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Los ligamentos son cordones duros y fibrosos compuestos de tejido conjuntivo que contienen
colágeno y fibras elásticas. Las fibras elásticas permiten a los ligamentos estirarse hasta cierto punto.
Los ligamentos rodean las articulaciones y las unen entre sí. Contribuyen a reforzar y estabilizar las
articulaciones, permitiendo movimiento solo en ciertas direcciones. Además, los ligamentos conectan
los huesos entre sí (como ocurre en el interior de la rodilla).
Estructura
Los ligamentos son estructuras anisotrópicas y su
resistencia mecánica se debe a la suma de las fibras
colágenas y su dirección.
Anisotrópicas: Los ligamentos son estructuras
anisotrópicas y su resistencia mecánica se debe a
la suma de las fibras colágenas y su dirección.
Función
Todas las estructuras tanto musculares como las esqueléticas tienen una función específica, en el caso
de los ligamentos estos son considerados el medio de unión de las articulaciones, ya que gracias a
ellos podemos realizar diferentes movimientos.
Estos poseen una propiedad elástica, pero al mismo tiempo resistente que les permite soportar y
adaptarse a los deslizamientos que realizan las superficies articulares de zonas como el hombro, codo,
mano, dedos, cadera, rodilla, tobillo y la columna vertebral.
Ubicación
En el cuerpo humano podemos encontrar infinidades de ligamentos, todos se encargan de unir
huesos y de mantener a las diferentes regiones en contacto. A continuación, una lista de los
ligamentos más conocidos:
• Hombro: gleno-humerales y coracoclaviculares.
• Rodilla: cruzado anterior y posterior; lateral interno y externo.
• Tobillo: deltoideo, peroneoastragalino, astrágalo-calcáneo y el lateral externo.
• Cadera: sacrociáticos.
• Codo: radio-cubitales.
• Muñeca: radio-carpianos.
TENDONES
Los tendones son tejido conectivo fibroso que une los músculos a los huesos. Pueden unir también
los músculos a estructuras como el globo ocular. Los tendones sirven para mover el hueso o la
estructura, mientras que los ligamentos son el tejido conectivo fibroso que une los huesos entre sí y
generalmente su función es la de unir estructuras y mantenerlas estables.
Estructura
El tendón, es una estructura corporal formada por haces de fibras de colágeno tipo 1 y elementos
celulares, rodeados por una matriz extracelular rica en proteoglicanos y aminoglicanos (sustancia
fundamental que favorece el deslizamiento de los haces de colágeno).
Función
Como los tendones son tejidos fibrosos y diseñados de una manera que resistan los cambios
estructurales, cuando se producen los movimientos son capaces de adaptarse. Por tal razón, la
función de los tendones es conectar un extremo de algún músculo a el hueso donde corresponde.
Su función es transmitir cargas y fuerzas entre músculo y hueso, para poder realizar los
desplazamientos de los huesos en las articulaciones gracias a la contracción muscular.
Ubicación
Todos los músculos del cuerpo para poder conectarse con los huesos, necesitan de los tendones,
entonces en cada extremo donde termina y comienza un músculo, es que se localizan los tendones.
Por lo cual, podemos encontrar como más conocidos los siguientes:
Fase IV: Rotura completa del ligamento. La inclinación de la curva es un reflejo de la rigidez del
ligamento, mientras que el ápex es un indicador de su fuerza. Las curvas de fuerza-elongación son
capaces de fatigarse tras varios ciclos, necesitándose cada vez menos fuerza para conseguir la
misma elongación. Este fenómeno se denomina histéresis, y producirá un desplazamiento
progresivo de la curva a la derecha.
El comportamiento mecánico depende en gran medida del ambiente y las condiciones en las que
actúa. Así, se ha observado un reblandecimiento relativo del ligamento a altas temperaturas, lo cual
explicaría en cierto modo los beneficios del calor en articulaciones que van a ser movilizadas. La
aplicación práctica de la biomecánica de los ligamentos adquiere su máxima expresión durante los
ejercicios de estiramiento articular. En los casos de rigidez articular, el estiramiento máximo
controlado de la articulación producirá un dolor y una resistencia que se irán atenuando
progresivamente a medida que la curva de fuerza-elongación de desplace hacia la derecha.
