VICERRECTORADO ACADÉMICO FACULTAD DE SALUD Y DESARROLLO HUMANO ESCUELA DE PSICOLOGÍA SAN JOAQUÍN DE TURMERO ESTADO ARAGUA
EXPLORAR PSICOFISIOLOGÍA, CORTEZA CEREBRAL,
ESTRUCTURA/TIPOS/CAPAS, LÓBULOS CEREBRALES, ÁREAS FUNCIONALES.
San Joaquín de Turmero, octubre de 2022
DESARROLLO
La psicofisiología es la rama de la psicología relacionada con las
bases fisiológicas de los procesos psicológicos; es una disciplina de la psicobiología, y su objeto de estudio es el ser humano. El objetivo de la psicofisiología es el estudio de la conducta y de los procesos que la organizan, concretamente, se trata del estudio de los procesos somáticos y fisiológicos del ser humano. Diversos investigadores han propuesto el estudio de esta ciencia a través del mapeo de la corteza cerebral, generando divisiones imaginarias que limitan áreas del córtex. Entre ellos destaca el neurólogo alemán Korbinian Brodmann, el cual dividió la corteza cerebral en el mapa de las áreas de Brodmann.
La corteza cerebral es la parte más nueva, evolutivamente hablando,
y el nivel más superior del sistema nervioso central, y siempre funciona en relación con los centros más inferiores. La corteza cerebral es ante todo, una delgada capa de materia gris, normalmente de seis neuronas de espesor, por encima de una amplia colección de vías de materia blanca. La delgada capa está fuertemente circunvolucionada y su grosor varía entre 1,5 mm y 4,5 mm. Las circunvoluciones tienen “crestas” que se llaman giros, y “valles” llamados surcos. Aquellos surcos que son bastante pronunciados y largos, se le conocen como cisuras, y se usan como límites convenidos entre las áreas del cerebro llamados lóbulos. La corteza cerebral, como la sustancia gris de cualquier otra localización en el sistema nervioso central, está formada por una mezcla de células nerviosas y vasos sanguíneos. En la corteza cerebral se encuentran varios tipos de células nerviosas, como: células piramidales, células estrelladas, células fusiformes, células horizontales de Cajal y células de Martinotti.
Desde el punto de vista de su estructura interna, se pueden diferenciar
tres tipos básicos de corteza, los cuales son: arquicorteza, paleocorteza y neocorteza. La arquicorteza es la parte de la corteza cerebral más antigua, evolutivamente hablando, está formada por el hipocampo, y es la encargada de aquellas respuestas automáticas y mecanismos fisiológicos responsables de la supervivencia. La paleocorteza se encuentra en medio del área más primaria de la corteza cerebral y la más evolucionada; esta clase de corteza contiene las terminaciones de las vías olfatorias, siendo allí el cerebro olfatorio de las personas. La neocorteza es el área de la corteza más reciente, y la encargada de los procesos de razonamiento y del pensamiento abstracto.
La corteza cerebral recibe enormes cantidades de información y
responde de una forma precisa, produciendo los cambios más apropiados. Muchas de las respuestas dependen de programas hereditarios, mientras que otras son modificadas por programas que se aprenden durante la vida del individuo y se almacenan en la corteza cerebral; esta información puede ser utilizada para localizar lesiones hemisféricas basadas en los signos y síntomas clínicos. Gracias al correcto funcionamiento de la corteza cerebral, los humanos tenemos la capacidad de percibir aquello que nos ocurre y rodea, así como de imaginar, pensar, tener capacidad de juicio y decisión y, finalmente, la capacidad de entender y producir el lenguaje. A pesar de que, como se explica anteriormente, la corteza cerebral es una fina capa de neuronas y conexiones neuronales, esta no es homogénea, ya que está formada por seis capas de células, y cada una de ellas con unas funciones concretas y específicas. Si se quiere describir la corteza cerebral, es más práctico dividirla en esas seis capas, que pueden distinguirse por el tipo, densidad y organización de sus células, estas son llamadas: capa molecular, capa granulosa externa, capa piramidal externa, capa granulosa interna, capa ganglionar, y capa multiforme.
