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Select I Jun 2013
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La literatura española del Realismo es un movimiento literario que forma parte del
Realismo, un movimiento cultural que se impulsó en Europa a mediados del siglo XIX
al mermar las tendencias del movimiento romántico. Es una corriente procedente de
Francia que, hacia 1850, desarrolló gérmenes ya existentes en el Romanticismo, sobre
todo el costumbrismo. Las ideas románticas se irían disolviendo poco a poco y se
empezaba a reaccionar contra "el arte por el arte"; la mirada de algunos estaba cansada
de lo imaginativo y pintoresco, y pretendió observar objetivamente a las personas,
sociedad y acciones contemporáneas. Su objetivo era presentar un retrato de la sociedad.
El principal precursor fue Honoré de Balzac (1799-1850) que, con obras como La
Comedia Humana, impuso en la novela un fin moral y social. Esta finalidad, haciéndose
casi exclusiva, muy pronto condujo, en algunos autores, al Naturalismo.
El término "realista" se empleó por primera vez en 1850, referido a la pintura, pero se
amplió con posterioridad al resto de las artes. En literatura se plasmó mayormente la
novela. Quizá uno de los motivos del éxito popular de las novelas se encuentra en su
publicación en los periódicos de la época. Los editores utilizaban la novela por entregas
para conseguir que el público se viera obligado a comprar diariamente el periódico. La
actitud del escritor realista es analítica y crítica, y se suele mantener al margen de lo que
relata. Las principales novelas del siglo XIX eran de carácter social, y a los escritores se
les consideraba como "historiadores del presente".
Contenido
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1 Marco histórico
2 El Naturalismo
3 Características Literarias del Realismo
4 El Realismo y Naturalismo en España
5 La novela: principales autores
o 5.1 Juan Valera
o 5.2 José María de Pereda
o 5.3 Pedro Antonio de Alarcón
o 5.4 Benito Pérez Galdós
o 5.5 Emilia Pardo Bazán
o 5.6 Luis Coloma
o 5.7 Leopoldo Alas (Clarín)
o 5.8 Armando Palacio Valdés
o 5.9 Vicente Blasco Ibáñez
6 La poesía
o 6.1 Ramón de Campoamor
o 6.2 Gaspar Núñez de Arce
o 6.3 Otros poetas
7 El teatro
o 7.1 José Echegaray
o 7.2 Manuel Tamayo y Baus
o 7.3 Otros dramaturgos
8 La crítica: Menéndez Pelayo
9 Bibliografía
10 Véase también
11 Enlaces externos
[editar] El Naturalismo
Émile Zola retratado por Manet
Artículo principal: Naturalismo.
Esta tendencia literaria nació en Francia y su máximo representante fue Émile Zola
(1840-1902). Éste parte de la filosofía positivista de Auguste Comte (1798-1857), de los
métodos del fisiólogo Claude Bernard (1813-1878) y de varios de los logros definitorios
del espíritu moderno: la democracia, los métodos experimentales (Claude Bernard) y las
teorías sobre la herencia (Charles Darwin). De esta manera, Zola busca la razón de los
problemas sociales en el ambiente, y la de los individuos, en la herencia biológica. Así,
el Naturalismo adopta una concepción materialista y determinista de las personas, que
no son responsables moralmente, pues son resultado del ambiente que les rodea y de la
herencia. Si el escritor realista es consciente de lo que sucede, el naturalista actúa como
un juez de instrucción que investiga los antecedentes y las causas. Zola poseía una
ideología socialista, y en sus obras abundan personajes como los alcohólicos, locos y
psicópatas.
En España, debido a las contradicciones entre las teorías naturalistas y las creencias
religiosas, tuvo escaso eco, llegando la crítica a preguntarse si efectivamente se dio ese
movimiento en sentido estricto. De ello trata la propia Emilia Pardo Bazán en su
artículo La cuestión palpitante, que sí se consideraba en dicha escuela. También se han
considerado naturalistas pasajes de autores como Benito Pérez Galdós, pero fue
explícitamente rechazado por la mayoría. Al hablar de naturalismo español, la frontera
con el realismo no es clara y, al no adoptarse las teorías francesas, no es fácil diferenciar
bien ambos movimientos.