FACTORES QUE AFECTAN A LA RESISTENCIA DEL
LIGAMENTOS Y TENDONES
Entre las alteraciones de los tendones más frecuentes se incluyen las siguientes:
Epicondilitis lateral (conocida popularmente como codo de tenista): Enfermedad producida
por la tensión continua sobre los músculos y los tendones extensores del antebrazo, que tienen
su origen en el codo.
Epicondilitis medial (codo de golfista, codo del tenista directo o codo de beisbolista):
Enfermedad en la que la flexión forzada de la muñeca puede dañar los tendones que se insertan
en el codo.
Tendinitis del manguito de los rotadores: Patología que se caracteriza por la inflamación de la
cápsula del hombro y de los tendones relacionados.
Tenosinovitis de De Quervain: Es el tipo mas frecuente de tenosinovitis, que consiste en la
inflamación de la vaina tendinosa de los tendones del pulgar.
Dedo en resorte o pulgar en resorte: Tenosinovitis en la que la vaina del tendón se inflama y se
engrosa, impidiendo así que la persona puede extender o flexionar sin dificultad el dedo o el
pulgar afectados. El dedo o el pulgar pueden bloquearse o dispararse repentinamente.
Tendinitis aquílea: Inflamación del tendón de Aquiles, que conecta los músculos de la pantorrilla
con el talón. Puede estar provocada tanto por la pérdida de flexibilidad del tendón debido a la
edad como por sobrecarga al practicar en exceso deportes como el running o por hacerlo con
una técnica incorrecta, con calzado inadecuado o con sobrepeso.
Tendinitis rotuliana: Proceso inflamatorio del tendón rotuliano y de la vaina que lo envuelve que
produce dolor, inflamación e impotencia funcional. Está muy relacionada con la actividad física.
. Factor de riesgo
Edad.
Profesión.
Deportes.
Inmovilización prolongada.
Infiltración de corticoides.
Condición médica y uso de medicamentos.
Cartílago articular
El cartílago articular es un tejido elástico carente de nervios, vasos sanguíneos y linfáticos, localizado
en las diartrosis y varía de grosor según las diferentes especies, desde 0,1 mm en el ratón hasta varios
milímetros en el hombre. El cartílago articular reduce la fricción, transfiere y distribuye las
solicitaciones en distintas posiciones articulares y ofrece una superficie articular lubricada, que
permite que los huesos se deslicen y giren uno sobre otro sin desgastarse.
El cartílago articular está divido en cuatros zonas: superficial, transicional, radial y zona de cartílago
calcificado (en donde el cartílago se relaciona directamente con el hueso), las cuales se caracterizan
principalmente por una organización variada de redes colágeno (tipo II) y también por diferencias en
las cantidades de agua y tipos de proteoglicanos.
Fisiología Articular
Colágeno: Le confiere fuerza y resistencia a
la compresión y escasa resistencia a la
tensión (90 a 95% tipo II).
Proteoglicanos: Captación de agua y
ayuda a soportar cargos en compresión.
Agua: Su movimiento permite la
lubricación y amortiguación.
La estructura entera del cartílago carece de
vascularización o buques linfáticos, por lo
tanto, la infiltración de célula en el proceso de
inflamación normal después de una lesión
tiene poca probabilidad de curación.
Estructura Ósea
Los huesos son una estructura ósea, encargada de diferentes funciones vitales, están formados por
tejido activo que se forma y destruye continuamente. Durante la infancia y adolescencia se produce el
mayor crecimiento y maduración del sistema esquelético, junto con una mineralización ósea que se
consolida al final de la pubertad.
El hueso es el tejido óseo que proporciona forma y soporte al cuerpo, además al ser la estructura más
fuerte del cuerpo protege a los órganos internos frente a los traumatismos, los huesos facilitan y
permiten que tengamos movilidad y actúa como lugar de almacenamiento de diferentes minerales,
especialmente calcio y fósforo. Además, proporciona médula ósea, imprescindible para el desarrollo y
almacenamiento de la sangre.
