cultura
escrita será continuada a partir del s. XVI.
-el castellano, que desde el siglo XIII adquirió condición de lengua
de cultura.
-el catalán, estrechamente vinculado al occitano y en contacto desde
el origen con el gascón.
-el gallegoportugués, como koiné literaria de la lengua poética.
-el asturleonés
-el aragonés
-el navarro, independiente del aragonés (González Ollé).
-el mozárabe (la variedad toledana).
-el romandalusí
-el árabe
-el latín
-el hebreo

Y como dialectos de transición: el riojano, el extremeño y el


murciano.

Menéndez Pidal no pudo precisar el momento exacto de la aparición


de los dialectos románicos hispánicos y distinguió los orígenes remotos u
oscuros de la lengua, de los orígenes próximos, a partir del siglo IX 2. Y la
convivencia de todas estas lenguas y variedades se dio ya en los orígenes
remotos peninsulares, antes del s. IX.

La historia del castellano, aunque con soluciones originales, que han


de entenderse como el resultado de procesos simplificadores, e influida
2
Más concretamente, la época de orígenes, para Menéndez Pidal (1986), tenía cuatro
“épocas de la formación del español”, basadas en criterios histórico-políticos y
culturales. Eran estas: el periodo visigodo (del 414 a la invasión árabe), la etapa
asturiano-mozárabe (del 711 al 920), la de hegemonía leonesa (del 920, con la
instalación de la corte en León, hasta el 1067) y la de lucha por la hegemonía castellana
(del 1067 a 1140).
4
después por elementos occitanos y francos 3, está vinculada al leonés y al
gallegoportugués por el oeste, al navarro, aragonés y catalán, por el este y
en contacto con el vasco, no puede separarse de la historia de las lenguas
vecinas con las que confluye, si bien resultó más resolutiva que sus
dialectos vecinos en cuanto al empleo de grafías adaptadas a la nueva
realidad y a la fijación de formas y estructuras sintácticas romances.

El contacto de lenguas es otro de los factores que impulsan el cambio


lingüístico, y las características lingüísticas que resultan de la influencia
mutua entre dos lenguas que conviven en un mismo territorio se llaman
adstratos lingüísticos. Además, la expansión del castellano está
estrechamente ligada a la absorción de los dialectos y lenguas vecinos.

2.2. LA ÉPOCA DE ORÍGENES

En la etapa que Menéndez Pidal denominó época de orígenes nació


el castellano en Valpuesta (Burgos), en el siglo IX, 100 años antes de las
Glosas Emilianenses, y se extendió por Cantabria, zona colindante con el
área de lengua vasca, por lo que es indiscutible su estrecho contacto con el
euskera, al que se le han atribuido algunos rasgos fonológicos y sintácticos
del castellano medieval.

3
Fue relevante la influencia franca. Primero estuvo presente en los enclaves pirenaicos
y luego se expandió a partir del siglo XI como consecuencia de la presencia de grupos
sociales de este origen, de las políticas matrimoniales de las monarquías aragonesa y
castellana y del poder de los centros monásticos benedictinos asentados en la Península.
Las repercusiones lingüísticas de esta influencia fueron diversas: las consecuencias de la
introducción del latín surgido de la reforma carolingia, el latín medieval, su influencia
en la evolución de la apócope extrema (Lapesa, 1985). Y también es notable la llegada
en esta época de galicismos y occitanismos (linaje, peaje, batalla, estuche, doncel...),
algunos relacionados con el auge de la poesía trovadoresca del siglo XII (lisonja, vergel
trovar, cuita...). Y una de las consecuencias de implantar el latín medieval fue terminar
con el polimorfismo y el poligrafismo existente en el caso de muchas palabras. Por
ejemplo, la palabra conveniencia está documentada como: 1. conuenientia, 2.
conuenença, convenença; 3. conuenencia, convenencia; 4. conueniença, conveniença,
conuenienza, convenienza; 5. conuinença; 6. conuiniença; 7. conviniencia… Son
variantes polimórficas y poligráficas de conveniencia < CONVENIENTIA. Esta palabra se
ha tratado tradicionalmente como un semicultismo, por presentar una parte mantenida y
otra parte evolucionada, aunque convendría considerar que es un cultismo, introducido
por vía oral desde el latín medieval para acabar con la vacilación existente (García
Valle, 1998).

5
Lapesa (1981) hablaba del primitivo romance hispánico para
referirse al de los siglos IX al XI. Y Cano Aguilar distingue entre la época
primitiva (de 711 a 1002, año de la muerte de Almanzor) y la de expansión
(de 1002 a 1250).

En cualquier caso, a partir del s. XI se desarrollaron las lenguas


vernáculas escritas, más o menos uniformes, en toda Europa occidental, si
bien ya en el año 813 el concilio de Tours recomendaba a los obispos
traducir las homilías al vulgar para facilitar a los feligreses el
entendimiento de la moral cristiana.

El establecimiento de los límites cronológicos en esta etapa está


vinculado necesariamente a la interpretación de los textos y a la dicotomía
entre lengua hablada y lengua escrita 4.

Ahora bien: ¿LATÍN O ROMANCE EN LA ÉPOCA DE


ORÍGENES? Hay diferentes teorías al respecto.

1. Por un lado, la más tradicional, la de Menéndez Pidal (1986),


conocida como “teoría de las dos normas”, defendía que se hablaba latín y
romance, pero se escribía solo latín con errores 5, por lo tanto, existía un
latín con rasgos vulgares.

4
La dificultad para establecer los límites del castellano con el latín y con el resto de las
lenguas peninsulares se aprecia en las interpretaciones de distintos autores sobre los
problemas de datación, la presencia de distintas variedades romances (castellanas,
aragonesas, riojanas, francas...) y otras dificultades de las Glosas Emilianenses y
Silenses, fechadas entre los siglos X y XI. Lo mismo en otras obras, aunque de la etapa
siguiente, la del castellano medieval, en concreto de la época prealfonsí, ya que
probablemente se escribieron entre los siglos XII y XIII, como el Auto de los Reyes
Magos, la Disputa del alma y el cuerpo o La Fazienda de Ultramar. De principios del
siglo XIII parece ser el Poema de Mio Cid, al igual que las obras del primer poeta
castellano, Gonzalo de Berceo, dentro de la tendencia culta y didáctica que caracteriza
las obras del Mester de clerecía, al que también pertenecen el Libro de Apolonio y el
Libro de Alexandre.
5
El castellano surgió como una derivación del latín hablado. Se dio, por tanto, un
continuum evolutivo. Las primeras grafías de los textos castellanos aparecen utilizadas
en la época de orígenes. A partir de ahí se organiza el sistema gráfico. Esto es, la época
de formación o “de orígenes” es la que ve el “nacimiento” de la lengua. ¿Cuándo deja
de ser latín y pasa a ser romance? Hay diferentes opiniones. Por un lado, Menéndez
Pidal explicó que la lengua romance se fue formando durante mucho tiempo y empezó a
escribirse en un momento determinado, por necesidad (la Reconquista conllevaba la
6
Para Menéndez Pidal 6 en esta etapa los escribas eran “incultos”, no
conocían bien el latín, algunos no lo estudiaban y, por eso, aunque
intentaban escribir en latín, cometían errores al introducir rasgos romances
propios del habla. Defendió la existencia de un “latín popular
arromanzado”, el latín popular leonés, incorrecto, vulgar.

2. Por otro lado, una teoría más reciente, la de Roger Wright (1989),
defendía la existencia de una sola lengua hablada y escrita, el romance. No
se trataba de latín mal escrito, con errores o vulgarismos, sino de un
romance escrito con grafías latinas, que eran las únicas que se conocían, y
que le daban al romance apariencia latina.

Wright 7 consideró que en esta etapa ya no se quería escribir en latín,


sino en romance, pero como los escribas solo conocían un sistema de
escritura, el del latín, que, además, era un sistema de prestigio, lo utilizaban
y lo adaptaban para poder escribir el romance que utilizaban para hablar, es
decir, con sonidos nuevos (palatales y sibilantes).

Y todo esto antes de la reforma carolingia que, según este autor,


habría dado lugar al establecimiento de la correspondencia entre grafía y
sonido del latín medieval y a la consiguiente aparición de las distintas
scriptae utilizadas para representar las pronunciaciones romances 8.

necesidad de dar leyes escritas en castellano) o porque se dieron las circunstancias


convenientes, en principio en convivencia con el latín, al que va progresivamente
ganándole terreno. Hasta ese momento había dos normas habladas, latín y romance. Por
otro lado, para Alarcos habría una sola lengua hablada romance, y la escrita sería
exclusivamente el latín. Y Roger Wright planteó que hasta el año 1080 los textos
medievales representarían la forma escrita del antiguo romance hablado y no el latín.
En su opinión, la “teoría de las dos normas” tradicional partía de la idea de que las
grafías siempre representan sonidos diferenciados. Pero en multitud de ocasiones las
grafías no representan sonidos simples. No hay una relación simple entre lo escrito y lo
oral. Muchas veces lo escrito se puede interpretar de diferentes maneras. Y durante
mucho tiempo, las personas que sabían escribir solo disponían del sistema de escritura
latino, de manera que, aunque hablaran romance, lo transcribían con las grafías latinas.
Así, algunos textos considerados hasta ahora como latinos deberían leerse en romance.
6
Menéndez Pidal, Ramón (1976): “Latín popular leonés” en Orígenes del español.
Menéndez Pidal, Ramón (2005): “El latín popular arromanzado” en Historia de la
lengua española.
7
Wright, Roger (1989): Latín tardío y romance temprano en España y la Francia
Carolingia. Madrid. Gredos.
8
Wright se preguntó por qué surgieron las escrituras romances si parece que el latín
servía para la redacción. En su opinión, el nacimiento de las escrituras romances estaría
relacionado con la reforma carolingia de la lecto-escritura del latín. Se intentó establecer
7
3. Una postura intermedia (García Valle, 1999) 9 defendió, tras un
exhaustivo estudio de la documentación medieval notarial en latín, que en
esta etapa solo se hablaba en romance, no en latín, coincidiendo así con R.
Wright, pero no debía escribirse solo en romance, sino que se escribía a
veces en latín y otras veces en romance, a diferencia de lo que pensaba
Wright, aunque utilizando siempre el sistema gráfico latino, que era el
único que se conocía.

Todo dependía del tipo de escrito, es decir, los documentos de las


cancillerías reales, igual que los textos litúrgicos, se escribían en un latín
correcto, mientras que los documentos de compraventa, testamentos,
donaciones, permutas, etc., se escribían en romance, para que los
implicados en el acto de escrituración entendieran lo que el notario les leía
en voz alta. Por lo tanto, no debió existir un latín incorrecto, vulgar, un
“latín popular arromanzado”, tal como demuestran los documentos que se
consideran escritos en latín vulgar leonés, ya que en algunos se nota la
intención de escribir en romance, y las incorreciones o vulgarismos que
parecen presentar, según Menéndez Pidal, no son tales, mientras que en
otros la redacción es latina sin apenas incorrecciones.

Más tarde, se matizó esta propuesta (García Valle, 2015 10), explicando
la conveniencia de considerar en la época de orígenes la existencia no de

en todo el imperio una liturgia religiosa unificada, con unos misales escritos en latín. El
problema es que si en cada sitio se leía de una manera ya no había unificación. Por eso
se recuperó la lectura fonética y se estableció el estudio de un latín medieval, que tuvo
que aprenderse como una lengua extranjera allá por el siglo XI. Entonces se tuvo que
buscar una forma de transcribir las pronunciaciones romances. El castellano escrito
surgió cuando se empezó a aplicar aquí esa reforma. El problema con el que se encontró
el escriba castellano es que tuvo que crear su propia manera de escribir el romance. Así
surgió una scripta en cada zona. Esta propuesta de R. Wright planteó que los escribas,
tras la reforma carolingia, tuvieron que crear otra forma para escribir el romance,
basándose en la idea de que la escritura refleja la lengua oral (“La escritura: foto o
disfraz”). De esta propuesta se critica que, aunque se podría aceptar para la fonética, no
lo sería para la sintaxis y que la escritura no representa fielmente la lengua oral, sino
que tiende a ser conservadora.
9
García Valle, Adela (1998): “Las grafías romances en sus comienzos históricos en el
llamado “latín vulgar leonés”, Actas del IV Congreso Internacional de HLE, tomo I,
Logroño, Universidad de la Rioja. García Valle, Adela (1999): La variación nominal en
los orígenes del español, Madrid, CSIC.
10
García Valle, Adela (2015): “Oralidad y tradiciones discursivas en la documentación
antigua (por una revisión de las tradiciones discursivas a partir de la lengua oral en los
escritos notariales)”, en SÁNCHEZ MÉNDEZ, Juan P., DE LA TORRE, Mariela y CODITA,
Viorica (eds.), Temas, problemas y métodos para la edición y el estudio de documentos
8
lenguas, sino de registros, concretamente de tres registros diferentes que
dependían del asunto tratado:

1.- el latín eclesiástico ―el más culto―, un registro que los escribas
habían aprendido y que utilizaban siempre que los documentos requerían
un mayor grado de formalidad, como los litúrgicos o los que formaban
parte de colecciones documentales de cancillerías reales, que no precisaban
una lectura en voz alta.

2.- el latín notarial, posiblemente leído como romance, pero sentido


como latín, ―un registro especial que no buscaba reflejar la lengua
hablada, sino acercarse al latín en mayor o menor medida―, con un grado
de latinización diferente dependiendo de si el escrito pertenecía a una
cancillería real, presentándose así más latinizado, o si se trataba
simplemente de un documento privado, menos latinizado, por tanto. Era un
registro que necesariamente debía resultar inteligible para todos aquellos
que se vieran implicados en una escrituración notarial en la que debían dar
su conformidad a la lectura en voz alta hecha por el notario, antes de
plasmar sus firmas.

3.- y el romance ―el registro más popular―, utilizado para poner por
escrito cualquier asunto cotidiano, de la vida diaria, de ahí que surgiera por
la necesidad de reproducir lo hablado gráficamente, como demuestra la
Nodicia de kesos 11.

Ejemplos de documentación notarial:

SCRIPTA LEONESA (época de orígenes)


Et quando dedit domno Migael Gitiz illa casa ad illo abbate ille jacente jn suo
lecto uenit filio de Rodrigo Mordiz et suo uassallo et prediderunt suo clerigo ad sua
uarua et souarunt illum et jactarunt eun jn terra ad te suos pedes de illo abbate...

SCRIPTA CASTELLANA (época de orígenes)

hispánicos antiguos, Colección Diachronica Hispanica, Valencia, Tirant Humanidades,


pp. 91-115.
11
Según la teoría tradicional de Ramón Menéndez Pidal: dos lenguas habladas (latín y
romance) y una lengua escrita (latín con incorrecciones). Según la teoría de Roger
Wright: una lengua hablada (romance) y una lengua escrita (romance, con grafías
latinas). Según la opinión de Adela García Valle: una lengua hablada (romance) y tres
registros escritos diferentes.
9
Inter ipsos terminos jam nominatos sic conkambiabimus et uendimus, eo Gomez
Didaz et uxor mea, Ostrozia ad tiui Sancio comite et uxor tua Urraka cometissa,
terras, uineas, molinos cum suis aquis, kannares VIIII, qui sunt jn flumine Ebro ubi
dicent Bado longo ad jlla parte de Fredas; et jlla hereditatem de Sancta Maria qui est
jn jpsa uilla Tobeira et jn kannozeto et in Rrama et in Fredas...

Además, hay que tener en cuenta tres aspectos. En primer lugar, que
los documentos del s. X al s. XIII no reflejan el proceso de constitución
oral de los romances, sino solo el de su normalización escrita. En segundo
lugar, que la modernidad de los textos no la determina el grado de
latinización que muestren, sino la presencia en ellos de formas romances.
Y, en tercer lugar, que la fijación románica como lengua escrita no ocurre
como consecuencia de un proceso “natural”, sino que depende de la
voluntad de los escribas de utilizar los romances como medios de
comunicación y de ir constituyendo las tradiciones discursivas.

En la época de orígenes, los focos culturales iniciales fueron los


monasterios, donde había monjes dedicados en exclusiva a la elaboración y
copia de los libros. Este trabajo era completamente artesanal, esto es,
manual, y en él empleaban mucho tiempo, no solo para confeccionar los
libros, a base del tratamiento de las pieles, de los carbones que utilizaban
como tintas para escribir, y que también tenían que preparar ellos, etc., sino
para escribirlos y, en muchas ocasiones, adornarlos con verdaderas obras
de arte, las miniaturas.

Pues bien, en los monasterios existían salas, donde se escribían y


copiaban libros, y enormes y laberínticas bibliotecas que, además, eran
señal del poderío cultural, económico y social del monasterio.

En la época de orígenes destacan en Castilla dos monasterios por los


documentos tan antiguos ya escritos en romance que se han encontrado en
ellos, el Monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja), donde se
escribieron las Glosas Emilianenses, y el Monasterio de Santo Domingo de
Silos (Burgos), donde se escribieron las Glosas Silenses. Las glosas
aparecen en los márgenes de los libros escritos en latín donde se les da una
traducción más comprensible a algunas palabras latinas que los monjes
consideraban ya de difícil entendimiento para la gente que iba a leer

10
aquellos libros. La mayoría de las glosas están también en latín, son muy
pocas las que están en romance y hay dos en vasco (vid. libro, p. 91).

11
DE LA ETAPA TERCERA A LA SEXTA DE LA EVOLUCIÓN DE LA LENGUA
(Libro, pp. 42-80)

3. TERCERA ETAPA: CASTELLANO MEDIEVAL. SIGLOS XII-XIV

3.1. ETAPA PREALFONSÍ. SIGLO XII Y PRIMERA MITAD DEL XIII

Según Alberto Vàrvaro en el siglo XII la situación lingüística en la


zona del centro y norte peninsular era compleja: los dialectos locales
convivían con el castellano estándar, lengua oficial de los documentos, con
el latín, lengua de culto cristiano y de algunos documentos, con el occitano
y sus variantes dialectales, como el gascón de los francos, con el hebreo,
lengua religiosa de la judería, con el árabe, con el mozárabe de los
inmigrados y con el vascuence de los repobladores procedentes de zona
vasca.

En estas fechas, la influencia franca fue muy importante, tanto en los


textos jurídicos, como en los literarios.

3.2. ETAPA ALFONSÍ. SIGLO XIII (DE 1252 A 1284)

La característica lingüística de la corte de Alfonso X era el


plurilingüismo, la convivencia oral y escrita de lenguas diferentes, porque
tenía colaboradores de distinta procedencia.

Este rey impulsó una reforma ortográfica que conocemos como


“reforma ortográfica alfonsí”, para acabar con el polimorfismo de la etapa
anterior, e inició el proceso de estandarización del castellano cuyo modelo
básico ha llegado hasta la actualidad.

Lapesa señaló la existencia de dos normas en el castellano de la época


alfonsí que entraron en contienda:

- El castellano koiné, norma influida por los francos y por el árabe,


con finales consonánticos duros, con apócope extrema, etc. Probablemente
solo escrita. De entre las distintas variantes gráficas, elegía las que
compartía con las lenguas de ultrapuertos. Esta norma se reconoce en la
lengua épica del Poema del Mio Çid y del Cantar de Roncesvalles, en la
1
clerical de Berceo y en los Libros de Apolonio y de Alexandre, en la
juglaresca de la Razón de Amor, en la prosa de la Fazienda de Ultramar y
en muchos documentos notariales.

- El castellano derecho o koiné 1 castellana. Elegía las soluciones


autóctonas y aglutinaba distintas variantes, tanto geográficas como de
registro. Solo aceptaba la apócope natural, no la extrema. Triunfó cuando
Alfonso X volvió a centrar su interés político en la Península.

Esta última norma fue la que se impuso y, por tanto, la oficial desde
mediados del siglo XIII, con estas características:

- una ortografía fonémica, un sistema gráfico regularizado o, al


menos, sin tantas vacilaciones gráficas como las de la etapa anterior,

- una sintaxis más ordenada, elaborada y compleja y

- un léxico enriquecido por vocabulario técnico de base castellana,


árabe y latina.

Esta norma fue la que utilizó Alfonso X para poner por escrito la
lengua jurídica y muchas obras en prosa, difundiendo una clara conciencia
de identidad lingüística que no tenían el leonés, ni el navarro, ni el
aragonés...

En cuanto a la producción poética, Alfonso X escribió sus Cantigas en


gallegoportugués, la lengua de la lírica en el ámbito castellano, aunque por
influencia franca hubo también presencia del provenzal, propio de la lírica
trovadoresca de la corona aragonesa.

Y, aunque esta tarea ya había empezado antes, con Fernando III el


Santo, el proceso de estandarización del castellano culminó con Alfonso X.

3.3. LA ETAPA POSTALFONSÍ. SIGLO XIV

Alfonso X convirtió el castellano en la lengua del reino y en el


siglo XIV el castellano se afianzó como lengua de cultura junto al latín.

1
Koiné viene a significar ‘la norma que se establece unificando los rasgos de diversas
lenguas o dialectos’.
2
El desarrollo literario del castellano continuó en el siglo XIV
con la aparición de obras personales de carácter didáctico-moralizante e
historiográfico, por ejemplo, las de don Juan Manuel (El conde Lucanor),
las de Pero López de Ayala en prosa y verso (Crónicas, Rimado de
palacio), el Libro de Buen Amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, o los
Proverbios morales de Sem Tob de Carrión.

4. CUARTA ETAPA: LA DE TRANSICIÓN DEL CASTELLANO MEDIEVAL AL


ESPAÑOL CLÁSICO. SIGLO XV Y PRINCIPIOS DEL XVI. EL ESPAÑOL
PRECLÁSICO

La etapa de transición entre el castellano medieval y el español clásico


abarca el siglo XV y el primer cuarto del siglo XVI. Lapesa llamó español
preclásico a la época que va de 1474 a 1525, incluida, por tanto, en esta
etapa de transición.

Se aprecian aquí las transformaciones culturales influidas por el


humanismo que marcarán la etapa siguiente, la influencia italiana en la
producción literaria, la imitación en la literatura de la sintaxis y el léxico
latinos (Juan de Mena), junto a la pervivencia de las inseguridades de la
etapa medieval.

Empiezan a establecerse las primeras normas teóricas para fijar el


castellano con las publicaciones de tratados gramaticales y ortográficos
sobre la lengua española y vocabularios de español con otras lenguas
clásicas y modernas. En 1492 aparece el primer tratado gramatical de una
lengua vulgar: la Gramática de la lengua castellana de Antonio de Nebrija,
autor también del Diccionario latino-español, publicado el mismo año y
que completó tres años más tarde con el Vocabulario español-latino.
También se publican las primeras gramáticas de español para extranjeros.

Además, destacó en esta etapa la revolución técnica de la imprenta,


aumentando la circulación de la letra escrita, junto a la diversificación de
variedades de la lengua, la utilización ya mayoritaria del castellano escrito
en lugar de las variedades romances leonesa o aragonesa, tanto para la
prosa como para la lírica, en detrimento en este último caso, del
galllegoportugués y del provenzal, etc.

3
5. QUINTA ETAPA: EL ESPAÑOL CLÁSICO O ESPAÑOL DE LOS SIGLOS DE
ORO. SIGLOS XVI Y XVII

En la historia de la literatura los autores del siglo XVI se


consideran modélicos por recuperar los ideales renacentistas de la lengua
(claridad, naturalidad, etc.) y también los autores del XVII, representantes
del Barroco. De ahí que esta etapa literaria se conozca como la de los
Siglos de Oro.

Y, a partir del siglo XVI, empieza a utilizarse el nombre “español”


para referirse a la lengua, al identificarla con el nuevo reino formado por la
unión de las coronas de Castilla y Aragón, tras el matrimonio de los Reyes
Católicos, y la anexión del reino de Navarra al de Castilla en 1515.

Este reino se amplió, además, con los territorios europeos y


americanos que recibió, por herencia materna y paterna, Carlos I, nieto de
los Reyes Católicos y el primer rey de la dinastía de los Austrias, nombrado
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1519.

Lingüísticamente, en esta etapa tiene lugar la última gran


transformación fonológica del español.

Por la importancia política de España hasta mediados del siglo XVII,


la lengua española adquirió un gran prestigio y esto fomentó el interés por
su estudio tanto en el extranjero como en España.

