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Tema 1. Realismo y naturalismo. Características generales.

La narrativa
realista: Galdós, Clarín y Pardo Bazán.

A mediados del siglo XIX, una nueva corriente cultural y artística sustituye al Romanticismo: el
Realismo. Románticos y realistas coinciden en su desprecio por el mundo en el que les tocó vivir.
Detestan ambos el mundo burgués, el capitalismo o la industrialización. Sin embargo, su respuesta ante
una realidad que les desagrada va a ser muy distinta. Los románticos se refugian en la propia intimidad o
se evaden en el tiempo y en el espacio, mientras que los realistas intentan analizar la realidad.
Como todo movimiento cultural, surge a partir de una serie de condicionamientos tanto
ideológicos como literarios:
- El cambio revolucionario experimentado por una sociedad en la que una clase social, la
burguesía, se ha instalado en el poder, convirtiendo en dominante el modo de producción
capitalista del que era generadora ya desde la Edad Media e impulsando la expansión industrial.
- El modelo cultural realista se impone en conexión con la fatiga a la que ha conducido el largo
proceso revolucionario y el desencanto por sus resultados. Son conscientes de que el beneficio
de este proceso ha sido monopolizado por una clase social, la burguesía. Las “ilusiones
perdidas”, el desencanto es un motivo temático repetido en la literatura de la época.
- El desarrollo científico, concretamente, las teorías evolucionistas de Darwin serían un referente
para muchos escritores. Realistas y naturalistas aplican al medio social las teorías que Darwin
aplicaba a la naturaleza.

La novela realista
Una vez impuesto el realismo como modelo cultural, en ningún género literario se manifestó
como en la novela, género idóneo para representar y analizar la realidad social.
Esta nueva narrativa se caracteriza por los siguientes rasgos:
a) Los novelistas escriben para el único público posible: la burguesía. Además está clase social
protagoniza la mayor parte de las obras.
b) Utilizan para la composición de las obras el método de las ciencias naturales: la observación. El
escritor se propone, por tanto, reflejar el mundo tal cual lo observa. Describen, por tanto, el mundo
que conocen.
c) El carácter cientificista del Realismo se aprecia en que todos los hechos responden a la ley de la
causalidad. No ocurre nada que no tenga una explicación. La verosimilitud preside el desarrollo de los
hechos, la caracterización de los personajes, incluso el lenguaje, que se adecua al carácter o a la
procedencia social o geográfica de los personajes.
d) Los autores estudian al ser humano en su dimensión social. Analizan críticamente la sociedad, de tal
modo que el enfrentamiento entre el individuo y la sociedad es el eje de muchas narraciones. Y
muestran cómo el medio social condiciona al individuo.
e) Un narrador omnisciente es el que transmite los hechos.

El Naturalismo
Es una evolución de la novela realista que se desarrolla a finales del s.XIX. Su impulsor fue el
escritor francés, Émile Zola, quien expuso su teoría en la obra La novela experimental. Varias influencias
se evidencian en el Naturalismo: las teorías de Darwin, en los conceptos de “transmisión hereditaria”,
“selección natural”, “lucha por la existencia” y “adaptación al medio ambiente”; la corriente filosófica
Positivismo, que defiende que el único conocimiento válido es el científico y solo aquello que puede
demostrarse empíricamente tiene existencia; y por último, el experimentalismo científico de Claude
Bernard, autor de la obra La medicina experimental.
Los escritores naturalistas tratan de imitar los métodos científicos, no solo la observación sino
también la experimentación. El espíritu cientificista explica la exactitud en la descripción de los hechos y
el tono impersonal ante ellos que adopta el narrador.
La pretensión de describir la realidad tal cual es propicia el reflejo de los aspectos más negativos
de esta. Cualquier temática es susceptible de tratamiento literario. Esta práctica se traduce en novelas
llenas de pesimismo y denuncia social, con personajes pertenecientes a las clases más desfavorecidas,
cuyas miserables condiciones de vida son descritas con detalle.
En España, no existió un Naturalismo puro sino que sus características se mezclaron con las del
Realismo. Por ejemplo, la parte espiritual del ser humano (psicología, creencias…) siempre estuvo
presente en la descripción de los personajes; mientras que en el Naturalismo francés, fruto de la
influencia de Darwin (“determinismo hereditario”, “influencia del medio”), dominaba la atención a los
rasgos fisiológicos.

