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Comentario
Por qué la crisis de resistencia a los antibióticos requiere un
enfoque de One Health
Los niveles alarmantes de resistencia a los antibióticos entre los
patógenos bacterianos es una de las mayores amenazas para la
salud de este siglo.1 Aunque originalmente se consideró un problema
de salud humana, la contención de la resistencia a los antimicrobianos
requiere un enfoque multisectorial que involucre a expertos en salud
humana, animal y ambiental.
En The Lancet Infectious Diseases, Alicia Tran-Dien y sus colegas2
informan los resultados de un análisis retrospectivo de secuenciación
del genoma completo de una gran colección de aislamientos del
patógeno zoonótico Salmonella enterica serotipo Typhimurium, que
se aislaron en 31 países entre 1911 y 1969. los autores encontraron
que 11 (4%) de 288 aislamientos, casi exclusivamente de seres
humanos, eran resistentes a la ampicilina debido a la adquisición de
varios genes de ÿ-lactamasa, incluidos tres aislamientos con plásmidos
portadores de TEM-1 ÿ-lactamasa. Es importante destacar que la
adquisición de estos genes se había producido algunos años antes
de la comercialización de la ampicilina (comercializada por primera
vez en el Reino Unido en 1961) y la aparición de resistencia a este
fármaco (1962-1964).
Los autores suscriben la hipótesis planteada en la década de 1960
por Anderson y Datta3, quienes sospechaban que los residuos de
penicilina G en el medio ambiente eran la causa de la aparición de
resistencia a la ampicilina. Estos residuos de penicilina G se originaron
en la alimentación animal, que en ese momento se complementaba
con penicilina, una práctica que fue prohibida en 1969. Los antibióticos
ÿ-lactámicos, como la penicilina, son degradables en el suelo,4 por lo
que uno podría debatir los efectos directos de la penicilina. bajas
concentraciones de estos residuos en el suelo y el estiércol.
Sin embargo, la evidencia sugiere que los antibióticos ejercen presión
selectiva en concentraciones mucho más bajas que sus
concentraciones inhibitorias mínimas (que tradicionalmente se ha
considerado la dosis mínima para generar presión selectiva).5 Por lo
tanto, los residuos de antibióticos en el suelo, las aguas residuales y
el estiércol podrían tener una mayor impacto en la propagación de la
resistencia que el estimado actualmente.5 Los antibióticos se
introdujeron en la medicina veterinaria poco después de su
comercialización para la salud humana. Algunos medicamentos se
limitaron a la medicina veterinaria desde el principio, pero pertenecen
a clases de antibióticos que también comprenden medicamentos
utilizados en medicina humana y que son estructuralmente
www.thelancet.com/infection Publicado en línea el 29 de noviembre de 2017 http://dx.doi.org/10.1016/S1473-3099(17)30704-1
muy similares (como los macrólidos y las fluoroquinolonas).4 Otros
antibióticos se utilizan tanto en humanos como en animales .
salud, incluida la colistina, que se agregó al grupo de Antibióticos de
Reserva en la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS.6
En noviembre de 2016, investigadores en China informaron por
primera vez la presencia del gen mcr-1 que causa resistencia a la palau83
colistina en Escherichia comensal coli aislado durante la vigilancia en
granjas porcinas.7 El gen mcr-1 se ha reportado cada vez más en Lancet Infect Dis 2017
Publicado en línea
todo el mundo entre diferentes patógenos bacterianos,8 reduciendo
el 29 de noviembre
así el potencial de este antibiótico de último recurso. de 2017 http://dx.doi.org/
10.1016/ S1473-3099(17)30704-1
Ver artículos/en
El uso de antibióticos en salud animal se ha expandido desde el
línea http://dx.doi.org/
tratamiento hasta la profilaxis y el uso como promotores del crecimiento. 10.1016/ S1473-3099(17)30705-3
Los antibióticos promotores del crecimiento han sido gradualmente
prohibidos en Europa desde 1996 (con una prohibición total en 2006),
sin efectos adversos en la producción animal, pero resultando en una
disminución de la resistencia a los antibióticos en cerdos y aves.4 Sin
embargo, el uso extensivo de antibióticos continúa en países de bajos
y medianos ingresos y en
economías en auge, particularmente en cultivos intensivos como el
de pescados y mariscos. Entre los antibióticos utilizados se encuentran
las fluoroquinolonas y las oxitetraciclinas, que son menos degradables
en el suelo que los antibióticos ÿ-lactámicos.4 Las condiciones en los
países de bajos ingresos, incluida la baja accesibilidad a la atención
médica veterinaria calificada, como la vacunación, y la escasa
conciencia y regulación del uso de antibióticos, empeorar la situación.
Tales condiciones son de particular preocupación en África central,
donde Salmonella enterica serotipo Typhimurium no solo muestra una
mayor resistencia a los antibióticos, sino que también causa
infecciones más graves que en cualquier otro lugar del mundo y es la
principal causa de infecciones del torrente sanguíneo en los niños.9
A pesar de las limitaciones inherentes a la naturaleza retrospectiva
del estudio (cobertura geográfica y espacial limitada), Tran-Dien y
colegas2 muestran claramente la existencia de resistencia a la
ampicilina antes de la introducción comercial del fármaco. La
investigación de la historia molecular a través de la secuenciación del
genoma completo de alta resolución mostró una vez más sus méritos
en el esclarecimiento de los impulsores de los antibióticos.
resistencia. Los hallazgos subrayan la importancia de los enfoques
de One Health para abordar la resistencia a los antibióticos, que
establecen que la salud de las personas está conectada con la salud
de los animales y el medio ambiente. Igualmente,
1
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Comentario

