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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior.


Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio
Núcleo Anzoátegui-Barcelona

PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

Profesora: Participantes:
Yanely Zamora Víctor Mejía C.I.: 13.631.883

Barcelona, Marzo de 2019


El desarrollo y, en forma en general, la vida misma del ser humano, se
desenvuelve a través de progresivas etapas que tienen aspectos muy impor-
tantes, el paso de una conlleva a la otra siguiente. No se sabe con exactitud
cuántas y cuáles son esas etapas. Tampoco se puede decir cuándo comien-
za exactamente y cuándo termina cada etapa, pues en el desarrollo influyen
diversos factores individuales, sociales y culturales y esta da como resultado
que cada ser humano tiene su propio ritmo de desarrollo. De manera muy
general se puede decir que estas etapas son; pre-natal, infancia, niñez, ado-
lescencia, juventud, adultez y ancianidad, aunque algunos autores las espe-
cifican esta puede ser lo más cotidiano de conocer. El estudio de los aspec-
tos psicológicos, biológicos y sociales se centra en el estudio de los perfiles
de cada individuo según las distintas etapas por las que estos van pasando,
sin embargo la primer necesidad desde la adolescencia es la de logar un es-
tatus en la sociedad.
Aunque el desarrollo físico sigue una secuencia predeterminada, pue-
de variar mucho la época en la que cada persona realice determinadas acti-
vidades. Sin embargo el componente cultural es el todo de su quehacer dia-
rio, y forma estos aspectos mencionados. La cultura se define de muchas
maneras y depende de la perspectiva que se tome, así tenemos; la Cultura
es la que va acumulando los conocimientos adquiridos en el transcurso de
innumerables generaciones o cultura es el todo complejo que incluye el co-
nocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, y
cualquier otra capacidad y habito adquirido por el hombre y la mujer en cuan-
to que son miembros de la sociedad, entendida así la cultura proporciona
esquemas de comportamiento, que se considera como una manera apropia-
da de comportamientos aceptados por la sociedad, los que se vuelven obli-
gatorios para sus miembros, permitiendo una vida colectiva en armonía para
la sociedad. En definitiva cultura es todo lo que hacemos en sociedad.
La interacción cultural es la manifestación mediante la cual se convoca
la posterior influencia cultural que recibe todo individuo. Estas se dividen en;
relaciones persona-persona, interacción social: existe influencia mutua entre
dos personas, relaciones persona-grupo: la persona recibe influencia del
grupo, liderazgo: la persona influye sobre el grupo y relaciones grupo-grupo:
dentro del proceso de interacción cultural, las personas mantienen vínculos
con individuos o grupos de distintos puntos del planeta. La cultura es el rasgo
distintivo de lo humano y nuestra vida social se funda en el aprendizaje, el
cual capacita al individuo para realizar roles sociales y es la cultura lo que se
aprende en la socialización proceso por el cual; Los individuos desarrollan
una capacidad como resultado del aprendizaje de una cultura donde, una
cultura, es transmitida de generación en generación.
Por medio del proceso de socialización los individuos son enseñados
a comportarse mediante unos patrones culturales siendo los individuos mol-
deados por los contextos donde estas culturas se desarrollan. La cultura de-
termina cuál de los muchos caminos de conducta elige un individuo de una
determinada capacidad y la cultura puede ser una base de predicción de la
conducta diaria del individuo y se busca la ejecución de las rutinas sociales.
La cultura es una herramienta que permite situar y precisar el verdadero con-
tenido social y así el concepto de cultura ha sido considerado como el de
mayor importancia para el estudio de la sociedad. La cultura se identifica al
menos por un componente socio-estructural, un referente conductual y una
base material. La sociedad es el conjunto de relaciones sociales que se dan
en un hábitat y la cultura es lo que da forma y envuelve a esa sociedad.
Es entonces la relación cultura-individuo quien marca la conducta del
adolescente y del adulto joven ante las tareas del desarrollo. Llegar a enten-
der las manifestaciones de la conducta tanto del adolescente como del adulto
joven es una habilidad que no puede transmitirse, se aprende lentamente
con muchos errores y tropiezos. Así, comportarse con espíritu de solidaridad,
cooperación, responsabilidad, respetar el derecho de igualdad, conocer, va-
lorar y respetar los bienes artísticos y culturales, así como los hábitos socia-
les como la salud, la higiene, el consumo, etc.., fomentar el trabajo en grupo,
realizar aprendizajes con el propio esfuerzo, favorecer el desarrollo personal,
comprender los aspectos básicos sobre el funcionamiento del corporal, entre
otras tareas del desarrollo, dependerá del momento pleno del mismo. El ado-
lescente siendo más indomable, estará menos predispuesto que el adulto
joven el cual está más centrado a la hora de afrontar cualquier tarea.
La necesidad más importante del adolescente es la de lograr un esta-
tus ante los ojos de sus iguales y los de sus adultos (padres, familiares, edu-
cadores, etc.), es la necesidad de adaptación. Entre otras necesidades, de
no menos importancia, están la de independencia y la del logro. Esta última
muy relacionada con el aprendizaje. Cuando el adolescente no puede satis-
facer alguna necesidad se vuelve inquieto y tenso, y busca salidas para re-
ducir su estado de desequilibrio. Salidas que se manifiestan en sus actitudes,
actividades, comportamientos, intereses, etc. y, en definitiva, en su desarrollo
personal. La comprensión de los problemas de la adolescencia, por parte de
los educadores, puede contribuir a la transición de los educandos hasta el rol
