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El profesor Traslosheros nos habla en esta conferencia sobre el uso de la historia como discurso

político. Introduce la conferencia con una aproximación teórica que nos permite obtener las
herramientas conceptuales para sacar luz sobre estas temáticas. Así nos habla de la diferencia entre
terminologías como la de narrativa del historiador y la narrativa del político o entre la
intencionalidad del científico y la del historiador citando para este caso a Max Weber. Así pues, los
historiadores tratan de reconstruir críticamente el pasado y comprenderlo tal y como ocurrió sin
juzgarlo. Por ello en mi opinión creo que nosotros los historiadores mas que nadie cuando se nos
acusa de justificar un hecho o unos determinados actos por explicar sus causas, tenemos que
distinguir entre que dichas causas no lo justifican sino que lo explican y así podremos acceder mejor
a la realidad con toda su complejidad sin coacciones ni prejuicios de por medio. Además el
historiador, utiliza gran diversidad de fuentes tratando de comprenderlas en sí mismas y en el
contexto. Traslosheros nos plantea dos retos a la hora de hacer historia: el anacronismo, es decir
juzgar el pasado por los valores del presente y el teleologismo es decir, que todo lo que ha sucedido
en el pasado tiene sentido a partir del presente como si hubiera una justificación y una causalidad
predestinada. Del mismo modo por científico se entiende todo aquel productor de conocimiento, por
lo que incluye al historiador, la intencionalidad del científico es la búsqueda de interpretaciones
altamente probables y probablemente verdaderas. Tiene un compromiso con la verdad, lo consiga o
no ya que en las humanidades siempre serán aproximaciones. En cambio la intención del político
siempre será la consecución y conservación del poder para ejercer una dominación. Por lo tanto el
político no acude a la historia para hacer historiografía sino para reforzar dicha intencionalidad
política tratándose de una memoria selectiva donde son comunes el teleologismo y el anacronismo.
Por lo tanto no se puede ser político y científico, ya que en tal caso entraríamos en una
instrumentalización política de la ciencia. Dentro de estas categorías de análisis nos habla del
populismo autoritario que se trata de un régimen autoritario que apela al pueblo y que busca exaltar
los sentimientos de la población generando una narrativa que justifique lo que les conviene y cuyo
recurso favorito es la historia. Además en la narrativa política siempre hay una intencionalidad de
exaltación nacionalista. Para entender esto es necesario diferenciar entre patriotismo, amor a lo
propio, y nacionalismo que es un discurso político que crea una comunidad imaginada a la que se le
llama nación a partir de la exaltación de la misma y de la exclusión reafirmándose frente a esta
otredad. Se crea una ideología oficial y a quien no la siga se le criminaliza por “traidor”. A
continuación nos expone el caso de México como ejemplo y paradigma, ya aunque se trate de un
caso donde la instrumentalización política de la historia se ha dado de forma más pronunciada, lo
que sucede en México se puede aplicar a lo que ocurre en muchos países y abre la oportunidad de
reflexionar sobre este tema. Y advierte de la necesidad de la crítica a estas narrativas como
historiadores. En México hay un discurso que sigue esta estructura: Existencia de una época dorada
correspondiente con el mundo prehispánico, que este mundo ideal prehispánico se derrumbó por la
ocupación militar de España y que esa edad dorada debe ser restablecida por López Obrador. En su
discurso además se manifiesta ser antiespañol por necesidad y supuestamente pro indigenista. Este
discurso ha sido reforzado pausando las relaciones con España bajo el argumento de que sigue
saqueando a México a pesar de no tener evidencia económica, exigir que el rey pida perdón a
México y los críticos del gobierno se convierten en traidores que deben ser expulsados de la nación
mexicana encarnada por Obrador Todo esto obedece a una narrativa política donde vemos
claramente elementos de anacronismo y teleologismo. Como cita el País, López Obrador aseguró
