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Filósofo idealista alemán y uno de los más grandes representantes de la historia del pensamiento occidental,
un verdadero punto de inflexión en la filosofía occidental, y también en Rusia, a mediados del siglo 19.
Desarrolla el método dialéctico, a partir del estudio de la naturaleza estudio del medio y la historia de la
humanidad, como un todo interrelacionado.
Hegel, habla de un Espíritu Absoluto, como fundamento de la existencia humana, que se desarrolla en
base a unas leyes inmanentes, y siguiendo un proceso dialéctico. Porque todo cambia, todo fluye y deviene
en la historia del ser humano y el mundo, como un proceso dialéctico, en el que a una etapa se le opone su
contraria, para finalmente ser ambas superadas.
Etapas de la conciencia
En este proceso la conciencia atraviesa 3 etapas diferentes:
1. La etapa del espíritu subjetivo
2. La etapa del espíritu objetivo
3. La etapa superior del espíritu absoluto
El espíritu absoluto y su manifestación en la historia
Según Hegel, el Espíritu Universal (Weltgeist) maneja la historia a través de los individuos y naciones.
Esta manifestación del Espíritu Universal no está sujeta a las leyes humanas, ya que, los héroes de la
historia, aquellos que han contribuido a su desarrollo, son fundamentales en la historia de la humanidad.
El filósofo, entiende que la historia pasa por distintas etapas en su evolución:
1. Período de juventud
2. Período de madurez
3. Período de muerte
Pero la muerte, no supone el fin, sino el nacimiento de una nueva etapa, es decir de una nueva nación. La
finalidad de la dialéctica de la historia es la libertad, fundamento del espíritu humano, y que solo es posible
dentro del Estado, donde se impone la ley, y el individuo, las acata de manera voluntaria.
Gran filósofo idealista y dialéctico alemán. Según el sistema del idealismo objetivo (o absoluto) de Hegel, el
fundamento del mundo es una cierta “Idea absoluta” objetiva que existe antes de la aparición de la
Naturaleza y del hombre. La “idea absoluta”, por su naturaleza, es un principio activo: sin embargo, su
actividad sólo puede ser expresada en el raciocinio, en el autoconocimiento. La naturaleza dialéctica de la
idea constituye el impulso hacia su actividad, a su autoconocimiento. La “idea absoluta” es en sí misma
contradictoria, se mueve y cambia, se niega y se transforma en su contrario.
En el proceso de su autodesarrollo dialéctico, la “idea absoluta” atraviesa tres etapas fundamentales. La
primera es la lógica, cuando la “idea absoluta” actúa todavía en su existencia “premundial”, de “pre-
naturaleza” en el “elemento del raciocinio puro”. En esta fase, la “idea absoluta” se manifiesta como un
sistema de conceptos-categorías lógicos, como un sistema de lógica. En la segunda etapa, la “idea absoluta”
se transforma en Naturaleza, que es el “otro ser de la idea absoluta”. La Naturaleza según Hegel, no se
desarrolla en el tiempo, sino que sólo varía eternamente en el espacio. El grado superior del autodesarrollo
de la idea es el “espíritu absoluto”. En esta tercera etapa, la “idea absoluta” niega la Naturaleza y vuelve a
sí misma; su desarrollo se efectúa de nuevo en el terreno del raciocinio, pero ya del raciocinio humano. En
esta etapa incluye Hegel el grado de la conciencia individual, el de la conciencia social y el grado máximo
cuando la idea en forma de religión, de arte y filosofía llega al final de su autoconocimiento. Hegel estima
que la filosofía es una “ciencia absoluta” y considera a su propia filosofía como el grado definitivo del
autodesarrollo de la idea.
