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TEMA 2 Planificación de la plantación

Planificación de la plantación:

1.

Elección de porta-injerto, variedad y clon.


2. Orientación del viñedo. Densidad. Marco de plantación. 3.
Labores previas: Desinfección. Nivelación. Subsolado. Desfonde.
Enmiendas y abonado de fondo.
4. Plantación. Maquinaria.
5. Cuidados posteriores a la plantación.
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1.ELECCIÓN DE PORTA-INJERTO, VARIEDAD Y CLON.

1.INJERTOS Y PORTAINJERTOS.

El injerto es una forma de multiplicación vegetativa, poniendo en contacto dos partes vegetales
para formar una sola planta, reuniendo dicha planta todas las características de ambos vegetales.
Injerto en la vid.
En el caso de la vid se hace imprescindible su uso por la necesidad de dotar a la vitis vinifera de
resistencia a la filoxera. (Plaga más importante de la vid)
Portainjerto:
Se utiliza para combatir en zona afectada por la filoxera, o invasión de nematodos ya que son
dos grandes problemas que afectan a la vid y la solución más directa es el uso de portainjertos.

Mecanismos del injerto.


El cambium de los vegetales está formado por células embrionarias responsables del
crecimiento secundario de tallos y raíces. Al poner en contacto el cambium de dos plantas se
produce una proliferación de células embrionarias (callo) y poco después se regenera la conexión
vascular.

Condiciones Optimas para que se produzca el injerto:

▪ Afinidad entre los tejidos injertados.


▪ Madurez del tejido implantado.
▪ Humedad adecuada en los tejidos (80-90%)
▪ Temperatura para la proliferación celular 15 a 30 ºC.
▪ Contacto entre los dos cambium.

Factores que influyen en la unión del injerto:


1-Temperatura:

En la vid la temperatura óptima para el injerto es de 24-27°C con más de 29°C se obtiene una
producción abundante de tejido de callo. A menos de 20°C la producción de callo es lenta y por
debajo de 15°C no existe.
2- Humedad:

Las células de parénquima que forman el tejido de callo son de paredes delgadas y muy
sensibles a la deshidratación, si se exponen al aire. Las células muy turgentes son más capaces de
dar un callo abundante que aquellas que están en condiciones de marchitez.

Actividad de crecimiento del patrón:

Si el patrón está en fase de reposo o crecimiento lento es más difícil la multiplicación de células
de cambium en el injerto.

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Técnicas del injerto:

Si se pone en contacto sólo una reducida porción de las regiones cambiales del patrón y de la
variedad, la unión será deficiente.
Contaminación con patógenos:

En ocasiones entran en las heridas, producidas al injertar, bacterias y hongos que causan la
pérdida del injerto.

Empleo de reguladores del crecimiento:

Hasta ahora no se han obtenido resultados prácticos con el empleo de estas sustancias
(reguladores de crecimiento, auxinas y kinetinas o la combinación de éstas con ácido abscísico)

2.MULTIPLICACIÓN DE LA VID.
Características de la multiplicación de la vid:

Propagación, multiplicación o reproducción es la obtención de individuos de unas


características dadas o deseadas a partir de un material existente.
Hay dos tipos de propagación:

⮚ Sexual o semilla. (reproducción)


⮚ Asexual o vegetativa. (propagación o multiplicación)

Generalmente el termino reproducción se suele aplicar a multiplicación por semilla, mientras


que el de propagación y el de multiplicación se refieren a la obtención de individuos por vía
vegetativa.

2.1. Portainjertos

Un portainjerto denominado también PATRÓN o PIE, es la parte de la planta injertada que


constituye su sistema radicular con un poco de tronco sobre el que se coloca una yema o púa de
otra planta (variedad) para formar una vez injertado un solo individuo que queda compuesto de
dos individuos que genéticamente pueden ser bastante diferentes.

A finales del siglo XIX, el uso de portainjertos derivado de especies de Vitis América
salvó al cultivo de la vid de la extinción en Europa debido a la introducción, en el material de
siembra importado, de insectos como el pulgón de la filoxera (Daktulosphaira vitifoliae).

El cultivo de Vitis vinífera en zonas filoxeradas, utilizando patrones o portainjertos


resistentes a la filoxera, es por hoy el único camino existente, definitivo y seguro para la
obtención de calidad, conservando las características propias de las viníferas injertadas, la
mayoría de las veces tradicionales en cada región, apropiadas a unas determinadas
elaboraciones o a consumo directo, al emplear aquellas que pueden ser autóctonas, origen y
base de su transformación en mostos y vinos, o de utilización directa, con caracteres definidos y
tipos clásicos.

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Comúnmente los portainjertos utilizados son cualquiera de las especies individuales de
Vitis o cruces de dos o más especies, y gracias a la naturaleza dioica de sus padres, que son las
plantas, ya sea macho o hembra. La mayoría de los patrones en uso hoy en día son híbridos de
tres especies: V. riparia, V. rupestris, y V. berlandieri. Sin embargo, la base genética de los
portainjertos del mundo es muy estrecha porque hasta el 90% de todas las viñas de V. vinífera se
injertan a menos de 10 variedades de portainjertos diferentes.
Morfológicamente las raíces de los portainjertos resistentes, presentan una lignificación más
perfecta que las de Vitis vininifera, tejidos más densos y más apretados, difíciles de perforar y de
desorganizarse, que por otra parte se eliminan más o menos totalmente con el desarrollo de las
cortezas exfoliadas anualmente. Por le contrario las raíces de vides europeas producen, por
reacción de defensa, un aflujo de savia a los puntos atacados, que da lugar a una alimentación
más abundante del parásito, mientras que las americanas o de portainjertos resistentes,
efectúan una defensa seca por cicatrización, que protege las heridas aislándose del parásito.
La caída periódica de la corteza y su espesor juegan un importante papel en la resistencia
filoxérica. El espesor varía con cada variedad de vid, y si ella arrastra en su desprendimiento la
parte afectada por la picadura de la filoxera, la raíz que permanece queda completamente sana,
ocurriendo lo contrario en caso de que el espesor sea menor que la profundidad de la lesión. Se
ha comprobado que las lesiones de la filoxera son más profundas en las vides europeas,
afectando los tejidos de diferentes capas celulares, mientras que en las americanas y
portainjertos resistentes se circunscriben a los tejidos corticales.
Hoy en día, se utilizan variedades de portainjertos de uva no sólo por su tolerancia o
resistencia a los parásitos de raíces, como la filoxera y nematodos (gusanos redondos
microscópicos), sino también por su capacidad de influir en la madurez del cultivo o su tolerancia
a condiciones adversas del suelo, tales como la sequía, anegamiento, cal y ácido o suelos salinos.
Los portainjertos también pueden contribuir a la gestión de vigor de la vid y de la madurez de la
uva y la composición. Aunque la influencia en el vigor del brote es una consideración importante
en la elección del rizoma, no hay patrones de enanismo verdaderamente. La distribución vertical
y horizontal del sistema de raíces de diversos portainjertos, al parecer, es sobre todo una función
de la textura del suelo, la composición y la disponibilidad de agua en lugar de un rasgo inherente
del genotipo del portainjerto. El injerto no afecta directamente el perfil de color o el sabor de las
uvas producidas en la variedad del brote porque los productos químicos responsables de estos
rasgos pertinentes de calidad se producen dentro de la baya y por lo tanto se determinan por el
genotipo de la púa. Sin embargo, un efecto indirecto sobre la composición de la fruta,
especialmente en la acidez, es posible debido a la posible influencia de los portainjertos en el
vigor del vástago, la configuración de la canopia, la formación de rendimiento y, posiblemente, la
absorción de nutrientes.

Otro dato importante para tener en cuenta es que el portainjerto también puede ser de
una especie distinta a la de la variedad, pero por lo general debe existir proximidad taxonómica
entre ambos miembros. Cuanto más alejados filogenéticamente están los componentes de la
combinación, mayores son las posibilidades de que se produzcan problemas de compatibilidad
entre ellos. Esos problemas se manifiestan de distintas maneras y dan lugar a lo que se denomina
incompatibilidad o falta de afinidad, que puede conducir al rechazo y muerte del injerto. El
síntoma más claro de incompatibilidad es la rotura en la zona de unión. Un hinchamiento o
crecimiento anormal por encima o por debajo de la zona de unión puede ser, aunque no
necesariamente, una manifestación de incompatibilidad que se produce con cierto retardo. No
obstante, también hay registros de casos de vides injertadas plantadas en campo definitivo que,
al cabo de unos años, luego de un periodo de adaptación “normal”, la planta muere.

