Está en la página 1de 28

SI ESTÁS RECIBIENDO GRATUITAMENTE ESTE

MATERIAL DEBES SABER QUE ESTÁS LEYENDO UNA


TRADUCCIÓN NO OFICIAL REALIZADA POR PERSONAS QUE
BUSCAMOS AYUDAR POR ESTE MEDIO A PERSONAS QUE
POR UNA U OTRA RAZÓN NO PUEDEN DISFRUTAR DE
MARAVILLOSAS CREACIONES COMO ESTA.

NINGUNO DE LOS MIEMBROS QUE PARTICIPAMOS DE


ESTA TRADUCCIÓN RECIBIMOS O RECIBIREMOS
COMPENSACIÓN ALGUNA POR ESTE TRABAJO, SALVO QUE
ESTA SEA DE TU AGRADO, QUE CONOZCAS A LA AUTORA,
SU TRABAJO Y DE ESTAR EN POSIBILIDAD DE HACERLO,
ADQUIERAS EL MATERIAL EN SUS FORMATOS OFICIALES.
ESTE ES UN TRABAJO CONCEBIDO SIN FINES DE LUCRO, Y
ESTÁ PROHIBIDA LA VENTA DEL MISMO.

SI QUIERES SEGUIR LEYENDO MÁS LIBROS COMO ESTE


DE MANERA GRATUITA EN TU IDIOMA, TE INVITAMOS A NO
DELATARNOS.

NINGÚN TRABAJO REALIZADO POR UN FORO DE


TRADUCCIÓN ES OFICIAL O RECONOCIDO Y AVALADO. CON
ESTE MATERIAL NO BUSCAMOS QUE LAS VENTAS DEL
AUTOR BAJEN, RECUERDA QUE SI ELLOS PIERDEN TODOS
PERDEMOS AL NO RECIBIR HISTORIAS TAN HERMOSAS;
NUESTRO OBJETIVO ES QUE DISFRUTES LA HISTORIA Y
CUANDO LLEGUE A TU CIUDAD O TENGAS POSIBILIDAD DE
ADQUIRIRLO EN FÍSICO O DIGITAL, LO HAGAS, COMO
MUCHOS DE NOSOTROS HACEMOS TRAS LEER NUESTRAS
TRADUCCIONES.

¡FELIZ LECTURA!
2
Página
K
irsty Moseley nació en Hertfordshire, Inglaterra. En el 2000, se
mudó a Norfolk, fue allí donde conoció a su esposo, Lee. Él es
su mayor partidario, y no estaría donde está hoy sin su aliento
y su apoyo infinito. Él es su inspiración detrás de la mayoría de sus
protagonistas masculinos. Ella siempre trata de llevar un poco de él a
algún lugar, ya sea su amabilidad, desinterés o solo su capacidad para
hacerla sentir atesorada.

En 2005, fue bendecida con el nacimiento de su hijo. Él es, y


siempre será, lo mejor que ha hecho en su vida. Es una mamá muy
orgullosa.

Sempre ha estado interesada en escribir, pero después del


nacimiento de su hijo, accidentalmente se encontró con un sitio de
escritura amateur. Después de un par de meses de solo leer allí,
finalmente reunió el coraje y publicó una de sus historias. Se sintió
sorprendida y abrumada por el apoyo de los lectores que estaban allí y
ellos le dieron la confianza para llegar a donde está hoy.
3

En abril del 2012, auto editó su primera novela:


Página

The Boy Who Sneaks in my Bedroom Window.


C
uando entré al dormitorio, me detuve en seco y me quedé
sin aliento. Amber se encontraba allí de pie, vestida con
tan solo un sujetador de encaje y bragas a juego. Estaba
de espaldas a mí, su cabello recogido hábilmente en un peinado de
aspecto fácil que sabía que a su estilista en verdad le había llevado
horas lograrlo. Mi respiración se escapó en un largo gemido a medida
que mis ojos la recorrían: desde su nunca donde anhelaba presionar mis
labios; siguiendo hacia la deliciosa curva de su trasero; y hacia sus
tonificadas piernas de bailarina. Cada centímetro de ella aún me
excitaba tanto como cuando nos conocimos diez años atrás. A los
dieciséis, Amber había sido una chica tímida y hermosa que alteraba mi
cerebro con lujuria y amor. A los veintiséis, Amber era una mujer fuerte,
hermosa y asombrosa que me hacía sentir como si fuera el tipo más
afortunado del mundo… ¡y todavía se las arreglaba para alterar mi
cabeza con lujuria!

Después de todo este tiempo, todavía tenía el poder de


hipnotizarme y sorprenderme.

Estaba hablando por celular.

—Pero todo está bien, ¿cierto? ¿El proveedor de catering tiene


todo a la mano? ¿Colocaron la cubierta sobre la alfombra para que la
gente no se empape? ¿Recibieron números finales al final? Bueno, si ya
no van a asistir, pídeles que eliminen los lugares en la mesa y que
muevan todo para que no parezca como si faltaran un par. No, vi la
prueba de sonido esta mañana, ella está lista.

Sonreí, apoyándome contra el marco de la puerta, tan solo


observándola mientras ordenaba todo para esta noche, tomando las
riendas, organizando todo con una facilidad que yo probablemente no
tendría nunca en mi vida.
4

—Está bien, Bethany, será mejor que termine de arreglarme. Estaré


Página

ahí pronto. —Terminó la llamada y como si me sintiera allí, mirándola,


miró por encima de su hombro y se dibujó una pequeña sonrisa en sus
labios—. Oh, hola.

—Hola —respondí, mordiendo mi labio mientras una ola de deseo


se apoderaba de mí. Mis ojos la bebieron con avidez—. Si este es tu
atuendo para la noche, entonces definitivamente estoy presente.

Su sonrisa creció y al volverse, su redondo vientre apareció ante mi


vista. Sonreí ante mi muy embarazada esposa. Desde atrás, ni siquiera
podrías saber que estaba embarazada de ocho meses, pero de perfil o
de frente lucía como si se hubiera tragado una pelota de playa.

Sus ojos me recorrieron, como había hecho yo con ella, y sus labios
se hundieron en su labio inferior.

—Vaya, Liam, luces…

Bajé la mirada hacia el costoso esmoquin que me había regalado


alguna compañía de trajes para que usara especialmente esta noche.

