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LA FILOSOFÍA DE PLATÓN
I. CONTEXTO HISTÓRICO. VIDA Y OBRA
Contexto histórico
La vida de Platón transcurre a través de uno de los periodos más interesantes de la
historia ateniense y por tanto de toda la sociedad y cultura helénica. Los
acontecimientos históricos más relevantes y que de alguna forma tuvieron alguna
influencia en la vida de Platón son:
1. Guerras Médicas: 490-479: con el triunfo de Atenas.
2. Período intermedio: 479-431: imperialismo ateniense, época de esplendor; siglo
de Pericles.
3. Guerras del Peloponeso: 431-404: derrota de Atenas y el triunfo de Esparta.
Con el triunfo de Atenas frente a los persas, se instaura la democracia que fue
fundada en sus principios esenciales por Clistenes, hacia principios del siglo VI A.C.
conjuntamente con Solón y fue afianzada por Pericles, quien accedió al poder en el
461 A.C y desde entonces fue elegido 15 veces consecutivas, como Jefe de
Gobierno, y así este largo período le permitió ser el continuador y consolidador de la
democracia ateniense hasta su muerte en el 429 A.C Pericles dio esplendor a la
cultura ateniense, llevó a cabo obras culturales y sociales de gran importancia: en
Atenas se daban cita arquitectos, historiadores (Herodoto, Jenofonte) escultores
(Fidias) literatos (Sófocles, Esquilo, Eurípides), en su tiempo vivieron los filósofos
Anaxágoras, los sofistas y Sócrates.
En la Guerra del Peloponeso (guerras entre dos ciudades-estado: Atenas y Esparta)
se adoptó el plan que él proponía: guarecerse y encerrarse en las murallas de
Atenas (ésta es fuerte en el mar, pero no en tierra) y fortificar el Puerto del Pireo.
Pero la peste asoló a la ciudad en el 430 y le echan la culpa a él, deponiéndole de
su cargo, pero, ante el avance peloponésico, le vuelven a elegir, pero ya es tarde, le
alcanza la peste y muere como otros tantos atenienses en el año 429. La Guerra del
Peloponeso es la lucha entre dos formas de entender la sociedad; es la lucha entre
la Democracia (representada por Atenas) y la Aristocracia (representada por
Esparta). También es la lucha de la tierra (la agricultura como forma principal de
economía) contra el mar (el comercio). La Guerra duró más de treinta años, y acaba
con la victoria de Esparta sobre Atenas. En abril de 404, tras haber soportado
grandes sufrimientos, los atenienses acabaron por aceptar la derrota, y estar en
paz. Gracias a Esparta, por esta vez clarividente, Atenas escapó de la destrucción
total que reclamaban Corinto y Tebas. Atenas perdió su flota, su imperio y sus
fortalezas. Esparta había ganado; venció la Aristocracia a la Democracia. Pero
Esparta no estaba preparada para gobernar las ciudades griegas; este triunfo hace
replantearse la nueva orientación política de Atenas.
A raíz del fracaso de Atenas, Esparta quiere gobernar a Atenas de modo peculiar,
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aparentemente democrático; son elegidos un grupo reducido de ciudadanos,
presionado por los vencedores espartanos, para formar un Consejo, destinado a
sustituir a la democracia tradicional. Este grupo estaba formado por 51 ciudadanos:
10 se quedan en el Pireo, 11 en Atenas para el funcionamiento municipal, y 30 se
ponen al frente del Gobierno General: Son los Treinta Tiranos. Este gobierno lleva
una política reaccionaria y despótica que se termina en un año, gracias al
descontento de la gente en general, y a la revuelta popular, liderada por Trasíbulo
que se apodera de nuevo de Atenas, y restablece de nuevo la Constitución
Democrática. Será este nuevo gobierno democrático el que juzgará a Sócrates y lo
condenará a muerte en el año 399 a. C. Realmente le juzgaron porque dos de sus
discípulos fueron tiranos que atentaron contra Atenas en el gobierno antes descrito
Su obra
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personajes conversan, más o menos distendidamente, sobre una cuestión
filosófica. Mediante la contrastación y la argumentación de opiniones diversas,
Platón transmite su propia concepción por boca de Sócrates. Podemos clasificar los
36 diálogos que actualmente se conservan en las siguientes etapas:
Los diálogos de esta época revelan que Platón comienza a elaborar ya sus propias
doctrinas aunque Sócrates sigue siendo el personaje principal. Predominan los
problemas políticos y aparecen los primeros esbozos de la teoría de las Ideas.
Los diálogos de esta época son los siguientes: Gorgias, Menón, Crátilo, Hipías
Mayor, Hipias Menor, Eutidemo y Menexeno
En los diálogos de esta época, Platón somete a una revisión crítica alguna de sus
teorías anteriores: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo Timeo, Critias, Las
leyes.