que su Gobierno se va “a dar un tiempo” en las relaciones con España. Una ambigua declaración
que ha matizado un día después: “No se habla de ruptura sino de una protesta fraterna”. El
presidente de México volvió a poner sobre la mesa los nombres de firmas españolas como
Iberdrola, OHL y Repsol, de las que dijo: “Abusaron de nuestro país y de nuestros pueblos.” En
estas declaraciones vemos como usando un lenguaje populista apela a la supuesta defensa del
pueblo y hace alusión a la “fraternidad” como si se solidarizase con su pueblo al romper dichas
relaciones. Como recoge el periódico BBC News Mundo el presidente Obrador declaró que "Envié
una carta al rey de España y otra carta al Papa para que se haga un relato de agravios y se pida
perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos
humanos". Discurso que nos recuerda al de Abascal en declaraciones como: “Tenemos que
contribuir a la grandeza y a la libertad de nuestra patria” “España no se va a detener hasta
reconquistar su grandeza”, “Los inmigrantes llegan para robar a los españoles, a agredir a los
españoles”, "No vamos a quedarnos sentados en nuestras casas; animaremos a las movilizaciones y
enarbolaremos nuestra bandera, ésa que ustedes han arrojado al suelo y ésa que pisotean sus socios,
y no vamos a callar ante su colaboración con los narco-dictadores comunistas, con los
multimillonarios progres y con ETA". En este discurso vemos elementos de populismo, de un
nacionalismo que busca recuperar el pasado, y una búsqueda de exaltar el odio contra el otro dentro
y fuera de España, valiéndose también del uso de cabezas de turco con elementos xenófobos, así a
modo de ejemplo en la declaración "¿De dónde proceden los autores de los asesinatos machistas?
¿De qué nacionalidad son? ¿Tiene que ver con los problemas culturales de una parte de la
inmigración?" vincula de manera oportunista y sin ninguna base la violencia contra las mujeres con
la inmigración, a pesar de que otra de sus cabezas de turco es el feminismo con declaraciones
misóginas como las que siguen: "el feminismo nos quiere oprimir (al hombre)". "Se criminaliza a la
mitad de la población por su sexo con las leyes totalitarias de ideología de género","El aborto es
malo y hay que combatirlo. VOX quiere derogar las leyes del aborto", "no puede haber un solo euro
público para acabar con la vida", también ha expresado su intención de "derogar la ley contra la
violencia de género".
El profesor nos explica como se conforma la conciencia patriótica a través de un recorrido histórico.
Hay que tener presente que México no existía antes de la conquista, sino que se forma en los
sucesos de del siglo XVI y que la identidad se va a configurar dentro de la monarquía de España y
no en oposición. Partiendo de esto, en el s. XVI hay una búsqueda de una identidad indocristiana
que emprendieron los grandes cronistas de España sobre todo los franciscanos, agustinos, los
intelectuales indígenas, etc. En el s. XVII surge una narrativa nacionalista elaborada por las élites
indígenas y criollas donde se habla de la Primavera indiana y de la construcción de un presente
virtuoso dentro de la monarquía católica manifestado en cuestiones populares. En la segunda mitad
del s. XVIII se forma una ilustración novohispana que responde a una agresiva lustración europea y
que toma elementos del pasado clásico indígena. En la independencia triunfa la idea de que la
nación mejicana preexiste a la conquista española y que recupera su voluntad con la independencia.
Posteriormente se acude a una república confesional donde aparece una narrativa antihispanista y
donde se culpa a España de todos los problemas de la nación. Se resuelve de manera violenta con la
dictadura de Porfirio Diaz donde vemos elementos como rechazo al pasado, anti indigenista,
anticlerical, antiespañol que dará lugar a una profunda crisis. Posteriormente con la revolución
mexicana y el PRIM se crea un nacionalismo revolucionario populista y autoritario donde genera su
propio discurso recogiendo elementos del pasado. En 1997 hay una transición democrática. En 2018
gana López Obrador cuya intención explícita es la reconstrucción de la época dorada del
nacionalismo Mexicano, es decir de un estado autoritario.

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