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Columna de opinión
La primera pregunta que surge es: ¿Por qué denominamos la mediación forma alternativa para
resolver diferencias, si en realidad debería ser tratada como una forma natural, igual que la
negociación, conciliación o el arbitraje, todas incluidas en nuestra legislación?
Apareciendo la figura del mediador, donde su principal aporte era exhortar a las partes en
conflictos a someterse a un arreglo pacífico, y ese personaje independientemente de la
categoría o jerarquía que tuviese, carecía de jurisdicción, su participación solo actuaba cuando
las partes aplicaban lo que hoy conocemos como principio de voluntariedad, y desde aquel
entonces sabíamos que no podían imponer su voluntad a ninguna de las partes, pero que sus
intervenciones eran definitivas en la distinción de grupos societarios que prefieren la paz a la
guerra.
La segunda pregunta es: ¿Y por qué no son tan populares y no los usamos? Algo ha sucedido,
en especial con aquellos que proponemos mejor negociar y mediar que pelear, nos ha faltado
talante para insistir y persistir que el conflicto no es nocivo, y reforzar su naturaleza, la cual
proviene, de lo diferente que encarna cada humano. Y muy probablemente reforzar que el
conflicto no es lo malo, lo incorrecto es el tratamiento que le venimos dando, si no
observamos la sobrecarga de casos en los organismos judiciales de nuestros países.
Factores
“El conflicto es una situación de confrontación de dos o más protagonistas, entre los cuales
existe un antagonismo motivado por una confrontación de intereses” (Fernández, 1999)
Como seres sociales que somos, estamos continuamente relacionándonos con otras
personas y a partir de esa interacción aparecen frecuentemente conflictos de mayor o menor
gravedad. Generalmente, los conflictos no suelen implicar violencia o agresividad, aunque sí
provocan malestar o nerviosismo ante la existencia de intereses contrapuestos, bien por
diferencias de una persona con otra o bien porque la elección de una decisión u otra puede
suponer una serie de ventajas e inconvenientes.
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Por tanto, es importante detectar y analizar los conflictos en el centro escolar, desarrollando
formas adecuadas de actuación para solucionarlos y conseguir una buena convivencia.
Contenido
Tipos de conflicto
Otras causas
Diagnóstico
Tipos de conflicto
Real: los implicados presentan diferencias de algún tipo, que han abordado pero no han
podido solucionar.
Comunicación
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Es muy importante cuidar al máximo la forma en que nos comunicamos con los demás. Para
ello, hay que tener en cuenta tanto los aspectos verbales como los no verbales.
Otras causas
Problemas de relación: existen dificultades en la relación entre dos o más personas debido a
la aparición de comportamientos inesperados o inapropiados, estereotipos y prejuicios, etc.
Problemas de información: los implicados pueden tener diferentes percepciones sobre algo,
lo que impide que se pongan de acuerdo y se genera una discusión.
Algunos autores han señalado la similitud entre competición y conflicto. Frente a esta
posición, Touzard, matiza y clarifica las diferencias existentes entre ambos conceptos
mediante el concepto de poder:
La competición no llega a ser conflicto más que en el caso de que la meta implique la
necesidad de controlar el comportamiento del adversario, es decir, neutralizarlo o
eliminarlo.
Para que provoque conflicto tiene que darse junto un cierto grado de interdependencia de
las actividades y la necesidad de compartir recursos.
En resumen:
Competición, describe aquellas situaciones en las que las actividades son incompatibles con
relación a un determinado objetivo.
Niveles de conflicto
Conflicto intrapersonal, proceso psicológico interno del individuo en el que diversas fuerzas
psíquicas se oponen.