Está en la página 1de 26

El concepto de Prehistoria

Jorge Kulemeyer

Prehistoria y Arqueología: concepto y relaciones entre sí y con otras disciplinas

Para muchos, la atracción más obvia de la arqueología es el placer del


descubrimiento, desenterrar los perdidos tesoros del pasado. La aventura de
realizar nuevos hallazgos en tierras lejanas es uno de estos placeres. Pero
esto es sólo el inicio y, como Binford pone claramente de manifiesto en esta
obra, no es la parte más importante o la más interesante de la empresa. La
tarea de la arqueología no es simplemente “recomponer el pasado” como si
los fragmentos y las piezas -los datos materiales- se pudieran encajar sin
dificultad ya en el momento de su extracción, logrando así una imagen
coherente; la tarea es, por el contrario, un desafío y una lucha, una lucha
continua por conseguir interpretaciones que puedan relacionarse con los
hallazgos de manera coherente y justificable. La excitación intelectual -y la
exasperación- de la práctica de la arqueología proviene de la tensión existente
entre la abundancia de la evidencia, por un lado, y las auténticas dificultades
que se plantean al formular conclusiones seguras, por el otro. Es una aventura
intelectual más gratificante que la mera consecución de nuevos hallazgo
mediante excavación continuada. (C. Renfrew en el prólogo a la obra de L.
Binford, 1983. En busca del pasado)

Los contenidos de esta materia no pueden ser más ambiciosos: algo así como
el 99% del tiempo transcurrido de la historia de la humanidad, todo ello en un
marco de gran variedad de paisajes, climas, disponibilidades y niveles de
desarrollo cultural.

Las diferencias pueden parecer básicamente semánticas, pero generan


divergencias en la orientación y prácticas que son altamente significativas en el
desarrollo de la arqueología. La lectura de las distintas fuentes bibliográficas a
la que van a tener acceso los confrontará muchas veces con estas diferentes
perspectivas. En nuestro país las universidades de Tucumán y Catamarca
otorgan a sus egresados en la especialidad el título de Licenciado en
Arqueología (son carreras creadas en la segunda mitad de los ‘80) en tanto
que las restantes ofrecen a la Arqueología como especialización al interior de
la carrera de Antropología. Desde 1997 se está organizando por primera vez
una Asociación de Arqueólogos Argentinos.

En Inglaterra y Europa la arqueología ha sido llamada “prehistoria” (Trigger,


1982 : 232). Y se llama arqueología al estudio de las culturas clásicas ... y los
profesionales que practican estas disciplinas no tienen contacto profesional
entre ellos.
Para América rara vez se habla de una ciencia prehistórica, sí de una ciencia
arqueológica.

En Europa se suele aplicar el término “Arqueología” para estudios prehistóricos


en determinados contextos. Es el caso de cuando se habla, por ejemplo al
usar el antiguo concepto “Arqueología de la Edad del Hielo”. Como veremos
en esta materia, durante los tiempos prehistóricos hubo tanto importantes
avances de los glaciares (glaciares e estadiales) como retroceso de los
glaciares (integlaciares e interestadiales) por lo que hablar de “Arqueología
Edad del Hielo” no es demasiado acertado.

Dice Daniel (1977 : 12-13): El prehistoriador ha de ser constantemente un


arqueólogo. Con frecuencia la frase “arqueología prehistórica” se utiliza como
sinónimo de Prehistoria. Existe una diferencia esencial entre prehistoria y
arqueología. Un arqueólogo es la persona que estudia los restos materiales
del pasado con el fin de arrancarles los hechos de la historia; puede trabajar
en cualquier período que vaya desde las cuevas del Paleolítico superior a las
catedrales góticas de la Alta Edad Media y a la arqueología de los ferrocarriles
en desuso de la última parte del siglo XIX.

La arqueología prehistórica surgió como una nueva perspectiva del pasado del
hombre, como un ampliación hacia atrás de la historia antigua y, hacia
adelante, de la geología... (Daniel, 1977 : 99).

La Prehistoria es el capítulo inicial de la historia del hombre y tiene una


extensión de más de 2 MA. Es un término de creación relativamente reciente.
El primero en usarlo fue Wilson en 1851 (Daniel, 1977 : 9).

Laming Emperaire (1968) señala que el término Prehistoria es en sí mismo


conflictivo pues designa al mismo tiempo una etapa del devenir de la
humanidad, anterior a la aparición de la escritura, y la ciencia encargada de su
estudio.

Según Leroi-Gourhan (1964) la prehistoria es un término vago, que alude en


bloque a todo lo que transcurrió desde el primer ser con postura vertical hasta
el momento en que la escritura proyecta un indefinido resplandor sobre el
pensamiento (hecho que para los últimos indios de las selvas amazónicas
ocurrió recién en el siglo XX).

La prehistoria es el período donde el hombre empezó a existir y aprendió


a:

 hablar

 fabricar artefactos (herramientas) con las materias primas que le


ofrecía su entorno natural: piedra, hueso, marfil, madera, conchas,
cuero, etc.

 hacer fuego
 protegerse de las inclemencias del tiempo (hasta incluso sobrevivir
a las distintas glaciaciones) y de animales

 cazar, recolectar y pescar

 construir su vivienda

 coser su ropa

 vivir en sociedad

 realizar intercambios

 domesticar animales

 cultivar

 fabricar cerámica

 metalurgia

 navegar

Conoció a su ambiente natural (vegetal, animal, mineral) como el mejor

Historia: Comienza con los rudimentos de escritura en Medio oriente en el


3000 BC (Jemdet Naar), en el valle del Indo 2400 BC (Harappa) y en China
1850 BC (Shang).

En el norte de la Mesopotamia, en Tell Brock y en los niveles V-IV de Uruk,


aparecen los primeros textos escritos en forma de tablillas pictográficas que se
usaban para tablillas comerciales hacia el 5.250 BP. Para esta época en toda
Europa occidental se desarrollaba el final del Neolítico.

Las fronteras entre Arqueología prehistórica y disciplinas tales como la


Egiptología o la Sinología no pueden ser demarcadas en forma cortante. El
Egipto Dinástico temprano posee muy pocos documentos escritos que no
pueden ser considerados determinantes para una cultura histórica. De acuerdo
a este concepto, existen aborígenes en Brasil que recién entraron en el
período histórico en el siglo XX e incluso algunos que no lo han hecho aún.
¿Los aborígenes americanos son pueblos sin historia hasta la llegada de la
escritura española? ¿O la tiene sólo porque nosotros la reconocemos como
tal?

El concepto de Arqueología prehistórica se basa en las fuentes culturales


usadas y no como sinónimo de arqueología paleolítica, paleoindia o
precerámica (Nuñez Regueiro, 1972: 12).
Arqueología clásica cuyo estudio se concentra en la Antigüedad clásica, con
los ejemplos tradicionales de la civilización griega y romana. Esta orientación,
que también se ocupa de otras culturas del área de influencia del
Mediterráneo, mantiene una clara relación con las denominadas Bellas Artes.
Trigger (1982) utiliza el término “Arqueología prehistórica” o “Prehistoria” para
distinguir a la arqueología de orientación científica de aquella que en algunos
países es llamada “arqueología clásica” y que está ligada a la historia del arte
y las Humanidades.

La Prehistoria sería el primer gran capítulo de la Historia Universal. Con la


prehistoria, la Arqueología toma el rango de científica, al menos de gran
proximidad con lo científico natural (Bárcena, 1995 : 10).

Arqueología:

La arqueología tiene una extensión temporal que incluye tanto a los tiempos de
la Prehistoria como los de la Historia. La prehistoria no sería una ciencia sino
una etapa del devenir de la humanidad que abarca desde la aparición del
hombre hasta el surgimiento de la escritura.

Dunnell señala que el objetivo de la Arqueología es explicar el registro


arqueológico.

Clarke tenía una visión más amplia de la Arqueología y la consideraba el


núcleo potencial de una ciencia general de la cultura material, pasada y
presente, que complementaría a la Antropología social y cognitiva.

Schiffer ha argumentado de manera similar que “el sujeto de la arqueología


son las relaciones entre comportamiento humano y cultura material en todos
los tiempos y lugares”.

Daniel sostiene que restringir la disciplina al estudio de los restos materiales


sería cultivar un nuevo tipo de anticuarismo centrado en los artefactos. La
mayoría de los arqueólogos continúan contemplando a la arqueología como
un medio para estudiar el comportamiento humano y el cambio cultural en el
pasado.

