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Implica la posibilidad de invalidar y anular aquellas leyes del parlamento contrarias a la constitución.
El control de la constitucionalidad persigue que la ley del parlamento no vaya en contra de la norma
suprema (la constitución) y es, por tanto, una forma de asegurar la primacía de la constitución frente
al parlamento, el cual controla la función legislativa.
El parlamento aprueba leyes porque tiene el poder legislativo, pero éstas han de ser constitucionales.
Cuando aprueba alguna que no lo es y resulta contraria a la constitución, se desencadena el proceso
de control de la constitucionalidad de la ley. Si se declara que esa ley es anticonstitucional, se anula y
queda eliminada del ordenamiento jurídico.
El control nace en los EEUU en 1787 con la primera constitución que se aprobó a lo largo de la
historia constitucional. Esta constitución se reconocía a sí misma como la norma suprema,
afirmándose como el Derecho supremo del país; sin embargo, no decía nada sobre cómo debía
ejercerse el control de la constitucionalidad de la ley.
Esta doctrina es ratificada por el tribunal supremo en la sentencia más famosa de la historia del
Derecho: la sentencia Marbury vs Madison en 1803. El tribunal supremo americano por vez primera
tiene revisar un caso en el que un juez local ordinario había inaplicado una ley del parlamento por ser
contraria a la constitución. En esta situación, el tribunal supremo le dio la razón a ese juez por aplicar
la supremacía de la constitución (art 6.2.). Ésta es la primera sentencia en la que el tribunal supremo
americano aclara por primera vez los términos en los que un juez puede dejar sin aplicar una ley para
garantizar la constitucionalidad de la ley.
El juez Marshall fue el encargado de la revisión judicial de las leyes inconstitucionales de la sentencia
Marbury vs Madison. Propuso varios argumentos a favor de la sentencia dictada por el juez:
1. La constitución establece una serie de normas de organización de los poderes del Estado en base
a la separación de poderes. Esas normas tienen que ser respetadas por todos los poderes, lo cual
no sucedería si el Parlamento pudiera modificar a su antojo lo previsto en la constitución pues
tiene un poder limitado.
2. Si dos leyes aplicables a un caso están en contradicción, el juez tendrá que optar por una de ellas.
Si una de esas leyes es la constitución, el juez debe aplicar la constitución sin ninguna duda
porque ésta prima frente a todas las demás leyes y se asegura así la primacía constitucional.
En Europa, los jueces europeos nunca se consideraron competentes para cuestionar las leyes del
parlamento. Consideraban que su función era aplicar la ley sin más y no debían rebelarse frente a la
ley, pues no tenían legitimidad para ir contra el parlamento. De esta manera, se negaba el problema
del desarrollo de leyes contrarias a la constitución. Esto empezó a cambiar con el fin de la Primera
Guerra Mundial porque en el período de entreguerras se extendió en Europa el federalismo. Eso
motivó que creciera la desconfianza ante el legislador ya que en un mismo país había varios
parlamentos que competían entre sí. Se admite la conveniencia de poder invalidar las leyes del
parlamento aprobadas violando la constitución. De esta manera, el federalismo conduce a la
afirmación del control de constitucionalidad de la ley.
Otra razón de aparición del control de la constitucionalidad es la difusión de obras de Kelsen, jurista
austriaco, que publica trabajos sobre el control de constitucionalidad. Éste pretende crear un nuevo
modelo de constitucionalidad, distinto del modelo americano. Desarrolla el modelo europeo o
modelo kelseniano.
**COMPARAR MODELO AMERICANO Y MODELO KELSENIANO. Cada uno obedece a una tradición
constitucional parcialmente diferente. En Europa puede hablarse de un modelo común para Europa,
pero en cada país hay unas reglas especiales y una características singulares a la realidad de cada
país.
En la Constitución actual hay todo un título, el titulo noveno, dedicado al Tribunal Constitucional. En
él se especifica quiénes componen el tribunal, cómo se eligen los miembros del tribunal y sobre todo,
se especifica cuáles son las funciones del Tribunal Constitucional. La principal función del Tribunal
Constitucional es velar por la supremacía de la ley, ocupándose sobre todo de eliminar del
ordenamiento jurídico las leyes contrarias a la constitución.
Desde 1980 hasta ahora el Tribunal Constitucional ha derogado en muchas ocasiones leyes del
parlamento contrarias a la constitución. En otras ocasiones, pese a la polémica que pudieran tener,
ha mantenido vigente y ha validado las mismas. Por ejemplo, anuló una ley que prohibía los toros en
Cataluña; la ley del aborto.
