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Matricula: 100503295
Sección: HIS2550-2
Fecha: 06-12-2022
PRIMERA PARTE:
LAS SOCIEDADES TEMPRANAS
LAS ANTILLAS. El llamado "arco antillano" se extiende desde la isla de Trinidad, frente a la
costa oriental de Venezuela, hasta el sur de la Florida. Para los fines arqueológicos, este arco
incluye las llamadas "Antillas menores", de las que St. Lucia, St. Vicente, S. Kitts, Trinidad-
Tobago, Dominica, Martinica, Guadalupe, y St. Thomas, entre otras, fueron puntos de tránsito
hacia las Antillas Mayores en variadas épocas históricas.
El concepto de área del Caribe, desde el punto de vista de la arqueología es mucho más
amplio. Debe saberse que la división del Caribe se ha hecho según muchos enfoques. Por
ejemplo, para algunos autores el Caribe abarca sólo el arco antillano y las tierras que están al
sur de la península de La Florida. Para otros el Caribe incluye una concepción ligada a la trata
de negros desde el mismo siglo XVI, y es ésta una visión más económica que cultural. Para los
fines de un Caribe más amplio algunos arqueólogos han hablado del llamado "Caribe
ribereño", que incluye las islas al sur de Florida, claro está que también las Antillas Menores,
y la costa norte de Sudamérica y Centroamérica.
CULTURAS Y COMPLEJOS CULTURALES. Las culturas antillanas pre agrícolas, como las
que hemos estado analizando para la isla de Santo Domingo y otros puntos, variaron mucho
con el tiempo, y los barreroides y banwaroides no fueron los únicos grupos que emigraron
hacia el arco antillano. En el oriente de Venezuela hubo otros grupos recolectores diferentes
en tecnología. Sitios como los llamados Ño-Carlos, Las Varas, Cubagua y Manicuare, están
igualmente representados en la arqueología antillana. Los sitios con este tipo de cultura no
son tantos. En el norte de la isla de Puerto Rico hay fechas de casi 4000 antes de Cristo para
un enorme sitio de recolectores que tiene relación con No Carlos en Venezuela. Cerca del río
Manatí se descubrió hace ya años un asentamiento pre-agrícola con enterramientos humanos
y artefactos bien diferentes. Los morteros son pocos, y la piedra de rio fragmentada es el
común denominador de este lugar.
Los "manicuaroides" eran fundamentalmente pescadores costeros que emigraron hacia el
arco antillano hacia el 2000 antes de Cristo. Sus instrumentos, como anzuelos de hueso, pesas
para redes, y gubias para trabajar la madera se encuentran igualmente en la isla de Cuba y en
algunos puntos del sur de La Florida. Los objetos de concha fueron importantes: vasos,
raspadores, martillos para romper ostiones y ostras.
La abundancia de gubias para trabajo en madera en la isla de Cuba parece asegurar que
grupos de esta cultura llegaron a Cuba en ese rango de años, generando entre los aborígenes
anteriores nuevas tecnologías del trabajo en madera, vista la popularidad de la gubia de
concha, la que aparece muy pocas veces, y mostrando factura y forma muy diferente en
algunos lugares dominicanos.
EL ARTE RUPESTRE. Entre los grupos recolectores de las Antillas el arte rupestre fue una
expresión importante. Se llama "arte rupuestre" a las pinturas y grabados hechos sobre las
paredes de las cavernas. Los recolectores se caracterizaron por un arte rupuestre en el que
se usó pintura hecha de piedras tintóreas, vegetales y carbón. La mayoría de las
representaciones que aparecen en las paredes de las cuevas y abrigos rocosos son abstractas.
Muchas son círculos, o círculos concéntricos, cruces, líneas quebradas y paralelas, así como
líneas llamadas "laberínticas" por ser extremadamente onduladas y hasta cierto punto
confusas. Las pictografías son aquellas que se lograron a base de pintura, mientras que se
denomina petroglifo a la talla de figuras o líneas sobre la piedra. Las muestras rupuestre no
tienden a representar, en este período, animales, gentes, u objetos naturales, y en algunos
casos se considera que el arte rupestre de los antillanos más antiguos tiene gran unidad,
puesto que, tanto en Cuba, como en Santo Domingo, tiene características similares.
PALEOARCAICO. Este término, usado por Veloz Maggiolo y otros arqueólogos, se refiere
no ya a una acción económica como la cacería, sino a las formas más antiguas de vida de los
grupos barreroides.
ARCAICO. Es un término usado por algunos autores para diferenciar los paleoindios, grandes
cazadores en las praderas norteamericanas, de los grupos recolectores. El término fue
propuesto por los investigadores P. Phillips y Gordon Willey, teniendo mucha aceptación.