Así, se publicaron muchos tratados gramaticales, lexicográficos y


ortográficos para enseñar el español a los extranjeros, con la consecuente
fijación de usos en la lengua escrita, consolidándose el español como
idioma.

Destacan obras tan importantes como el Tesoro de la lengua


castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias, el primer
diccionario monolingüe de la tradición lexicográfica del español, o el Arte
de la lengua española castellana (1625) de Gonzalo Correas. Sin embargo,
todavía algunos autores, como el de la gramática de Lovaina (1559) siguen
llamando al español lengua vulgar, tal como aparece en el título de esta
4
gramática de español para extranjeros (Gramática de la lengua vulgar de
España).

En esta etapa desarrollaron su obra los autores que se convertirían


en modelos para el establecimiento de la norma académica en el siglo
XVIII. Y también se consolidó el habla cortesana como modelo idiomático
ideal, institucionalizado después por la RAE.

Aunque el siglo XVI continuó con la novela de caballerías, la


poesía cancioneril y el romance de la etapa latinizante del siglo XV,
destacaron varias obras, influidas por el Humanismo renacentista, como la
poesía de Garcilaso de la Vega y de Juan Boscán y en la prosa el inicio de
la novela picaresca con el Lazarillo de Tormes, la novela pastoril y el
cultivo del diálogo. En la segunda mitad del siglo, destaca la literatura
mística y ascética de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, y la
voluntad de perfección clasicista de las obras de Fray Luis de León en
prosa y en verso.

La lengua literaria del XVII se corresponde con la etapa del


Barroco, caracterizado por el recargamiento expresivo y conceptual de la
poesía culterana de Luis de Góngora y por el conceptismo de Francisco de
Quevedo. En estos siglos se publicaron las obras de Miguel de Cervantes y
las novelas picarescas más destacadas, como el Guzmán de Alfarache de
Mateo Alemán y La vida del Buscón de Quevedo. Y, en el teatro clásico
español, las obras de Lope de Vega y Calderón de la Barca.

6. SEXTA ETAPA: EL ESPAÑOL MODERNO O ACTUAL. A PARTIR DEL


SIGLO XVIII

Esta última etapa de la evolución de la lengua abarca desde el siglo


XVIII, concretamente desde la llegada de la dinastía de los Borbones en los
primeros años del siglo, tras la guerra de sucesión que siguió a la muerte de
Carlos II, hasta la actualidad.

Se caracteriza por la estabilidad idiomática, por la incorporación de


extranjerismos, sobre todo galicismos en el siglo XVIII, como
consecuencia de la llegada de la nueva dinastía, y anglicismos más
adelante, y por el proceso de fijación ortográfica llevado a cabo por la Real
5
Academia Española, estableciendo progresivamente las normas
ortográficas académicas.

La actividad de la RAE, constituida en 1713, siguiendo los modelos


de la Accademia della Crusca (1583) y de la Académie française (1635), se
centró en una reforma normativa que acabó afectando a la evolución de la
propia lengua, por ejemplo, se recuperó la pronunciación de los grupos
consonánticos (concepto y no *conceto).

La unificación normativa resultó de un proceso complejo ligado a


los cambios políticos y, de forma particular, a la legislación educativa en
España y en América a partir del siglo XVIII y, sobre todo, durante el XIX,
con la independencia de los países americanos.

El español desplazó al latín en la enseñanza desde el siglo XVIII y


se extendió la alfabetización. Sin embargo, la ortografía académica no se
oficializó en España hasta 1844, por miedo a las propuestas que se
apartaban de sus normas, aunque esta oficialización no afectó a todo el
ámbito hispanohablante. Por un lado, autores como Andrés Bello se
convirtieron desde América en símbolo de la defensa de la unidad de la
lengua, pero, por otro lado, otros autores, partidarios de la independencia,
cuestionaron la autoridad normativa de la Academia.

Bello publicó una de las gramáticas más importantes del siglo XIX,
que, al acatar la norma académica, evitó la escisión lingüística y acalló las
voces críticas de quienes cuestionaban que el modelo de prestigio del
español se basara en la norma fonológica más minoritaria, la septentrional,
y en los usos de los autores españoles.

Y para que la Academia incrementara su relación con los países


americanos se fundaron a partir de 1870 academias de habla hispana en
estos países que acabaron integrándose en 1951 en la Asociación de
Academias de la Lengua Española (ASALE) que actualmente tiene como
objetivo el mantenimiento de la unidad de la lengua, basada en un estándar
normativo común plasmado en el concepto de norma panhispánica, como
indican el DPD (2005), la OLE (20099), la NGLE (2010), el DLE (2014) y
el LELE (2019).

6
2. GRAFÍAS Y GRAFÉMICA EN LA HISTORIA DE LA
LENGUA

TEMA 2.1
GRAFÍAS Y GRAFÉMICA: CONCEPTOS BÁSICOS. LAS GRAFÍAS
EN LOS ORÍGENES DEL CASTELLANO (Libro, pp. 81-99)

1. CONCEPTOS BÁSICOS

1.1.- Como introducción al análisis de la lengua a través de los textos


escritos, hay que estudiar la transformación del sistema gráfico y del nivel
fonético-fonológico del latín al español actual, es decir, las primeras
grafías, las distintas variantes de estas en cada etapa y la reorganización del
sistema lingüístico.
Las letras del romance castellano hacen uso de los signos latinos, el
alfabeto del castellano procede del alfabeto latino, en el cual, en principio,
a cada elemento fónico le correspondía una grafía.
Además de las marcas ortográficas segmentales, que son las letras,
también hay marcas que no son letras y que surgen tras la etapa medieval,
como:
-las marcas ortográficas suprasegmentales (acento gráfico y diéresis)
-las marcas ortográficas adsegmentales (coma, punto, signos de
interrogación, comillas, guion...).
(Contreras, Lidia (1995): Ortografía y grafémica. Madrid. Visor).

1.2.- El estudio del sistema gráfico de las lenguas escritas se denomina


Grafémica o Grafemática. Sin embargo, conviene matizar la distinción
entre ellas.

1
La Grafemática es la disciplina lingüística que estudia el sistema
gráfico de una lengua.
Se ocupa de los grafemas, o unidades mínimas de la lengua escrita
que, al igual que los fonemas en la lengua oral, permiten distinguir
significados. Se corresponden con las letras y las marcas diacríticas (tilde,
diéresis). Por ejemplo, el fonema /b/ 1 se representa con dos grafemas <b> y
<v> (baca / vaca), por lo que <b> y <v> son, además, alógrafos o
variantes gráficas. La tilde distingue el significado de estas dos palabras:
púlpito y pulpito, por lo que es un grafema también.

La Grafémica es la disciplina lingüística que estudia las grafías o


signos gráficos de una lengua.
La grafía es la representación gráfica de un sonido. Y hay que
distinguir entre:
- grafos: grafías simples.
- dígrafos: grafías formadas por dos grafos (qu, ch: quitar, noche)
- grafías múltiples o complejas son las formadas por tres o más
grafías (lli: mellior).
Generalmente, grafía y grafema se utilizan como términos sinónimos.

1
El fonema es la unidad mínima e indivisible a nivel fonológico. Forma parte de la
lengua, es una abstracción formal o mental del sonido del habla. El grafema pertenece al
sistema de representación gráfica de la lengua, por ejemplo, <b> es un grafema porque
permite distinguir significados: <b>oca; <p>oca; <t>oca; <f>oca; <r>oca...

2
Unidades mínimas del lenguaje

Distinguen significados

En la oralidad En la escritura
↓ ↓
Fonemas Grafemas
↓ ↓
Modelos mentales de realización Modelos mentales de realización
de los sonidos que nos permiten de las grafías que nos permiten
distinguir unos de otros distinguir unas de otras
↓ ↓
Sonidos Grafías
↓ ↓
Realización individual Realización individual
de los fonemas de los grafemas

1.3.- La historia de la lengua española ha seguido un proceso


evolutivo de simplificación gráfica porque a cada fonema se ha ido
adscribiendo un grafema determinado.
Y, aunque en español no se ha llegado a establecer totalmente una
ortografía fonémica 2, la historia de las grafías, que representan los
sonidos, se ha caracterizado por una adecuación progresiva de la fonética
de la lengua a su valor fonológico.
En la época de orígenes, las grafías se fueron independizando de sus
valores latinos para representar la nueva fonética románica castellana, con

2
En un sistema alfabético lo ideal sería una ortografía fonémica, con una relación
biunívoca entre grafías y fonemas (a cada fonema debe corresponderle una sola grafía).
Pero esto prácticamente no existe en escrituras constituidas históricamente, ya que las
escrituras tienden a perpetuarse, mientras que lo fónico cambia.

3
nuevos sonidos, resultado de la evolución fonética del latín. Son muy
abundantes los dígrafos y las grafías múltiples o complejas.
A partir de la segunda mitad del XIII, con la reforma ortográfica
alfonsí, el sistema gráfico se simplificó, desaparecieron las grafías
múltiples o complejas y se impusieron los grafos y los dígrafos. Podría
decirse que Alfonso X estableció lo más próximo a la primera ortografía
fonémica del español.

2. LAS GRAFÍAS EN LOS ORÍGENES DEL CASTELLANO: LA SCRIPTA

CASTELLANA.

En el período de orígenes, y hasta mediados del siglo XIII (1252), hay


en los textos una gran multiplicidad gráfica. Los escribas adaptaban el
alfabeto latino a las nuevas necesidades de las lenguas romances para
representar gráficamente todos los sonidos románicos nuevos que no
existían en latín, como las palatales, las sibilantes y los diptongos.
En cada área romance el latín se adaptó de diferentes formas y esto
dio lugar a las distintas scriptae 3 romances. La scripta castellana es la que
se localiza en el área de Castilla, con sus propias características. Y, como
no existía ninguna normativa ortográfica, las nuevas grafías tenían muchas
variantes. El primitivo dialecto castellano, influido por los elementos
occitanos y francos, mostró una resolución mayor que la de sus dialectos
vecinos a la hora de decidirse por el empleo de grafías, que siguieron
adaptándose en la etapa siguiente, y por la fijación de formas y usos
sintácticos romances.

3
Una scripta es todo aquel núcleo de documentos que a pesar de estar redactados en
latín van dejando traslucir características románicas.

4
Buena parte de los documentos escritos, o scriptae, solía elaborarse en
los scriptoria de los monasterios medievales. Destacan Santo Domingo de
Silos y San Millán de la Cogolla, de cuyos scriptoria 4 proceden las Glosas
Silenses y las Emilianenses respectivamente.
En esta etapa hay, sobre todo, muchos textos escritos en latín muy
docto y aprendido, como la obra de San Isidoro, por lo que no transmiten
ningún elemento románico, pero también hay textos que, si bien
aparentemente están escritos en latín, van reflejando gráficamente rasgos
románicos distanciados ya del latín.
Esa distancia se nota fundamentalmente en los siguientes aspectos:
1º.- En las vocales la mayor novedad es la representación de los
diptongos, procedentes de la abertura vocálica en latín vulgar tardío de las
vocales breves del latín clásico. Finalmente, la plasmación gráfica de los
diptongos se resuelve mediante la representación de dos vocales.
En esta representación de los diptongos se encuentran muchas
vacilaciones y en algunos casos no se refleja el diptongo con claridad si el
escriba lo transcribe con un solo elemento, por lo que se trata de un
diptongo encubierto.
Por ejemplo, el resultado castellano de TĔRRA es tierra porque una
Ĕ breve tónica clásica > ę abierta > ie, pero, dado que este proceso duró
siglos y los amanuenses vacilaron en su escritura, ie tuvo variantes gráficas
como ia, i, e. Así, convivieron diferentes soluciones de esta palabra: tierra,
tiarra, tirra y el latinismo gráfico terra. Igual en el caso de TĔMPU >
tiempo, timpo, tempo. Finalmente, la plasmación gráfica de los diptongos
se resuelve mediante la representación de dos vocales.
Lo mismo ocurrió con el diptongo procedente de la Ŏ breve tónica
latina por la dificultad de representar en romance una nueva realidad que

4
Todos los monasterios tenían su scriptorium, para poder transmitir la cultura, que,
claramente, era escrita y, además, en pergaminos.

5
no existía en latín (uemne, uamne, omne < HŎMINE, puorta, puerta, porta
< PŎRTA), ya que los diptongos fueron fijándose con el tiempo.

2.º- En las consonantes la novedad aún fue más grande y también la


dificultad para representar los fonemas palatales, porque el latín no los
tenía.
El romance utilizó las grafías latinas, combinándolas en muchas
ocasiones, originando así dígrafos y grafías múltiples, para representar los
nuevos sonidos palatales. La presencia de un elemento palatal favoreció la
palatalización 5, por ejemplo, NŎCTE > [noite] > [noʧe] noche. Lo único
que en latín representa un sonido palatal, que quizá deba ser considerado
como una semiconsonante, es la I de IAM, de IANUARIU, etc.

Por lo tanto, en romance se construyó un orden palatal nuevo [ʎ],


[j], [ɲ], [ʧ] y surgieron varios intentos para ir representando
gráficamente cada palatal. Los escribas tomaron las consonantes latinas
y las combinaron entre sí o con algún elemento vocálico para
representar los nuevos sonidos romances. Ejemplos:
- para representar la palatal nasal [ɲ] escribían: ni, in, ng, gn, nig,
gng, nn, etc. La g se explica en la representación de este sonido porque
además de su valor velar [g], también se utilizaba para representar algún
sonido palatal, como en segamos [j]. El castellano optó por el dígrafo nn
que luego algunos amanuenses abreviaron como ñ.
- en latín la L representaba el fonema lateral, no palatal. El escriba
le añadió otros elementos para que representara el sonido palatal,
originando así dígrafos y grafías múltiples como li, gl, gli, ll...

5
Las consonantes que representan en romance sonidos palatales proceden de
consonantes latinas, principalmente las de los sonidos dentales o velares, que estaban en
contacto con una vocal palatal o con una semivocal o semiconsonante palatal.

6
También hay muchas palabras castellanas con ll que proceden de
palabras latinas que tenían dos eles, pero como consonante geminada,
de manera que el dígrafo romance ll estaba etimológicamente en el
origen de la palabra muchas veces, pero con un sonido diferente
(PŬLLU > pollo).
Y en otras ocasiones se trataba de combinaciones que ya existían en
latín, pero que en romance representaron un nuevo sonido como gn, ya en
latín -GN- (SIGNA > seña). Es decir, en orígenes [séɲa] se escribía segna,
senna, seina, seinna, etc. En esta época el que escribía era el que después
leía ese texto, de manera que le resultaba fácil interpretar sus marcas. Sin
embargo, con frecuencia, en un mismo texto, el mismo sonido estaba
representado por distintas grafías, y una misma grafía podía representar
varios sonidos.

La característica del castellano de orígenes y de la etapa prealfonsí es


la presencia de grafías múltiples que con Alfonso X se simplificarán.

Las palatales se representan con una gran cantidad de grafías simples,


dígrafos y grafías complejas o múltiples, algunas solo aparecen
ocasionalmente:

[ɲ]: palatal nasal sonoro


ni kastanio nig senigor nn sennor
in kastaino ingn seingnale n kastano
ng vinga, kastango inn Ocainna mgn domgna
gn vignas nni Riannio

En Castilla se prefiere el dígrafo nn. Los dígrafos ng, gn son los


utilizados preferentemente en el oriente peninsular: aragonés y catalán. Los
dígrafos ni, in son los que aparecen sobre todo en la zona del occidente

7
peninsular. Para esta época no se registra todavía el dígrafo ny (que utiliza
posteriormente el catalán y que se introduce más tarde, por tanto), ni el
dígrafo nh (que utiliza el portugués). Ambos aparecen con posterioridad al
siglo XIII, después de la reforma ortográfica.

[ʎ]: palatal lateral sonoro:


li relias il pareilatas ‘aparejadas’
lg filgo, melgoranza gl figlo, meglor llg obellga
lig meligor l melor ll mellor
ill taillatu ‘tejado’ lli mellior

La más frecuente es ll, y la preferida en Castilla. La grafía gl tiene


influencia italiana, así lg, gl son las preferidas en el oriente peninsular. En
otras scriptae más occidentales son más frecuentes los dígrafos li e il. El
dígrafo actual del portugués lh es de origen provenzal y aún no estaba
documentado en esta época.
A veces una grafía simple, n o l, puede tener también un valor palatal,
por olvido del amanuense o simplemente porque consideraba que esa grafía
era suficiente para representar el sonido palatal: kastano, melor...

[ʧ]: palatal africado sordo:


g Sanga cc pecce ‘peche, pague’
gg Oggoniz, Egga ‘Aita’ cx Sancxo
ih Saniho, peihe cxi Sancxio
x Sanxo ch (origen francés) Sancho, Sanchet

[j] palatal fricativo sonoro:


g guso ‘yuso’ ig arigento ‘argento’ gi segiant ‘sean’
j Tamajo ‘Tamayo’ ih Lozoiha ‘Lozoya’

8
DEORSUM > yuso ‘abajo’ (Dy > /j/). SUPERSUM > suso ‘arriba’
(Excepción: el grupo consonántico RS > /z/ evoluciona al resultado sonoro
solo en estas dos palabras).
SEDEANT (de SEDERE, que desaparece a finales del XIV a favor de
SUM) > seyan /seian/ segiant (Dy > /j/).

2. Sibilantes:
[ʃ] prepalatal fricativo sordo 6:
x Ximeno sc Scemena sç Sçimeno
s Semeno ss Requessolo ‘Requejuelo’
isc laisces ‘dejes’ sz Szauierrelatre ‘Javierrelatre’ 7

[ʒ] prepalatal fricativo sonoro:


g muger, agos, Nagara ‘Nájera’ j mujer i meior
gg Naggara ‘Nájera’ gi mugier
ggi conceggio ch conechos

La prepalatal fricativa sonora procede de una prepalatal africada


rehilante que perdió el rehilamiento y se desafricó: [ʒ] < [ҫ] prepalatal
africada sonora rehilante (con vibración secundaria).

[ʦ] predorsodentoalveolar africado sordo:


ç Gonçalbiz, infançones, poço cc maccano
z Gonzalbiz, infanzon, pozo c infancones

6
Suena como [sh].
7
Pueblo de Navarra.

9
ç 8 y z son alógrafos en el castellano antiguo, variantes gráficas. La
diferencia entre ç y z no llegó hasta mitad del siglo XIII, con la reforma
alfonsí, cuando se convirtieron en dos grafías bien diferenciadas, utilizadas
para representar sonidos distintos.
Lo mismo sucede con la i. Se escribía i / j 9. En muchas ocasiones la
grafía larga va unida a los diptongos.

[ʥ] predorsodentoalveolar 10 africado sonoro:


z fazer
ç façer
Ambos sonidos [ʦ] y [ʥ] comparten grafías, por ello no se tratan
como fonemas, ya que la grafía no permite diferenciar fonemas.

Hay otros sonidos que también presentan alternancias gráficas, como


los velares:
[k]: velar oclusivo sordo:
c casa qu que k ke ch che
q quando

El dígrafo ch se utiliza sobre todo en helenismos. Ya en latín se


utilizaba para representar la antigua velar aspirada griega (Christo,
chirographo), de la misma forma que los dígrafos ph (philosophia,
philologo) y th (theatro, thalamo).
En los manuscritos más antiguos, los de la época de orígenes, el nexo
copulativo se representa principalmente como et o τ (signo tironiano); a
partir de los siglos XIII y XIV es más frecuente et, alternando con e; en el

8
La grafía ç se escribía con un trazo superior a la línea de escritura llamado copete, que
no era más que un adorno, y a veces descendía hasta llegar a la z.
9
No siempre es fácil transcribir un texto antiguo, porque a veces no está claro si se trata
de una i corta o larga j.
10
La lengua choca con el predorso en zona de dientes y alvéolos.

10
s. XV se prefiere e; a partir del XVI se impone i (de aparecer antes
resultaría extraño, como ocurre en el Auto de los Reyes Magos, tal vez por
ir ante e: i ellos) y se regularizó definitivamente como y muy tarde, en el s.
XVIII.
La separación de palabras también empieza a aparecer después del s.
XV, pero con vacilaciones.

En la época de orígenes hay, por lo tanto, una enorme vacilación


gráfica. Esta etapa se caracterizó por el polimorfismo y el poligrafísmo que
llegaron hasta el siglo XIII cuando Alfonso X intentó fijar una ortografía
fonémica 11, la tendencia que, según Mosterín, siempre ha existido en
español.
Así pues, al afrontar el comentario de un texto antiguo, hay que sortear
dos de las características de estos textos:
1. El Poligrafismo, es decir, varias grafías para un sonido, y
2. El Polimorfismo, varias formas para una sola palabra, cada una con
una pronunciación diferente.
Tanto uno como el otro se deben a la falta de homogeneización de la
lengua antigua. Lo normal es encontrar en un texto antiguo muchas
variantes gráficas (i / y / j, ejemplo de poligrafismo) y también muchas
variantes morfológicas (como, por ejemplo: uerto, verto, uherto, huerto
(poligrafismo) // vuerto (polimorfismo por las dos pronunciaciones
reflejadas: [wérto] y [bwérto]).
Asimismo, serían ejemplos:
- Enfanç / ifant / inffant / infante / inffante… (de infante).
- Fillo d’algo / fijo d’algo / hidalgo… (de hidalgo).

11
Mosterín, Jesús (1981): La ortografía fonémica del español. Madrid. Alianza.
Marcos Marín, Francisco (1978): Reforma y modernización del español. Madrid.
Cátedra.

11
- Conuenientia / conuenença, convenença / conuenencia, convenencia /
conueniença, conveniença, conuenienza, convenienza / conuinença /
conuiniença / conviniencia… (variantes polimórficas y poligráficas de
conveniencia < CONVENIENTIA) 12.

PRÁCTICA:

GLOSA 68: non se cuempetet elo uamne ensiui: ‘No se confíe el


hombre en sí’.
En el siglo XI las lenguas romances todavía no se habían diferenciado
lo suficiente del latín como para tener caracteres propios.
-Así se explica la negación non, que mantiene la forma latina. La –n
final habría dejado de pronunciarse desde hacía tiempo, por lo que debía
tratarse de un latinismo gráfico.

Se discute si el romance de las Glosas Emilianenses es castellano u


otro romance. Sin embargo, en esta glosa hay un rasgo claramente
castellano:
-cuempetet < CŎMPUTET (COMPUTARE). Aquí la Ŏ breve tónica
ha diptongado en ue que es la solución castellana. COMPUTARE >
COMPTAR> contar.

-en siui (SIBI). No se respeta la grafía latina porque la pronunciación


de la labial de SIBI en romance era fricativa [β] < -B- por eso se representa
con la grafía u que era la más frecuente para la bilabial fricativa ya desde la

12
Esta palabra se ha tratado tradicionalmente como un semicultismo, por presentar una
parte mantenida y otra parte evolucionada, aunque convendría considerar que es un
cultismo, introducido por vía oral desde el latín medieval para acabar con la vacilación
existente (García Valle, 1998).

12
época de orígenes. Esta es la razón principal de que Alfonso X eligiera u
para /β/ y b para /b/.

-ello funciona como artículo, diferenciándose también en esto del


latín. El artículo en romance procede del demostrativo latino de tercer
grado ILLU > ello > elo > el (+ palabra que empezara por consonante)
lo (+ palabra que empezara por vocal)

El y lo son dos alomorfos del artículo masculino en orígenes.


Igualmente, en el caso del artículo femenino:
ILLA > ella > ela > el (+ vocal): el espada, el oreja, el alma, el agua
la (+ consonante): la muger, la filla...
Ej. Glosa 87: ela sua face.

-uamne < HŎMINE. Se aprecia la pérdida de la vocal postónica,


hecho ya muy evidente en esta etapa, pero con vacilaciones, tal como
demuestra el mantenimiento de dicha vocal postónica en cuempetet. La Ŏ
breve tónica latina ha diptongado en ua. Al principio la Ŏ breve tónica
latina no tiene una diptongación consolidada al menos en la escritura: Ŏ >
ue, ua, uo. Alfonso X optó por la ue.
El resultado omne /hombre con cierre de la Ŏ se explica por contexto
fónico: nasal+consonante, que propicia el cierra la vocal tónica. Así, en el
caso de omne se cerró muy pronto la vocal tónica.

Glosa 87: conoajutorio de nuestro dueno: ‘con la ayuda de nuestro


dueño (‘Señor’)’:
-cono < CUM ILLU ‘con lo’ + sustantivo masculino que empieza con
vocal: ajutorio.