El titulo IX, es un titulo breve con seis artículos. Una ley orgánica del año 79 aprobada por el
Parlamento que se llama Ley Orgánica del Tribunal Constitucional 2/1979 desarrolla con cierto
detalle y complementa lo dispuesto en el titulo noveno. Para entender bien el Tribunal Constitucional
español conviene conocer ambos: el titulo IX y la ley orgánica 2/1979.
1. El parámetro del control. Es aquello que le sirve al Tribunal Constitucional para decidir si una ley
es o no contraria a la constitución. Cuando el Tribunal Constitucional decide que una ley es
contraria a la constitución, lo que hace es comparar el texto de la ley con el texto de la
constitución y ése es el parámetro de control. La Constitución es el parámetro de control. El
Tribunal Constitucional solo está vinculado a la Constitución. Según las normas constitucionales
transgredidas se pueden distinguir dos formas de inconstitucionalidad:
o Inconstitucionalidad formal. Se produce cuando una ley no ha sido elaborada por las
Cortes siguiendo el procedimiento de formación de leyes provisto en la propia Constitución,
de modo que el TC dirá que las formas han violado el proceso de formación. En España,
primero se tiene que plantear una iniciativa legislativa, que pasara primero por el Congreso
y luego se someterá al Senado. Si la ley pasara primero por el Senado y luego por el
Congreso, estaría violando el proceso de formación por lo que es contraria a la
constitución.
o Inconstitucionalidad material. Se produce cuando una ley en el fondo del texto es contraria
a la Constitución, aunque se haya elaborado bien siguiendo las pautas que marca la
Constitución. Es la inconstitucionalidad más frecuente y usual porque en España se suele
respetar la forma, y suele saltarse el fondo.
También pueden distinguirse por los actos otras de formas de inconstitucionalidad:
o Inconstitucionalidad por acción. Se produce cuando el Parlamento aprueba una ley
contraria a la Constitución Es la más frecuente. El Tribunal Constitucional declara que una
ley del Parlamento es contraria a la Constitución.
o Inconstitucionalidad por omisión. Se produce cuando el Parlamento no aprueba una ley
que la Constitución le pide que apruebe. El legislador no ha hecho nada. Por ejemplo, el
articulo 54 de la constitución dice que una ley orgánica debe regular el Defensor del Pueblo.
2. El objeto del control. El Tribunal Constitucional se ocupa de una categoría de normas, habiendo
algunas que no controla porque las controlan jueces ordinarios.
El ordenamiento jurídico está integrado por tres tipos de normas:
1) La constitución, poder constituyente
2) Leyes y normas de ley, Parlamento.
3) Reglamentos, Gobierno.
El Tribunal Constitucional solo controla las leyes y otras normas con rango de ley, es decir, el
segundo nivel de la pirámide normativa. El artículo 161 de la constitución aclara que solo se
pueden recurrir ante el Tribunal Constitucional las leyes y otras normas con rango de ley. Los
reglamentos son controlados por los jueces ordinarios.
3. El órgano de control. El único órgano que ejerce el control el Tribunal Constitucional. Esta
capacitado para invalidar una ley y expulsarla del derecho, solo leyes y normas con fuerza de ley.
El juez, como mucho, suspenderá el caso que lleva para preguntarle al Tribunal Constitucional
para ver si la ley de la que duda es contraria a la Constitución. Así, decide el TC y no el juez.
4. Los procedimientos para el control. Existen tres vías para llegar al Tribunal Constitucional,
pudiéndose llegar a él solo a través de una de ellas:
o Recurso de inconstitucionalidad. Vía para impugnar ante el Tribunal Constitucional una ley
que se acaba de aprobar. El Parlamento vota la ley, e inmediatamente se puede preguntar al
TC si esa ley en caliente es constitucional o no. Se contempla en el artículo 162.1. que desde
que la ley se aprueba, existen tres meses para poder plantear el recurso de
inconstitucionalidad. Si pasan los tres meses, no podrá plantear este recurso.
La Constitución prevé seis sujetos legitimados para plantear el recurso:
o El presidente del Gobierno, impugna leyes autonómicas de otras comunidades; EJ: se
impugnan muchas leyes de Cataluña.
o 50 diputados, la minoría puede impugnar las leyes del partido mayoritario.
o 50 senadores, la oposición puede impugnar las leyes de la mayoría.
o Los Gobiernos autonómicos, impugnan leyes del Estado contrarias a sus competencias.
o Los Parlamentos autonómicos, cuando entiendan que una ley estatal va en contra de la
autonomía.
o El Defensor del Pueblo, institución del Estado que vela por la defensa de los derechos
fundamentales, impugna leyes que puedan ser contrarias a los derechos fundamentales.
o Cuestión de inconstitucionalidad. Vía para impugnar leyes regulada en el art. 163 de la
Constitución: “Cuando un órgano judicial considere, en algún proceso, que una norma con
rango de ley, aplicable al caso, de cuya validez dependa el fallo, pueda ser contraria a la
Constitución, planteará la cuestión ante el Tribunal Constitucional en los supuestos, en la
forma y con los efectos que establezca la ley, que en ningún caso serán suspensivos.”