En España, el mejor fruto literario de la segunda mitad del siglo XIX fue la novela,
consecuencia, a su vez, del florecimiento internacional del género en esa época como
expresión del auge de la clase media o burguesía que, a lo largo de sucesivas
revoluciones (1789, 1820, 1830, 1848), fue conquistando el poder político. Los valores
e inquietudes de la clase burguesa aparecen reflejados como en un espejo en la literatura
del Realismo: individualismo, materialismo, deseo de ascenso social y aprecio por lo
cotidiano e inmutable.
Los temas del Realismo literario son fundamentalmente el contraste entre los valores
tradicionales y campesinos y los valores modernos y urbanos o el éxodo del campo a la
ciudad y los contrastes sociales y morales que provoca, la lucha por el ascenso social y
el éxito moral y económico, la condición insatisfecha de la mujer que ya posee derecho
a la instrucción elemental pero no puede acceder al mundo del trabajo y a la
independencia e individualismo burgueses, con lo que aparece el tema del adulterio y la
fantasía folletinesca y sentimental, a manera de escape. Hay dos tendencias en el
Realismo: la progresista y la conservadora.
Esta generación está formada por una serie de escritores considerada nueva clase
nacional. El periodo de máxima coincidencia como generación tuvo lugar en la década
de los ochenta. Dicha generación la integran: Pedro Antonio de Alarcón, José María de
Pereda, Benito Pérez Galdós, Juan Valera, Leopoldo Alas Clarín, Emilia Pardo Bazán y
Armando Palacio Valdés.
Las características que definen a este grupo son una conciencia de clase y optimismo
(que más tarde tornará al pesimismo, por la revolución de 1868). A nivel individual
cada uno presenta un estilo propio. De todos los autores de este grupo, Alarcón es el
único que presenta algunos rasgos heredados del romanticismo, sobre todo el
costumbrismo más romántico. Esta influencia se aprecia claramente en Cuentos
amatorios (1881), Historias nacionales (1881) y Narraciones inverosímiles (1881).
Juan Valera.
Desde sus comienzos, Valera fue reacio tanto al Romanticismo, por sus extremismos,
como al Realismo, porque le impedía desarrollar plenamente su fantasía. Solo adoptó
una postura realista cuando eligió ambientes reales (como su Andalucía natal) y
personajes verosímiles, aunque rechazó los aspectos menos atrayentes de la realidad, tan
al gusto de los naturalistas y algunos realistas.
Juan Valera fue liberal político y escéptico en cuanto a la religión. Empleó un lenguaje
literario sencillo, aunque no vulgar. Al morir, los escritores de la Generación del 98 le
guardaron un profundo respeto. Hoy se le considera por gran parte de la crítica como el
mejor prosista del siglo XIX, pese a reconocer la superioridad creadora de Galdós.
Pedro Antonio de Alarcón nació en Guadix (Granada) en 1833. Fue uno de los
principales responsables de que el realismo se impusiera a la prosa romántica en boga
en aquellos momentos. Fue político además de escritor y en su ideología evolucionó
desde posturas liberales a más tradicionalistas.
Novelas
Más tarde, entre 1881 y 1915, publicó 24 novelas cuyo conjunto constituye una especie
de "comedia humana" de la vida cotidiana de Madrid. Mantenían tesis progresistas, pero
menos hirientes. Su interés se centraba en la clase media, contemplada con exactitud y
melancolía. Entre este conjunto de novelas descollan La de Bringas; Fortunata y
Jacinta, su obra más importante; Miau, dramática visión de la burocracia de la época;
Torquemada en la hoguera, estudio de la avaricia; Misericordia, con personajes de
bajos fondos.
Obras dramáticas
Pérez Galdós inició muy tarde su carrera de autor dramático. Entre sus obras sobresalen
La loca de la casa, La hija de San Quintín, Electra (cuyo estreno causó conmoción
social) y El Abuelo, adaptada cinematográficamente por José Luis Garci. El teatro
galdosiano se caracteriza por su sinceridad e inconformismo, aunque su lenguaje teatral
resulta actualmente anticuado.
