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Kenneth Kemble

Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar


Revista El Federal – 11 de marzo de 2010

Kenneth Kemble
Buenos Aires, 1923 – 1998
Obras suyas se encuentran en el Museo Municipal de Bellas Artes “Juan B. Castagnino”
de Rosario, en las Salas Nacionales de Exposición (Palais de Glace), Buenos Aires, y la
Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat (Olga Cossettini 141, Puerto Madero
Este, Buenos Aires, tel. 4310-6600)

Personaje único de nuestro arte, buscador incansable, el primero que ahonda en el


expresionismo abstracto, que tuviera su momento cumbre con la Galeria Leo Castelli,
en los años 70, en Nueva York. Desde sus maravillosas obras en la Colección de Arte
Amalia Lacroze de Fortabat, hasta los estampados que nos recordaban a su abuela,
según él nos narraba, ningún estilo, movimiento ni material le fue ajeno. “Todos los
medios de expresión son válidos mientras sirvan para acrecentar el bagaje técnico del
artista, o para intensificar y hacer más comprensible su mensaje. Que se lo llame
pintura o no, no tiene importancia, lo fundamental es que sea una obra de arte. Y es
obra de arte si comunica una emoción de orden estético”, expresó Kemble, sin duda
un verdadero artista.
Kenneth Kemble nació en Buenos Aires, el 10 de junio de 1923. Hijo único de un inglés
y una alemana, cuya madre era una pintora escocesa. El interés por la pintura es algo
tardío. Trabajó como traductor, vendedor de seguros, en fin; hasta que a los 27 años
concurre al taller de Raúl Russo.
En 1951 se instala en París y estudia durante tres años en la Academia André Lhote. En
esa ciudad también frecuenta la Academia Ranson, la Grande Chaumière y el taller del
escultor Ossip Zadkine.
De regreso a Buenos Aires, en 1956, comienza a trabajar en una serie de collages de
papel, trapos, cortezas de árboles y otros materiales, siendo uno de los pioneros y
animador del Movimiento Informalista.
Por estos años entabla amistad con Rafael Squirru, quien lo recuerda “tan flaco, tan
nervioso y de aspecto tan británico en sus modos y vestimentas, como los que ha
conservado a lo largo de estos treinta años”, según escribió en el libro sobre el artista
publicado en 1987.
Siempre innovador y rebelde, en 1961 presenta una muestra titulada “Paisajes
suburbanos”, compuesta por collages abstractos, realizados con latas y otros metales
herrumbrados. Durante ese año organiza la exposición de “Arte Destructivo”, realizada
con elementos que hieren los ojos y la concepción de la pintura tradicional, que genera
discusiones y disputas en el ambiente artístico.
En 1964 se instala en Boston, donde reside hasta mediados del año siguiente. En esta
ciudad comienza una serie de pinturas geométricas, colocadas en posición de rombo,
con formas de borde duro, que tienen como base expresiva la pura acción del color.
Continúa con los trabajos experimentales en varias muestras, y en las últimas décadas
realizó pinturas, que en el exterior recibieron el nombre de “pattern paitings” (papeles
para empapelar), que simulan collages, trozos de papel o telas, pero que no lo son, sino
que están pintados.
Participó en innumerables exposiciones nacionales e internacionales y recibió
importantes premios, como el “Augusto Palanza” (1991) y Gran Premio de Honor del
Salón Nacional de Artes Plásticas (1994).
Durante décadas, su taller, instalado en Martínez, provincia de Buenos Aires, fue uno de
los más concurridos de Buenos Aires.
El 30 de abril de 1998 falleció en Buenos Aires, a los 74 años, días antes de su gran
exposición en Arte BA, que se convirtió en un tributo póstumo.
Hombre profundo y conocedor, de temperamento inquieto, un Buscador supremo que,
gracias a Dios y para el deleite de todos nosotros, encontró.

“Invasión”
Técnica mixta sobre tela
160 x 120 cm
1963
Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat

“Totempicololo”
Acrílico sobre tela
200 x 163 cm
1993
Gran Premio Adquisición Salón Nacional 1994

“Alguien se voló, fue Jennifer”


Acrílico sobre tela
182 x 196 cm
1988
Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat

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