—Me siento como un verdadero idiota con un corbatín —admití,


levantando la mano para tirar de este otra vez. Vestirme así no era lo
mío, pero era necesario en ocasiones.

—No lo jales —me regañó, acercándose a mí. Donde su vientre era


tan grande, golpeó suavemente el mío cuando se estiró y enderezó mi
corbatín de nuevo—. Te ves tan guapo. —Sacudió su cabeza y dejó
escapar un suspiro—. ¿Por qué tienes que lucir tan malditamente guapo
siempre? —Su mano rozó mi pecho, alisando la solapa de mi traje, su
cabeza inclinándose hacia arriba, sus ojos grises verdosos
encontrándose con los míos. Sonreí, bajando mi cabeza y atrapando sus
labios para un rápido beso mientras mis manos se deslizaban alrededor
de su cintura, tirando de ella imposiblemente cerca de mí.

—¿Por qué no estás vestida? —pregunté, moviendo mis ojos al reloj


en la pared. Teníamos que salir en treinta minutos. Generalmente, ella
era más organizada y, normalmente, estaba vestida y lista antes que yo.

Gimió, bajando la mano y pasando sus ojos sobre su vientre y luego


por sus costados y sus muslos.

—Tengo comezón otra vez. Es como si tuviera hormigas bajo mi piel


5
Página

—se quejó, haciendo un puchero mientras se apartaba y se dirigía al


armario, agachándose torpemente alrededor de su vientre y sacando
un par de sandalias negras de tiras—. Me voy a vestir en el último
minuto. ¿Quién tocó la puerta?

Sonreí y levanté una ceja engreída.

—Comidas por Uber. —Estiré la mano hacia atrás, recogiendo la


caja de la cómoda en el pasillo donde la había escondido—. Y el
premio al esposo del año es para… —bromeé, antes de blandir la caja
de pizza con un ademán de mi otra mano.

Los ojos de Amber se agrandaron y dejó escapar un gemido de


lujuria.

—Oh, Dios mío. —Su mirada hacia la pizza estaba tan llena de
deseo que no pude evitar sonreír entre dientes.

—Hubo un tiempo en el que solías mirarme así —bromeé, haciendo


un puchero, fingiendo estar herido.

Resopló una carcajada y encogió un hombro.

—Oh, todavía te miro así, confía en mí, especialmente usando este


esmoquin; pero primero la pizza. ¡Dame! —Extendió sus manos, una
emoción brillando en sus ojos que solo podría recibir una pizza de piña,
aceitunas negras y anchoas. Sus antojos eran una locura, en especial
últimamente. No había dejado de hablar de esta pizza en todo el día.

Caminé y dejé la caja al pie de la cama.

—Siéntate y come. Vas a estar de pie mucho rato esta noche y no


quieres que se te hinchen los pies otra vez. ¿Todavía te duele la
espalda? —Me senté en la cama, deslizándome hacia atrás y
palmeando el espacio entre mis piernas, haciendo un gesto con mi
cabeza para que viniera y se sentara.

—Me está matando —respondió, trotando hacia mí


obedientemente, tomando el lugar entre mis piernas y levantando la
tapa de la caja. Cuando sacó la primera rebanada de la pizza de
apariencia desagradable y le dio un mordisco, dejó escapar un suave
gemido de placer que hizo que mi polla se retorciera. Bajé las manos,
comenzando a masajear la parte baja de su espalda en círculos
concéntricos—. Dios, está tan buena —gimió, presionándose más contra
6
Página

mí—. Sabes que de verdad eres el mejor esposo en el mundo, ¿cierto?


—murmuró mientras comía un bocado queso y masa.
Agachando mi cabeza, presioné mis labios en la base de su
garganta.

—Eso dices siempre —respondí, besando su piel suavemente—.


Ángel, ¿estás segura de que estás bien para ir esta noche? La gente lo
entenderá, sabes. Podríamos quedarnos en casa. Nos prepararé un
baño. Luego podríamos terminar de ver You en Netflix. ¿Frotaré tu
espalda un rato más y podríamos acostarnos temprano?

Gimió y volvió su cabeza, mirándome directamente a los ojos.

—Me encantaría hacer eso; suena como el paraíso, pero no


puedo. He estado planeando este evento durante todo el año. No
puedo sacármelo de encima solo porque estoy embarazada. No estoy
enferma. —Lucía un poco decepcionada por estarse negando.

—Lo sé, pero estás muy embarazada, Ángel.

Levantó una de sus cejas.

—¿Piensas que no lo sé? —respondió sarcásticamente mientras


dejaba caer en la caja la corteza de la rebanada que estaba
comiendo y se arrodillaba, volviéndose hacia mí. Pasó una pierna por
encima de la mía, sentándose a horcajadas, su trasero presionando mi
entrepierna de una manera agonizantemente placentera. Sus brazos se
enroscaron alrededor de mi cuello mientras su nariz rozaba la mía
juguetonamente—. Pero si juegas bien tus cartas, puede que te deje
frotarme la espalda y acostarnos temprano cuando lleguemos a casa.
—Bajó su cabeza, sus dientes mordiendo mi barbilla en un movimiento
que nunca fallaba en excitarme. Su cuerpo hinchado se presionó
contra el mío y el concepto de “acostarnos temprano” se volvió
perfectamente claro.

—Joder, Ángel —gemí cuando su peso cambió en mi regazo,


haciendo que nos frotáramos juntos en lugares deliciosos. El calor de su
cuerpo palpitaba en mí a montones, haciendo que mi piel se erizase
mientras mis entrañas se apretaban con lujuria y mis bolas se tensaran.
Con cuidado de no arruinar su cabello, agarré su nuca y guie su rostro
hacia el mío, besándola apasionadamente, deleitándome con el
gemido entrecortado que produjo cuando el beso se profundizó y su
7

cuerpo se aflojó contra el mío.


Página

Treinta minutos, tenemos tiempo…


Cuando su teléfono volvió a sonar, gimió y se apartó, mirándome
como disculpándose.

Puse los ojos en blanco juguetonamente, luchando contra una


sonrisa.

»Adelante, esa será Bethany con otro problema donde ella te


necesita a ti la Mujer Maravilla. Todavía estaré aquí y caliente como la
mierda esta noche cuando lleguemos a casa.

Sonrió, inclinándose hacia adelante para presionar su frente contra


la mía.

—Te recordaré eso —respondió, besándome otra vez suavemente,


solo una vez, antes de levantarse para ir a responder, llevándose la caja
de pizza con ella.

