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Tema 1.

MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98 Lengua y Literatura II

1. España en el cruce de siglos: contexto histórico y cultural

España está inmersa en una crisis económica, política, social y espiritual. La Restauración no fue capaz de
paliar los graves problemas, aunque supuso un periodo de relativa tranquilidad, marcado por la
alternancia en el gobierno de liberales y conservadores. En 1898 el gobierno de Sagasta lleva a España a
una guerra desigual que termina con el conocido Desastre del 98: España pierde Cuba, Filipinas y Puerto
Rico, las Islas Marianas y Carolinas, así como muchas vidas e influencia económica. La situación se agrava
y la crisis económica se convierte en social, cuyo máximo exponente de violencia fue la Semana Trágica
(en Barcelona y otras ciudades, entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909), que tiene como origen el
desacuerdo de la sociedad ante la llamada de las reservas para que acudan a combatir a la Guerra de
Melilla, entre España y Marruecos. La brutal represión provocó el rechazo de la sociedad española y de
Europa. Llegará después el golpe de Estado y la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), que puso fin al
turno de partidos y al parlamentarismo durante el último período del reinado de Alfonso XIII (1902-1931).
En 1931 se proclama la II República, que intentará resolver los graves problemas del país, pero que
encontró todo tipo de obstáculos. España se dirige, entonces, a la Guerra Civil (1936-1939). Durante los
tres años del conflicto bélico se producirá una menor producción literaria.

A principios de siglo España era un país atrasado en todos los sentidos. Por ello, se analiza la realidad
española en profundidad para intentar regenerar el país. Se denominará regeneracionismo al movimiento
ideológico que surge en la última década del siglo XIX, como consecuencia de la sensación de decadencia
generalizada que experimenta el país tras el desastre del 98. Un grupo de intelectuales vinculados al
krausismo denuncia que España padece una grave enfermedad que requiere, tras un acertado
diagnóstico, la adopción de eficaces soluciones terapéuticas. El iniciador de este movimiento es Joaquín
Costa para quien las causas de la crisis nacional hay que buscarlas en el sistema corrupto de la
Restauración. Para erradicar este mal hay que adoptar medidas políticas (fortalecimiento del poder
ejecutivo), sociales (mejora en la educación y en las condiciones de vida) y económicas (reforma agraria).
Según estas ideas, el interés va a recaer en la educación como única vía posible de regeneración. Se
evolucionó al institucionalismo y los viejos líderes intelectuales fueron sustituidos por nombres como
Giner de los Ríos -que fundó la Institución Libre de Enseñanza (1876-1936)-, Pérez Galdós, Ramón y Cajal,
Menéndez Pelayo... En el campo de la educación, cabe destacar también a María de Maeztu, quien dirigió
e impulsó la Residencia Internacional de Señoritas, entre 1915 y 1936, y presidió el Lyceum Club
Femenino entre 1926 y 1936. En un artículo titulado “Lo único que pedimos” y publicado en la revista La
mujer moderna, escribió: “Soy feminista; me avergonzaría no serlo, porque creo que toda mujer que
piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona, en la obra total de la cultura humana.”

En el ámbito de la filosofía, los descubrimientos de finales del XIX y principios del siglo XX deshacen la
imagen ordenada del mundo y dan lugar al relativismo. El filósofo de mayor influencia en esta época fue
Nietzsche para quien el superhombre debía elevarse por encima de las falsas nociones de caridad e
igualdad, rompiendo con las normas tradicionales. Otra influencia esencial fue el vitalismo de Bergson,
para quien la realidad era un proceso perenne de creación, siendo clave el papel de la intuición en ese
proceso creador. Anterior a estos dos pensadores, podemos destacar al alemán Krause, cuya filosofía,
que intentaba conciliar el racionalismo con la moral, ejerció gran influencia tanto en España con en los
países hispanos que, entre otros, divulgaron Julián Sanz del Río y su discípulo Giner de los Ríos. Los
krausistas persiguieron la transformación gradual de la sociedad a través del cultivo de la ciencia y la
reforma del sistema educativo, abogando por una enseñanza laica que buscaba la formación integral del
ser humano.

2. Renovación estética en el campo literario: Europa y América Latina

Desde el último tercio del siglo XIX se advierte en Europa un deseo de superar las formas expresivas
convencionales. En literatura, el deseo es superar el realismo como forma de superar la realidad. La
oposición a las formas tradicionales surgirá con fuerza en Francia de la mano de dos escuelas:
Parnasianismo y Simbolismo. Ambas influirán positivamente en la poesía española.