Como no se refería a los artefactos mismos, sino al modo de vida, ocupa gran parte de la
literatura arqueológica señalando un período en el cual el hombre se adapta al
medioambiente explotando nichos ecológicos y abandonando lentamente la gran cacería.
SEGUNDA PARTE:
LAS SOCIEDADES AGRICULTORAS EL MUNDO DE LOS
TAINOS
Los taínos fueron los grupos agricultores antillanos con mayor desarrollo cultural que
encontró el conquistador español en Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico.
Si bien al momento de la conquista que se inicia en el año de 1492 las Antillas tenían
diferentes tipos de sociedades cuya sustentación se basaba en el cultivo de raíces, en la pesca,
en la recolección y en la pequeña cacería, no todas alcanzaron un grado que las pudiera definir
como sociedades cacicales. El cacicazgo, indicador de una sociedad en vías de estratificación,
parece haber sido un proceso relativamente tardío en las Antillas Mayores, además de una
expresión que localmente mostró diferencias profundas con otros puntos del Caribe, como el
propio nororiente de Venezuela, desde donde partieron hacia el arco antillano las sociedades
de selva tropical que se transformaron ya en las islas en grupos con una visión muy diferente
de la organización social misma.
La arqueología ha mostrado como muchas de estas sociedades fueron desarrollándose en un
proceso local, pero con posibles influencias continentales, que luego se transforma en
general. 45 antes de la aparición del cacicazgo que caracterizó a los grupos llamados taínos,
habitantes pre-taínos constituyeron una enorme gama de sociedades y culturas, algunas de
las cuales fueron las primeras que habitaron el arco de las Antillas.
BARRANCOIDES Y SALADOIDES. Desde casi el año 1200 antes de Cristo, los grupos
llamados "barrancoides", en el Orinoco Medio, iniciaron un descenso hacia las bocas del río,
que fue seguido por los llamados grupos "saladoides". La llegada a los lugares costeros del
nor-oriente venezolano, estudiados por Iraida Vargas y Mario Sanoja, o a Los Barrancos,
estudiado por Rouse y Cruxent, revela una tendencia hacia una hibridación de estas etnias
que fue cada vez mayor, al punto de que cuando pasan a las Antillas Menores cruzando la isla
de Trinidad, los elementos de su cultura consignan una mezcla de rasgos "saladoides y
barrancoides", que los arqueólogos han denominado estilo "saladoide insular".
LOS MACORIJES. Cronistas como Fray Ramón Pané, el Padre Fray Bartolomé de las Casas y el
propio Cristóbal Colón, se refirieron al hecho de que la isla de Santo Domingo tenía diversos tipos de
culturas y lenguas. La lengua de los taínos, y posiblemente, pese a sus diferencias, la de los macorijes
y ciguayos, venía de un tronco común sudamericano. Eran dialectos o formas del lenguaje arawak, o
arawaco, o arnaco, si no nos atenemos a las diversas grafías sobre el mismo.
Los macorijes habitaron el noroeste, parte del norte de la isla de Santo Domingo. Cuando
Colón funda La Isabela, en los primeros días de 1494, se entiende en parte con grupos
macorijes. Intenta recoger informaciones sobre los habitantes de la isla, y pronto se da cuenta
de que los macorijes hablan otra 54 lengua, o por lo menos un dialecto diferente del que
habla la mayoría de los habitantes de la isla. Por tales razones, Fray Ramón Pané, quien fuera
el primer español que aprendiese expresamente una lengua indígena, es enviado al lugar de
Maguá, con indios que habían aprendido algo de español, que hablaban la lengua macorix, y
la taína, con la intención de cristianizar.
LOS CIGUAYOS. Cuando Cristóbal Colón llegó a Samaná, de regreso hacia España durante
su primer viaje, tocó en aquel territorio con grupos indígenas con características bien
diferentes de las que presentaban macorijes y taínos. Se trataba de un grupo humano que fue
identificado como el de los ciguayos. Estos pobladores usaban arcos grandes, pelo largo atado
con una redecilla en la parte atrás de la cabeza y una pluma o plumas adornando la cabeza en
su parte atrás. Eran gentes diferentes, con aguerridas posturas que degeneraron en una
escaramuza que la tradición ha llamado erráticamente "Batalla del Golfo de las Flechas". Los
ciguayos iban teñidos de negro, y atacaron a Colón, hiriendo a un español en un glúteo o
nalga.
Los ciguayos aprendieron el uso del areíto de los taínos del valle del Cibao, por cuanto
Mayobanex, su líder, al ser apresado por Bartolomé Colón, contesta al interrogatorio que le
hacen los españoles diciendo que apreciaba a Guarionex, a quien se alió para protegerlo,
porque este y su 57 gente le habían enseriado a "cantar y a bailar".