Arqueología es una disciplina científica que tiene por campo de estudio los
restos materiales, naturales y artificiales, sostén o producto de las acciones
humanas, indicios pretéritos, socio-culturales en sentido amplio. Arqueología
es la ciencia que estudia restos de la actividad de organizaciones socio-
culturales de pueblos prehistóricos e históricos (Bárcena, 1995 : 8). La
principal meta de la arqueología es la comprensión del pasado humano. Los
arqueólogos estudian la prehistoria principalmente a través de los restos
materiales, sus intereses no están confinados en forma estrecha a la
explicación de la cultura material. Desde los tiempos más tempranos, han
buscado reconstruir todos los aspectos posibles de la cultura y discutir los
aspectos sociales, políticos, económicos e ideológicos así como los aspectos
materiales del cambio. La búsqueda de explicaciones sobre la conducta
humana no distingue a la Arqueología prehistórica del resto de las ciencias
sociales, ya que todas ellas intentan, a su manera, lograr lo mismo.

La materialidad residual de los resultados de las conductas y comportamientos


humanos, de las estructuras, relaciones e interrelaciones sociales, de la
producción y el desarrollo económico, de la interacción ecosistémica, en fin, la
materialidad residual socio-cultural, según una perspectiva diacrónica y
tomando en consideración las relaciones espaciales, las asociaciones, los
contextos y las transformaciones de los depósitos, son el objeto de la
Arqueología. Bárcena acuerda con una Arqueología antropológica,
necesariamente orientada hacia lo social en los países del sur, mientras que
en lo particular propone establecer en el trabajo concreto de las unidades de
análisis a la arqueología como arqueología.

Arqueología y Antropología

La arqueología clásica renacentista tendrá por contrapartida otra, americana,


antropológica, desde siempre. En sus comienzos, los estudios arqueológicos
en Europa pusieron énfasis en la reconstrucción de la historia de la cultura
como objetivo fundamental de la disciplina. Esto implica el estudio de los
hechos del pasado a fin de ser ubicados cronológica y espacialmente.

En Estados Unidos de Norteamérica, Arqueología es la ciencia encargada de


estudiar el pasado del hombre y se considera a ésta como una rama de las
Ciencias Antropológicas, por lo tanto ciencia social. Phillip Phillips (1955) uno
de los primeros referentes de esta postura dice, ha dicho: “La arqueología es
antropología o no es nada”, parafraseando una frase de Maitland (1911) quien
dijo: “arqueología que no es historia, es menos que nada” (citado por Nuñez
Regueiro s/f). La Antropología sería la más comprensiva de las ciencias que
estudian al hombre. Las Ciencias Antropológicas tienen como meta estudiar el
rango total de variabilidad de la conducta humana en el tiempo y en el espacio.
El registro arqueológico se convierte en un gigantesco laboratorio temporal y
espacial para las ciencias sociales y en especial para la Antropología cuyo fin
último es estudiar el comportamiento humano sincrónica y diacrónicamente.

Según Trigger (1993 : 345), no hay razón alguna para que los arqueólogos
tengan que extraer todo su conocimiento del comportamiento humano casi
exclusivamente de la Antropología.

Claro que aquí aparece la colisión Humanidades/Ciencias Naturales según


diferentes perspectivas teórico-metodológicas. En la base de la afirmación
funcionalista está la consideración de la Antropología como ciencia,
recurrencia y regularidad de acontecimientos, y no historia y que se ocupa de
la sociedad y cultura. Se ha destacado el carácter de ciencia experimental de
la Antropología, formuladora de hipótesis y modelos a contrastar, basada en la
cuantificación del registro arqueológico y la mejor especificación de los
artefactos, tendiendo a la generalización en lo tipológico según modelos de
comportamiento.
Ciencia social e historia cultural se contraponen en estos planteamientos, al
igual que la visión de la arqueología orientada a su papel en el estudio de la
historia de la humanidad, del desenvolvimiento social, frente a la concepción
procesualista de la historia como Antropología, es decir del conocimiento y
explicación de la conducta humana, con base en los restos materiales del
pasado de las sociedades humanas.

Tradicionalmente la relación de la Arqueología con la historia ha sido mucho


más estrecha en aquellos momentos en que los arqueólogos estudiaban lo
que creían eran los documentos de sus propios ancestros o civilizaciones para
las que se disponía de mucha documentación escrita. Sin embargo se
acercaba más a la antropología cuando el objeto de estudio era el Paleolítico,
o bien culturas más recientes pero menos avanzadas tecnológicamente con
las que normalmente no se tenían vínculos históricos (Trigger, 1993 : 345). A
nuestro entender el trabajar en forma estrecha o asociada con otra disciplina
no significa necesariamente que una sea parte de la otra. Así por ejemplo es
habitual en Francia que los estudios de Prehistoria se realicen en unidades
académicas denominadas “Instituto de Geología del Cuaternario” e incluso
otorgan a sus egresados títulos en esa especialidad. Realmente existe una
colaboración estrecha entre Prehistoria y Geología del Cuaternario. Pero nadie
piensa que la Prehistoria forme parte de la Geología del Cuaternario. Es el
mismo caso con los Doctorados en Ciencias Naturales o en Ciencias
Filosóficas.

Arqueología, ciencia social.

En general hay consenso en entender a la Arqueología como una ciencia


social. La arqueología es una ciencia social que estudia o pretende estudiar
científicamente los sistemas socio-culturales y los procesos culturales del
pasado. La arqueología se encuadra dentro del conjunto de las llamadas
ciencias sociales o ciencias del hombre.

No hay manera de poder comprender al registro arqueológico o la cultura


material moderna sin ponerlos en relación con el comportamiento humano. Y
es a través del estudio del comportamiento humano que la Arqueología se
relaciona con las demás ciencias sociales (Trigger, 1993 : 344-345).

La arqueología es una ciencia social al igual que la antropología y la historia.


Trigger dice que no existe razón obvia por la cual la prehistoria o arqueología
no pueda ser considerada como una disciplina distinta, al menos en el grado
limitado en que otras disciplinas en la ciencia social son independientes una de
otra.

Arqueología e Historia:

Para Nuñez Regueiro la historia del hombre es una sola y la Prehistoria parte
de ella, pero es un “proceso”, no una ciencia. La primera etapa de la Historia
es la Prehistoria que es estudiada por la Arqueología. La Arqueología es la
ciencia que nos permite conocer la parte de la historia no escrita de los
pueblos. El objeto de estudio de la Arqueología son los procesos sociales y
culturales del pasado, por medio de sus restos materiales. Por tanto es ciencia
fáctica y social. Aspira a formular, comparar y verificar leyes de
comportamiento humana en el pasado. Según Nuñez Regueiro la perspectiva
“antropológica” de la arqueología al enfatizar el concepto de cultura y desdeñar
a la historia desde una perspectiva positivista “para la cual la Historia no es
una ciencia porque se ocupa de los hechos singulares, y la ciencia se ocupa
de los hechos recurrentes, del establecimiento de leyes” la perspectiva
antropológica ha contribuido para que se visualicen los pueblos de la América
prehispánica como pueblos que sólo han tenido costumbres y no historia.

Lorenzo (1986 : 16, citado también por Nuñez Regueiro) señala que si en
relación a la arqueología, “como algunos creen, debemos elegir entre historia o
antropología, no hay error posible, debemos quedarnos con la primera”.

Trigger (1993 : 346) señala que la discusión sobre si la arqueología está más
estrechamente relacionada a la historia o a la antropología deriva de una falsa
dicotomía entre ciencia e historia introducida en la arqueología norteamericana
por Kluckhohm y Stewart, y reforzada por la adopción del neoevolucionismo.
Ëste último incitó a los arqueólogos prehistóricos a creer que el
comportamiento humano y el cambio cultural poseían fuertes regularidades
que podían ser explicadas según generalizaciones evolucionistas, y que eso
constituía una explicación científica. Esto dejó a la historia como residuo
humanístico que debía explicar “los casos particulares, únicos, exóticos y no
recurrentes” del cambio cultural. tema que los neoevolucionistas juzgaban de
muy poca importancia científica, si es que tenía alguna. Como regla general,
eso significaba que la ciencia trataba de las adaptaciones ecológicas y la
historia estudiaba los aspectos estilísticos de la cultura. Estas dicotomías entre
ecología y estilo y entre ciencia e historia son poco convincentes.

Desde el punto de vista de las características que ofrece el objeto a las


posibilidades de conocimiento científico existe una gran diferencia entre la
Arqueología, la Antropología y la Historia a nivel de testimonios:

* el Antropólogo social tiene la posibilidad de realizar una observación directa


de los fenómenos que estudia, de cualquier índole que ellos sean: sociales,
culturales, climáticos, geográficos, económicos, etc.