El Parnasianismo debe su nombre a la revista Le Parnasse contemporaine (1866), en la que un grupo de


jóvenes poetas reaccionaban contra los principios estéticos del Romanticismo. Destaca por una
concepción de la poesía como belleza formal y de conjunto. Desechan el utilitarismo de la poesía, es
decir, “la poesía no tiene un fin que no sea ella misma”. Idea el “arte por el arte”. Los autores parnasianos
van a componer poemas perfectos, cuidando la métrica de los versos y la musicalidad, buscando una
concepción perfecta. Los temas serán exóticos, plásticos, coloristas. Los representantes más
característicos son Leconte de Lisle y Gautier.

El Simbolismo se da a conocer en 1886 con la publicación del Manifiesto simbolista y pondrá el acento en
que la misión del poeta es la de ir revelando los símbolos que encierra el mundo y expresarlo
artísticamente. Busca también traducir y, por lo tanto, manifestar lo que siente el alma en lo profundo del
inconsciente. Se trata de una poesía de gran musicalidad, en la que se reivindican las libertades formales
en sintaxis, vocabulario e, incluso, rima. Practican el arte de la sugerencia: les interesa más insinuar
sentimientos que declararlos abiertamente. En esto, se oponen al Romanticismo. Su afán de evadirse de
la realidad se manifiesta en la predilección por lo legendario y mítico, lo trascendente y religioso, lo
mágico y esotérico. Para estos poetas lo misterioso tiene también relación con otras artes, como la
pintura y la música; de ahí la importancia del cromatismo y la musicalidad en sus obras. Los poetas
franceses más destacados son: Baudelaire, Verlaine, Rimbaud y Mallarmé.

A la vez, surge en América el Modernismo, de la mano del poeta nicaragüense Rubén Darío, con una
actitud de reforma en la literatura, en busca de la novedad, con un punto de vista cosmopolita y
universal. Se recupera la mitología clásica y se evoca a mundos fantásticos. Se percibe, así, una influencia
del simbolismo francés en cuanto a los paisajes que representan los mundos fantásticos imaginados por
el autor, con una fuerte presencia del mundo oriental, superando así, las fronteras nacionales. Literatura
de los sentidos: cromatismo y sensualidad. Antes que en la obra de Darío, ya encontramos rasgos
modernistas en la obra juvenil del cubano José Martí y del mexicano Manuel Gutiérrez Nájera, en la que
ya se aprecia una notable influencia de los movimientos estéticos franceses anteriores.

3. Movimientos literarios como reacción al contexto social y político

Ante la situación social y política española descrita más arriba, e influidos por los movimientos que
afloran en la literatura más cercana, surgen dos corrientes literarias. En un principio, se llamó
“modernistas” a los jóvenes escritores movidos por esta ansia de renovación, pero con el tiempo el
término fue reservándose a aquellos, especialmente poetas, que se separan del mundo al que odian y
encauzan su inconformismo en la búsqueda de la belleza, lo raro, lo exquisito: se propusieron una
renovación estética. Junto a ellos, otros escritores, fundamentalmente prosistas, movidos por el mismo
afán renovador, dan especial cabida en su temática a los problemas del momento histórico y recibieron
el nombre de Generación del 98. Ambos movimientos coinciden cronológicamente y buscan una
renovación literaria, pero las diferencias entre ellos son notorias.

El Modernismo quiso ser una superación de las fronteras nacionales y soñó con París, Oriente y países
exóticos, tal y como llega a España de la mano de Rubén Darío. Es una literatura de los sentidos,
deslumbrante de cromatismo y atractivos sensuales. Impulsaron la búsqueda de la belleza, utilizaron un
lenguaje minoritario y retoricista de intención predominantemente estética.

