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“Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”

I.E.P. SMILE SCHOOL

PLATÓN Y ARISTÓTELES

NOMBRE : OSCAR ALBERTO

FLORES QUESQUÉN

PROFESOR : JEAN MARCO NAPA ESCAJADILLO

CURSO : FILOSOFIA

GRADO : 5TO AÑO

2022
Introducción
A través del siguiente trabajo, intentaremos exponer las
ideas políticas de dos de los más grandes pensadores que tuvo
nuestra historia: Platón y Aristóteles.

A lo largo del curso de la cátedra hemos podido considerar algunos


aspectos relacionados principalmente a su concepción del poder y la
forma que tenían de legitimarlo; haciendo una breve referencia a las
nociones de Aristóteles, sobre las formas de gobierno que él analizó.
Nuestra intención es la de exponer las formas de gobierno que ambos
analizaron, extrayendo algunas citas de sus dos libros más importante;
es decir de La República, de Platón; y La política, de Aristóteles.

Consideramos que es uno de los temas más importantes de sus


concepciones filosóficas, por lo que se verá a lo largo de la investigación,
en lo que refiere (lo cual constituye a su vez una similitud entre ambos)
a la gran trascendencia que tenía para ellos la política,
como ciencia o disciplina fundamental dentro del marco de sus ideas.

Es importante destacar, como veremos dentro del marco introductorio


del presente, la influencia notorio que ejercieron sobre ellos algunos
pensadores y líderes políticos de la época. Al mismo tiempo,
consideramos importante destacar, la gran influencia recibida de
la sociedad en la que vivieron: los cambios políticos que se sucedieron
en Atenas, que cumplió un largo proceso de transformaciones políticas
hasta llegar a la época "clásica", pasando por diversas formas de
gobierno (muchas de ellas analizadas por sendos filósofos) hasta llegar a
constituirse en democracia, organización que ellos vivieron "en carne
propia" y que motivó varias críticas, muchas de las cuales veremos en el
apartado correspondiente. También, la influencia recibida de otra gran
ciudad de la antigua cultura griega, Esparta, cuyo estado militarizado
sirvió de base a las concepciones que elaboraron respecto de un estado
ideal que pretendieron realizar los dos.

Como expresamos anteriormente, consideramos que este tema es uno


de los que más ha influido en la actualidad, además de otras nociones
filosóficas de ambos, las cuales no trataremos, ya que no se adaptarían
al tipo de trabajo solicitado, por el vasto legado que han dejado a
nuestra civilización.
Platón
(Atenas, 427 - 347 a. C.) Filósofo griego. Junto con su maestro Sócrates
y su discípulo Aristóteles, Platón es la figura central de los tres grandes
pensadores en que se asienta toda la tradición filosófica europea. Fue el
británico Alfred North Whitehead quien subrayó su importancia afirmando
que el pensamiento occidental no es más que una serie de comentarios
a pie de página de los diálogos de Platón.

Platón

La circunstancia de que Sócrates no dejase obra escrita, junto al hecho


de que Aristóteles construyese un sistema opuesto en muchos aspectos
al de su maestro, explican en parte la rotundidad de una afirmación que
puede parecer exagerada. En cualquier caso, es innegable que la obra
de Platón, radicalmente novedosa en su elaboración lógica y literaria,
estableció una serie de constantes y problemas que marcaron el
pensamiento occidental más allá de su influencia inmediata, que se
dejaría sentir tanto entre los paganos (el neoplatonismo de Plotino)
como en la teología cristiana, fundamentada en gran medida por San
Agustín sobre la filosofía platónica.

Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón abandonó su inicial


vocación política y sus aficiones literarias por la filosofía, atraído por
Sócrates: fue su discípulo desde los veinte años y se enfrentó
abiertamente a los sofistas (Protágoras, Gorgias). Tras la condena a muerte
de Sócrates (399 a. C.), huyó de Atenas y se apartó completamente de la
vida pública; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre un lugar
central en su pensamiento, y llegó a concebir un modelo ideal de Estado.
Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde entró en contacto con los
discípulos de Pitágoras; tras una negativa experiencia en Siracusa como
asesor en la corte del rey Dionisio I el Viejo, pasó algún tiempo prisionero
de unos piratas, hasta que fue rescatado y pudo regresar a Atenas. Allí
fundó en el año 387 una escuela de filosofía, situada en las afueras de la
ciudad, junto al jardín dedicado al héroe Academo, de donde procede el
nombre de Academia. La Academia de Platón, una especie de secta de
sabios organizada con sus reglamentos, contaba con una residencia de
estudiantes, biblioteca, aulas y seminarios especializados, y fue el
precedente y modelo de las modernas instituciones universitarias.
En ella se estudiaba y se investigaba sobre todo tipo de asuntos, dado
que la filosofía englobaba la totalidad del saber, hasta que
paulatinamente fueron apareciendo (en la propia Academia) las
disciplinas especializadas que darían lugar a ramas diferenciadas del
saber, como la lógica, la ética o la física. Pervivió más de novecientos
años (hasta que Justiniano la mandó cerrar en el 529 d. C.), y en ella se
educaron personajes de importancia tan fundamental como su
discípulo Aristóteles.