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VIDEO: Injerto de vid en los talleres de Vitis Navarra.mov

VIDEO: Sistema radicular y callo de un injerto de vid- Viveros Villanueva

VIDEO: Cómo hacer un injerto de yema en vid o parra

2.2. Origen de los portainjertos


Los portainjertos pertenecen a especies de origen americano del genero Vitis o resultan de
cruzamientos entre estas especies (V. riparia, V. rupestris, V. berlandieri...).

Las soluciones que se buscaron para injertar la vid fueron, sucesivamente:

_las especies americanas V.riparia y V. rupestris, que permitieron poner en marcha la


reconstitución del viñedo; pero su extensión fue limitada por la aparición en los suelos muy
calcáreos de una afección del viñedo, de orden fisiológico: la clorosis (en Champagne y en
Charentes en particular);

• los híbridos V. riparia x V. rupestris, para buscar aptitudes intermedias entre las especies
parentales;
• la especie americana V. berlandieri, resistente a la caliza, pero difícil de estaquillar; fue
hibridada con V. vinífera, V. riparia y V. rupestris;
• Vitis Solonis, encontrado en América en los suelos salinos, muy húmedos; • los
híbridos complejos entre las especies ya citadas, como por ejemplo ([vinífera x
rupestris] x riparia) o (riparia x [cordifolia x rupestris]).

Orientadas hacia objetivos precisos (resistencia a la filoxera y a la caliza en particular), que no


fueron siempre perfectamente alcanzados, estas investigaciones condujeron a la obtención de
patrones que presentan aptitudes muy diversas. Los principales caracteres, que serán otros
tantos criterios a considerar en la elección del patrón, se refieren a:

• la resistencia la filoxera;
• el vigor conferido;
• la facilidad de estaquillado y de injerto;
• la resistencia a la caliza;
• la adaptación a las condiciones del medio; sequia, humedad. Sal;
• la acción sobre el ciclo vegetativo del injerto y sobre la calidad de las uvas.

2.3 Características de los principales portainjertos

2.3.1 Riparia gloria de Montpellier

- Confiere al injerto un vigor débil en los suelos pobres, pero


suficiente en los suelos arcillosos.
- Buena respuesta al estaquillado y al injerto.
- Muy sensible a la clorosis (6% de caliza activa o 5 de
IPC).(índice de poder clorosante)
- Teme la sequía y los vientos cálidos, tolera bastante bien una
cierta humedad, aguanta en terrenos salinos hasta 0,4 ppm (partes por millón) de NaCl.
(Cloruro de Sodio, sal común)

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- Favorece la fructificación y adelanta la maduración de la uva.
- Adaptado en los buenos terrenos frescos y fértiles; puede ser considerado en la mayor parte de
los suelos no calizos que presenten una buena estructura y un contenido correcto de materia
orgánica y en ciertos terrenos argilo-calcáreos poco clorosantes en que la costra calcárea es
compacta y bastante profunda.
- Es aconsejable sobre todo para la producción de vinos de calidad y de uvas de mesas precoces.

2.3.2 Rupestris de Lot

- Produce un gran vigor al principio del crecimiento


vegetativo. Buena propuesta al estaquillado y al injerto.
- Poco resistente a la clorosis (14% de caliza activa o 20 de
IPC).
- Muy sensible a la sequía en terreno superficial, pero su
sistema radicular profundo le permite explorar el suelo en
profundidad, teme la humedad, se adapta bastante bien en
terrenos salinos (menos de 0,8 ppm de NaCl).
- Puede provocar corrimiento y retrasar la maduración.
Permite sacar provecho de suelos pedregosos, pobres, pero suficientemente profundos. - Es
conveniente para la búsqueda de buenos rendimientos o para sacar provecho de terrenos
pocos fértiles. A utilizar en las zonas meridionales.

2.3.3 Híbridos de Riparia x Rupestris

Estos híbridos confieren un vigor medio y una precocidad


favorable a
la calidad, pero son sensibles a la sequía y a la clorosis.

3309 C (Couderc): más próximo a Rupestris que a Riparia


por sus
caracteres ampelográficos y sus aptitudes.
Vigor y precocidad medianos.
Buena respuesta al estaquillado y al injerto.
Resistencia bastante débil a la clorosis (11% de caliza activa
y 10 de
IPC) pero superior a Riparia gloria, es conveniente
generalmente en
suelos profundos poco calcáreos, en arenas no calcáreas duras poco
clorosantes; teme la sequía, sobre todo el clima meridional y tolera
poco el exceso de humedad; es un portainjerto recomendable bajo un
enfoque de calidad, pero se comporta peor en suelo acido que el 101-
14 MG y el Gravesac.

101-14 MG (Millardet y Grasset): confiere un vigor más débil que el


3309
C y una mayor precocidad.
Sensible a la acidez de los suelos y a la presencia de caliza; no resiste la
sequía, tolera el exceso de humedad; va bien en los suelos arcillosos
frescos, da buenos resultados en numerosos suelos con tal que no sean ni
demasiado pobres ni demasiado secos.

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2.3.4 Híbridos de Riparia x Berlandieri

Estos portainjertos confieren al injerto un vigor de débil a medio en general, y a veces fuerte
cuando los suelos son profundos con un balance hídrico no limitante. Son bastante resistentes a
la caliza, pero temen el exceso de humedad y son

161-49 Couderc es de vigor medio; su respuesta al


estaquillado es media; su respuesta al injerto en campo es
mejor que al injerto en taller. Su resistencia a la caliza es
muy buena (25% de caliza activa o 60 de IPC). Sensible a la
sequía, es bastante tolerante a la humedad, pero sensible
a la tilosis (sobre todo en suelos arcillosos) y puede
presentar una mortalidad importante los 15 primeros años
después de la plantación.

Prefiere los suelos sanos, bien drenados, profundos;


confiere vigor y producción regulares, pero sin exceso, dando vinos ricos en alcohol y bien
coloreados.

Teléki 5 BB difiere del 161-49 C sobre todo por su menor resistencia la clorosis (20% de caliza
activa o 40 de IPC); manifiesta a menudo la tilosis y la asfixia radicular en tierra fuerte los
primeros años; tiene el defecto, en el caso de injerto en campo, de inducir al franqueamiento de
la variedad.

Presenta a veces una falta de afinidad que


conduce a una mortalidad escalonada de las
cepas; poco resistente a la sequía; favorece el
desecamiento del raspón; vigoroso en los
suelos
fértiles, las uvas carecen de azucares y
polifenoles; se acomoda bien en los suelos
filtrantes (arenas incluso húmedas, tierras
argilo
calcáreas o argilo-silíceas); presenta la mayoría de
las veces los inconvenientes del SO4, pero es más
caprichoso y más irregular.

SO4 (selección Oppenheim de Teléki n°4), de origen alemán, presenta la misma resistencia la
clorosis que el Teléki 5 BB; responde mejor al estaquillado y al injerto que 161-49 C y el Teléki 5
BB, teme menos la sequia y tolera los subsuelos
húmedos. Confiere al injerto un desarrollo rápido, un
gran vigor y una fuerte producción pero un
retraso en la maduración, lo que es perjudicial para un
buen fin de la maduración; el grado alcohólico de los
vinos
es a menudo insuficiente mientras que la acidez
permanece elevada, con taninos duros y gustos
herbáceos;
este exceso de vigor en tierra de fertilidad media o alta
favorece la podredumbre gris; es un portainjerto que
manifiesta la asfixia radicular y la tilosis durante los
primeros años en tierras fuertes y a la salida de otoños e
inviernos lluviosos; sensible a la carencia de magnesio y al
desecamiento del raspón (dando vinos ácidos y delgados).

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420 A-MG, responde bien al estaquillado pero algo peor al


injerto,
sobre todo en campo en primavera; resiste bien la clorosis (IPC
40);
teme a la sequía y se adapta mal a los terrenos húmedos en
invierno
y primavera, en particular en las tierras compactas o en suelos
arcillosos; a veces sensible a la carencia en potasio; su vigor es
medio, a
veces
débil,
próximo
al de
Riparia;
retrasa la

maduración,
sobre todo en terrenos fríos, por lo que no conviene a las
variedades tardías en terrenos fríos; da excelentes resultados en las
tierras argilo-calcáreas bastante profundas, en las gravas y los
suelos argilo-gravosos donde el subsuelo es filtrante.

2.3.5 Híbridos de Rupestris x Berlandieri

Estos portainjertos manifiestan una muy buena resistencia a las clorosis y una buena adaptación
a déficits hídricos importantes. Confieren a la variedad un fuerte vigor, pudiendo ser excesivo en
suelo profundo y con reserva hídrica suficiente; sin embargo, son portainjertos adaptados a las
zonas mediterráneas y para dar vigor en suelos superficiales, secos, calcáreos, donde favorecen
la calidad.

110 Richter, presenta un gran vigor.


Su respuesta al estaquillado es a menudo mala (agostamiento difícil); su respuesta al injerto en
campo es claramente mejor que al injerto de taller.