La capa molecular, es la primera y más superficial, se encuentra
claramente donde puede verse un gran número de sinapsis entre neuronas diferentes. La segunda capa que forma parte de la corteza cerebral, es la capa granulosa externa, esta contiene un gran número de pequeñas células piramidales y células estrelladas, los axones de esta capa se infiltran en la capa molecular entrando hacia áreas más sumergidas de la corteza cerebral, acoplándose con diferentes áreas de la corteza. La capa piramidal es la tercera y recibe este nombre, ya que, está compuesta por las células piramidales, esas células dirigen sus axones hacia otras áreas de la corteza y hacia otros destinos subcorticales en forma de fibras de proyección, asociación y comisurales. La cuarta capa es la granulosa interna, está formada por células estrelladas dispuestas de manera compacta, también existe una concentración elevada de fibras organizadas horizontalmente, que se denominan en conjunto banda externa de Baillarger. La capa ganglionar es la quinta y contiene una gran cantidad de células piramidales de medio y gran tamaño, así como células estrelladas y de Martinotti, sus filamentos dispuestos en horizontal también conforman parte de la banda interna de Baillarger. Y por último, la sexta capa, llamada capa multiforme, aunque la mayoría de las células que la conforman son fusiformes, muchas de las células son células piramidales modificadas cuyo cuerpo celular es triangular u ovoide, las células de Martinotti también son muy evidentes en esta capa. Hay muchas fibras nerviosas que entran o salen de la sustancia blanca subyacente. Este sistema de numeración y nomenclatura de las capas corticales que se suele utilizar es similar al definido por el médico alemán Korbinian Brodmann, es importante tener en cuenta que no todas las áreas de la corteza cerebral poseen seis capas. Las áreas de la corteza en las que no se pueden reconocer estas seis capas básicas se conocen como heterotípicas, frente a la mayoría de las áreas, que son homotípicas y poseen seis capas.
Al hablar del médico alemán Korbinian Brodmann, es imposible no
mencionar, lo que podría ser considerado como su aporte más importante, es decir, las áreas corticales, o las 47 áreas de Brodmann. Él se dedicó fundamentalmente al estudio de la anatomía y a la psiquiatría, fue en el año 1901, cuando se comenzó a centrar en la neurobiología y durante este tiempo, dio luz al famoso mapa de la corteza cerebral que lleva su nombre. Este mapa de la corteza cerebral fue realizado por Brodmann en torno a 1909; en él, diferenció 47 áreas diferentes, cada una de ellas con base en su estructura, organización celular, flujo sanguíneo, metabolismo, y funciones características. Así, los estudios realizados por Brodmann crearon un mapa de la corteza que incluye los lóbulos de cada hemisferio cerebral y enumeró las áreas que estudió, registrando las características psicológicas y de comportamiento que acompañaron a cada estimulación. El propósito de Brodmann era crear una organización topográfica de la corteza cerebral basada en características anatómicas y funcionales, para ello, realizó divisiones espaciales de la corteza que, poco a poco, fue correlacionando experimentalmente con las diversas funciones corticales. Sobre estas áreas, que descubrió a partir de sus investigaciones, empleó el método de tinción de Nissl, observando que estas estaban organizadas en grupos con características únicas; esta técnica de tinción consiste en un colorante básico, que tiñe intensamente al retículo endoplasmático rugoso, también conocido como sustancia de Nissl en la neurona, de color azul oscuro. Desde entonces, muchas de estas áreas de organización neuronal se han correlacionado con varias funciones corticales.