LOS TAÍNOS. Aunque muchos autores engloban las sociedades antillanas, todas, bajo el
concepto de taíno, nosotros hemos planteado una posición que siguen algunos
investigadores, y que refiere el "tainato" o la sociedad taína a una relación con el alto
desarrollo de la cultura ligada a la alfarería de estilo "Boca Chica". Elementos de tipo chicoide
son 58 los que relacionamos con la sociedad taína. La influencia taína fue importante al punto
de que ya en el siglo IX, los taínos ocuparon parte de las Lucayas o Bahamas, y partiendo de un centro
de dispersión como el sur de la isla de Santo Domingo, ocuparon la isla Mona, y parte de la isla de
Puerto Rico en una especie de retorno a los orígenes previos.
Los taínos fueron sin dudas una sociedad cacical. El dominio cacical alcanzaba la producción colectiva.
Valdría la pena recordar que cuando Bartolomé Colón pide oro a Boechío, cacique de Jaragua en la
isla de Santo Domingo, este dice que no puede entregar oro porque no lo tiene su región, pero que sí
puede llenar varias carabelas de algodón. Ello revela no sólo el poder de los caciques, sino su sentido
y dominio de un tipo de producción y de un ámbito ecológico.
LA VIDA COTIDIANA. La vida cotidiana de los taínos se desarrolla dentro de varios tipos
de patrones va de asentamiento: pueblos organizados circularmente con plaza central, como
acontece con el del lugar llama do Juanpedro, en la provincia de San Pedro de Macorís,
Republica Dominicana; pueblos conformados por dos calles cruzadas, como los describe el
Padre Las Casas para algunos lugares del Este de la isla de Santo Domingo y poblados
pequeños ubicados en zonas de barranco de los ríos, en lugares altos, constituidos por muy
pocos bohíos.
DIVISION DEL TRABAJO. En la sociedad cacical taína el trabajo se realizaba por sexo y
edad. La mujer ejercía la agricultura, el hombre debía preparar el terreno, desbrozarlo,
quemarlo cuando era necesario, y plantar. La mujer era la encargada de la atención a la
agricultura mientras llegara la cosecha, de la fabricación de la alfarería y los niños cuidaban
de los sitios de sembradío espantando aves dañinas que afectaban el proceso agrícola. Los
hombres practicaban la pesca, la caza, y las mujeres colaboraban con la recolección. El trabajo
masculino incluía la construcción de la vivienda, la talla de canoas y elementos de la madera.
Posiblemente el tejido, la cestería y las telas eran hechos por la mujer a base de algodón
(Gossipium) y cabuya o sisal, (Agave).
CULTIVOS. El principal cultivo fue la yuca amarga (Mallihot esculenta), la que era procesada
guayándola, exprimiéndola luego en una manga de oeste ría o "cibucán" para sacarle el jugo
venenoso, cuya masa colocada al fuego sobre el "burén", un plato redondo y plano para cocer,
producía la torta de casabe.
Los taínos cultivaron fundamentalmente raíces, La dhiatuía o yautía, (Xanthosoma), la batata
o aje (Ipomea), los lerenes olirenes (Maralltha arundinacea) y así mismo cultivaron el maní, el
maíz, el que comían tierno sin cocer, y asado. No existían modalidades de arepas o formas
procesadas del maíz. El ají fue un elemento importante por su picor y porque era la sazón más
apreciada.
OBJETOS DE USO. Las casas taínas, a veces para familia extensa y otras para familias
nucleares, tenían pisos de tierra apisonada, y zonas en donde la ceniza revela fogones
indistintamente. Una casa taína tenía vasijas de barro, guayos o ralladores de piedra o madera
para desmenuzar la yuca, cibucanes para exprimir la yuca, azagayas, redes, macutos para la
carga, hachas petaloides para uso en la agricultura, canastas, recipientes de calabazas, coas o
palos para plantar, los ídolos o formas religiosas, hamacas para el descanso, tinajas para el
agua.
LA VIDA RITUAL. Los taínos alcanzaron un alto grado de ritualidad. Llegaron a tener
numerosos dioses dentro de creencias animistas no del todo unificadas. Es evidente que
algunos dioses pertenecían al panteón total, pero otros no. El más apreciable fue el dios de la
yuca, llamado indistintamente Yocahú, Yocahu-bagua-maorocoti, y Yuchati-guama. Se
representaba una figura de tres puntas, que tenía además la fortaleza de hacer más
abundante la cosecha.
Los personajes mitológicos son muchos. Están presentes dioses de la lluvia, el trueno, las
inundaciones. Guabancex, cemí femenino antes propiedad de un cacique llamado Aumatex,
y según la descripción de Pané, era una diosa que movía vientos, lluvias, torrenteras y
derrumbaba viviendas.