C
uando nuestro conductor, Laurence, llevó nuestro
automóvil al carril designado afuera del evento, mi corazón
comenzó a acelerarse.

—Oh, mierda, ¿y si esta noche apesta totalmente y nadie gasta


dinero? —Me preocupé, llevándome la mano a la boca, a punto de
morderme las uñas antes de recordar que las tenía recién arregladas
específicamente para esta noche.

Liam apretó suavemente mi rodilla.

—Ángel, no hay manera de que eso suceda. Esto va a estar genial.


Te has ocupado de todo; tú y Bethany han pensado y planeado cada
pequeño escenario. Nada va a salir mal.
8
Página

Me mordí el labio y me volví a mirarlo.


—Estoy tan nerviosa, me siento enferma.

Su sonrisa de respuesta fue hermosa, y calmó un poco mi corazón.

—Eso solo demuestra cuánto te importa. Pero honestamente, este


evento va a ser increíble. Estoy tan orgulloso de ti; lo sabes, ¿verdad?
—extendió la mano y apartó un rizo suelto de mi rostro, mirándome
directamente a los ojos, mostrándome la verdad de sus palabras.

Sonreí y asentí.

—Lo sé. —Y lo sabía. Liam expresaba sus sentimientos


abiertamente. Después de diez años de estar con él, podía leerlo como
un libro.

Él sonrió con esa sonrisa descarada que amaba hasta la muerte.

—Esta noche va a ser genial. Tienes algunos artículos increíbles en


venta, ¿quién no querría comprarlos? Yo sé que estoy ofertando en el
viaje a París. Y, además, tienes bebida gratis de barril. Vamos a poner a
estos perdedores tan borrachos que gastarán todo su dinero —bromeó.

Levanté una ceja escéptica.

—El viaje a París, ¿en serio? Sabes que es para las entradas de la
semana de la moda en París…

Él se burló y agitó una mano desdeñosa.

—¡Que se joda la semana de la moda, Disneyland París, nena!

No pude evitar reírme porque sabía que lo decía en serio. Liam


todavía era un niño de diez años cuando se trataba de parques
temáticos y montañas rusas.

Cuando el auto se detuvo y un hombre en un traje elegante abrió


la puerta desde el exterior, contuve la respiración y observé a Liam que
salía antes de girarse para ofrecerme una mano. Deslicé mi mano en la
suya, notando lo estable y calmado que estaba, tratando de hacer
coincidir mi comportamiento con el de él mientras intentaba salir con
tanta gracia como mi barriga embarazada de ocho meses y medio lo
permitía.
9
Página

A mi izquierda, podía escuchar el clic de las cámaras de la prensa


sensacionalista y las revistas que habían acudido al evento para
fotografiar a las celebridades que llegaban a la alfombra roja. No miré.
En cambio, miré hacia el cielo y en silencio envié una oración para que
esta noche fuera según lo planeado. Liam tenía razón, esto era
importante para mí. Este era mi primer evento para recaudar fondos
que había planeado para la organización benéfica de la que era
embajadora: Cielo Seguro.

Cielo Seguro, era una causa cercana a mi corazón porque


ayudaba a las víctimas de abuso doméstico y sexual, especialmente a
los niños. Les daba un lugar para ir cuando las cosas se ponían difíciles,
ayudaba a las familias a escapar de las relaciones abusivas. Les daba
un nuevo comienzo en la vida y el apoyo y la confianza que
necesitaban para seguir adelante y avanzar. Algo que tan
desesperadamente necesité cuando era joven. Si hubiera sabido sobre
Cielo Seguro en ese entonces, las vidas de Jake y mía podrían haber
sido muy diferentes. Si podía ayudar a una niña o un niño a salir de la
relación abusiva en la que estaban atrapados, mi vida estaba bien
aprovechada. Y la caridad ayudaba a miles de ellos, miles de familias
necesitadas, como nosotros, cada año.

Miré a Liam mientras agitaba la mano con un saludo a la gran


multitud que se había reunido en el borde de la alfombra roja por la que
teníamos que desfilar. El volumen de gritos y chillidos subió y sonreí con
orgullo. Todos querían un pedazo de Liam James, extraordinario jugador
de hockey y completamente sexy, especialmente esta noche en ese
traje. ¡Santo infierno, incluso yo quería gritar y lanzarle mis bragas! La
celebridad de Liam crecía año tras año, al igual que las impresionantes
estadísticas y el valor neto. Ahora, después de completar un traslado a
los Rangers de Nueva York hace un par de años y ser el rostro de la
nueva fragancia de Giorgio Armani, era más popular que nunca. Lo
que a su vez significaba que nosotros, como la “pareja dorada”, éramos
más populares que nunca. Me esforcé al máximo por pelear contra la
celebridad al principio, pero después de un par de años me di cuenta
de que la atención no iba a desaparecer, así que la acepté y decidí
que usaría la plataforma en la que me habían puesto para bien.

Sin embargo, esta noche era algo muy fuera de mi zona de


confort. Esta noche era una cena baile con una subasta para recaudar
10

fondos para la organización benéfica, y yo era la única responsable de


Página

cada parte de ella, desde la obtención de los artículos para la subasta


hasta la ropa de mesa. Si esto salía mal, estaba totalmente en mí. Este
no era exactamente mi trabajo diario, así que estaba bien y
verdaderamente en aguas desconocidas aquí con esta aventura. Solo
esperaba que nos hubiéramos preparado lo suficiente y que el evento
recaudara un montón de dinero para la organización.

»¿Estás bien, Ángel? Estás pensando en algo con horrorosa fuerza


—dijo Liam, acercándose a mí y envolviendo su brazo libre alrededor de
mi cintura, sus ojos se encontraron con los míos.

Me relajé mientras miraba esas piscinas azul cielo, ojos que


felizmente miraría por el resto de mi vida.

—Estoy bien —mentí, forzando una sonrisa.

Su sonrisa de marca hizo una aparición cuando sus ojos viajaron a


lo largo de mí, sus dientes se hundieron en su labio inferior.

