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Por JORGE FUCARACCE
Introducción
¿Puede interesarle a alguien una micro o pequeña organización? ¿Puede ser objeto
de interés para la administración, cuando a nadie le interesa la temática que la carac-
teriza? ¿Por qué se estudian las grandes organizaciones, exclusivamente?
Cuando gentilmente me invitaron a participar en este texto de administración junto a
distinguidos colegas, me pregunté cuál sería el aporte que podría sumar, y que ade-
más fuera coherente con los temas desarrollados. Seguramente, la convocatoria no
estaba desprovista de intención, ya que el Dr. Miguel Ángel Vicente, con su habitual
pragmatismo, lo único que me señaló fue: “Vos hablá de lo tuyo…”. Y lo mío es la
PyME, fue siempre la PyME y seguirá siéndolo…
Esos interrogantes iniciales me los hice cuando la facultad me “depositó” en la reali-
dad de mi país, ya que me produjo un “choque” con estas organizaciones, necesita-
das de todo. Me había preparado para “curar organizaciones”, ser el “médico” que las
“atienda” en toda su problemática. Pero nunca me presentaron a estos “pacientes”;
sólo las grandes organizaciones que, por supuesto, no estaban peleándose en nues-
tro salón de graduación para contratarnos como sus profesionales. Intentaré, en este
trabajo, caracterizar a esas organizaciones, desde el punto de vista de la administra-
ción; aplicar sus conceptos, analizar las diferencias. En definitiva, comprenderlas a
través de su naturaleza y su comportamiento.
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Cierta vez, escuché al Dr. Jorge Etkin afirmar que en las grandes organizaciones la
“gente” queda afuera, mientras que en las pequeñas y medianas, la “gente” está to-
davía dentro de ellas. Desde el espíritu de este comentario, voy a describir a estas
“singulares” organizaciones. Para lograrlo, existen varios enfoques de relevamiento,
pero me pareció acertado recurrir a la noción de cultura organizacional para introdu-
cirme en esa maraña de tareas, personas y acciones que determinan y condicionan
a las PyMEs.
También es importante aclarar que se les dice “PyMEs” como nombre genérico que,
en realidad, abarca a las micro, pequeñas y medianas organizaciones. Acá las lla-
maré “PyMEs”.
Una vez descripta la organización, culturalmente hablando, intentaré referirme a la
gestión como una demostración del accionar operativo en busca del objetivo. También
aquí la “gente” será importante para conocer la esencia de la gestión organizacional.
Finalmente, desembocaré en la descripción de su estructura. Claro que, una vez
más, la “gente” nos va a determinar el verdadero “hallazgo” que le da vida propia a
estas organizaciones, y que es la descripción de su “estructura interna”, concepto
fundamental para conocer a la organización y, por consiguiente, diagnosticar correc-
tamente, para lograr el tratamiento adecuado que le permita solucionar o prevenir
los distintos problemas que la aquejan.
Puede ser que aquí no se encuentre una total concepción académica para hablar de
estas organizaciones, pero “su” realidad y la de la sociedad toda obligan a “golpear”
las mentes y las conciencias con su verdad, que, en todo caso, debe ser tomada por
la teoría para enriquecerla y enriquecernos como un aporte ambicioso, que aspiro a
realizar para concientizar aun mejor a autores, docentes, profesionales y alumnos,
en aras de una sociedad mejor. Que así sea…
La organización pequeña
Concepto y naturaleza
Para definir conceptualmente a este tipo de organizaciones, debo remontarme al es-
píritu creador e innovador que acompaña al hombre desde su aparición en este pla-
neta. Y, quizá, mencionar la noción de independencia laboral como un ingrediente
más dentro de las motivaciones que impulsan el surgimiento de una organización.
¿Cuándo nace una organización? Si se hace hincapié en su aparición física den-
tro de la actividad económica, podríamos decir que ése es el momento de su na-
cimiento. Pero nos equivocaríamos; no es así. El nacimiento se produce desde
que la idea de un objetivo surge en la mente de una persona dispuesta a llevar-
lo a la realidad. Tal como sucede con el ser humano, la concepción es un acto
anterior al momento de iniciar la vida físicamente entre los demás seres humanos.
