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Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales Rómulo Gallegos “UNERG”

3er año sección “6”

Fisiopatología

Herrera Ashly C.I. 26.681.145

Ruiz Gabriela C.I. 29.772.255

Villalobos Anthony C.I. 26.612.430

Inflamación

El sistema inmunitario defiende al cuerpo de las infecciones y otros problemas que pueden
provocar daño. Una de las partes más importantes de la respuesta del sistema inmunitario es
la inflamación. Se conoce como inflamación a la respuesta o reacción que es capaz de
presentar el organismo a una agresión del exterior, generalmente es localizada. Dichos
agentes pueden ser térmicos (frío, calor), mecánicos (golpes, traumatismos), químicos
(quemaduras por un químico altamente tóxico al ser humano, cómo el yodo o ácidos),
irradiación, cuerpos extraños (astillas, suciedad, suturas, que inducen típicamente una
inflamación, porque provocan lesiones tisulares traumáticas o porque contienen microbios),
reacciones inmunitarias conocidas también como reacciones de hipersensibilidad y se refiere
a las reacciones en las que el sistema inmunitario, que en condiciones normales debería ser
protector del cuerpo humano, produce lesiones en los tejidos del individuo (denominadas
lesión autoinmune), las respuestas inmunitarias lesivas pueden dirigirse frente a
autoantígenos (también llamados proteínas del MHC, el complejo mayor de
histocompatibilidad), o también pueden ser causadas por presentarse una agresión interna (de
origen bacteriano como respuesta a uno o múltiples patógenos). La inflamación es un proceso
en el que las células inmunitarias atacan a las bacterias o los virus invasores, eliminan la
destrucción de tejidos que causan, e inician el proceso de reparación. En esta respuesta
participan los vasos sanguíneos y el tejido conjuntivo, es caracterizada por la aparición de
calor, rubor, tumor, dolor y pérdida o disminución de la función fuera del cuerpo. En los tipos
de inflamación se encuentran las agudas, que son resueltas a corto plazo, de una a dos
semanas, y pueden ser provocadas por una infección o por sufrir presencia o percepción de
una amenaza inmediata, esta respuesta hace que las células inmunitarias “vayan a sus puestos
de batalla”, se necesita de esta reacción para sobrevivir; el tipo de célula que participa en la
inflamación aguda son los leucocitos polimorfonucleares (neutrófilos, basófilos, eosinófilos).
En el caso de la inflamación crónica es de duración más larga y se asocia a la presencia de
linfocitos y macrófagos, proliferación de vasos, fibrosis y necrosis tisular, el tipo de célula
que participa en la inflamación crónica son los monomorfonucleares (monocitos y linfocitos).
La inflamación termina cuando el agente causal se elimina y los mediadores se disipan.
Además, hay mecanismos activos antiinflamatorios que controlan la respuesta y evitan un
daño excesivo. También tenemos la inflamación por causas de heridas que al ir sanando
cuenta con exudado, estos son líquidos que se filtran desde los vasos sanguíneos hacia los
tejidos cercanos. Este líquido está compuesto de células, proteínas y materiales sólidos.
El exudado puede ser purulento a partir de incisiones o de zonas de infección o inflamación
que también se conoce como pus. Este exudado o pus, se produce como respuesta a
infecciones por bacterias cuyos productos estimulan la degranulación de los neutrófilos. No
todo exudado es malo, contiene clasificaciones en los cuales vemos que el exudado
serosanguinoso, que es un líquido claro ligeramente más viscoso que el agua que está compuesto
de células sanguíneas y líquido seroso, su presencia indica un daño capilar y se suele presentar
en heridas quirúrgicas o al cambiar un apósito de un trauma. El exudado seroso, por lo general
es un líquido que indica que la curación procede de forma adecuada, se encarga de limpiar los
restos de células muertas de la piel. El exudado sanguinolento es un exudado acuoso y algo más
rojizo porque contiene sangre, su presencia indica un daño en un vaso sanguíneo; el exudado
purulento es uno de los más comunes el cual es un líquido viscoso que es de color opaco, marrón
o gris y es rico en glóbulos blancos, células inflamatorias y fístulas, este exudado indica la
presencia de una infección bacteriana, y por último, el exudado hemorrágico, este sangrado es el
más rojizo e indica una lesión más importante, cuando se aprecia un sangrado rojizo intenso y
más espeso que puede significar un daño en un vaso sanguíneo debido a una infección, pero todos
estos tipos de exudado los encontramos luego de una inflamación, también tiene beneficios los
cuales son necesarios para la cicatrización evitando que se seque la herida, proporcionando
sustancias necesarias en la cicatrización como el agua, el sodio, electrolitos, colabora en la
migración de células reparatorias de tejidos como enzimas proteolíticas y mediadores
inflamatorios, aporta nutrientes esenciales para el metabolismo celular, permite la expansión de
agentes inmunitarios y de crecimiento, por ejemplo (leucocitos), facilita la separación del tejido
lesionado; se sugiere que el líquido de las heridas agudas puede tener un efecto beneficioso
en la cicatrización, mientras que el de las heridas crónicas puede inhibir la cicatrización. Un
continuo y exceso de exudado es una mala señal y puede provocar una infección bacteriana
por el acúmulo de líquido. Es importante tratar y vigilar el exudado, puesto que contiene
materiales derivados de microorganismo contaminantes. Cuando no se trata adecuadamente,
un nivel excesivo de exudado creará humedad que es lo provocará la proliferación de
bacterias. El principal manejo de las heridas con exudado es realizar curas habituales de
primeros auxilios para quemaduras, heridas o golpes utilizando apósitos, se trata de limpiar
el exceso de dicho fluido manteniendo la herida hidratada. Los apósitos permiten una
absorción adecuada del exudado y deben colocarse de forma que no hayan fugas de exudado
de la herida, por otro lado, tenemos el trasudado que este no es por causa de inflamación,
básicamente es un filtrado de plasma con bajo contenido en proteínas (contiene sobre
todo albúmina), y puede haber o no una pequeña cantidad de material celular. El fluido
aparece transparente macroscópicamente. Se puede producir por aumento de la
permeabilidad capilar o de la presión osmótica del compartimiento extravascular, generando
la aparición de edema. Algunos ejemplos son el líquido cefalorraquídeo, el líquido filante
(que se estira "haciendo hilos"), intraperitoneal y pericárdico. La causa frecuente de este
trasudado es por insuficiencia cardiaca, cirrosis, síndrome nefrótico, diálisis peritoneal, entre
otros.

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