—Sí lo estás. Jodidamente bien. —Liam todavía era un maldito


coqueto, incluso después de todos los años que habíamos estado
juntos. Me miraba como si fuera un bocadillo la mayor parte del tiempo,
me hacía sentir increíblemente sexy y segura. Mientras sonreía, agachó
la cabeza y presionó sus labios contra los míos, sorprendiéndome. La
multitud a la izquierda, tanto camarógrafos como transeúntes, hizo más
ruido. Después de un beso suave y casto que se sintió como cualquier
cosa excepto porque evocaba sentimientos dentro de mí que se
agitaban y chisporroteaban, se echó hacia atrás y puso su frente en la
mía—. Te amo. Vamos a romper la mierda de esta recaudación de
fondos. Y, por cierto, estoy ganando ese viaje a París.

Me reí entre dientes, apretando su mano con más fuerza.

—Sabes que puedes reservar un viaje a Disneyland sin hacer una


oferta en este viaje de la semana de la moda, ¿no? ¿Sabes cuánto vale
el paquete?

—Supongo que vale la pena cada maldito centavo. —Se encogió


de hombros despreocupadamente y tiró de mí hacia la alfombra roja y
la multitud de personas que gritaban desesperadas por tomarse una
selfie con uno o ambos.
11

Nos tomó más tiempo de lo que pensaba caminar por la alfombra


roja. Había muchos fans pidiendo nuestra atención; muchas chicas
Página

jóvenes mirando a Liam como si estuvieran a punto de desmayarse, una


vez más, no es que yo pueda culparlas. Quiero decir, ¿mencioné el
esmoquin?

Para el momento en que habíamos hecho lo que parecía un millón


de selfies y autógrafos, finalmente llegamos al final de la alfombra
donde estaba la prensa. Posamos conforme a cómo nos instruyeron y
sonreí cuando las cámaras se encendieron sin parar. La mano de Liam
se apoyó en mi espalda como apoyo todo el tiempo. Su orgullosa
sonrisa cuando me miró hizo que mi corazón palpitara. Él también
odiaba el lado famoso de nuestra vida, pero ambos sabíamos que era
parte de su trabajo. Además, cuanta más atención podamos traer esta
noche, mejor será para la organización benéfica.

—¡Ámber! Amber, ¿una palabra rápida? ¿Liam? Miré por encima


para ver a una reportera saludando frenéticamente por nuestra
atención, extendiendo un micrófono. Era Jennifer, que me había
entrevistado varias veces para su espacio de entretenimiento. Me
gustaba bastante en cuanto a la prensa. Ella no era una de las
entrometidas, agresivas.

Sonreí y me detuve.

—Hola, Jennifer.

Ella sonrió con orgullo.

—Hola, Amber. Gracias por detenerte para hablar conmigo.

—Por supuesto. —Me encogí de hombros y el brazo de Liam se


deslizó alrededor de mi cintura, su costado una presencia
tranquilizadora contra la mía. Mi roca.

—Hola, Liam —saludó, antes de volverse hacia mí—. Te ves


impresionante, por cierto —dijo, mirándome—. ¿Puedo preguntar a
quién llevas esta noche?

Pasando mi mano sobre mi hermoso vestido gris pizarra, lo miré y


sonreí. Era un vestido impresionante, equipado en la parte superior con
una capa de manga corta de gasa / malla adornada con lentejuelas y
cristales para darle un poco de brillo. Justo debajo de mi busto había
12

algunos cristales gruesos que se extendían a cada lado, acentuando


perfectamente mi vientre, pero el ajuste holgado también lo estaba
Página

adelgazando al mismo tiempo.


—Es hermoso, ¿no? Está hecho por una nueva y prometedora
diseñadora llamada Jellie. Es una diseñadora que actualmente trabaja
en su tienda en Poconos, pero confía en mí, sus diseños son increíbles.
Ella hizo esto por mí después de que no pude encontrar nada que se
adaptara a mi creciente vientre.

Miré a Liam para ver que me estaba sonriendo con orgullo y su


mano se extendió para acariciar suavemente mi vientre.

—¡Supongo que es difícil encontrar algo que se ajuste ahora que


estás embarazada! ¿Cuánto tiempo queda ahora? —preguntó Jennifer,
presionando el micrófono hacia mí nuevamente.

—Solo dos semanas hasta la fecha.

—Bueno, te ves increíble. Estás resplandeciente —respondió ella.

Me reí y me encogí de hombros.

—No estoy segura de resplandeciente. Probablemente sea solo un


sudor nervioso y agotado.

Eso la hizo reír.

—¿Alguna noticia exclusiva que quieras compartir conmigo y con


los espectadores sobre el sexo del bebé o algún nombre potencial?
—Una de sus cejas se alzó y sus ojos brillaron de emoción, sus labios se
fruncieron, esperando con gran expectación.

Abrí la boca para hablar y decirles que no, pero Liam llegó primero,
inclinándose hacia el micrófono.

—¿Nadie me va a decir que me veo impresionante y preguntarme


a quién visto esta noche?

—Ah, esa pregunta generalmente está reservada para las damas


—respondió Jennifer, riendo.

Me reí entre dientes y me volví un poco más hacia él, envolviendo


mis brazos alrededor de su cintura. Podía sentir el músculo duro, tenso
por debajo.
13

—Te ves impresionante, sin embargo —confirmé.


Página

Me miró y me guiñó un ojo.


—Ayy gracias, Ángel.

Hablamos un poco más, las preguntas sobre quién iba a asistir esta
noche, algunas sobre la organización benéfica, por qué quería afrontar
este evento y otras preguntas que despertarían una gran conciencia de
la organización antes de disculparnos diciendo que tenía que revisar el
resto de los preparativos en el interior.

Cuando entré al evento, Bethany se acercó deslizándose. Se veía


impresionante con un vestido rosa pálido que se ajustaba a todos los
lugares correctos y se ajustaba perfectamente a su tez cremosa pálida.
Su corto cabello rubio estaba elegantemente desordenado en su
habitual corte de duendecillo, enmarcando su hermoso rostro.

—Amber, oh Dios mío, ¡esto es tan emocionante! ¡No puedo creer


que esta noche por fin haya llegado! —Se ruborizó, inclinándose y
colocando un beso de saludo en mi mejilla.

Sabía cómo se sentía. Bethany, mi asistente personal, y yo


habíamos planeado este evento por casi un año; había sentido que
nunca iba a llegar. Eché un vistazo alrededor del salón de baile, viendo
las hermosas mesas, flores y regalos de mesa dispuestos para cada
persona. Las botellas de vino y champán en cada mesa, diseñadas
para ayudar a las personas a compartir su dinero. En el escenario, la
banda ya estaba preparada para proporcionar el entretenimiento para
la noche. A la derecha, la mesa con todos los artículos de la subasta se
exhibía a la perfección, invitando a la gente a participar con una
exhibición atractiva que era como un festín visual.