La estructura ósea humana está compuesta por 206 huesos, sin contar los dientes: 80 huesos axiales,
entre los que forman parte los huesos de la cabeza, la cara, las costillas y el esternón; y 126 huesos
apendiculares, entre los que se encuentran; brazos, hombros, muñecas, manos, piernas, y pies.
Los huesos al igual que el resto de los órganos del cuerpo pueden ser susceptibles a traumatismos o
diferentes enfermedades a pesar de su enorme resistencia.
Estructura
Los huesos poseen una estructura básica que comprende:
Epífisis: se refiere a las zonas más extremas de los huesos largos, están formadas por tejido óseo
esponjoso (médula roja) donde se fabrican las células sanguíneas. Son las zonas donde se une la
articulación con el hueso.
Diáfisis: es la zona alargada del hueso y está formada por tejido óseo compacto generando
características de rigidez al hueso. en su parte central se encuentra la cavidad medular rica en
tejido graso (médula amarilla).
Metáfisis: es el sitio de unión entre la epífisis y la diáfisis. El cartílago de crecimiento se encuentra
ubicado en esta zona, luego de cumplir su función es remplazado por tejido óseo.
Apófisis: son las estructuras sobresalientes del hueso, en ellas se insertan los músculos, tendones
y ligamentos.
Cartílago articular: el cartílago lo encontramos en los extremos de los huesos, está localizado en
las articulaciones y su función es la de reducir la fricción y ofrecer una superficie articular
lubricada para reducir el desgaste articular.
Composición
A nivel microscópico la estructura del sistema óseo comprende:
60% tejido inorgánico (dureza y rigidez).
Hidroxiapatita (Ca, P, Mg, Na, K, Cl). Hidroxiapatita:
La hidroxiapatita es el componente fundamental del
30% orgánico (flexibilidad y elasticidad).
hueso, constituido por cristales de fosfato cálcico en una
90-95% fibras de colágeno. matriz proteica. El complejo de oseína-hidroxiapatita
5-10% células óseas. contiene las proteínas y no proteínas necesarias para un
10% agua. efecto positivo en la formación del tejido del hueso.
1. Células: Estas reciben el nombre de osteocitos y están alojadas en unas cavidades especiales
formadas en la sustancia ósea llamadas lagunas óseas. Las células óseas poseen unas
prolongaciones que se entrecruzan con las de las células vecinas.
2. Sustancia intercelular: La sustancia intercelular está formada por fibras y un componente
cargado de sales minerales. Las fibras del tejido óseo tienen una disposición laminar y se
encuentran completamente unidas entre sí. En oportunidades estas laminillas de los estratos
superficiales óseos se superponen según radios de curvatura, que en el caso de los huesos largos
es muy amplio y en los huesos planos y cortos se disponen en estratos concéntricos de radio
pequeños. En las epífisis de los huesos largos, y en el cuerpo de los huesos planos y cortos existe
una sustancia esponjosa, cuyos pequeños trazos denominados trabéculas, quedan unidos por una
sustancia rica en calcio.
3. Periostio: La estructura del esqueleto se complementa con el periostio, que es la membrana
fibrosa y vascularizada que rodea totalmente al hueso y que tiene la propiedad de poder formar
nuevo tejido óseo en caso de ser necesario además de nutrir el hueso.
4. Endostio: El endostio es la membrana de tejido conjuntivo que recubre la cavidad medular, en
ella se encuentran las células formadoras de hueso.
5. Sustancia Ósea: A nivel interno el hueso se posee dos clases de tejido óseo:
a) Hueso esponjoso: está formado por una red tridimensional de trabéculas óseas que
delimitan un laberinto de espacios intercomunicantes ocupados por médula ósea.
b) Hueso compacto: es una masa sólida, en los espacios solo se pueden apreciar con el
microscopio.