1 no es un diálogo, sino el discurso de defensa de Sócrates ante el tribunal que le condenaría a muerte
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II. SU PENSAMIENTO
Exponer la filosofía platónica no es tarea fácil, porque sólo contamos con los
Diálogos -que no son tratados sistemáticos- y no con resúmenes de la enseñanza
oral de Platón en la Academia. Además, Platón se revisa a sí mismo continuamente,
y quizá los Diálogos reflejan las discusiones de la Academia. A todo ello hay que
añadir que Platón emplea con frecuencia los mitos -inventados o modificados por él
mismo- para exponer su pensamiento, de manera que no resulta fácil separar el
contenido esencial del revestimiento mítico literario.
Sin duda, el tema platónico fundamental es la teoría de las Ideas, punto obligado de
referencia para todos los demás temas.
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1. LA TEORíA DE LAS IDEAS
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ocurre lo mismo con la “justicia” o con el “bien”: que también podamos decir “la
justicia es igual a....” sin tener que ser una mera opinión subjetiva, sino un
pensamiento verdaderamente objetivo? Igual que hay entidades, como los números,
que son absolutamente objetivos e inmateriales, puede ocurrir algo similar con otro
tipo de objetos. Platón inventa una palabra, que hoy nos resulta absolutamente
cotidiana, para referirse a un tipo de cosas inmateriales, inmutables eternas, etc.
(las características del Ser de Parménides) que parecen responder a la pregunta
socrática por la Virtud, la Justicia, el Bien, etc. Tales cosas son Ideas o eidos
(formas). Platón cree haber encontrado la respuesta a las preguntas de su maestro:
la Fortaleza, la Verdad, la Belleza, el Bien... son IDEAS o FORMAS.
Las ideas son seres, en el pleno
sentido de la palabra. Son perfectas,
inmutables, eternas, universales,
absolutas, e inmateriales e
independientes del mundo físico. Sólo
hay una idea de “justicia” y sólo hay una
idea de “árbol”, de modo que todas las
acciones justas así como todos los
árboles de la naturaleza no son sino una
copia o representación sensible de estas ideas eternas e inmutables.
En definitiva, los rasgos esenciales de las Ideas son los siguientes:
las Ideas son objetivas, reales, y no meros conceptos mentales o modos de
pensar la realidad.
las Ideas tienen una existencia separada de las cosas sensibles.
las Ideas son los modelos perfectos de los objetos del mundo físico
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Platón además sostendrá que el único mundo propiamente real es el mundo
inteligible, ya que en él radica el ser de las cosas sensibles (el mundo sensible no
es más que una copia imperfecta de aquél).
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Las Ideas: son el modelo en el que se fija el Demiurgo para
construir el mundo. El Demiurgo tratará de hacer el mundo lo más
perfectamente posible, pero al tener que hacerlo de esta materia
caótica que había, el mundo nunca podrá ser tan perfecto como
las Ideas, ya que la materia es, por su propia naturaleza,
indeterminada, e introduce la indeterminación, el caos, en el
mundo sensible.
Según Platón, el ser humano posee dos facultades de conocimiento. Mediante los
sentidos conoce el mundo físico y mediante la razón conoce las Ideas. La ciencia
(episteme) es un conocimiento racional y trata sobre lo que es real, universal,
necesario e inmutable, es decir, las Ideas. Las cosas particulares, sensibles y
cambiantes, los seres del mundo físico, sólo puede ser objeto de opinión (doxa)
pero nunca de ciencia.
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Para Platón, dado que poseemos conceptos de las Ideas, en algún momento,
nuestra razón tiene que haberlas contemplado. Pero, ¿cuándo? . Para explicarlo,
Platón recurre a la doctrina pitagórica de la reencarnación según la cual nuestra
alma, antes de habitar en este cuerpo, estuvo en otro. En el tránsito del cuerpo
anterior al actual, el alma pasó por el mundo de las Ideas y las contempló; pero al
reencarnarse de nuevo, las olvida. Cuando está ante una cosa redonda, recuerda
la Idea de círculo que anteriormente contempló.
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Esta concepción platónica implica una visión muy positiva respecto a las
posibilidades humanas de conocimiento. Supone que los seres humanos tenemos la
capacidad interior suficiente para deshacernos de las cadenas de la ignorancia y
llegar a alcanzar el conocimiento. Esta concepción se basa en un optimismo
epistemológico, en una fe en las posibilidades humanas, sustentado en la confianza
de que intelectualmente poseemos todo lo que necesitamos.
OPINIÓN CIENCIA
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opinión (doxa) y ciencia (episteme).