ENFERMEDADES RITUALES. Casi todas las enfermedades del periodo taíno eran curadas
por la vía mágica. La función del buhití o buhitío era la de sacar del cuerpo del enfermo
materialmente la enfermedad que lo aquejaba. El hechicero usaba de la maraca para encantar
al espíritu que producía la enfermedad, del humo del tabaco que fumaba y lanzaba sobre el
enfermo, y los cánticos que deberían producir el alivio.
LA MUERTE. Entre los taínos la muerte tenía gran importancia. Los muertos iban a un "más
allá" no muy diferente del de muchas religiones actuales. Los espíritus, llamados 67 "opias" o
"hupias", habitaban en los sitios en donde había montes de guayabos, planta de la que se
alimentaban los murciélagos, y las que también eran alimento de las "opias". Estas "opias",
cuando eran masculinas, eran dadas a engañar a las mujeres, y a veces querían realizar el
contacto sexual con ellas, y el modo de identificarlas era la ausencia de ombligo.
CULMINACION CACICAL. La cultura taína tuvo su más alto índice de desarrollo en las islas de
Santo Domingo y Puerto Rico, lo mismo que en la parte oriental de Cuba. Los trabajos en madera,
alfarería, hueso y concha fueron elementos claves de un arte único en el área del Caribe. El
surgimiento del sistema cacical desarrolló un tipo de sociedad de características casi teocráticas, en
las que hubo estamentos de servicio como los llamados naborias o servidores de los caciques.
Los taínos, cuya lengua entronca con el lokono o arawak legítimo de la Guayana, no parecen
haber sido solo una evolución local, sino que muchos datos revelan que estas sociedades
navegantes mantuvieron posibles contactos con las costas del norte de Centroamérica y
Colombia, de donde, posiblemente provinieron experiencias en lo relativo a tecnología y
hasta formas de creencia que no estaban vigentes en el arawaco del sureste de Venezuela.
NEOINDIO. Lo mismo que en el caso de los llamados paleoindios dentro del periodo
recolector, que ya hemos visto, algunos arqueólogos llamaron así al periodo en el cual
aparece la agricultura en las Antillas.
EL TÉRMINO OIDE. Sufijo oide, como hemos visto, se relaciona con un estilo de alfarería
encontrado en un lugar y que se repite. Chicoide por ejemplo hace referencia al estilo Boca
Chica, oriundo del este de la isla de Santo Domingo, y a sitios en donde se repite.
TAINOS, MACORIJES, CIGUAYOS Y CARIBES. Fueron grupos que hicieron contacto con
el español en las Antillas, y que por lo tanto ha sido posible establecer en parte su 73 relación
con aspectos culturales dados por sus sitios de ocupación.
ESTILOS ALFAREROS. Así como los recolectores marinos o terrestres son identificados por
el conjunto de artefactos, y por sus tecnologías. Aunque los estilos alfareros son
fundamentales, vale decir también que otros elementos como artefactos, materias primas,
manejo de ambientes etc. Los estilos alfareros no son solo decorativos. La alfarería tiene
elementos importantes como son la decoración, el tipo de pasta o barro de que está hecha
una vasija, el desgrasante del 74 barro, o sea el material que se agrega para que este barro
sea mejor y más sólido y liviano o pesado al ser cocido, las formas de las vasijas y su posible
uso, y otros elementos que hablan de los modos de trabajo de las comunidades.
USOS Y VOCES TAÍNAS. Desde el primer contacto de los españoles con América, ya
algunas voces o palabras tainas pasaron a formar parte de la lengua. Hamaca, fue la primera
de ellas. Numerosos lugares de las Antillas y de la isla de Santo Domingo tienen nombres de
lengua arawaca. Yuma, Yuna, Jarabacoa, Macorís, Haina, Ocoa, y muchos otros más se pueden
considerar relictos de lenguas del pasado. Asimismo, hoy usamos denominaciones que
provienen del pasado precolombino: bibijagua, cigua, ciguato, búcaro, jícara, guácara, carey,
cocuyo, comején, jején, jicotea, jutia, iguana, jaiba, tiburón, huracán, canoa, ají, amacei,
batata, yuca, mamey, bejuco, ausubo, bija, camión, caoba, capa, ceiba, cuaba, guanábana,
guayacán, hicaco, jenequen, jobo, maíz, maní, tabaco, y otras.
El conuco y la tumba o quema del terreno para sembrar los heredamos de las culturas
precolombinas, lo mismo puede decirse del casabe, el uso de la canoa, del barbasco o
guanibrey para envenenar las aguas y pescar, la nasa, los corrales de pesca, cierto modo de
hacer las vasijas de barro y las tinajas.
La población indígena fue diezmada y ya en 1550 había prácticamente desaparecido. La
mezcla racial del dominicano se produjo con más persistencia con los grupos negros traídos
de África, lo que, en el siglo XVIII, y durante los primeros censos, revelaba una población
mulata creciente que es la que tenernos hoy. El elemento racial indígena desapareció así por
completo.
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