Resistencia a la clorosis suficiente (17% de caliza activa o 30 de IPC,


hasta 85 en suelos arcillosos sobre calizas duras en Charentes).
Buena
resistencia la sequía en las tierras argilo- silíceas, pero teme la
humedad permanente del subsuelo.

Confiere vigor, productividad y retrasa la maduración; sin


embargo,
permite obtener vinos de buena calidad en la región meridional;
permite a la vid desarrollarse normalmente en los suelos cálidos,
secos y áridos (arenas, gravas o argilo-calizas en el Sur-Oeste) dando vinos de excelente calidad.

99 Richter, responde bien al estaquillado y muy bien al injerto en cabeza o en Cadillac, pero el
injerto de taller es difícil.

Su vigor es ligeramente inferior al de 110R.

Resiste generalmente hasta un valor de 30 de IPC, a veces más (85


Charentes en suelos arcillosos sobre caliza dura).

Resistencia media a la sequía, a veces sensible al desecamiento del


raspón y a la carencia de magnesio.

Confiere vigor y productividad con menos calidad que el 110R y una sensibilidad mayor a la de
podredumbre gris.

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1103 Paulsen, de origen siciliano, presenta respecto al 110R las


ventajas de una mejor respuesta al estaquillado y al injerto, de
un
desarrollo precoz, de una menor sensibilidad a la humedad y se
adapta mejor a contenidos elevados de arcilla. Vigoroso, parece
interesante en los terrenos compactos.
140
Ruggeri,
es muy
vigoroso
y rustico;
resiste
bastante
bien la
sequía y
se

desarrolla bien en los suelos calcáreos, mejor que el 41B


en los suelos superficiales y secos; teme la humedad, favorece el
desecamiento del raspón; a partir de una cierta edad, se produce a
veces una mortalidad importante de las cepas, en particular en los
terrenos un poco demasiado compactos, húmedos en invierno;
gran productor y retardador de la maduración, se debe
desaconsejar para la producción de vinos de calidad; a utilizar en vez del 41B en los suelos
calcáreos, secos, superficiales, se comporta bien en los suelos esquistosos del Secundario.

2.3.6 Híbridos de Vinífera x Berlandieri

Estos portainjertos presentan interés por su resistencia en los suelos muy calcáreos, pero
manifiestan a veces sensibilidad a filoxera.

41B Millardet y de Grasset: obtenido por cruzamiento de


Chasselas x Berlandieri; respuesta al estaquillado y al injerto de
taller a menudo mediocres; buena respuesta al injerto en
campo;
portainjerto usual en Charentes y en Champagne por su alta
resistencia a la clorosis (40% de caliza activa y 60 de IPC); puede,
sin embargo, manifestar la clorosis ciertas primaveras muy
lluviosas en los suelos muy clorosantes con subsuelos margosos,
húmedos y frescos, compactos, no penetrables por las raíces; medianamente resistente a la
sequía; su resistencia a la filoxera es suficiente pero se han observado ataques en terrenos
calcáreos, secos, superficiales; sensibles a los nematodos (Melodoigyne); sensible a la humedad
sobre todo en subsuelo compacto; medianamente resistente a la sequía (en las tierras
superficiales y margosas, las viñas demasiado cargadas sobre 41B sufren sequia); provoca en los
primeros años que las viñas tengan un desarrollo un poco lento; por lo tanto, este portainjerto
confiere un vigor medio pero no conviene en suelos margosos y poco profundos, retrasa el
desborre, lo que es una ventaja en las situaciones gélidas;
productivo y regular.

333 EM, obtenido por cruzamiento de Cabernet Sauvignon con


Berlandieri; presenta grandes cualidades: es al menos tan
resistente a la clorosis como el 41B, es más vigoroso y soporta
mejor la sequía, tolerando la humedad. A veces puede
provocar
corrimiento en variedades finas; pero su cultivo muy reducido
se
explica sobre todo por su desarrollo muy lento y su débil
producción de madera.

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Fercal es resistente a la clorosis; obtenido por el Instituto
Nacional
de Investigación Agronómica, por cruzamiento de BC1
(Berlandieri x
Colombard) y 333 EM (Cabernet Sauvignon x Berlandieri);
resistente
a la filoxera, con mejor respuesta al estaquillado y al injerto que
el
41B; muy resistente a la clorosis (IPC de 120); su resistencia a la
sequía es mejor que la del 41B pero inferior al del 140 Ruggeri;
resiste
bastante
bien el
exceso
de
humedad
en

primavera; confiere
un vigor, inferior al del 140 Ru y sensiblemente parecido al del 41B;
induce una maduración más precoz y, a igual rendimiento, una
riqueza en azucares ligeramente superior a la del 41B; sin embargo,
manifiesta carencia en magnesio después de abonados potásicos excesivos; puede ser plantado
en todos los suelos calcáreos, excepto en los demasiado superficiales, en lugar del 41B; por
contra, en los suelos calcáreos, superficiales y secos, es preferible plantar el 140 Ru.

2.3.7 Otros portainjertos

44-43 Mal`egue (Riparia x [Riparia x Cordifolia]) tiene un vigor medio, se multiplica bien; pero es
poco resistente a la clorosis; teme la humedad y sobre todo confiere al injerto la carencia
magnésica.

Los híbridos complejos de Riparia x Vinífera x Rupestris: 196-17 Castel y 4010 Castel son
sensibles a la clorosis (6% de caliza activa), poco multiplicados y prácticamente reservados al Sur
Oeste en los suelos pobres, húmedos en invierno y en primavera.

Gravesac, obtenido por el INRA mediante cruzamiento de 161-49 C con 3309 C; la cepa madre es
vigorosa y buena productora de madera pero confiere un vigor medio al injerto; este portainjerto
tiene una buena aptitud para el enraizamiento y el injerto, una buena afinidad con las principales
variedades, una resistencia media a la caliza (IPC=20); esta aconsejado para suelos ácidos,
arenosos o arenoso-gravosos, húmedos en primavera, para la producción de vino de calidad.

Vialla, hibrido de Riparia x Labrusca, sensible al 4% de caliza activa, de mala resistencia a los
ataques de filoxera, no es utilizado más que en los suelos esquistosos del Beaujolais.

Finalmente, los híbridos derivados de Solonis, 1616 Couderc y 216-3 Castel, presentan como
interés esencial su resistencia a la salinidad. En efecto, salvo el 1103P y quizás el 196-17 Castel,
todos los portainjertos citados anteriormente temen la presencia de sal. A esta resistencia, que
alcanza el 0,1% en el caso del 216-3 Cl, se añade una tolerancia satisfactoria a la humedad. Estos
portainjertos encuentran su utilización en los viñedos del litoral mediterráneo.

3.LOS PORTAINJERTOS EN ESPAÑA


Por estar declarado filoxerado todo el país desde el año 1918, con excepción de las provincias
insulares canarias: Tenerife y Las Palmas, en general el empleo de portainjertos en todas las
restantes, salvo en situaciones particulares que permiten hacer plantaciones francas de pie, por
la naturaleza del suelo y el clima.
De la distribución regional de portainjertos que se adjunta, según el último Catastro Vitícola y
Vinícola realizado, se deduce una clara preponderancia de Rupestris de Lot, seguido del 161-49
Couderc y 41-B Millardet, con clara postergación de los restantes.
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Solamente con los tres citados portainjertos se cubre el 78,4% del mercado nacional, alcanzando el 85,6%
cuando se incorporan el 429-A Millardet y 99 Richter, también híbridos de Berlandieri.
Distribución de la demanda
161-49 Couderc 33,0% 78,4% 85,6%

41-B Millarde 22,8%


t

110 Richter 22,6% 99,6%

420-A Millarde 4,0% 7,2%


t

99 Richter 3,2%
Rupestris de Lot 10,2% 14,0%

196-17 Castel 2,0%

3.309 Couderc 1,6%

6.736 Castel 0,2%

Otros Portainjertos 0,4%


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2.ORIENTACIÓN DEL VIÑEDO. DENSIDAD. MARCO DE
PLANTACIÓN.
1. MARCO DE PLANTACIÓN
De factores decisivos, con carácter permanente, por cuanto se fijan al hacer la plantación
de un viñedo, sin práctica posibilidad de rectificación en el transcurso de su vida, han de
calificarse la densidad de plantación y la disposición u ordenación de la misma que en su
conjunto constituyen el marco de plantación, que intervienen de una manera directa en la
producción, calidad y posibilidad de mecanización. De su determinación depende el espacio
radicular unitario disponible, e intensidad de su utilización por las cepas, así como el volumen
aéreo respectivo, esto de menor importancia en la generalidad de las situaciones de nuestro
país, dado los marcos que se utilizan. De la conjugación de ambos factores, preponderantes en
grado sumo, con los demás elementos impuestos o elegidos que intervienen en el desarrollo de
un viñedo, depende su rendimiento y calidad.
Se denomina marco de plantación a la forma de disponer las plantas en el terreno,
integrando además por la densidad de plantación y la disposición de plantación. La densidad de
plantación corresponde al número de plantas por hectárea, dependiendo de ella la superficie
ocupada por cada planta, lo cual influye directamente en sus posibilidades de desarrollo
radicular, que influye directamente sobre el potencial vegetativo de las mismas, y
consecuentemente en su parte aérea.
La disposición de plantación corresponde a la forma en que se sitúan las plantas en el
terreno, irregular o regularmente, y dentro de éstas la separación de líneas entre sí, la inclinación
relativa de las mismas, y las distancias de cada dos plantas contiguas en las líneas.