La Generación del 98 enfocó su alma en su preocupación por España y redescubrió Castilla, como cuna
de lo español. Se trata de una literatura que constituye un examen de conciencia y que busca la verdad.
Su lenguaje huye del barroquismo, el artificio recargado, del casticismo y el preciosismo literario.
Desean una lengua válida para todos, trabajando por conseguir una mayor ligereza y precisión en sus
obras literarias.
4. EL MODERNISMO ESPAÑOL

Características generales

Introducido por Rubén Darío, que trajo consigo el nuevo estilo, aparecido en Hispanoamérica unos años
antes.
a) Reacción contra la crisis económica, política y social que se dio en España a finales del siglo
XIX.
b) Intento de evasión de la realidad y refugio en un mundo ideal.
c) Defensa de la libertad creadora, sin las ataduras de las normas tradicionales y es punto de
partida de todas las tendencias experimentales y vanguardistas.
d) Principalmente en poesía, aunque también en novela y teatro.
e) Corta duración, pero gran influencia en la literatura posterior.

En el Modernismo español, pueden distinguirse dos etapas:

- La primera, desde 1892 (primera visita de Rubén Darío a España) hasta 1903. Representa el
Modernismo más combativo y permeable a la influencia parnasiana y a las innovaciones del autor
nicaragüense. Alma (1902), de Manuel Machado, es la obra más representativa.

- La segunda arranca con la aparición de la revista Helios (1903), fundada por Martínez Sierra y
Juan Ramón Jiménez, y finaliza en 1916 (año de la muerte de Darío). Destaca en esta fase el
influjo del simbolismo, en obras como Soledades (1903), de Antonio Machado, o Jardines lejanos,
de Juan Ramón Jiménez.

Influencias

a) De la literatura española:
- La literatura medieval.
- El Romanticismo: Rosalía de Castro y, especialmente, Bécquer, que influye determinantemente
en Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez.
- Temas como la rebeldía, la insatisfacción personal o el ansia de libertad de los movimientos
anteriores.

b) De la literatura europea:
- El Parnasianismo.
- El Simbolismo.

Los grandes temas

a) Intimistas
- Desasosiego interior: la exaltación de lo irracional, el gusto por lo decadente (melancolía, tedio y
malestar), y la angustia existencial.
- Introspección, evasión y exotismo: ambientaciones en países exóticos o épocas remotas,
exploración del alma y la conciencia.
b) Históricos
- Cosmopolitismo y casticismo. Gusto por lo foráneo (devoción por París) que convive con una
inclinación hacia lo castizo y pintoresco.
- Indigenismo: interés por los pueblos precolombinos.
- Panhispanismo: exaltación de lo hispánico frente a la hegemonía anglosajona.

Recursos lingüísticos

a) Gran cantidad de figuras literarias: el símbolo (el cisne), el hipérbaton, las imágenes, la
aliteración, la sinestesia…
b) Neologismos, préstamos del francés, americanismos, términos inventados por los poetas,
cultismos olvidados, arcaísmos…
c) Adjetivación muy cuidada.
d) Valores plásticos, como la sonoridad y el color.

Recursos métricos

a) Versos: uso del eneasílabo, el dodecasílabo y el alejandrino (influencia francesa), poco comunes
en la poesía española. Verso libre y verso asimétrico.
b) Estrofas: el soneto de arte mayor, la silva… Abundancia de romances, cuartetas, redondillas,
coplas o seguidillas (interés en la lírica popular).
c) Ritmo. Uno de los mayores logros, que se consigue distribuyendo el acento, la medida y las
pausas.

Los autores más representativos

Rubén Darío (1867-1916)


El poeta nicaragüense es el principal representante del Modernismo. Sus dos viajes a España contribuyen
a que este movimiento alcance gran difusión entre los autores españoles. Sus obras más significativas
son: Azul (1888), Prosas profanas y otros poemas (1896), Cantos de vida y esperanza (1905).

Juan Ramón Jiménez (1881-1958)


La adscripción del poeta onubense al Modernismo coincide con su primera época o sensitiva (1898-
1915), que comprende toda su producción anterior a Diario de un poeta recién casado (1916), obra clave
de la poesía española del siglo XX. Sus primeros libros, de versos sencillos y neorrománticos, son Ninfeas y
Almas de violeta (ambas, de 1900) y tienen huellas de Bécquer y Rosalía de Castro. Posteriormente,
cultiva el Modernismo más brillante, aunque siempre de tonos grises e intimistas, entre el fervor por la
belleza, la naturaleza y la presencia del amor, la tristeza y la nostalgia, en obras como Arias
tristes (1903), Jardines lejanos (1904). Esta etapa culmina en un libro de prosa poética, Platero y
yo (1914), elegía evocadora, colorista y barroca donde el poeta expresa dolor; pero sobre todo en
nostalgia, y pretende la sensibilidad ambiental. Otras obras destacables con Rimas (1902), Elejías (1907) y
La soledad sonora (1911). En el tema dedicado al Novecentismo o Generación del 14, abordaremos las
tres etapas de este poeta: sensitiva, intelectual y suficiente o verdadera.