—Bethany, este lugar se ve increíble —casi susurré, mis ojos picaban


con lágrimas que no quería traer en caso de que arruinaran mi
maquillaje.

Ella sonrió con orgullo y se mordió el labio, mirando también a su


alrededor.

—No fui solo yo. Hiciste la mayor parte esta mañana —respondió.

Solté una carcajada y negué con la cabeza.


14

—Estoy tan embarazada que apenas puedo ponerme mis propios


zapatos. Todo lo que hice esta mañana fue señalar y decirle a la gente
Página
dónde poner las cosas. Esto es todo tuyo —le aseguré, extendiendo la
mano y tomando la suya, dándole un apretón agradecido.

Ella se mordió el labio, sus ojos brillaron ante la alabanza.

—Oye, ¿todo bien, amigo? —dijo Liam, llamando mi atención.

Me giré en la dirección que él estaba mirando, viendo a mi


hermano Jake, con una copa de champán en la mano, mientras
caminaba hacia nosotros. Estaba vestido de manera impecable, sus
ojos muy abiertos y emocionados. Luché contra una sonrisa.

—¡Hay tantas celebridades aquí! ¡Acabo de ver a una de las


Kardashian! —Prácticamente se puso nervioso.

Liam le dio a mi hermano una sacudida de mano y yo puse los ojos


en blanco.

—Oh, hombre, Jake, ¿quién te invitó? —bromeé, levantando mi


nariz.

Sonrió y lanzó su brazo alrededor de Bethany.

—Ligar con una de las organizadoras tiene sus ventajas.

Bethany se puso un poco rosa para combinar con su vestido y el


brazo de Liam se posó sobre mis hombros.

—Sí, lo hace. Un montón de ventajas —estuvo de acuerdo, riendo y


agachándose para plantar un suave beso en mi frente.

Jake nunca había cambiado. Había crecido mucho en los últimos


años, pero seguía siendo el mismo hermano tonto, sobreprotector,
atento, amable y coqueto que amaba hasta la muerte. Él había puesto
su mirada en mi asistente Bethany, tan pronto como la había visto. Se
había estado quedando en nuestra casa desde unos ocho meses,
visitándonos durante la semana durante el verano cuando mi asistente
había venido para una parrillada relacionada con el trabajo. Jake le
había lanzado una de sus sonrisas de marca registrada y ella estaba
acabada. Las cosas iban tan bien para ellos que incluso sentó cabeza y
se mudó de Boston, donde vivía, a Nueva York para poder estar más
15

cerca de ella. Tenía que admitir que la pareja era adorable, y no podría
haber pedido una chica más agradable para salir con mi hermano. Se
Página

merecía a alguien agradable como ella, y los dos parecían


enamorados. Otro aspecto positivo de su relación: el hecho de que él
se mudara aquí para estar más cerca de ella significaba que yo
también lo veía más a menudo. Después de que Liam había transferido
equipos desde Boston a Nueva York hace un par de años, había visto
menos a mi hermano y no me gustaba. Tampoco le gustaba a Liam,
quien se había quejado de la amistad a larga distancia con su mejor
amigo casi a diario.

—Jake, vamos por algo a la barra libre. Necesito un trago —dijo


Liam, señalando a la barra en la parte trasera de la habitación que se
estaba llenando lentamente de cuerpos ataviados con sus trajes más
hermosos. Liam se volvió y me sonrió—. Respira, relájate, disfruta. Todo
va a estar perfecto. —Tomó mi rostro, inclinando suavemente mi cabeza
hacia atrás mientras su boca presionaba contra la mía en el más suave
de los besos, tan suave que casi dolía mi corazón. Mi amor por él era
abrumador en ocasiones. Todavía me hacía sentir como la chica más
afortunada.

La noche no podría haber sido mejor en mi opinión. La cena estuvo


deliciosa. Incluso había tenido tres porciones de pastel de chocolate
para el postre: robadas tanto de Liam como de Jake, para su mucho
desdén. La comida parecía haber ido extremadamente bien, todos
estaban charlando y riendo, y bebiendo todo el alcohol gratis. Y
entonces comenzó la subasta. Como era de esperar, hubo un gran
revuelo en la mayoría de los artículos. Algunos de ellos eran realmente
artículos que el dinero no podía comprar. Tuve que usar todos los
favores que me debían, llamé a todos los que se me ocurrieron, a todas
las empresas a las que les prometí promoción, y compré algunos
artículos locamente increíbles. Las mejores ofertas fueron, por supuesto,
la semana en la isla privada de las Bahamas, la oportunidad de sentarse
en un coche de Fórmula Uno y las lecciones de canto de uno de los
mejores entrenadores vocales de celebridades, por no mencionar el
viaje de la Semana de la Moda en París, que Liam ganó. En total, la
subasta había recaudado un poco más de un millón de dólares que
16

irían directamente al bolsillo de Cielo Seguro. La cantidad de bien que


Página

podían hacer con ese dinero me asombró.


No podría estar más orgullosa de mí misma, Bethany, y de todos los
involucrados en la noche sea un éxito. Y a Liam por solo hacer posible
este estilo de vida para que pudiera siquiera pensar en organizar este
tipo de evento.

Después de la cena y la subasta, la banda comenzó a tocar y los


ojos de Liam se posaron en los míos.

—¿Bailamos?

Realmente no quería, mi cuerpo estaba acabado y listo para ir a la


cama, y tenía un malvado caso de inicio de indigestión, pero no podía
decirle que no, no a él, nunca.

—Por supuesto.

Se puso de pie, tendiendo una mano para ayudarme a levantarme


de la silla y nos dirigimos al amplio espacio de la pista de baile, bailando
al ritmo de la música, dejando a Jake y Bethany en su juego de la
celebridad que habían estado jugando.

Cuando la canción afortunadamente cambió a una más lenta,


Liam se acercó a mí, sus ojos brillando. En la tenue luz de la habitación,
con la iluminación del escenario brillando en su rostro, se veía
inhumanamente hermoso y sentí que mi corazón se aceleraba y mi
estómago se tensaba.