13
-dueno /duenno < DŎMINU. Hay alternancia gráfica para representar
la palatal nasal entre n/ nn. Diptongación de la Ŏ breve tónica latina, al
igual que en el posesivo nuestro < NŎSTRU.

... qual dueno get ena honore


-get < ĔST. La Ĕ breve tónica latina que diptonga en ie: iet /yet/ get
por alternancia gráfica.
-segamus < SEDEAMUS.
Dy > [j]: seyamus /segamus en el texto, la g representando, por lo
tanto, un sonido palatal.

-ena honore ‘en el honor’: los sustantivos en –or llegan al castellano


como femeninos: la honor, la calor, la color...
Honore con h- inicial. La H- inicial latina se escribe en ocasiones si se
trata de dar un aire arcaizante, o, mejor aún, culto al escrito, pero es más
normal que no se escriba ya que no representa ningún sonido: uamne.

... tal seruitio fere


-fere < FACERE, que tiene dos evoluciones:
1.- La más primitiva, tal vez de influencia franca:
FÁCĔRE [fákere] > [faire] > [fere] fere /fer y también far.

2.- La castellana, más evolucionada. La 3.ª conjugación en –ĔRE se perdió


y pasó a –ĒRE o –IRE, aquí a –ĒRE con cambio de lugar del acento:
FACÉRE [fakére] > [fak’er] > [faʧer] > [faʥer] / [haʥer] > [hatser] >
[aθer] hacer
C+e, i > [k’] > [ʧ] > [ʦ] ~ [ʥ] > [θ]

14
-Christo: Aquí ch- es un dígrafo latinizante. Una característica de los
nombres propios es mantener la forma latina sin apenas alteraciones. Otros
ejemplos son Patre, Spiritu Sancto y Deus que se presentan con la forma
latina por tratarse de vocabulario litúrgico, que se mantiene más próximo al
latín. Con seguridad ya se pronunciaba [padre], es decir, ya había
sonorizado la -T- entre vocal y líquida, que funcionaba como una vocal. El
dígrafo -ct- es latinizante, por lo que Sancto es un arcaísmo gráfico.

-qual: La grafía q es arcaica ya en la etapa alfonsí, pero se mantiene


hasta las normas académicas.

-tienet: presencia de la –t final de 3.ª persona singular. Se fueron


perdiendo progresivamente, pero aún quedaron restos en el castellano
medieval.

-mandatjione: j grafía de la vocal [i]. Y mantenimiento de la vocal


final (sin apócope natural, por tanto, en la lengua escrita).

-sieculos < SAECULOS.


En latín, había tres diptongos (AE, OE y AU).
AE tuvo dos evoluciones: AE> ę > ie (CAELU > cielo) y AE > ẹ > e
(CAESARE > César). En esta palabra latina AE diptongó, igual que la Ĕ, y
más tarde, se produjo la reducción del diptongo, de ahí siglos.

La Disputa del alma y del cuerpo (Finales del s. XII- principios del XIII)

[Si] quereedeʃ oýr lo que uoʃ quiero dezir,


dizre uoʃ lo que ui, nol uoʃ quedo fallir.
un ʃabad[o e]sient dom[i]ngo amanezient,
ui una gran uiʃion en mio leio dormient,
eam aʃem[eian]t que ʃo un lenzuelo nueuo
jazia un cuerpo de uemne muerto;

15
ell alma era fuera [e] fuert mientre que plera,
ell alma eʃ ent eʃida, deʃnuda ca non ueʃtida,
en guiʃa [du]n jfant fazie duelo tan grant.
Tan grant duelo fazié al cuerpo maldizié,
fazi [ta]n grande duelo e maldizié al cuerpo;
al cuerpo dixo ell alma: de ti lieuo ma[la] fama,
tot ʃiempret’ maldizré, ca por ti penare,
que nunca feciʃt coʃa que ʃemeiaʃ fer [mo] ʃa,
ni de nog ni de dia de lo que io queria,
nunca fuʃt a altar por i buena oferda dar,
ni diezmo ni primencia ni buena penitencia
ni feciʃt oracion nunca de corazon
cuando iuaʃ all elgueʃia aʃentauaʃte a conʃeia,
i fazieʃ toʃ conʃeioʃ e todoʃ toʃ <doʃ> trebeioʃ,
apoʃtol ni martjr nunca quiʃiʃt ʃeruir,
iure par la tu tieʃta que no curarieʃ fieʃta,
nunca de ningun ʃanto no cureʃt ʃo diʃanto,
maʃ not faran los ʃantos aiuda maʃ que a una beʃtia muda.

Razón de amor (Hacia 1205)

Mas vi venir una doncella,


pues naci non vi tan bella:
blanca era e bermeja,
cabelos cortos sobr’ell oreja,
fruente blanca e loçana
cara fresca como maçana,
nariz egual e dreita,
nunca viesen tan bien feita,
ojos negros e ridentes,
boca a razon e blancos dientes,
labios bermejos non muy delgados,
por verdat bien mesurados.
... De las flores viene tomando,
en alta voz d’amor cantando
e decia “-Ay, meu amigo,
si me vere ya mas contigo!”

16
2. GRAFÍAS Y GRAFÉMICA EN LA HISTORIA DE LA
LENGUA

TEMA 2.2.
LA REGULARIZACIÓN GRÁFICA EN LA ÉPOCA ALFONSÍ
(Libro, pp. 81-99)

Alfonso X el Sabio fue el rey que más atención dedicó a la cultura,


principalmente durante dos etapas (de 1252 a 1262 y de 1270 a 1284). De
1262 a 1269, Alfonso X estuvo ocupado en sus pretensiones políticas,
había aspirado al trono europeo, a convertirse en emperador, por lo que
abandonó la tarea de la etapa anterior hasta que, en 1269, al no alcanzar el
éxito político que esperaba, volvió su interés a la Península y retomó la
labor emprendida años antes de compilación y traducción de textos
recogidos en la etapa anterior 1.

Con Alfonso X nació el castellano como lengua de cultura, al ponerse


por escrito oficialmente. Su cancillería fue la primera de Europa que utilizó
una lengua romance de forma sistemática y general para la redacción de los
documentos oficiales porque todas las cancillerías reales solo utilizaban el
latín. Fernando III ya había comenzado a utilizar el castellano en su
cancillería, pero sin abandonar el latín. Por lo tanto, Alfonso X culminó la
labor de su padre 2.

1
Fue en la segunda etapa cuando se configuró ya la lengua castellana, con una
normalización ortográfica no visible en la primera etapa, es decir, los textos alfonsíes
que presentan más coherencia se escribieron en la segunda etapa de actividad de la
escuela alfonsí, mientras que las obras con restos de la vacilación anterior de la época de
orígenes son de la primera etapa. Así aparecieron La General Estoria y la Estoria de
Espanna.
2
Durante el proceso de Reconquista se fueron recuperando territorios en los que había
hablantes de diferentes lenguas, y el castellano actuaba como lengua aglutinadora.

1
Alfonso X ejerció también una actividad importante en la Escuela de
Traductores de Toledo, que ya funcionaba en tiempos de Fernando III,
donde se traducían, en principio, obras del árabe y del hebreo al latín. El
monarca dirigió personalmente las traducciones que realizaban sus
colaboradores, especialistas en lenguas orientales, sobre todo judíos (de
entre los que destaca Judá Ben Mosé), y en latín, principalmente personas
del norte e incluso procedentes de ultrapuertos (por ejemplo, Guillem
Arremón de Aspa, de origen gascón o Hermán el Alemán). La labor del
escritorio alfonsí, caracterizado por la convivencia y colaboración entre
personas de diferentes culturas, era colectiva, si bien el rey supervisaba las
traducciones porque en La ochava esphera se lee: “e quanto en el lenguaje,
endreçolo por sise” y consta en El libro de las estrellas fixas que lo revisó
de su propia mano.
En el proceso de traducción, el castellano servía como lengua
instrumental para la traducción, hasta que Alfonso X ordenó poner por
escrito también la traducción romance.
Los equipos de traductores funcionaban ayuntando, compilando y
enmendando, según el criterio de la escuela alfonsí, las obras del árabe y
del hebreo al latín. La traducción se hacía así: Había un especialista en cada
lengua. Uno que traducía del árabe al romance de forma oral y otro que
traducía del romance al latín también oralmente, mientras otro colaborador
escribía esta versión latina. Se tradujeron obras jurídicas, históricas,
astronómicas, lúdicas...
La novedad surgió cuando se empezó a escribir también, junto a la
traducción del árabe al latín, la versión intermedia en romance. Así, a partir
de la obra De judiciis astrologiae, traducida del árabe al latín, se escribió la

2
traducción romance titulándola El libro conplido en los judizios de las
estrellas 3.
El hecho de que la lengua castellana fuera el principal objetivo del
scriptorium alfonsí favoreció que alcanzara su propia identidad, totalmente
independiente del latín en el siglo XIII.
La reforma alfonsí reguló el sistema ortográfico para acabar con la
variabilidad gráfica de la etapa anterior, simplificando el uso de las grafías.
Fue una reforma flexible y paulatina que supuso la primera regularización
gráfica del castellano.
Alfonso X pretendía una ortografía fonémica en la que a cada fonema
correspondiera un solo grafema, sin grafías múltiples, principalmente,
aunque no consiguió una total homogeneización de la escritura porque
sobrevivieron como restos grafías antiguas y algunas vacilaciones gráficas.
Y, si no se consiguió del todo esa ortografía fonémica, al menos se dio un
gran paso en el proceso de simplificación de grafías, al seleccionar las
grafías de entre la diversidad gráfica anterior, sobre todo, para representar
los diptongos vocálicos y los fonemas palatales, sibilantes, labiales y
velares.
Así pues, Alfonso X llevó a cabo su tarea de normalización
simplificando las grafías que había en el período de orígenes, de entre las
distintas grafías eligió la que era más frecuente, de manera que así quedó
establecida la correspondencia sonido-grafía.

SISTEMA GRÁFICO ALFONSÍ


La reforma ortográfica llevada a cabo por Alfonso X adaptó el sistema
gráfico del castellano a su realidad fonética y fonológica. Se estabilizó el
sistema gráfico al elegir una grafía o un dígrafo para cada fonema

3
Sobre el trabajo de las escuelas alfonsíes: Menéndez Pidal, Gonzalo (1951): “Cómo
trabajaron las escuelas alfonsíes”, NRFH, Año V, n.º 4, pp. 363-380.

3
medieval, acabando de esta manera con la variabilidad gráfica de la etapa
anterior:

- PALATALES:
/ʎ/ lateral sonora: ll: Dígrafo que procedía de ciertas palabras latinas
(castiello)
/ɲ/ nasal sonora: nn. La ñ es una abreviatura, alógrafo de nn
(canna). Conviene tener en cuenta que nn es un dígrafo, no una
geminada, y no se puede decir que el dígrafo evoluciona a la
grafía ñ: donna
/ʧ/ africada sorda: ch. Dígrafo de origen francés (noche)
/ʝ/ palatal fricativa: y (yo, seyamos)

- SIBILANTES. En castellano alfonsí había tres pares y cada par


distinguía sonoridad:
1. Apicoalveolares fricativas
sorda /s/: -ss- entre vocales, s- inicial y -s final (osso, esse)
sonora /z/: -s- entre vocales (oso, cosa)
La oposición de este par de sibilantes solo es pertinente en posición
intervocálica. En el resto de las posiciones hay neutralización. Esto lo
marca la ortografía alfonsí.

2. Predorsodentoalveolares africadas
sorda /ʦ/: c+e, i; ç+a, o, u, e, i (lança; lancear, cirio)
sonora /ʥ/: z (fazer)

3. Prepalatales fricativas
sorda /ʃ/: x (dixo)
sonora /ʒ/: - j+ vocal (MULIERE > mujer)
- g+e, i (muger)

4
- gi (mugier). Se mantiene este dígrafo como arcaísmo del
periodo anterior.
- i (CONSILIU >conseio. La i, por tanto, no solo es vocal,
sino también, en estos y otros casos, una grafía arcaica,
resto del período anterior, que representa esta sibilante.

- LABIALES. En castellano medieval había dos fonemas labiales


sonoros:
/b/ bilabial oclusivo: b (lobo < LUPU; sabor < SAPORE).
/β/ bilabial fricativo: u (uiuir < UIUERE; auer < HABERE). La v
surgió a mediados del siglo XIV. Así, u/v fueron alógrafos para el
sonido bilabial y el sonido vocálico hasta la primera reforma de la
Academia.

- VELARES:
- /k/ oclusiva sorda: - c + a, o, u (como, cuemo…)
- qu (dígrafo) + e, i (que, quitar…)
- q (quando, quant, numqua, qual… Se mantuvo
q también del periodo anterior, por lo que era ya
en la etapa medieval un arcaísmo gráfico que
permaneció hasta las reformas de la Academia).

- /g/ oclusiva sonora: - g + a, o, u (logar)


- gu + e, i dígrafo (guisa)

Estas son algunas de las grafías que se utilizan en la normalización


alfonsí. Además:
- Se regularizó la escritura de los diptongos: ie, ue.

- El fonema /i/ podía escribirse: i, j, y. Durante el siglo XIII y se


utilizaba como deíctico de lugar, no como conjunción copulativa: Ej.
fiziera y pintar... ‘había hecho pintar allí’.

5
- Grafía f < F- inicial latina (fijo) 4. En castellano medieval se mantuvo
la grafía f, aunque la aspiración empezó muy temprano: F- > [h].

- Reducción de los dígrafos cultos. Alfonso X era reacio a mantener


los dígrafos procedentes del griego, por ejemplo, THESAURUS, del
griego, en la etapa alfonsí se mostró casi exclusivamente como tesoro. Y
no fue hasta el siglo XV sobre todo cuando se recuperó la variante culta
thesoro.

La ortografía alfonsí surgió a partir de las obras del scriptorium


alfonsí, no se escribió nunca ningún tratado de ortografía que la
estableciera. No es una ortografía absolutamente fija, aunque sí muy fija.
Es resultado de un proceso de selección de grafías y dígrafos y de
simplificación, al eliminar las grafías múltiples, por lo que se trata de una
ortografía adaptada al sistema fonológico medieval e influida por los
colaboradores alfonsíes que introducían características lingüísticas de sus
lenguas maternas. Resulta curioso, por ejemplo, que aparezca en las obras
alfonsíes entre 1269 y 1276 una tendencia exagerada de apócope (pérdida
de –e y –o finales de palabra o de sílaba), mientras que, a partir de esa
fecha, ya no presentan casos de apócope extrema, es decir, se restablecen
todas las vocales que se habían perdido por una tendencia no autóctona en
castellano, sino influida por las lenguas francas, de ultrapuertos, que tenían
esta característica como propia.
Recordemos que Lapesa había señalado la existencia de dos normas
en castellano alfonsí: el castellano koiné (con apócope extrema) y el
castellano derecho o koiné castellana (sin apócope extrema, solo apócope

4
La h como grafía no tenía ningún valor fonético. Los escribas medievales las
utilizaban libremente incluso en palabras que en latín no tenían H o F- inicial.

6
natural), la norma que llegó a convertirse en el español estandarizado
actual.
Y las diferencias dialectales aportadas por los colaboradores que
procedían de la Península también influyeron en el castellano del
scriptorium alfonsí porque no utilizaba el mismo romance un colaborador
que procediera de Toledo que otro que viniera de Salamanca, por ejemplo,
y los del norte confundían con mucha facilidad y frecuencia sordas y
sonoras 5.

El sistema fonológico del siglo XIII estaba bien determinado, pero se


fue erosionando hasta que en el siglo XVI se alteró por completo, ya que,
según Alarcos, los cambios fonológicos no son inmediatos, sino que, por
una serie de cambios fonéticos, se llega al cambio fonológico posterior. Los
cambios que se fueron produciendo son, fundamentalmente:
-el ensordecimiento de las sibilantes
-la aspiración de la F- inicial latina y
-la confusión entre la bilabial oclusiva /b/ y la bilabial fricativa /β/.

Estos cambios culminaron a partir el siglo XVI y se produjo el paso


del castellano medieval al español clásico, aunque ya venían produciéndose
desde época antigua en el norte peninsular, desde donde fueron avanzando
hacia el sur, hasta que en el siglo XVI afectaron al sistema lingüístico en su
totalidad. El resultado final fue una lengua diferente del castellano alfonsí y
también de los romances que rodeaban al castellano.

5
Esto significa que cuando uno de los colaboradores de Alfonso X procedía del norte,
venía de una zona en la que en el habla diaria se iban produciendo estas alteraciones. Un
aragonés no distinguía, por ejemplo, entre la apicoalveolar fricativa sorda y la
predorsodentoalveolar africada sorda (entre cassar y caçar). A veces las “faltas de
ortografía” cometidas por algunos colaboradores denuncian su origen norteño (la labor
del filólogo consiste en detectar estas faltas de ortografía y en aplicar los conocimientos
necesarios para saber por qué se han producido).

7
Al estudiar los textos alfonsíes pueden surgir algunos problemas o
dificultades. En primer lugar, las copias de los textos originales, coetáneas
o posteriores, que pueden presentar muchas alteraciones. Además, hay que
conocer si la copia está hecha a partir del original o a partir de una copia
posterior, que todavía podría presentarse con más cambios. Y, en segundo
lugar, la fiabilidad de las ediciones, ya que muchas alteran el texto original,
al modernizar el uso de u y v, de la conjunción copulativa, de b y v, etc.

PRÁCTICA: Fragmento de la Primera Crónica General. Estudio


gráfico (Vid. libro, pp. 98-100).

Fragmento de la Primera Crónica General de Alfonso X (Estoria de


Espanna).

Pues que el Rey Rodrigo et los cristianos fueron uençudos et muertos, la muy noble
yente de los godos que muchas batallas crebantara et abaxara muchos regnos fue
entonces crebantada et abaxada, et las sus preciosas señas abatidas [...] la yente que con
sus batallas espantara todo el mundo asi como el gran tronido espanta los omnes;
aquella yente de los omnes tan briosa et tan preciada entonces, la aterro en una batalla el
poder de Mahomat

Los infantes de Lara (finales del XIII)

Violas Gonçalo Guztioz bueltas en polvo e en sangre;


con la manta en que estavan començolas de alimpiar,
tan bien las afemencio, conosciolas por su mal.
Llorando de los sus ojos dixo entonces a Almançor:
“Bien conozco estas cabeças por mis pecados, señor,
conozco las siete, ca de los mios fijos son,
la otra es de Muño Salido, su amo que los crio.
¡Non las quiso muy grant bien quien aqui las ayunto!,
Captivo desconortado para siempre so...”;
alimpiolas muy bien del polvo e de la sangre
cada una como nascio pusolas en aze
estavan lo oteando Almançor e Alicante.

8
Aquí dize de cómo segund natura los omnes e las otras animalias quieren
aver conpañía con las fenbras. Arcipreste de Hita, Libro del buen amor
(siglo XIV)

Como dize Aristótiles, cosa es verdadera,


el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenençia; la otra cosa era
por aver juntamiento con fenbra plazentera.
Si lo dexiés de mío, sería de culpar;
dízelo grand filósofo, non so yo de rebtar:
de lo que dize el sabio non devemos dubdar,
ca por obra se prueva el sabio e su fablar.
Que diz verdat el sabio clarame[n]te se prueva:
omnes, aves, animalias, toda bestia de cueva
quieren segund natura conpaña sienpre nueva,
e quanto más el omne que toda cosa ques mueva.
Digo muy más el omne que toda creatura:
todas a tienpo çierto se juntan con natura;
el omne de mal seso todo tienpo, sin mesura,
cada que puede quiere fazer esta locura.
El fuego sienpre quiere estar en la çeniza,
comoquier que más arde quanto más se atiza;
el omne quando peca bien ve que desliza,
mas non se parte ende ca natura lo enriza.
E yo, como so omne como otro, pecador,
ove de las mugeres a las vezes grand amor;
provar omne las cosas non es por ende peor,
e saber bien e mal, e usar lo mejor.

9
2. GRAFÍAS Y GRAFÉMICA EN LA HISTORIA DE LA
LENGUA

TEMA 3.
LAS GRAFÍAS EN EL ESPAÑOL PRECLÁSICO Y CLÁSICO
(Libro, pp. 100-113)

Los siglos XVI y XVII se corresponden con la etapa del español


clásico o español de los Siglos de Oro, en la que ocurrió la última gran
transformación fonológica del español, con la pérdida de algunos fonemas
y la aparición de otros. Ahora bien, en la escritura se mantuvo por tradición
el sistema ortográfico alfonsí, aunque resultaba inadecuado en esta nueva
etapa porque no reflejaba la realidad fonética. La RAE en el s. XVIII tuvo
que ajustar la ortografía a la nueva pronunciación, ya que la mayoría de las
grafías se utilizaba de forma totalmente anárquica. Reorganizó el sistema
gráfico para evitar las confusiones.

En la lengua oral ocurrieron tres fenómenos lingüísticos que


desencadenaron esta transformación fonológica. Habían empezado desde
muy temprano en el norte:

1. Aspiración y pérdida de la F- inicial latina. F- > [h] > Ø

2. Ensordecimiento de las sibilantes. Desaparecieron de la


pronunciación las sibilantes sonoras y se produjo un reajuste de sibilantes.

3. Confusión entre los fonemas bilabiales oclusivo /b/ y fricativo /β/ >
/b/ con dos sonidos [b] y [β].

En la lengua escrita la intención de mantener las diferencias


gráficas de la etapa anterior provocó un caos ortográfico. Cada uno escribía
como le parecía, por lo que había una gran anarquía gráfica que encubría
la existencia de TRES NORMAS LINGÜÍSTICAS DE PRONUNCIACIÓN en la
Península. Eran estas:

1.- La norma castellanovieja, que tenía como centro Valladolid y


reflejó la corriente que venía del norte, caracterizada por:
1
1.1.- Aspiración y pérdida de la F- inicial latina: F- > [h] > Ø

1.2.- Confusión de labiales: /b/ y /β/ > /b/ con dos sonidos [b] y [β].

1.3.- Reajuste de sibilantes. Tras la pérdida de las sonoras, tuvo lugar


un proceso de transfonologización al cambiar el punto de articulación. Este
reajuste fue el siguiente:

Apicoalveolares fricativas /s/ y /z/ > /s/ alveolar fricativa sorda

Predorsodentoalveolares africadas /ʦ/ y /ʥ/ > /θ/ interdental fricativa sorda

Prepalatales fricativas /ʃ/ y /ʒ/ > /χ/ velar fricativa sorda

Estos tres cambios se documentaron primero en zonas


colindantes con el País Vasco, de ahí la probable influencia vasca en ellos,
y del gascón en la aspiración de la F-, y se fueron extendiendo de norte a
sur hasta llegar a constituir la base del castellano general.

2.- La norma castellana de Toledo, “norma toledana” o “norma alfonsí”.


Conservadora y fiel a la pronunciación de la etapa medieval alfonsí. Se
caracterizó por:

2.1. Mantener la pronunciación de la F- inicial latina o su aspiración:


F- > [f] / [h]

2.2. Mantener las seis sibilantes medievales, incluidas las sonoras,


por tanto: /s/ y /z/, /ʦ/ y /ʥ/ y /ʃ/ y /ʒ/.

2.3. Mantener los dos fonemas labiales medievales: /b/ y /β/

3.- La norma meridional, a la que también se llama inadecuadamente


“norma andaluza”, cuyo centro era Sevilla, se extendió por Andalucía,
Cartagena, sur de Extremadura, Canarias y por el español de América. Se
caracterizaba por:

3.1. Mantener la aspiración de la f- inicial latina: F- > [h]

3.2. Confundir las labiales: /b/ y /β/ > /b/ con dos sonidos [b] y [β].

2
3.3. Reajustar de forma diferente las sibilantes, propiciando el seseo
y el ceceo. Más concretamente, el reajuste de sibilante presentó aquí dos
etapas:

1.ª etapa. Las predorsodentoalveolares africadas se convirtieron en


fricativas, confundiéndose o neutralizándose con las fricativas
apicoalveolares:

/ʦ/ y /s/ > /s/ dental fricativo sordo (seseo de los tratadistas clásicos)

/ʥ/ y /z/ > /z/ dental fricativo sonoro (zezeo o çeçeo clásico)

2.ª etapa. Se perdió la sonoridad:

/s/ y /z/ > /s/ dental fricativo sordo, con dos alófonos:

[ṣ] coronal (seseo) y

[ş] predorsal (ceceo)

Por otro lado, las prepalatales se aspiraron e igualaron así su


pronunciación a la aspiración procedente de la F- inicial latina:

/ʃ/ y /ʒ/ > [h] aspirada = [h] aspirada < F-.

