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Crece la producción y el consumo audiovisual en el mundo, mientras tanto en el Perú…

En los últimos días nos ha llamado la atención dos noticias: Para el año 2018 el 84% del tráfico por Internet en los Estados
Unidos será en video mientras que para el mismo año se estima que la industria fílmica global estará generando alrededor
de 110,000 millones de dólares, según estudios de Cisco System y PWC respectivamente.

Ambas noticias responden a un crecimiento de la producción audiovisual en sus diferentes soportes, géneros y formatos.
Alentadoras noticias para quienes vivimos de esta actividad, pero ¿estamos en el Perú preparados para atender esa
demanda o la miraremos pasar?

Aquí se juntan varias cuestiones.

El Perú es una infinita e invalorable locación para distinto tipo de películas y debería convertirse a la larga en un gran centro
de producción. Cuenta con escenografías naturales espectaculares y accesibles, un clima en general, relativamente benigno,
y un personal técnico y de producción que ya está alineado con la tecnología internacional. Las escuelas de comunicación
ofrecen al mercado un personal cada vez mejor calificado. A este último, tal vez le faltaría ganar experiencia con una mayor
producción para estar acorde a las exigencias internacionales y por supuesto dominar el inglés.

De otro lado, productores independientes —no sin dificultades y sí con muchas críticas— han encontrado una veta atractiva
y rentable en producciones que aprovechan los gustos de la audiencia local tratando temas cercanos al público, modelos
de financiamiento lucrativos para empresas que antes no participaban del negocio, una estrategia definida de marketing y
una apertura de las distribuidoras para el acceso a salas multicines en los distintos centros comerciales que se vienen
abriendo en muchas partes del país.

Internet es también una gran oportunidad para nuevas producciones tanto en formato, género como en formas de
comercialización. De hecho, ya somos varios los que estamos experimentando formalmente en este nuevo medio, tratando
de estar un paso adelante en la conquista de este espacio y de ganar una parte de ese volumen de consumo e inversión
que mencionáramos en las primeras líneas.

Se avizora tiempos de mayor demanda y producción para los que hace falta estar capacitados y preparados para hacer
frente a condiciones de calidad, cantidad y competitividad.

Lo que debe llamarnos más la atención es que mientras eso sucede, en el Congreso Nacional volvemos a encarpetar el
proyecto de ley de cine y de la producción audiovisual que tanto había promovido el propio Ministerio de Cultura.

La producción audiovisual en general, vista como negocio o como cultura tiene diversas entradas, pero en cualquiera de
ellas el Estado debe ser el gran promotor para ofrecer las facilidades de producción.

Las películas de Hollywood seguramente seguirán dominando durante buen tiempo el mercado internacional, de la misma
forma que continuará la evolución de la distribución de contenido en video especialmente en los espacios virtuales.

Por ello, el cine y la producción audiovisual nacional deben, contra viento y marea, continuar descubriendo espacios de
producción y difusión, recrear formatos, promover nuevos exponentes e incentivar la inversión sobre la base de una
estrategia de comercialización que asegure el retorno de la inversión.

Dejemos de ponernos sacadillas negándonos a discutir leyes de promoción o con críticas destructivas a la producción.
Definitivamente hay que mejorar la calidad y eso se logra con la experiencia. Aprovechemos la oportunidad que la bonanza
económica del país nos brinda para hacer del audiovisual una nueva industria, pequeña pero activa y auténtica.

Santiago Carpio Valdez


Autor del libro 'Arte y gestión de la producción audiovisual'.

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