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Período de entreguerras[editar]

Algunos de los primeros diseños de Coco Chanel, publicados en 1917 por Les Elegances
parisiennes

Durante la Primera Guerra Mundial la confección sufrió restricciones, debido a la escasez


de material y a las carencias motivadas por la conflagración. La mayoría de casas de alta
costura cerraron. Las mujeres optaron mayoritariamente por los trajes sastre y un estilo
austero de inspiración militar. Sin embargo, tras el conflicto surgió la voluntad de dejar
atrás los años de privaciones y volver a disfrutar de la vida, retomando en cierta medida
los años festivos de la Belle Époque. Por otra parte, la mayor libertad de la que habían
gozado las mujeres durante la guerra quiso ser perpetuada tras el fin de la contienda, ya
que no quisieron renunciar a los adelantos conseguidos: la femme ornée de los años
anteriores a la guerra se convirtió en la femme liberée. Así, en los años 1920 se impuso
una estética andrógina de formas planas y rectilíneas, con vestidos cortos de cortes
rectos, con cierta inspiración en el cubismo y el art déco, los estilos artísticos del
momento.228
El nombre de referencia en la moda del momento fue Gabrielle Chanel, más conocida
como Coco Chanel. Esta modista supo vislumbrar los cauces por los que se movía la
moda de su época, los nuevos anhelos e ideales de la mujer de su tiempo, y reflejarlos en
nuevos diseños que aunaban comodidad y practicidad con estética y elegancia. Su
principal lema fue «la libertad de movimientos al poder», para lo que diseñó una línea
funcional que sin embargo no perdía su femineidad. Otra de sus señas fue la utilización
del punto para la confección de vestidos y prendas de vestir, hasta entonces reservada a
la ropa interior. Uno de sus diseños más representativos fue la traducción del traje
masculino a la mujer, compuesto por una chaqueta sin cuello, ribeteada y con bolsillos
plastrón, un jersey y una falda con bolsillos en los costados. Otra fue el pantalón
femenino, que adaptó a numerosos modelos, incluso en versiones deportivas o en pijama.
De 1922 data su petite robe noir («vestidito negro»), un vestido de cóctel de color negro
en crepé de China que, en distintas combinaciones según los accesorios, servía para
distintas horas del día.229 Chanel también popularizó el uso de bisutería, especialmente los
collares de falsas perlas en varias vueltas, que fueron uno de sus sellos distintivos.
Igualmente, incursionó en el terreno de la perfumería: en 1921 lanzó su Chanel n.º 5, uno
de los perfumes de más éxito de la historia; fue el primer perfume con el nombre de su
diseñador.230

El juicio de Paris, de George Barbier (1923)

Otros modistas del momento fueron Jean Patou y Jeanne Lanvin. El primero creó una
línea de estilo deportivo, no exento de lujo. Introdujo el concepto del «desvestido público»,
unos vestidos sin mangas con las piernas descubiertas, utilizados sobre todo para la
práctica del tenis. En 1928 lanzó Huile de Chaldée, el primer aceite bronceador.231 Patou,
bajo el monograma JP, fue el primero en potenciar las posibilidades de una marca como
reclamo para los clientes.232 Lanvin se inició en la sombrerería, hasta abrir su casa de
costura en París. Inspirada en el siglo XVIII, fue famosa por sus adornos y bordados, con
preferencia por una variedad del color azul marino que fue llamado «azul Lanvin». En
1927 lanzó el perfume Arpège.233
A mediados de los años 1920 las faldas empezaron a acortarse y, hacia 1927, llegaron a
su mínima longitud para la época, justo por encima de las rodillas.234 Fueron los años en
que surgió la moda del pelo corto (bob cut), con un arquetipo de mujer liberada y cercana
al rol masculino, denominada flapper en inglés o garçonne en francés. nota 13 Para la noche,
en plena era del jazz, el tango y el charlestón, se pusieron de moda los vestidos con
flecos y lentejuelas. Los hombres abandonaron la levita por la americana y se pusieron de
moda los jerséis con dibujos. En el peinado, se llevó el pelo planchado, al estilo
de Rodolfo Valentino.235
A finales de los años 1920 las faldas volvieron a alargarse, con vestidos con cintura y
hombros anchos. Surgió una nueva versión del traje sastre, el «sastre deportivo», dirigido
a las mujeres que trabajaban. Sin embargo, la masculinización de la mujer no acababa del
todo de estar bien vista: en 1931, el alcalde de París invitó a la actriz Marlene Dietrich a
dejar la ciudad por ir vestida de hombre. En los años 1930 triunfó el esmoquin entre los
hombres, mientras que entre las mujeres se llevaron los vestidos de noche con largos
escotes en la espalda. También estuvieron de moda la americana cruzada, la trinchera y
los pantalones anchos, así como, entre los accesorios, los pañuelos de seda de Hermès y
los bolsos «estilo sobre».236
Prototipo femenino de los años 1920: vestido camisero y peinado bob, ilustración de la revista Art,
Goût, Beauté (1926)

