Está en la página 1de 8

El Diccionario de uso del español, retomado por la Comisión Nacional de los

Derechos Humanos, describe al clasismo como “la defensa de la división de la


sociedad en clases. Particularmente, es una actitud de desprecio hacia los
individuos de clases sociales inferiores”.

El clasismo es un fenómeno histórico, en el que un individuo con una posición


social privilegiada mantiene actitudes superiores sobre un otro ‘inferior’ en
oportunidades.

Un ejemplo de esto lo podemos observar en el antisemitismo. La palabra


antisemitismo quiere decir prejuicio u odio a los judíos. El Holocausto, la
persecución y el asesinato auspiciado por el Estado de judíos por parte del
régimen nazi y sus colaboradores entre 1933 y 1945, es el ejemplo de
antisemitismo más extremo de la historia. En 1879, el periodista alemán Wilhelm
Marr originó el término antisemitismo, denotando el odio a los judíos, y a varias
tendencias políticas liberales, cosmopolitas e internacionales corrientes en los
siglos XVIII y XIX y frecuentemente asociadas con los judíos . Desde la Edad
Media en Europa, los judíos fueron víctimas de discriminación y persecución, a
menudo, por motivos religiosos. Los cristianos vieron la fe judía como una
desviación que debía ser combatida. Los judíos fueron, a veces, obligados a
convertirse, o se les prohibían ejercer ciertas profesiones. En el siglo XIX, la
religión desempeñó un papel menos importante. Y en su lugar, surgieron
pensamientos acerca de las diferencias entre las razas y pueblos. Así se originó
la idea que los judíos pertenecían a otro pueblo diferente que, por ejemplo, los
alemanes. Incluso si los judíos se convertían a la fe cristiana, continuaban siendo
"diferentes" debido a su línea de sangre.

Dado el proceso histórico de México, este fenómeno siempre se ha acompañado


del racismo, tal y como lo afirmó Beatriz Urías, del Instituto de Investigaciones
Sociales de la UNAM.

“El racismo que impera en el país está lleno de matices debido a que se constituyó
a partir de un fenómeno crucial que se inició en el siglo XVI –el mestizaje–, y que
adquirió diferentes significaciones a lo largo de la época moderna”, se lee en el
artículo ‘En México, racismo y clasismo se acompañan’ publicado por la UNAM.

Históricamente, México ha sido una sociedad profundamente dividida por clases


sociales. Durante el periodo colonial, la estructura social estaba claramente
jerarquizada, con los españoles en la cima, seguidos por los criollos, los mestizos,
los indígenas y los esclavos africanos. Esta jerarquía se mantuvo en gran medida
durante la época independiente, con la élite criolla asumiendo el control político y
económico del país.

Aunque la Constitución mexicana de 1917 reconoció formalmente la igualdad de


todos los ciudadanos ante la ley, la discriminación y el clasismo persistieron en
México. La desigualdad económica y la falta de oportunidades para las personas
de bajos ingresos y las comunidades indígenas siguen siendo problemas graves
en la actualidad.

En el caso de México el clasismo viene acompañado de estereotipos vinculados


con cuestiones raciales. Cómo bien lo menciona Víctor Hugo Villanueva: “El
clasismo racializado es una de las formas de discriminación que atenta en contra
de la dignidad humana y que tiene por objeto anular o menoscabar los derechos y
libertades de las personas, en un grado y amplitud que evidencia la participación
institucional por acción o por omisión, y su introyección en el conjunto de la
sociedad mexicana en como problemática que facilita la organización de la misma
en tanto es un dispositivo de control y disciplina en lo personal y colectivo para la
reproducción del sistema social”. (2018, p. 133).

De acuerdo a Salvador Rus y Francisco Arenas (2018) señalan que las oligarquías
que conoció Aristóteles, se habían establecido como una reacción contra una
democracia ateniense derrotada en la guerra del Peloponeso: La experiencia de
Aristóteles le llevó a considerar que el problema político fundamental era ordenar
la participación de los ciudadanos en el gobierno. En este contexto es muy
relevante el número de los que participan, porque si son muchos habrá que
establecer unas instituciones propias de la democracia, pero si son pocos, el
régimen instaurado será la oligarquía. (Rus y Arenas, 2018,p. 74).
Este clasismo se refleja en nuestra sociedad, pero también en nuestras leyes, se
plasma en un lenguaje creado de tal manera que, identifica determinada clase
social. Sin embargo, pese a los cambios de gobiernos e, incluso, del discurso
oficial que se difunde mediante el aparato ideológico del Estado –entendido como
el sistema educativo–, el clasismo perdura.