Importancia de Galdós
El éxito de los Episodios Nacionales y de muchas de sus novelas y obras dramáticas fue
absoluto. Los críticos y los escritores de su época lo consideraron como un genio,
aunque su compromiso en lo religioso, en lo social y en lo político le creó grandes
adversarios. También los escritores del 98 recibieron sus influencias, aunque se
revelaron contra su "chabacanería" (Valle-Inclán, por ejemplo, lo apodó "don Benito el
garbancero"), sin percatarse quizá de que lo únicamente chabacano eran las vidas que
describía. Actualmente es considerado como uno de los primeros novelistas españoles.
Emilia Pardo Bazán nació en La Coruña en 1851. I Condesa de Pardo Bazán, ( luego
cambiada la denominación por Condesa de Torre de Cela ). A los diecisiete años se
casó con José Quiroga y Pérez de Deza y se instaló en Madrid. Fue una mujer con una
amplia cultura, realizó numerosos viajes y se creó para ella una cátedra de Literatura en
la Universidad de Madrid, ciudad donde falleció en 1921.
Obra
Obra
Clarín gozó de un gran prestigio como crítico literario. Sus artículos evidencian su gran
conocimiento y rectitud de juicio (expresado en muchas ocasiones con hiriente
sarcasmo). Sus artículos, que le dieron una temida autoridad en el panorama literario
español, fueron recopilados por el autor en volúmenes como Solos de Clarín y Paliques.
También cultivó el cuento y la novela breve; publicó más de setenta obritas de este
género. Entre los primeros relatos cortos que compuso, sobresale Pipá (1879), que
cuenta la tragedia de un pillete ovetense. También merece mención Adiós, Cordera,
clásico idilio dramático.
Pero fundamentalmente se reconoce su faceta como novelista, por las dos únicas
novelas que escribió: La Regenta y Su único hijo. La primera de ellas (1885) es la más
importante. Con claras influencias de Madame Bovary de Flaubert, presenta física y
moralmente a Vetusta (nombre metafórico de Oviedo) como prototipo de una ciudad
española, dormida en el tradicionalismo. Utilizó Alas una técnica naturalista; pero no
pintó ambientes sórdidos como Zola (cuya acción transcurre en medios burgueses), sino
que el pesimismo aparece con rasgos evidentes de ternura e ironía. En La Regenta salen
a debatir las conciencias (en especial la de su protagonista Ana Ozores, de carácter
similar al de Emma Bovary), en su lucha con su deber y con el ambiente, dando una
imagen a la ciudad que muchos consideraron injuriosa. La novela fue condenada
rápidamente por la Iglesia, aunque con el paso del tiempo Clarín y el obispo entablaron
una franca amistad. Hoy se considera a La Regenta como la novela cumbre del
Realismo español, junto a Fortunata y Jacinta de Galdós.
Armando Palacio Valdés (Entralgo, Asturias, 1853 - Madrid, 1938) se educó en Avilés
y terminó el bachillerato en Oviedo; siguió la carrera de Leyes en Madrid. Dirigió la
Revista Europea, donde publicó artículos que luego reunió en Semblanzas literarias
(1871). A la muerte de José María de Pereda en 1905, asumió su cargo en la Real
Academia de la Lengua.
Gran amigo de Clarín, escribió varias novelas importantes, como Marta y María, en la
que las dos hermanas bíblicas son trasladadas a un ambiente contemporáneo, que
combate el falso misticismo. La más popular de sus obras es La hermana de San
Sulpicio, donde narra las aventuras que anteceden al matrimonio de un médico gallego y
de la protagonista, una monja sin vocación que no renueva sus votos. También cabe
destacar La aldea perdida, historia dramática de un pueblo degradado por la explotación
minera.
Vicente Blasco Ibáñez nació en Valencia en 1867. Mantuvo ideas republicanas radicales
por las que sufrió arrestos y destierros. Fue diputado en siete legislaturas. En el año
1909 partió a Argentina en busca de fortuna, pero su intento fracasó. Defendió a los
aliados durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918); con ese fondo escribió Los
cuatro jinetes del Apocalipsis, novela de gran éxito mundial. Siguió una vida de
millonario cosmopolita y muchos de sus relatos fueron adaptados al cine en Hollywood.
Falleció en 1928 en Menton, en la Costa Azul. Sus restos fueron trasladados a Valencia
en 1933, donde fueron recibidos triunfalmente.
