Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Pasé días en un estado apático, comía poco y bebía menos. Ya no salía a jugar.
A los trece años, superado al fin aquel al que llamo "mi primer amor", conocí a
(vida). Era un poco más baja que yo, tenía unos bonitos ojos ambarinos y mis ojos
se perdían constantemente en sus lindos labios rosados. Era risueña, tenía una
sonrisa hermosa y sus mejillas se hallaban siempre coloreadas. Su cabello era
castaño y rizado, y mis manos, a la primera oportunidad, se entretenían jugando
con él. Pasábamos mucho tiempo juntos, tanto que terminé prendido. No me
quedó más que aceptar mis sentimientos, pero nunca se lo confesé. Tres años
pasaron y ella conoció a alguien más, sabía que no estaría conmigo siempre, pero
me resultaba difícil aceptarlo sin más. Toda la felicidad que (vida) me había
brindado, la perdí. Y en mi desesperación recordé a aquella niña que había visto
hace seis años. Pensé en cuánto habría cambiado, en la posibilidad de,
casualmente, encontrarme con ella. Pensar que en tantos años no la había vuelto
a ver me hizo sentir más triste. Ya no sentía ganas de nada. Pasé días encerrado
en mi habitación. Recibí llamadas de (vida), pero me hacían recordar a aquella
niña de quién nunca supe su nombre. Mi familia se preocupó por mi actitud e
intentaba animarme, pero no sabían cómo.