Solo puede ser planteada por los miembros del poder judicial. Los jueces son los sujetos
legitimados para plantear la cuestión de inconstitucionalidad. El juez planteara está cuestión
cuando considere que una ley que debe aplicar al caso puede ser contraria a la
constitución, duda que sea compatible con la misma, teniendo la obligación constitucional de
plantear la cuestión. Él no tiene la competencia de inhabilitar él mismo una ley, lo que hace
es suspender el caso y elevar la cuestión al TC. Éste revisará la ley y decidirá si es
constitucional o no. En el caso de que sea inconstitucional, la derogará.
La cuestión de inconstitucionalidad guarda cierto parecido con el modelo americano de
control constitucional. Gracias a ésta, el juez español puede colaborar en el control de
constitucionalidad y tiene cierto protagonismo en el mismo.
A diferencia del recurso de inconstitucionalidad, no existe un límite temporal, la constitución
no establece un tiempo para que el juez pueda elevar la cuestión ante el TC.
Cuando el juez dude la constitucionalidad de una ley, debe plantear la cuestión al TC. Pueden
darse situaciones diferentes:
- El juez duda de la constitucionalidad de la ley por lo que planteará la cuestión.
- El juez no duda, él tiene claro que la ley es contraria a la Constitución. Tendrá que
plantear la cuestión de inconstitucionalidad. (No está capacitado para ejercer el
control por sí solo por lo que no puede derogar una ley)
- El juez no tiene duda, él tiene claro que la ley es constitucional, por lo que la aplica al
caso. Aunque haya partes que soliciten el control de constitucionalidad la última
palabra la tiene el juez.
RECURSO CUESTIÓN
Presidente del gobierno, 50 diputados, 50 senadores,
SUJETOS Gobiernos autonómicos, Parlamentos autonómicos, Solo jueces
Defensor del Pueblo
PLAZOS Tres meses Sin plazos
El cargo de magistrado es no vitalicio, durando el mandato nueve años, para así evitar que la
renovación de los miembros del TC coincida con las legislaturas políticas.
Los magistrados son juristas de reconocida competencia, no solo expertos en derecho, sino que
también deben tener una trayectoria consolidada en el tiempo, debiendo el candidato acreditar más
de quince años de ejercicio profesional. Los doce son independientes e inamovibles:
- Independientes porque ningún otro poder del Estado puede presionarlo para que tome una
decisión, actuando éste en defensa de la constitución y no en defensa de otros intereses;
- Inamovibles porque no pueden ser separados de su cargo ni destituidos por una razón
distinta a la que contempla la ley (se evita que el gobierno pueda destituir al magistrado
cuando al poder político no le guste la interpretación del magistrado). Un magistrado tiene
que abandonar el cargo cuando pasan los nueve años, si renuncia, si fallece, si queda
incapacitado intelectualmente, si comete un delito, por causas objetivas… Para garantizar la
independencia, la ley orgánica establece que durante el mandato el magistrado no podrá
realizar ninguna otra actividad profesional o política que contamine su interpretación de la
Constitución: exclusividad profesional.
La constitución y la ley orgánica organiza diseñan un sistema de nombramiento con pleno sentido,
aunque presentan algunas dificultades:
- Cuatro magistrados son elegidos por el Congreso de los Diputados, debiendo tener el candidato
al menos el voto favorable de 3/5 partes, para así evitar que un solo partido pueda elegir a un
magistrado.
- Cuatro magistrados son elegidos por el Senado, también deben tener un mínimo de 3/5 de los
votos favorables.
- Dos magistrados son elegidos por el Gobierno, lo que exige un acuerdo del Consejo de
Ministros.
- Dos magistrados son elegidos por el Consejo General del Poder Judicial, órgano del Estado de
los jueces,
De esta manera, intervienen los tres poderes del Estado en el nombramiento de los magistrados.
La constitución dice que el Tribunal Constitucional se renueva por terceras partes cada tres años:
cada tres años salen cuatro magistrados y entran otros cuatros; a los tres años siguientes, lo mismo;
a los tres siguientes, se renueva el TC. Se trata de una renovación paulatina. Un magistrado no
puede volver a ser elegido inmediatamente después de sus nueve años de mandato.