Tal es el sistema filosófico idealista de Hegel. Lo valioso en la filosofía idealista hegeliana es el método
dialéctico que la impregna; la afirmación de que la idea se desarrolla sobre la base de contradicciones
dialécticas, que en el desarrollo se efectúa el tránsito de los cambios cuantitativos a cambios cualitativos,
que la verdad es concreta, que el proceso de desarrollo de la sociedad humana se realiza de acuerdo a
leyes y no en virtud del arbitrio del individuo. Sin embargo, la dialéctica hegeliana no está separada de su
sistema idealista, sino íntimamente ligada con él. De aquí nació en la filosofía hegeliana una profunda
contradicción entre el método y el sistema que la desgarraba. Mientras que su método dialéctico afirmaba
que el proceso del desarrollo del conocimiento es infinito, su sistema idealista llevó a Hegel a declarar su
filosofía como el final de todo desarrollo y como la verdad, definitiva, acabada de una vez para siempre. El
método dialéctico afirmaba que todo se desarrolla de manera dialéctica, y el sistema representaba la
Naturaleza como la negación de la dialéctica.
Hegel fue el ideólogo de la burguesía alemana de principios del siglo XIX, progresista por las tareas que
ante ella se habían planteado, pero pusilánime e inconsecuente, buscando el compromiso con el feudalismo.
En gran parte debido a eso, no obstante su genial dialéctica, Hegel declaró la monarquía feudal prusiana
como la última y superior etapa del desarrollo de la sociedad humana. La dialéctica hegeliana, a
consecuencia de su carácter idealista, está por mucho, desfigurada, mutilada, cubierta de una corteza
idealista, del “hegelianismo”. Marx y Engels, al crear su doctrina filosófica, el materialismo dialéctico, no
tomaron la dialéctica hegeliana tal como fue creada por Hegel, sino que la reelaboraron, poniéndola del todo
“sobre los pies”. “Caracterizando su método dialéctico, Marx y Engels se remiten, con frecuencia, a Hegel,
como al filósofo que formuló los rasgos fundamentales de la dialéctica. Pero esto no quiere decir que la
dialéctica de Marx y Engels sea idéntica a la dialéctica hegeliana.
En realidad Marx y Engels sólo tomaron de la dialéctica de Hegel su ‘médula racional’, desechando la corteza
idealista hegeliana y desarrollando la dialéctica para darle una forma científica actual. “Mi método dialéctico
–dice Marx– no sólo es fundamentalmente distinto del método de Hegel, sino que es, en todo y por todo, su
reverso. Para Hegel, el proceso del pensamiento al que él convierte bajo el nombre de idea, en sujeto con
vida propia, es el demiurgo (creador) de la realidad y ésta, la simple forma externa en que toma cuerpo. Para
mí, lo ideal no es, por el contrario, más que lo material traducido y transpuesto a la cabeza del hombre”.
Las obras principales de Hegel son: Fenomenología del Espíritu, 1807; Ciencia de la Lógica, 1812-
1816; Enciclopedia de ciencias filosóficas; Lógica; Filosofía de la Naturaleza; Filosofía del Espíritu,
1817; Líneas fundamentales de la Filosofía del Derecho o Derecho Natural y Ciencia del Estado, 1821.
Ediciones póstumas: Lecciones sobre Historia de la Filosofía, 1833-1836; Lecciones sobre Filosofía de la
Historia, 1837; Lecciones sobre Estética”, 1836-1838.
Diccionario filosófico marxista · 1946:130-131
En su Filosofía del Espíritu, Hegel revela la fase superior, la tercera de la evolución de la Idea: la del “Espíritu
absoluto”. La “Idea absoluta” niega entonces la naturaleza y vuelve a ser ella misma, y de nuevo el devenir
se prosigue en el dominio del pensamiento humano. Con esta fase Hegel relaciona la etapa de la conciencia
individual, la de la conciencia social, y por fin, la etapa suprema en que la Idea, bajo forma de religión, de
arte y de filosofía, llega al término del conocimiento de sí. Hegel hace de la filosofía el “conocimiento
absoluto”. Hegel desliga la conciencia humana de la naturaleza, la personifica, la deifica y le hace engendrar,
al desarrollarse, la naturaleza, la sociedad, el hombre, &c. En realidad no hay ni puede haber Idea con
existencia independiente del hombre, del cerebro humano. Lo que evoluciona es la naturaleza, la sociedad;
y el desarrollo de la Idea no es sino el desarrollo de la realidad objetiva. Así todo el fundamento de la filosofía
de Hegel es erróneo, anticientífico.