6. Médula Ósea: La médula ósea es una sustancia blanca que rellena las cavidades del tejido
esponjoso y que en los huesos largos está contenida en una cavidad central denominada cavidad
medular. Se puede distinguir la
médula ósea roja, activa y
encargada de fabricar las células
sanguíneas (glóbulos rojos,
glóbulos blancos y plaquetas) y la
amarilla inactiva y formada por
grasa.
Propiedades mecánicas
El hueso tiene la característica de evolucionar modificando sus propiedades en función de las cargas a
las cuales se somete y de regenerarse en caso de sufrir algún daño o de alterar sus propiedades
mecánicas ante procesos patológicos o simplemente con la edad.
El hueso es un tejido vivo (su estructura microscópica cambia) que se encuentra en continuo proceso
de crecimiento sujeto a procesos bioquímicos, biofísicos y biológicos relacionados entre sí y con las
propiedades mecánicas y geométricas.
Relación carga-fractura
Clasificación de fracturas
Abiertas o expuestas:
o Fractura que el foco de fractura tiene comunicación con el exterior. No importa la
distancia de la comunicación, así sean pequeñas.
Cerradas o fractura simple:
o El hueso está quebrado, pero la piel permanece intacta, es decir, que el foco de fractura
no tiene comunicación con el exterior.
o Sangran dentro del organismo.
o Signos clásicos:
Deformidad.
Crepitación.
Edema y dolor.
Compromiso de conciencia /
neurológico.
Eritema.
Limitación funcional.
Grado de desplazamiento:
o No desplazada.
o 50% desplazada.
o 100% desplazada.
Nervio Periférico
El sistema nervioso permite que el cuerpo responda a cambios continuos en sus entornos externo e
interno. Controla e integra las actividades funcionales de los órganos y sistemas de órganos. Las
células del sistema nervioso consisten en neuronas y neuroglia. Las neuronas transmiten impulsos
nerviosos hacia y desde el sistema nervioso central (SNC), integrando así funciones motoras y
sensoriales. Las células neurogliales apoyan y protegen las neuronas.
El SNP consta de nervios periféricos (craneoespinal, somático, autónomo) con sus ganglios asociados
y revestimientos de tejido conjuntivo. Todos se encuentran en la periferia de la cubierta pial del SNC.
Los nervios periféricos contienen fascículos de fibras nerviosas que consisten en axones. En las fibras
nerviosas periféricas, los axones están envueltos por células de Schwann, que pueden o no formar
mielina alrededor de los axones, dependiendo de su diámetro. Las fibras nerviosas se agrupan en
fascículos de número variable. El tamaño, el número y el patrón de los fascículos varían en diferentes
nervios y en diferentes niveles a lo largo de sus trayectos.
Tejido conectivo
ENDONEURO: Tejido conjuntivo laxo que rodea a las fibras nerviosas mielínicas y amielínicas de los
nervios periféricos.
PERINEURO: El perineuro es una capa de tejido conjuntivo especializado que envuelve un fascículo
de fibras nerviosas. Varios fascículos se agrupan entre sí para formar un nervio, el cual está recubierto
por una segunda capa de tejido conjuntivo que recibe el nombre de epineuro. El perineuro está
formado por varias capas de fibroblastos, en ambos lados se recubre por una membrana basal.
Contiene también fibras longitudinales de colágeno y fibras elásticas. Su función es formar una
barrera que tiene una función protectora, evitando daños a las fibras nerviosas e impidiendo el paso
de toxinas y agentes infecciosos.
EPINEURO: Se llama epineuro a la capa más externa de tejido conjuntivo fibroso y denso que
envuelve un nervio. El epineuro agrupa varios fascículos para formar un tronco único cohesionado. El
epineuro puede dividirse en dos porciones:
Epineuro interno: Separa los fascículos de fibras nerviosas.
Epineuro externo: Forma el recubrimiento superficial del nervio.
Está formado por tejido conectivo, tejido adiposo y pequeños vasos sanguíneos denominados vasa
nervorum que proporcionan vascularización al nervio y le aportan oxígeno y nutrientes.