2. DENSIDAD DE PLANTACIÓN
De una manera general las densidades de plantación utilizadas en España son más bajas
que las que se presentan en la viticultura europea, en la que llegan a darse densidades
elevadísimas, máximas en zonas fértiles con climas más fríos y húmedos.
En nuestro país, en terrenos relativamente fértiles o bien abonados, frescos o húmedos,
en las zonas vitícolas de climas con verano poco riguroso y con cepas de podas cortas, son
frecuentes densidades de plantación de hasta 4.000 cepas por hectárea (10.000 m 2), e incluso
superiores, pero ello es en escasa superficie relativa, mientras que en la parte meridional de la
meseta central, en los suelos más pobres, y en las situaciones menos frescas, desciende por
debajo de las 1.500 cepas por hectárea, llegando a valores inferiores. La densidad media
ponderada en las diversas situaciones de viñedos, queda establecida para nuestro país entre
2.000 a 2.500 cepas por hectáreas.

Densidad media de plantación


Provincias Cepas por Ha (10.000 m2)

Almería 1.600
Cádiz 4.000
Córdoba 3.157
Granada 2.500
Huelva 2.500

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Jaén 2.221
Málaga 2.840
Sevilla 3.800
Pag. 734

3. DISPOSICIÓN DE PLANTACIÓN
Las disposiciones de plantación tradicional en España correspondían a marco real y tresbolillo en
las que las distancias de separación de plantas vecinas eran idénticas, lo que permitía una mejor
explotación del suelo por las raíces, pero como consecuencia de la mecanización del viñedo se
han impuesto las plantaciones en calles por las que pueden pasar los tractores y aperos
agrícolas, siendo menor la separación de las cepas en la línea, con lo que cada cuatro cepas
forman un rectángulo, por lo que también se las denomina de marco rectangular.

- Plantaciones irregulares:
Las cepas se sitúan sin ordenación aparentemente preconcebida, no guardando ninguna
disposición geométrica. Realmente estas plantaciones se tienden a establecer a distancias entre
cepas relativamente uniformes, pero su situación en el terreno se determina con arreglo a los
obstáculos naturales que presenta, a su fertilidad y en suma a la capacidad de desarrollo propio y
de las cepas vecinas, resultando unos viñedos imposibles de mecanizar, en los que todas las
labores tienen que hacerse abrazo, lo que es económicamente prohibitivo.
- Plantaciones según líneas de nivel:
Son consecuencias de la aplicación de los métodos de conservación de suelos, cuando
éstos tienen una pendiente acusada, que en general excede del 4%.
Las distancias entre líneas de cepas plantadas a nivel se procurarán sean iguales a las
distancias tradicionales de plantación, pero como consecuencia de no ser el terreno regular, las
curvas de nivel no son paralelas, acercándose en los puntos en que aumenta la pendiente y
separándose cuando disminuye. Como consecuencia la separación entre las líneas de cepas en
las plantaciones a nivel no es constantes, como ocurre en los sistemas normales de plantación, lo
que obliga, para lograr un mejor aprovechamiento de terreno, a variar el intervalo entre cepas
de una misma línea.
A veces, para evitar el excesivo trabajo que representa trazar a nivel todas las líneas, se realizan
a nivel sólo una de cada tres o cuatro, intercalando entre cada dos filas de cepas a nivel, otras
dos o tres separadas por distancias iguales entre sí. Las labores de cultivo siempre se realizan
entre las líneas, no pudiendo cruzarlas.

- Plantaciones a marco real:


Es la disposición de plantación mas comúnmente utilizada hace años, cuando las necesidades de
la mecanización actual no se presentaban tan necesarias como ahora, máxime cuando se trata
de conservar densidades de plantación relativamente elevadas. Marcos amplios, consecuencia
de las bajas densidades de plantación permiten continuar con plantaciones regulares a marco
real, pero fuera de estos casos se impone la disposición en calles.
El desarrollo de las plantaciones a marco real, es de cada cuatro cepas forman un
cuadrado, repartiéndose la vegetación de una manera prácticamente uniforme, debido a que así
son las posibilidades del medio que las rodea.
La realización de las labores puede hacerse según los ejes principales de la plantación, con
interlíneas ortogonales de igual anchura, pero también siguiendo las diagonales, cuando la
distancia entre cepas y la vegetación no se oponga a su ejecución.

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- Plantaciones en calles:
Es el sistema de plantación de mayor utilización actual, cuando se trata de hacer
compatibles una alta densidad de plantación, con la mecanización de su cultivo. Relativamente
elevadas densidades de plantación no permiten el paso de tractores y aperos por las entrelíneas

de las plantaciones a marco real, pero si por las que quedan en la plantación en calles, cuya
separación es mayor que el intervalo de las cepas en la línea, todo ello conservando una misma
densidad de plantación.

- Plantación a tresbolillo:
Las plantaciones a tresbolillo, en las que cada tres cepas contiguas forman un triángulo
equilátero, presentan una mayor uniformidad que las realizadas a marco real. Para una misma
densidad de plantación la separación de plantas en el tresbolillo es mayor que en el marco
real, o lo que es lo mismo, para una misma separación de plantas se obtiene una mayor
densidad de plantación en el tresbolillo, y consecuentemente una aparente mejor explotación
del terreno.
Las labores de cultivo pueden ser dadas en las plantaciones a tresbolillo según tres
direcciones, paralelas a los lados del triángulo equilátero que forman cada tres cepas continuas;
pero anchura de las calles corresponden a la altura de dicho triángulo, y ello reviste
principalmente su inferioridad respecto el marco real, que permite el paso de máquinas más
importantes.

- Plantación a cinco de oros:


Esta disposición de plantación, denominada también tresbolillo irregular, corresponde a
una plantación en calles, cuyas líneas de cepas han sido trasladadas longitudinalmente medio
intervalo de separación entre plantas, respecto a las colindantes, formando cada tres cepas
contiguas un triángulo isósceles, en lugar de un triángulo equilátero.
Las labores de cultivo pueden darse entre las líneas de las cepas, Como corresponde a
otra plantación en calles, pero no puede cruzarse la labor en sentido perpendicular en ningún
caso, aunque sí darse en sentido paralelo a los lados iguales del triángulo isósceles, pero con una
anchura, para paso de máquinas, iguales a las alturas más pequeñas de los mismos, con lo que la
desventaja de este tresbolillo queda agravada al respecto.
Es disposición que se aplica raramente, pues es plantación intermedia entre el
tresbolillo y en calle, sin ninguna ventaja sobre cada uno de ellos.

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Ped

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3.Labores previas: Desinfección. Nivelación. Subsolado.
Desfonde. Enmiendas y abonado de fondo.
1.

OPERACIONES PREVIAS
Decidida la plantación de un viñedo se deben acometer una serie de operaciones previas
a la plantación que son las siguientes:
• Eliminación de todo resto de vegetación anterior (viñas, malezas, anterior cultivo,
etc). • Supresión de masas rocosas, si fuese necesario.
• Nivelación o explanación del terreno, si fuese preciso.
• Mejora del perfil cultural por desfonde o subsolado.
• Mejorar la fertilidad mediante enmiendas y abonados de fondo.
• Realización de las labores complementarias finales antes del replanteo y plantación.