GALDÓS
Benito Pérez Galdós plasma en su extensísima obra la realidad de su época desde una
perspectiva liberal y crítica.
En su obra narrativa, hay que destacar sus novelas históricas (Episocios Nacionales) y el resto de
su producción, en la que podemos señalar tres etapas:
1) Novelas de tesis:
En ellas muestra sus convicciones ideológicas creando historias que desarrollan un conflicto
entre dos posturas o tesis contrarias. Se enfrentan en esta novelas dos mundos antagónicos: la
España tradicional (dominada por el fanatismo religioso) y el de los liberales con sus nuevos ideales
democráticos.
En ellas, con frecuencia aparecen diálogos en los que se discute sobre cuestiones políticas o
ideológicas.
Los personajes son tipos, es decir, meros soportes de las ideas que expone el autor, y las
localizaciones son imaginarias (Orbajosa, Villahorrorosa…) para apoyar el carácter simbólico de estas
novelas.
Pertenecen a esta etapa las siguientes obras: Doña Perfecta (1876), Marianela (1878), La familia
de León Roch (1878). En Doña Perfecta, el joven ingeniero de ideas liberales Pepe Rey se enfrenta a
su tía doña Perfecta, prototipo de intolerancia religiosa y política.

2) Novelas contemporáneas realistas:


A partir de 1881, con la publicación de La desheredada, Galdós da un giro a su escritura
intentando retratar la sociedad de su tiempo. El propio autor denominará a estas obras novelas
españolas contemporáneas.
Los personajes de estas novelas son seres complejos, llenos de matices.
Siguiendo los postulados realistas, el espacio de estas obras es fácilmente reconocible por los
lectores. Madrid es el escenario donde se nos muestra a una serie de personajes de todas las clases
sociales: la aristocracia, el pueblo llano, la burguesía, los mendigos…
Fortunata y Jacinta (1887) se desarrolla en torno a una familia de ricos comerciantes, cuyo hijo,
Juanito Santa Cruz, se une en matrimonio con Jacinta Arnáiz. Y frente a ellos está Fortunata, la
amante del protagonista, una mujer de pueblo.
El triángulo amoroso se resuelve cuando Fortunata entrega a su hijo ilegítimo a Jacinta, que es
estéril, para que lo críe como suyo. Será la esposa la que ejerza la justicia y acabe rechazando al
marido infiel.
Otras obras de este periodo son Tormento, El doctor Centeno y La de Bringas.

3) Novelas espiritualistas:
Están influidas por las corrientes que a finales de siglo ponen en cuestión la ciencia, rechazan el
positivismo y consideran el mundo interior o espiritual la verdadera esencia de lo real.
A partir de 1889, Galdós escribe novelas centradas en el sentido de la vida, que pretende
encontrar en el amor, en la caridad y en la búsqueda de un ser superior que explique el mundo.
Aparecen ahora en sus elementos nuevos elementos narrativos como el sueño o lo fantástico.
Un ejemplo representativo de esta etapa es Misericordia.
Otras obras de este periodo son Tristana, Nazarín, La incógnita, Realidad.

Episodios Nacionales
Redactados a lo largo de toda su vida, son un ambicioso proyecto de 46 obras, distribuidas en
cinco series de 10 novelas, excepto la última, que quedó inconclusa y solo consta de seis.
Tras un esfuerzo de documentación, Galdós ofrece una visión novelada de la historia de España
del XIX, desde la batalla de Trafalgar (1805) hasta la Restauración (1874). Con esta serie se distancia de
la novela histórica romántica. Sin abandonar el propósito de la objetividad, ofrece una acertada
combinación de lo histórico y lo novelesco, creando personajes de ficción que interactúan con
personajes históricos.
Algunos de los episodios más destacados son: Trafalgar, La batalla de los Arapiles, La corte de
Carlos IV y España sin rey.

LEOPOLDO ALAS, CLARÍN

Desde una postura progresista y liberal, defendió una literatura combativa y de denuncia de la
corrupción política y el caciquismo.
Escribió solo dos novelas: La Regenta y Su único hijo y un centenar de cuentos, a ellos se
consagró en su última etapa.
La Regenta está protagonizada por Ana Ozores, la mujer de don Víctor Quintanar, un hombre
mayor que ella, con el que no es feliz. Sus carencias afectivas e intelectuales llevan a Ana a buscar
consuelo en la religión, mientras es asediada por don Álvaro Mesía. Cuando descubre que su guía
espiritual, Fermín de Pas, se ha enamorado de ella, abandona dominada por la repulsión las prácticas
religiosas. Vive entonces un romance con Álvaro, quien, tras abandonarla y batirse en duelo con
Quintanar, huye de la ciudad. Finalmente, Ana sufre el desprecio y la hostilidad de la sociedad de
Vetusta.
Vetusta, donde transcurre la acción, es una ciudad provinciana y conservadora, anclada en su
pasado, donde reina la degradación moral, la mezquindad, la ociosidad y la hipocresía entre las clases
altas.
Los temas que aborda la novela son el amor, el adulterio, el deseo de ser feliz, el conflicto entre
el individuo y el ambiente social, la crítica social y el anticlericalismo. El conflicto esencial de la obra es la
búsqueda de la felicidad en un medio hostil.
Estructura: podríamos distinguir dos partes. La primera abarca los capítulos I-XV. En ella la
acción avanza lentamente y abarca tres días. En la segunda parte, del capítulo XVI al XXX, se novelan los
sucesos ocurridos a lo largo de tres años. Es más dinámica, predomina la acción y son frecuentes los
saltos temporales y las elipsis. Se desarrolla el conflicto entre Fermín y don Álvaro, el adulterio y la
humillación final de la Regenta.
En cuanto a los personajes, Clarín describe con especial hondura a Ana Ozores y Fermín de Pas,
analizando con detalle su personalidad y vida interior.