Blasco produjo una enorme obra novelesca; en ella descollan las obras ambientadas en
Valencia o en su provincia, tan intensamente amada por el escritor (Arroz y tartana, La
barraca, Entre naranjos, Cañas y barro). Reflejó sus ideas políticas, sociales y
antirreligiosas en La catedral o en La bodega, aunque como se ha comentado
anteriormente, su fama se debe en gran parte a Los cuatro jinetes del Apocalipsis, que
trata sobre dramas familiares durante la Gran Guerra.
[editar] La poesía
Cierto es que hacia la segunda mitad del siglo XIX la novela evolucionó rápidamente
hacia el Realismo, pero esto no ocurrió con la lírica y en el teatro, cuya transformación
fue menos violenta y aún continuaron impregnados de romanticismo hasta final de
siglo.
Este romanticismo postrero es más aparente que real; en ocasiones carece de fondo y sin
la exaltación lírica a la que se entregaba el romanticista de pro. Esto es debido a la
sociedad, pues era el momento de la burguesía que consolidaría la Restauración de
1875. Dicha sociedad, que estaba sentando las bases del capitalismo y dando los
primeros pasos de industrialización del país, no dejó cabida para las personas que
admiraban el arte de forma desinteresada.
Los escritores más representativos son Gaspar Núñez de Arce y Ramón de Campoamor,
en ocasiones adscritos al Romanticismo como opositores al movimiento, pues en este
romanticismo tardío aún quedaban pequeños vestigios con Gustavo Adolfo Bécquer y
Rosalía de Castro.
Su creación más personal, sin embargo, son sus pequeños poemas, como Humoradas,
Doloras y Pequeños poemas. Con ellos pretendió romper con el Romanticismo, creando
una poesía acorde con el momento, prosaica, sencilla, escéptica y en algunos casos
irónica, con una moraleja que suele ser trivial. Hoy puede ser considerada por los
estudiosos ramplona y banal. En cualquier caso, Campoamor explicó sus ideas
innovadoras en Poética, en la que dice:
Escribió dramas, como El haz de leña, que trata sobre del tema del príncipe don Carlos,
hijo de Felipe II, un tema ya tratado por Schiller; aunque su obra mejor valorada está
constituida por sus poesías y sus poemas extensos.
Núñez de Arce cuidaba la expresión, pero sus poemas están cargados de artificiosidad
política (como en Gritos del combate, en los que pretendía conseguir una poesía civil y
patriótica); en exaltados discursos de corte filosófico (La duda). Se le suele achacar el
abuso de una retórica demasiado fácil. También escribió cuentos o leyendas
versificadas, como Un idilio, La pesca y El vértigo.
Aunque menos importantes, también hubo otros numerosos poetas que siguieron las
tendencias realistas, entre ellos:
[editar] El teatro
El teatro realista español describe un arco desde las posturas más conservadoras y
acríticas a las más progresistas y ácidas: desde la alta comedia de Adelardo López de
Ayala y Ventura de la Vega, al teatro éticamente inquieto de Benito Pérez Galdós y la
acerada crítica de Enrique Gaspar (1842-1902), dramaturgo de minorías. Junto a estos
autores, se reanudó el interés por el costumbrismo que reflejó el público burgués más
conservador a través de géneros como la zarzuela o género chico, el sainete o el teatro
por horas. Se trataba de un teatro fundamentalmente de evasión, que procuraba no
plantear problemas de conciencia al burgués. Junto a ello, se intentaba revitalizar los
anticuados valores conservadores de la honra con las iniciativas para hacer revivir el
drama histórico romántico por parte de Manuel Tamayo y Baus o por parte del
neorromanticismo del matemático José Echegaray.
José Echegaray (1832-1916) nació en Madrid y ocupó altos cargos políticos. Fue
ingeniero de Caminos, de cuya escuela fue director. Alternó el estudio de las
matemáticas y de los problemas científicos (sobre los que publicó dos libros: Ciencia
popular y Vulgarización científica) con la poesía dramática, que según Lázaro Carreter
«le da una cierta sequedad sistemática que muestra más el esfuerzo que el instinto
poético». En 1904 se le concedió, junto a Frédéric Mistral, el Premio Nobel.