1.1. Movimientos de tierra y nivelación del terreno


Dentro de las operaciones previas más importantes se encuentra la de nivelación del
terreno.
En terrenos irregulares se aconseja proceder a su nivelación, realizada con máquinas
apropiadas para este fin.
Lo que se pretende con esta labor es la de reducir las irregularidades de la superficie y
aumentar el volumen de suelo útil para ser explotado. Con la nivelación, además de suprimir
irregularidades del terreno, se debe dar al terreno un perfil de forma que las aguas de
escorrentía sean evacuadas y que todas las zonas posibles dispongan de una profundidad
suficiente de suelo.
El terreno debe quedar lo más homogéneo y llano posible, para facilitar las labores de
cultivo, ya que la mecanización de los mismos se verá limitada por la pendiente transversal. En
caso de terrenos con pendientes muy acusadas, es necesario realizar terrazas para permitir el
cultivo de la vid. En otros casos los movimientos de tierra tienen la finalidad de eliminar
pequeñas paredes o taludes de tierra y dejar el terreno con una pendiente uniforme. Otras
veces el movimiento de tierra pretende eliminar masas rocosas y formar unidades de cultivo
más extensas y mejorar así la mecanización de la plantación, disminuyendo los costes de
cultivo.
A la hora de realizar movimientos de tierra hay que tener en cuenta que al comienzo se
debe retirar la tierra fértil (también denominada tierra vegetal o capa superficial) evitando que
se mezcle con el resto de materiales; y una vez nivelado el subsuelo volver a extenderla, de tal
forma que siempre quede la tierra vegetal en la superficie.
Una vez finalizada esta operación se realiza la limpieza de hierbas y restos de cultivo
existente en el terreno, bien de forma mecánica, bien de forma química o ambas. Si es
necesario se procede a la limpieza de piedras. El despedregado se lleva a cabo mediante
repetidos pases de tractor con despedregadora y cultivador. El cultivador hace aflorar la piedra
y la despedregadora la retira del terreno. La profundidad mínima de trabajo será de 20 cm.,
siendo la ideal en suelos que lo permitan de 40 cm. Deben retirarse las piedras que tengan más
de 10 cm. de diámetro.

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2. DESFONDE Y PREPARACIÓN DEL SUELO
2.1. Desfonde del suelo, máquinas y aperos
El desfonde del terreno se realiza tanto en terrenos vírgenes, como también en los que

tuvieron antes otros cultivos. Las finalidades de esta labor son las siguientes: • Permitir y
facilitar el desarrollo del sistema radicular, pudiendo éste explorar mayor volumen de suelo.
• Mejorar la permeabilidad del terreno al agua y al aire.
• Limpiar la tierra de raíces, piedras, etc.
• Mejorar o activar la actividad microbiana del suelo.
• Movilizar las reservas de fertilizantes.
• Incorporar las posibles enmiendas y abonados de fondo.
Existen distintos tipos de desfonde, dentro de los cuales se encuentran:

•Desfonde con volteo:


Esta operación se realiza en los terrenos donde la capa arable del suelo y del sub- suelo
tienen una composición similar o cuando la capa profunda puede mejorar la superficial.
También se hace cuando se tiene que incorporar al terreno enmiendas o abonadas de fondo,
o cuando anteriormente existió un cultivo leñoso y hay que eliminar sus raíces porque pueden
ser portadoras de parásitos o enfermedades.
Para esta labor se emplean arados de vertedera que profundizan más de un metro,
arrastrados por un potente tractor. Es conveniente aprovechar la labor para sacar de los surcos
las piedras grandes y raíces de cultivos anteriores.

VIDEO: La preparación del suelo para plantar vid, Viveros Villanueva


VIDEO: fendt 824 desfondando
VIDEO: Preparación del terreno pre-plantación viña (los desfondes)

•Desfonde por subsolado:


Cuando no nos encontramos en la situación anterior, que es lo más frecuente, esta
operación se puede hacer sin volteo, por subsolado. Para ello se usa un apero de una o varias
púas, que penetran en profundidad y también son arrastradas por un potente tractor.
Es suficiente con dos pases en diferentes sentidos (cruzados) del tractor con subsolador.
La profundidad mínima de trabajo será de 50 cm., siendo conveniente llegar a los 75-80 cm. El
subsolado se debe realizar después de los trabajos de movimiento de tierra y nivelación,
preferentemente en verano o comienzos de otoño, cuando los suelos están secos y su
disgregación se hace con más facilidad y más completa.
Esta labor consigue una eficaz rotura de las capas del suelo y subsuelo, muy conveniente
para el cultivo de raíces profundas como es el de la viña.
Una vez realizado el subsolado pueden aflorar piedras; si es así habría que despedregar.

2.2. Distribución e incorporación de las enmiendas


Establecido el plan de abono, se procede al reparto de las enmiendas necesarias en la
finca y a su posterior incorporación al suelo mediante labor sencilla de tractor con cavadora o
cultivador rotativo.
Las cantidades de abonado calculadas para la corrección del terreno se repartirán
uniformemente en toda la superficie de la parcela.

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Habrá que poner especial cuidado en la distribución uniforme de las enmiendas a
incorporar. De forma manual es difícil hacerlo. La mejor forma de realizar la distribución es
mediante una abonadora que permita dosificar exactamente los distintos elementos en la
superficie del terreno.

2.3. Labores superficiales


Las enmiendas también se pueden incorporar después del subsolado, una vez realizada
esta labor se dará un pase de cavadora o cultivador logrando así que el terreno quede mullido
para recibir las plantas y los materiales en caso de instalar un nuevo sistema de conducción. Para
esta labor será suficiente con profundizar 20-30 cm., siempre y cuando se haya subsolado y
despedregado previamente.
La época más conveniente para realizarlas es después de la vendimia, puesto que no
suele llover normalmente y se puede manejar el terreno seco.

3. DESINFECCIÓN DE SUELOS
En terrenos dedicados anteriormente a cultivos leñosos y especialmente a los que
tuvieron viñedo, es conveniente dejarlos descansar durante un tiempo de 7 a 8 años, para evitar
la propagación de enfermedades viróticas, hongos y nemátodos, antes de establecerse un nuevo
viñedo, aunque durante ese tiempo se pueden aprovechar con cultivos herbáceos anuales. Otra
solución, que acorta e incluso anula este tiempo de espera, consiste en realizar una desinfección
química con algún producto nematocida, tales como:
— Dicloropropano-dicloropropeno (DD) a razón de 1.000 litros/ha de producto comercial.
— Dicloropropeno al 60 por 100 con 600 litros/ha de producto comercial.
— Dicloropropeno y metil-isotiocianato con 300 litros/ha en suelo húmedo y de 3 a 8 semanas
antes de la plantación.
— Bromuro de metilo al 67 por 100 con 750 litros/ha de producto comercial, asociado a veces
con cloropicrina.
- Dibromoetano con 750 litros/ha de producto comercial, prohibido desde el año 1984 por su
peligrosidad.
— Metilditiocarbamato de potasio o sodio (metam potásico o sodio) al 40 a 50 por 100 con dosis
de 1.000 litros/ha de producto comercial.

Máquina aplicadora de desinfectante con cinco


púas localizadoras y rodillo de compactación
posterior.

— Ditiocarbamato (nema) al 40 por 100 con


dosis de 200 a 400 litros/ha de producto
comercial. - - Aldicarb a razón de 400 kg/ha, es un
producto sistémico absorbido por las raíces y
transportado por la savia bruta, con una persistencia de acción de 50 días.

En cuanto a los fungicidas (se emplean para impedir el crecimiento o eliminar los hongos y
mohos perjudiciales para las plantas) que se pueden aplicar al suelo, son también muy variados,
destacando entre ellos los siguientes: etridiazol, fenaminosulf, nabam o ditiocarbamato disó Scanned
with CamScanner dico,

Pedro Sánchez IES Francisco Pacheco pág. 18


pencicurón, propamocarb y TCMTB o tiocianomeltio benzotiazol, en dosis muy variables según
riquezas de casas comerciales.
La aplicación de estos productos es complicada, por lo difícil que es incorporarlos y
homogeneizarlos en el suelo, utilizándose una maquinaria específica para ello, con un terreno
antes preparado y bien mullido, mejor localizando los desinfectantes a una cierta profundidad en
dos niveles a 30 y 50 cm y también a una temperatura de 20° C en el subsuelo. Es corriente hacer

la desinfección en el otoño, un año después del arranque y 5 ó 6 meses antes de la plantación


para que dé tiempo a que actúen los productos aplicados. El sellado de la capa superficial del
terreno con un pase de rodillo y suficiente humedad, es muy conveniente para evitar posibles
fugas de los desinfectantes aplicados y que estos actúen en el suelo durante largo tiempo.
También es bueno unas semanas antes de plantar, ventilar bien el terreno tratado, rompiendo el
sellado con una labor de cultivo profunda.
Una aplicación más racional podría ser dejando descansar el terreno 2 ó 3 años y luego
combinarla con una desinfección del suelo a dosis más bajas.
La maquinaria de desinfección es muy similar a la de aplicación de abonos líquidos o gaseosos
localizados. Un apero con un determinado número de púas o rejas de subsolado de la
profundidad precisa, aplican el desinfectante generalmente líquido, por medio de unas
conducciones situadas por detrás de las púas, el cual procede de un depósito y siendo bombeado
por un grupo de presión o aire comprimido. Detrás del apero se coloca un rodillo pesado, de
anchura superior a la de los subsoladores, que cierra inmediatamente las aberturas realizadas
por las rejas.
La desinfección de suelos también puede hacerse con la incorporación de microgránulos de
aldicarb, siendo éste poco influenciable por las condiciones climáticas, utilizándose
preferentemente en otoño, después de una preparación muy fina de la capa superficial y siendo
distribuido con ayuda de una máquina sembradora de semillas de canalones. Este producto no
presenta efectos sobre las raíces, por lo que éstas deben ser previamente retiradas del terreno.
Para los suelos contaminados de podredumbre radicular se utiliza al metamsodio (esaco), con
dosis de 2.000 litros/hectárea, siendo inyectado a una profundidad de 40 cm, sobre un terreno
previamente preparado con dos labores superficiales cruzadas. Esta desinfección también puede
hacerse con productos a base de tetratiocarbamato (enzone).