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Así, podemos elaborar un esquema más completo y detallado que el anterior:
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El problema de estos prisioneros es que no son conscientes de que son prisioneros
ni de que lo que conocen no es la realidad. La salida de la caverna no es tarea fácil,
sino que requiere sacrificio y esfuerzo. Así, cuando un prisionero es liberado y
forzado a levantarse y mirar la luz, en un primer momento, no es capaz de ver nada,
ni los objetos reales ni las sombras que antes percibía. Sólo al cabo de un tiempo se
va acostumbrando a la claridad y, poco a poco, descubre que los objetos que ahora
se le presentan son mucho más perfectos que sus sombras. ¿Y que ocurriría si
volviese a la caverna?. Al principio, le costaría enormemente acostumbrar sus ojos a
la oscuridad y apenas distinguiría nada. Más tarde, seguramente intentaría
convencer a sus compañeros de que lo que han visto siempre no es real, sino
sombras de la verdadera realidad. Ellos, sin embargo, considerarían que la
ascensión lo ha trastornado. “Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz,
¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo?” (este pasaje es una
alusión de Platón al proceso y muerte de Sócrates”
El mito sugiere, entre otras ideas, que el hombre no puede conformarse con lo que
percibe por los sentidos, sino que ha de traspasar la frontera de los sentidos y
contemplar las Ideas, que constituyen lo perfecto y pleno. Conocer el mundo
suprasensible supone ciertamente un gran esfuerzo, una ascensión semejante a la
necesaria para salir de la caverna; pero una vez conocido, el alma no puede
abandonar su contemplación, y las sombras le parecen un conocimiento muy
insuficiente e incompleto.
Vemos, pues que la alegoría de la caverna, al igual que el símil de la línea , pone
también de manifiesto la existencia de dos niveles de realidad: el sensible
(representado por la caverna) y el inteligible (representado por el exterior de la
caverna) Asimismo establece los correspondientes grados de conocimiento: el
sensible, que da lugar a la opinión y el racional, que genera la ciencia; en el punto
más elevado del conocimiento racional estaría la Idea del Bien (representada por el
Sol).
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La dialéctica
En el mundo de las ideas, la idea del Bien ocupa el lugar más elevado. Es la idea de
las ideas, pues está por encima de todas y constituye la meta última de todo cuanto
existe. Esto significa que el mundo de las ideas constituye un sistema ordenado y
jerarquizado que la razón puede conocer mediante el método dialéctico.
De manera análoga a como la luz del sol permite ver y distinguir las cosas del
mundo visible, la Idea del Bien permite conocer la verdad y alcanzar el conocimiento
del mundo inteligible y, en último término de todo tipo de realidad.
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2. LA ANTROPOLOGÍA PLATÓNICA: EL ALMA-CUERPO
La teoría de las Ideas es, como hemos visto, la doctrina fundamental del
pensamiento de Platón. Dicha teoría implica un dualismo ontológico pues Platón
distingue entre un mundo sensible (sometido a cambio y corrupción) y un mundo
inteligible (el verdaderamente real, eterno e incorruptible).
Dado que el mundo de las ideas es el lugar originario del alma, ésta posee las
características propias de dicho mundo. En otras palabras, el alma es eterna e
inmortal, y además de ser el principio de vida, es concebida por Platón
fundamentalmente como principio de racionalidad ya que es la que nos faculta para
el conocimiento.
El dualismo (alma frente a cuerpo) constituye el núcleo esencial de la doctrina
platónica del alma. Veamos los rasgos fundamentales de dicha doctrina.
b) La unión del alma con el cuerpo no es un estado esencial del alma, sino
un estado transitorio, accidental, algo así como la unión del jinete con el
caballo o del piloto con su nave. Platón llega a considerar esta unión
incluso como antinatural, ya que el lugar propio del alma es el mundo de
las Ideas, y su actividad más propia, la contemplación de éstas.
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se imponen tiránicamente al alma, impidiéndole el ejercicio del
conocimiento intelectual. El alma ha de oponerse al cuerpo y a sus
exigencias y en esto consiste la auténtica sabiduría.
Para exponer su concepción del alma humana, Platón también utiliza una alegoría:
la alegoría del carro alado. Se
trata de un carro tirado por dos
caballos y conducido por un
auriga. Uno de los caballos es
hermoso, bueno, noble y se deja
guiar por el auriga sin oponer
resistencia (representa el alma
irascible). El otro, en cambio, es
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indócil, rebelde, desleal y traidor por lo que procura constantemente apartar el carro
de su camino (representa el alma concupiscible). En esta situación, el auriga (que
representa el alma racional) deberá servirse de la nobleza y docilidad del caballo
bueno para vencer la rebeldía del caballo malo para, de ese modo, poder llegar a la
meta, es decir, ascender al mundo inteligible.