Comportamiento biomecánico
Constantemente los nervios están sometidos a cargas que generan traumatismos externos sobre las
extremidades y un atrapamiento nervioso que puede producir la deformación mecánica de los nervios
periféricos, lo que resultaría en el deterioro de la función nerviosa. Si el traumatismo mecánico excede
un cierto grado (comportamiento viscoelástico) los mecanismos propios de protección de los nervios
quizá no sean suficientes, provocando cambios en la estructura y función del nervio.
Modos comunes de lesión nerviosa son el estiramiento y la compresión (crónica o traumática),
los cuales pueden ser impuestos respectivamente, por la rápida extensión y el aplastamiento.
Mayor incidencia en zonas de mayor exposición de los nervios (plexo braquial, ulnar, fibular
común).
Los nervios periféricos son estructuras con considerable fuerza tensil, la máxima carga que puede
soportar por los nervios mediano y ulnar está en el rango de 70 a 220 N y 60 a 150 N. Sin embargo, el
daño severo del tejido intraneural es producido por la tensión bastante antes de la rotura del nervio.
La elasticidad y las propiedades biomecánicas de los nervios es complicada por el hecho de que los
nervios no son materiales isotrópicos homogéneos, sino que estructuras compuestas.
Los tejidos conectivos del Epineuro y Perineuro son estructuras primarias longitudinales.
Cuando se aplica tensión sobre un nervio, la elongación inicial del nervio por debajo de una
muy pequeña carga es seguida por un intervalo en el cual la solicitación y la elongación
muestran una relación lineal característica de un material elástico.
A medida que se alcanza el límite de la región lineal, las fibras nerviosas empiezan a romperse
dentro de los tubos endoneurales y permanecen en el Epineuro.
Degeneración Walleriana:
La osteosíntesis se aplica, principalmente, después de una fractura ósea. Una de las fracturas más
comúnmente tratadas con una osteosíntesis es, por ejemplo, la fractura de fémur. En otros casos,
como en fracturas laterales como la de tobillo, este tipo de cirugía puede curar rápidamente el hueso.
Es un tipo de operación muy recomendada en personas jóvenes.
La osteosíntesis también puede utilizarse para tratar una no-unión ósea. Esto se produce cuando un
hueso roto no se cura después de una fractura. Existen diversos factores que pueden aumentar el
riesgo de que esto ocurra, como puede ser una dieta pobre en calcio y proteínas, tener una edad
avanzada, fumar, sufrir diabetes o anemia, o tomar corticosteroides y/o analgésicos.
agujas: Existe una amplia gama de variados tamaños. Las más utilizadas, son las agujas de
Kirschner (K) que pueden ser usadas como guías para la introducción de tornillos canulados, en
aparatos de tracción, fijadores externos y como fijadores transitorios o permanentes de
fracturas.
3. Alambres: Existe una gran variedad, siendo utilizados como elemento único, o con mayor
frecuencia en combinación con otros elementos de fijación. Hay dos tipos principales: los
cerclajes y las bandas de tensión.
4. Tornillos: Son uno de los elementos de OTS más utilizados. Existe una gran variedad y
podemos agruparlos en dos tipos básicos: (Ambos tipos de tornillos reciben distintos
nombres de acuerdo con su función o morfología).
a. Cortical: Los primeros tienen rosca o hilo en toda su longitud; su principal indicación es
la fijación de placas al hueso y se utilizan en la diáfisis yendo de cortical a cortical.
b. Esponjosa: Los de esponjosa están diseñados para atravesar segmentos largos de
hueso esponjoso, por lo que tienen hilo o rosca más espaciado y grueso sólo en su
parte distal.
5. Placas: Existen diferentes modelos, fabricadas de acero inoxidable o de titanio, tienen varios
agujeros y se colocan sobre la superficie de los huesos, aseguradas con tornillos. No
necesariamente todos los agujeros son usados. Se clasifican sobre la base de algunos de sus
atributos, ya sea forma, diseño de los agujeros, sitio elegido para la fijación o modo de
aplicación. Se utilizan con mayor frecuencia en fracturas de huesos largos, pero también en
artrodesis de columna y muñeca. Requieren una incisión quirúrgica más amplia que otros tipos
de fijación.