Es importante resaltar que Brodmann no fue el único científico en
realizar una división de la corteza cerebral, pues, Constantin Von Economo y Georg N. Koskinas, también lo hicieron y de forma aún más detallada. Sin embargo, el mapa cortical de Brodmann ha sido el que ha contado con mayor difusión mundial, el cual se sigue usando como referencia en la actualidad. Ahora bien, aunque hoy en día se sabe que no hay una división exacta de las áreas corticales y que existen interrelaciones en la corteza cerebral y no funciones independientes por área, este mapa sigue siendo de gran utilidad.
Para un mejor entendimiento se pueden ubicar las áreas según el
lóbulo en el que se encuentren, empezando por el lóbulo frontal, donde se puede encontrar el área motora primaria, en esta está ubicada el área 4 de Brodmann, corresponde a la parte de la circunvolución frontal ascendente o prerrolándica que está caracterizada por la presencia de las células gigantes de Betz o piramidales. Esta es de gran importancia a la hora de enviar a los músculos esqueléticos la orden de contraerse o dilatarse; en esta área se localizan las neuronas piramidales, que llevan las órdenes de los movimientos voluntarios hacia las neuronas localizadas en la médula espinal. Es la parte final efectora de los movimientos que se desean realizar. La lesión de esta genera una pérdida irreversible de la movilidad voluntaria de la zona afectada correspondiente, excepto si la región interesada corresponde a la cara (dado que tiene representación bilateral). También es importante mencionar el área 4s o área motora involuntaria, que como bien su nombre lo dice, es la encargada de aquellos movimientos involuntarios, como podría ser, el balanceo de los brazos a la hora de caminar. Una lesión en el área 4 de Brodmann, puede causar parálisis del lado contralateral del cuerpo, incluyendo parálisis facial, monoparesia de extremidad superior o inferior y hemiparesia.
También, el área motora secundaria, o sea, las áreas 6 y parte de la
8 de Brodmann. El área 6 de Brodmann, también conocida como área premotora, es un área del cerebro que genera un impulso para que desempeñemos un movimiento voluntario. Esta suele tener un umbral alto de excitación, la estimulación de esta área da lugar a movimientos de las extremidades contralaterales, pero se necesita un estímulo más potente que cuando se estimula el área motora primaria. La eliminación del área motora suplementaria no produce pérdida permanente del movimiento. El área 6, contribuye a la planeación de movimientos voluntarios coordinados y complejos. Esta área juega un papel importante en funciones motoras, de lenguaje y de memoria, incluyendo la coordinación de movimientos, reír o sonreír, percepción del habla, entre otras. El área 8 de Brodmann, también llamada área motora secundaria, junto con el área 6, se encarga de almacenar patrones de movimientos provenientes de experiencias pasadas, y también se encarga de controlar la musculatura ocular, es decir, de regular los movimientos voluntarios de los ojos, así como la dilatación y constricción de la pupila. Una lesión en dichas áreas puede no ocasionar alteraciones relevantes, si la zona contralateral asume sus funciones, sin embargo puede quedar torpeza en la realización de movimientos y alteraciones en el caminar, similares a un síndrome parkinsoniano, sobre todo si el lugar afectado es el dominante.
Las áreas 9, 10, 11 y 12 de Brodmann, o área autocrítica, son las que
conforman la corteza prefrontal, encargándose de asociar las experiencias necesarias para producir ideas abstractas. Las áreas 9, 10, 11 y 12 tienen papeles significativos en los procesos cognitivos más complejos, es decir, el pensamiento, el razonamiento, la voluntad, la imaginación, la organización del tiempo, la codificación y la recuperación de la memoria; se piensa que el área 10 se encarga de controlar y manipular la memoria episódica y la memoria con base en el tiempo o metamemoria, además de permitir el “olvido intencional”. El área 10 también se ve implicada en la atención ante estímulos sensitivos y el uso del lenguaje, como: producir oraciones, completar palabras, fluidez verbal, procesamiento sintáctico y comprensión de metáforas. Una lesión en estas áreas produce una pérdida de iniciativa y del juicio, junto con una alteración en las emociones, a la vez que pierde capacidades en el comportamiento social.