Obras de Platón
A diferencia de Sócrates, que no dejó obra escrita, los trabajos de Platón
se han conservado casi completos. La mayor parte están escritos en
forma dialogada; de hecho, Platón fue el primer autor que utilizó el
diálogo para exponer un pensamiento filosófico, y tal forma constituía ya
por sí misma un elemento cultural nuevo: la
contraposición de distintos puntos de vista y
la caracterización psicológica de los
interlocutores fueron indicadores de una
nueva cultura en la que ya no tenía cabida
la expresión poética u oracular, sino el
debate para establecer un conocimiento
cuya legitimación residía en el libre
intercambio de puntos de vista y no en la
simple enunciación.

Platón y Aristóteles en La escuela de Atenas (1511), de Rafael


Los veintiséis diálogos platónicos probadamente auténticos (de los
cuarenta y dos transmitidos por la Antigüedad) pueden clasificarse en
tres grupos. Los diálogos del llamado período socrático (396-388), entre
los que se incluyen la Apología, Critón, Eutifrón, Laques, Cármides, Ión, el Hipias
menor y tal vez Lisis (que quizá sea posterior), revelan claramente la
influencia de los métodos de Sócrates y se distinguen por el predominio
del elemento mímico-dramático: comienzan abruptamente, sin
preámbulos preparatorios. Todas estas obras son anteriores al primer
viaje de Platón a Sicilia, y en ella dominan los diálogos investigadores a
la manera socrática.
Dentro de los diálogos del siguiente período, llamado constructivo o
sistemático, pertenecen a una fase de transición Protágoras, Menón (que
anunció la doctrina de las Ideas), Gorgias, Menéxenes, Crátilo y Eutidemo. Los
grandes diálogos de esta etapa son el Fedón, cuyo tema es la
inmortalidad del alma; El banquete, en el que seis oradores debaten sobre
el amor; La República, el texto platónico más sistemático, fruto de largos
años de trabajo, que presenta tres líneas principales de argumentación
(ético-política, estético-mística y metafísica) combinadas en un todo; y
el Fedro, que mediante la forma de diálogo dramático debate aspectos
relativos a la belleza y el amor, y contiene momentos de honda poesía.
Estos diálogos, en los que se muestra en su apogeo la fuerza expresiva
de Platón, no son ensayos filosóficos propiamente dichos, sino obras
literarias que tratan temas filosóficos, y por ello no se limitan a un solo
tema o asunto.
Los diálogos del período tardío o revisionista, por último, fueron escritos
a partir del momento de la fundación de la Academia. Si bien carecen de
los méritos dramáticos y literarios que caracterizaron a los diálogos
precedentes, presentan en cambio una mayor sutileza y madurez de
juicio, ya que en ellos se expresa más el pensador decidido a presentar
la definitiva exposición de su pensamiento filosófico que el artista. En
el Parménides, Platón revisa la doctrina de las Ideas; en el Teeteto combate
el escepticismo de Protágoras acerca del conocimiento, al tiempo que
exalta la vida contemplativa del filósofo; en el Timeo expone el mito de la
creación del mundo por obra del Demiurgo; en el Filebo trata las
relaciones entre el Bien y el placer, y en Las leyes intenta adaptar más a
la realidad su doctrina del Estado ideal, tomando como referencia las
constituciones y legislaciones de varias ciudades griegas.
Aristóteles
La filosofía occidental se asienta en la obra de los tres grandes filósofos
griegos de la Antigüedad: Sócrates, Platón y Aristóteles. Pese a la
singular relación que los unió (Sócrates fue maestro de Platón, quien lo
fue a su vez de Aristóteles), la orientación de su pensamiento tomó
distintos caminos, y correspondería a Aristóteles culminar los esfuerzos
de sus maestros y ejercer la influencia más perdurable, no sólo en el
terreno de la filosofía y la teología, sino prácticamente en todas las
disciplinas científicas y humanísticas. De hecho, por el rigor de su
metodología y por la amplitud de los campos que abarcó y sistematizó,
Aristóteles puede ser considerado el primer investigador científico en el
sentido moderno de la palabra.