6. Clavos intramedulares: Hay una gran variedad, diseñados para colocación intramedular en
huesos largos. Son utilizados en la fijación de fracturas de la zona media de la diáfisis de fémur,
tibia y húmero. La mayoría se coloca con técnica cerrada y mínima exposición de tejidos
blandos.
Fisiopatología de la
reparación
Los programas de rehabilitación deben estar basados en la estructura del proceso de curación. Las
decisiones acerca de cómo y cuándo alterar y continuar un programa de rehabilitación deben estar
basados principalmente en el reconocimiento de signos y síntomas, así como en los lapsos
temporales asociados con las diversas fases de la curación.
Una lesión en la piel que altere la continuidad de la superficie cutánea desencadena los mecanismos
de reparación. Para restablecer la integridad del área lesionada se
cuenta con diversos procesos de acción simultánea conocidos como fases de la reparación cutánea.
Las fases identificadas son la inflamatoria, la proliferativa y la de remodelación. Estas no tienen límites
estrictos en el tiempo y generan como resultado un tejido con características similares, pero no
idénticas, a la piel ilesa.
Fase Vascular: Los mediadores más importantes para la hemostasis son la fibrina, las
plaquetas y los vasos sanguíneos. Una hemostasis adecuada requiere la formación de un
coágulo y la activación de la cascada de la coagulación (vías intrínseca y extrínseca). Esta fase
dura 2 días como máximo y su principal característica es la de controlar el proceso
hemorrágico. Este proceso queda asegurado en pocos segundos debido a la vasoconstricción
capilar provocada por la acción simpática mediada por las catecolaminas.
CATECOLAMINAS:
Tipo de neurohormona (sustancia química elaborada por las células
nerviosas y usada para enviar señales a otras células). Las
catecolaminas son importantes para responder al estrés. La dopamina,
la epinefrina (adrenalina) y la norepinefrina (noradrenalina) son
ejemplos de catecolaminas.
Fase celular: Esta fase dura
desde el segundo hasta al quinto día. Su principal característica es la aparición progresiva de
células en el ámbito extracelular. Las primeras en aparecer son del “tipo conjuntivas libres”
(granulocitos, macrófagos, linfocitos) para finalizar dejando paso a las “células propias del
tejido conjuntivo”, como es el caso de los fibroblastos.
Fase de reparación fibroblástica
Inicia aproximadamente cuatro días después de la lesión. La fase proliferativa es un proceso
eminentemente cuantitativo, en tanto que está caracterizado por la aparición y multiplicación de
células propias conjuntivas y el aumento de su actividad sintética. Inicialmente, el colágeno
sintetizado es del tipo III. A partir del décimo día, comienza a aumentar la síntesis de colágeno tipo I.
En esta fase, el foco lesional se contrae bajo la acción de los miofibroblastos y la fibronectina; de esta
forma, se acercan los extremos de las fibras de colágeno para su reparación.
Entre el día 14 y 21 se alcanza el punto más álgido en lo que a la síntesis de colágeno se refiere. Sin
embargo, a partir del día 21 se va reduciendo paulatinamente la actividad proliferativa o sintética, los
vasos sanguíneos creados van desapareciendo y como consecuencia de esto, se va reduciendo el
número de fibroblastos.
Fase de remodelación
Las fibras de colágeno están escasamente entrelazadas. Durante los meses siguientes la cicatriz sigue
madurando con la reorganización de las fibras de colágeno como respuesta a tensiones progresivas.
La maduración de la cicatriz puede durar hasta 12 meses.
Al igual que pasa con los tendones, la curación del tejido colágeno se realiza mediante cicatrización
(no por regeneración), así que toma tiempo y nunca es al 100% de cómo era. El proceso de
reparación del ligamento puede cambiar dependiendo de si la rotura parcial o total. En la rotura total
o completa, aparece una respuesta extrínseca con las siguientes fases: reparación, coagulación,
inflamación, proliferación y remodelación. También se da una inflamación importante. Por otra lado,
en la rotura parcial observamos una respuesta intrínseca, es decir, localizada sin una gran inflamación,
donde los fibroblastos se encargan directamente de la remodelación de las fibras de colágeno.
