INTRODUCCIÓN

Cuando nos disponemos a realizar la tarea de acompañamiento pedagógico

a estudiantes de postgrado que están en proceso de desarrollo de su trabajo de
grado o tesis, las creencias de un alto porcentaje de docentes apuntan hacia el
hecho que los tesistas ya conocen y manejan estratégicamente la escritura
científica. Nada menos cierto, pues al revisar los primeros planteamientos
vinculados con la contextualización del objeto de estudio en el proyecto inicial,
podemos evidenciar la existencia de problemas escriturales que van desde lo
ortotipográfico hasta la importante coherencia que debe prevalecer en el texto.
Ante este preocupante escenario, los docentes responsabilizados de los
seminarios de investigación centralizan su trabajo en hacer diagnósticos clínicos,
razón por la cual muchos tesistas terminan abandonando sus estudios, pues no se
sienten competentes para desplegar una escritura epistémica que conduzca
finalmente a la construcción de una tesis.

Adicionalmente, los obstáculos de orden ontológico, epistemológico y

metodológicos acentúan la gravedad de la situación escritural. Tales obstáculos
son difíciles de superar si durante la trayectoria como estudiante de postgrado no
se ha generado una cultura de investigación que afiance las habilidades
investigativas y escriturales, de manera que al iniciar el trabajo de producir una
tesis, no se creen los dilemas y conflictos que acaban por hacer que el estudiante
se autoexcluya del programa, una vez que ha aprobado las asignaturas del plan
de estudios. Cabe señalar aquí otro ingrediente de orden académico institucional
que tanto daño hace a los tesistas: mientras están cursando las asignaturas son
estudiantes, pero al inscribir el proyecto se les dice que son investigadores.

Son muchos los factores de alta significación que inciden en el escaso

manejo de una escritura científica de excelente factura académica. Las
investigaciones de muchos autores dedicados a esta temática así lo reflejan
(Martins, 2004; Carlino, 2005; Hernández, 2009;