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El desarrollo mental y social

Es necesario reconocer a la adolescencia como una etapa crucial del desarrollo


humano, permite abandonar la imprecisión que involucro considerarla como una
transición. La adolescencia media es de los 14 y 16 años, comienzan a
evidenciarse cambios a nivel psicológico y en la construcción de su identidad,
cómo se ven y cómo quieren que los vean.
La adolescencia es un periodo de múltiples cambios, las trasformaciones físicas
y la aparición de un mayor sentido de la realidad hace de esta etapa un periodo
crítico. La contradicción de querer ser adulto, pero sin dejar de ser niño sigue
alimentando la idea de una época convulsa, pero con la ayuda de los padres y del
mejor conocimiento de su desarrollo y sus problemas por parte de los
profesionales que los tratamos, el adolescente madura y se convierte, en la
mayoría de los casos, en un adulto competente.
El desarrollo mental, que se inicia al nacer y concluye en la edad adulta,
presenta semejanzas y diferencias con el desarrollo orgánico, y está determinado
por cuatro factores:
- biológico (herencia, maduración)
- medio físico (experiencias con objetos)
- medio social (transmisión social, educación)
- equilibración.
Este último factor es el más fundamental de todos, por cuanto "es necesario un
equilibramiento para conciliar las aportaciones de la maduración, de la experiencia
de los objetos y de la experiencia social”.
El desarrollo cognitivo es la construcción de procesos de pensamiento, incluyendo
el recuerdo, la resolución de problemas y la toma de decisiones, desde la infancia
hasta la adolescencia y la edad adulta. Este desarrollo comprende la adquisición
de la capacidad motora y de la habilidad manual, de la facultad de la palabra, de la
inteligencia, del estudio y de la capacidad de resolver los propios problemas y de
ambientarse en el medio social.
El desarrollo mental puede valorarse de forma aproximada por medio de las
pruebas o test de inteligencia. como lo prueba el hecho de que la adquisición de
ciertas habilidades y el desarrollo progresivo de algunas funciones mentales se
van instaurando gradualmente e incluso pueden predecirse para una cierta edad.
Existen unas diferencias individuales evidentes en la rapidez de adquirir este
desarrollo, que se traducen en importantes variaciones entre los distintos grupos
de niños.
En la adolescencia se necesitan poseer habilidades sociales y tener el control de
sus emociones para poder enfrentar el nuevo mundo que se abre ante ellos. Las
características del desarrollo social y emocional en esta etapa resultan de la
interacción entre el desarrollo aprehendido en las etapas anteriores del ciclo vital,
factores biológicos propios de esta etapa y la influencia de varios determinantes
sociales y culturales. No hay ningún modelo único de desarrollo social y emocional
que pueda emplearse a todo adolescente, pues esta etapa es un proceso que
varía dependiendo de cada individuo y su crecimiento y desarrollo biológico,
psicológico y social. También depende de las discrepancias en cuanto a la edad
en la que el individuo empieza y terminan su adolescencia.
Entre algunos otros beneficios de lograr tener una salud mental son que favorece
el equilibrio psicológico y social, crear relaciones saludables, ayuda gestionar el
estrés, nos ayuda a tomar perspectiva y a afrontar presiones.

Un buen desarrollo mental y social ayuda a tener autonomía, saber relacionarse


con personas, adquirir ciertas habilidades, saber afrontar lo problemas y manejar
sus emociones por lo que ayuda a que pueda convertir en un adulto competente.

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