4. ABONADO DE FONDO
La operación del desfonde es un momento apropiado para incorporar al viñedo junto con
materia orgánica un fondo importante de reserva de potasio y fósforo, elementos muy poco
móviles que así lo permiten.
Aun cuando las aportaciones dependen del resultado de los análisis del suelo, de una
manera general se llega a utilizar hasta 800 unidades por hectárea de P205 y de K20, reduciendo
la primera a 200 unidades/ha en los suelos arenosos a causa de una importante lixiviación “o
extracción de sólido a líquido” de este elemento. La forma de aplicarlos depende del pH del
suelo: en los ácidos el fosfórico se aplica con escorias de desfosforación (escorias Thomas) y la
potasa como sulfato potásico, y en los suelos alcalinos, el fosfórico se aplica con superfosfato de
cal y la potasa con cloruro potásico.
La materia orgánica, también dependiente de los análisis, llega hasta 40 a 60 toneladas
por hectárea de estiércol.

Pedro Sánchez IES Francisco Pacheco pág. 19


4.Plantación. Maquinaria “al final más apuntes sobre la planta”
Plantación
La plantación definitiva realizada con sarmientos o con barbados o plantas-injerto, si se
trata de material con raíz desnuda se efectúa a finales del invierno y principios de la primavera,

que es cuando el suelo está tempero (cuando posee un grado de humedad y soltura tal que es
capaz de mantener la forma y al mismo tiempo tiene cierto grado de esponjosidad.) y antes de
que la vid esté brotada. El empleo de plantas en pots permite retrasar el período de plantación,
realizándose generalmente en el mes de mayo y en las zonas más frescas hasta mediados de
junio, contando con el riesgo de que se presenten las heladas primaverales.
La plantación directa utilizando sarmientos de Vitis vinifera, necesariamente tiene que
realizarse en hoyos y en suelos no filoxerados, por aporcarse el sarmiento para su mejor
enraizamiento, y no ser resistente a la filoxera. Los hoyos suelen ser prismáticos de unos 40 por
60 centímetros de anchura y longitud y unos 40 a 50 cm de profundidad, cuando se realizan con
azadón a brazo, o con un diámetro de unos 40 cm si lo son con barrena.
La plantación utilizando plantas de raíz desnuda, barbados o plantas-injerto se puede
efectuar en hoyos rectangulares, realizados a brazo o con barrena de las mismas dimensiones
anteriores en zanjas continuas, a barrón y mecánicamente.
Las plantaciones en pots se pueden también realizar en hoyos y zanjas continuas, pero
generalmente se hacen con plantador o su similar barrón. Dadas las peculiaridades de la planta
en plena vegetación, es preciso realizar un riego en el momento de la plantación y repetirlo dos a
tres veces más con un intervalo de una semana, según condiciones climáticas.
Es práctica útil al hacer una plantación con planta injertada o después de practicar el injerto en
campo que será conducida en formas altas, poner en cada pie un tubo de plástico flexible,
aporcando la base y sujetándolo por el lado opuesto al primer alambre o tutorándolo, por
dentro del cual se desarrollarán verticalmente los pámpanos brotados del pie de vid con una
gran rapidez, sin peligro de que los tronche el viento y al abrigo de conejos y otras especies que
pudieran destruirlos. En el comercio se venden tubos rígidos de PVC con el mismo objeto, que no
es necesario atar o tutorar, como asimismo los tubos flexibles de plástico enrollados como una
manguera, que hay que cortar con la longitud deseada y abrirlos antes de su colocación.
Ante la plantación con barbados y plantas-injerto, se presenta la duda de su elección: si
emplear barbados porta-injertos que hay que injertar en campo posteriormente, o si hacerlo
con plantas injerto de una forma definitiva.
Aún cuando en nuestro país la mayoría de los viñedos se vienen estableciendo con porta
injertos, barbados, es, sin embargo, cada vez más frecuente el que el viticultor, ante nuevas
plantaciones, duda si seguir haciéndolo así o proceder a la plantación directa con barbados ya
injertados, plantas-injerto obtenidas en vivero.
En una viticultura progresiva se impondrá, más o menos tarde, la utilización masiva de
barbados injertados, dejándose las plantaciones con barbados y posterior injertación de campo
solamente para casos especiales.
La rapidez de ejecución de una nueva plantación; la mayor uniformidad lograda en los
viñedos así establecidos, al no existir las marras por mala soldadura; la mayor acomodación a
condiciones ambientales adversas a la injertación y la posibilidad de poder prescindir de buenos
injertadores, mano de obra especializada cada vez más difícil de encontrar, son ventajas
indiscutibles que se logran con la utilización de barbados injertados en plantación directa, todos
repercutibles en su planteamiento económico. Es norma general aplicada a la viticultura, sobre la
utilización en la producción de elementos "prefabricados" en lugar de simples.

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El mayor inconveniente que se opone actualmente en nuestro país a su realización y
generalización, estriba en su dificultad de adquirir en el mercado los injertos con la vinífera que
se desea sobre el portainjerto adecuado, dada su gran diversidad a no ser que el viticultor los
encargue con un año de antelación al viverista, o se los produzca el mismo, ya que es difícil que
pueda aquél disponer, para todos los casos, de las combinaciones de vinífera y patrón deseados
en la cuantía que precise.
Existe, sin embargo, la posibilidad de realizar plantaciones directas de viñedos con
injertos enraizados parafinados que resuelven prácticamente, en caso necesario, el problema
existente, no solamente en nuevas plantaciones sino también más específicamente para cubrir
marras, logrando una mayor uniformidad del conjunto.
Previamente, antes de realizar la plantación (la época de operar suele ser del 15 al 30 de
abril) se realizan injertos enraizados parafinados, disponiendo previamente del portainjerto
barbado que se necesite, que puede fácilmente ser adquirido en el comercio del viverista, y la
madera de la vinífera que se desee figure en los injertos.
Fundamentalmente consiste en sumergir parcialmente los injertos sobre barbados,
realizados en taller, en un baño de parafina, de manera que una delgada capa se deposite
alrededor de la zona de ensamble, formando una envuelta protectora para la futura
soldadura. La técnica de su realización es la siguiente:
1°. Decapitar los barbados; suprimir cuidadosamente todas las raicillas del tronco y
recortar el extremo radicular basal, según costumbre al realizar la plantación. 2°. Ejecutar la
injertación según hábito, siendo preferible el injerto inglés de cabeza, que hace innecesario el
atado con rafia.
3°. El injerto y algunos centímetros del barbado portainjerto se sumergen durante dos
veces consecutivas en un baño de parafina adicionada de un 10 por 100 de lanolina, calentado a
unos 80° a 85° C en baño María.
Se sumergen los injertos una primera vez en el baño sacándolos inmediatamente, sin que
haya transcurrido un segundo para después de gotear sobre el mismo, dejarlos sobre una mesa
hasta que la película depositada se solidifique bien. Seguidamente se sumergen por segunda vez
en el baño, repitiendo la operación. Con ello se asegura una mejor protección, pues pudiera
suceder que la primera sumersión fuera insuficiente, dejando al descubierto ciertas zonas al nivel
de la ensambladura, en particular los picos de las extremidades de los planos de corte.
Por debajo de los 70° C de temperatura de baño de parafina-lanolina, la capa depositada es
opaca y blanquecina, siendo relativamente gruesa y con tendencia a descascarillarse. De 70° a
100° C de temperatura, la película de parafina es más traslúcida, transparente, delgada y elástica,
lo cual conviene mejor al injerto. Se ha comprobado que las yemas de los injertos no sufren
ningún perjuicio en la sumersión de hasta 100° C, en la época en que se opera, siempre y cuando
ello sea instantáneo. La cantidad de parafina necesaria oscila alrededor de un kilogramo por cada
1.000 injertos, con la cantidad de lanolina necesaria para entrar en la proporción del 10 por 100.
La plantación directa del injerto enraizado parafinado en lugar definitivo se realiza con la
misma normativa empleada con las plantas de injerto usuales, pero debe ser más cuidadosa,
aconsejándose rodear con arena en anillo la zona de soldadura. Los cuidados culturales son
también los normales.
La aplicación de los injertos de parafina está especialmente indicada para reposición de
marras en toda la plantación, incluyendo los tradicionales con plantación de barbados e
injertación de campo, al no ser fácil al viticultor disponer de barbados ya injertados, de las
variedades del portainjerto y vinífera ya empleados en la misma que igualarían su plantación,
debido a su difícil adquisición en el mercado, según ya indicamos.