Hubo varios intentos para poner orden en el caos ortográfico que


había, pero el resultado de todos estos intentos fue un auténtico fracaso.

Algunos de los intentos fueron estos:

-Nebrija (1517): Reglas de Orthographia en la lengua castellana.

-Mateo Alemán (1609): Ortografia castellana y

-Gonzalo Correas (1630): Ortografia kastellana nueva i perfeta.

Según Mosterín, estos tres intentos estaban en la línea de la


ortografía fonémica, ya que progresivamente trataron de adaptar la
ortografía castellana a la nueva realidad, esto es:

Nebrija y Mateo Alemán, cada uno en su momento, dieron prioridad


a la pronunciación sobre la etimología, intentaron adaptar la ortografía a la
forma de hablar, desterrando también el latinismo de ciertos autores.

3
El intento más importante fue el de Correas, ya que propuso una
ortografía totalmente fonémica: a cada fonema debía corresponderle un
grafema solamente, “para sakar a la ortografía de la esclavitud en la que la
tienen los que escribieron latín”. En el título de su libro y en su apellido
puede verse como opta por utilizar solo la grafía k para la velar oclusiva
sorda /k/: kastellana, Korreas, la i en lugar de la ye para la conjunción
copulativa y la reducción del grupo culto -ct-: perfeta.

DIFERENCIAS ENTRE EL CASTELLANO TOLEDANO Y EL CASTELLANO-


VIEJO

En el año 1578 fray Juan de Córdoba escribió en México su obra


Arte en lengua zapoteca. En ella hizo referencia a las diferencias de
pronunciación entre los castellanoviejos y los toledanos.

Explicó que allí donde los toledanos dicen hazer, jugar, falagar 1 (la
h y la f indican la aspiración procedente de la F- inicial latina; la z es señal
de la pronunciación sonora de la predorsodentoalveolar africada y la j de la
prepalatal fricativa sonora), los castellanos viejos dicen hacer, xugar y
alagar (la h debe representar la pérdida de la aspiración, y la c y la x una
pronunciación sorda, de predorsodentoalveolar africada la primera y de
prepalatal fricativa la segunda).

SEMEJANZAS ENTRE LAS NORMAS CASTELLANOVIEJA Y MERIDIONAL

Algunos hechos comunes de la evolución de las normas


castellanovieja y meridional son:

1.- /b/ oclusivo y /β/ fricativo > /b/. Se produjo un proceso de


desfonologización, y apareció un único fonema bilabial oclusivo con dos
alófonos, uno oclusivo [b] y otro fricativo [β]. Este proceso se conoce
también como betacismo.

2.- Aspiración de la F- inicial latina > [h], tanto en Castilla como en


Andalucía, pero posteriormente la pérdida de esta aspiración solo ocurrió

1
Del árabe hispánico halaq

4
en Castilla y en algunas zonas de Andalucía, mientras que otras zonas
meridionales mantuvieron la aspiración.

3.- Ensordecimiento o pérdida de las sibilantes sonoras del castellano


medieval hacia el siglo XVI. Pero se produjo una diferenciación entre las
dos normas por lo que respecta a la transformación posterior del punto de
articulación:

3.1.- en Castilla:

/s/ y /z/ > /s/ alveolar fricativo sordo

/ʦ/ y /ʥ/ > /θ/ interdental fricativo sordo. Avanzó en el punto de


articulación.

/ʃ/ y /ʒ/ > /χ/ velar fricativo sordo. Retrocedió en el punto de


articulación. Según un gramático de este siglo se van pronunciando estos
sonidos como si se gargajeara.

3.2.- en Andalucía. El reajuste de sibilante propició el seseo y el


ceceo.

En el s. XVI surgió una pugna entre las normas toledana y


castellanovieja, que terminó con la desaparición de la toledana. A finales
del siglo XVII se cumplió definitivamente la última transformación
fonológica del castellano y entraron en conflicto las dos normas lingüísticas
que habían quedado para para constituir la norma lingüística del español. A
pesar del triunfo de la castellanovieja, entre otras razones porque así lo
estableció la RAE, la meridional se resistió a desaparecer. Y ambas normas
conservaron todas las grafías, de manera que la ortografía alfonsí perduró
hasta 1650.

LA NORMA MERIDIONAL. EL ANDALUCISMO DEL ESPAÑOL DE AMÉRICA

Los textos andaluces presentan muchos ejemplos de la norma


meridional, como fiçieçe, sirios ‘cirios’, resebí, Andrez, neseçidad... Se
aprecia en ellos una representación gráfica que indica un sistema de
sibilantes distinto al del castellano y antecedente del seseo y del ceceo.

En la primera mitad del siglo XX, surgió una gran polémica sobre el
andalucismo del español de América. Se planteaban si el español
5
americano procedía de la norma meridional, del andaluz, o si los
fenómenos característicos de este español habían surgido allí de forma
espontánea.

Las características propias del español de América son, a grandes


rasgos:

-La aspiración de la F- inicial latina

-La aspiración de las antiguas prepalatales

-La aspiración de la –s en posición final de sílaba o palabra

-Seseo y ceceo

-Yeísmo, etc.

Pues bien, todas estas características también existen en el andaluz:

-Se aspira la F- en zonas de Extremadura, Andalucía, etc. FICU >


[higo]

-Se aspiran también las antiguas prepalatales. Este resultado aspirado


se confundió con el resultado de la F-, en Andalucía, Extremadura, etc.
FILIU > [hiho]

-Aspiración de la –s implosiva: las casas [lah kasah]

-Seseo, ceceo, yeísmo, etc.

Pues bien, aunque todos los rasgos que configuran la pronunciación


del español americano tienen una gran semejanza con los del andaluz,
surgió una polémica sobre el posible andalucismo del español de América.

Amado Alonso y Henríquez Ureña fueron los detractores del


andalucismo del español de América, pensaban que estas características
habían surgido en América de forma espontánea.

Menéndez Pidal y posteriormente otros filólogos como Lapesa


vieron con claridad que todos los fenómenos del español de América
parecidos a los de las hablas meridionales de la Península tenían su origen
aquí y, más concretamente, en Andalucía.

6
Ya Menéndez Pidal 2 aportó suficientes datos para poder confirmar
que los fenómenos del español de América estaban documentados
anteriormente en la Península. Recogió y comparó ejemplos de los dos
representantes de las normas peninsulares: la meridional, cuyo centro es
Sevilla, y la castellana, con su centro en Madrid.

Peter Boyd–Bowman, tras investigar las zonas peninsulares a las que


pertenecían los colonizadores que fueron a América, estableció que el
número de andaluces y extremeños era de más del 50 %, de manera que,
como consecuencia de la colonización, esta norma meridional, que era
mayoritaria, tuvo un primer momento de fecundación en la zona del Caribe
(donde según Menéndez Pidal se produjo la nivelación del español
americano) y este fue el germen de todo el español americano que
posteriormente se diversificó en las diferentes zonas de Sudamérica donde
adquirió características propias.

Hoy se acepta que el español americano tiene su origen en la norma


meridional de la Península.

CORRESPONDENCIAS FÓNICO-GRÁFICAS EN EL ESPAÑOL


CLÁSICO

1. SIGLO XVI

1.1. F- > [h] > Ø

1.2. Palatales: Africado sordo [ʧ] ch

Fricativo sonoro [j] y

Lateral sonoro [ʎ] ll

Nasal sonoro [ր] nn, ñ

2
Menéndez Pidal (1950): “Sevilla frente a Madrid”, Estructuralismo e historia.
Homenaje a A. Martinet, Las Palmas.

7
1.3. Labiales. Un solo fonema bilabial oclusivo sonoro /b/ con dos
alófonos: [b] y [β]

/b/ [b] oclusivo y

[β] fricativo

1.4. Sibilantes:

1.4.1.- Apicoalveolar fricativa sorda [s] -ss-, -s-

1.4.2.- Predorsodentoalveolar africada sorda [ts] c+e, i; ç+vocal y -z-

1.4.3.- Prepalatal fricativa sorda [ʃ] x y j+vocal; g+e, i; gi; i

1.5. Velares:

1.5.1. Oclusiva sorda [k] c+a, o, u; qu+e, i; q

1.5.2. Oclusiva sonora [g] g+a, o, u; gu+e, i

2. SIGLO XVII

1.1. F- > [h] > Ø

1.2. Palatales: Africado sordo [ʧ] ch

Fricativo sonoro [j] y

Lateral sonoro [ʎ] ll

Nasal sonoro [ր] nn, ñ

1.3. Labiales. Un solo fonema bilabial oclusivo sonoro /b/ con dos
alófonos: [b] y [β]

/b/ [b] oclusivo y

[β] fricativo

8
1.4. Sibilantes:

1.4.1.- Alveolar fricativa sorda [s] -ss-, -s-

1.4.2.- Interdental fricativa sorda [θ] c+e, i; ç+vocal y -z-

1.4.3.- Velar fricativa sorda [χ] x y j+vocal; g+e, i; gi; i

1.5. Velares:

1.5.1. Oclusiva sorda [k] c+a, o, u; qu+e, i; q

1.5.2. Oclusiva sonora [g] g+a, o, u; gu+e, i

PRÁCTICA:

Pasaje del Primer Auto de La Celestina (siglo XV)


SEMPRONIO- No creo, según pienso, yr comigo el que contigo queda. ¡O
desuentura! ¡O súbito mal! ¿Quál fue tan contrario acontescimiento, que assí tan presto
robó el alegría deste hombre e, lo que peor es, junto con ella el seso? ¿Dexarle he solo o
entraré alla? Si le dexo, matarse ha; si entro alla, matarme ha. Quédese; no me curo.
Más vale que muera aquel, a quien es enojosa la vida, que no yo, que huelgo con ella.
Avnque por al no desseasse viuir, sino por ver mi Elicia, me deuría guardar de peligros.
Pero, si se mata sin otro testigo, yo quedo obligado a dar cuenta de su vida. Quiero
entrar. Mas, puesto que entre, no quiere consolación ni consejo. Asaz es señal mortal no
querer sanar. Con todo, quiérole dexar vn poco desbraue, madure: que oydo he dezir
que es peligro abrir o apremiar las postemas duras, porque mas se enconan. Esté vn
poco. Dexemos llorar al que dolor tiene. Que las lágrimas e sospiros mucho desenconan
el coraçón dolorido. E avn, si delante me tiene, más comigo se encenderá. Que el sol
más arde donde puede reuerberar. La vista, a quien objeto no se antepone, cansa. E
quando aquel es cerca, agúzase. Por esso quiérome sofrir vn poco. Si entretanto se
matare, muera. Quiçá con algo me quedaré que otro no lo sabe, con que mude el pelo
malo. Avnque malo es esperar salud en muerte agena. E quiçá me engaña el diablo. E
si muere, matarme han e yrán allá la soga e el calderón. Por otra parte dizen los sabios
que es grande descanso a los affligidos tener con quien puedan sus cuytas llorar e que la
llaga interior más empece. Pues en estos estremos, en que estoy perplexo, lo más sano
es entrar e sofrirle e consolarle. Porque, si possible es sanar sin arte ni aparejo, mas
ligero es guarescer por arte e por cura.

Lazarillo de Tormes. 1554

9
Porque si assi no fuesse, muy pocos escriuirian para vno solo, pues no se haze sin
trabajo y quieren, ya que lo passan, ser recompensados, no con dineros, mas con que
vean y lean sus obras y, si ay de qué, se las alaben. ¿Quién piensa que el soldado, que es
primero del escala, tiene mas aborrescido el viuir? No por cierto; mas el desseo de
alabança le haze ponerse al peligro y assi en las artes y letras es lo mesmo. Predica muy
bien el presentado, y es hombre que desea mucho el prouecho de las animas; mas
pregunten a su merced si le pesa, quando le dizen: ¡O, que marauillosamente lo ha
hecho vuestra reverencia! Justo muy ruinmente el señor don fulano e dio el sayete de
armas al truhan, porque le loaua de auer lleuado muy buenas lanças: ¿Qué hiziera si
fuera verdad?

Fray Luis de León. De los nombres de Cristo. 1572-76

Porque dexando aparte el perdimiento del reyno y la ruyna del templo y el


assolamiento de su ciudad y la gloria de la religion y verdadero culto de Dios
traspassada a las gentes, y dexados aparte los robos y males y muertes innumerables que
padescieron los judíos entonces, y el eterno captiverio en que viven agora en estado
vilissimo entre sus enemigos, hechos como un exemplo comun de la ira de Dios assi
que dexando esto aparte, ¿puedese imaginar mas desventurado sucesso que, aviendoles
ellos tan luengamente esperado, y esperando en el y por el la summa riqueza, y en
durissimos males y trabajos que padescieron aviendose sustentado siempre con esta
esperanza, cuando le tuvieron entre si no lo querer conocer, y cegandose, hazerse
homicidas y destruidores de su gloria y de su esperanza y de su summo bien ellos
mismos?

TRATADOS ORTOGRÁFICOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII Y ALGUNAS


CUESTIONES ORTOGRÁFICAS PLANTEADAS EN ELLOS (NO PARA EL
EXAMEN)

Desde finales del siglo XV empezaron a aparecer diferentes


ortografías o tratados teóricos sobre ortografía del castellano, pero muy
pocas gramáticas, por ejemplo, en 1492 se publicó en Salamanca la
Gramática de la Lengua Castellana, de Nebrija, la primera gramática
completa de una lengua romance. Reproducía los apartados de las
gramáticas latinas en las que se dedicaba un capítulo a la ortografía. En el
siglo XVI solo se publicaron gramáticas en el extranjero para enseñar la
lengua y en el XVII se publicó la Gramática de Correas.

Sin embargo, al no haber una ortografía común, se produjo un gran


caos ortográfico. Los distintos autores trataron de regular el uso ortográfico

10
basándose en criterios bien fonéticos, bien etimológicos, es decir, se
sucedieron varios intentos de ajuste del sistema gráfico al fónico hasta
principios del s. XVIII (RAE).

La mayoría de los ortógrafos propuso un principio fonetista que, sin


embargo, era más teórico que práctico, pues se conservaban elementos
etimológicos.

En 1517, Nebrija publicó un tratado ortográfico, Reglas de


ortographia en la lengua castellana, en el que se señalaba la dificultad de
distinguir entre /b/ y /β / y sus grafías. A esta confusión se añadía la
presencia de los alógrafos v, u, que llegó hasta el s. XVIII.

El principio que siguió Nebrija, tomado de Quintiliano, se basaba en


que había que escribir como se hablaba y había de hablarse como se
escribía. Nebrija, al tratar los oficios de las letras, es decir, para qué sirven
las letras, distinguía el oficio propio del oficio prestado. Este autor,
partiendo del alfabeto latino, estableció que el oficio propio era el que tenía
la grafía en latín, mientras que el oficio prestado era el que tenía esa misma
grafía en castellano. Por ejemplo, la grafía c en latín tenía un valor velar
(oficio propio), mientras que en castellano podía tener ese valor velar
(oficio propio), pero seguida de e o i tenía otro valor (oficio prestado).

Nebrija se planteó encontrar una representación gráfica inequívoca


para las letras, de manera que conservasen su valor propio e intentó ajustar
la grafía del español, para que a cada grafía simple le correspondiera un
sonido. Propuso nuevas grafías, pero su propuesta ortográfica no tuvo
éxito.

Los ortógrafos del XVI también señalaron la confusión de c, ç y z. En


1552, Antonio de Torquemada dijo que ç y z se parecían tanto como b y v,
lo que indica que ya no reconocían la distinción entre sorda y sonora. A esa
confusión se unió en la norma meridional la de la s (Mateo Alemán). A
pesar de ello, los ortógrafos eran partidarios de una ortografía unitaria.

Las gramáticas del XVI señalaban igualmente la dificultad de


distinguir entre x, j y g+e,i (Villalón), puesto que también aquí se había
perdido la diferencia de sonoridad, pero se mantuvieron las tres grafías a lo
largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. Desde finales del XVII
representaban ya el fonema velar fricativo sordo /χ/.

11
Además, los ortógrafos hacían descripciones impresionistas de la
articulación, con adjetivos como áspero, flojo, suave...

Otra grafía problemática era h. Los ortógrafos se preguntaban si la h


era una letra, porque para ser letra debía tener nombre, figura y valor.
Algunos ortógrafos le encontraron un valor, el de la aspiración, hasta el s.
XIX, o una función diacrítica, por ejemplo, en hueso. En la mayoría de las
palabras del español la h es totalmente etimológica, como en hombre (omne
en castellano medieval).

Cada ortógrafo propuso una solución diferente, como crear nuevas


grafías, sobre todo para evitar los dígrafos. Hubo varios intentos para
solucionar los problemas que planteaban las letras, pero ninguno resolvió el
caos gráfico, que también se dio en la puntuación y en los rasgos
suprasegmentales.

Las propuestas fonetistas continuaron en el siglo XVII, en el que, por


los cambios fonológicos producidos, se radicalizaron las polémicas
ortográficas. Surgieron dos propuestas fonetistas muy innovadoras, la de
Mateo Alemán (1609) y la de Gonzalo Correas (1630), que provocaron la
radicalización de la polémica porque algunos autores defendían la
ortografía tradicional o etimologista (Juan de Robles, Bravo Graxera).

Mateo Alemán propuso adaptar el sistema fónico al sistema gráfico.


Tanto Nebrija como Mateo Alemán se resistían a cambiar la ortografía
etimológica latina. Y este último autor propuso también nuevas grafías y
algunas reglas para representar las sibilantes, aunque él mismo admitía que
no tenían continuidad. Era sevillano y seseante, escribía en ves de,
cosinero, etc.

Correas también era un ortógrafo fonetista, pero mucho más radical.


El principio ordenador de su ortografía era “a cada sonido una sola grafía”.
Escribía su apellido con K, una grafía que muchos tratadistas excluían del
alfabeto castellano. Así, mientras Nebrija y Mateo Alemán opinaban que
para [k] las grafías eran: c+ a, o, u; qu+ e, i, Correas consideraba que,
como la c daba problemas porque podía representar [k] o [θ] y qu era un
dígrafo, lo mejor sería utilizar solo la grafía k para representar la velar
oclusiva [k] ante todas las vocales.

12
Otros cambios afectaban a x, j y g + e, i. En su opinión, como ya no
distinguían sonidos, lo más adecuado era utilizar solo x. Por otro lado,
como c y z tampoco eran ya distintivos en esta fecha, Correas decidió usar
solo z, ante todas las vocales. También propuso nuevas grafías, o convertir
un dígrafo en una grafía simple. Esta propuesta de Correas alteraba
gravemente la tradición gráfica del castellano y provocó una reacción
etimologista. Gonzalo Bravo Graxera o Juan de Robles escribieron tratados
ortográficos para defender el criterio etimológico. Consideraban que las
grafías que no respondían a la pronunciación podían estar justificadas
etimológicamente porque si se cambia la forma de las palabras se pierde su
historia.

Ninguna ortografía recibió el apoyo oficial durante los siglos XVI y


XVII, por lo que hubo que esperar hasta la Ortografía de la Academia.

Así pues, en el siglo XVII continuó el caos ortográfico que no se


resolvió hasta el s. XVIII. El problema del cambio fonético aparecía en los
textos de los siglos XVI y XVII porque se producían confusiones que no
reconocía la ortografía del castellano.

13
2. GRAFÍAS Y GRAFÉMICA EN LA HISTORIA DE LA
LENGUA

TEMA 4.
LA FIJACIÓN ORTOGRÁFICA DEL ESPAÑOL MODERNO
(SIGLOS XVIII-XXI) (Libro, pp. 120-130)

En el siglo XVIII se siguieron publicando tratados ortográficos


similares a los de los siglos XVI y XVII, a pesar del cambio fonológico que
se había producido y que dio lugar al sistema fonológico actual.

La Real Academia de la Lengua Española (RAE) se fundó en 1714,


anteriormente había sido una tertulia que se reunía en casa del marqués de
Villena, que sería su primer director, con el propósito de fijar la lengua
castellana, reivindicar su grandeza y fomentar su cultivo. De esta forma, a
partir de 1726 empezó a publicarse el primer proyecto de la Academia, el
Diccionario de autoridades (1726-1739), llamado así porque utilizaba
como principales “autoridades”, o ejemplos de las voces que recogía, a los
escritores de los siglos inmediatamente anteriores, especialmente del XVII.
Este diccionario nació a imitación del de la Academia italiana, de 1612, y
del de la francesa, de 1694.

Cuando se fundó la Academia no había una ortografía unitaria en


España, por lo que esta institución se vio obligada a tomar decisiones sobre
la ortografía de la lengua. En el primer volumen del Diccionario de
autoridades incluyó el discurso proemial sobre la orthographia donde
estableció las reglas ortográficas que iba a seguir, aunque sin imponer una
norma general. En 1738 la RAE solicitó al rey que mandara respetar la
ortografía académica. Esto no ocurrió, pero fue adquiriendo prestigio y los
autores se fueron adscribiendo a las reglas ortográficas indicadas en el
Diccionario de autoridades, aunque no de manera oficial, por lo que la
Academia se planteó la necesidad de elaborar una Ortografía. En 1741 la
RAE, siguiendo los criterios de pronunciación, etimología y uso, publicó su
primer tratado ortográfico, con algunos cambios respecto a 1726. En sus
primeras propuestas concedió más importancia al criterio etimológico
porque la pronunciación no era unitaria y el uso muy variado. Pronto le dio

1
más importancia a la pronunciación, de ahí que se impusiera el criterio
fonetista. La Ortografía de 1741 fue ya una ortografía oficial, que se
impuso de manera progresiva, a pesar de no haber ninguna ley que
implantara su uso. No había tampoco una ley general de enseñanza, por lo
que cada centro elegía los manuales que iba a utilizar. Y se promulgaron
varias leyes para que se utilizaran los tratados académicos. Entre 1726 y
1815, la RAE estableció el sistema ortográfico que ha llegado hasta la
actualidad con algunas modificaciones.

En 1767 se produjo la expulsión de los jesuitas, que enseñaban


fundamentalmente en latín y controlaban gran parte de la enseñanza media
y universitaria. Dejaron un vacío en la enseñanza que fue ocupado por los
escolapios con el consiguiente cambio del modelo de enseñanza y empezó
a impartirse la lengua castellana en los niveles inicial y medio (en 1768
hubo una orden por la que había que introducir la enseñanza del castellano
en las escuelas), lo que provocó la necesidad de gramáticas.

A lo largo del siglo XIX se impuso la ortografía académica tanto en


España, impuesta y declarada oficial por Isabel II en 1844, como en
América, a pesar de los intentos de imponer otras ortografías como la
llamada Ortografía de Bello o chilena. En 1823, cuando Bello se
encontraba en Londres, propuso, junto a Juan García del Río y animado por
la propia Academia, una reforma ortográfica con una propuesta de
simplificación de ciertos usos académicos (solo j, z, q,-no qu-, siempre i
para la vocal, supresión de la h muda, etc.), de manera que no se proponía
una ortografía americana, sino una reforma ortográfica general, para
facilitar la enseñanza de la ortografía. En 1843 Bello fue nombrado rector
de la Universidad de Chile y le propuso a Sarmiento un informe sobre la
reforma de la ortografía. Sarmiento, mucho más radical, intentó, por
ejemplo, plasmar el seseo, pero su propuesta no fue aceptada. Aun así, en
1844 se aprobó para Chile una Ortografía reformada, la de Bello y del Río,
con algunas modificaciones más. Por lo tanto, se declaró oficial una
ortografía distinta de la académica española. Es el único momento en que
ha habido en español dos ortografías oficiales. Ahora bien, en Chile, en
realidad, junto a la ortografía reformada, se seguía utilizando la académica
española. Por ello, Bello propuso en 1850 derogar la ortografía chilena,
aunque no llegó a derogarse hasta 1927. De este modo, a finales del XIX y

2
principios del XX los neógrafos americanos que defendían la llamada
ortografía racional tampoco tuvieron éxito.

