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1) Lea los textos denominados “La vertiente argentina del Romanticismo”, “En la búsqueda de una literatura nacional”, “Acerca
de Facundo. Civilización y barbarie.” y “Capítulo I: Aspecto físico de la República Argentina, caracteres, hábitos e ideas
que engendra”. Luego responda:
L’étendue des Pampas est si prodigieuse, qu’au nord elles sont bornées par
des bosquets de palmiers, et au midi par des neiges éternelles HEAD. 1
El mal que aqueja a la República Argentina es su extensión: el desierto inmenso la rodea por todas partes. Al Sur y al norte la
acechan los salvajes –los indios-, preparados para atacar en cualquier momento. Esta inseguridad de la vida imprime en el
carácter argentino cierta resignación estoica para la muerte violenta, explicando la indiferencia con que se da y se recibe la
muerte.
La parte habitada del país puede dividirse en tres fisonomías: el espeso bosque (al norte), la selva y la pampa. La pampa es la
imagen del mar en la tierra, que aguarda que se la mande a producir.
Existen en la república numerosos ríos navegables, pero el hijo de los españoles detesta la navegación. Así, el regalo más
grande para un pueblo es un elemento muerto, inexplotado. El único río fecundo es el de la Plata.
Buenos Aires está llamada a ser un día la ciudad más gigantesca de las Américas. Ella sola está en contacto con Europa y
explota las ventajas del comercio extranjero. Esta posición monopolizadora de Buenos aires hace que aunque Rosas hubiese
querido en verdad seguir el federalismo, le hubiese sido imposible, y habría terminado teniendo el sistema que hoy sostiene: el
unitario. (“Nosotros, empero, queríamos la unidad en la civilización y en la libertad, y se nos ha dado la unidad en la barbarie y
en la esclavitud”). Mientras Norteamérica está llamada a ser una federación por su ancha exposición al Atlántico, la República
Argentina está llamada a ser unitaria.
La ciudad es el centro de la civilización argentina española, europea, pero el desierto la cerca. El hombre de ciudad vive la
vida civilizada. En la ciudad están las leyes, las ideas, el progreso, la educación, el gobierno regular. El campo y la ciudad
representan dos sociedades distintas, dos pueblos extraños el uno del otro. El hombre de la campaña detesta al de la ciudad y
odia al hombre culto.
Argentina comparte varios rasgos con las llanuras asiáticas del Tigris y el Éufrates, y la vida de sus hombres son a menudo
similares (árabes y gauchos).
En la campaña argentina predomina la fuerza brutal, la autoridad sin límites y sin responsabilidades del que manda. Esto se
ve en las ejecuciones del capataz, que no admiten reclamo considerándose legítima la autoridad que ha asesinado.
El pueblo del campo se compone de dos razas: españoles e indígenas, (excepto en Buenos Aires, la raza negra, inclinada
hacia la civilización y dotada de talento, está extinta). Estas razas se caracterizan por su amor a la ociosidad e incapacidad
industrial. Las razas americanas –los indios- se muestran incapaces para el trabajo duro, y la raza española muestra la misma
tendencia.
En la campaña la sociedad desaparece completamente; queda sólo la familia feudal, aislada. Así, toda forma de gobierno se
hace imposible, no existen municipalidad, alcance judicial ni ejecución de la violencia estatal monopolizada. La población está
desparramada. No hay res pública. La civilización es del todo irrealizable y la barbarie es normal. El progreso está sofocado,
porque no puede haber progreso sin la posesión permanente del suelo, sin la ciudad que es la que desenvuelve la capacidad
industrial del hombre y le permite extender sus adquisiciones.
Las ocupaciones domésticas, las industrias caseras, las ejerce la mujer, sobre ella pesa casi todo el trabajo.
Educación del hombre de campo: los niños ejercitan sus fuerzas y se adiestran por placer en el manejo del lazo y las
boleadoras y son jinetes. Con la pubertad y la adolescencia vienen la completa independencia y la desocupación. Desde la
infancia están habituados a matar reses, lo que los familiariza con el derramamiento de sangre. El caballo es parte integrante del
argentino de los campos.
De esta manera, los niños van, paulatinamente, adquiriendo las características de sus mayores: el hábito de triunfar en las
resistencias, de desafiar y vencer a la naturaleza. Esto promueve el sentimiento de importancia individual y de superioridad en el
hombre de campo.
Todos los argentinos tienen conciencia de su valer como nación, tienen cierta vanidad.
En conclusión, la vida del campo ha desenvuelto en el gaucho las facultades físicas, sin estimular el intelecto. Su carácter
moral se apoya en el hábito de triunfar ante los obstáculos y la naturaleza. Es fuerte, altivo, enérgico, no tiene ninguna
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La extensión de las pampas es tan prodigiosa que al norte están limitadas por bosques de palmeras y al mediodía por nieves
eternas.
instrucción. Es feliz en su pobreza, porque es lo único que conoce. El gaucho no trabaja, el alimento y el vestido lo encuentra
preparado en su casa, lo uno y lo otro se lo proporcionan sus ganados.