Sus brazos se envolvieron alrededor de mi cuerpo, tirando de mí lo


más cerca posible de él, mi estómago presionando contra el suyo tan
fuerte que probablemente podía sentir al bebé agitándose dentro de
mí tan bien como lo hacía yo. Puse mis manos sobre su pecho,
suspirando felizmente mientras las deslizaba alrededor de su cuello,
maravillándome de lo bien que siempre se sentía estar en los brazos de
Liam. Este era mi lugar feliz, siempre lo había sido. Liam era mi todo.

Mi estómago se tensó de nuevo y al instante me arrepentí de haber


comido esa tercera rebanada de pastel. Me sentí incómoda y a punto
de estallar. Pero entonces Liam bajó la cabeza y me besó, haciendo
que todo lo demás se desvaneciera en insignificancia. Cuando Liam me
besaba, todo estaba bien en mi mundo. Cuando el beso se profundizó y
17

su mano llegó a mi nuca, gemí en su boca y me fundí contra él,


Página

saboreando su sabor.
Cuando el beso terminó, estaba más que un poco excitada y
absolutamente lista para irme. Me dolían los pies, me dolía la espalda y
la indigestión empeoraba.

»¿Quieres terminar la noche? Estoy acabada —le pregunté,


balanceándome al ritmo de él.

—Si estás lista, Cenicienta. —Él asintió.

Sonreí y puse los ojos en blanco.

—Solo necesito ir al baño primero, luego podemos comenzar


nuestro recorrido de despedida. Probablemente tomará un tiempo salir
de aquí. —Le lancé una sonrisa de disculpa y traté de no hacer una
mueca cuando mi dolor de espalda se intensificó. Había estado
yéndose y regresando durante los últimos días, solo dolía cada vez que
me movía, pero el hecho de estar de pie tanto tiempo hoy no había
ayudado. Estaba tan preparada para que esta noche terminara, así
que podría aceptar la oferta de Liam de un masaje en la espalda y algo
de sexo caliente y lleno de vapor, de preferencia donde podría
quedarme allí y hacer el menor trabajo posible.

—¿Está todo bien? —preguntó Liam, mirándome preocupado.

Asentí de forma tranquilizadora y dejé que mi mano se deslizara por


su trasero, apretándolo un poco antes de dirigirme al vestíbulo y cruzar
la gran entrada hacia los baños de damas para hacer mis asuntos.
Después de haber terminado, me lavé y me sequé las manos y luego
me quedé en los lavamanos, solo disfrutando de la paz y la relativa
tranquilidad durante un par de minutos.

Cuando mi estómago se tensó de nuevo, mis manos cubrieron


instintivamente mi vientre y sonreí a mi bulto. No podía esperar para
conocerlo. Este era nuestro bebé arcoíris. Después de sufrir mi aborto
involuntario cuando tenía dieciséis años, este embarazo había sido
preocupante tanto para Liam como para mí. Cada pequeña punzada
en las primeras etapas llamábamos al obstetra para pedirle consejos.
Solo en los últimos meses, ambos nos habíamos acostumbrado más y
nos habíamos relajado, aunque no podía relajarme y disfrutarlo hasta
que sostuviera al pequeño en mis brazos y pudiera verlo o verla
18

respirando.
Página
»Ángel, ¿está todo bien ahí adentro? —llamó Liam a través de la
puerta.

Miré hacia arriba.

—Sí, bien.

—Has estado allí por un tiempo.

Sonreí y me aparté de los lavabos, acercándome a la puerta y


abriéndola, viéndolo apoyado contra el marco de la puerta, sus ojos se
entrecerraron con preocupación.

—Bien. ¿Ves? Creo que comí demasiado. —Me froté la barriga en


pequeños círculos, deseando que la sensación plena y tensa
simplemente desapareciera.

Un ceño fruncido se dibujó en su frente.

—¿Estás segura?

Asentí, pero antes de que pudiera responder, mi cuerpo respondió


por mí. Jadeé mientras el fluido corría por mis piernas. Miré hacia abajo
con horror, al ver un pequeño charco que comenzaba a formarse
alrededor de mis caros zapatos, mojando la elegante alfombra y
empapándome la parte inferior de mi vestido.

—Mierda —susurré, mi boca se abrió de golpe en shock—. La


fuente acaba de romperse.

Liam retrocedió físicamente.

—¿Qué? ¡No! Dijiste que acababas de comer demasiado... —Miró


mis pies, al ver el charco en crecimiento, sus ojos se agrandaron.

—Obviamente me equivoqué, Liam.

—¡Joder! Oh, Dios mío. Oh, Dios mío. ¡Oh, mi jodido Dios! —Podía
ver el pánico crecer dentro de él y no podía evitar reírme.

—Liam, cálmate. —Alcancé su mano, la tomé en la mía y la apreté


tranquilizadoramente.
19

—¡Pero no puede llegar esta noche! No tenemos tu bolso de


Página

maternidad con nosotros. No puedo conducir hasta el hospital, he


estado bebiendo. Santa mierda, ¿el bebé va a nacer? ¿Estás segura?
—La mano libre de Liam rastrillaba su cabello, agarrándolo con un puño
mientras su rostro palidecía.

Me eché hacia atrás y me dirigí hacia el charco del suelo.

—Bastante segura, a menos que pienses que me he meado


encima. —Su mano en la mía estaba empezando a temblar—. Liam.
Cálmate. —Levanté la mano y tomé su barbilla en mi mano, forzándolo
a mirarme—. Todo está bien. Nosotros nos encargamos de esto. Solo
respira.

—¿No debería ser yo quien te dijera que respires? —preguntó,


moviendo la cabeza, con los ojos bien abiertos y aterrorizado.

Sonreí tranquilizadoramente.

—Debería serlo, sí. Pero no soy la que está hiperventilando ahora


mismo. Liam, necesito que te calmes jodidamente, porque muy pronto
voy a tener mucho dolor cuando puje para sacar a una personita de mi
agujero femenino, así que necesito que te calmes lo suficiente como
para apoyarme, ¿de acuerdo?

Asintió, respirando profundamente por la nariz y por la boca.


Mientras lo hacía, vi que la calma y la determinación se asentaban
sobre él y sonreí.

—Mierda, estamos teniendo un bebé —dijo, sonriendo ahora


mientras sus manos ahuecaban mi vientre.

—Lo estamos —confirmé, besándolo mientras sus labios presio-


naban los míos.