Asimismo, hubo propuestas de reforma ortográfica en España durante


el siglo XX (Lidia Contreras, José Martínez de Sousa, Jesús Mosterín...),
continuando con una tendencia que venía de atrás, desde el siglo XVII,
cuando se impuso como norma escrita la castellanovieja a la meridional.
Continuaron surgiendo, por lo tanto, propuestas que pedían un cambio de
norma ortográfica. Ahora bien, desde la Ortografía de 1999, que representa
una norma panhispánica e incluye novedades en cuanto al acento, a la
escritura de algunos compuestos con o sin guion, etc., la ortografía del
español es unitaria y la tendencia es a abrir la norma, es decir, a aceptar
usos y distintas variantes que antes no se admitían, como declarar correcta
la pronunciación del seseo, por ejemplo. Esta ortografía está firmada por
todas las Academias de la lengua española. La ortografía unitaria crea una
conciencia de unidad lingüística y por esa conciencia unitaria se acepta una
ortografía única.

LAS NORMAS ORTOGRÁFICAS ACADÉMICAS

En 1700 pervivían oposiciones gráficas que no se correspondían con


la pronunciación real de esta etapa. Ya en 1726, en el Prólogo al
Diccionario de autoridades la Academia estableció las siguientes normas
ortográficas:

1) Mantenimiento de los grupos consonánticos cultos, siguiendo


un criterio etimológico, frente a Correas, a Mateo Alemán y a la tendencia
general que los eliminaba. La Academia decidió mantener la mayoría de
ellos y rechazó las reducciones, decantándose por la pronunciación más
culta. Ej. concepto y no *conceto. Sin embargo, prevalecieron muchas
excepciones, teniendo en cuenta el uso, como luto, junto al derivado
luctuoso.

2) Supresión de consonantes geminadas, como *pp, *tt, *bb, *dd,


*ff, *gg, etc., por lo que también se hicieron simplificaciones ortográficas.

3) u / v. Se fijó u para la vocal /u/ y v para la consonante /b/: uno y


no *vno, salvador y no *saluador.

3
4) ç / z. Se suprime la ç y se establece /θ/: c+e, i; z+a, o, u; -z en
posición final.

5) Mantenimiento de b y v siguiendo el criterio etimológico, aun


reconociendo su misma pronunciación. Se estableció escribir con b todo lo
procedente de B, -BB- y -P- latinas y con v lo que tenía V y -F- latinas:
HABERE > haber, CANTABAT > cantaba, ABBATE > abad, APICULA
> abeja; VIVERE > vivir, PROFECTU > provecho. Sin embargo,
prevalecieron algunas incoherencias como basura < VERSURA, barrer <
VERRERE, abuelo < AVIOLUS, etc.

6) Se restauró la h etimológica: honor < HONOREM y no *onor.

En la Orthographia de 1741 y en la Ortografía de 1763 se produjeron


algunos ajustes más:

7) Se suprimió la -ss-, estableciendo siempre s: grandísimo y no


*grandíssimo (1763).

8) Se eliminaron los dígrafos etimológicos latinizantes, th, rh, ch


y ph, referidos a antiguas aspiradas: teatro y no *theatro, retórica y no
*rhetórica, filosofía y no *philosophia... En concreto, ph y ch se
suprimieron definitivamente en 1803 (4.ª ed. del Diccionario académico)
porque se habían mantenido hasta ese año algunas excepciones con ph (en
los nombres propios de los reyes Phelipe) y con ch representando el
fonema velar oclusivo /k/ (la posible confusión con el dígrafo ch,
representante del fonema palatal africado /ʧ/, se resolvió con el uso del
acento circunflejo sobre la vocal con ch de /k/: mechânico, châridad...,
aunque con excepciones: monarchía, Christo, christiano....).

9) En 1754 (2.ª ed. de la Orthographia de 1741) los dígrafos ch y


ll se consideraron letras del alfabeto español, hasta que en 1993 se volvió a
la ordenación clásica incluyendo estos dígrafos en los apartados de la c y de
la l respectivamente.

Ahora bien, todavía se mantuvo en estas obras:

- La y como vocal en cultismos como symbolo hasta 1754.

4
- La grafía q ante u para el sonido [ku]: qual, y para que se leyera la u
seguida de e, i se utilizaba una diéresis: qü como en freqüencia.

Finalmente, a partir de 1815 (8.ª ed. Ortografía académica), ya en el


siglo XIX, por tanto:

10) Se contravino la etimología al regularizar las grafías de /k/: c +


a, o, u; qu + e, i: frecuencia y no *freqüencia.

11) Se suprimió la grafía x como representante de la velar /χ/


(*relox) y quedó para representar únicamente /ks/: examen. También se
eliminó el acento circunflejo sobre la vocal que acompañaba a x cuando
representaba /ks/ porque ya no resultaba necesario: *exâmen. Se
establecieron para la velar /χ/ las grafías j + a, o, u, e, i: dijo y no *dixo; y g
+ e, i: general, aunque quedaron algunas excepciones, como México y
Texas, etc.

12) Se diferenció la i vocal de la y semiconsonante: símbolo (y no


*symbolo), yeso. Se fijó el uso de i e y para representar la semivocal de los
diptongos: i en interior de palabra: peine, treinta, e y al final de la palabra:
ley, buey.

13) Y ya en 1770 se suprimió el acento grave (`) imponiendo el


uso exclusivo del acento agudo (´), aunque sin establecer ningún criterio
claro para la acentuación.

A partir de 1815, la Academia siguió haciendo modificaciones en


cada una de las obras publicadas. En la última ortografía académica (OLE),
las novedades de tipo normativo fueron la exclusión de los dígrafos ch y ll,
la unificación del nombre de las letras (ye), la supresión de la tilde en el
adverbio solo, en los pronombres demostrativos, en palabras como guion o
truhan, aun pronunciándose como hiatos, en la conjunción o cuando se usa
entre cifras, etc. Se restringe el uso de las mayúsculas en los cargos o
títulos (rey, papa, presidente...), en accidentes geográficos y en los
periodos históricos con adjetivos derivados de un topónimo (península
ibérica; Imperio romano). Se recuperaron los grupos consonánticos cultos
(septiembre, séptimo...), se aceptó decimoprimero, decimosegundo, etc.

5
Ahora bien, en el Libro de estilo de la lengua española (2019) se acepta de
nuevo el nombre de y griega, junto a ye, para la letra; el adverbio sólo con
tilde, aunque se prefiere solo; Internet únicamente con mayúscula, mientras
que en la última Ortografía se permitía escribir esta palabra con mayúscula
y con minúscula, etc.

PRÁCTICA. Datación de los siguientes textos:

TEXTO 1. Se ven entre ellos algunos sembrados, y mucho zumaque. Esta


es una planta [...] que nace sin cultivo, y tambien se cultiva en varias
partes: se eleva del suelo cosa de tres quartas, y su hoja es parecida á la del
olmo, aunque más chica, y áspera. Las varitas que arroja se cogen á su
tiempo, y dexándolas secar, se muelen.

TEXTO 2. Por contraste con la radiación exterior, el zaguán parecía una


fresca tiniebla. En cambio, desde lo obscuro, el portal era una pantalla de
cinematógrafo, harta de luz y vagamente irreal. Pasaban los labriegos por el
camino, vestidos de calzón corto y pañuelo a la soriana -cuerpos menudos y
sarmentosos, teces negras, dientes ebúrneos-.

6
3. LA EVOLUCIÓN DEL COMPONENTE FÓNICO DE LA
LENGUA

TEMA 5.
EL CAMBIO FONÉTICO Y EL CAMBIO FONOLÓGICO:
CONCEPTOS BÁSICOS (Libro, pp. 141-143; 149-150)

Los cambios fonéticos los propician causas internas o externas y


pueden tener una cronología textual más o menos prolongada en el tiempo.
Sin embargo, el cambio fonológico es instantáneo y viene precedido y
determinado siempre por un cambio fonético. Cuando un cambio fonético
adquiere relevancia, propicia el cambio fonológico, y el sistema se ve
obligado a reorganizar sus componentes, fonemas y alófonos. Una vez
estabilizado el nuevo sistema fonológico pasa a caracterizar una etapa
histórica de la lengua.

1. CONCEPTOS BÁSICOS

Los estudios de fonética histórica o, lo que es lo mismo, de los


procesos evolutivos de la lengua, se enmarcan en el ámbito de la palabra y
de la sílaba. Por ello, siempre se parte del étimo o etimología 1 de una
palabra, es decir, de la forma originaria de la que procede, por ejemplo, el
étimo o etimología de palabra es PARABOLA.

Y cognados son las formas relacionadas etimológicamente. Por


ejemplo, las palabras castellanas cátedra y cadera < CATHĔDRA son
cognados. También lo son la castellana hijo y la catalana fill < FILIU.

Los procesos fonéticos, por lo tanto, al repercutir en el sistema de la


lengua, originan diferentes cambios fonológicos, como los que siguen:

1
Etimología también puede hacer referencia a la disciplina filológica.

1
1.1. FONOLOGIZACIÓN. DESFONOLOGIZACIÓN.
TRANSFONOLOGIZACIÓN. COALESCENCIA

1. FONOLOGIZACIÓN

Se produce cuando surge un nuevo fonema o una oposición


fonológica nueva en el sistema, por ejemplo, cuando los alófonos de un
fonema pasan a convertirse en fonemas distintos.

Ej.: El fonema latino /k/ tenía un alófono [k’] cuando iba seguido de
las vocales palatales /e/, /i/. Este sonido palatalizó /ʧ/ y acabó
convirtiéndose en castellano medieval en dos fonemas
predorsodentoalveolares africados, el sordo /ʦ/ y el sonoro /ʥ/, este último
entre vocales. Es decir:

C + E, I - > /ʧ/ > /ʦ/ ~ /ʥ/> /θ/. CICERÓNE > Cicerón. CÍLIA >
ceja.

2. DESFONOLOGIZACIÓN

Es el proceso contrario. Se pierde el valor distintivo de dos fonemas


que pasan a un único fonema con dos alófonos.

Por ejemplo, en castellano medieval había dos fonemas bilabiales, el


oclusivo /b/ y el fricativo /β/ fricativo. En el español clásico se
desfonologizaron y se convirtieron en un único fonema /b/ bilabial oclusivo
con dos alófonos: [b] oclusivo y [b] fricativo, según el contexto fónico en
el que se encontraran.

3. TRANSFONOLOGIZACIÓN

En este proceso no se crea ni se destruye una oposición fonológica,


sino que se traslada a un plano diferente.

Por ejemplo, en castellano medieval, los dos fonemas prepalatales


fricativos, el sordo /ʃ/ y el sonoro /ʒ/, evolucionaron a un nuevo fonema /χ/
velar fricativo sordo en el siglo XVII, de manera que se produjo un cambio
del lugar de articulación, los órganos articulatorios se colocaron de forma

2
diferente para pronunciar este fonema de nueva creación, por lo que se
produjo una transfonologización.

Con el nuevo fonema /χ/ velar fricativo sordo se perdió la correlación


de sonoridad y este nuevo fonema pasó a oponerse al velar oclusivo sordo
/k/.

4. COALESCENCIA

Este fenómeno se refiere a la unión de dos fonemas dentro de la


cadena sintagmática. Se llama también fusión sintagmática.

Así, en LÁCTE los dos fonemas latinos /k/ y /t/ dieron lugar en
castellano a un único fonema, el palatal africado /ʧ/.

LÁCTE > [láite] > [léʧe] leche.

1.2. ADICIÓN DE SONIDOS, SUPRESIÓN DE SONIDOS Y OTROS FENÓMENOS


ESPORÁDICOS

1. ADICIÓN: Suma o refuerzo de la articulación. Aparece algún elemento


nuevo, vocal o consonante, no etimológico:

1.1. Prótesis: inserción de un elemento al principio de la palabra:


STÁRE > estar. SPÁTHA > espada. SPÉCULU > espejo.

1.2. Epéntesis: inserción de un elemento en interior de palabra:


STÉLLA > estrella. CALVÁRIA > calavera. HÓMINE > hombre. SUA >
suya. En la documentación antigua, hasta finales del s. XIV, se encuentran
también vocales epentéticas interiores: Ingalaterra 2, coronica <
CRONICA, frateres... En coronica la vocal epentética se llama
“esvarabática” o anaptíctica porque va inserta en un grupo consonántico
con vibrante.

2
El nombre del país británico, Inglaterra procede del latín ANGLI TERRA ‘tierra de
los Angli’ (ANGLUS era un pueblo bárbaro que invadió Inglaterra y se estableció ahí
tras la caída del Imperio romano en el siglo V). La versión inglesa es England (land of
the Angles).

3
1.3. Paragoge: inserción de un elemento al final de la palabra: felice,
propia de la épica, de los cantares de gesta, para conseguir la rima. Otro
ejemplo es alarde < del árabe al-‘arad.

2. SUPRESIÓN: Eliminación o desaparición de algún elemento, vocálico o


consonántico, de la palabra:

2.1. Aféresis: Omisión de un elemento en principio de palabra


APOTHÉCA > bodega.

2.2. Síncopa: Omisión de un elemento en interior de palabra:


RÉGULA > regla. TÁBULA > tabla.

2.3. Apócope: Omisión de un elemento al final de palabra: SÓLE >


sol. SUNT > son. DÓMNU > don. APÓSTOLO > apóstol.

3. OTROS FENÓMENOS ESPORÁDICOS

3.1. Etimología popular: *vagamundo, *esparatrapo... La


imaginación de los hablantes cree descubrir un parentesco que en realidad
no existe.

3.2. Ultracorrección: El hablante considera una forma del lenguaje,


que es correcta, como incorrecta, por lo que sustituye erróneamente la
correcta por la incorrecta: *Bilbado, *bacalado, *périto, *aficción,
*expléndido.

1.3. ASIMILACIÓN, DISIMILACIÓN, METÁTESIS, ANALOGÍA

1. ASIMILACIÓN es la propagación de un elemento fónico a otro


vecino, de forma que acaban asemejándose, asimilándose. Por ejemplo:

4
MB > mm > m PALÚMBA > palomma > paloma

PT > tt > t SĔPTE > sętte > siete

PS > ss > s ĬPSE > esse > ese

NS > ss > s MÉNSA > messa > mesa

AU > ou > oo > o ÁURU > ouro > ooro > oro...

IANUÁRIO > enero, en lugar del resultado esperable *anero. Aquí


la vocal átona termina asemejando su timbre al de la vocal tónica.

2. DISIMILACIÓN es el proceso por el que dos elementos fónicos


iguales acaban diferenciándose y uno de ellos desaparece o se convierte en
otro elemento fónico diferente. Por ejemplo:

ROTŌNDU > redondo. Aquí el timbre de la vocal átona se ha


alejado fonéticamente del timbre de la vocal tónica.

LÍLIU > lirio

BARCINÓNA > Barcelona

MÁRMORE > mármol

LOCÁLE > lugar

3. METÁTESIS es el cambio de lugar de un elemento fónico dentro de


la palabra. Puede ser recíproca cuando se trata del intercambio mutuo de
dos elementos dentro de la palabra. Por ejemplo:

PARÁBOLA > palabra (recíproca)

VÍDUA > viuda

ĬNTER > entre

SĔMPER > siempre

QUÁTTUOR > cuatro

INTEGRÁRE > entregar


5
CÚMULU > colmo

MIRÁCULU > milagro (recíproca). En castellano antiguo, también


miraglo, variante más próxima a su etimología.

4. ANALOGÍA es el contagio de una palabra por otra, el reflejo de otro


resultado.

Por ejemplo: todos los días de la semana llevan –s final, unos porque
les corresponde etimológicamente y otros por analogía:

Lunes < (DIES) LUNAE, ‘día de la luna’ (sin –S final en latín)

Martes < (DIES) MARTIS ‘día de Marte’

Miércoles < (DIES) MERCURII ‘día de Mercurio’ (sin –S final en latín)

Jueves < (DIES) IOVIS ‘día de Júpiter’

Viernes < (DIES) VENERIS ‘día de Venus’.

Así pues, lunes y miércoles llevan –s final por analogía con los otros
días de la semana a los que les corresponde por etimología.

2. YOD. WAU

1. La YOD

Es un sonido palatal muy cerrado, de creación romance. Modificó la


evolución de las vocales tónicas. Es la I de un diptongo (semiconsonante,
agrupada con la vocal posterior, o semivocal, agrupada con la vocal
precedente). Y como en latín no existían consonantes palatales, casi todos
los elementos palatales de las lenguas románicas se deben a la yod.

La yod actúa de dos maneras:

- sobre la vocal tónica, cerrando su timbre:

en el orden palatal: a → ẹ → i; ę→ẹ

en el orden velar: a → ọ → u; ǫ→ọ

6
Cuando la yod actúa sobre la ę y ǫ tónicas abiertas del latín vulgar
impide su diptongación en castellano.

- sobre la consonante, palatalizándola.

Origen de la yod. Procede de:

- la destrucción de un hiato latino que pasa a diptongo:

VI-NÉ-A > ví-nia > viña

- la vocalización de una consonante velar agrupada:

FÁCTU > faito > feito > fecho

- la desaparición de una vocal o consonante:

SARTÁGINE > sartain > sartein > sarteen > sartén

- una metátesis:

CALDÁRIA > caldaira > caldeira > caldeera > caldera

Clases de yod

Siguiendo el criterio cronológico establecido por Menéndez Pidal,


según el cual la yod 1.ª actuó antes que la yod 2.ª y así sucesivamente.

- YOD 1.ª

No cierra nunca la vocal tónica

Ty, Cy > [ʧ] > [ʦ] ~ [ʥ] > [θ] interdental fricativa sorda

FŎRTIA > [fǫrʧa] > [fuérʦa] > [fuérθa] fuerza

LANCEA > [lánkia] > [lánʧa] > [lánʦa] > [lánθa] lanza

7
- YOD 2.ª

Cierra a veces las vocales tónicas Ĕ > ẹ y Ŏ > ọ

Ly > [ʎ] > [ҫ] > [ʒ] > [ʃ] > [χ] velar fricativa sorda

FÍLIU > > [fíʎo] > [fíҫo] > [fíʒo] > [híʒo] > [íʃo] > [íχo] hijo

C’L, G’L, T’L > [il] > [ʎ] > [ҫ] > [ʒ] > [ʃ] > [χ] velar fricativa
sorda

ŎCULU > [óilo] > [ǫʎo] > [ọҫo] > [óʒo] > [óʃo] > [óχo] ojo (la
yod cierra la vocal tónica)

RĒGULA > [réila] > [ręʎa] > [rẹҫa] > [réʒa] > [réʃa] > [réχa] reja

VĔTULU > [βęilo] > [βęʎo] > [βiéҫo] > [βiéʒo] >[biéʃo] > [biéχo]
viejo (la yod no cierra la vocal tónica)

Ny, GN, NG+E,I > [ɲ] palatal nasal sonora

VINÉA > [βínia] > [βíɲa] > [bíɲa] viña

CŪNEA > [kúnia] > [kúɲa] cuña

PŪGNU > [púino] > [púɲo] puño

RĬNGĔRE > [reɲír] reñir

- YOD 3.ª

Cierra casi siempre las vocales tónicas breves Ĕ > ẹ y Ŏ > ọ y a


veces también las vocales tónicas largas Ē > i y Ō > u

Dy, Gy, (By), (Vy), (My) > /ʝ/ palatal fricativa sonora

FÁGEA > [fáʝa] > [háʝa] > [áʝa] haya

RÁDIA > [ráʝa] raya

PLǓVIA > [ʎúβia] lluvia (la yod ha cerrado la vocal tónica)

8
FŎVEA > [fóʝa] > [hóʝa] > [óya] hoya (palatalización y cierre de
vocal tónica)

VĬNDĒMIA > [βendémia] > [βendímia] > [bendímia] vendimia (la


yod ha cerrado la vocal tónica).

- YOD 4.ª

Cierra siempre la vocal tónica

-CT-, -ULT- > [it] > [ʧ] palatal africada sorda

LÁCTE > [láite] > [léite] > [léʧe] leche

MǓLTU > [múito] > [múʧo] mucho

-CS-, -X- > [is] > [iʃ] > [ʃ] > [χ] velar fricativa sorda

TÁXU > [táksu] > [táiso] > [téiʃo] > [téʃo] > [téχo] > tejo

-GR- > [ir]

ĬNTÉGRU > [entéiro] > [entéero] > [entéro] entero

-Ry- > [ir]; -Sy- > [is]; -Py- > [ip]

MATĔRIA > [madéira] > [madéera] > [madéra] madera

BÁSIU > [báizo] > [béizo] > [bézo] > [beso] beso

SÁPIAT > [sáipa] > [séipa] > [séepa] > [sépa] sepa

La yod producida por síncopas o pérdidas:

PROBÁVI > [proβái] > [proβéi] > [proβée] > [proβé] probé

9
2. La WAU

Es la U de un diptongo, semivocálica (TÁURU) o semiconsonántica


(ÁQUA), Por lo tanto, es un elemento velar cerrado.

Actúa como la yod, pero con menos sistematicidad y no palataliza la


consonante, solo cierra la vocal que le antecede en muchas ocasiones, por
tanto, provoca inflexiones vocálicas: TÁURU > [tóuro] > [tóoro] > [tóro]
toro.

Origen:

- ya existía en latín: TÁURU > [tóuro] > [tóoro] > [tóro] toro.

- procede de la vocalización de consonante agrupada: ÁLTERU >


[áutro] > [óutro] > [óotro] > [ótro] otro.

- metátesis: VĬDUA > viuda. La wau ha cerrado la vocal tónica Ĭ.

- diptongación románica que puede provocar inflexiones o cierres:


COLŎBRA > [koluébra] > [kuluébra] > [kulébra] culebra.

10
3. LA EVOLUCIÓN DEL COMPONENTE FÓNICO DE LA
LENGUA

TEMA 6.
FONÉTICA Y FONOLOGÍA EVOLUTIVAS DEL CASTELLANO
MEDIEVAL, CLÁSICO Y MODERNO. VOCALISMO,
CONSONANTISMO Y ESTRUCTURA SILÁBICA

Bibliografía complementaria:
ARIZA, Manuel (1899): Manual de fonología histórica del español, Madrid,
Síntesis.
CANO AGUILAR, Rafael (1988): El español a través de los tiempos, Madrid
Arco-libros.
MENÉNDEZ PIDAL, Ramón (1986): Manual de gramática histórica
española, Madrid, Espasa-Calpe.
ALARCOS, Emilio (1976): Fonología española, Madrid, Gredos (4.ª ed., 4.ª
reimpresión).

6.1. EVOLUCIÓN DEL VOCALISMO DEL LATÍN AL ESPAÑOL


(Libro, pp. 143-145)

I. SISTEMA VOCÁLICO LATINO

Anteriores Medias Posteriores


No labial Labial No labiales Labiales
Larga Breve Breve Larga Breve Larga
Cerradas ī ĭ (ü) ŭ ū

ē ō

Abiertas ĕ oe >ē ŏ
ae > ę ă ā au>ō

El sonido labial (ü) sonaba como una [u] francesa y no formaba parte
del sistema fonológico latino. Se trataba de un alófono sociolectal culto,
tomado del griego, porque las clases más elevadas de la sociedad romana,
al recibir su educación en lengua griega, se empeñaron en pronunciar

1
correctamente ciertos fonemas griegos que incluyeron de este modo en el
sistema fonológico latino. Lo representaron con la grafía ye, de la que
procede nuestra grafía actual, la y: VYR. No ha dejado descendencia
románica.

ACENTO

El latín clásico tenía un acento tonal, es decir, el acento dependía de la


cantidad vocálica que diferenciaba entre vocales largas y breves. Sin
embargo, en latín vulgar la cantidad vocálica se perdió 1 y se desarrolló el
acento de intensidad, haciéndose cerradas las largas y abiertas las breves.

Así, el acento, que en latín clásico dependía de la cantidad vocálica,


en latín vulgar se independizó como consecuencia de la pérdida de la
cantidad vocálica y pasó a ser fonológicamente relevante.