Estos puntos representados nos dan una idea de lo que pasa en los tejidos después de la lesión. Más
allá de eso, un ligamento en fase de reparación puede llegar a ser funcional, incluso es seguro
empezar a cargar y activar la zona después de un muy corto periodo de descanso. La carga ayuda a la
recuperación de los ligamentos. El reposo prolongado durante el periodo de reparación no ayuda en
nada en estos casos. Existe una pérdida del 39% de resistencia a la tracción tras una inmovilización de
8 semanas. Por estos motivos, no es aconsejable inmovilizar una articulación en caso de esguince
leve-moderado. Mucho mejor un vendaje funcional.
Cuando el movimiento articular está totalmente restringido, los fibroblastos no pueden adquirir su
fenotipo y sintetizan componentes inapropiados de matriz extracelular, lo que resulta en la
reincidencia de esguince bajo esfuerzos menores, es decir en una nueva recaída.
Limitación de la curación
La formación de adherencias, interrupción vaina sinovial.
Una posible razón para la disminución de la fuerza es la ausencia de carga mecánica en
periodos de inmovilización.
La composición geométrica.
Temperatura e Hidratación.
Edad (el LCA [ligamento cruzado anterior] a los 22–41 años es 1.3 a 3.3 veces más resistente
que a los 60–97 años).
Curación ósea
Todos los huesos rotos pasan por el mismo proceso de curación. Esto es cierto ya sea que el hueso
haya ido cortado como parte de un procedimiento quirúrgico o se haya fracturado por cuenta de una
lesión. El proceso de curación de los huesos tiene 3 etapas que se traslapan: inflamación, producción
de hueso, y remodelación del hueso.
La inflamación empieza inmediatamente después de la fractura del hueso y dura varios días.
Cuando el hueso se fractura se produce sangrado en el área, lo que produce inflamación y
coagulación de sangre en el sitio de la fractura. Esto provee la estabilidad estructural inicial y el
marco para la producción de nuevo hueso.
La producción de hueso comienza cuando la sangre coagulada formada por la inflamación es
remplazada por tejido fibroso y cartílago (conocidos como “callosidades suaves”). A medida
que avanza la curación, las callosidades suaves son remplazadas por hueso duro (conocido
como “callosidad dura”), que es visible en las radiografías varias semanas después de la
fractura.
La remodelación del hueso, la fase final de la curación del hueso se prolonga durante varios
meses. En la remodelación, el hueso continúa formándose y se vuelve compacto, regresando a
su forma original. Además, mejora la circulación sanguínea en el área. Una vez lograda la
adecuada curación del hueso, el soportar peso (tal como pararse o caminar) estimula la
remodelación del hueso.
La curación de los huesos es un proceso
complejo. La velocidad y el éxito difieren entre
individuos. El tiempo requerido para la curación
de un hueso puede ser afectado por muchos
factores, incluyendo el tipo de fractura y la edad
del paciente, afecciones médicas subyacentes, y
el estatus de nutrición.
La remodelación del hueso se produce lentamente durante meses o años y se facilita por estimulo
mecánico en el hueso. Como el sitio de fractura está expuesto a una fuerza de carga axial, el hueso
generalmente se establece donde se necesita y reabsorbe en donde no se necesita. Resistencia
adecuada es típicamente alcanzado en 3 a 6 meses.
Una amplia variedad de factores puede desacelerar el proceso de curación. Entre éstos se incluyen:
El proceso de curación de cartílago puede tomar dos caminos de acuerdo con el tipo de daño
experimentado:
Por el contrario, si la lesión no involucra al hueso subcondral, y es pura del tejido cartilaginoso
(típico de las lesiones por desgaste), es decir de traumatismos menores pero repetitivos, habrá
poca respuesta inflamatoria, poca o ninguna activación de condorcitos, con la consecuencia de
una mínima producción de colágeno y proteoglicanos, teniendo como resultado una lesión
crónica que en la mayoría de los casos es de resolución quirúrgica.
