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Dándole desarrollo al presente ensayo, debo comenzar por reconocer que todo proceso de
evaluación de aprendizajes, en donde muchos considerar que es un paso sencillo, porque solo se
refiere a aplicar un tipo de instrumento de evaluación, cualquiera que sea, para saber, medir o
verificar el desarrollo de los estudiantes, con respecto a la trasmisión de los conocimientos que se
le hacen; pero la realidad es que ese proceso no es sencillo, por el contrario, es de una
complejidad inmensa, porque conlleva a la integración de diversos factores que permiten verificar
si existe una buena trasmisión de conocimientos, de facilitador/profesor a alumnos y viceversa,
porque el proceso de aprendizaje desde mi punto de vista es así, al momento de tomar la
responsabilidad de ser profesor, instructor o facilitador, no es solo trasmitir conocimiento, sino
también recibir conocimientos, compartir ideas de ambos actores; posición que tengo, en razón a
mi experiencia particular como docente, donde constantemente vivo en un proceso de
aprendizaje.
En tal sentido, tal como ha sido reconocido por los especialistas, la evaluación como parte
integrante del proceso aprendizaje, es realmente compleja, por cuanto para ello se deben tomar en
cuenta diversos factores, que van desde las actitudes y cualidades de cada estudiante, el ambiente
donde se imparte el conocimiento, así como los factores sociales, culturales del momento en que
se trasmite el conocimiento; lo cual se lo he percibido en estos últimos tiempos, donde los
cambios necesarios, uno por la situación que se vivió a nivel mundial por la situación de
pandemia, que llevaron a tomar estrategias diferentes a las habitualmente conocidas para el
proceso de aprendizaje y otra por los avances tecnológicos, que obligatoriamente conllevan a un
cambio en tal proceso.
Sobre la base de todo lo expuestos en los párrafos anteriores, considero que efectivamente
la evaluación como parte del proceso de aprendizaje, no debe limitarse a la acumulación de
contenidos, a tratar de medir el conocimiento, porque sería un error en el que incurría el docente,
por el contrario, la evaluación del aprendizaje, debe considerarse como un mecanismo integral
del proceso de trasmitir conocimientos, que claramente requiere desde la perspectiva del
profesor, readecuaciones permanentes de los instrumentos de evaluación que utilice, para
fomentar y dirigir el aprendizaje en correspondencia con las tendencias actuales de la pedagogía
y la didáctica en la educación superior.