3. ÉTICA Y POLÍTICA
El orden moral
Frente al relativismo moral de los sofistas, Sócrates estaba convencido de que los
conceptos morales pueden ser fijados racionalmente mediante una definición
rigurosa: aun cuando resulte difícil de definir, por ejemplo, el concepto de justicia,
éste puede ser definido y la búsqueda de su definición constituye una tarea
ineludible y urgente para todo ser humano que no viva su vida irreflexivamente, así
como para toda sociedad que pretenda configurarse de acuerdo con un orden
razonable.
Platón participa de esta convicción socrática, más aún, el carácter absoluto de los
conceptos ético-políticos encontró su expresión más radical en la teoría de las ideas
(existencia de la Justicia en sí, la Bondad en sí, etc) independientes de las opiniones
que cada cual pueda tener acerca de ellas.
Partamos, pues, de que es posible definir la justicia de un modo absoluto, de
acuerdo con la convicción socrática y platónica. ¿Cómo definirla? Los sofistas
habían señalado claramente el camino: analizando la naturaleza humana. Platón
acepta este planteamiento de los sofistas, pero rechaza las conclusiones de su
análisis.
Según los sofistas, las únicas leyes naturales son la búsqueda del placer y el
dominio del más fuerte. Esta doctrina moral se basa, a juicio de Platón, en un
análisis incorrecto de la naturaleza humana: al tomar como modelos de
comportamiento natural a los animales y a los niños, los sofistas prescindían del
2politeia:Esta palabra posee una peculiar riqueza y complejidad de significado: significa el cuerpo de los ciudadanos, la
ciudadanía y la constitución, en suma, la polis en cuanto conjunto estructurado y dotado de vida propia. Se tradujo, no con
excesivo acierto, como República
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aspecto más característico del hombre, la Razón. (Ni el niño ni el animal la poseen).
Un análisis de la naturaleza humana que no tiene debidamente en cuenta ni la
existencia en el hombre de la razón, ni su rango de facultad suprema, no puede
servir para definir correctamente la justicia.
El orden político
Ya hemos dicho que Platón es, ante todo, un pensador político; en la República se
ocupa de diseñar lo que para él sería el sistema político ideal. El Estado que diseña
pretende servir de ejemplo y modelo de todos los Estados históricos concretos. En
este sentido, el Estado platónico no se encuentra ni se encontrará en ningún lugar,
es una utopía. Sin embargo, constituye la sociedad ideal y, por tanto, el modelo que
debe seguirse, si se pretende lograr la justicia en la sociedad.
Platón empieza por analizar la naturaleza y estructura del Estado . Para ello,
propone "construir" idealmente una ciudad, una polis, de modo que sea posible
asistir al surgimiento sucesivo de los elementos o partes que la integran. Veamos
cómo lo hace
Parte de una premisa muy clara: los hombres no son autosuficientes. La ciudad
surge como respuesta a la incapacidad de cada individuo para satisfacer por sí
mismo las propias necesidades. Platón considera necesaria la existencia de tres
clases sociales: la de los trabajadores, la de los militares y la de los gobernantes
a) Los trabajadores
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Para que haya ciudad se necesita, en primer lugar, un grupo de individuos
que atiendan a las necesidades más elementales de la vida humana: alimento,
vivienda, vestido. Esto da lugar a ciertos oficios u ocupaciones: labrador,
constructor, tejedor, oficios a los que habrá que añadir otros destinados a
proporcionar a aquellos los materiales y herramientas necesarios (vaqueros,
carpinteros, herreros...) y aún otros más (comerciantes, intermediarios , navegantes)
que faciliten el intercambio de los productos de unos y otros.
Esta clase social no ejerce ninguna actividad política porque no es su función. Su
comportamiento debe caracterizarse por la moderación o templanza .
b) Los militares
c) Los gobernantes
Será la única que ejercerá el poder político de tomar decisiones. Estará formada por
personas sabias, por aquellas que han accedido al conocimiento y contemplación
de las Ideas, especialmente de la idea de Justicia, de Orden, de Estado. Esta clase
estará formada por una selección de los militares, de los mejores militares, los que
hayan pasado una larga selección. Es la clase de los gobernantes-filósofos y la
virtud que ha de caracterizar su comportamiento es la prudencia.
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LA JUSTICIA EN EL ESTADO
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al hombre y, consecuentemente, a la la sociedad. En íntima relación con la
educación aparece la reflexión platónica sobre el deber ser de la política. Platón
está preocupado por cómo debe ser el gobernante, que debe mejorar a sus
ciudadanos. Platón critica a quienes utilizan la política como medio de
enriquecimiento personal o ascenso social.
En el libro VIII de La República habla de otros regímenes políticos que son cuatro
posibles enfermedades del Estado o degeneraciones del Estado perfecto o
aristocracia.
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