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SUSTANCIAS ANTIMICROBIANAS UTILIZADAS EN LA CAVIDAD ORAL 

Introducción

Una patología infecciosa tratada a tiempo y de manera correcta puede evitar la


propagación de las bacterias a órganos blanco.

Las bacterias crean sus propios nichos ecológicos usando la saliva y el fluído de la
gingivitis crevicular como sus principales fuentes nutritivas en la superficie dental, surco
gingival, dorso lingual y mucosa bucal y faríngea, desde donde eventualmente vía
bacteriemias derivan en procesos sistémicos. Bien vale la pena hacer un breve bosquejo
acerca de los principios fundamentales de los antimicrobianos y las diferentes estructuras
bacterianas que existen hoy en día dentro de la estomatología, así como su relación con el
cuerpo humano en general. 8

El hombre ha tratado de buscar alivio a sus padecimientos desde tiempos remotos, pero en
aquel entonces lo hacía bajo unas bases totalmente empíricas. Cuando se conocieron los
agentes infecciosos comenzó una lucha intensa para combatirlos tanto fuera como dentro
del organismo.9

Desde siempre se ha librado una gran batalla por la supervivencia del hombre, pues a
través de la historia miles de microorganismos de tamaño ni siquiera palpable con ayuda
de diferentes lentes han atacado y matado al ser humano. Ante ello, han surgido los
llamados antibióticos, primera línea de defensa farmacológica contra las diferentes
infecciones orgánicas.10

Desarrollo

Desde el momento del nacimiento, el cuerpo humano se infecta. Durante la vida, la piel y
las mucosas se encuentran expuestas a un ambiente lleno de microorganismos y albergan
gran variedad de especies bacterianas que se encuentran de una forma permanente o
transitoria sobre sus superficies. Al nacer, la cavidad bucal es estéril, pero a las pocas
horas es colonizada por microorganismos que provienen de los alimentos y otros tipos de
contacto.1 Inicialmente se observa una gran variedad de microorganismos, pero a medida
que pasa el tiempo, aparece una forma selectiva producto de los factores ecológicos.2

La flora bucal tiene un efecto beneficioso y un efecto perjudicial. La flora normal humana
contribuye a la nutrición a través de la síntesis de vitaminas y de la digestión de ciertas
sustancias nutritivas; también contribuye a la inmunidad frente a diversos agentes
infecciosos, ya que la penetración continua de pequeñas cantidades de microorganismos
bucales en el torrente sanguíneo constituye un estímulo antigénico continuado.3

Los niveles de anticuerpos circulantes, de este estímulo, pueden dar lugar a reacciones
cruzadas con ciertos tipos de bacterias patógenas. En otros casos, la flora bucal puede
competir con microorganismos patógenos, como es el caso de Candida albicans, que es un
habitante frecuente de la boca y cuando hay disturbios de la flora bacteriana puede
provocar procesos patológicos.4

Las bacterias bucales son también potencialmente patógenas; si inyectamos a un animal


de experimentación de forma subcutánea material obtenido de la placa, materia alba, o
cierta cantidad de saliva, vemos que da lugar a la aparición de abscesos purulentos
transmisibles. Los microorganismos bucales que penetran en los tejidos humanos por
diferentes vías, pueden provocar abscesos alveolares, así como abscesos pulmonares,
cerebrales y de las extremidades o una infección de heridas quirúrgicas.5

Estas infecciones son generalmente de tipo mixto, aunque predominan en ellos el


Bacteroides melaninogenicus. Entre las infecciones provocadas por los microorganismos
bucales se encuentra la candidiasis, la actinomicosis y la endocarditis infecciosa. Así
también vemos que la placa dentobacteriana puede provocar procesos patológicos que
afectan tanto a los dientes como a sus estructuras de soporte.6

La historia de los agentes antimicrobianos ha sido entonces dinámica, se ha caracterizado


por la constante aparición de nuevos desafíos seguidos de la investigación, el
descubrimiento y la producción de nuevos fármacos.7

No existe prácticamente ninguna especialidad médica que escape al uso de los


antimicrobianos. Esto obliga a todos los médicos y estomatólogos a conocer, al menos, un
mínimo en cuanto a indicaciones, dosis, formas de administración y efectos indeseables. Es
indispensable para los profesionales que laboran en las diferentes especialidades
estomatológicas, conocer su capacidad de penetración en los diferentes tejidos, su
especificidad y, en fin, dominar profundamente esta materia.2

Sustancia Nombre comercial Porcentaje


Cloruro de cetilpiridino Cepacol 0.05%
Fenol Listerine 35%
Sanguinarina Veadent 0.01 %
Clorhexidina Peridex 0.02%

Conclusión

La terapéutica antimicrobiana ha sido siempre un tema muy debatido entre los


profesionales de la salud con tendencias extremas al relacionarla con su uso. Todos
estamos de acuerdo que, en múltiples situaciones, aún con indicaciones bien precisas, los
antibióticos han sido utilizados indiscriminadamente.

Desde el principio llamó la atención el riesgo de usar estos compuestos en forma amplia y
sin control, dado que tempranamente se reconoció la aparición de microorganismos
resistentes. Otros problemas a tener presente se refieren a las reacciones tóxicas por
hipersensibilidad, toxicidad multivisceral y superinfección, sin olvidar el llamado
"enmascaramiento" de la respuesta fisiológica normal a la infección.
Bibliografía

1. Carranza, F. y Newman, M. (1997). Periodontología clínica. 8- Edición. México: Mc


Graw Hill Interamericana.
2. Goodman Gilman A, Goodman LS, Rall TW, Murad F. Goodman y Gildman. Las
bases farmacológicas de la terapéutica. 8 ed. México DF: Editorial Médica
Panamericana, 1993:991-5.
3. Pino Núñez J, Morejón Lugones H, Hernández Martínez CD. Flora normal de la
boca. Temas de microbiología bucal. La Habana: Editorial Pueblo y Educación,
1982:7-19.
4. Ponce de León S. Manual de prevención y control de las infecciones hospitalarias.
Washington DC: Organización Panamericana de la Salud, 1996:61-4 (Serie
HSP/Manuales Operativos PALTEX, 1996, Vol. IV (13), Fascículo 3.
5. Barrios O, Pila R, Pila M. La antibioti-coterapia en cirugía bucal y maxilofacial.
Rev Cubana Estomatol 1994, 31 (1):22-5.
6. Rocha Hernández JF, Santos Peña M. Antimicrobianos. Rev Finlay 1989; 3 (Supl
1):1-14.
7. Santana Garay JC. Principales enfermedades infecciosas generales con
complicaciones bucales. Atlas de patología del complejo bucal. La Habana:
Editorial Científico-Técnica, 1985:131-48.
8. Rodríguez PAU., Evaluación de la actividad bactericida in vitro. Rev. Mexicana de
patología clínica. 2006. vol. 53, No. 2, págs. 123-125.
9. Furuya MA., Arroniz PS., Garzón TJ.: Acción antibacteriana de tres irrigantes
pulpares: Hipoclorito de sodio, Hidróxido de calcio y Clorhexidina. Practica
odontológica. 1988. Vol. 19. No. 6, págs. 5-8.
10. Katzung BG.: Antimicrobianos: diversos desinfectantes, antisépticos y esterilizantes.
Farmacología básica y clínica. 8ª Edición. Editorial Manual Moderno. 2002, págs.
951-955.

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