Ramón Mª del Valle-Inclán


La serie de novelas Sonatas: Memorias del Marqués de Bradomín es el mejor ejemplo de prosa
modernista. En esta obra Valle Inclán cultiva el Modernismo más brillante, rico en imágenes ostentosas y
un lenguaje donde los elementos sensoriales sirven para la estilización e idealización del ambiente
gallego. En esta obra se cuentan las andanzas decadentes del marqués de Bradomín. Los años de
publicación de las cuatro Sonatas fueron: 1902 (Sonata de otoño), 1903 (Sonata de estío), 1904 (Sonata
de primavera) y 1905 (Sonata de invierno).

Manuel Machado (1874-1947)


Tristes y alegres (1894), Alma (1902), Caprichos (1905), La fiesta nacional (1906).
Desarrollar por el libro de texto.

Antonio Machado
Soledades (1902).
Desarrollar por el libro de texto.

Francisco Villaespesa (1877-1936)


La copa del rey Thule (1900), El alto de los bohemios (1902).
Desarrollar por el libro de texto.

Eduardo Marquina (1879-1946)


Odas (1900), Églogas (1902).
Desarrollar por el libro de texto.
5. LA GENERACIÓN DEL 98

Origen y rasgos característicos

a) Grupo de autores modernistas que se sienten afectados por la profunda crisis del país.
b) Actitud crítica ante la realidad, proclamando una regeneración social, moral y cultural,
desde un compromiso cívico de denuncia.
c) Denominación controvertida. No siempre están claros los límites entre la Generación del
98 y el Modernismo, pues ambos movimientos nacen de la misma actitud y de una
insatisfacción ante la literatura realista.
d) Requisitos comunes que los constituyen en generación:
- Fechas de nacimiento cercanas: entre 1864 (Unamuno) y 1875 (A. Machado).
- Formación cultural semejante.
- Relaciones personales entre ellos.
- Participación en actividades comunes: publicaciones, visita a la tumba de Larra…
- Existencia de un guía espiritual (Nietzsche).
- Empleo de un lenguaje propio que los diferencia de la generación anterior.
e) Rasgos propios, que los diferencian de los modernistas:
- Sus referentes son intelectuales y pensadores (no poetas): Giner de los Ríos y Ganivet.
- Movimiento de origen español. Su fin es el de indagar en la esencia nacional a través del
paisaje y la historia.
- Temas históricos, morales y sociopolíticos (frente a la sensualidad modernista).
- Variedad de géneros: ensayo, novela, pero también teatro y poesía.

Miguel de Unamuno (1864-1936)

Considerado guía de los noventayochistas, estuvo en constante lucha con los demás y consigo
mismo: varias crisis de fe le hicieron hundirse en los problemas de la muerte y la nada, y su
eterno debate entre la fe y la incredulidad llenarán sus páginas de angustia. En 1894 ingresó en el
Partido Socialista, que abandonó un par de años después. En 1891 gana la cátedra de griego de la
Universidad de Salamanca, de la que será nombrado rector en 1900. Durante la IGM apoya a los
aliados. En 1924 es desterrado a Fuerteventura por su campaña contra la dictadura militar y la
monarquía. Poco después es indultado, pero decide irse a Francia. En 1930 regresa a España y, un
año después, es elegido diputado por Salamanca en las Cortes Constituyentes. Muere en 1936.

Cultivó todos los géneros literarios y todas sus obras están vertebradas en torno a dos ejes
temáticos: el tema de España y el sentido de la vida humana. Su inmenso amor por la patria le
arranca su grito “Me duele España”. En su ensayo En torno al casticismo, analiza el carácter
nacional a través de la intrahistoria y plantea otras cuestiones fundamentales del 98: la
valoración de Castilla, la articulación del españolismo, la europeización. En Vida de don Quijote y
Sancho, llega a la conclusión de que Cervantes fue quien mejor supo reflejar la esencia de España
y que uno de los principales males del país es que ya no hay Quijotes (ideal de regeneración de la
sociedad española). El tema de España lo trata también en Por tierras de Portugal y España y
Andanzas y visiones españolas.