Lo más precioso en la filosofía idealista de Hegel, es su método dialéctico, el desarrollo tiene por origen
la lucha de contrarios que se efectúa por medio del tránsito de los cambios cuantitativos a los cambios
cualitativos; la verdad es concreta. Lenin consideraba la dialéctica de Hegel como una gran adquisición de
la filosofía alemana. Gracias a la dialéctica, la filosofía de Hegel, de igual modo que la de los demás filósofos
alemanes de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, se convirtió en una de las fuentes teóricas del
marxismo. Lo típico en la filosofía hegeliana, es la contradicción profunda entre su método dialéctico y su
sistema metafísico. El método dialéctico afirma que el proceso del conocimiento es infinito, mientras Hegel
proclama que su filosofía es el término de todo desarrollo, constituye una verdad definitiva. El método
dialéctico parte del punto de vista de que todo cambia y evoluciona; mientras que el sistema metafísico
representa a la naturaleza como algo rígido, inmutable, dado de una vez por todas. De acuerdo con la
dialéctica, la sociedad no se detiene jamás en su progreso; Hegel por su parte, haciendo abandono de la
dialéctica, preconiza un compromiso entre el feudalismo agonizante y el capitalismo naciente, y proclama
que la monarquía feudal prusiana, con ligeras reformas constitucionales, constituye el término supremo del
desarrollo social.
La dialéctica de Hegel está vuelta hacia el pasado y no hacia el presente y el porvenir. Hegel temía extraer
las conclusiones de su propia doctrina, según la cual la contradicción constituye el motor del devenir. En él,
la lucha de los contrarios no alcanza su coronamiento lógico, no llega hasta la victoria de lo nuevo, de lo
progresivo, sobre lo viejo, lo caduco. Hegel neutraliza, concilia los contrarios, ingeniándose en esfumar la
lucha aguda que se desarrolla en el seno de la sociedad dividida en clases antagónicas.
Las concepciones sociales y políticas de Hegel señalan una reacción aristocrática frente a la Revolución
Francesa. Aunque reconocía la necesidad de modernizar en el sentido burgués las relaciones feudales
caducas, Hegel no deseaba un cambio radical del régimen feudal en Alemania. “Hegel”, escribía Marx,
“quiere un sistema de casta medieval, pero en el sentido moderno de un Poder Legislativo, y quiere un Poder
Legislativo moderno, pero en la envoltura de un sistema de casta medieval. Lo que es un sincretismo de la
peor especie” (Marx/Engels, Obras, Ed. alem.). Hegel hablaba con odio y desprecio de las masas populares
a las que consideraba como una fuerza ciega. Exaltaba a Alemania, encarnación del “espíritu del mundo
nuevo”; a los pueblos eslavos les asignaba el papel de pueblos “no históricos”; hacía de la guerra un
fenómeno eterno, necesario a la vida de la sociedad. Los fascistas alemanes explotaron estas concepciones
reaccionarias de Hegel para su propaganda en favor del racismo y de la hegemonía de Alemania.
Los clásicos del marxismo sometieron a una crítica aguda la filosofía idealista de Hegel. Marx y Engels
utilizaron con espíritu crítico los elementos preciosos de su método dialéctico y crearon y desarrollaron el
materialismo dialéctico e histórico, única filosofía científica. En 1944, el Comité Central del Partido Comunista
de la Unión Soviética condenó severamente las insuficiencias y los errores del tercer tomo de la Historia de
la Filosofía en el que se diluía la diferencia radical entre la dialéctica hegeliana y la dialéctica marxista,
diferencia que expresa la oposición entre la concepción del mundo burguesa y la concepción del mundo
proletaria. El Comité Central condenó la manera no crítica de exponer la filosofía hegeliana en general.
Obras principales de Hegel: Fenomenología del espíritu (1807), Ciencia de la Lógica (1812-
1816), Enciclopedia de las ciencias filosóficas (“Lógica”, “Filosofía de la naturaleza”, “Filosofía del espíritu”)
(1817), Filosofía del derecho (1821). Publicaciones póstumas: Lecciones sobre la historia de la
Filosofía (1833-1836), Filosofía de la historia (1837), Lecciones sobre estética o filosofía del arte (1836-
1838).
Fuente: https://www.unprofesor.com/ciencias-sociales/la-filosofia-de-hegel-resumen-3116.html