También están presentes las áreas 32 y 33 de Brodmann. El área 32
de Brodmann se encarga de inhibir las respuestas instintivas, siendo esto, una de las cosas que más humanos nos hace, también se ocupa de regular la toma de decisiones, dando lugar al siguiente área. El área 33 de Brodmann está fuertemente relacionada a la toma de decisiones, como el área 32, sin embargo, en este caso también se encarga de procesar las emociones que sentimos, organizar los movimientos musculares que necesitamos para realizar una acción concreta y regular la experimentación de dolor. En otras palabras, estas participan en procesos cognitivos como el de la toma de decisiones y la inhibición de respuesta, así como la percepción de dolor, el procesamiento emocional y la planificación motora. Las áreas 44 y 45 de Brodmann, están ubicadas en el lóbulo frontal, y son las que forman el área de Broca, esta es la que participa en la formación de las palabras mediante sus conexiones con las áreas motoras primarias adyacentes; los músculos de la laringe, boca, lengua, paladar blando y los músculos respiratorios son estimulados apropiadamente. Estas áreas tienen que ver con los movimientos necesarios para producir el lenguaje, o sea, la gesticulación, la entonación, y el procesamiento semántico, por esto, cumplen un papel crucial en la elaboración y generación del lenguaje hablado y escrito. En la mayoría de los sujetos, esta área es notable en el hemisferio izquierdo o dominante, y si este es eliminado, se da lugar a una parálisis del lenguaje. En aquellos casos en los que el hemisferio derecho es el dominante, el área del lado derecho es la más importante, y la eliminación de esta región en el hemisferio no dominante no afecta al lenguaje. Las lesiones en esta área ocasionan afasia de Broca, siendo un déficit en la habilidad para hablar y producir los sonidos/palabras correctas, aun cuando la persona afectada mantiene su habilidad para comprender el lenguaje y formar correctamente oraciones en su mente.
La región prefrontal dorsolateral está conformada por el área 46 y 47
de Brodmann. El área 47, está vinculada con el desarrollo de la capacidad de atención, es decir, esta es la que ayuda a que nos podamos concentrar en tareas específicas. De igual manera, se le relaciona con la memoria de trabajo, o sea, esta permite que cuando hemos hecho algo muchas veces, esto se convierta en algo casi automático o una costumbre. Y el área 47 de Brodmann, es el área de la corteza cerebral que está relacionada tanto a la organización y estructuración del lenguaje como a todo aquello relacionado con la música, especialmente en lo que se refiere a la comprensión del lenguaje musical.
En el lóbulo parietal se puede encontrar el área sensitiva, formada por
las áreas 3, 2 y 1 de Brodmann, esta área se localiza entre la circunvolución parietal y la parte posterior del lóbulo parietal central, y se encarga de recibir los impulsos nerviosos procedentes del sentido del tacto. Por ello, estas áreas son indispensables para captar el dolor, la presión, la temperatura y toda la información táctil. De igual modo, recibe también mensajes procedentes de articulaciones y músculos. Tras una lesión en estas áreas se pierde todo tipo de sensibilidad en la zona contraria del cuerpo, aunque posteriormente se va recuperando la sensibilidad dolorosa, temperatura, tacto; pero no se recupera el sentido de la posición, la localización táctil, sensación de peso, percepción de textura, etc. De forma que queda el miembro inútil en cuanto a función, excepto en personas muy entrenadas, que puedan dirigir los movimientos con la visión.