En estos años el estilo dominante fue el art déco, que se afianzó en la Exposición
Internacional de Artes Decorativas e Industrias Modernas de 1925, celebrada en París. La
principal premisa de este estilo fue la modernidad, la asunción de un nuevo estilo de vida
que llevaría aparejado una nueva imagen para el hombre y la mujer. Fue un estilo
eminentemente decorativo, con influencia del arte africano, la xilografía japonesa y
el antiguo Egipto, que produjo unos diseños basados en formas geométricas, zigzags,
espirales, formas escalonadas y trapezoidales. La emancipación de la mujer comportó
una nueva silueta más libre y práctica, con libertad de movimiento, para lo que se afianzó
el vestido camisero, un vestido recto y suelto, con una caída natural de la cintura a la
cadera, altura hasta las rodillas y cuellos redondos o de pico, realizados en punto o rayón.
Los complementos para estos vestidos solían ser sombreros cloché y zapatos Mary Jane,
unos zapatos cerrados de piel negra con tacón Luis XV. Para la noche, los vestidos eran
más largos, de inspiración clásica, con rosetas en las caderas y colas y polisones en los
bajos, con escotes pronunciados, tanto delante como sobre todo detrás, donde el escote
solía llegar hasta la cintura, mostrando la espalda; se solía combinar con una cinta para el
pelo adornada con plumas o rosetas, así como estolas o boas de plumas para el cuello y
numerosos objetos de bisutería. Otra tipología fue la robe de style, un vestido de cuerpo
tubular y falda de campana, que se llevaba como traje elegante para el día o informal por
la noche. En cuanto a ropa interior, en estos años se llevaba un conjunto de camisola y
bragas denominado camiknickers. En la vertiente masculina, el traje con americana recta
solía ser el más habitual, mientras que de noche seguía llevándose el esmoquin, pero con
faja en vez de chaleco. En cuanto a ropa informal, estuvieron de moda el canotier,
los blazers y los pantalones Oxford, unos pantalones de franela de pata muy ancha.237

Vestido diseñado por Liubov Popova (1923-1924)

En este período la moda sufrió una fuerte influencia del arte de vanguardia. Uno de los
contactos más estrechos entre arte y moda fue con el constructivismo ruso: la Revolución
rusa propició la intervención estatal en el terreno de la cultura, con la vista puesta en la
objetividad y la utilidad. La moda constructivista buscó una línea de prendas sencillas y
utilitarias, con una estrecha relación entre diseño y tecnología. Se crearon diversos
institutos de diseño, como el INKhUK (Instituto de Cultura Artística). Varios artistas
constructivistas diseñaron indumentaria, como Vladímir Tatlin, Liubov Popova y Varvara
Stepánova. Crearon diseños de inspiración suprematista y cubofuturista, basados en
formas geométricas básicas, que fueron trasladados a la industria de estampación textil,
cuya primera fábrica fue creada en Moscú en 1923. Popova y Stepánova también
escribieron artículos de moda en la revista LEF.238
Otro de los estilos que influyó en la moda fue el surrealismo, un movimiento basado en el
afloramiento del subconsciente, en el mundo de los sueños, de la fantasía, la irrealidad.
Su vinculación a la moda se produjo sobre todo de la mano de Elsa Schiaparelli, una
modista italiana afincada en París, muy relacionada con el mundo del arte: para ella, el
diseño de moda era una actividad artística. Se hizo famosa por sus prendas de punto
con trampantojos, unos dibujos incorporados a la tela que parecían objetos externos, ya
fuesen textiles, como lazos, cinturones, bufandas o pajaritas, como de diversa índole,
como tatuajes o esqueletos. Colaboró en varias ocasiones con Salvador Dalí, que diseñó
algunos dibujos para sus prendas, como un vestido de organza de seda con
una langosta y ramos de perejil dibujados (1937). Schiaparelli también diseñó bolsos con
formas de objetos diversos, como pianos y teléfonos. También diseñó el mad-cap, un
sombrero de punto que podía adquirir diversas formas, y tuvo una línea de ropa deportiva.
Creó también bisutería y perfumería, como su icónico Shocking, característico por su
color rosa fucsia y su botella inspirada en la silueta de Mae West.239

La actriz Norma Talmadge, prototipo del estilo flapper

El diseño de vanguardia fue cultivado también por Sonia Delaunay, cercana como su


marido Robert al arte abstracto y al orfismo, una variante del cubismo. Fue creadora del
«vestido simultáneo» y de diversos diseños de todo tipo de objetos y complementos, a los
que aplicó los principios de la abstracción. Serguéi Diáguilev le encargó el vestuario para
su ballet Cléopâtre.240

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