Aristóteles

Algunos ejemplos pueden dar idea de hasta qué punto Aristóteles


estableció las bases que configurarían el pensamiento europeo: las
teologías cristiana y musulmana del Medioevo asumieron su metafísica;
la física y la astronomía aristotélicas se mantuvieron vigentes hasta el
siglo XVII; sus estudios zoológicos, hasta el XIX; la lógica, hasta el siglo
XX; sus apenas cincuenta páginas sobre estética se siguen debatiendo
en nuestros días.

Su incuestionada autoridad, reforzada desde la Baja Edad Media por el


aristotelismo eclesiástico, llegó incluso a frenar el desarrollo de la
ciencia. De tomarse este hecho como una acusación, habría que dirigirla
no al filósofo sino a sus dogmáticos seguidores; pero más razonable es
tomarlo como ilustración de la sobrehumana magnitud de su impronta y
del abismal adelanto que representó su obra.

En la Academia de Platón
Aristóteles nació en el año 384 a.C. en Estagira, una pequeña localidad
macedonia cercana al monte Athos; de su población natal procede una
designación habitual para referirse al filósofo: el Estagirita. Su padre,
Nicómaco, era médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo II de
Macedonia y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno. Nicómaco
pertenecía a la familia de los Asclepíades, que se reclamaba
descendiente del dios fundador de la medicina y cuyo saber se
transmitía de generación en generación. Ello invita a pensar que
Aristóteles fue iniciado de niño en los secretos de la medicina, y que de
ahí le vino su afición a la investigación experimental y a la ciencia
positiva. Huérfano de padre y madre en plena adolescencia, fue
adoptado por Proxeno, al cual podría mostrar años después su gratitud
adoptando a un hijo suyo llamado Nicanor.
En el año 367, es decir, cuando contaba diecisiete años de edad, fue
enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. No se sabe
qué clase de relación personal se estableció entre ambos filósofos, pero,
a juzgar por las escasas referencias que hacen el uno del otro en sus
escritos, no cabe hablar de una amistad imperecedera. Lo cual, por otra
parte, resulta lógico si se tiene en cuenta que la filosofía de Aristóteles iba a
fundarse en una profunda crítica al sistema filosófico platónico.
Ambos partían de Sócrates y de su concepto de eidos, pero las dificultades
de Platón para insertar en el mundo real su mundo eidético, el mundo de
las Ideas, obligaron a Aristóteles a ir perfilando términos como
«sustancia», «materia» y «forma», que le alejarían definitivamente de la
Academia. En cambio es absolutamente falsa la leyenda según la cual
Aristóteles se marchó de Atenas despechado porque Platón, a su
muerte, designase a su sobrino Espeusipo para hacerse cargo de la
Academia: por su condición de macedonio, Aristóteles no era legalmente
elegible para ese puesto.

La aventura de los manuscritos


Con la muerte de Alejandro en el 323, se extendió en Atenas una oleada
de nacionalismo (antimacedonio) desencadenado por Demóstenes, hecho
que le supuso a Aristóteles enfrentarse a una acusación de impiedad. No
estando en su ánimo repetir la aventura de Sócrates, Aristóteles se exilió
a la isla de Chalcis, donde murió en el 322. Según la tradición,
Aristóteles cedió sus obras a Teofrasto, el cual las cedió a su vez a
Neleo, quien las envió a casa de sus padres en Esquepsis sólidamente
embaladas en cajas y con la orden de que las escondiesen en una cueva
para evitar que fuesen requisadas con destino a la biblioteca de
Pérgamo. Muchos años después, los herederos de Neleo las vendieron a
Apelicón de Teos, un filósofo que se las llevó consigo a Atenas. En el 86
a.C., en plena ocupación romana, Lucio Cornelio Sila se enteró de la
existencia de esas cajas y las requisó para enviarlas a Roma, donde
fueron compradas por Tiranión el Gramático. De mano en mano, las
obras fueron sufriendo sucesivos deterioros hasta que, en el año 60
a.C., fueron adquiridas por Andrónico de Rodas, el último responsable
del Liceo, quien procedió a su edición definitiva.

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