Y eso fue todo lo que se necesitó. Liam estaba en control de


nuevo; el único en quien siempre podía confiar, mi mayor y mejor
defensor. Mi roca. Sacó su teléfono celular, llamó al auto para que
viniera a buscarnos, llamó al hospital para avisarles que estábamos en
camino, llamó a Jake y le dijo que fuera a nuestra casa y recogiera mi
bolso de maternidad y se reuniera con nosotros en el hospital y le pidió
que avisara al resto de la familia que el bebé estaba por nacer.

Tenía el control total. Como siempre. Su comportamiento fresco y


20

tranquilo era relajante y me hizo relajarme incluso cuando empezaron


Página

las contracciones. No me hacía ilusiones de que Liam era como un pato


en ese momento, fresco y tranquilo en la parte superior, pero bajo el
agua, donde nadie podía ver, sus piernas se extendían por las nubes.

E
l parto se movió tan increíblemente rápido que apenas
llegamos al hospital. Una vez que el bebé decidió que quería
salir, fue como una fuerza de la naturaleza. Tenaz y obstinado,
como su madre.

No hubo tiempo para aliviar el dolor de Amber. Ninguno de los


planes de parto que habíamos hecho con esmero dio sus frutos: ningún
parto en el agua, ninguna lista de reproducción tocando suavemente
en el fondo. Su madre no tuvo tiempo de venir y ser su otra compañera
de parto. En lugar de eso, apenas pisó, o, más exactamente, fue
llevada en silla de ruedas, a la sala de maternidad antes de gritar que
quería pujar.

Verla sufrir así fue horrible, pero era como una jodida princesa
guerrera en la forma en que lo manejaba, respirando y maldiciendo
como un maldito marinero. Un nudo se había asentado en mi
estómago, mi corazón corriendo erráticamente con preocupación
tanto por ella como por el bebé.

—Está bien, Amber, no vamos a tener tiempo de cambiarte el


vestido. Esta va a ser la entrega más elegante y de moda que he hecho
—dijo la obstetra, ayudando a Amber a colocarse en la cama de
partos—. Quitemos esto, ¿de acuerdo, cariño? —Ella sonrió con
disculpas mientras rastrillaba el vestido de Amber debajo de su trasero y
tiraba de sus bragas.

Yo también me quedé atrás, tratando de respirar. No podía volver


a entrar en pánico. Ella tenía razón antes, necesitaba estar ahí para ella.
21

Liam, no puedes desmayarte...


Página

—¿Liam? —gimió Amber, extendiendo su mano por mí.


Me dirigí a su lado, agarrándole la mano con fuerza.

—Está bien, Ángel. Tú te encargas de esto. Tú puedes hacerlo. Estoy


aquí —dije las cosas más tranquilizadoras una y otra vez, haciendo una
mueca de dolor mientras ella gritaba, empujaba, jadeaba y maldecía.

Y finalmente, aunque se sintió como horas viéndola sufrir, menos de


cinco minutos más tarde...

—¡Lo lograste! Es un niño —dijo la obstetra, sonriendo y sosteniendo


a un bebé rosado enojado y gritando. Elegí ignorar la mierda blanca y
la sangre que estaba sobre él.

Mientras colocaba al bebé en el pecho de Amber, mi amor por él


me golpeó como un tren de carga, justo en el corazón, alterándome
para siempre. Mi corazón parecía hincharse, haciendo espacio para los
dos ahí adentro.

Un niño.

Mi pecho se sintió en condiciones de estallar de felicidad cuando


me incliné y planté un beso en la frente sudorosa de Amber. Esto era lo
que se sentía al estar fundamentalmente feliz y contento. Al ver a
Amber sosteniendo a nuestro bebé recién nacido, me sentí
increíblemente honrado por el amor que sentía por ambos.

—Oh Dios, lo lograste. Es hermoso —susurré, bajando la mano para


trazar mi dedo a través de su mejilla. Sus ojos se abrieron, mirando a su
mamá mientras las lágrimas de felicidad rodaban por sus mejillas.

Me miró entonces, con una hermosa sonrisa en la boca.

—Esperaba un niño. Un pequeño mini tú —dijo ella, riendo y


alcanzando mi mejilla. Usó su pulgar para secar la lágrima que había
caído por mi mejilla—. Te amo tanto.

—Te amo más —contesté honestamente, besándola ferozmente,


antes de girar mi cabeza y plantar un suave beso en la frente de mi hijo.

—Lo siento, chicos, necesito llevármelo un par de minutos. Hacer


algunos chequeos —dijo la obstetra, sonriendo con una sonrisa de
22

disculpa.
Página
Amber sorbió y asintió, sosteniendo al bebé. La tomé de la mano
con fuerza mientras observábamos a las enfermeras hacer su trabajo,
limpiándolo un poco y haciendo todas sus comprobaciones.

—¿Sigues con el nombre que elegí? —pregunté, mirando a Amber,


dándole la cláusula de salida. Habíamos acordado que yo escogería el
nombre del niño y ella el de la niña, pero no planeaba retenerla si
quería cambiar de opinión.

Ella asintió con la cabeza.

—Definitivamente.

Sonreí.

—Jacob, entonces. Creo que a Jake le gustará eso —dije. No


podría pensar en un nombre más apropiado para darle a un niño que el
de mi mejor amigo. Si mi hijo llegara a ser la mitad de hombre que Jake,
sería un ser humano increíble.

—Jacob James, JJ para abreviar —confirmó Amber, acercando mi


mano a sus labios y besando suavemente la parte de atrás.

La obstetra regresó después con JJ.

—Él es simplemente perfecto. Diez dedos de las manos, diez dedos


de los piez, pesa tres kilos trecientos. —Miró de Amber hacia mí—.
¿Quién lo quiere?

Amber respondió antes de que pudiera.

—Liam, tómalo, no lo has sostenido todavía.

Sus ojos brillaban con amor desenfrenado cuando el bebé fue


puesto en mis brazos. Tragué saliva, mirando el pequeño bulto,
maravillándome sobre sus pequeños dedos y uñas; en la forma de sus
labios; el cabello oscuro que tenía, igual que el mío; sus pequeños pies
perfectamente formados.

—Él es perfecto. Al igual que su mamá.

Amber se movió torpemente en la cama, moviéndose para hacer


23

espacio para mí al lado de ella. Cuando me senté, apoyó la cabeza en


Página

mi hombro y ambos miramos al niño que nuestro amor había hecho.