* el historiador dispone de documentos escritos, a través de los cuales puede


conocer, por referencias que dejaron hombres de otros tiempos, cómo eran los
pueblos del pasado, que ambiente tuvieron por escenario, cuando sucedieron
los hechos;

* el arqueólogo para reconstruir el ambiente, conocer el sistema de


alimentación, las enfermedades, no tiene la posibilidad de interrogar en forma
directa (sea por medio de la observación o la comunicación verbal o escrita) a
sus protagonistas, sino que debe reconstruirlo con el concurso cada vez más
frecuente de las ciencias físico-químicas y las restantes ciencias naturales.
Etnografía, Etnohistoria (Antropología histórica) o Protohistoria

La etnología estudia los pueblos ágrafos actuales. Para Leroi-Gourhan, la


Arqueología es la etnología del pasado.

Bárcena (1995 : 5) opina que la Ciencia Prehistórica tiene por pilares a la


Arqueología Prehistórica y la Paleoantropología y que en rigor se trata de una
Paleoetnología.

En la base de nuestras definiciones, en particular en las delimitaciones de


nuestro objeto de estudio, subyacen a su vez posiciones teóricas cuya carga
conlleva contradicciones.

Arqueología histórica, Arqueología urbana que puede ser arqueología


histórica o arqueología prehistórica. Muchas veces en un lugar donde hay
restos de tiempos históricos o de asentamientos urbanos, también los hay de
tiempos prehistóricos que no pueden ser desechados, Arqueología industrial,
Arqueología experimental.

Las relaciones con otras disciplinas: la confluencia de métodos e


intereses

Los estudios prehistóricos científicos son posibles por la confluencia de


métodos e intereses, donde Arqueología, Geología y Paleontología, entre
otros, coadyudarán a develar una etapa, modos de vida y ambientes de la
humanidad en determinados lugares del planeta, según una perspectiva que
está en la base de la multi e interdisciplina.
La arqueología comprende un conjunto de técnicas para la recuperación y
procesamiento de la información sobre el pasado humano que es útil a varias
disciplinas académicas.

La arqueología posterior a la Segunda Guerra Mundial es muy distinta a la de


preguerra, en conocimientos y posibilidades y con nuevas necesidades. Hay
una revolución topográfica, tecnológica y científica. Tal vez el año 1948 con el
desarrollo por parte de Libby del Método del Carbono 14, puede tomarse
como un hito indicador de esta profunda transformación. La Arqueología ha
tenido que recurrir con mayor frecuencia a las ciencias ideales (o formales) y a
las fisico-químicas y naturales, y sin desdeñar su necesaria
complementariedad antropológica, se ha replanteado su existencia como una
ciencia eminentemente histórica.

La arqueología debe dar respuesta a obras con fines energéticos (represas,


oleoductos, gasoductos, industrias extractivas), crecimiento urbano, expansión
de áreas agrícolas, construcción de carreteras, canteras, etc que traen como
consecuencia la destrucción de sitios arqueológicos.
El trabajo interdisciplinario:

Es el estudio en asociación o colaboración con otras disciplinas el que le


permite a la Arqueología separase definitivamente del anticuarismo.

Evans (1978) utiliza el término Arqueología ambiental para referirse en


general al uso de los métodos de las Ciencias naturales en la interpretación de
sitios arqueológicos y sus ambientes. D’Antoni habla de Arqueoecología.

Los términos Paleoetnobotánica y Arqueobotánica están sesgados hacia el


análisis de macrofósiles vegetales (semillas, cutículas, etc) en los sitios
arqueológicos.

Tanto en Francia como en España los términos Palinología Arqueológica


como Arqueopalinología son usados para referirse a los estudios
palinológicos en relación con la Arqueología.

Arqueozoología, Paleontología: Determinación de especies, edad, sexo y


cantidad de los individuos y del conjunto. Caracterización del hábitat (paisaje,
clima, época del año) de la especie y del conjunto de la muestra.
Caracterización de las relaciones de cada especie animal con el hombre.
Domesticación, características de los animales domesticados (grasa, leche,
huevos, carne, cantidad y tamaño, crías, pelaje, alimentación, etc.). Los
estudios palinológicos se pueden hacer a partir de sedimentos, coprolitos y
permiten obtener información sobre estacionalidad, dieta humana y animal,
vegetales de uso económico y otros silvestres.

Las astas de los ciervos:

Ayudan a caracterizar la época del año en que pudo haber tenido lugar un
asentamiento y también a sacar conclusiones acerca del estilo de vida de los
cazadores. En el Viejo Mundo:

Desde mayo a mediados de agosto: les surgen astas que se denominan de


terciopelo que probablemente no son suceptibles a conservarse desde el
Pleistoceno a la actualdad;

Desde mediados de agosto hasta finales de septiembre: las astas son limpias y
no tienen la dureza como para ser usadas en combates rituales;

Desde octubre hasta finales de marzo: es el momento en que poseen astas


realmente suceptibles de fosilización. Son las astas de cuerno duro;

Abril: carecen de astas.

Si se conoce esto también se puede entender por que en algunos yacmientos


faltan las astas en tanto que abundan otros restos del ciervo como ser los
dientes.
Malacología: La explotación de mariscos y de otra pequeña fauna y flora en
las zonas afectadas por las mareas parece desempeñar en los sistemas de
subsistencia marina un papel comparable al de la explotación de animales
terrestres pequeños y alimentos vegetales silvestres: éstos serían recursos de
alta seguridad y bajo prestigio. La caza de mamíferos proporciona un retorno
de energía menos seguro pero confiere mayor prestigio al cazador. Osborn
(1977) calcula que un adulto debería comer por día 494 mejillones (Mytilus
edulis) para satisfacer un requerimiento mínimo de 40 gramos de proteínas
diarias. Pero no siempre la recolección de mariscos es tan poco rendidora. Un
ciervo de 54 kilogramos de peso contiene más calorías que una tonelada de
mariscos. La explotación de mariscos es trabajosa y requiere demasiadas
horas-hombre para producir igual cantidad de calorías que con otros
productos. Generalmente los mariscos constituyen no más que el 5% de la
dieta. La caza de mamíferos marinos requiere de una buena cooperación entre
los cazadores. La recolección de mariscos requiere de un menor gasto de
energía, el costo en tecnología es bajo y los recursos a obtener son
predecibles. La pueden desarrollar niños, mujeres, ancianos. No es tan
riesgoso.

Conociendo el tamaño de algunos ejemplares de moluscos (Patella vulgata,


por ejemplo) el crecimiento anual y la fecha de reproducción, se puede fijar el
momento en que fueron recogidos. En la cueva de Tito Bustillo los moluscos
representados son únicamente gasterópodos (Patella, Littorina) en tanto que
en otros sitios de la misma época (Santimamiñe) predominan las conchas de
lamelibranquios que son más apetecibles en gusto y digestibilidad. Las
especies de Tito Bustillo son intermareales lo que significa que se practicó el
marisqueo de roca, y muy poco el de arena. El agotamiento del recurso
permitía una movilización horizontal en la zona con base en cuevas próximas.
El marisqueo se puede hacer a nivel individual a diferencia de la caza que se
efectúa en grupos y exige destreza, conocimientos y un gasto de energía muy
superior. El marisqueo no exige una especialización técnica y sólo depende del
clima y las mareas. Esto puede haber dado lugar a una división del trabajo. El
transporte de moluscos tiene el inconveniente de exigir el acarreo de las
conchas que en sólo pocos casos eran aprovechadas y suponían un peso y un
volumen muerto desporporcionado. Hay conchas perforadas para ser
enhebradas, es decir, usadas como elementos decorativos y algunas tienen
restos de ocre en su interior. Littorina littorea es una especie comestible que
precisa ser cocida para poder extraerse su cuerpo de la concha (no es tan
dura como la lapa).

Ictiología, ornitología, micromamíferos (roedores) grandes mamíferos. Análisis


de paleotemperaturas en base moluscos, peces, etc. Fauna de agua dulce,
marina, de aguas estancadas, lagunas, etc. Adornos, intercambios.