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Plantación manual
Consistía en hacer la plantación en hoyos realizados a mano con el azadón. Actualmente
solo se practica para reponer algunas marras o faltas en el viñedo y cuando se va a hacer una

plantación directamente con sarmientos de Vitis vinifera acodados.


Equipo de "lanzas hidráulicas"
para
plantación.

Más utilizada es la
plantación a "barrón", que se clava
en el terreno con movimientos
oscilantes, levantándolo y
dejándolo caer libremente o ayudándose en ocasiones con una maza pesada, para hacer el
agujero en donde se introduce la planta. A veces el barrón lleva una cruceta transversal para
facilitar el trabajo.
También se utiliza en las plantaciones la "lanza hidráulica", que consiste en un tubo
conectado a una cuba de agua remolcada por un tractor, por intermedio de una bomba. El
operario introduce la planta en el suelo sujeta a la extremidad del punzón, por medio de una
pinza u horquilla, por donde sale a voluntad agua a presión, que le va abriendo camino conforme
penetra, hasta la profundidad deseada, retirando a continuación la lanza y quedando la planta
rodeada de tierra mojada con unos dos litros de agua, lo que es favorable en muchas situaciones
con terrenos nada o poco pedregosos. Frecuentemente un operario se limita a abrir los agujeros,
e inmediatamente otro que le sigue introduce la planta, ayudado a veces por una horquilla de
plantación. En todo caso la planta debe quedar bien compactada evitando bolsas de aire a su
alrededor.

Plantación con máquinas ahoyadoras


Las barrenas ahoyadoras están constituidas por un eje vertical giratorio accionado por su
parte superior, teniendo en su otra extremidad una hélice o un par de rejas colocadas
enfrentadas, que penetran en el suelo a la vez que descienden a manera de un tornillo o
sacacorchos, realizando orificios de 40 a 80 cm de diámetro. La tierra va siendo expulsada al
exterior, quedando en forma de anillo y el hoyo construido tiene una forma cilíndrica o
troncocónica, con las paredes compactadas, por lo que no deben ser utilizadas en terrenos muy
arcillosos o excesivamente húmedos, ya que la compactación de las paredes pudiera dificultar el
desarrollo radicular por el efecto "maceta".

Pedro Sánchez IES Francisco Pacheco

Barrena ahoyadora acoplada a un


tractor,
con
hoyo

realizado.

En el mercado hay diferentes tipos de ahoyadoras: autónomas con un motor térmico


propio, manejada por uno o dos operarios, las hidráulicas que funcionan con el aceite a presión
del tractor, manejadas por dos operarios y las mecánicas o hidráulicas montadas en un bastidor
del tractor y accionadas por el mismo. Existen modelos de estas últimas ahoyadoras que tienen
articulado el bastidor de la barrena, de modo que al poder desplazarse lateralmente, pueden
abrir los hoyos de dos filas contiguas. La potencia suministrada por la toma de fuerza del tractor
no excede de los 20 kw por unidad de perforación.
En todo caso, una vez abierto el hoyo se introduce la planta, con o sin ayuda de una varilla
plantadora, rellenándose a continuación lo más compactadamente posible con un astil u otro
medio similar.

Plantación con máquinas abresurcos y subsoladores


Consiste en abrir un surco profundo continuo con una reja arrastrada por un tractor,
coincidente con la fila de cepas a plantar, para más tarde mediante un punzón o un pequeño
hoyo situar la planta en el lugar correspondiente, lo que se facilita por la tierra removida,
calzándola inmediatamente. Este sistema fue el que dio origen al empleo de máquinas
plantadoras, de las que nos ocuparemos seguidamente.

Plantación con máquinas plantadoras


Todos los sistemas anteriormente descritos son discontinuas, por lo que la mecanización
de la plantación es susceptible de mejorar, con la ayuda de los siguientes procedimientos. La
máquina plantadora más simple está constituida por un subsolador, al que se le fija hacia atrás
dos chapas laterales divergentes, para que al realizar la labor, se mantenga una zona sin tierra
inmediatamente detrás de la reja.
El tractorista marcha centradamente sobre la línea marcada, mientras que un operario
deposita las plantas detrás de la reja, manteniéndola sujeta hasta que al pasar las chapas
laterales, se cierra el surco y quedando ésta sujeta. Para indicar al operario con qué
espaciamiento se han de colocar las plantas, se sitúan previamente unas marcas o jalones de
referencia transversales, lo que no es necesario si el marqueo se hizo con rayado del suelo, que
sirven del mismo modo de referencia. Usualmente las plantas van transportadas en una bandeja
o repisa en la parte trasera del tractor y al alcance de la mano del operario que hace la
colocación en el terreno. Con este dispositivo se pueden conseguir rendimientos de hasta 500
plantas a la hora.
Un segundo paso en los modelos de plantadoras, consiste en dotar al anterior sistema,
de uno o dos asientos a los lados de la reja plantadora, para que el operario o los operarios que
colocan las plantas, lo hagan con una menor fatiga o esfuerzo y a una mayor velocidad.
Pedro Sánchez IES Francisco Pacheco pág. 23
Con objeto de facilitar la labor de situar equidistantemente las plantas en la línea, se le
añade al anterior modelo un sistema de plantación automático, consistente en que la máquina
lleva un rollo de cable o alambre de suficiente longitud para las mismas, cuya extremidad se fija
en el suelo mediante una estaca en la cabecera de las líneas. Cuando la plantadora avanza, se va
desenrollando el cable, el cual hace girar una polea que acciona el mecanismo de bajada de las
plantas, dejándolas enterradas a la distancia correcta, puesto que su situación está en función
real de la distancia recorrida desde el inicio de la línea. La alineación es automática, pudiendo
desviarse independientemente del tractor, una distancia de 20 cm a la izquierda o derecha,
funcionando por varios sistemas, como puede ser siguiendo un surco marcado previamente
sobre el terreno, o siguiendo el tendido de un segundo alambre previamente colocado sobre el
suelo e incluso siguiendo la guía de un rayo láser emitido desde la cabecera de la línea a plantar e
interceptado por un sensor colocado en la máquina plantadora.

Mecanismo plantador de alimentación manual.


La alimentación del mecanismo de plantación se suele realizar de forma manual, situando uno o
varios operarios sentados en la plantadora y colocando las plantas en un mecanismo plantador
como el que se describe a continuación. Un disco vertical y orientado en el sentido de la
plantación, lleva en su parte periférica un determinado número de pinzas, donde el operario
coloca en su parte superior las plantas con las raíces hacia arriba, al girar el disco 180° ya dentro
del terreno, suelta la planta con las raíces hacia abajo, siendo compactadas en el terreno por dos
Pedro Sánchez IES Francisco Pacheco pág. 24
discos exteriores de goma convergentes, que aprietan la tierra contra las raíces y contribuyen
además a extraer la planta de la pinza. Variando la disposición de las pinzas o el diámetro del
disco central, se consigue colocar las plantas a las distancias deseadas. Existen máquinas de
alimentación automática, muy poco difundidas, donde las estacas de plantas o injertos se
colocan previamente ordenadas en amplios rollos de tela, que sirven de alimentadores de los
mecanismos plantadores similares a los anteriormente descritos.
Existen modelos de plantadoras dobles que realizan el trabajo en dos filas contiguas al
mismo tiempo. Estas máquinas se emplean para barbados portainjertos, que más tarde habrá
que injertar o para plantas injertadas de las Vitis vinifera sobre portainjertos, todos ellos de raíz
desnuda. Para la plantación en pot también existen máquinas muy similares, pero con
embocaduras más anchas, para que puedan colocarse con un manejo más cuidadoso al estar ya
en vegetación, y con un rendimiento de 1.500 plantas a la hora.
En cualquiera que sea el tipo de plantadora, es esencial conseguir una buena alineación,
siendo en general suficiente el surco trazado con anterioridad con referencia de un jalón al final
de la línea y mejor con la utilización de un rayo láser y un receptor del mismo situado en el
tractor. Algunas plantadoras según marchan por su línea de trabajo, llevan una pértiga lateral
horizontal, donde pende una cadena y que colocada a cierta distancia, marca la línea siguiente
de la plantación.
La velocidad de trabajo de las plantadoras en que el personal de colocación va sentado es
del orden de un kilómetro a la hora o menos cuando camina detrás de las mismas, por la fatiga
que ello supone, pero en todo caso depende de múltiples circunstancias: habilidad de los
plantadores, estado del terreno, etc.
Las regulaciones y rendimientos de las plantadoras se refieren a los siguientes aspectos:

- Profundidad regulada por la altura de la reja surcadora y los apoyos o patines traseros,
juntamente con la altura del enganche. La reja se regula también en anchura (apertura del surco
y cómodo paso de las plantas) y en posición longitudinal (más retrasada en suelos ligeros y
secos).
— Anchura de las líneas de plantación.
— Distancia entre plantas. Esta distancia (d) viene determinada por la relación de transmisión (i)
entre las ruedas de la plantadora y el plato distribuidor, con un determinado número de pinzas
(k) y el diámetro de las ruedas (D).

xD
d = ----------- i
k

La variación de la relación de transmisión (i) se realiza por medio de cambio de


engranajes.