Con la cabeza de Amber en mi hombro y el bebé en mis brazos,
me di cuenta de que ese era el significado de la vida, aquí mismo.

—¿Quieren que te tome una foto a los tres? —ofreció la obstetra.


Asentí, cambiando cuidadosamente al bebé y sacando mi celular del
bolsillo, abriéndolo y entregándoselo. Ella sonrió y nos tomó unas
cuantas fotos a los tres antes de devolver el teléfono—. Esta es una gran
noticia. Supongo que estará en todos los periódicos mañana. Voy a
irme y les dejaré que tengan unos minutos para calmarse, ¡ese fue un
viaje de alta velocidad! —bromeó.

Amber asintió.

—Este niño no se anda con rodeos. ¡Estoy tan contenta de haberlo


hecho aquí y que Liam no tuvo que recibir al bebé en la parte trasera
del auto!

Retrocedí, horrorizado ante el pensamiento.

—Yo también. Joder, gracias por eso.

—Shh, pequeñas orejas están alrededor ahora. Tienes que cuidar tu


lenguaje de ahora en adelante —bromeó Amber, empujándome
suavemente, sonriéndole a su hijo y a mí con orgullo. Cuando la obstetra
salió de la habitación, su rostro se puso más serio—. Ella tiene razón, sin
embargo. La historia estallará. ¿Quizás deberíamos hacerlo ahora, en
nuestros propios términos?

Asentí y pensé en la plataforma de anuncios perfecta. Abriendo la


cámara de nuevo en mi teléfono, retiré un poco la manta, exponiendo
el pie de JJ y la pequeña banda de plástico que tenía alrededor de su
tobillo, mostrando la fecha y hora de nacimiento y el peso de él.
Cambié a blanco y negro y tomé una foto, solo de su pie, mostrándola
a Amber, quien asintió con aprobación.

Nos maravillamos con él durante unos minutos antes de que


sonriera y le pasara el bebé con cuidado.

—Será mejor que le diga a Jake y haga las llamadas a la familia


para decirles que ambos están bien.
24

Ella sonrió y se aseguró de que las sábanas la cubrieran.


Página

—Dile a Jake y Bethany que vengan y saluden.


Asentí e incliné mi cabeza, presionando mis labios con los de ella,
tratando de transmitir con un beso lo mucho que la amaba, lo orgulloso
que estaba de ella, y lo agradecido que estaba de que me amara tan
ferozmente. Sus ojos brillaban con lágrimas cuando me aparté.

—Te amo, señora James.

Su dedo rozó suavemente mis labios, su sonrisa lo decía todo.

—Yo también te amo.

Todavía radiante, salí de la habitación, cerrándola con fuerza,


luego me apoyé en ella y respiré hondo. Ahora que la adrenalina de
todo había terminado, me sentía agotado. Solo podía imaginar cómo
se sentía Amber.

No tuve que buscar mucho para encontrar a Jake. Estaba


paseando por la sala de espera, pasándose las manos por el cabello, su
rostro era una máscara de preocupación. Bethany se sentaba en una
de las sillas, mordiéndose las uñas con ansiedad.

—Oigan —saludé.

Jake atravesó el lugar para enfrentarme; las líneas tensas alrededor


de sus ojos me dijeron lo estresado que estaba.

—Oye, ¿cómo está ella? ¿Todo está bien? ¿Lo ha tenido?

Asentí. Podía sentir la sonrisa dividir mi rostro.

—Ella está genial. Ambos están geniales.

Los hombros de Jake se relajaron visiblemente mientras devolvía la


sonrisa.

—Joder. Felicidades hombre Estoy muy contento por ustedes dos.


¿Qué es?

—Un niño.

—¿Un niño? —gimió—. Maldita sea, perdí. —Se volvió hacia


Bethany, quien le sonrió con suficiencia.
25

Me reí y asentí con la cabeza hacia la habitación.


Página

—Pueden entrar y decir hola. Habitación uno.


Jake sonrió, dándome una palmada en el hombro, sus ojos
bailaban con emoción. Él iba a ser un gran tío para ese niño.

—¿Cómo lo llamaron? —preguntó.

Asentí con la cabeza hacia la habitación.

—Voy a dejar que Ángel te diga eso. Entra. Voy a llamar y decirle a
la gente. Estaré allí en un rato.

Bethany se puso de pie, se acercó y se puso de puntillas para


darme un abrazo, y luego ella y Jake se dirigieron ansiosamente hacia la
sala de parto.

Tomó más de lo que pensé llamar a la madre de Amber, a mis


padres, a Kate, a Johnny y a todos los demás que eran importantes
para nosotros, para contarles sobre el bebé. Todo el tiempo estaba
ansioso por volver allí. Odiaba que estuvieran fuera de mi vista incluso
por unos minutos.

Después de que hice las llamadas, escuchando a gente


emocionada gritar al teléfono, escribí mi publicación de Instagram.
Amber tenía razón, hacer esto en nuestros propios términos detendría a
la prensa tratando de acosarnos por la historia de última hora.

Le sonreí a mi teléfono con la foto del pequeño pie de JJ,


escribiendo mi anuncio. Yo era papá. Con el amor de mi vida a mi lado
y mi nuevo bebé, mi vida era casi tan perfecta como podía ser.
Realmente era un afortunado hijo de perra.

INSTAGRAM POST:

Estoy encantado de anunciar el nacimiento de Jacob James.


Tanto la madre como el bebé están muy bien.

Mi corazón está lleno. Realmente no creía que hubiera espacio


para más amor. Estaba equivocado. Solo quiero agradecerle a mi
ángel por completarme de una manera que nunca creí que sería
26

posible. Amber, eres mi alma gemela, mi pieza de rompecabezas


Página

faltante, mi otra mitad. Todavía no puedo creer que de todos los tipos
con los que pudiste haber elegido pasar la vida, me elegiste a mí. Soy
un afortunado HDP. Eres una guerrera tan fuerte y valiente. Siempre lo
supe, pero esta noche, el verte dar a luz a nuestro primer hijo, me
recordó lo increíble que eres. Mi reina. Me siento verdaderamente
honrado de llamarte, y ahora a él, míos. Prometo que cuidaré de
ustedes con todo lo que soy. Mi corazón es y será por siempre suyo. Liam
xx

27
Página
Página
28

También podría gustarte