Echegaray trató de combinar dos elementos incompatibles: un romanticismo exagerado
con el positivismo y realismo latente en su tiempo. Como resultado se da un teatro de
costumbre contemporáneas, a base de procedimientos románticos, en los que según la
crítica abusa de las situaciones trágicas y patéticas, y se caracteriza porque en cada una
de sus obras plantea un caso de conciencia, un problema ideológico o, como se titula
una de sus obras, un Conflicto entre los deberes. Entre sus obras más relevantes se
encuentran El loco Dios, Mancha que limpia, El gran Galeoto, O locura o santidad.
Manuel Tamayo y Baus (1829-1898) nació en Madrid. Fue hijo de actores y se casó con
la hija del famoso actor Isidoro Máiquez. Estuvo en permanente contacto con el teatro y
abarcó en sus obras gran variedad de temas. Escribió tragedias clásicas (Virginia),
dramas románticos (Locura de amor, sobre Juana la Loca), teatro costumbrista (La bola
de nieve y Lo positivo) y el teatro de tesis (Lances de honor y Los hombres de bien). Su
obra más importante es Un drama nuevo, en la que presenta a la compañía teatral de
Shakespeare, que ha de representar un drama en el que el actor Walton descubre que
Alicia, su mujer, que desempeña este papel en la obra, le es infiel. Pero lo que ocurre
ficticiamente en la ficción, también ocurre en la realidad: Alicia ama a Edmundo y, al
representarse la obra, Walton mata a su esposa en escena para limpiar su honor.
Finalmente Shakespeare explica al público lo ocurrido.
Entre los libretistas de zarzuelas, descollan Marcos Zapata, Ricardo de la Vega, José
López Silva y Miguel Ramos Carrión y, entre los autores de sainetes, Tomás Luceño y
Vital Aza.
Menéndez Pelayo fue quizá la figura cumbre de la cultura española en el siglo XIX,
maestro del pensamiento, la historia y la crítica contemporánea. Nació en Santander en
1856 y estudió en varios países. A los veintidós años obtuvo una cátedra en la
Universidad de Madrid. A los veinticinco fue nombrado miembro de la Real Academia
Española y, poco más tarde, de la de Historia. También dirigió la Biblioteca Nacional.
Al morir en 1912 dejó a Santander como legado su valiosa biblioteca personal.
La obra de Menéndez Pelayo es muy extensa y cuenta con una gran capacidad de
síntesis. En sus libros se puede apreciar su amor a España y un encendido catolicismo.
Pretendió reconstruir todo el pasado histórico español, con una finalidad revalorizadora
que en varias ocasiones le arrastró a fuertes polémicas (por ejemplo, la originada por su
libro La ciencia española). Para muchos críticos ha trazado las líneas fundamentales del
pensamiento español en obras como Historia de los heterodoxos españoles y la Historia
de las ideas estéticas en España. En cuanto a la historia literaria, construyó obras como
Orígenes de la novela, Antología de poetas líricos (detenida a finales de la Edad
Media), los prólogos a las Obras de Lope de Vega, entre otras.
[editar] Bibliografía
Karimi, Kian-Harald. Las formas de lo divino y la pobreza de lo cotidiano:
ilusión y realidad a través de los ejemplos ‘Misericordia’ de Pérez Galdós y
‘Morsamor’ de Valera", en: Stenzel, H. (ed.): Estrategias narrativas y
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López Jiménez, Luis. El Naturalismo y España: Valera frente a Zola. Madrid:
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Miralles García, Enrique. La novela española de la Restauración (1875-1885):
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12-0
Miranda García, Soledad. Religión y clero en la gran novela española del siglo
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Oleza, Joan. La novela del siglo XIX: del parto a la crisis de una ideología.
Valencia: Bello, 1976. ISBN 84-212-0039-9
Pattison, Walter T. El naturalismo español: historia externa de un movimiento
literario. Madrid: Gredos, 1969. ISBN 84-249-0279-3
Villanueva Prieto, Francisco Darío. Teorías del realismo literario. Pozuelo de
Alarcón: Espasa-Calpe, 1992. ISBN 84-239-1771-1
VV.AA. Polémica sobre el realismo. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo,
1972.
Lázaro Carreter, Fernando. Lengua castellana y literatura Segundo de
Bachillerato. Madrid: Anaya, 2003.ISBN 84-667-2158-4
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