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GRUPO: 9221
Vale la pena resaltar que los indígenas serían considerados como sujetos
espirituales con la capacidad de ser conducidos al sendero de la fe católica a
través del reconocimiento de su racionalidad, especialmente, en el terreno de los
misioneros católicos, como el de fray Bartolomé de las Casas, en el que la
dignidad de los indígenas fue defendida y sustentada en la idea de que su
humanidad era innegable. Todo esto, a pesar de relatos que consideran algunos
historiadores como aterradores, pues mencionan al menos cinco causales de
delitos y pecados que imputaban los cristianos a los indígenas (de su culpable
barbarie). Son las siguientes; llevar a cabo sacrificios humanos en honor a sus
dioses, el pecado de idolatría, pues supuestamente sus demonios los engañaban
y mantenían alejados de la verdadera religión monoteísta, las prácticas
antropófagas, es decir; comer carne humana, la endogamia, el libertinaje sexual y
finalmente la poligamia.
Aun así, para De las Casas, los indígenas eran personas en el estricto sentido de
la palabra, mientras que sus adversarios ideológicos consideraban lo opuesto. No
en balde, las Leyes de Burgos reconocía la libertad de los indígenas y ordenaban
de hecho que se les instruyera en la práctica de la exogamia y la monogamia, así
como en los asuntos de la religión católica. Traer a los hijos nobles de los
indígenas a aprender y posteriormente a predicar la fe cristiana fue uno de los
mejores métodos para llevar a los aborígenes a su creencia. Con respecto a lo
que dice Sepúlveda, explicándola como la negativa de los indios, inferiores en
todo sentido a los españoles, a someterse al dominio hispánico: aquéllos cuya
condición natural es tal que deban obedecer a otros, si rehúsan su gobierno y no
queda otro recurso, sean dominados por las armas; pues tal guerra es justa según
opinión de los más eminentes filósofos. Señala, además que la base de esta
superioridad cultural es de corte aristotélico (no es a otro sino a Aristóteles a quien
se refiere Sepúlveda cuando afirma que la justicia de esta guerra la avalan los
más eminentes filósofos. (Pérez, 2010: 237-240).
“El hacer la guerra no es delito, pero que el hacer la guerra por causa del botín es
pecado; ni el gobernar la república es cosa criminal, pero el gobernar la república
para aumentar sus propias riquezas, parece cosa digna de condenarse (Ginés de
Sepúlveda, 1996, p. 71).
La superioridad cultural no daba vía libre a los españoles para expropiar a los
habitantes de las tierras descubiertas y para reducirlos a esclavitud, ya que el tipo
de dominio que avala esta superioridad deja intactas, en principio, las propiedades
y la libertad de los indígenas. Concluyo en breve que el tema de “civilización y
barbarie” atraviesa toda la historia cultural de América Latina y hunde sus raíces
en la misma acción del descubrimiento de América, se puede percibir la acción
civilizadora de los españoles con respecto a las poblaciones indígenas, que
representaban la encarnación de la barbarie.
REFERENCIAS: