Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Estas categorías le sirven para comprender por dónde pasa la diferencia entre una vida
auténtica, que reconozca el carácter de -«caída» que tiene la existencia, es decir, la
imposibilidad de dominar su fundamento (el ser), y una vida inauténtica o enajenada, que
olvide el ser en nombre de los entes concretos. La dimensión temporal del ser, en cuanto
proyecto del «ser-ahí» y enfrentamiento a la muerte (el ser-ahí es también «ser-para-la-
muerte»), sería el otro gran olvido de la filosofía clásica. El esfuerzo de Heidegger por pensar
el ser como relación de los entes en el tiempo está en la base del posterior movimiento
hermenéutico.
La fenomenología es el método que permite ver lo que «no aparece» por quedar oculto:
el Ser de los entes. Así, la fenomenología es el método de la ontología.
De esta manera, Heidegger nos hace entender que el Ser viene de un estado originario
de ocultamiento, en el que está velado, y que, en consecuencia, debe ser descubierto,
conocido «verdaderamente» para que se muestre más allá del ente. Como veíamos
antes, la fenomenología, entonces, es la forma de acceder a la alétheia, ya que
muestra «las cosas mismas».
En esta misma época de cambios vertiginosos tiene lugar lo que se entiende por el giro
—llamado en alemán Kehre— del pensamiento del filósofo. Así, después de los años
30, nos encontramos ante un segundo Heidegger. Si el primero se centró en Ser y
tiempo (1927) en la cuestión metafísica a través del Dasein y la fenomenología, este
segundo abrirá, como veremos a continuación, el horizonte de temas desde los que
pensar el Ser en un sentido histórico-interpretativo.
Una de las ideas centrales del texto es el lenguaje como manifestación del Ser. «El
lenguaje es la casa del Ser. En su morada habita el hombre. Los pensadores y poetas
son los guardianes de esa morada». De este modo, el lenguaje no es algo que el Ser
posea, un instrumento del que hace uso, sino el lugar donde habita, la relación misma
entre el hombre y su Ser.
La obra de arte se encarga de mostrar el Ser de lo ente. Existe para Heidegger, por
tanto, una relación entre la verdad y la obra de arte, ya que esta última realizaría ese
ejercicio de desvelamiento. Sin embargo, abrir a la verdad no implica solo iluminar una
nueva totalidad del ente que estaba oculta, sino que también hace palpable ese
ocultamiento previo que no estaba siendo percibido. La obra de arte es el escenario,
la brecha, donde esta dualidad tiene lugar.
Fuente: https://filco.es/heidegger-olvido-del-ser/