El modelo económico es determinante para el clasismo en México, debido a que la


desigualdad económica reafirma las clases sociales. La élite económica en México
es predominantemente mercantilista y de un origen heredado de la época colonial
(Nueva España). Derivado de esto, en la mayor parte de Hispanoamérica tenemos
un modelo basado en privilegios, es decir, en donde para algunos las leyes deben
de ser obligatorias mientras que para otros no. Aquí podría entrar el dicho que se
dice en el bajo mundo: “La cárcel es solo para los pobres y para los pendejos”.

La organización de la oligarquía de México va desde su comprensión hasta la


elaboración de una agenda en la economía, las leyes, la política y la ideología. La
economía para comprender qué modelo económico les conviene; las leyes para
saber qué legislación deben tener para verse beneficiados con alguna ley privada;
la política, porque si bien no todos incursionan directamente en la política, sí que
están enterados de qué político les conviene a sus intereses; mientras que, la
ideología es fundamental para la creación de una hegemonía cultural, la cual
permita el sostenimiento de las leyes e instituciones que les beneficie sus
intereses.

La característica central y decisiva del patrón eurocéntrico de poder es la


colonialidad. Ella consiste, básicamente, en la clasificación de la población del
mundo según la idea de raza emergida junto con América, en europeos o blancos,
y no-europeos, como en el caso de los nativos americanos, negros y mestizos,
como el marco y el piso de la distribución de las gentes, en torno de las relaciones
de poder, combinándolas con las relaciones de trabajo (Quijano, 2014).

Por otra parte, el color de piel a menudo era un indicador de una situación
socioeconómica, esto debido al sistema de castas. El sistema de castas se rige
sobre los principios del régimen racial y requiere de una serie de supuestos muy
bien definidos. Estas bases del sistema presuponen que la sociedad debe de
mantenerse dividida en clases bien definidas con base en el factor racial, con ello
asume de forma dogmática un determinismo para cada una de las razas,
manteniendo de forma vitalicia su puesto y rol dentro de la sociedad (Fyte citado
enVázquez Parra, Campos Rivas y Torijano Navarrete, 2017). Esta forma de
entender el mundo lo establecerían los españoles en los territorios conquistados
en América.

La Corona era el sol de la Nueva España, y acceder a sus rayos dependía de


lograr su favor, el cual tenía un nombre y un apellido, honor y privilegios,
verdadera sustancia de la condición de ser un vasallo, pero no dependía tanto de
la habilidad del individuo para ascender por la escala social. Era la sangre, la
legitimidad de nacimiento y la corporación socialmente asignada los elementos a
partir de los cuales se consideraba el honor y privilegio de un vasallo. La condición
de ser español podía colocar al sujeto entre las más altas jerarquías sociales y,
eran españoles, aquellos peninsulares, pero también los criollos y mestizos. Sin
embargo, el peninsular se esforzó en tachar de inferior al criollo por su condición
de natural de las Indias. Por ello, el honor y privilegios, algo tan preciado para la
sociedad de la época, quedó relativamente vedado a los españoles americanos
por la vía de los cargos públicos superiores (Traslosheros, 1994). Estas
desigualdades entre españoles se profundizaron con las reformas borbónicas.

El clasismo en México se encuentra correlacionado con el racismo por razones


históricas, que datan de la conquista española. Las relaciones entre los nativos
americanos y los españoles fueron diferentes, porque en muchos casos se dieron
en forma de sumisión sobre los pueblos conquistados mediante las encomiendas
y, en otros casos, fueron buenas relaciones manifestadas en alianzas.

El clasismo también se mantiene debido a una herencia cultural de Roma,


civilización caracterizada por no ser racista, pero si muy marcada en las
desigualdades entre las clases sociales. Al mismo tiempo, se tiene una herencia
de España, país del cual México hereda no sólo el clasismo, sino la relación entre
el clasismo y el color de piel, representado en el sistema de castas del Virreinato
de la Nueva España.

Finalmente, la ideología es el otro factor del mantenimiento del clasismo en


México, junto al de la religión, la cual brinda una serie de valores y principios. Para
la religión y la ideología sería clave la iglesia católica y las universidades. Tales
aparatos ideológicos del Estado permitieron el surgimiento de movimientos como
el sinarquismo, un ejemplo de la defensa de la visión tradicional propia del
virreinato de la Nueva España y de la religión católica, así como la defensa del
statu quo, que es herencia del clasismo y el sistema de castas del Virreinato de la
Nueva España.

Mientras que la teología de la liberación, que parte de la religión católica y tiene


una visión igualmente clasista, se caracteriza por su confrontación, en búsqueda
de la justicia social. Tal visión llevó a varios devotos católicos a las guerrillas del
siglo XX, especialmente aquellos que simpatizaban con movimientos socialistas.
Las relaciones y conformaciones enunciada anteriormente se pueden resumir
mediante la figura 1.

La oligarquía en México, pese


a ser una minoría, ha
conseguido de manera
organizada, bajo un modelo
económico, el mantenimiento
de la herencia cultural, la
religión e ideología. El
sostenimiento del clasismo les permite conservar sus privilegios. México heredó el
clasismo vinculado con el color de piel del Virreinato de la Nueva España, en
específico, del sistema de castas. El cual, pese a que ya no existe el sistema de
castas, aún perduran sus prejuicios y estereotipos.