Su único hijo (1891):


Su tema es la paternidad como indica el título de resonancias evangélicas.
Su único hijo se aleja de la novela realista. El narrador abandona el detallismo descriptivo y se
limita a sugerir el medio en el que transcurre la acción. Por otro lado, mientras La Regenta se articula
_como casi todas las grandes novelas del periodo realista_ por medio del conflicto entre el personaje y
el mundo exterior a él, en Su único hijo, el conflicto se interioriza y está dentro del personaje. En La
Regenta seres excepcionales luchan contra un mundo vulgar. En Su único hijo seres vulgares que
anhelan ser excepcionales, luchan contra su propia vulgaridad.
La vida transcurre monótona en la pequeña ciudad sin nombre donde Clarín sitúa la acción de su
novela. Las referencias temporales son vagas; solo podemos decir que los años del Romanticismo
quedan atrás. La llegada de una compañía de ópera trae, sin embargo, animación al pueblo. Bonifacio, el
protagonista, gran aficionado a la música, se sentirá inmediatamente atraído por la cantante Serafina
Gorgheggi y con ella mantendrá una relación amorosa.
El argumento parece sencillo, pero la obra es ambigua y admite distintas interpretaciones. . La
ambigüedad fundamental de la obra gira en torno a la paternidad del hijo de Serafina. Esta riqueza
interpretativa exige del lector la aceptación de que la realidad es compleja.

EMILIA PARDO BAZÁN


Autora prolífica que cultivo diferentes géneros, además de difundir las nuevas corrientes
literarias que surgían fuera de España, entre ellas, el Naturalismo.
Fue autora de más de 650 cuentos. Entre sus novelas destacan: La Tribuna, Los pazos de Ulloa
(1886) y La madre naturaleza (1887).
Aunque inicia su obra narrativa bajo la influencia del Romanticismo, como se aprecia en la obra
Pascual López (1879), en seguida, reconoció que la novela debía ser un reflejo de la realidad. Su etapa
realista-naturalista se inicia con Un viaje de novios (1881), en esta novela vemos coincidencias con el
Naturalismo en su atención a la fisiología y en su pesimismo.
La Tribuna es la primera novela española sobre el proletariado femenino, fue elaborada a partir
de visitas y observaciones en la fábrica de tabacos de A Coruña y de la documentación procedente de la
lectura de la prensa revolucionaria.
Su obra más célebre, Los pazos de Ulloa, es un tratado sobre el caciquismo, la violencia, el
analfabetismo, la degradación de la hidalguía o el fanatismo religioso del s.XIX. En esta novela y en su
continuación, La madre naturaleza, se aprecia la influencia del Naturalismo en la huella del
determinismo hereditario y del medio. Localiza la acción en un medio que conocía muy bien _el
ambiente rural galaico_ y allí sitúa unos personajes tomados de la observación de la realidad: el señor
de los pazos, el capataz, su hija Sabel, Perucho… A este medio llegan dos personajes procedentes del
mundo urbano: Julián, el joven e inexperto capellán, que intenta poner orden en la biblioteca y en la
vida del hidalgo y, poco después, Nucha, la mujer de Pedro Moscoso, el hidalgo. Ambos son seres
educados y sensibles que fracasan porque no son capaces de adaptarse al medio primitivo y brutal en el
que se ven obligados a vivir.
En La madre naturaleza el protagonismo recae en Perucho, el bastardo de Pedro Moscoso y
Manolita, la hija legítima de este y Nucha. El incesto entre Perucho y Manolita, ignorantes de que son
hijos del mismo padre, revela que la naturaleza no es madre, sino madrastra pues no ha sabido
protegerlos.
En los últimos años, se aleja de la estética realista-naturalista con obras simbolistas como La
Quimera o con obras críticas como La piedra angular (1891), en la que analiza un tema que ella
consideraba candente. Trata el tema del verdugo en su dimensión profesional y en su entorno familiar
injustamente tratado. Denuncia la hipocresía de una sociedad que apoyaba la pena de muerte y
despreciaba al que la ejecutaba.

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