Regeneración muscular
El músculo lesionado generalmente pasa por un proceso de degeneración y regeneración. Las fibras
musculares lesionadas sufren primero necrosis, durante la cual las miofibrillas dañadas son eliminadas
por macrófagos. La regeneración de nuevas fibras musculares tiene lugar en el tejido conectivo de los
músculos. A pesar de que los músculos conservan su capacidad de regenerarse después de una
lesión, el proceso de curación es muy lento y a menudo conduce a una recuperación incompleta de la
funcionalidad.
Cuando se produce una lesión que daña las fibras musculares lo suficiente para iniciar el proceso de
degeneración, la formación del hematoma se produce como consecuencia del desgarro de los vasos
sanguíneos dentro del músculo. Esto permite la infiltración de neutrófilos y consecuentemente el
proceso de inflamación. La señalización por los neutrófilos atrae a los macrófagos que limpian
fácilmente el tejido dañado en el área.
Estas células mononucleares que se han infiltrado también liberan una variedad de factores de
crecimiento, que estimulan las células satélite en reposo a iniciar el proceso de regeneración.
Las células satélite inician el proceso de regeneración fusionándose entre sí y con las fibras
musculares lesionadas. Aunque se produzca una regeneración activa de las fibras musculares, está
casi siempre va acompañada de un crecimiento excesivo de células de fibroblastos ubicadas dentro
de la red del tejido conectivo. Esto crea un crecimiento excesivo de matriz extracelular y forma tejido
cicatricial, también llamado tejido fibroso. La fibrosis con frecuencia conduce a una curación
inadecuada y por lo tanto a una pérdida de recuperación funcional completa del músculo.
Día 2: Las partes necrosadas están siendo quitadas por macrófagos mientras, se produce la
formación de la cicatriz por los fibroblastos en la zona central.
Día 3: Las células satélite se han hecho activas dentro de la zona central de regeneración.
Día 5: Mioblastos se han fundido en miotubos en la zona central y el tejido conjuntivo en esta
zona se ha hecho más denso.
Día 7: Las células musculares que se regeneran se extienden en la zona central y comienzan a
proliferar la cicatriz.
Día 14: La cicatriz de la zona central se ha condensado y ha reducido su tamaño, mientras la
regeneración miofibrilar cierra la cicatriz.
Día 21: El entrelazamiento miofibrilar es prácticamente completa con poco tejido conjuntivo
intermedio entre la cicatriz.
Curación nerviosa
El tejido nervioso periférico. a diferencia del central, posee una gran capacidad de regenerar después
de una lesión. Esta regeneración está gobernada por una capacidad inherente del nervio para
presentar neurotropismo, neurotrofismo, contacto guiado y especificidad. Se entiende por
neurotropismo la capacidad de una substancia de influenciar la dirección del crecimiento axonal,
mientras que neurotrofismo es la capacidad de una substancia de influenciar en la maduración del
nervio. El contacto guiado es la propiedad que presentan los tejidos circundantes para dirigir la
dirección del nervio en crecimiento. La especificidad tisular se refiere a la reinervación preferente del
tejido nervioso proximal hacia el distal. Asi, la regeneración nerviosa más eficaz. es aquella cuyas
fibras proximales alcanzan las propias fibras distales y no otras.
Las células nerviosas no pueden regenerarse una vez muerta la célula nerviosa. En un nervio periférico
lesionado las fibras nerviosas pueden regenerarse de forma significativa si la lesión no afecta al
cuerpo de la célula, esto puede influir en el tiempo de curación.
Cuando un nervio se corta en los primero 3 a 5 días la porción del axón distal se empieza a
degenerar. Asimismo, la porción de mielina de las células de Schwann entorno al axón también se
degenera y esta es fagocitada y las células de Schwann se dividen para formar una columna de
células entorno al axón. Si los extremos cortados del axón entran
en contacto con esta columna de células de Schwann es muy
probable que un axón acabe por reinervar las estructuras
distales, si esto no sucede la reinervación no tendrá lugar.
La regeneración es lenta, con un ritmo de solo 3 a 4 milímetros al
día.