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Los ligamentos son bandas densas de tejido conjuntivo fibroso que sirven para unir dos o más
huesos del sistema musculoesquelético. Los ligamentos cruzan articulaciones que tienen amplios
rangos de movimiento y poco movimiento y funcionan principalmente para estabilizar las
articulaciones cuando están en reposo y durante el rango normal de movimiento.
Las lesiones de los ligamentos provocan alteraciones en el equilibrio entre la movilidad articular y
la estabilidad articular; este desequilibrio puede conducir a una transmisión anormal de fuerzas a
través de la articulación y puede resultar en daño a otras estructuras dentro y alrededor de la
articulación.
Las lesiones de los ligamentos se pueden clasificar como intrínsecas o extrínsecas, lo que significa
que pueden ocurrir como resultado de un movimiento inadecuado dentro de la articulación o ser
causadas por factores externos. En entornos atléticos, las lesiones de ligamentos suelen ser
causadas por colisiones entre atletas. Los mecanismos más comunes de lesión incluyen
traumatismo cerrado, plantación o giro, y subluxación anterior de la articulación, todo lo cual
puede estirar demasiado el ligamento, a veces hasta el punto de desgarrarlo.
Hay 4 ligamentos importantes en la rodilla. Los ligamentos son bandas elásticas de tejido que
conectan los huesos entre sí y proporcionan estabilidad y fuerza a la articulación. Los cuatro
ligamentos principales en la rodilla conectan el fémur (hueso del muslo) con la tibia (espinilla) e
incluyen lo siguiente:
Tras una lesión aguda de los ligamentos producida principalmente por torsión o traumatismo, la
sintomatología inmediatos es dolor e imposibilidad de caminar. A posteriori, tras la reducción de la
inflamación de la rodilla, la sensación más frecuente es el fallo de la rodilla o «se me va» la rodilla,
lo que nosotros llamamos inestabilidad. En ocasiones no es tan visible este síntoma y se manifiesta
con sobrecarga o dolor de la rodilla tras esfuerzos de movimiento o cargas de peso.
En las lesiones del ligamento cruzado anterior el mecanismo lesional más frecuente es el giro
brusco del cuerpo sobre la tibia produciendo un movimiento de rotación forzado en la rodilla. Muy
habitualmente, esto tiene lugar en caídas del esquiador hacia atrás produciendo una rotación de la
tibia sobre el fémur con la rodilla hiperflexionada y en lesiones en deportes de contacto con un
impacto lateral o una mala pisada.
Lesión Crónica
La lesión crónica de los ligamentos y por tanto la inestabilidad crónica articular pueden ser
producidas por múltiples causas:
Además de una historia clínica y un examen físico completos, los procedimientos de diagnóstico
para los problemas de ligamentos de rodilla pueden incluir lo siguiente:
Rayos X. Una prueba de diagnóstico que usa rayos de energía electromagnéticos invisibles para
producir imágenes de tejidos internos, huesos y órganos en película para descartar una lesión al
hueso en lugar de una lesión del ligamento o en adición a esta.
Imagen por resonancia magnética (IRM). Un procedimiento de diagnóstico que usa una
combinación de grandes magnetos, radiofrecuencias y una computadora para producir imágenes
detalladas de órganos y estructuras dentro del cuerpo; puede a menudo determinar daño o
enfermedades en huesos o ligamento o músculo cercanos.
En la situación de la rotura parcial de los ligamentos (Grado II) se asocian las infiltraciones de
plasma rico en plaquetas (PRP) o células madre, en caso de ser amplia la rotura parcial, con la
finalidad de crear tejido nuevo mediante estimulación previa. De esta forma creamos una nueva
cicatrización del ligamento aportando estabilidad lateral a la rodilla.
Lesión Grado III – Rotura completa
El tratamiento de la lesión de una rotura de ligamentos (Grado III) es quirúrgico mediante una
reparación del ligamento, valorando previamente la estabilidad de la articulación.
En el caso de tener una inestabilidad de rodilla por una lesión de LCA, la opción es la reparación
primaria del LCA. Por lo que generalmente se opta por la opción de la sustitución del LCA dañado
por un injerto ligamentoso o tendinoso del mismo paciente, o de banco de tejidos. En dicha
intervención utilizamos la aplicación de terapias celulares en la reparación o en el injerto para
garantizar la mejor integración ósea del ligamento y disminuir el riesgo de fracaso de la cirugía.
Además, si existen otras lesiones condrales (de los cartílagos) o de los meniscos se recomienda
tratar los mismos con sesiones posteriores tras la intervención.
Si el paciente tuviera una rotura parcial o distensión del LCA acompañado de una estabilidad de la
rodilla, las opciones pueden ser más conservadoras y por tanto no hacer falta llegar a una
intervención.