Paleobotánica, palinología, reconstrucción de clima y paisaje, alimentación,


estacionalidad, cordelería, cestería

Disponibilidad de alimentos, la dieta alimentaria


Geoarqueología: Consiste en la aplicación de los métodos y las técnicas de
las Ciencias de la Tierra o Geociencias, con el objeto de resolver un problema
arqueológico. Las geociencias comprenden un amplios espectro de disciplinas
que tratan sobre geología, geografía, climatología, geofísica, geoquímica,
hidrología, sedimentología, petrología, pedología. De esta manera la
geoarqueología colabora con la reconstrucción del clima, del paisaje, el
empleo por parte del hombre de los recursos naturales, se realizan
consideraciones sobre el papel potencial que el hombre ha ejercido como
agente modificador del paisaje.

Fotografías aéreas, imágenes satelitales,

Etología: caminos de animales a cazar; interpretación del arte rupestre

Antropología biológica y paleoantropología, Paleopatología, Nutrición,


Radiología, genética.

Linguística: en problemas evolutivos, de escritos antiguos (paleografía)

Etnohistoria, Teología, Sociología, Antropología, Demografía,


Museología

La Etnología es una fuente de analogías interpretativas más fértil que


cualquier otra ciencia social.

La Etnoarqueología es el estudio de la sociedad contemporánea desde una


perspectiva arqueológica; analiza particularmente los procesos por los cuales
se genera el registro arqueológico. En este caso conocer la formación del
registro arqueológico implica establecer relaciones entre los comportamientos
y sus consecuencias materiales. Binford planteó que la Etnoarqueología era
un puente para establecer una vinculación entre el registro arqueológico que
es estático y la dinámica de los sistemas sociales del pasado. Cribb plantea,
con razón de que el estudio de la dinámica del pasado no está confinado al
dominio etnográfico (Yacobaccio, 1994 : 203).

Física (métodos de datación), Química, Estadística.

Informática: El mayor cambio singular que se ha dado en la Arqueología


durante lo últimos diez años, especialmente en la Arqueología de campo, ha
sido la difusión del uso de los ordenadores. Hace diez años estas máquinas
eran principalmente herramienta de investigación, utilizadas en los
departamento universitarios por teóricos interesados en los enfoques
cuantitativos, hoy en día forman parte integral de la Arqueología de campo. Al
menos en Gran Bretaña, existen pocos equipos de excavación que no posean
o tengan acceso un ordenador, con una variedad de objetivos: procesar textos,
almacenamiento y recuperación de dato, análisis de los mismos,
administración financiera, etc. (Orton, 1987 : 13)
La arqueología no es una máquina perfecta de reconstrucción del pasado.
Nosotros vemos el pasado a través de los vidrios deformantes de nuestras
ideas.

A. P. Elkin observa entre los cazadores-recolectores actuales una falta de


profundidad en cuanto al conocimiento histórico: sólo existe el presente y el
pasado mítico. Elkin dice que ello es consecuencia de las condiciones de vida:
el cazador vive al ritmo de las estaciones, tiene una concepción cíclica de la
vida que depende del mantenimiento del statu quo. Esto es asegurado por el
mito. Consecuencia de esta situación la base territorial del mito entre los
cazadores es, con frecuencia, independiente del espacio económico

Esto está en contraste con aquello que se sucede entre los agricultores. Estos
están en fuerte competencia por la tierra y necesitan justificar su inserción
territorial a través de una historia compuesta por eventos. La competición por
la tierra entre los horticultores (cultivadores de tubérculos ) y los agricultores
(cultivadores de cereales) existe entre distintos grupos cuando la densidad de
población es alta. Esta competencia resulta prácticamente nula entre los
grupos de poca densidad y aún móviles como los indígenas sudamericanos
que practicaban agricultura de quemadío (rosa). C. Meillassoux demostró que
el trabajo agrícola liga, a través del tiempo, a generaciones sucesivas.

Las siglas de los fechados:

MA: significa 1 millón de años.

Normalmente las edades radiocarbónicas son presentadas, junto al margen de


error de la medición (el ±) con la especificación BP o BC.

BC quiere decir antes de Cristo;


BP significa antes del presente, es decir, de 1950;
Si no dice nada se interpreta que es antes del presente.

Se propone que,

bc (minúsculas) corresponda al fechado sin calibración y


BP al fechado calibrado.

AD años domine

Orígenes de la arqueología. Los primeros hallazgos:

Hace 80.000 años el hombre del musteriense juntaba artefactos que habían
sido trabajados por sus antepasados y los retallaba. Esto se comprueba por
los restos de pátina. En algunos sitios (caso Gönnersdorf del Magdaleniense
V de Alemania) el hombre prehistórico acarreó a su lugar de habitación huesos
de animales extinguidos.
Nabonidus, el último rey de Babilonia (555-538 BC) hizo excavaciones para
juntar antiguos objetos que habían pertenecido a sus ancestros y los juntó en
un “museo”.

Probablemente Xenophanes en el siglo V antes de nuestra era fue el primero


en reconocer la importancia de los cambios de las faunas fósiles, que según
dicho autor, reflejaban la existencia de variaciones en las condiciones
geológicas. Un siglo más tarde Herodoto supuso que los sedimentos
depositados en el Nilo eran una medida de la duración de los tiempos
prehistóricos.

El epicúreo Lucrecio Caro escribió en la segunda mitad del siglo I antes de


Cristo, basado en hallazgos, entre otras cosas de hachas de mano y un poco
de intuición, un poema De Rerum Natura (“Sobre la naturaleza de las cosas”)
en el que habla de una época de la piedra, seguida de otra del hierro y otra del
bronce. Además había circunstancias naturales que dieron lugar a la aparición
del hombre. La traducción libre de sus versos es como sigue (según Pericot-
Maluquer, 1969):

Las armas antiguas fueron las manos, uñas y dientes,


y las piedras y las ramas de los árboles.
Al conocerse el fuego,
después el hierro y el cobre.
Pero el cobre se usó antes que el hierro.

A los descubrimientos sobre los que haremos mención a continuación se


oponía la interpretación literal de la Biblia según la cual el hombre no podía
tener una antigüedad superior a 5.000 años.

* 1700 se excava el cráneo de Cannstatt (Alemania) extraído por orden del


duque Eberardo Ludovico de Württemberg en un sitio donde antaño se
levantaba una ciudad romana. Al lado del cráneo se encontraron numerosos
huesos de mamut. El cráneo fue descripto por Quatrefages y Hamy en la
Crania ethnica (1882). Los primeros comentarios propusieron para este
hallazgo el nombre de Homo primigenius y más tarde se lo asoció con el Homo
aurignaciensis;

* 1717 Publicación de las observaciones realizadas más de un siglo antes por


Miguel Mercati (1541-1593) superintendente de los jardines botánicos del
Vaticano quien había reconocido como artefactos piedras talladas;

* 1779 John Frere encuentra en depósitos de arcilla a orillas de un antiguo


lago en Hoxne, localidad del condado de Suffolk, no lejos de Ipswich, huesos
de animales, extinguidos que aparecieron conjuntamente con artefactos líticos
(bifaces achelenses). Hasta el día de hoy se siguen realizando investigaciones
en el lugar, sobre todo por la presencia de depósitos de morenas glaciares.
Frere publicó en la revista “Archaeologia” un artículo de una página y media en
1800 donde describe las hachas de mano y los huesos del elefante de los
bosques (Elephas antiquus) que demostraban la existencia del hombre durante
el Diluvium.

* 1822 J.-F. Champollion descifra la Piedra Roseta;


* 1823 William Buckland publicó la sucesión:

Alluvium (Holoceno de hoy en día)


Cuaternario
Dilluvium (Pleistoceno de hoy en día)
----------------
Terciario

en la que se da por primera vez el marco geológico para la historia del hombre.
En el mismo año Buckland excavó en la Cueva de Paviland (Wales,
Inglaterra) un esqueleto de mujer cubierta de ocre rojo y asociada con
artefactos líticos. Buckland no supo dar la datación de la capa geológica de
este esqueleto conocido como la “Red Lady” que pertenecería a la penúltima
glaciación.

* especialmente fructíferas fueron las excavaciones del médico Phillip


Schmerling (1791-1836) en las inmediaciones de Lieja (Bélgica). Comenzó
sus investigaciones a fines de 1829 y excavó más de 40 cavernas aunque no
siempre realizó hallazgos. En la caverna de Engis, a 13 kilómetros al S.O. de
Lieja, encontró restos de tres individuos humanos, y en la cueva de Engihoul,
situada frente a la primera, descubrió huesos. Los restos humanos estaban
rodeados de huesos de oso de las cavernas y mamut y utensilios en piedra. En
1833 Schmerling escribió su famosa obra Recherches sur les ossements
fossiles décuvertes dans le cavernes de la Province de Liège. Pero sus
conceptos no alcanzaron para enfrentar con éxito los prejuicios de los
especialistas, en particular la postura de franco rechazo asumida por Cuvier.