Todas las lenguas románicas tienen hoy un acento de intensidad, con


distinción entre vocales tónicas y átonas. El hecho de que en latín clásico el
acento dependiera de la cantidad vocálica significa que dicho acento era
previsible (el latín no utilizaba ningún signo diacrítico para indicar en qué
vocal iba el acento, por lo que su aparición se podía prever siguiendo unas
normas de acentuación 2). Ahora bien, existían excepciones porque el latín

1
Para los partidarios de una cronología temprana esta se perdió hacia el siglo II d. C. y
para los partidarios de una cronología tardía se perdió hacia el siglo V porque la métrica
latina muestra indicios de ser cuantitativa todavía en el siglo V.
2
En latín clásico el acento no servía para diferenciar palabras, dado que su posición en
la palabra venía determinada por la naturaleza de las dos últimas sílabas: no existían
palabras agudas, pues en las palabras de dos sílabas el acento siempre recaía sobre la
penúltima, y en las de más de dos sílabas, se acentuaba la antepenúltima si la penúltima
era breve o ligera: PÁ-GĬ-NA; MU-LÍ-Ĕ-RE; SÓ-LĬ-DU y en la penúltima si esta era
larga o “pesada” (diptongo o sílaba trabada, incluidas las geminadas): LI-BE-RÁ-LE;
BAL-LÁE-NA; TA-BÉR-NA. Las palabras cuya última sílaba comenzaba por un grupo
de consonante oclusiva + /r/ fluctuaron en cuanto a la posición del acento, pues parece
que en el uso culto o literario el grupo consonántico se interpretaba como unidad, con lo
que el lugar del acento dependía del carácter ligero o pesado de la última sílaba. Sin
embargo, en el habla popular, la primera de las consonantes se interpretó como final de
sílaba trabada, de modo que la penúltima sílaba era siempre la pesada. Así, habría dos
realizaciones del latín INTEGRU: la culta ÍN-TĔ-GRU > íntegro y la popular IN-TÉG-
RU > entero, ya que cuando a la vocal penúltima breve le seguía un grupo de
consonante oclusiva + líquida existía la posibilidad de que la vocal penúltima recibiera
el acento. Este tratamiento del grupo consonántico explica la actual acentuación llana de
palabras como tinieblas < TÉNEBRAS o culebra < CÓLUBRA. En palabras como

2
no era una lengua de acento fijo, sino cuasifijo, y se convirtió en un acento
de aparición libre o no previsible. Las lenguas románicas son de acento
libre, como el español, pero hay alguna excepción, como el francés donde
la aparición del acento es fija, en la última sílaba, y, por lo tanto, previsible.

Casi todas las palabras castellanas de origen latino llevan el acento en


la misma vocal que lo tenía en latín, con algunas excepciones (PÍETATE >
píedad > piedad, por la tendencia antihiática del español). Además, las
palabras castellanas solo tienen una vocal tónica, pero pueden tener más de
un acento. Es decir, junto al acento primario o principal, que recae en la
vocal tónica, hay acentos secundarios, igual que en latín. Estos acentos
secundarios recaían en las sílabas pares a partir de la tónica a la derecha o a
la izquierda de la vocal tónica: HUMILITÁTE > humildad;
VINCINITÁTE > vecindad.

II. EVOLUCIÓN DEL VOCALISMO EN CASTELLANO

Este estudio atiende a las vocales:

1. Tónicas

2. Átonas

2.1. Iniciales

2.2. Finales

2.3. Interiores: pretónicas y postónicas

2.4. En hiato

En latín había 10 vocales, 5 largas y 5 breves. Y tres diptongos: AE >


ę > ie / ẹ > e; OE > ẹ > e; AU > ọ > o. Este último fue el que tardó más en
monoptongar, por lo que aún en la época de orígenes quedaron restos de
AU y en algunas palabras en latín vulgar no monoptongó, sino que produjo
una disimilación eliminatoria 3 al perderse la U: AUGUSTO > agosto;

BÓNA a las que se les añadía un enclítico QUE: BONÁQUE, el acento se trasladaba a
la sílaba siguiente, anterior al enclítico que atrae el acento hacia sí.
3
Proceso de diferenciación fonética entre dos elementos fónicos que conduce a la
pérdida de uno de ellos. Ej.: PROPRIA > propia, a diferencia de CARCERE > cárcel en
la que la disimilación no es eliminatoria.

3
AUGURIU > [agoiro] > [aguiro] > [agwero] agüero. Explicación: oi > ui
(inflexión); ui > ue por analogía con ue < Ŏ. Lo mismo en el caso de
CŌRIU > cuero y TŌRIU > Duero.

1. VOCALES TÓNICAS

Latín clásico Ī Ĭ Ē Ĕ Ă Ā Ŏ Ō Ŭ Ū AE OE AU

Latín vulgar ị į ẹ ę ą ạ ǫ ọ ų ụ ę ẹ ẹ ọ

Castellano i e ie a ue o u ie e e o

Según Menéndez Pidal, esta evolución tuvo como base el sustrato


oscoúmbrico, ya que no coincidió con los otros sistemas románicos.

El castellano mantiene la diferencia entre vocales abiertas y cerradas,


del latín vulgar, igual que el resto de romances, pero, a diferencia de ellos,
diptonga las abiertas. Según Alarcos, por sustrato lingüístico peninsular.

VOCALES TÓNICAS. Estudio particular de cada vocal tónica

1. Ă Ā > a PRÁTU > prado

Excepciones:

1.1. Ă, Ā + yod 4.ª > e LACTE > leche

1.2. Ă, Ā + wau > o TAURU > toro

2. Ĕ > ę > ie MĔTU > miedo

AE > ę > ie CAELU > cielo / AE > ẹ > e CAESARE > César

Excepciones:

2.1. Ĕ + yod 2.ª > ẹ > e (a veces) SPĔCULU> espejo

2.2. Ĕ + yod 3.ª > ẹ > e (casi siempre) SUPĔRBIA > soberbia
4
2.3. Ĕ + yod 4.ª > ẹ > e (siempre) LĔCTU > lecho

2.4. Ĕ > ie > i (reducción de diptongo en el sufijo -ĔLLU > -iello > -illo:
CASTĔLLU > castiello > castillo).

2.5. VĔNĪ > ven. La –Ī final actúa como yod cerrando la vocal tónica
(metafonía 4).

3. Ē, Ĭ, OE > ẹ > e PLĒNU > lleno; PĬLU > pelo; FOEDU > feo

Excepciones:

3.1. Ē, Ĭ + yod 3.ª > i (vacilante) FASTĬDIU > hastío ~ CORRĬGIA >
correa

3.2. Ē, Ĭ + yod 4.ª > i CĒREU > cirio ~ (con excepciones) STRĬCTU >
estrecho

3.3. Ē, Ĭ + wau > i VĬDŬA > viuda

4. Ī > ị > i FĪLIU > hijo

5. Ŏ > ǫ > ue RŎTA > rueda

Excepciones:

5.1. Ŏ + yod 2.ª > ọ > o (a veces) ŎCULU > ojo

5.2. Ŏ + yod 3.ª > ọ > o (casi siempre) PŎDIU > poyo

5.3. Ŏ + yod 4.ª > ọ > o (siempre) NŎCTE > noche

5.4. Ŏ > ǫ > ue > e FRŎNTE > fruente > frente (reducción de diptongo
en romance).

4
La metafonía es la acción de cierre de una vocal tónica que produce un elemento muy
cerrado final de sílaba (-Ī, -Ū): VĒNĪ > vine. En la zona asturiana se ha conservado la
vocal final u que provoca por metafonía el cierre de la vocal tónica: pilu ‘pelo’, gotu,
guetu ‘gato’ (la a puede cerrarse hacia la serie velar o hacia la palatal).

5
6. Ō, Ŭ, AU > ọ > o VŌCE > voz; LŬTU > lodo; CAUSA > cosa

Excepciones:
6.1. Ō, Ŭ + yod 2.ª > u (muy escasa) TERRŌNEU > terruño
6.2. Ō, Ŭ + yod 3.ª > u (vacilante) FŬGIO > huyo ~ REPŬDIU >
repoyo

6.3. Ō, Ŭ + yod 4.ª > u: LŬCTA > lucha

7. Ū > ụ > u FŪMU > humo

2. VOCALES ÁTONAS

Las vocales átonas no tienen tanta consistencia como las tónicas y


manifiestan una clara tendencia a perderse ya en latín vulgar.

2.1. VOCALES ÁTONAS INICIALES. Estudio particular de cada vocal

Latín clásico Ī Ĭ Ē Ĕ Ă Ā Ŏ Ō Ŭ Ū

Latín vulgar i e a o u
y castellano

1. Ă Ā > a PANÁRIA > panera

Excepciones:

1.1. a > e (en contacto con yod) BASIÁRE > besar

1.2. a > e (por asimilación) ANÉTULU > aneldo > eneldo

1.3. a > e (por disimilación) AD LATÁNEU > aladaño > aledaño

1.4. a > e (por confusión con el prefijo ex-) ABSCONDÉRE >


esconder

6
2. Ē, Ĕ, Ĭ, AE, OE > ẹ > e SĔNIÓRE > señor; SĒCÚRU > seguro;
DĬRÉCTU > derecho; PRAECÓNE > pregón...

Excepciones:
2.1. ẹ > i (por influencia de yod siguiente) RENIÓNE > riñón
2.2. ẹ > i (por influencia de wau siguiente) AEQUÁLE > igual

2.3. ẹ > a (por asimilación a la vocal siguiente) SILVÁTICU >


salvaje

2.4. ẹ > a (por influencia de una r vecina) VERSÚRA > basura

3. Ī > ị > i LĪMITÁRE > lindar

4. Ō, Ŏ, Ŭ, AU > ọ > o CORTÍCEA > corteza; NOMINÁRE >


nombrar; PAUSÁRE > posar

Excepciones:

4.1. ọ > u (en contacto con yod) COGNÁTU > cuñado

4.2. ọ > a (por asimilación a la vocal tónica) NŎVÁCULA > navaja

4.3. ọ > a (por disimilación de ó tónica) CŎLÓSTRU > calostro.


Otros autores explican la disimilación por analogía con calor.

5. Ū > ụ > u DŪRÍTIA > dureza

2.2. VOCALES ÁTONAS FINALES. Estudio particular de cada vocal

Latín clásico Ī Ĭ Ē Ĕ Ă Ā Ŏ Ō Ŭ Ū

Latín vulgar e a o
y castellano

7
1. Ă, Ā > a PŎRTA > puerta

Excepciones:

1.1. a > e (en la Edad Media en el pret. imperf. de indicativo y en el


condicional) temia > temie, auie, seríe, podríe...

1.2. a > e (en la Edad Media en el posesivo femenino) mia > mie > mi

2. Ē, Ĕ, Ĭ, Ī > e PÁTRĒ > padre; DE UNDĔ > donde; LEGĬT > lee;
FĒCĪ > hice...

Excepciones:
2.1. e > i (cuando queda en hiato con otra vocal tónica) RE(G)E >
ree > rey; BŎ(V)E > buee > buey
2.2. e > Ø (detrás de las consonantes propiamente castellanas en
posición final de palabra) FERRÁGINE > herrén, etc.

3. Ō, Ŏ, Ŭ, Ū > o LĒGO > leo; TĔMPU > tiempo

Excepción: o > Ø detrás de las consonantes propiamente castellanas


en posición final de palabra y en algún otro caso durante la apócope
extrema: APÓSTOLO > apóstol, etc.

2.3. VOCALES ÁTONAS INTERIORES

2.3.1. PRETÓNICAS

Las vocales átonas que van delante de la vocal tónica se pierden muy
tempranamente, ya en latín vulgar, y solo se conserva la Ă, Ā > a:
PARADÍSU > paraíso; CATENÁTU > candado; SOLIDÁTA > soldada...

Son muy pocos los casos en los que se conserva otra vocal pretónica.
Esto ocurre:

- Si en otras formas de la misma palabra tiene diferente posición


respecto al acento: DOLORÓSU > doloroso (dolor).

8
- Por desaparición de una consonante intervocálica: CO(G)ITÁRE >
cuidar.

Si hay dos pretónicas internas se pierde la más próxima al acento. Esto


se debe a que, en latín, además del acento principal, había otro acento
secundario que hería las sílabas pares a partir de la tónica: HUMILITÁTE
> humildad; VINCINITÁTE > vecindad...

2.3.2. POSTÓNICAS

Las vocales que van detrás de la vocal tónica generalmente


desaparecen todas: MÁNICA > manga; SÉMITA > senda... Solo en
algunos casos se han conservado dos vocales:

- la vocal a, si se mantuvo en latín vulgar (ÓRPHANU > huérfano;


TÝMPANU > témpano) y

- la vocal i, si desapareció la oclusiva sonora intervocálica (LÍMPIDU


> limpio; RÁNCIDU > rancio), pero si desapareció la vocal antes que la
consonante, esta se vocalizó (RÁPIDU > rabdo > raudo; LÁPIDE > labde
> laude).

2.4. VOCALES EN HIATO

Como regla general, los hiatos se destruyeron al pasar del latín


clásico al latín vulgar y pudieron llegar a dos soluciones diferentes:

- El hiato evolucionó a diptongo y se consonantizó la primera de las


vocales del diptongo: DE-OR-SUM > dior-so > yuso (Dy, yod 3.ª);
VI-NÉ-A > ví-nia > viña (Ny, yod 2.ª).

- El hiato se destruyó y el primer elemento se cerró: CO-A-GU-LU >


cua-g’lo > cuajo (G’L > [ʎ] > [ҫ] > [ʒ] > [ʃ] > [χ] yod 2.ª).

En la época de orígenes hubo una tendencia antihiática, introduciendo


consonantes antihiáticas, como en el caso de REGALE > reyal / real;
BUFUS > buyo / búho, etc.

9
Los hiatos del romance no proceden del latín. Se trata de vocales que
quedaron en contacto por la pérdida de alguna consonante o por algún otro
fenómeno románico.

En español siempre ha existido una evidente tendencia antihiática por


cierre vocálico: LANCEA > *láncia > lanza; por fusión vocálica:
COHORTE > corte; por conversión del hiato en diptongo mediante un
traslado acentual: REGÍNA > reina, PÍĔTĀTE > píedad > piedad, etc.

6.2. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONSONÁNTICO DEL LATÍN


AL ESPAÑOL (Libro, pp. 145-148)

No señalamos las etimologías con la –M del acusativo, como hacía


Menéndez Pidal (PRATUM > prado) porque, según Lapesa, las palabras
románicas no proceden de un caso único, el acusativo, sino de un caso
oblicuo que se originó cuando la flexión latina comenzó a desintegrarse.
Por ejemplo:

ROSĂ

ROSA

ROSAM ROSA. Caso oblicuo: se pierde la

ROSAE cantidad vocálica y se igualan nominativo

ROSAE y ablativo. Cae la –M del acusativo y la –E

ROSĀ final del genitivo y dativo (ROSA)

También hay algunas excepciones, las voces que derivan de un caso


concreto, por ej., Dios < DEUS nominativo. Son restos del sistema casual
latino.

10
I. CONSONANTES EN LATÍN

1) No había palatales

2) En los grupos QU y GU se pronunciaba la U labiovelar: [kw] y [gw]


ÁQUILA [ákwila] > en español la u no se pronuncia, aunque se
escribe: águila [ágila].

3) La V sonaba como u vocal: VÍVĔRE [wíwere]. En español se


consonantizará como bilabial, no vocal [βiβír] > [biβír].
4) La I- inicial seguida de vocal se palatalizó muy pronto: IAM MAGIS >
jamás.

5) [ph], [th], [kh] eran alófonos sociolectales cultos, oclusivas aspiradas


provenientes del griego. Se escribían ph, th, ch: philosophia, teatro,
schola... Cada alófono tuvo dos evoluciones posibles: [ph]> [p], [f];
[th]> [t], [θ]; [kh] > [k], [χ].

6) C+E, I-. Se estaba palatalizando. Se representa así [k’].

Evolución: [k’] > [ʧ] > [ts] ~ [dz] > [θ] CÍLIA > [k’ília] > [ʧíʎa] >
[ʦéҫa] > [ʦéʒa] > [ʦéʃa] > [θéχa] ceja

7) También había consonantes dobles o geminadas: -PP-, -TT-, -SS-,


-MM-, -NN-... En general, se simplificaron, con algunas excepciones.

II. EVOLUCIÓN DE LAS CONSONANTES EN


CASTELLANO

1.- Consonantes Iniciales

1.1.- Simples

1.2.- Agrupadas

2.- Consonantes Finales

3.- Consonantes Interiores

3.1.- Simples

3.2.- Geminadas o dobles

11
3.3.- Agrupadas

4.- Latinismos, cultismos y semicultismos. Arcaísmos

1. CONSONANTES INICIALES

1.1. SIMPLES

- F- > [h] > Ø FÍCU > [fígo] > [hígo] > [íɣo] higo

- S- > [ʃ] > [χ] SAPÓNE > [ʃabón] > [χaβón] jabón

- V- en castellano medieval siempre /β/ y, a partir de los Siglos de


Oro, en posición inicial V- [b], pero en posición intervocálica -V- >
[β], es decir, VÍVĔRE > [βiβír] > [biβír] vivir.

- C+E, I- > [k’] > [ʧ] > [ʦ] > [θ] CIVITÁTE > ciudad

> [k’] > [ʧ] CÍCCU > chico.

El proceso de cambio fonético que se observa aquí es el de


asibilación, que consiste en la transformación de un sonido no sibilante en
sibilante. Ocurre por el contacto de fonemas oclusivos velares /k/, /g/ o
dentales /t/, /d/ con vocal palatal, e, i.

- QU-, GU- + Á, Ó tónicas > [kwa] cua; [gwa] gua (se pronuncia la u y
se escribe): QUÁTTUOR > cuatro

- QU-, GU- + É, Í tónicas > [ke] que; [ge] gue (no se pronuncia la u
pero se escribe): QUÍNDECIM > quince; SĔQUĔRE > seguir

1.2. AGRUPADAS

Se mantienen, excepto PL-, CL-, FL- > [ʎ]: PLÚVIA > lluvia;
CLÁVE > llave; FLÁMMA > llama

12
2. CONSONANTES FINALES

Las consonantes que quedan en posición final de palabra en


castellano son estas:

-R > -r AMORE > amor

-S > -s MĔSSIS > MĔSSE > mies

-L > -l MĔLE > miel

-N > -n RATIÓNE > razón

-D > -d PÍETATE > piedade > piedad

-C+E, I > -z RADÍCE > raíz

3. CONSONANTES INTERIORES

3.1. SIMPLES. En posición intervocálica o sonante:

-Las oclusivas sordas > sonorizan: -P- > b; -T- > d; -C- [k] > g

LÚPU > lobo; VÍTA > vida; SECÚRU > seguro. La


sonorización de las sordas intervocálicas está documentada ya
en el siglo VII.

-Las oclusivas sonoras > fricatizan: -B- > [β]; -D- > [ð]; -G- >
[ɣ]

-Las fricativas sonoras intervocálicas suelen desaparecer:


DÍGITU > dedo; MAGÍSTRU > maestro; REGÍNA > reina;
RÚGITU > ruido; REGÁLE > real...

El proceso de lenición consonántica, o debilitamiento, es el


responsable de la degeminación, de la sonorización de las oclusivas sordas,
de la fricatización de las oclusivas sonoras y de la pérdida de las fricativas
sonoras, siempre en posición intervocálica. Esporádicamente, por lenición
consonántica también, algunas consonantes iniciales se debilitaron
(CÁTTU > gato); y las consonantes latinas labiovelares perdieron
irregularmente el apéndice labial (QUÁSI > casi).

13
3.2. GEMINADAS O DOBLES

Se simplifican: -PP- > p; -TT- > t; -CC- > c: CÍCCU > chico;
BÚCCA > boca; VÁCCA > vaca; GÚTTA > gota; GÉMMA
> gema...

Con excepciones, ya que algunas palatalizan: PŬLLU > pollo;


VÁLLE > valle; ÁNNU > año...

3.3. AGRUPADAS

En general, se conservan. Excepto:

3.3.1. RS > ss > s ŬRSU > osso > oso

NS > ss > s MÉNSA > messa > mesa

MN > nn > ñ DŎMNU > dǫnno > dueño

MB > mm > m PALÓMBA > palomma > paloma

PS > ss > s ĬPSE > esse > ese

PT > tt > t SĔPTE > sętte > siete

3.3.2. cons.C+E, I > [ʦ] > [θ] PĬSCE > pez

cons.+Dy > [ts] > [θ] VERECÚNDIA > vergüenza 5.

3.3.3. Consonante oclusiva sorda + r, l → sonoriza:

-PR- > -br- APRÍCU > abrigo

-TR- > -dr- PÁTRE > padre

-CR- > -gr- SŎCRU > suegro

5
Es un caso especial por la diptongación que presenta. Corominas y Pascual, Menéndez
Pidal, Malkiel, Ariza, etc., ofrecen explicaciones diferentes. Una de ellas es esta:
VERĒCÚNDĬA > [βeregóndia] > [βergónʦia] > [βergóinʦa] > [βergwénʦa] >
[bergwénθa] vergüenza. Así, se justifica oi > ue por analogía con ue < Ŏ.

14
3.3.4. Grupos de tres consonantes. Se conservan las tres, si la
primera es m, n, s y la tercera es r:

NOVĔMBRE > noviembre

ĬNCÓNTRAT > encuentra

RÁSTRU > rastro

3.3.5. Grupos interiores romances

3.3.5.1. Grupos que intercalan b o d:

M’N > mbr HÓMINE > omne > hombre

M’R > mbr HŬMERO > hombro

M’L > mbl TREMULÁRE > temblar

N’R > ndr ĬNGENERÁRE > engendrar

> metátesis TĔNERU > tierno

3.3.5.2. Grupos en que vocaliza la primera consonante:

P’T CAPITÁLE > cabdal > caudal

B’T > bd > ud DEBITÁRE> debdar > deudar

V’T CIVITÁTE > cibdad > ciudad

P’D RÁPIDU > rabdo > raudo

4. LATINISMOS, CULTISMOS, SEMICULTISMOS. ARCAÍSMOS

Tradicionalmente se tratan como cultismos o latinismos las palabras


que no han sufrido las evoluciones fonéticas regulares. Si presentan alguna
evolución, se consideran cultismos o semicultismos, como: oración,
palacio, plaza, conveniencia, homicidio...

15
Si se presentan sin ninguna evolución se tratan como latinismos:
accésit, referéndum, con mínimas adaptaciones a las normas ortográficas
del español. Y son latinismos crudos si mantienen la forma latina o griega
totalmente, sin ningún tipo de adaptación ortográfica, como referendum o
accessit.

Sin embargo, conviene hacer algunas precisiones:

En primer lugar, hay palabras que no presentan la evolución


esperable por diferentes razones. Tienen explicaciones propias y no deben
considerarse como cultas.

En segundo lugar, hay que distinguir los arcaísmos de los cultismos y


latinismos. Son arcaísmos las voces que se presentan sin ningún tipo de
evolución desde sus primeras documentaciones, mientras que los cultismos
y latinismos entraron por vía culta, bien oral en el caso de los cultismos, y
escrita en el de los latinismos, tras la introducción del latín medieval en la
Península, traído por las reformas carolingias en el siglo XI.

Con estos cultismos o latinismos se acababa con el polimorfismo de


algunas palabras, por ejemplo, conveniencia < CONVENIENTIA. En la época
de orígenes se documentan numerosas variantes polimórficas y poligráficas
de esta palabra, que se ha tratado tradicionalmente como un semicultismo
por presentar una parte mantenida y otra parte evolucionada:

Conuenientia / conuenença, convenença / conuenencia, convenencia /


conueniença, conveniença, conuenienza, convenienza / conuinença /
conuiniença / conviniencia...

Ahora bien, convendría considerar que es un cultismo, introducido


por vía oral desde el latín medieval para acabar con la vacilación existente
(García Valle, 1998).

En tercer lugar, son también cultismos o latinismos los que se han


incorporado al español tardíamente, la mayoría a partir del siglo XV, de ahí
que no les hayan afectado las transformaciones fonéticas ocurridas en
etapas anteriores.

Veamos algunos ejemplos:

Justicia < IUSTÍTIA. Se considera semicultismo por mantener el


elemento palatal i sin ser asimilado en el proceso de palatalización, a pesar
16
de haberse cumplido la evolución de la yod 1.ª En castellano medieval se
documenta también justeza.

Impudicia < IMPUDÍCITIA. Igual que el caso anterior. Además,


aquí se da un proceso de cambio fonético conocido como haplología:
eliminación de una sílaba semejante a otra contigua en una misma palabra
(se ha eliminado la sílaba -CI-).

Premio < PRAEMIO. La My se mantiene sin palatalizar, pero ha


inflexionado la vocal tónica, el diptongo AE, por eso no ha habido
diptongación. Se considera semicultismo.

Plano < PLÁNU. Esta palabra forma un doblete con llano. Plano es
la culta y llano la patrimonial. Son cognados.

