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NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS

El Novecentismo y las Vanguardias surgen en torno al año 1914, etapa en la que se


presenta una gran inestabilidad que da paso a la dictadura de Primo de Rivera, la 2ª
República española y el estallido de la Guerra Civil, junto con la dictadura de Franco.
Es un movimiento literario surgido en la segunda década del siglo XX, tras el desastre
de la Primera Guerra Mundial. Surgieron las vanguardias, movimientos artísticos
renovadores y rupturistas que en España tienen afán de modernización y voluntad de
rebeldía, que coincide con el novecentismo.

NOVECENTISMO
Se sitúa entre la generación del 98 y la del 27. Como principales rasgos podemos
destacar que fue un arte conceptual, abstracto, puro y deshumanizado; un rechazo del
modernismo, ya que buscan eliminar la subjetividad intentando sorprender por la
originalidad de sus ideas; no refleja la belleza externa sino la esencia del significado
profundo de las cosas, se desprecia la adjetivación ornamental y usan un léxico culto,
hacen mucho uso de las metáforas.
En el ensayo novecentista, podemos destacar a José Ortega y Gasset, que expuso
sus ideas estéticas en La deshumanización del arte, pretende caracterizar la nueva
forma de ver el arte y la literatura en los autores jóvenes, y proponía eliminar lo
anecdótico. Se pueden destacar otros dos ensayos de José Ortega y Gasset: España
invertebrada y La rebelión de las masas. En estas obras Ortega pretende dar una
explicación de las causas de la decadencia española, así como proponer una solución.
Entre otros ensayistas destacan: Eugenio D’Ors, crítico de arte y estética: Tres horas
en el museo del Prado, Gregorio Marañón, médico y humanista publica ensayos
biográficos históricos y literarios y por último Manuel Hazaña, político, presidente del
Gobierno y de la República destaca su ensayo Velada en Benicarló.
En la prosa novecentista, destaca la novela intelectual y lírica. En novela lírica uno de
los autores más importantes fue Gabriel Miró, en el que destacan sus descripciones
minuciosas con percepciones sensoriales, tiene una etapa decadentista, donde
fracasan los protagonistas Las cerezas del cementerio, y una etapa novecentista,
donde hay una óptica más crítica Nuestro padre San Daniel. En novela intelectual
destacó Ramón Pérez de Ayala, en el que se distinguen dos fases, una realista, con
visión amarga de la vida, donde realiza retratos autobiográficos, y otra donde se
decanta por el simbolismo caricaturesco, Tigre Juan.
La poesía novecentista, está exenta de sentimentalismo y retoricismo, destaca Juan
Ramón Jiménez quien renovó el panorama poético y se convirtió en el maestro de la
generación del 27 por su búsqueda de la perfección. Podemos diferenciar tres etapas:
sensitiva, una poesía emotiva y sentimental, una obra perfecta, que refleja paisajes y
sentimientos amorosos La soledad sonora; la intelectual, donde prescinde de
elementos ornamentales como en Diario de un poeta recién casado; y la última, donde
busca en su interior la belleza y la perfección hasta identificarse con Dios Dios
deseado y deseante.
VANGUARDIAS
Las Vanguardias, o Ísmos, son los movimientos que, en el primer tercio del siglo XX, se
extienden desde Francia y Alemania a todo el mundo occidental y afectan a todas las
manifestaciones artísticas. Hay una ruptura radical con las normas del arte pasado e incluso
con la interpretación tradicional de las realidades. Buscan la originalidad a través de la
experimentación deformando la realidad. No pretenden reformar la sociedad, practican el arte
por el arte con un enfoque lúdico. Hay una rebeldía moral y política, donde se busca la
polémica y el escándalo. Y, por último, utilizan la fugacidad, es decir, consideran su corta
duración como algo inherente a lo vanguardista ya que si carecieran de ella se convertirían en
tradición.
En cuanto a los movimientos vanguardistas, citamos cuatro entre las muchas corrientes que
aparecieron en este periodo: El Expresionismo, que surge primero en Alemania y es una
distorsión de la realidad; en España lo cultiva Valle-Inclán con los esperpentos. El
Creacionismo, que consideran la poesía como una totalidad lírica, destaca Gerardo Diego con
su obra Manual de espumas (el padre del Creacionismo es Vicente Huidobro que era chileno).
El Ultraísmo, que rompen con la poesía anterior, destaca Guillermo de la Torre con su obra
Hélices. El Futurismo que aparece con Marinetti que busca el progreso invita a sustituir el
pasado por valores u objetos modernos. El Dadaísmo fundado por Tristan Tzara que
reivindica el mundo infantil lúdico. Y el Surrealismo es la corriente vanguardista más influyente
y con mayor desarrollo, se formó en torno a André Breton en el que se intenta captar el mundo
de los sueños, destacan Luis Buñuel con El perro andaluz, Rafael Alberti con Sobre los
ángeles, Lorca con Poeta en Nueva York y Cernuda con Los placeres prohibidos.
En España, junto a las vanguardias importadas de Francia, aparece Ramón Gómez de la
Serna que es el autor más importante en España con las greguerías, por las que se expresa a
través de la incoherencia y la fragmentación, utiliza numerosas metáforas y es representante
de una vanguardia unipersonal “el Ramonismo”
En cuanto al movimiento vanguardista en España, hay una serie de etapas: la primera es la
recepción, donde se ponen de moda las ideas vanguardistas europeas. La segunda etapa es
el surgimiento de las vanguardias hispánicas con el Ultraísmo y el Creacionismo. La tercera es
el Surrealismo español, donde los poetas españoles conservan una coherencia lógica y
temática alejada de experimentos como la escritura automática. Y la última etapa, es la
decadencia de las vanguardias deshumanizadas, donde a partir de la proclamación de la II
República española el vanguardismo entra en decadencia y esto orienta la literatura hacia el
realismo y el compromiso político.

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