* De importancia decisiva fue la labor del francés Jacques Boucher de


Perthes Crèvecoeur (1788-1868). No era naturalista sino agente aduanero,
pero todo el interés y el sentido de su vida se concentraban en el interrogante
de si en verdad el hombre histórico había vivido conjuntamente con los
grandes animales extinguidos de la tierra. Trabajó en las inmediaciones de su
casa, en Abbeville, a orillas del Somme (Francia) cerca de Moulin Quignon y
Menchecourt. En 1836 publicó el libro que lo hizo definitivamente famoso: De
la création. Essai sur l’origine et la progression des êtres. En el año 1838
encontró junto a huesos fósiles de elefantes y rinocerontes, numerosas hachas
de silex. Boucher de Perthes también coleccionó algunos objetos que no eran
artefactos. Expuso sus hallazgos ante la Sociedad Científica de Abbeville y
ante la Academia de Ciencias de París. Sus descubrimientos sólo tropezaron
con la indiferencia e incredulidad. En el año 1846 apareció el primer tomo de
sus Antiquités celtiques et antédiluviennes. Contenía alrededor de 1000
reproducciones de objetos hallados por Boucher de Perthes en sus
excavaciones. Este libro es aún hoy importante fuente de informaciones para
el estudio de la prehistoria y es la primer obra científica que reprodujo hachas
de mano del Paleolítico. La Academia de Ciencias de París nombró una
comisión de científicos destacados para examinar la obra que la rechazó por
unanimidad. Un grupo de científicos de la Sociedad Geológica de Londres
(Henri Falconer, J. Prestwich y John Evans) viajaron en 1860 a Abbeville
comprobando que las capas en que habían sido hechos los hallazgos estaban
intactas y que efectivamente contenían herramientas. Un profesor inglés
(Ramsay) fue el primero en declarar que las hachas de piedra de Amiens y
Abbeville eran con toda certeza producto de la actividad humana. Entonces Sir
Charles Lyell, presidente de la Sociedad Geológica de Londres y hasta
entonces tenaz adversario de la idea de la existencia del hombre prehistórico,
decidió transladarse al valle del Somme, donde comprobó que había estado
equivocado. Su pronunciamiento a favor de la nueva doctrina en una asamblea
realizada en Aberdeen, el 15 de septiembre de 1853, causó una gran
sensación en el mundo científico de la época.

* 1836 C. Thomsen realiza, como conservador del museo de Copenhague


(Dinamarca) una clasificación de las piezas según tres edades: piedra, bronce
y hierro;

* 1838 Rawlinsen da una primera transcripción del antiguo alfabeto persa;

* En los años 1842 y 1847 fueron encontrados en la caverna de Kent


(Inglaterra) fragmentos de silex tallados y restos óseos humanos bajo una
gruesa capa de estalagmitas;

* 1844 Lund publica los resultados de sus observaciones en 800 cavernas del
Brasil. En Lagoa Santa, situada a orillas del lago Semiduro, halló los
esqueletos de alrededor de 30 individuos humanos que estaban disgregados y
en asociación con huesos animales.

* 1848 se encuentra un cráneo Neandertal en la cueva Devil’s Tower


(Gibraltar);

* 1857 en las cavernas de Neandertal (cerca de Düsseldorf) fueron hallados


los restos del célebre cráneo. El Dr. Fuhlrott (1803-1877) pronunció ese año
una conferencia acerca de estos hallazgos ante un congreso de naturalistas en
Bonn, y declaró que había sido descubierto un hombre de antigüedad
prediluvial que representaba una forma típicamente primigenia del género
humano. No hubo nadie que coincidiese con Fuhlrott. El texto completo de la
conferencia fue publicado en 1859 en las Verhandlungen des
Naturhistorischen Vereins der Preussischen Rheinlande und Westfalens con la
aclaración de la redacción (en una nota marginal) de que no podía compartir
las opiniones vertidas;

* 1859 Prestwich y Evans argumentan en favor de la asociación de artefactos


humanos con huesos de fauna extinta;

* 1859 Publicación del libro The Origin of Species de Charles Darwin

* 1860 G. Fiorelli trabaja en Pompeya;


* 1865 Lubbock clasifica materiales prehistóricos en una serie de etapas la
primera de las cuales se define como Paleolítico (Edad de la Piedra Antigua);

* 1865 Dupont encuentra en La Naulette la segunda mandíbula de un hombre


de Neandertal cuya autenticidad nunca fue puesta en duda;

* de 1869 a 1889 H. Schliemann trabaja en excavaciones en Troya-Hissarlik;

Orígenes de la investigación prehistórica:

* Probablemente sea Edouard Lartet (1801-1871) el fundador de la


investigación de la era glaciar dentro de la Prehistoria. Lartet era abogado de
profesión pero dedicó todos sus esfuerzos a la arqueología. En 1836 comenzó
a excavar en las cercanías de Sansan donde encontró un antecesor del gibón
actual al que llamó Pliopithecus. A partir de 1850 trabajó en el Museo de París,
donde en 1856 describió el maxilar inferior de una forma temprana de mono,
bautizando a este Dryopithecus. El 19 de marzo de 1860, presentó a la
Academia de las Ciencias un informe que lleva el título Sur l’anciennité
géologique de l’éspèce humaine dans l’Europe occidentale publicado en el
Quaterly Journal of the Geological Society of London. Este trabajo tiene como
base las excavaciones que realizara Lartet en la caverna de Aurignac. En
1863 empezó sus excavaciones en la cueva de La Madeleine. Allí encontró un
colmillo de mamut donde el hombre prehistórico había grabado la figura de un
mamut. Este hallazgo se convirtió en la piedra angular de las investigaciones
prehistóricas. Fue el fin de las dudas sobre la existencia del hombre
prehistórico y de su coexistencia con los grandes mamíferos. El
descubrimiento fue realizado en presencia de Falconer. Se trataba de un
dibujo muy logrado donde los detalles anatómicos del animal, el aspecto de los
colmillos encurvados, el pecho, fueron realizados con rigor y precisión así
como los miembros extendidos por el esfuerzo y la cola alzada del animal que
ataca (Breuil, 1910). Lartet tuvo la suerte d encontrar en la persona del
industrial inglés Christy un mecenas que financiase todas sus investigaciones.
Fue así como en agosto de 1863 inició sus investigaciones en Les Eyzies (la
capital de la Prehistoria), haciéndolo en primer término en la Gorge d’Enfer.
También excavó en Le Moustier, La Madeleine, Laugerie Basse y Laugerie
Haute (en estos dos yacimientos trabajaron después Vibraye, Massénat,
Girod, Rivière, Breuil, y sobre todo Peyrony). Lartet y Christy publicaron
Figures d’animaux gravées ou sculptées (Revue Anthropologique, 1864 : 256)
y, la obra más destacada, Reliquiae Aquitanicae (1875/76). Lartet intentó en
su artículo aparecido en 1858 en Quaterly Journal of the geological Society of
London realizar una división de la Prehistoria de acuerdo a los hallazgos
realizados. La base de su división está dada por los restos animales. Como
estrato más profundo encontró una fauna de clima caluroso, a la que llamó
época de los elefantes y el rinoceronte con Elephas antiquus, Rhinoceros
merckii, Hippopotamus maior. Por encima de este estrato se ubica una fauna
de clima frío que denominó época del oso de las cavernas integrada por
Elephas primigenius (mamut), Rhinoceros Tichorhinus (rinoceronte lanudo),
Ursus spelaeus (oso de las cavernas), Hyaena spelaea (hiena de las cavernas)
y Cervus elaphus (ciervo gigante). En la capa superior se encuentra un capa
de clima frío y seco que corresponde a la época del reno. Se destaca aquí el
Rangifer tarandus (reno) Saiga antilope (antílope), cabra alpina, buey
almizclero, la liebre de las nieves y el glotón.

* 1843-1844: excavaciones de Oskar Fraas en Hohlenstein (valle del río Lone


en Alemania). No se dio cuenta de que estaba encontrando restos
arqueológicos. En los mismos años Wagner y Castendyck realizaron
excavaciones en Balver Höhle (Alemania) y tampoco se dieron cuenta de que
estaban excavando un importante yacimiento.

Estos trabajos estaban dedicados más que nada a la geología y Paleontología.


Hubo muchos similares durante mucho tiempo en toda Europa. A lo sumo se
señalaba la presencia humana demostrada a través de huesos y artefactos.
Muchos se contentaron con demostrar la contemporaneidad del hombre y la
fauna extinta (mamut) y no se trató de realizar una periodificación del material.
Se veía al conjunto como un todo.