Cultura organizacional
Como destaca mi colega Mariela A. Ardison (en Vicente y otros, 2005): “La cultura
son los valores que comparten los miembros de un grupo dado a las normas que
acaten y los buenos materiales que producen”. Y comparto su afirmación que dice:
“Cultura es aquello que define a la organización”.
En la organización unipersonal se identifica la cultura de la organización con la cultu-
ra de la persona. Claro, es obvio que ese proceso tiene a tal persona como fundador
y ésta merece, entonces, un análisis de sus características.
¿Quién es esta persona que funda una organización? ¿Qué piensa? ¿Qué conoci-
mientos posee?
A través de mi experiencia profesional, puedo distinguir distintas clases de fundado-
res, cuya diferencia comparativa será el objetivo organizacional que se planteen.
Así, tenemos al “fundador por necesidad”. Es el típico personaje que ha sido “re-
tirado” de su puesto de empleado, cobrando una importante suma como indemni-
zación, que se sienta delante mío y solicita asesoramiento legal e impositivo para
dedicarse a tal actividad (a veces ya iniciada la misma). Como profesional que “cura
organizaciones”, comienzo a buscar dentro del individuo para descubrir el objetivo
Gestión de la PyME
Debo mencionar que, si bien se ha notado una diferencia de abordaje en la caracte-
rización de estas organizaciones, en la gestión debo separarme, por un trecho, de
la teoría, para luego retomarla enriquecida de realidad.
Caracterizar la gestión en las pequeñas organizaciones es traducir las acciones
encaminadas a “enfrentar la realidad y superar adversidades”, como bien definen
Agustín Gatto y Miguel Ángel Vicente (en Vicente y otros, 2005).
Ya adelanté que, culturalmente, las operaciones se realizan con el sello personal del
fundador o los fundadores. El crecimiento de las mismas coloca al empresario en
muchas y difíciles encrucijadas para resolver. Llegó la hora de incorporar al perso-
nal, ya que su omnipotente presencia no alcanza para realizar todas las tareas. ¿Có-
mo resolverlo? Y lo más complejo… ¿con quién resolverlo? No nos olvidemos que
las tareas llevan impregnadas su forma de ser y de actuar. ¿Cómo desprenderse de
esas tareas que sólo él sabe cómo realizar? Seguramente, no va a existir alguien
idéntico a él. Además, estando solo no corre riesgos de seguridad, de supervisión
o de desconfianza. Su intuición le soluciona rápidamente el problema: necesita un
“ayudante” y que sea de confianza; recurre, entonces, a su familia o a sus amista-
des para garantizar la “confianza” de alguien con quien va a “convivir” dentro de su
organización. A partir de ahora, toda incorporación de personal será hecha con ese
“criterio” de selección; eso es así porque, lógicamente, no tiene definidos los pues-
tos de trabajo. Por consiguiente, no tiene definido el perfil de quien irá a cubrirlo. Si
realiza las tareas “a su manera”, así las va a transmitir, con las limitaciones y falen-
cias que contienen, y que, de ese modo, son recibidas.
Además, el fundador no va a transferir el poder, es decir, la toma de decisiones. Sólo
descentralizará físicamente las tareas.
Ya está en marcha la pequeña organización. Nos podemos preguntar, a esta altura,
cómo la caracterizaríamos desde nuestra teoría de la administración. Y aquí comien-
za la aventura fascinante y audaz para dilucidar qué hace la teoría por la realidad y
qué hace la realidad por la teoría. Veamos…
Estructura organizacional
En este aspecto de la organización, también se produce el “juego” entre teoría y
realidad. Aquí voy a llevar el tema teórico a su máxima expresión para aplicarlo a
las PyMEs. Además, voy a introducir otro concepto de estructura que, en estas orga-
nizaciones, se visualiza con claridad y que es otro aporte que la realidad hace a la
teoría en forma contundente, y cuyo desafío ésta recoge para luego devolver, con
creces, conceptos útiles y significativos.
Voy a aplicar los conceptos de Henry Mintzberg sobre la estructura de la organización,
recordando que sus modelos de configuración contemplan a la organización más pe-
queña (estructura simple) con características tales que la hacen superar en tamaño a
nuestras PyMEs, aun cuando éstas sean medianas.
Mintzberg comienza el análisis refiriéndose a los mecanismos de coordinación,
que vamos a buscar en las PyMEs para ver si están como se manifiestan.