De igual manera, se ubica el área de asociación sensitiva o áreas 5 y
7 de Brodmann, conforman la región sensitiva secundaria, se encuentran detrás de la corteza sensorial primaria y se consideran áreas de asociación presensorial donde se produce el procesamiento somatosensorial, estas se encargan de recibir la información del sentido de la vista, procesarla y controlar los movimientos corporales que nacen como respuesta a estos estímulos visuales. En otras palabras, se permite reconocer los objetos colocados en la mano sin ayuda de la visión, y no sólo recibe información sobre el tamaño y la forma de un objeto, sino que también relaciona esta información actual con las experiencias sensitivas del pasado. Muchos impulsos sensitivos proceden del área primaria, y muchas señales se transmiten desde el tallo cerebral, pero no se conoce el significado funcional de esta área, aunque se ha demostrado que sus neuronas responden en particular a los estímulos cutáneos transitorios.
Las áreas 39 y 40 de Brodmann son las que conforman la región de
Wernicke, la cual tiene una gran importancia, no solo para la comprensión de palabras, sino para permitir que desarrollemos discursos correctamente estructurados y que seamos capaces de organizar y verbalizar adecuadamente nuestras ideas, es decir, se encarga del lenguaje de forma oral. El 43 de Brodmann, o área gustativa, también forma parte del lóbulo parietal; es la que se ocupa de recibir y procesar la información del sentido del gusto, permitiéndonos ser capaces de percibir el sabor de lo que comemos. Así mismo, parece ser que está también relacionada con el mantenimiento del equilibrio. Una lesión acá puede provocar desórdenes en el lenguaje, caracterizados por parafasias en el lenguaje fluido, donde muchas de las palabras están mezcladas y se forman oraciones sin sentido.
En el lóbulo occipital cuenta con las áreas visuales, tanto la primaria
como secundaria. El área visual primaria está formada por el área 17 de Brodmann, se halla en torno al surco calcarino y el lóbulo occipital, que procesa contenido visual contando con una distribución retinotópica de las representaciones visuales, también, esta área quiere “unir” en una sola la información que llega de los dos ojos. Además, las áreas 18 y 19 de Brodmann o secundarias de la visión, son las que rodean el área visual primaria en las superficies medial y lateral del hemisferio. Estas áreas relacionan la información recibida del área 17 con experiencias visuales pasadas registradas, para el reconocimiento y apreciación de lo que se ve. Las áreas 18 y 19 de Brodmann, también conocida como área psicovisual, es la que permite disponer de una visión en tres dimensiones, detectar variaciones en la intensidad lumínica y asociar los estímulos visuales a la memoria, es decir, almacenar recuerdos en forma de imagen. Dependiendo de dónde y cómo se produzca una lesión en esta área, se puede producir una ceguera cortical parcial o completa; por ejemplo, si el banco superior del surco calcarino está dañado, el banco inferior del campo visual estará afectado.
En el lóbulo temporal se encuentran también, diversas áreas, como
las áreas 20 y 21 de Brodmann, que conformando la región del lóbulo temporal analizan los aspectos más complejos de la información de los sentidos, es decir, permite vincular la experimentación de sensaciones al pensamiento y al razonamiento; estas áreas también, se encargan de reconocer los sentidos, mientras, el área 22 los percibe. El área 22 de Brodmann, también llamada área psicoauditiva, es el área de la corteza cerebral que se encarga de permitir la comprensión del lenguaje oral, o sea, esta procesa la información auditiva y estimula los procesos necesarios para que sea posible entender lo que nos dicen. Si esta área se ve lesionada pueden presentarse déficits en la comprensión del lenguaje.
El área 27 de Brodmann es un área ubicada en el lóbulo temporal, en
la que, dependiendo de los olores que se perciban, se estimulan unos recuerdos concretos. Cuando notamos un olor que nos lleva a recordar algo y a que aparezcan emociones, es porque esta área de Brodmann está activa. Las áreas 28 y 34 de Brodmann conforman lo que se conoce como corteza olfatoria, estimulando la recuperación de recuerdos ante la percepción de determinados olores, al igual que el área anterior, pero su función principal es la de controlar movimientos corporales vinculados al sentido del olfato.