El tema del sentido de la vida humana cobra un acento muy personal en la obra de este autor. Su
pensamiento existencial también se vierte en ensayos, novelas, teatro y poesía, así como en
artículos. En Del sentimiento trágico de la vida nos muestra su miedo a la nada, al
anonadamiento tras la muerte, lo que supone una angustia de despertar a la trágica condición
humana. La inmortalidad de convierte en una idea monomaníaca.

En cuanto a su obra poética, despreció la rima y prefirió el verso libre. Entiende la poesía como
una asociación poética de las imágenes. Su estilo es sobrio, denso conceptualmente. Su temática:
la inmortalidad, la identidad del ser, la intuición como forma de conocimiento. En teatro,
representó directamente los conflictos íntimos.

Como novelista, comenzó con una novela histórica o intrahistórica, que le llevó más de doce
años: Paz en guerra. En su siguiente novela -Niebla-, el diálogo juega un papel fundamental y sus
personajes luchan por la libertad. Refleja la búsqueda de la personalidad y el conflicto entre
creador y personaje. Otras novelas del mismo autor son Abel Sánchez, en torno a la envidia
cainita, o La tía Tula, cuyo tema es la maternidad frustrada.

Ramón María del Valle Inclán (1866-1936)

Después de publicar Sonatas, empieza a alejarse del Modernismo para preocuparse por el
pueblo, los oprimidos y la situación de España. Comedias bárbaras son tres obras teatrales en las
que recupera Galicia, pero, ahora, con toda su miseria: personajes violentos, extraños o tarados,
y todo ello presidido por don Juan de Montenegro, tirano que representa un mundo heroico en
descomposición. El lenguaje se vuelve más fuerte y agrio, pero musical y brillante.

Entre sus novelas de la última etapa destaca Tirano Banderas.

Valle Inclán será el creador del esperpento, cuyo máximo exponente será el drama Luces de
bohemia. Pone su estética al servicio de las ideas del 98: lo trágico y lo grotesco se mezclan para
dar como resultado una estética que pretende ser la superación del dolor y la risa. Deforma la
realidad para realizar un análisis crítico de la sociedad.

Pío Baroja (1872-1956)

Dos son las notas que caracterizan la personalidad de este autor: el pesimismo y el
individualismo.

Se dedicó, casi en exclusiva, a la novela. Sus personajes son siempre un reflejo del autor. Anheló
ser un hombre de acción, pero era un ser abúlico. Su concepción de la vida se inscribe en un
pesimismo existencial: el escepticismo preside el origen de todas sus ideas. El mundo carece de
sentido, la vida es absurda y no alberga ninguna confianza en el hombre, lo que explica el hastío
vital de muchos de sus personajes.

Entre las obras de su primera etapa, pueden destacarse Camino de perfección y dos trilogías: La
raza (El árbol de la ciencia, La dama errante y La ciudad de la niebla) y La lucha por la vida (La
busca, Mala hierba y Aurora roja). En la segunda etapa, destacamos otra trilogía (Las ciudades) y
una tetralogía (El mar), de la que cabe destacar Las inquietudes de Santhi Andía. Los últimos años
los dedicó a sus memorias: Desde la última vuelta del camino.

José Martínez Ruiz, “Azorín” (1873-1967)

Su pensamiento se centra en la obsesión por el tiempo, la fugacidad de la vida, una melancolía


que fluye mansamente unida al deseo de apresar lo que permanece por debajo de lo que huye o
de fijar en el recuerdo las cosas que pasaron. Es un contemplativo y un espíritu nostálgico que
vive para evocar. Su estilo fluye lento, con un lirismo contenido: precisión, claridad y uso de la
palabra justa y la frase breve, técnica miniaturista en sus descripciones.

Sus tres primeras obras son de carácter autobiográfico y de una de ella toma su pseudónimo: La
voluntad, Azorín y Confesiones de un pequeño filósofo. En su segunda etapa, recupera a los
grandes clásicos y culmina su percepción del tiempo, con Castilla.
Antonio Machado (1975-1939)

Pensaba que la poesía es, sobre todas las cosas, una honda palpitación del espíritu. Su estancia
en Soria le marcará para el resto de su vida: allí se enamora de Leonor, con quien se casa en
1909. Pero, tres años más tarde fallece, y abandona Castilla, para vivir, a partir de entonces en
Baeza, Segovia, Madrid, Valencia, Barcelona y Collioure, donde fallece. En su obra se distinguen
varias etapas, marcadas por los acontecimientos de su vida.