Se necesitan esfuerzos de colaboración multidisciplinarios e
intersectoriales para contrarrestar la propagación de la resistencia a los antibióticos.
4 Cantas L, Shah SQ, Cavaco LM, et al. Una breve revisión multidisciplinaria sobre la
*Sandra Van Puyvelde, Stijn Deborggraeve, Jan Jacobs
Departamento de Ciencias Biomédicas (SVP, SD) y Departamento de
Ciencias Clínicas (JJ), Instituto de Medicina Tropical de Amberes,
Amberes, Bélgica; Instituto Wellcome Trust Sanger, Hinxton, Reino
Unido (VP sénior); y Departamento de Microbiología e Inmunología, KU
Leuven, Lovaina, Bélgica (JJ) svanpuyvelde@itg.be
3 Anderson ES, Datta N. Resistencia a las penicilinas y su transferencia en
Enterobacteriaceae. Lanceta 1965; 1: 407–09.
resistencia a los antimicrobianos en medicina y su vínculo con la microbiota ambiental
global. Frente Microbiol 2013; 4: 96.
5 Pikkemaat MG, Yassin H, van der Fels-Klerx HJ, Berendsen BJA.
Residuos de antibióticos y resistencias en el medio ambiente. 2016.
http://edepot.wur.nl/388253 (consultado el 7 de noviembre de 2017).
6 OMS. Lista modelo de medicamentos esenciales de la OMS, 20.ª lista. Ginebra:
Organización Mundial de la Salud, 2017: 58.
7 Liu YY, Wang Y, Walsh TR, et al. Aparición del mecanismo de resistencia a la colistina
mediado por plásmidos MCR-1 en animales y seres humanos en China: un estudio
de biología microbiológica y molecular. Lancet Infect Dis 2016; 16: 161–68.

Agradecemos al Fondo InBev-Baillet Latour por el apoyo financiero del grupo de 8 Srinivas P, Rivard K. Resistencia a la polimixina en patógenos Gram-negativos.
investigación Infecciones bacterianas en los trópicos del Instituto de Medicina Tropical de Curr Infect Dis Rep 2017; 19: 38.

Amberes. No declaramos intereses contrapuestos. 9 Kalonji LM, Post A, Phoba MF, et al. Infecciones invasivas por salmonela en
múltiples sitios de vigilancia en la República Democrática del Congo, 2011–2014.
1 OMS. Resistencia a los antimicrobianos: informe mundial sobre vigilancia 2014.
Clin Infect Dis 2015; 61: S346–53.
Ginebra: Organización Mundial de la Salud, 2014: 257.
2 Tran-Dien A, Le Hello S, Bouchier C, Weill FX. Resistencia transmisible temprana a la
ampicilina en Salmonella enterica zoonótica serotipo Typhimurium a fines de la década
de 1950: un estudio retrospectivo de secuenciación del genoma completo.
Lancet Infect Dis 2017; publicado en línea el 29 de noviembre. http://dx.doi.org/10.1016/
S1473-3099(17)30705-3.

2 www.thelancet.com/infection Publicado en línea el 29 de noviembre de 2017 http://dx.doi.org/10.1016/S1473-3099(17)30704-1