Uno de los procesos que ayudan a que las personas rechacen la implementación
de estas políticas redistributivas es la percepción deshumanizada de los individuos
o grupos que tienen un estatus socioeconómico más bajo (i.e., pobres) en nuestra
sociedad. A este respecto, la evidencia empírica previa ha mostrado que existe
una tendencia a percibir a las personas de clase social baja como menos
evolucionados y más cercanos a los animales (i.e., deshumanización animalística;
Loughnan et al., 2014). Esta deshumanización de las personas de clase social
baja se asocia con un menor apoyo a políticas públicas y redistributivas como
consecuencias de considerar que la pobreza de dichos grupos viene determinada
en gran parte por su irresponsabilidad a la hora de gestionar su economía (i.e.,
maximización de las atribuciones internas sobre las causas de la pobreza), a la
vez que se minimiza la influencia de las crisis económicas o las limitaciones
contextuales (i.e., minimización de las atribuciones externas sobre las causas de
la pobreza; Sainz et al., 2020).

Un ejemplo de esto lo podemos ver con los “whitexican” con sus frases como:

“El pobre es pobre porque quiere”, “Mi muchacha es como parte de la familia”,
“esto es super tercermundista”, “¿sabías que tengo descendencia europea?” o
“eso es clasismo a la inversa”.

A este respecto algunas variables ideológicas como, por ejemplo, el clasismo


(Jordan et al., 2020) promueven una visión de la sociedad jerarquizada que
favorece el rechazo a las políticas redistributivas. El clasismo hace referencia a un
conjunto de actitudes negativas hacia los grupos de clase social baja o pobres.
Estas actitudes se pueden manifestar de manera más hostil, a través de una
evaluación extremadamente negativa de las personas pobres a quienes se
desprecia y a quienes se les considera como personas incompetentes, inmorales
o con tendencia al consumo de sustancias. Así como también se puede manifestar
de manera más paternalista, a través de una evaluación condescendiente de las
personas de clase social baja a las que se les considera como seres inferiores sin
capacidad para gestionar su propia vida y que deben estar bajo el control estricto
de terceros o de instituciones quienes guíen cómo deben comportarse. Ambas
manifestaciones o subfactores de las actitudes clasistas tienen consecuencias
negativas. En concreto, las personas que se adhieren a esta ideología clasista
consideran que las diferencias socioeconómicas entre los grupos reflejan
diferencias naturales entre los mismos, por lo que justifican que aquellos grupos
que se encuentran en la parte inferior de la jerarquía social merecen su situación
desaventajada.

En base a estas evidencias considero que las actitudes clasistas pueden actuar
como un antecedente de la deshumanización de las personas de clase social baja
y el mantenimiento de la desigualdad.

Finalmente, la tendencia a culpar a los pobres por su situación (i.e., atribuciones


internas) predice que las personas rechacen el apoyo a políticas redistributivas
que buscan compensar la situación de desventaja de las personas de clase social
baja.

En definitiva, el presente trabajo presenta evidencia del papel que tiene el


clasismo en el mantenimiento de la desigualdad socioeconómica al generar la
deshumanización de las personas de clase social baja y rechazar las políticas
públicas destinadas a ayudar a estos grupos.

Fuentes consultadas:

Sainz, M., & Jiménez-Moya, G. El efecto del clasismo hostil en la desigualdad económica en México: el rol mediador de la
deshumanización.

https://www.buzzfeed.com/mx/soyfurrr/frases-de-whitexican

http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2145-48922012000100002

https://www.myt.org.mx/tolerancia_url/racismo-clasismo

https://www.researchgate.net/profile/Erik-Geovany-Gonzalez-Cruz/publication/
359055116_La_organizacion_como_espacio_de_poder_y_desigualdad/links/62257da884ce8e5b4d0cd6cc/La-organizacion-
como-espacio-de-poder-y-desigualdad.pdf#page=126

https://conferenciaclacso.org/programa/resumen_ponencia.php?&ponencia=Conf-1-723-27530&eje=3

https://www.congresosinaloa.gob.mx/comunicados/racismo-y-clasismo-problemas-vigentes-en-mexico-denuncian-activistas/

https://plumasatomicas.com/explicandolanoticia/cual-es-el-detras-del-clasismo-en-mexico-esta-es-la-historia-y-el-
significado/

https://www.iis.unam.mx/blog/cual-es-el-detras-del-clasismo-en-mexico-esta-es-la-historia-y-el-significado/

https://www.annefrank.org/es/ana-frank/en-foco/por-que-odiaba-hitler-los-judios/

https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/antisemitism
https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2022-01/Concepto_Clasismo.pdf

También podría gustarte