Comunicar < COMMUNICÁRE. Se considera cultismo y forma


doblete con comulgar, voz patrimonial. Cognados. En comulgar <
comungar ha habido una disimilación de nasales.

Flojo < FLÚXU. El mantenimiento del grupo inicial sin palatalizar


no se explica por cultismo, sino por disimilación, para evitar dos palatales
en la palabra.

Flexible < FLEXÍBILE. Esta palabra entró tardíamente, a finales de


la Edad Media, cuando el cambio ya había terminado.

Clase < CLÁSSE. Esta palabra también entró tardíamente, a finales


de la Edad Media, cuando el cambio ya había terminado.

Plebe < PLÉBE. Según Corominas esta palabra entró tardíamente.


La primera documentación está en Góngora, que la introdujo como
latinismo o italianismo.

Flor < FLÓRE, se considera voz culta tradicionalmente.

Flamenco < del neerlandés flaming, por lo que no palatalizó al no ser


una voz de origen latino.

Atalaya < del árabe talayic. No es, por lo tanto, un cultismo por
mantener la -t- sin sonorizar, puesto que no tiene origen latino.

Otoño < AUTÚMNU. No es semicultismo por mantener la -t-


intervocálica sin sonorizar. Se explica por la acción del diptongo AU.

17
Gota < GÚTTA. No sonoriza la -t- por proceder de una geminada
latina.

Voto < VÓTU. Es ‘el juramento o promesa solemne pronunciado por


los novios antes de casarse’: VOTUM -I neutro, en plural VOTA ‘votos’ >
boda.

Tributo < TRIBÚTU

Sacerdote < SACERDÓTE. Se trata de tres voces de carácter culto.


La sonorización no afectó a los cultismos legales o religiosos que entraron
tardíamente, cuando ya había terminado el cambio fonético de la
sonorización.

Plomo < PLUMBU. Semicultismo tradicional por el mantenimiento


del grupo pl- inicial sin palatalizar, junto con la asimilación consonántica y
posterior simplificación del grupo -MB- > mm > m.

Víbora < VĬPĔRA. Se explica como semicultismo por mantener la


vocal postónica. Y víbora en lugar de *víbera por influjo de vivo, ayudado
por la acción labializante de la b (Corominas).

6.3. FONOLOGÍA DEL CASTELLANO ALFONSÍ. CONTIENDA DE


NORMAS EN EL CASTELLANO MEDIEVAL (Libro, pp. 150-151)

A mediados del siglo XIII Alfonso X y sus colaboradores pusieron en


marcha el castellano en los escritos en prosa.

LA APÓCOPE VOCÁLICA. CONTIENDA DE NORMAS

Rafael Lapesa explicó que en castellano medieval hubo una contienda


entre dos normas lingüísticas: una extranjerizante, el castellano koiné, y
otra autóctona, el castellano derecho o koiné castellana. Se percató de ello
al estudiar la apócope en los textos alfonsíes porque los que seguían la
norma extranjerizante presentaban apócope extrema, mientras que los que

18
seguían la norma autóctona no presentaban apócope extrema, solo apócope
natural

La apócope vocálica es la pérdida de una vocal al final de la palabra


o de la sílaba. Hay dos tipos de apócope en el castellano medieval, la
natural y la extrema.

La “apócope natural” es propia del castellano. Consiste en la


pérdida de la -e o la -o finales tras las consonantes que en castellano
quedan en posición final de manera natural, es decir, -r, -s, -l, -n, -d, -z
(PENSARE > pensar, SOLE > sol, CORATIONE> coraçon, AETATE > edad,
JUDICE > juez, SALUTE > salud, MESSE > mies…).

La “apócope extrema” se observa sobre todo en el castellano del


siglo XIII. Consiste en la pérdida de forma exagerada de -e o de -o detrás
de cualquier consonante, incluidas las anteriores (tod, much, ual, infant), o
grupo consonántico (flors) 6. Esta tendencia no era propia del castellano.
Para explicar la apócope extrema 7 hay que atender a dos importantes
teorías, la de Rafael Lapesa (1951/1985; 1975/1985) y la de Diego Catalán
(1971/1989).

Rafael Lapesa ofreció una explicación externa, desde el ámbito de


la historia lingüística. En su opinión, la abundancia de apócope extrema
coincidió con la llegada de los francos a la Península, entendiendo por
francos todos aquellos que procedían de ultrapuertos, como occitanos,
gascones, franceses… Esta apócope invadió los textos alfonsíes hasta 1276,
fecha de la traducción de la Ochaua Esphera, a partir de la cual Alfonso X

6
Los clíticos tienen una cronología propia con respecto a la apócope, puesto que m’ y t’
se mostraron apocopados hasta finales del s. XIII; s’ hasta últimos del s. XIV (partios
dalli) y l’ (quel < que le, dixol) hasta finales del s. XV.
7
Conviene determinar con claridad las apócopes extremas en los escritos para evitar
confusiones en la datación, es decir, ¿podría entenderse que en tod hay una apócope
extrema, siendo la consonante que queda en posición final una de las propiamente
castellanas?, o en el caso de grand ¿qué tipo de apócope presenta, natural o extrema, en
sintagmas como grand coraçon y grand de coraçon? Pues bien, en un sintagma como
grand plazer, escrito de esta manera hasta finales de la Edad Media, no se puede
considerar que grand presente apócope extrema, dado que muestra una pérdida vocálica
debida a un uso no plenamente tónico del adjetivo, es decir, está formando parte de un
sintagma nominal en el que ocupa una posición átona de proclisis, al igual que ocurre
con otros adjetivos como san, buen…, en sintagmas como san Antonio o buen hombre.
Por la misma razón, grand no presenta apócope extrema en grand coraçon, pero sí en
grand de coraçon. Y tod es también un ejemplo evidente de apócope extrema.

19
decidió restituir las vocales que se habían perdido por una influencia
extraña al castellano. A partir de 1276 se aprecia en los escritos la
recuperación de toda vocal final que no se correspondiera con la apócope
natural.

Diego Catalán, sin embargo, se decantó por una explicación interna,


propia del ámbito de la lingüística histórica. Consideró que no era
necesario recurrir a factores externos para justificar la apócope extrema. En
su opinión, hubo dos tendencias en el castellano que permiten explicar la
presencia de esta apócope en los textos:

1) Una tendencia a la sílaba cerrada o trabada, es decir, acabada en


consonante, hasta finales del siglo XIII, que permite explicar la apócope
extrema en los escritos anteriores al siglo XIII (Cid). De ahí ejemplos como
mont, much, flors, etc., de la época de orígenes.

2) Una tendencia a la sílaba abierta, acabada en vocal, a partir del


siglo XIV, de ahí que desde esa fecha en los textos predominen casi
exclusivamente las voces con la vocal final restituida como monte, mucho,
flores...

Lapesa, como respuesta a Catalán, se reafirmó en su teoría de la


influencia franca e intentó demostrarla con el análisis de las obras del
scriptorium alfonsí. Este análisis le permitió comprobar que en castellano
medieval hubo una contienda de normas, es decir, dos normas
diferenciadas conviviendo. Eran estas:

- El castellano koiné, norma extranjerizante en la que confluyó la


influencia franca, la dinámica propia del castellano, tendente a la sílaba
cerrada o trabada, y el árabe, lengua con finales consonánticos duros. De
ahí que una de sus características fuera la apócope extrema.

- El castellano derecho, norma autóctona que rechazó la apócope


extrema, por no ser una tendencia propia del castellano. Fue la base de la
koiné 8 castellana, sobre la que se elaboró el castellano y luego el español.

En cualquier caso, ambas teorías son complementarias, no


excluyentes, ya que hasta finales del siglo XIII 9 los textos presentan

8
Koiné viene a significar la norma que se establece unificando los rasgos de diversas
lenguas o dialectos.

20
apócope extrema por la tendencia propia del castellano a la sílaba cerrada o
trabada y por la influencia de los colaboradores de Alfonso X venidos de
ultrapuertos. Y desde el siglo XIV cambió la tendencia del castellano hacia
la sílaba abierta, acabada en vocal, y la influencia franca resultó excesiva,
por lo que el castellano volvió a la situación originaria fijando la apócope
natural y restituyendo las vocales finales en los casos de apócope extrema,
con algunas excepciones. Alfonso X ordenó a sus copistas recuperar las
vocales finales que estos no escribían al no pronunciarlas en su lengua
materna.

Bibliografía:

Lapesa, Rafael (1951): “La apócope de la vocal en castellano antiguo.


Intento de explicación histórica”; (1975): “De nuevo sobre la apócope
vocálica en castellano medieval”; (1982): “Contienda de normas en español
alfonsí”, en Estudios de lingüística española, Madrid, Paraninfo.

Catalán, Diego (1971): “En torno a la estructura silábica del español


de ayer y del español de mañana”, Sprache und Geschichte, Festchrift für
H. Mier, München, pp. 77-110; (1989): El español: orígenes de su
diversidad, I, Paraninfo.

9
Con posterioridad quedaron ejemplos de apócope extrema en el siglo XIV tanto en
obras literarias (el Libro del buen amor de Hita o los Proverbios morales de don Sem
Tob), como en documentación notarial y podrían encontrarse de forma esporádica más
tardíamente algunos restos en libros de caballerías (Amadís de Gaula).

21
6.4. FONÉTICA Y FONOLOGÍA DEL ESPAÑOL CLÁSICO

(Libro, pp. 151-156)

El sistema fonológico medieval se vio afectado por tres cambios


determinantes que empezaron en el norte de la Península, posiblemente por
influencia del vasco, y se fueron propagando hacia el sur. Estos tres
cambios fueron la aspiración y pérdida de la F- inicial latina, el reajuste de
sibilantes y la confusión de labiales.

El siglo XVI marcó un cambio radical en la fonología del español


porque en este momento ocurrió la última gran transformación fonológica
de la lengua. Esto supuso en la pronunciación una división interna en tres
normas, encubierta en la escritura por una gran anarquía gráfica porque,
aunque algunos autores intentaban mantener las diferenciaciones gráficas
de la etapa anterior, la mayoría hacía un uso particular de la ortografía
alfonsí, propiciando el caos ortográfico característico de esta etapa.

LAS TRES NORMAS LINGÜÍSTICAS DE PRONUNCIACIÓN en la Península


fueron:

1.- La norma castellanovieja

2.- La norma castellana de Toledo, “norma toledana” o “norma


alfonsí”

3.- La norma meridional

En el s. XVI surgió una pugna entre la norma toledana y la


castellanovieja, que terminó con la desaparición de la toledana.

En el siglo XVII la pugna ocurrió entre la castellanovieja y la


meridional, para establecer las características que constituirían la norma
lingüística del español y, a pesar del triunfo de la castellanovieja, entre
otras razones porque así lo estableció la RAE, la meridional se resistió a
desaparecer.

22
EXPLICACIÓN DE LOS CAMBIOS LINGÜÍSTICOS DEL S. XVI

1. ASPIRACIÓN Y PÉRDIDA DE LA F- > [h]

La F- inicial latina se mantuvo en el castellano medieval como [f]


hasta que se aspiró [h] y la grafía que se utilizó en toda esta etapa fue la f.
El paso evolutivo siguiente fue el de la pérdida de la aspiración.

Son varias las opiniones acerca de las causas de F- > [h] > Ø. Las
más tradicionales pueden resumirse en dos teorías, la de la evolución
fonética natural y la del sustrato vasco.

La primera teoría, la de la evolución fonética natural (Wartburg,


Tovar, Corominas, Salvador), considera que la articulación de la f- en la
zona cántabra, colindante con los vascos, era bilabial, variedad que con
mayor facilidad puede relajarse en la lengua hablada y pasar a aspirarse en
posición inicial y tras frontera con prefijo (Pensado).
La segunda es la teoría sustratística vasca (Menéndez Pidal, Dámaso
Alonso, Martinet, Lenz, Lapesa, Penny, Torreblanca, Pensado y Ariza).
Por ejemplo, Martinet observó que en vasco antiguo no existió la [f],
ya que incluso en los préstamos latinos la F- se sustituía por una labial o
desaparecía:

FESTA > vasco besta, pesta F- > [ph], [bh] > p, b (desapareció la
aspiración y quedó la labial).

FILU > vasco iru F- > [ph], [bh] > [h] > Ø (desapareció
la labial y quedó la aspiración que finalmente también se perdió).

Otras explicaciones tradicionales fueron las siguientes:

Diego Catalán llegó a la conclusión de que esta evolución tuvo que


ver con el antiguo asentamiento de astures y cántabros. En la zona de los
astures se mantuvo la [f] y en la zona cántabra se aspiró, lo que propició el
inicio de su desaparición.
Gregorio Salvador propuso una explicación ecologista al afirmar que
la aspiración en la zona del norte de Burgos se debió a que las aguas de sus
ríos eran pobres en flúor, lo que hacía que la gente perdiera los dientes con
facilidad y así le resultaba muy fácil aspirar.

23
Para Anthony Julius Naro hubo una etapa palatalizada en el proceso
de aspiración de la F-, al igual que les ocurre a muchas consonantes latinas
que palatalizaron en posición inicial, como PL- > /ʎ/. Este autor aseguró
que en el caso de la F-, después de la palatalización, se produjo una
aspiración y terminó por desaparecer: F- > [ich Laut 10] > [h] > Ø.
Más recientemente, han surgido otras posibles explicaciones.
Por ejemplo, M. Quilis consideró que el vasco no actuó como lengua
de sustrato, sino de adstrato, por lo que esa influencia fue más tardía, a
partir del contacto castellano y euskera en la etapa medieval. Yohei
Mishima es partidario también del adstrato.
Para Echenique y Martínez Alcalde en el proceso de aspiración de la
F-, que debió producirse por una reestructuración en el sistema de labiales,
fue determinante el contacto de lenguas en la zona pirenaica, pero pudo
haber influido el romance castellano en el proceso de cambio en la lengua
vasca y no al revés.
González Ollé es partidario de la teoría sustratística, aunque considera
que este proceso de aspiración y pérdida de la F- no se debe a un sustrato
vasco, sino de otra lengua norteña, ya que, en el romance navarro, influido
directamente por el vasco, la F- no se ha perdido.
Y para otros autores la razón es simplemente estilística (Pla), si se
tiene en cuenta que, como señaló Menéndez Pidal (1999 [1926], 207–208),
«los primeros editores de la Celestina que van progresivamente relegando
la f y extendiendo el uso de la h en el texto [...] no realizan ninguna
evolución fonética, sino estilística, o bien cuando hoy Castilla hace que un
asturiano, un alto aragonés o un andaluz digan arina y no farina ni jarina,
no propaga ninguna evolución gradual sino un nuevo gusto lingüístico» 11.

10
Sonido palatal alemán.
11
Otras investigaciones se centran en estudios particulares como los de Sánchez Vicente
(2014) sobre el origen germánico de la preposición hasta y fascas y su variabilidad
gráfica en Castilla, León, Navarra y Aragón o investigaciones sobre el origen de la
aspiración castellana. Para Calvo del Olmo (2012), el mantenimiento de F- latina se dio
en las zonas mejor comunicadas en la Romania debido al conservadurismo o a la
tradición lingüística. Para Igartua (2011), a pesar de que este debilitamiento articulatorio
no se ajusta a los patrones expuestos por la fonología natural (Méndez Dosuna 1996), la
naturaleza prosódica de la aspiración pudo ser una característica antigua de las lenguas
habladas en torno a los Pirineos occidentales (euskera, castellano y gascón), reflejada
más tarde en la estructura fonológica de dichos sistemas lingüísticos, dado que «todo
cambio fonético es natural y puede ocurrir en varias lenguas, pero siempre en cada una

24
2. SISTEMA DE SIBILANTES. ORIGEN, GRAFÍAS Y REAJUSTE

En castellano medieval había tres pares de sibilantes y en cada par


una era sorda y la otra sonora:

1. Apicoalveolares fricativas:

- sorda /s/

Origen: /s/ < S-, -SS- y cons.+S (-PS-, -RS-…)

Grafías: -ss- entre vocales, s- inicial, -s final: URSU > osso; IPSE >esse;
GROSSU > gruesso

- sonora /z/

Origen: /z/ < -S-, -NS- y -RS- solo en suso < SUPERSUM y yuso < DEORSUM

Grafía: -s- entre vocales: ANSA > asa; CAUSA > cosa

Reajuste: /s/ y /z/ > /s/ alveolar fricativa sorda

2. Predorsodentoalveolares africadas:

- sorda /ʦ/

Origen: /ʦ/ < CE, I-; cons.+CE, I; cons.+Cy, Ty, Dy; SCE, I

Grafías: c+e,i; ç+a, o, u, e, i: CINTA > cinta; CEREU > çirio; DULCE >
dulce; ASCIATA > açada

- sonora /ʥ/

Origen: /ʥ/ < -CE, I- entre vocales; -Ty-, -Cy-; N, R, L+GE, I

Grafía: z: FACERE > fazer; PUTEU > pozo; SINGELLU > senzillo; ARGILLA
> arzilla

Reajuste: /ʦ/ y /ʥ/ > /θ/ interdental fricativa sorda

ocurre por precisas causas históricas determinantes; cambios lingüísticos semejantes


han de tener en distintos países causas históricas distintas» (Menéndez Pidal, 1999
[1926]: 203).

25
3. Prepalatales fricativas sorda y sonora:

- sorda /ʃ/

Origen: /ʃ/ < X, S-

Grafía: x: DIXI > dixe; SAPONE > xabon

- sonora /ʒ/

Origen: /ʒ/ < Ly, C’L, G’L, T’L

Grafías: j+ vocal: MULIERE > mujer


g+e, i: muger
gi: mugier
i: MELIORE > meior; CONSILIU > conseio

Reajuste: /ʃ/ y /ʒ/ > /χ/ velar fricativa sorda

Trueques de sibilantes

En el español clásico también ocurrieron trueques de sibilantes.


Hubo cinco posibles:

/s/ > /ʃ/: PÁSSERE > lat. vg. pássar > pássaro > páxaro/pájaro 12. ROSSU
> rojo

/s/ > /ʦ/: SETÁCEU > çedazo/ cedazo. SYMPHONIA > çampoña/zampoña

/s/ > /ʧ/: SIBILÁRE > chillar (con un cognado, silbar) 13

/z/ > /ʥ/: CERÁSEA > cereza; CINÍSIA > ceniza

/z/ > /ʒ/: TONSÓRIAS > tisera > tigera/tijera(s).

12
En latín clásico PASSER -ERIS ‘gorrión, ave pequeña’ vs. AVIS -E.
13
Esta etimología es discutible. Para otros autores chillar < *CISCLARE que, a su vez, procede de
*CISCULARE, una ultracorrección de FISTULARE.

26
3. CONFUSIÓN DE LABIALES

En castellano medieval había dos fonemas labiales:

/b/ oclusivo, escrito b,


/β/ fricativo, escrito u, v.

Se pronunciaba /b/ oclusivo todo lo procedente de:

B- inicial: BONU > bueno


-BB- geminada intervocálica: ABBATE > abad
-P- intervocálica: SAPORE > sabor

Se pronunciaba /β/ fricativo todo lo procedente de:

V-, -V- latina consonántica: VIVERE > uiuir


-B- intervocálica: HABERE > auer
-F- intervocálica: PROFECTU > prouecho

A mediados del siglo XIV, en posición intervocálica la /b/ oclusiva


empezó a pronunciarse fricativa. Los hablantes dejaron de pronunciar los
dos fonemas labiales sonoros atendiendo a la etimología para fijarse en el
lugar que ocupaban en la palabra. Así, la /b/ oclusiva de sabor o abad pasó
a pronunciarse /β/ fricativa.

Se produjo, por lo tanto, una confusión en posición intervocálica


entre /b/ y /β/ y como consecuencia un proceso de desfonologización, de
manera que los dos fonemas labiales confluyeron en un único fonema con
dos alófonos, uno oclusivo y otro fricativo. Es decir:

/b/ y /β/ > /b/ con dos sonidos:

[b] oclusivo: en posición inicial: bueno, venir


y detrás de nasal: envase

[β] fricativo: en posición intervocálica: abeja…

27
6.5. FONÉTICA Y FONOLOGÍA DEL ESPAÑOL MODERNO
(Libro, pp. 156-157)

La última etapa del español, la del español moderno, empezó en el


siglo XVIII, con dos nuevos fonemas que se habían incorporado a la lengua
en el siglo XVII, /θ/ y /χ/.

La existencia de tres normas lingüísticas de pronunciación durante el


español clásico quedó plasmada en el español moderno, aunque con
reducción, es decir, la norma toledana o alfonsí, enfrentada en el siglo XVI
a la norma castellanovieja, se perdió en favor de esta, pero la norma
meridional, en pugna con la castellanovieja en el s. XVII, no desapareció,
aunque también se le impuso la castellanovieja.

Por ello, el español actual mantiene dos normas diferentes de


pronunciación, la castellanovieja, o peninsular, correspondiente al 8% de
los hablantes, y la meridional, o americana, utilizada por el 92% de los
hablantes, pero una sola norma escrita fundamentada en la norma
castellanovieja.

Sin olvidar que el judeoespañol, español sefardí o ladino, se asienta


en la norma toledana o alfonsí. Hay al menos 200.000 descendientes de los
judíos expulsados en 1492 de España que mantienen los poemas, las
recetas, los refranes..., es decir, la cultura y con ella la lengua de sus
familiares, asentados sobre todo en Toledo hasta su expulsión, la norma
toledana, por tanto.

28
TEMA 7. COMENTARIO FILOLÓGICO. ANÁLISIS
DEL NIVEL FONÉTICO-FONOLÓGICO Y
GRÁFICO

1. INTRODUCCIÓN AL COMENTARIO FILOLÓGICO

1.- El OBJETIVO de un comentario filológico es FECHAR un texto a


partir de su análisis lingüístico.
2.- Los RASGOS LINGÜÍSTICOS son determinantes para conocer su
fecha de redacción. En ocasiones los datos extralingüísticos pueden ayudar.
3.- Son necesarios unos CONOCIMIENTOS DIACRÓNICOS que
permitan reconocer las características que sitúen al texto en un momento
concreto de la historia del español.
Según M.ª Teresa Echenique:
- Un comentario filológico adecuado no es aquel que incluye “el
comentario de todas y cada una de las palabras” del texto. Hay que
seleccionar las palabras que permitan estructurar una armazón coherente
del texto y de su situación “en la cadena cultural, principalmente
lingüística”.
- “Comentar un texto es sacar a la luz el saber del receptor de ese
texto”. Ese conocimiento no puede improvisarse, ha de existir con
anterioridad. No se puede aplicar mecánicamente un esquema sin unos
conocimientos filológicos que lo doten de contenido.

4.- Hay que superar los PROBLEMAS que suelen presentarse en el


análisis desde el principio como:
4.1.- El POLIGRAFISMO (varias grafías para un sonido) y el
POLIMORFISMO (varias formas para una sola palabra, cada una con una
pronunciación diferente).
Los textos antiguos presentan muchas variantes gráficas (i / y / j,
ejemplo de poligrafismo) y también muchas variantes morfológicas (uerto,
1
verto, uherto, huerto (poligrafismo) // vuerto (polimorfismo por las dos
pronunciaciones reflejadas: [wérto] y [bwérto]).
Enfanç / ifant / inffant / infante / inffante… (de infante).
Fillo d’algo / fijo d’algo / hidalgo… (de hidalgo).
Conuenientia / conuenença, convenença / conuenencia, convenencia /
conueniença, conveniença, conuenienza, convenienza / conuinença /
conuiniença / conviniencia… (variantes polimórficas y poligráficas de
conveniencia < CONVENIENTIA.
4.2.- La duplicidad ORALIDAD VS. ESCRITURA. Todas las
características deben interpretarse desde la lengua oral y desde la lengua
escrita, sin mezclar o confundir ambos planos. Es necesario no confundir
nunca grafías y sonidos, es decir, lengua oral y lengua escrita. Por ejemplo,
no se puede decir que la ç pasa a /θ/ porque se está mezclando grafía y
pronunciación. Lo correcto es decir que /ts/ > /θ/.
4.3.- Las COPIAS TARDÍAS que pueden ofrecer datos
cronológicos contradictorios. Por ejemplo, un texto del siglo XII copiado
en el XIV podría presentar rasgos de ambos siglos, con la consiguiente
confusión a la hora de su datación.
4.4.- Las “MODERNIZACIONES” de algunas ediciones con la
intención de facilitar la lectura del texto, aunque, en realidad, suponen un
gran inconveniente porque ocultan o falsifican datos importantes en la
datación. Se regularizan los empleos de u y v; de i e y; de b y v, los acentos,
etc., siguiendo las normas académicas. El signo tironiano, tan frecuente en
los textos medievales para representar la conjunción coordinante, suele ser
transcrito como e, cuando lo más adecuado sería et hasta el s. XIV
inclusive, por ejemplo.