Soledades, un libro inmerso en el Modernismo, pero lejos de lo deslumbrante y lo exótico, debido


a su fuerte influencia simbolista. Será ampliado en Soledades, galerías y otros poemas, en el que
se puede ver que su poesía se personaliza, se depura y va eliminando lo modernista, dando paso
al paisaje castellano.

En su tercera etapa, coronada por Campos de Castilla (1912), el autor se define a partir de su
preocupación por España y el paisaje castellano es el máximo protagonista y en el que se basa su
reflexión sobre el hombre. Todo el libro es un itinerario temporal que va desde Castilla la Vieja
hasta Andalucía, pasando en el centro de este viaje por la muerte de Leonor. Vamos de una
Castilla vivida a una Castilla recordada y meditada. Predominan temas como la meditación sobre
la muerte y la existencia de Dios, sátiras y proverbios morales.

En su etapa final, de 1912 a 1928, disminuye su cultivo de la poesía. Destacan Nuevas canciones y
Poesías completas. Aparecen elementos de carácter elegíaco por la muerte de Leonor y vuelve a
su poesía el paisaje andaluz.

Desde este momento hasta su muerte, Machado escribe poesía de circunstancias como La
muerte fue en Granada y escribe lo que podríamos denominar “un diario de ideas”: Juan de
Mairena, sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Además, va a
publicar bajo el pseudónimo de Juan de Mairena algunos escritos en revistas de la época.

Ramiro de Maeztu (1874-1936)

En la obra Hacia otra España (1899) asume los valores del regeneracionismo. En ella achaca a la
pereza y la desidia la causa del desastre nacional.

Junto con Pío Baroja y Azorín forma el conocido Grupo de los tres, que se dio a conocer a través
de un manifiesto publicado en 1901 y que pretendía la transformación de España para su
equiparación con el resto de Europa. El grupo se disolvió un par de años después.

Ángel Ganivet (1865-1898)

Es considerado como el precursor del grupo. Podemos destacar su obra Ideárium español (1897),
donde ya dice que el alama de nuestro pueblo hunde sus raíces en el estoicismo de Séneca y en
el cristianismo y que, a lo largo de la historia, España ha derrochado sus mayores energías en
empresas heroicas fuera de nuestras fronteras; por ello, la regeneración del país exige que se
concentren todas las fuerzas en el interior del territorio.

Las autoras de la Generación del 98

Aunque menos conocidas que los miembros de la nómina masculina, no podemos olvidar
mencionar a las escritoras de esta generación. Como Mercedes Blesa comenta en su estudio
sobre la Generación del 98, “estas mujeres de las generaciones del 98, del 14 y del 27
representan el eslabón perdido de la continuidad de la historia femenina en España, porque
todas las grandes libertades que ellas consiguieron durante la II República, luego con el parón de
Franco y el exilio, se perdieron para la tercera generación que somos nosotras, formadas ya en la
democracia. Ocurre que no teníamos esa referencia, era como un eslabón perdido, donde no
sabíamos enlazar la generación de nuestras madres con la generación justamente anterior,
ausente en la cultura española.”

Así, aunque los propios miembros masculinos no eran proclives a incluir nombres de mujeres en
“su generación”, de hecho sí hubo mujeres que podrían ser consideradas miembros de pleno
derecho de la Generación del 98. Entre ellas, podemos destacar a Consuelo Álvarez Pool, Sofía
Casanova, Carmen de Burgos, Regina de Lamo, Blanca de los Ríos (Sangre española, 1902), Belén
de Sárraga, Concha Espina, María de la O Lejárraga, María Goyri, Carmen Karr (Clichés, 1906,
sobre la mujer de la mediana burguesía) o las más jóvenes, nacidas en la década de 1880, Matilde
Ras, María de Maeztu o Carmen Baroja. De algunas de ellas, hablaremos en el tema del
Novecentismo, ya que destacan en esa época debido a su prolija trayectoria literaria.

En el caso del Modernismo, encontramos, también, nombre femeninos, aunque la mayoría del
otro lado del Océano, entre los que podemos destacar a la cubana Juana Borrero o las uruguayas
Juana de Ibarbourou y Demira Agustini.

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