* 1851, en base a un trabajo realizado en L’Infernet (a algunos kilómetros de


Toulouse, Francia), Noulet prueba la contemporaneidad del hombre con las
especies animales extinguidas;

* 1861 Edouard Lartet propone el primer intento de clasificación del Paleolítico.


Distingue claramente el Magdaleniense del Aurignaciense en base a sus
excavaciones en el sitio de Massat (Ariège, Francia) y Aurignac (Haute-
Garonne);

* 1865 se organiza la primer galería de exposición de objetos prehistóricos del


mundo en el Museo de Historia Natural en Toulouse (Francia);

* 1869 Gabriel de Mortillet (1821-1898), conservador del Museo de la


Antigüedad de Saint Germain-en-Laye, ofrece una subdivisión del material
paleolítico siguiendo criterios tipológicos. Se nombran los períodos siguiendo el
nombre de un sitio tipo (tal como Geología):

4.- Período de La Madeleine


3.- Período de Aurignac
2.- Período de Solutré
1.- Período de Le Moustier

También Lartet en 1961 había distinguido el Período de Le Moustier para


denominar a una industria que incluye bifaces de forma almendrada y
utensilios trabajados unifacialmente, en especial raederas y puntas.

* 1881 Mortillet divide el Período Le Moustier en dos culturas independientes:

4.- Magdaleniense Época del reno


3.- Solutrense Época del reno y del mamut
2.- Musteriense Época del mamut
1.- Chelense Época del oso de las cavernas y del E. antiquus
El Chelense se caracterizaría por la presencia de bifaces que a su vez serían
los únicos utensilios del chelense. Al Chelense pertenecerían todas las
industrias con bifaces, siendo los bifaces trabajados en forma más tosca los
más antiguos y los mejor trabajados, los más recientes.

* 1889 G. d’Ault du Mesnil introduce el Achelense:

3.- Musteriense Artefactos trabajados unifacialmente Elephas primigenius


2.- Achelense Bifaces trabajados regularmente Elephas primigenius y E.
Antiquus
1.- Chelense Bifaces trabajados groseramente Elephas antiquus

Se ordena en Chelense una fauna de clima cálido (E. Antiquus), en Achelense


una fauna de transición (E. antiquus y E. primigenus) y en musteriense una
fauna de clima frío (E. primigenius y Rhinoceros tichorhinus). Esto responde a
lo propuesto en los trabajos de M. Boule (1888). Este ordenamiento
geocronológico con un solo pase de clima cálido a frío tuvo gran importancia
posterior.

* 1900 Mortillet acepta la existencia del Achelense. El Chelense es asimilado


al Paleolítico inferior. El musteriense corresponde a un empeoramiento
climático (frío y húmedo), con gran desarrollo de los glaciares y representa al
Paleolítico medio.

Contrariamente a lo que sostenían F. Ameghino (1887) y G. d’Ault du Mesnil


(1889), Mortillet insistía en que en el Chelense sólo hubo bifaces y que
faltaban los utensilios sobre lascas. Según Mortillet sólo hubo utensilios sobre
lascas en el Achelense, una cultura que entonces se consideraba como de
transición, de poca importancia y de corta duración. Dado que constantemente
aparecían utensilios sobre lascas asociados a bifaces, E. d’Azy y A. Laville
opinaban que el musteriense no podía ser separado del chelense y entonces
crean el término Cheleo-musteriense.

* 1901 Descubrimiento de los yacimientos con arte rupestre de Font de


Gaume y Les Combarelles en Les Eyzies.

* 1903 A. Penck propone la siguiente relación entre glaciaciones y restos


arqueológicos:

glaciación Würmiense Paleolítico superior


Interglaciar Riss-Würm Musteriense de fauna cálida
Glaciación rissiense Musteriense de fauna fría
Interglaciar Mindel-Riss Chelense

* 1908 H. Obermaier habla de un Prechelense, anterior al Chelense, en base


al estudio del perfil de Saint Acheul realizado por V. Commont. El
Prechelense estaría relacionado con fauna de tipo “caliente” (Elephas
antiquus).
De especial importancia dentro del esquema de Obermaier es la subdivisión
del Achelense en un Achelense inferior y un Achelense superior. El Achelense
inferior está caracterizado por la presencia de bifaces ovales y el superior por
bifaces puntiagudos, alargados y relativamente chatos. En el Achelense
inferior ya hay una abundante industria sobre lascas que se incrementa en el
superior. En el Achelense superior se desarrollan los tipos “musterienses”, es
decir, objetos trabajados unifacialmente, con numerosas láminas, lascas
Levallois. Según Obermaier los hallazgos de la capa superior del sitio La
Micoque, en la que aparecen pequeños bifaces de forma lanceolada y
puntiaguda, pequeñas bifaces ovoides y triangulares, formarían el Período de
La Micoque como una facie local dentro del Achelense superior.

Obermaier también habla de un Premusteriense que correspondería a las


capas inferiores de La Micoque y se caracterizaría por la ausencia de bifaces.
El Premusteriense tiene, en realidad, poco que ver con el Musteriense desde el
punto de vista tipológico. Sucede que por entonces se seguía un esquema de
evolución unilineal.

Los trabajos de Breuil

Breuil llama al Chelense Abbevillense aduciendo que el nivel con bifaces


toscas de Abbeville es más importante que el de Chelles. Simultáneamente
dice que el cambio de denominación significa un homenaje a Boucher de
Perthes que había trabajado en Abbeville. Breuil dice que las industrias
sobre lascas (Musteriense en sentido amplio) no son exclusivas de climas fríos
sino que hay sitios donde aparece, acompañado a esta industria, fauna de
clima cálido como en Ehringsdorf, Villefranche y en las cuevas de Grimaldi.
Breuil es el primero en indicar que hubo varios cambios de fauna caliente a
fauna fría y viceversa. El desarrollo cultural comienza con el Abbevillense
(Chelense) en el Interglaciar Günz-Mindel. En el Interglaciar siguiente
predominó el Achelense y en el último interglaciar (Riss-Würm) el
Micoquiense. De acuerdo con Breuil se trata de estadios de desarrollo de una
cultura de bifaces que siempre corresponde a interestadiales. El Achelense es
subdividido por Breuil en 7 estadios de los cuales los 5 primeros pertenecen
al Interglaciar Mindel-Riss y los dos últimos (el Micoquiense) corresponden al
interglaciar Riss-Würm. Breuil determinó que además de la existencia de
culturas de bifaces existían culturas con industrias sobre lascas en forma
paralela. La más antigua sería el Clactoniense, cultura propuesta en 1929/30
caracterizada por la presencia de lascas cortas y anchas, por lo general
espesas, con una superficie de percusión lisa, punto de percusión muy
marcado y un ángulo oblicuo entre la superficie de percusión y la cara
separada entre núcleo y lasca (cara ventral de la lasca). El Clactoniense se
subdivide en dos fases:

Clactoniense I, a fines del Interglaciar Günz-Mindel (Clacton-on-Sea)


Clactoniense II, a principios del Interglaciar Mindel-Riss perteneciendo a esta
fase la capa inferior del sito La Micoque. Este tipo de lascas clactonienses
aparecen también en Europa central (Hundisburg), España (Castillo y
Manzanares), Norte de África, Egipto, Sudáfrica. En sitios tales como High
Lodge y La Quina aparecen elementos clactonienses con otros bien
trabajados.

Otra industria sobre lascas determinada por Breuil es el Levalloisiense. Las


lascas características son anchas, relativamente delgadas obtenidas a partir
de núcleos preparados. La cara dorsal de estas lascas presenta, por lo
general, negativos de lascados anteriores y la superficie de percusión de lasca
(superficie de percusión restante si se refiere al núcleo original) es
generalmente facetada. Industrias levalloisienses aparecen en el Interglaciar
Mindel-Riss (Levalloisiense I/II) y del Interglaciar Riss-Würm (Levalloisiense III-
IV). El Levalloisiense V se ubica a finales del último interglaciar con bifaces
triangulares anchas y de forma acorazonada. Al principio de la última
glaciación aparece el Levalloisiense VI, con pequeños bifaces y en un
Interestadial posterior, con numerosas formas de tipo musteriense, se ubica el
Levalloisiense VII.