2. PAUTAS PARA EL DESARROLLO DEL COMENTARIO


FILOLÓGICO
Según Cano Aguilar:
- El análisis debe hacerse por niveles (niveles fónico, morfosintáctico y
léxico), detallando los rasgos que lo caracterizan y lo sitúan en un momento
concreto de la historia del español.

2
- Hay que enfrentar el estado reflejado en el texto con estados
anteriores y posteriores.
- Hay que evitar las listas de palabras o formas (coincidiendo con
Echenique).
- Hay que señalar el contexto histórico, cultural, literario y
lingüístico en el que se halla el texto (coincidiendo de nuevo con
Echenique. La cadena cultural es lo mismo que el contexto histórico que
debe estar presente en el comentario).

3. ETAPAS LINGÜÍSTICAS. CRONOLOGÍA GENERAL


2.ª etapa: Formación de los primitivos romances peninsulares. “Época de
orígenes” durante los siglos IX al XI con respecto al castellano.
3.ª etapa: Castellano medieval. Del siglo XII al XV, distinguiendo entre:
3.1. etapa prealfonsí (siglo XII)
3.2.época alfonsí (siglo XIII)
3.3.castellano postalfonsí (siglo XIV)
3.4.etapa de transición del castellano medieval al español clásico
(s. XV)
4.ª etapa: El español clásico o de los Siglos de Oro (siglos XVI y XVII).
5.ª etapa: El español moderno o actual (desde el siglo XVIII hasta la
actualidad).

4. PARTES DEL COMENTARIO FILOLÓGICO

I. INTRODUCCIÓN
1. Reconocimiento de la etapa lingüística del texto. Nombrando
algunas características que ayuden a identificar rápidamente la etapa a la
que pertenece el texto para facilitar el enfoque del estudio que se llevará a
cabo.

2. Identificación del escrito. Por poner algunos ejemplos, podría


decirse que se trata de:

3
-Un pasaje escrito en prosa, perteneciente a un texto de tipo
literario, de carácter histórico, lúdico, científico o legislativo, extraído
posiblemente de una obra del escritorio alfonsí…
Si es un texto de tipo literario y de carácter histórico, podría tratarse
de un pasaje bien de la General Estoria, bien de la Primera Crónica
General (Estoria de Espanna), ya que no hay texto romance de carácter
histórico en prosa anterior al s. XIII, más concretamente hasta la
época alfonsí, excepto los Anales Toledanos, de corte mozárabe. Además,
siguiendo las indicaciones de Diego Catalán, conviene precisar la datación
de los dos tomos de la Primera Crónica General (Estoria de Espanna) de
Alfonso X, puesto que, a grandes rasgos, el primer tomo data del siglo XIII
y el segundo tomo del siglo XIV, aunque es necesario tener en cuenta
algunas precisiones.
-Un pasaje escrito en verso, por lo tanto, de tipo literario, por lo que
podría ser un poema de debate, un poema hagiográfico, etc., en cualquier
caso, posterior a 1200, ya que apenas hay textos de este tipo anteriores al
siglo XIII.
-Un documento notarial medieval, escrito en prosa, de carácter
legislativo, etc.

II. ANÁLISIS LINGÜÍSTICO


El análisis lingüístico del texto conlleva una caracterización
lingüística detallada que permita justificar la fecha propuesta. Para ello se
requiere señalar y explicar con coherencia todos los rasgos lingüísticos del
texto, incluyendo etimologías, evolución de palabras, etc. El análisis se
realiza por NIVELES LINGÜÍSTICOS. Son los siguientes:

1. NIVEL FONÉTICO-FONOLÓGICO Y GRÁFICO


1.1. Vocalismo tónico y átono 1:
- apócope extrema: inffant, tod, ual, much, sopier…
- vocales tónicas: diptongos: tierra, duenna, cuerpo vs.
castiello, Castiella < CASTĔLLUM, CASTĔLLA, amariello,

1
La yod, la wau: sotar (‘saltar’).

4
aniello, fruente…
- vocales átonas: etimológicas vs. casos de vacilación y
falta de fijación, así: i (en lugar de e), u (en lugar de o),
e (en lugar de i) y o (en lugar de u): estoria < HĬSTORIA,
durmie, sabidor, juglares, logar, recebir, lición
(‘lección’), sofrir…

1.2. Consonantismo:
- grafía f procedente de F- inicial latina: fazer, fijo…
- sistema de sibilantes. Con atención especial a casos
particulares como coraçon, cabeça, palacio, pieça,
traicion…
- sistema de labiales: sabor vs. auer…
- sistema de palatales: mucho, sennor, estrellas,
seyer…
- sistema de velares. Arcaísmos gráficos: qual,
quando, numqua…
- polimorfismo y poligrafismo: omne < HOMINE vs.
nombre, nombrar < NOMINE, NOMINARE; cibdat <
CIVITATE…; grafía u vs. v; ensordecimiento de dental
final: bondat, beldat…, hasta finales del siglo XV.
- amalgamas: della (‘de ella’), partios (‘se partió’)...

2. NIVEL MORFOSINTÁCTICO
3. NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO

III. CONCLUSIONES
Ratificar la fecha propuesta permite incluir el Contexto de la etapa
lingüística a la que pertenece el escrito. El contexto histórico del texto hace
referencia a su situación en la cadena cultural.

5
CARACTERIZACIÓN LINGÜÍSTICA DEL CASTELLANO
MEDIEVAL

I. NIVEL FONÉTICO-FONOLÓGICO Y GRÁFICO

1. VOCALISMO Y CONSONANTISMO
Alfonso X determinó utilizar una grafía o un dígrafo para cada
sonido del castellano, fijando así una ortografía fonémica que acabaría con
la vacilación gráfica de la etapa anterior. Se desecharon las grafías
complejas y se reafirmaron las grafías, surgidas en la época de orígenes, de
los fonemas palatales y de los fonemas sibilantes.

SISTEMA VOCÁLICO
Hay que tener en cuenta que las vocales documentadas en los textos
antiguos pueden ser más regulares, es decir, más esperables por la
evolución que presentan a partir de su etimología, como es el caso de la e <
Ĭ en la palabra estoria < HĬSTORIA, que posteriormente, por un ajuste
esporádico de latinización, quedó como historia; o el caso de la o
etimológica de ouo < HABUIT o de sopo < SAPUIT, por metátesis de la U,
hasta que en el s. XVI se produjo la regularización analógica de los
perfectos procedentes de los perfectos fuertes latinos terminados en -UI:
hubo, supo…
1.1. Los diptongos castellanos se presentan ya normalizados: ie < Ĕ
breve tónica latina: bien < BĔNE y ue < Ŏ breve tónica latina: bueno <
BŎNU.

1.2. Comienza la monoptongación en la terminación -iello > -illo.


Esta forma reducida se generalizó en el s. XIV. Así pues, en el s. XII
predominó -iello, en el XIII alternaron -iello / -illo y en el s. XIV se impuso
-illo: CASTĔLLA > Castiella > Castilla.
1.3. Apócope extrema hasta el siglo XIII, concretamente hasta 1276,
al menos en las obras del scriptorium alfonsí. Con posterioridad quedaron
ejemplos de apócope extrema en el siglo XIV tanto en obras literarias (el
Libro del buen amor de Hita o los Proverbios morales de don Sem Tob),

6
como en documentación notarial y podrían encontrarse de forma esporádica
más tardíamente algunos restos en libros de caballerías (Amadís de Gaula).
Los clíticos tienen una cronología propia con respecto a la apócope,
puesto que m’ y t’ se mostraron apocopados hasta finales del s. XIII; s’
hasta últimos del s. XIV (partios dalli) y l’ (quel < que le, dixol) hasta
finales del s. XV.
EXPLICACIÓN DE LA APÓCOPE VOCÁLICA y de la contienda
de normas en el castellano medieval a partir de las teorías de Rafael Lapesa
y de Diego Catalán.
Hay que distinguir correctamente los casos de apócope extrema. Por
ejemplo, en un sintagma como grand plazer, escrito de esta manera hasta
finales de la Edad Media, no se puede considerar que grand presente
apócope extrema, dado que muestra una pérdida vocálica debida a un uso
no plenamente tónico del adjetivo, es decir, está formando parte de un
sintagma nominal en el que ocupa una posición átona de proclisis, al igual
que ocurre con otros adjetivos como san, buen…, en sintagmas como san
Antonio o buen hombre. Por la misma razón, grand no presenta apócope
extrema en grand coraçon, pero sí en grand de coraçon. Y tod es también
un ejemplo evidente de apócope extrema, porque finalmente se recuperó la
vocal final.
1.4. La inseguridad en el timbre de la vocal átona en algunas palabras
es otra característica propia de la Edad Media. Hubo una fuerte tendencia a
presentar las vocales o, e en lugar de las latinas U, I: sofrir.
Juan de Valdés en 1525, en su Diálogo de la lengua, prefería las
formas latinas I, U, en cambio, para Nebrija las formas correctas eran las
romances e, o.
Estas vocales no etimológicas (e, o) perduraron hasta el s. XVIII y
desaparecieron tras la fijación académica. Asimismo, se dio la situación
contraria, es decir, la presencia de i, u en lugar de e, o. Todos estos casos se
explican por la vacilación y falta de fijación del vocalismo átono en el
español antiguo. Sirvan de ejemplos algunos de Sta. Teresa de Jesús como
licion < LECTIONE, perficion (‘perfección’), y los que se han asentado en el
uso aun presentando la vocal antietimológica, como afición < AFECTIONE.

7
SISTEMA CONSONÁNTICO

1.5. Grafía f- < F- inicial latina. En castellano medieval la grafía f 2


representa primero la pronunciación de esta consonante y después la
aspiración: F- > [h]. La pérdida de la aspiración es más tardía: F- > [h] > Ø.
En la lengua oral la aspiración se produjo ya desde la época de
orígenes en la zona norte, posiblemente por contacto con el vasco u otra
lengua de sustrato, y fue generalizándose en todo el castellano desde la
etapa medieval de Alfonso X (s. XIII). La pérdida de la aspiración empezó
a producirse a partir del s. XIV de forma generalizada y culminó en el siglo
XVI en la norma toledana.
En la lengua escrita la grafía f se mantuvo hasta finales de la Edad
Media. En el s. XIII se utilizó siempre la grafía f. En el s. XIV ya aparecía
la grafía h en lugar de f en algunas ocasiones, pero seguía predominando f.
En el s. XV alternaron f y h, aún con predominio de f. La grafía f se perdió
a partir del XVI 3, concretamente desde 1501 se impuso la h (excepto en el
caso de f + r, l, ie, ue: flor, frente, fiesta y fuego) y solo quedaron restos de
f como arcaísmo en documentos notariales y en algunos textos literarios,
como en el Amadís de Gaula, tal vez porque los tres primeros libros se
escribieron en el siglo XIV y al “enmendarse” en el s. XVI se dejó alguna
f- con la intención de reflejar cierto arcaísmo en el discurso de algunos
personajes que parecían requerirlo, al tratarse de un libro de caballerías que
pertenecía al género de la literatura fantástica medieval.

1.6. Sistema de palatales:


- africada sorda /ʧ/: ch (noche…).
- lateral sonora /ʎ/: ll (ellos…).
- nasal sonora /ɲ/: nn, ñ (conviene tener en cuenta que nn es un
dígrafo, no una geminada, y no se puede decir que el dígrafo
evoluciona a la grafía ñ: donna…).
- fricativa sonora /ʝ/: i, j, y (yo, jo, io).

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La h como grafía no tiene ningún valor fonético. Los escribas medievales las utilizan libremente incluso
en palabras que en latín no tenían H o F- inicial.
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Ejemplo de la diferencia son dos de las ediciones de La Celestina, ya que en la edición de 1499 todavía
se encuentra la grafía f-, mientras que en la edición de 1501 predomina la grafía h-.

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1.7. Sistema de sibilantes. Hay tres pares, sordas y sonoras:
1. Apicoalveolares fricativas
sorda: /s/: -ss- entre vocales, s- inicial y -s final: IPSE > esse
sonora: /z/: -s- entre vocales: CAUSA > cosa

2. Predorsodentoalveolares africadas
sorda: /ts/: c+e, i; ç+a, o, u, e, i: CEREU > cirio
sonora: /dz/: z: FACERE > fazer
Algunas palabras muy frecuentes en los textos medievales son casos
especiales que necesitan una explicación particular, principalmente pieça,
cabeça, coraçon, palacio, traycion..., al presentar en posición intervocálica
la grafía propia de la sibilante sorda (ç + vocal / c + e, i) y no reflejar un
ensordecimiento de la sibilante, ni, consecuentemente, una fecha más tardía
de los escritos en los que se encuentran. Así pues:
- En pieça el resultado sordo es el esperado por venir de una
geminada latina: PETTIA. La misma explicación podría recibir cabeça
teniendo en cuenta que su etimología posiblemente sea *CAPITTIA.
- Coraçon se explica como una “relativa anomalía”, según Menéndez
Pidal, ya que esporádicamente -Ty-, -Cy- intervocálicas pueden dar el
resultado sordo.
- En el caso de palacio y traycion, la grafía c que representa el
fonema sordo se explica en posición intervocálica porque se encuentra en
terminaciones consideradas cultas (-cio y -cion) que nunca han presentado
vacilaciones gráficas.
3. Prepalatales fricativas
sorda: /ʃ/: x: DIXI > dixe
sonora: /ʒ/: j+ vocal: MULIERE > mujer
g+e, i: muger
gi: mugier
i: CONSILIU >conseio. La i, por tanto, no solo es
vocal, sino también, en estos y otros casos, una grafía

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arcaica, resto del período anterior, que representa esta
sibilante.

En la lengua oral, a finales del s. XIII, comenzó el ensordecimiento


de las sibilantes y se fue extendiendo progresivamente a lo largo del XIV.
En la lengua escrita, a mediados del s. XIV aparecieron los primeros
casos de clara confusión entre /z/ sonora y /s/ sorda, que se aprecia en la
vacilación gráfica entre -s-, grafía de /z/ y -ss-, dígrafo de /s/ en la escritura.
Por ejemplo, son muy frecuentes en los textos medievales de mitad del s.
XIV en adelante casos como amase, en lugar de amasse < AMAVISSE, lo
que demuestra la confusión. A finales del s. XIV se confundieron en la
escritura las grafías de la /ts/ y / dz/ por lo que se puede encontrar facer en
lugar de fazer, por ejemplo. Y a principios del s. XV se confundieron en la
escritura las grafías de /ʃ/ y /ʒ/: dije, muxer…

1.8. Sistema de Labiales. En castellano medieval había dos fonemas


labiales: /b/ oclusivo, escrito b,
/β/ fricativo, escrito u, v.

Se pronunciaba /b/ oclusivo B- inicial: BONU > bueno


todo lo procedente de < -BB- geminada intervocálica: ABBATE > abad
-P- intervocálica: SAPORE > sabor
Se pronunciaba /β/ fricativo V-, -V- latina consonántica: VIVERE > uiuir
todo lo procedente de < -B- intervocálica: HABERE > auer
-F- intervocálica: PROFECTU > prouecho

A mediados del siglo XIV, la /b/ oclusiva en posición intervocálica


empezó a pronunciarse fricativa. Los hablantes dejaron de pronunciar
atendiendo a la etimología para fijarse en el lugar que ocupaba el fonema
en la palabra. Así, la /b/ oclusiva de sabor, abad o abeja pasó a
pronunciarse [β] fricativa.
Se produjo, por lo tanto, una confusión en posición intervocálica
entre /b/ y /β/ y como consecuencia un proceso de desfonologización, de

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manera que los dos fonemas labiales confluyeron en un único fonema con
dos alófonos, uno oclusivo y otro fricativo. Es decir:

/b/ y /β/ > /b/ [b] oclusivo: en posición inicial: bueno, venir
con dos sonidos y detrás de nasal: envase
[β] fricativo: en posición intervocálica: abeja <
APICULA; sabor < SAPORE, abad < ABBATE…

En la lengua oral, así pues, se produjo la confusión de ambos


fonemas ya desde la época de orígenes en la zona norte de Burgos y
culminó en el castellano medieval. Sin embargo, en el resto de la Península
(sobre todo en Toledo y en Castilla la Nueva) no se produjo la confusión
hasta el s. XVI y desde el XVII la confusión fue general en todas las
regiones.
En la lengua escrita, empezaron a confundirse las grafías desde
mediados del s. XIV (por ejemplo, se escribía sauor < SAPORE y aber <
HABERE) y la confusión gráfica se mantuvo hasta que en el s. XVIII la
RAE estableció las normas ortográficas siguiendo un criterio etimológico:
Se escribiría b < B-, -P-, -BB-; y se escribiría v < V- latina consonántica y -
F- intervocálica.

1.9. Sistema de Velares:


oclusiva sorda /k/: c + a, o, u: cuemo…
qu (dígrafo) + e, i: que, quitar…
q: quando, quant, numqua, qual… Se
trataba ya en la etapa medieval de un arcaísmo gráfico que
permaneció hasta las reformas de la Academia.

oclusiva sonora /g/: g + a, o, u: logar


gu + e, i (dígrafo): guisa

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1.10. Epéntesis de consonantes en palabras como nombre o
nombrar. NOMINE > nom’ne > nom’re > nombre. Ahora bien, omne <
HOMINE, sin disimilación y sin epéntesis, fue la forma preferida a lo largo
de toda la etapa medieval.

1.11. Vocalización de bd > ud. Los primeros casos se dieron en el s.


XIII. Se trata de los grupos romances: P’T, B’T, V’T y P’D. Algunos
ejemplos, P’T: CAPITALE > cabdal > caudal, B’T: DEBITARE > debdar >
deudar, P’D: RAPIDU > rabdo > raudo, V’T: CIVITATE > cibdad > ciudad.

1.12. Grafías u vs. v. Hasta mediados del s. XIV se utilizó casi


exclusivamente la grafía u para el sonido bilabial fricativo [β], además de
representar el sonido vocálico [u]. A partir de mediados del XIV fue más
evidente la grafía v en los textos para representar ambos sonidos, el
vocálico (uno – vno) y el consonántico (uos – vos). Esto no conlleva la
inexistencia de la v en textos anteriores a mediados del XIV, ya que no era
una grafía desconocida. Como grafía latina, era conocida y, por lo tanto, se
utilizaba en algunas ocasiones, alternando con la u, antes de mediados del
XIV, principalmente en nombres propios, topónimos o antropónimos.
U y v fueron alógrafos en la ortografía castellana hasta el s. XVIII, es
decir, ambas grafías eran intercambiables para el valor vocálico y el
consonántico.

1.13. Las grafías i / j / y continuaron siendo intercambiables con


valor vocálico como en la etapa lingüística anterior: reina / rejna / reyna.

1.14. Hasta finales del XV algunos sustantivos se presentaban


terminados en dental sorda, es decir, en -t: bondat, beldat… La -t se debía a
un ensordecimiento compensatorio por pérdida de la -e final. BELLITATE >
beldat > beldad. No era una regla general, dado que junto a bondat podía
encontrarse en los textos de la Edad Media también bondad, pero las
formas con -d empezaron a aparecer sobre todo desde mediados del XV y
se generalizaron a finales de este siglo.

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Lo que ocurría en la Edad Media coincide con lo que sigue
ocurriendo hoy en algunas zonas en las que se pronuncia sorda la -d final
de algunas palabras. Más aún, esta -d, al igual que hoy puede realizarse
como interdental [θ] [bondáθ] o perderse [bondá], en castellano medieval
podía realizarse como predorsodentoalveolar africada [ts] [bondáts] o
desaparecer [bondá]. En Berceo hay ejemplos que representan la
pronunciación sibilante, como Madriz, aunque debieron considerarse
vulgares, puesto que nunca se asentaron en la lengua escrita. La pérdida fue
frecuente en el habla al menos hasta el s. XV, pero en la lengua literaria no
se dio con relativa frecuencia hasta mediados del XVI y en el XVII era
todavía menor.
En el caso del adjetivo grande, que en los textos medievales podía
aparecer también apocopado como grant, grand y gran, hay que señalar
que todavía a mediados del XII se usaba la forma plena grande ante
sustantivos que empezaran con vocal: grande amor, grande enemistad. En
cuanto a la forma grant, se aprecia un ensordecimiento compensatorio por
pérdida de vocal final -e, tal vez por influencia franca.
En el caso de los verbos, la -t final:
- de la 3.ª pers. pl. se perdió ya en orígenes AMANT > aman
- de la 3.ª pers. sing. perduró en el s. X y quedó algún resto en el XI y
XII e incluso en el XIII como arcaísmo: AMAT > ama/amat; demandaret;
prendat, fagat, det…
- La -d final de los imperativos:
- se perdió en el habla vulgar del XV: sabed > sabé
- su desaparición fue frecuente en la lengua literaria del XVI
- en el XVII la pérdida se considera otra vez vulgar, por lo que
se recupera la -d: sabed.

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CARACTERIZACIÓN LINGÜÍSTICA DEL ESPAÑOL CLÁSICO

Al señalar los rasgos lingüísticos característicos del castellano


medieval, se ha indicado la evolución de estos rasgos en la etapa siguiente,
la del español clásico o de los Siglos de Oro. Por ello, se presentan a
continuación los resultados de esa evolución, insistiendo en los que
únicamente se han nombrado en el apartado anterior, recordando lo ya
señalado y aportando más información si se considera necesario.

I. NIVEL FONÉTICO-FONOLÓGICO Y GRÁFICO

En esta etapa lingüística se produjo la última gran transformación


fonológica del español. Ocurrieron tres fenómenos determinantes en la
lengua, cuyos resultados diferentes en tres áreas lingüísticas peninsulares
propiciaron la existencia de TRES NORMAS LINGÜÍSTICAS DE PRONUNCIACIÓN
en la Península.
Estos fenómenos lingüísticos fueron los que se mostraron en una de
las normas lingüísticas de pronunciación peninsular, la castellanovieja, es
decir:
1.- Aspiración y pérdida de la F- inicial latina: F- > [h] > Ø
2.- Confusión de labiales: /b/ y /β/ > /b/ con dos sonidos [b] y [β].
3.- Reajuste de sibilantes. Tras la pérdida de las sonoras, tuvo lugar
un proceso de transfonologización al cambiar el punto de articulación. Este
reajuste fue el siguiente:
Apicoalveolares fricativas /s/ y /z/ > /s/ alveolar fricativa sorda
Predorsodentoalveolares africadas /ts/ y /dz/ > /θ/ interdental
fricativa sorda
Prepalatales fricativas /ʃ/ y /ʒ/ > /χ/ velar fricativa sorda
Las otras dos normas lingüísticas de pronunciación en la Península
fueron la norma castellana de Toledo o “norma alfonsí” y la norma
meridional.
Todos estos fenómenos ocurrieron únicamente en el habla, en la
escritura se intentó mantener las diferencias por lo que se llegó a una

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situación de anarquía gráfica que encubría la existencia de las tres normas
lingüísticas de pronunciación señaladas en la Península.
Estos fenómenos fonético-fonológicos determinaron una serie de
características gráficas en los textos clásicos:
1. Desde 1501 en la lengua escrita predominó la grafía h < F- inicial
latina. Solo quedaron restos de f como arcaísmo.
2. En el XVI se generalizó el ensordecimiento de las sibilantes y a
principios del XVII se produjo la interdentalización de la /ts/ > /θ/ y la
velarización /ʃ/ > /χ/, es decir, el proceso de transfonologización por el que
las sibilantes cambiaron su lugar de articulación. Esto supuso una
confusión gráfica evidente en los tres pares de sibilantes ya a partir del
siglo XVI.
3. Desaparición de la b implosiva o vocalización (cobdo > codo,
cibdat > ciudad) a fines del s. XVI.
4. El yeísmo / ʎ / > /y/ se apareció en la lengua escrita a partir de los
siglos XV- XVI, con la consiguiente confusión o alternancia gráfica
entre la grafía y y el dígrafo ll en algunas palabras.

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