de adultos, es decir, a su socialización y desarrollo, y todo lo antes expuesto
depende de factores psicológicos, biológicos y sociales.
La adolescencia es la etapa del crecimiento en la que se realizan los
mayores cambios biológicos. A partir de los 11 años, el crecimiento físico
sufre una notable aceleración, hasta el punto de que entre los 11 y los 16
años se crece más que en años anteriores y posteriores. Estos cambios se
producen en el esqueleto, la musculatura, los órganos internos, el aparato
respiratorio, etc., y se manifiestan en una serie de indicadores como los
cambios de voz, la aparición de los segundos molares, el desarrollo de los
órganos sexuales (primera menstruación/eyaculación, desarrollo pelviano-
mamario, aparición de vello púbico y axilar, etc.), aparición de barba, etc. Las
causas motivantes de estos cambios físicos tienen origen interno, hormonas,
sistema nervioso, hipotálamo, hipófisis, genética, etc., y externo, condiciones
de vida, ambiente social, alimentación, salud, entre otros.
La dependencia de tan diversos factores, supone que las fases o eta-
pas biológicas de la adolescencia no estén claras. Aun así, se establecen
tres etapas de forma muy general: la pre-pubertad, la pubertad, donde se
observan los cambios físicos, y empiezan a diferenciarse los aspectos carac-
terísticos de cada individuo y la post-pubertad (se completa el proceso de
maduración, se alcanza el desarrollo y la estabilidad; en cuanto a aspectos
biológicos se refiere). Actualmente se atribuye mayor importancia que antaño
a los factores sociales y psicológicos que influyen en la conducta del indivi-
duo. El crecimiento físico se desarrolla y alcanza antes que la madurez psico-
lógica y social. Al encontrase en una situación intermedia entre la infancia y
los adultos, las relaciones de los adolescentes se orientan en dos sentidos;
por un lado, las relaciones con los adultos, que reflejan deseo de indepen-
dencia, responsabilidades sociales, reconocimiento de habilidades, etc.
El adolescente desea incorporarse a la sociedad como adulto, pero al
mismo tiempo critica esa sociedad de adultos, esto supone una situación de
desequilibrio que intenta reducir mediante mecanismos como; las agresio-
nes, la compensación, la proyección, el negativismo, el egocentrismo, la ra-
cionalización, la identificación, la formación reactiva, la evasión, la fuga en la
enfermedad. Por otra parte estas las relaciones con sus iguales, los otros
adolescentes, en ellas busca; la comprensión, un lugar en la sociedad, la in-
dependencia, la emancipación y la seguridad. En la adolescencia se posee el
grado más alto de desarrollo intelectual. A partir de los 10-12 años se sitúa al
individuo en el 4° estadio. En este se tiene un razonamiento sistematizado y
estructurado, y se pueden realizar ya la mayoría de las transformaciones so-
bre los objetos.
Es en la adultez juvenil cuando se tiene la capacidad de evaluar los
factores, manejar y controlar variables, formular hipótesis y comprobarlas.
Este último aspecto supone que se tienen la capacidad de globalizar los re-
sultados, y aplicarlos a otras situaciones o problemas. Significa todo esto que
el adulto joven tiene la capacidad de enfocar las soluciones a los problemas
desde más de un punto de vista, razonando, buscando relaciones y realizan-
do más de una hipótesis, todo ello de una forma participativa. La adolescen-
cia genera el desarrollo cognoscitivo y el andamiaje para formar parte de una
sociedad y la adultez juvenil cristaliza la madurez de estos puntos.
Es en el contexto interacción persona-ambiente cuando relacionamos
mecanismos que relacionan los factores diferenciales de la persona y del
ambiente para promover la consistencia de la personalidad. Cabe destacar
que la interacción es el modo en el que el ambiente puede regular diferen-
cialmente la expresión de los genes, a pesar de haber una interacción entre
persona y ambiente, su objetivo principal en promover la consistencia de la
personalidad. Las consecuencias interaccionales describen el proceso en el
que las características de la personalidad son reforzadas temporalmente por
las respuestas recíprocas que obtienen del ambiente. Por lo tanto existe una
correlación entre genes y ambiente que hace referencia a que un individuo,
con un determinado genotipo, tiende a desarrollarse en ambientes que sean
propensos a favorecer la expresión de este.
Según la correlación que se establece entre estos, el ambiente actúa
sobre los genes de una manera determinada, o viceversa: el ambiente donde
se desarrolla un individuo favorece la expresión de su genotipo. Los genes
son los que determinan que un individuo busque el ambiente que más le
convenga para poder favorecer la aparición de su expresión genética. La
propia expresión del genotipo provoca reacciones que favorecen la aparición
de factores ambientales adecuados para el desarrollo y evolución de los ge-
nes. Las relaciones entre genotipo y ambiente son muy complejas, ya que el
ambiente puede modular la expresión de los genes pero a la vez estos pue-
den modular el impacto del ambiente durante el desarrollo. Por lo tanto, pue-
do concluir que la relación entre genes y ambiente es bidireccional.
La gente generalmente prefiere, y tiende a seleccionar, ambientes que
minimizan conflictos intra e interpersonales, y que les permiten utilizar sus
capacidades a su nivel más alto y diferenciado. El grado de bienestar a lo
largo del ciclo de vida cambia críticamente según el grado en que los am-
bientes del desarrollo son congruentes con y responsivas a los potenciales e
intereses de la persona.
Es importante contemplar las diferentes perspectivas de la creación de
la sociedad humana, el impacto de la educación y la cultura como fuente de
socialización. Este horizonte, nos permite hondar de manera amplia en el
proceso reflexivo del contexto social actual.

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