En este lóbulo, también se ubican las áreas 36 y 37; el área 36 de
Brodmann es la que está relacionada con el reconocimiento de imágenes y con la memoria, especialmente con el almacenamiento de recuerdos de forma inconsciente, o sea, sin que haya de por medio una intención de recordar algo. El área 37 de Brodmann está vinculada al reconocimiento de caras, almacenando la información de los rostros que conocemos; esta área también ayuda la comprensión de las metáforas y otros recursos poéticos e incluso permite el desarrollo del lenguaje de signos.
Y por último, pero no menos importante, en el lóbulo temporal, se
encuentra el área auditiva primaria o área de sensibilidad acústica, esta se forma por las áreas 41 y 42 de Brodmann. El área 41 es la circunvolución de Heschl, esta detecta cambios de frecuencia y localización del sonido; el área 42 se encuentra inmediatamente inferior al área 41, participando en la detección y reconocimiento del habla, y procesa la información de la corteza auditiva primaria, siendo esta la que permite que situemos los sonidos en el espacio, es decir, que sepamos de dónde vienen los ruidos que escuchamos, y que con esto, seamos capaces de percibir pequeñas variaciones en la intensidad de los mismos.
Ahora bien, algunos autores hablan de un quinto lóbulo, el lóbulo
insular o límbico, que es una estructura altamente desarrollada en los humanos ya que pertenece al sistema límbico del mesocortex asociada, entre otras cosas, a la memoria. Se encuentra en la base de la cisura lateral, cubierta por los opérculos frontorbital, frontoparietal y temporal, se dice que este gestiona las respuestas fisiológicas ante los estímulos emocionales. Se relaciona con la memoria, atención, emociones, instintos sexuales, personalidad y conducta.
Las áreas 23, 24, 29, 30, 35 y 41 de Brodmann, son aquellas
consideradas que pertenecen al lóbulo insular, dichas áreas están muy relacionadas con el desarrollo de emociones, especialmente las más básicas, al igual que a la ejecución de comportamientos instintivos. También está el área 25 de Brodmann, que es la que regula el estado de ánimo y el sueño, así como el apetito; de igual modo, recientemente se ha visto que está vinculada al control de los movimientos de las extremidades inferiores e incluso con el desarrollo de la autoestima. Y el área 26 de Brodmann, es considerada de gran interés para la psicología, pues esta es la región del cerebro que se encuentra vinculada a lo que se conoce como memoria autobiográfica. Es decir, es el área donde almacenamos los recuerdos acerca de quién somos y de dónde venimos.
Teniendo en cuenta toda esta información, se podría decir entonces,
que gracias a Korbinian Brodmann, hoy en día se dispone de un mapeado de la corteza cerebral, siendo esto de gran importancia ya que sin saber dónde se localizan exactamente distintas funciones cognitivas, los estudios en neurología, psiquiatría o psicología serían muy complicados. De este modo, cuando vamos en busca de una función específica, sabemos qué área de Brodmann es de interés y, sobre todo, dónde está, porque lo más importante es que la localización de estas áreas de Brodmann es común en todas las personas, evidentemente hay diferencias entre individuos, pero la organización de estas áreas es siempre muy similar. Y además, de permitir investigar la fisiología y anatomía de áreas concretas de la corteza cerebral, este aporte ha permitido que las intervenciones neuroquirúrgicas sean posibles. Y es que cuando hay algún daño cerebral, viendo cómo se expresa, los especialistas saben qué área de Brodmann está afectada. Así mismo, a pesar de que esto sea una división imaginaria de la corteza cerebral, las áreas de Brodmann han sido, y continúan siendo, imprescindibles para el desarrollo y progreso de todas las ciencias que estudian el cerebro humano. ANEXOS
Imagen 1: Ubicación de la corteza cerebral.
Imagen 2: Capas de la corteza cerebral.
Imagen 3: Korbinian Brodmann, autor de las “47 áreas de Brodmann”.
Imagen 4: Vista general y hemisférica de las áreas de Brodmann.
Imagen 5: División de las áreas de Brodmann, según los lóbulos cerebrales.