El Tayaciense sería la consecuencia de una mezcla entre un Clactoniense II y


un Levalloisiense temprano (Levalloisiense I/II). Por ejemplo los niveles
intermedios de La Micoque donde la capa inferior de su nivel medio sería de
la época del Interglaciar Mindel/Riss y representaría al Tayaciense I. El
Tayaciense II se habría desarrollado en el transcurso del Riss-Würm y estaría
representado por los niveles superiores de La Micoque. El Tayaciense sería la
raíz principal del Musteriense que, a su vez, habría tenido impulsos del
Achelense VI-VII (Micoquiense).

Breuil (1932 : 129-130) resume así su imagen acerca de como se sucedieron


las diversas industrias: En general parece ser que el cambio de faunas frías y
calientes tuvo como consecuencia un cambio de grupos de población
relacionados con diferentes formas de utensilios. Los hielos del norte y del
este desplazaban a hombres y animales de estos territorios y los obligaban a
buscarse su vida en el sur. Estas gentes llevaron consigo sus culturas de
lascas allí. Las gentes de las bifaces, por el contrario, relacionadas con faunas
de clima cálido, siguieron migrando hacia el sur. Durante los interglaciares
tiene lugar el proceso contrario pero con un retraso apreciable.

El esquema de Breuil tuvo vigencia durante mucho tiempo. Por lo general se


encontraban mezclas de culturas que se componían de elementos de culturas
de lascas y de bifaces. El Tayaciense se transformó en un sinónimo de
culturas que no se podían clasificar con exactitud, una especie de
Preachelense, Premusteriense, etc., según los casos.

Oswald Menghin: Los trabajos de este autor austríaco sobre periodificación


se basaron en los de Obermaier y los de Breuil. Lo más destacado de la
propuesta de Menghin es que el separaba en su clasificación los aspectos
culturales de los temporales. Menghin trabajó a partir de la década del ‘50 en
Argentina, influyendo grandemente sobre muchos arqueólogos locales que hoy
son de renombre. Agrupó los hallazgos del Paleolítico inferior y del Paleolítico
medio en el Protolítico. Al interior del Protolítico distingue culturas de láminas,
de bifaces, culturas de hueso. Culturas protolíticas de láminas serían el
Prechelense, Premusteriense, Clactoniense, Levalloisiense y el Musteriense
que estarían muy desarrolladas también en todo el continente euroasiático.
Culturas protolíticas de hueso: se encontrarían especialmente en el norte de
Eurasia. Estarían poco representadas en Europa central y totalmente ausentes
en Europa occidental. Culturas protolíticas de bifaces: en Europa estarían
representadas sobre todo por el Chelense (Abbevillense), Achelense y
Micoquiense. Tienen una gran dispersión geográfica y aparecen en Europa
central y occidental, toda África y en el sur asiático. Al Protolítico sucede el
Miolítico que corresponde al Paleolítico superior. Las propuestas de Menghin
no fueron incorporadas en el ambiente científico europeo de la época ni en la
actualidad.

* 1949 Se descubre el método de datación del C14 por lo que comienza a


contarse con dataciones absolutas;

* 1950 F. Bordes es quien señala que el Levalloisiense no es una cultura


independiente y quien, en 1953, propone la subdivisión del Musteriense en un
cierto número de grupos industriales.

Historia de la enseñanza:

* 1882 Emile Cartailhac crea el primer curso de enseñanza de Prehistoria en


la Facultad de Ciencias en Toulouse que pasa en 1990 a la Facultad de Letras.
A Cartailhac le sucede el Conde Béguën (el de Trois Frères, La Grotte de
Enlène; Le Tuc d’Audoubert) y luego continúa Louis Meroc quien crea una
“Maitrise de Conférence en Préhistoire” en 1949 que es la primera en su tipo
en Francia. Al principio fue dirigida por Nougier (el de Niaux);

* en 1919 se creó en la Universidad de Lund (Suecia) la primer cátedra de


Escandinavia denominada “Arqueología Prehistórica y Medieval” que estaba a
cargo de Otto Rydbeck.

Gordon Childe, prehistoriador australiano, trabajó en la correlación de los


numerosos datos provenientes de estudios locales existentes en los estudios
de Prehistoria en un esquema paneuropeo y la síntesis de toda esta
información procuró una exposición coherente. Childe sentó las bases para
futuros estudios en libros como The Dawn of European Civilization (1925) y
The Danube in Prehistory (1929). Childe usaba el término cultura según el
cual un grupo humano o pueblo prehistórico era identificado
arqueológicamente por los instrumentos característicos que hacía.

Las corrientes teóricas:

Los estudios teóricos han ido tomando en la últimas décadas un impulso cada
vez mayor, especialmente de la mano de académicos de origen anglosajón. Se
trata de un conocimiento sumamente interesante y enriquecedor.
La lectura de estudios teóricos nos ayudan a entender el pensamiento
científico y en la puesta en práctica de nuestra propia actividad científica. Son
parte de nuestra formación científica.

La nueva arqueología:

La cultura material constituye el principal componente del registro arqueológico


pero no es equiparable al mismo. Los arqueólogos estudian dicho registro con
el propósito de comprender el comportamiento (y los procesos naturales) que
lo produjeron. Con la ayuda de la etnoarqueología intentan entender los lazos
existentes entre comportamiento, cultura material y formación del registro
arqueológico. Sin conocer dichos lazos no podemos pretender haber entendido
el registro (Chapman, 1991 : 27).

Cultura comprende símbolos y significados que dan coherencia a la sociedad


en tanto que la base de la Ideología la habilidad de un grupo de individuos
para utilizar símbolos culturales con ciertos fines planeados intencionalmente.

Es evidente que las consecuencias involuntarias del comportamiento humano


deben figurar extensamente en cualquier explicación sobre la evolución
cultural y la biológica.

Es necesario distinguir,

Explicaciones funcionalistas son las que asumen que cada rasgo cultural
contribuye a mantener en equilibrio al conjunto del sistema y

explicaciones funcionales que son aquellas que examinan las funciones de


determinados rasgos sin asumir que todos ellos funcionan para mantener el
sistema.

Corrientes Postprocesuales:

Shanks y Tilley (1987a y 1987 b)

Empirismo, positivismo y funcionalismo en arqueología. Desean estudiar al


pasado para poner en cuestión al presente y al hacerlo afirman que: el
discurso arqueológico es una forma de poder y al mismo tiempo el estudio del
poder

El objetivo de la arqueología no consiste simplemente en interpretar el pasado,


sino cambiar la manera en que el pasado se interpreta al servicio de la
reconstrucción social del presente. Es imposible elegir entre pasado
alternativos desde posiciones que no sean esencialmente políticas. Los
arqueólogos viven en un mundo contemporáneo, con valores y creencias
contemporáneos y construyen el pasado que desean contemplar. Los
diferentes pasados son, en realidad, diferentes presentes. De esta manera, el
mundo interno de la arqueología adquiere una dependencia total del contexto
social y político externo, lo cual constituye una nueva forma de determinismo.
Tal punto de vista comporta una mutilación de la arqueología. También es
anticientífico.

No importa que los fundamentos de la ciencia sean inciertos, que sus hipótesis
nunca puedan confirmarse por completo, que sus teorías se vean
constantemente sustituidas: el conocimiento científico continúa aumentando.
Este escepticismo mitigado -actitud siempre escéptica, voluntad constante de
dudar, contrastar, revisar sustituir- es un principio básico de la ciencia
moderna. Shanks y Tilley, en cambio, promueven un escepticismo dogmático
que intenta demostrar que, debido a que todos los conceptos están cargados
de teoría y a que todos los significados proceden de los seres humanos, el
conocimiento real no existe, sólo “verdades” que fluctúan respecto a
esquemas opuestos de categorías, y tampoco existe mundo objetivo alguno
(Watson, 1990 : 678).

Pese a que es posible que el registro arqueológico pueda ofrecer más de una
solución al problema de la reconstrucción y explicación, la investigación
arqueológica corrobora, en conjunto, la premisa operativa y realista de que los
datos son suficientemente independientes de la interpretación que se les
superpone para poder modificarla y obligar a revisar e incluso rechazar los
constructos teóricos diseñados para explicarla (Wylie, 1982 : 44).

