En el amanecer y el atardecer el horizonte presagiaba el invierno, la brisa acariciaba con
más frialdad, más frio que antes, más incertidumbre en el ahora. Para mí; la naturaleza era un poema que no tiene fin, y, en cada persona un cuento que nadie terminó de escribir. Meditaba el sentido del buen vivir a pesar de las espinas de la vida… Un domingo por la noche, lloraba desconsoladamente en la plaza de Corocora, a decir verdad, sentía que moría de tanta tristeza, tornase un mundo diferente, porque ese día había expirado la mujer más importante de mi vida, era mi madre, pensar que a partir de ese día no escucharía sus consejos, sus atenciones; un te quiero, un cuídate y un abrazo. Me embargaba la nostalgia y no encontraba consuelo alguno, me sentía como un ave que tiene las alas dañadas, hasta que tan de repente, escuché una voz que se acercaba diciendo: _ No llores, la vida es maravillosa y tienes la gran oportunidad de existir para darle sentido a tu vivir. Levante la miraba y era un chico de tez blanca, al parecer no era del pueblo, vestía con terno y corbata, pero lo más inesperado es que sin conocerme me abrazo fuertemente preguntándome la razón por el cual lloraba, le conté por todo lo que estaba pasando. Él parecía comprenderme y me contaba que había venido de lejos a visitar a sus abuelos, también decía que no era de socializar mucho, que no tenia tantos amigos y que al verme llorar se había conmovido. Luego me percaté que no me miraba fijamente y le pregunté por que miraba a otro lugar y me dijo: _ Soy tímido con las mujeres, y al mirar tus ojos me pongo nervioso. _ ¿Es verdad lo que dices?, Entonces, ¿Cómo te atreviste a abrazarme? _ La verdad me conmoví al verte llorar tan solitaria y pensé que podría darte un poco de paz. _ sentiste pena, comprendo y agradezco, para serte sincera a nosotras las mujeres nos gusta que nos traten con sinceridad. Fuimos entablando una conversación mas amical, me dijo que tenia 25 años y pues yo le conté que tenia 19. Aquella noche, aquél misterioso caballero me fortaleció con sus palabras, con su alegría y buen humor. Al día siguiente prometió acompañarme en mi situación de luto y al transcurrir los días nos fuimos conociendo, salimos al parque, otras tardes a contemplar el campo, a jugar de vez en cuando y así se fue convirtiendo en alguien especial, porque era como una luz que llegó para alumbrar mis tormentas y días días grises. Una tarde me llamo y dijo que tenia algo muy importante que decirme, concerté aquella cita y al llegar el momento con la miraba fija y el rostro triste dijo: _ Decir que; este humilde y sensible caballero, no puede mas retener sus sentimientos, durante el tiempo que nos conocimos mi vida es como un cuento, porque todos los momentos y experiencias contigo, me los vuelvo a contar yo mismo, y en esta noche confesar que ha nacido una semilla de amor, que se agita a falta de tu riego, cada noche pienso en compartir una vida a tu lado, porque he encontrado la sinceridad y la admiración en ti. Al escuchar sus palabras….