Plantación bajo plástico


La técnica de plantación bajo plástico, que hoy día se extiende y ocupa una gran variedad
de cultivos intensivos, ha tomado también carta de naturaleza en viticultura. La situación de
anchas tiras o fajas de polietileno negro, centradamente coincidente con la línea de cepas, con
una anchura variable de 1,10 a 1,50 metros, en el momento en que se hace la plantación y
duración de 4 a 5 años, según materiales y circunstancias, tiene las siguientes indudables
ventajas:
— Se impide el nacimiento y desarrollo de malas hierbas en toda su superficie, quedando
éstas reducidas a las interlíneas dejadas entre las fajas de plástico.

Pedro Sánchez IES Francisco Pacheco pág. 25


— Se suprime el trabajo de la cava del pie de las cepas, o éste se reduce a ocasiones
circunstanciales.
— Se mantiene el índice de humedad mucho más elevado debajo de la faja plástica, al no
producirse evaporación superficial, con
el
consiguiente beneficio en la economía
del
agua.
— Se facilita extraordinariamente la
realización del no cultivo de la viña, al
utilizar la aplicación de herbicidas en las
fajas de tierra que quedan libres del film
plástico.
— Consecuentemente del no cultivo
mixto
plástico-herbicidas se produce una
limitación de la erosión, y una
disminución
efectiva de la pérdida de materia
orgánica.

Máquina para la extensión del plástico


y
enterrado de sus bordes.

— Se facilita la entrada en la parcela y el


sacado de los productos, por la mayor
consistencia del suelo en el no cultivo.
— La asociación plástico y no cultivo mejora
el cultivo de viñas en laderas escarpadas,
terrazas de laderas con fuerte pendiente,
en todo momento de difícil o imposible
cultivo mecanizado.
— Se permite el cultivo de la vid en
terrenos salinos que no podría hacerse en
Pedro Sánchez IES Francisco Pacheco pág. 26
plantación ordinaria, debido a no acumularse las sales solubles en las capas superiores por
evaporación y al mayor índice de humedad. La supresión del film plástico a los 4 ó 5 años, se
produce con plantas desarrolladas, de mayor resistencia que en su estado joven.
Se admite, de una manera general, que la plantación bajo plástico permite considerar que
un suelo tiene medio gramo menos de sales solubles, expresadas en cloruro sódico, por
kilogramo de tierra, lo que es una cifra muy importante dados los estrechos límites de

adaptación de los portainjertos, e incluso viníferas.


— De una manera efectiva, consecuencia de los anteriores extremos, la toma y arraigo de los
viñedos es más perfecta y la puesta en fruto de las cepas se realiza mucho más precozmente.
Durante los años que dura el film de polietileno, las producciones son mayores que en el cultivo
ordinario, y la supremacía queda asegurada, después de su retirada durante algún tiempo.
Como contrapartida de las anteriores ventajas podemos presentar que el viñedo es
mucho más propenso a las heladas tardías primaverales, y que su aplicación tampoco debe
realizarse cuando pueda producirse asfixia radicular.
Para la plantación bajo plástico se utiliza un film de polietileno resistente, de muy buena
calidad, por la larga permanencia que ha de tener sometido a todas las adversidades
meteorológicas, con un espesor mínimo de 0,1 milímetros, gran resistencia mecánica y a los
rayos ultravioleta.
La extensión del plástico, cuando la superficie de plantación lo merece, se realiza disponiendo la
bobina que lo contiene en un bastidor suspendido detrás del tractor, la cual se desarrolla a
medida que aquél avanza al quedar fijada al suelo su extremidad. Dos rejas laterales situadas
delante y a los lados de la bobina excavan dos surcos coincidentes con los bordes de la faja
plástica; dos ruedas neumáticas que soportan el bastidor, situadas detrás de las rejas y bobina,
introducen y asientan los extremos del plástico en los surcos, y finalmente, dos vertederas,
también laterales y prácticamente en línea con rejas y ruedas, aporcan tierra sobre los bordes
de aquél, cerrando los surcos. El plástico queda extendido y enterrado en todos sus bordes para
evitar su rotura por el viento, quedando perfectamente fijado al terreno.
La perforación del film de polietileno, en los puntos coincidentes con la plantación,
situados equidistantes de los bordes, se aconseja realizarla en caliente, utilizando un simple
cilindro metálico de bordes delgados, que se calienta con una lamparilla de butano portátil, o
medio similar. Los orificios se realizan de unos 8 cm de diámetro, quedando los bordes
reforzados por el calor, debiendo ello realizarse siempre antes de las 24 horas que siguen a la
plantación.
En la colocación del plástico se debe cuidar no tensarlo demasiado, y con posterioridad
eliminar con herbicidas las malas hierbas en una banda a ambos lados del plástico para evitar su
deterioro como consecuencia de las labores superficiales dadas en las calles, o practicar con
herbicidas el no cultivo de las mismas.

5.CUIDADOS INMEDIATOS POSTERIORES A LA


PLANTACIÓN
Si la plantación se hizo con tubos de plástico, al brotar los pámpanos que se desarrollan
por dentro del mismo, si fueran varios, se levantan los tubos para dejar uno solo que suba por
dentro del mismo hasta el alambre de sujeción, pudiendo realizar seguidamente la primera poda
de formación.
Los primeros cuidados después de la plantación tienden a facilitar la salida de los brotes
mediante descostrado a mano o con un pequeño escardillo de la parte superior de los
Pedro Sánchez IES Francisco Pacheco pág. 27
aporcados, si la tierra es fuerte, no siendo necesario en los arenosos sueltos. Cuando han
alcanzado un desarrollo suficiente se atan a un tutor, con atadura floja que no estrangule su
crecimiento.
En plantaciones extensivas con formas de conducción baja frecuentemente no se realiza
dicha sujeción por razones económicas, pero es indispensable en las formas altas. Si se plantaron
plantas-injerto habrá que deshacer los aporcados mes y medio a dos meses después de la
brotación para suprimir las raicillas que pudo emitir la púa injertada y los eventuales brotes del
portainjerto, operación de desbarbado similar a la descrita en los viveros de plantas-injertos,
realizada en horas tempranas o días nublados, y si es posible algo húmedos y preferentemente,
pues también aquí de prosperar terminarían por anular el injerto. Generalmente no es necesario
un segundo desbarbado, pues en las labores sucesivas de primavera y verano se bajan los
aporcados, pero se efectúan mes o mes y medio más tarde si fuera necesario. Con las
plantaciones con pots también se deber realizar el desbarbado por los mismos motivos y
circunstancias.

Al hacer la plantación, si se detecta la presencia de "gusanos del alambre" en el suelo


(Agriotes sp.), es recomendable aplicar junto a las yemas al hacer el aporcado, unos gránulos de
insecticida: clorpirifos, diasinon, fonofos, foxim, líndano o paration para que no los destruyan,
antes de brotar o cuando ya lo hayan hecho antes de que salgan al exterior.
Se deben efectuar los tratamientos fitosanitarios necesarios, en especial contra el mildiu
y el oídio, si fueran necesarios, al ser las plantas-injerto y las plantas pots muy sensibles al tener
los tejidos jóvenes y turgencentes. En el primer año no conviene hacer poda en verde.
Las demás labores del año de plantación consisten en binas y descostrados precisos para
mantener el terreno mullido en sus capas superficiales y limpio de malas hierbas. A pesar de
todos los cuidados en la plantación y labores subsiguientes siempre se producen fallos en la
brotación, debiéndose proceder al año siguiente a la reposición de marras. En plantaciones
conducidas en espalderas generalmente se establecen los piquetes y alambres al año siguiente
de la plantación directa o de la injertación, demorando a veces colocar algún alambre superior,
pero en parrales y cortinas descendentes los armazones correspondientes se instalarán en el
mismo año para que en todo caso sirvan de sujeción a los pámpanos del año.

Nueva plantación

de viñedo utilizando tubos de plástico flexible para su más rápido desarrollo y protección de las
plantas.

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