En la actualidad en el debate arqueológico de Inglaterra aparecen según


Chapman (1990 : 24) aparecen dos posiciones que polarizan el debate:

Positivismo versus pospositivismo


Generalización versus particularismo
Ciencia versus historia
Explicación procesual versus explicación contextual
Comportamiento de grupo versus acción individual
Cultura versus ideología
Sistemas locales versus sistemas mundiales
Adaptación versus reproducción social

En la “primer” columna se inscribe el propio Chapman en tanto que Hodder es


un arqueólogo que sería un ejemplo más conocido de la “segunda columna de
niveles de generalidad” (o presupuestos). Hodder acusa a la Nueva
Arqueología de funcionalista, excesivamente generalizadora, incapaz de
comprender la cultura material, de ignorar el simbolismo y la ideología, y de
considerar a los seres humanos como sujetos pasivos. Hodder desarrolla
parte de sus argumentos en el libro Symbols in action (1982) en relación a
datos de etnoarqueología africana. Sostiene que las culturas humanas existen
y se desarrollan dentro de secuencias históricas únicas y que el individuo actúa
como un componente activo en el cambio social, debido a que los intereses de
los individuos son dispares y a que la interacción de sus diversos objetivos y
fines tiene como consecuencia la aceptación, reinterpretación o reforma de las
reglas sociales (Hodder, 1982 : 11). En lugar de tratar a la cultura material
como acción fosilizada como lo hace según el la Nueva Arqueología, Hodder
sostiene que los objetos materiales poseen significados simbólicos que varían
según su contexto y que no podemos comprender la cultura material si no
comprendemos sus significados. Ya no se recomienda como en sus tiempos
hizo Braidwood, estudiar al indio que se esconde detrás del artefacto sino
que !se nos apremia a que estudiemos el artefacto que esconde detrás del
indio escondido detrás del artefacto! (Chapman, 1991 : 25). Los artefactos son
símbolos en acción y desempeñan un rol activo en la formación y en el
significado del comportamiento social.

Whittle (seguidora de la corriente de pensamiento de Hodder) adhiere a la


idea de ser prudente al momento de usar las evidencias arqueológicas del
tratamiento de la muerte de los enterratorios para inferir una posible
diferenciación social, ya que los enterratorios pueden emplearse de diversas
maneras para enmascarar, distorsionar o invertir la realidad social.

“Arqueologías”:

Arqueología de la acción
Arqueología conductual
Arqueología cognitiva
Arqueología demográfica
Arqueología ecológica

Bibliografía:

Bárcena, J., 1995. De la arqueología histórica a la Arqueología como


Arqueología. En: Comechigonia, Revista de Arqueología, nº 8 : 5-29, Córdoba.

Binford, L., 1963. Archaeological perspectives. Traducción al castellano


mecanografiada de L. Orquera, 27 páginas. Publicado originalmente en New
Perspectives in Archaeology (compilación de L. y S. Binford) : 5-32, Chicago.

Daniel, G., 1977. El concepto de Prehistoria. Nueva Colección Labor, 164


páginas, Barcelona.

Dillehay, T., 1988. Un ensayo sobre el reduccionismo metodológico y la “Ley


del Instrumento en la arqueología norteamericana. En: ETNIA : 3-17, Olavarría,
Provincia de Buennos Aires.

Hodder, I., 1988. Nuevas generaciones de análisis espacial en Arqueología.


En: ETNIA : 19-32, Olavarría, Provincia de Buenos Aires.

Lorenzo, J., 1986. La arqueología al sur del Río Grande. En: Antropología,
Nueva época, nº 8, suplemento, México.

Marcellino, A., 1994. Alcances y limitaciones en los aportes de la Antropología


biológica a la Arqueología. En: Jornadas de Arqueología e Interdisciplinas.
PREP, CONICET : 45-66, Buenos Aires.
Nuñez Regueiro, V., 1972. Conceptos teóricos que han obstaculizado el
desarrollo de la arqueología en Sudamérica. En: Estudios de Arqueología 1 :
11-35, Cachi (Salta).

Nuñez Regueiro, sf. (1987?). La formación de recursos humanos en


Arqueología. Documento de trabajo para la Comisión “C”, Recursos humanos,
Reunión en Horco Molle (Tucumán). Manuscrito.

Orton, C., 1988. Matemáticas para arqueólogos. Alianza Editorial, 257


páginas, Madrid.

Prieto, A., 1994. Arqueopalinología. En: Jornadas de Arqueología e


Interdisciplinas. PREP, CONICET : 9-20, Buenos Aires.

Pucciarelli, H., 1994. Relaciones conceptuales entre Antropología biológica y


arqueología. En: En: Jornadas de Arqueología e Interdisciplinas. PREP,
CONICET : 95-101, Buenos Aires.

Rapalini, A., 1994. Técnicas paleomagnéticas aplicadas a la Arqueología. En:


Jornadas de Arqueología e Interdisciplinas. PREP, CONICET : 9-20, Buenos
Aires.

Trigger, B., 1982. La arqueología como ciencia histórica. En: Boletín de


Antropología Americana, Vol. 4 : 231-265.

Trigger, B., 1993. La arqueología y su contexto social. En: Historia del


pensamiento arqueológico, Cap. 10 Editorial Crítica-Grijalbo. 343-376.

Yacobaccio, H., 1994. Etnoarqueología de pastores surandinos: una


herramienta para conocer el registro arqueológico. En: Jornadas de
Arqueología e Interdisciplinas. PREP, CONICET : 203-225, Buenos Aires.

Zárate, M., 1004. Geoarqueología. En: Jornadas de Arqueología e


Interdisciplinas. PREP, CONICET : 21-33, Buenos Aires.

Algunos ejemplos bibliográficos de relación con otras disciplinas en


investigaciones de Prehistoria:

Bachmann, H., 1982. The identification of Slags from Archaeological Sites. En:
Institute of Archaeology, University of London, Occasional Publication nº 6, 36
páginas y láminas. Londres.

Bienkowski, P, 1991. Le rempart de Josué: énigme pour les archéologues. En:


Le Monde de La Bible, Archéologie & Histoire 69 : 22-25, Paris.

Débard, E., 1988. Le Quaternaire du Bas-Vivarais d’après l’étude de


remplissages d’avens, de porches de grottes et d’abris sous roche. Dynamique
sédimentaire, paléoclimatologie et chronologie. Documents des laboratoirs de
géologie Lyon nº 103, 317 páginas, Lyon (Francia).
d’Errico, F., 1991. Microscopic and Statistical criteria for the Identification of
Prehistoric Systems of Notation. En: Rock Art Research, Volume 8, Number 2,
83-93, Australia.

Flannery, K., 1965. The Ecology of Early Food Production in Mesopotamia. En:
Science, Vol. 147 : 1247-56, EEUU.

Gasche, H.; Tunca, Ö., 1983. Guide to Archaeostratigraphie Classification and


Terminology: Definitions and Principles. En: Journal of Field Archaeology, Vol.
10, nº 3.

Graddock, P., s/f. Cuando los arqueólogos analizan fosfatos. En: Mundo
científico, vol. 3 : 567-568, Madrid.

Harris, E., 1979. Principles of Archaeological Stratigraphy. London Academic


Press. Traducción de un Estracto al castellano de M. Tarragó (1983). Escuela
de Arqueología. Manuscrito.

Horai, S.; Kondo, R.; Sonoda, S.; Tajima, K., 1996. The first Americans:
different waves of migration to the New World inferred from mitochondrial DNA
sequence polymorphisms. En: Prehistoric Mongoloid Dispersals, Cap. 18 : 270-
283, editado por T. Akazawa y E. Szathmáry, Oxford University Press.

Horowitz, A., 1989. Prehistoric cultures of Israel: correlation with the oxygen
isotope scale. En: Investigations in South Levantine Prehistory. Préhistoire du
Sud-Levant. Edited by O. Bar Yosef and B. Vandermeersch. BAR International
Series 497 : 5-17, Gran Bretaña.

Madariaga de la Campa, B., 1975. Estudio de la fauna marina de la Cueva de


Tito Bustillo. En: Excavaciones en la Cueva de “Tito Bustillo” por J. Moure
Romanillo : 88-108, Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo (España).

Orton, C.; Tyers, P., 1993. User’s guide to Pie-slice computer package. Institute
of Archaeology, University College of London.

Parcero Oubiña, C., 1995. Elementos para el estudio de los paisajes castreños
del noroeste peninsular. En: Trabajos de Prehistoria 52 nº 1 : 127-144, Madrid.

Renault-Miskovsky, J., Étude Paléobotanique, Paléoclimatique et


Palethnographique du site néolithique de Khirokitia à Chypre: apport de la
Palynologie. En: Fouilles récents à Khirokitia (Chypre), 1983-1986, Editions
Recherche sur les Civilisations, Mémoire nº 81 : 251-268, París.

Stiber, J., 1968. Étude paléofloristique. En: La Station du Paléolithique Moyen


d’Erd-Hongrie : 39-56, Maison d’Éditions de l”Academie des Sciences de
Hongrie, Budapest (Hungría).

También podría gustarte