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INTRODUCCIÓN
Es por eso por lo que incluso buscaron ese nuevo orden social, en territorios de los
que distaban miles de kilómetros desde su lugar de origen. Tal fue el caso de los
homínidos que habitaban en lo que se conoció como la Polinesa, Melanesia, Asia
oriental y el Océano Pacífico desde la Australia, Antártida y hasta de la Patagonia.
Repasaremos sobriamente cada una de ellas, para tener un balance general de lo
que nos ha contado la historiografía sobre los asentamientos humanos en América.
Según Julián Córdoba Toro (2018), “desde el siglo XIX existen múltiples teorías
sobre el poblamiento en el continente americano, sobre cómo y cuándo fue poblado
América por primera vez”. Algunas teorías si bien carecen de fundamento, no se
han verificado, y otras resultan a simple vista falsas y sin ninguna probabilidad de
debatirlas. Otras cuentan con mucha más credibilidad, y se encuentran canonizadas
dentro de las teorías clásicas del poblamiento humano en América.
Otra teoría planteada estuvo a cargo del médico y arqueólogo Charles Abbott, quien
en 1876 encontró en su granja en Delaware instrumentos líticos que él pensó que
podían pertenecer a culturas indígenas anteriores a las actuales, pero al analizar
los restos arqueológicamente arrojó como resultado 10 mil años de antigüedad. Su
teoría fue rechazada incluso en el gremio religioso y científico, aunque en la
actualidad varias de sus teorías se destacan como reales.
Esta teoría de traslación de pueblos, desde Asia hacia América parte de la base de
unas semejanzas físicas entre el hombre asiático y amerindio. Una de las similitudes
serían el cabello lacio, ojos tipo mongoloide, músculos de la cara salientes y los
dientes en forma de pala.
Para comprobar dicha teoría de Rivet, en 1947 el explorador y biólogo noruego Thor
Heyerdahl, lideró una expedición sobre una balsa en la que seis hombres desde
Sudamérica y Perú navegaron por el pacífico hasta llegar al archipiélago Tuamotu.
Un fatigante viaje de ocho mil kilómetros para demostrar la veracidad de la teoría
de Rivet.
Otra teoría clásica fue la de Mendez Correa, en la que una población que habitaba
en un principio en Australia, diseñó unas balsas que les permitieron colonizar
Tasmania, Auckland y la Antártida. Según el estudio, los australianos lograron
cruzar la Antártida gracias a un clima cálido poco habitual, recorrieron las costas
hasta llegar al Cabo de Hornos y luego poblaron La Patagonia.
Acto seguido entramos con las teorías novedosas, una de ellas es la del
poblamiento europeo, quien lidera Bruce Bradley. Quien planteó que navegantes
europeos de raza caucásica durante el periodo Solutrense, podrían haber cruzado
el Atlántico para desembarcar en las costas orientales de Norteamérica. En sus
inicios fue rechazada rotundamente por la comunidad científica, sin embargo, en la
última década ha sido más aceptada debido al descubrimiento en el Este de los
Estados Unidos, de esqueletos humanos y puntas líticas que podríamos situar en el
13.000 A.C.
Esta famosa teoría de Bradley fue reforzada con los hallazgos logrados por el
antropólogo y arqueólogo estadounidense James M. Adovasio, él y su equipo
excavaron entre 1973 y 1978 la caverna de Meadowcroft- Rockshelter, donde
encontraron utensilios líticos y abundante material orgánico, producto de la flora y
fauna que sirvió de sustento a los habitantes de Meadowcroft. Los arqueólogos
hicieron el estudio de estos hallazgos, y el resultado les arrojó la fecha de hasta
16.000 años A.C.
Dos décadas más tarde en 1996, en el banco del río Columbia cerca de Kennewick
(Washington) se descubrió el cráneo del hombre de Kennewick, y a diferencia de
los rasgos del indígena americano, tiene la cara estrecha, la nariz prominente,
mandíbula sobresaliente y frente angosta. Algunos expertos opinan que este
hombre de 8.000 años de antigüedad tiene una mezcla de rasgos entre los ainos
japoneses y los polinésicos. Mientras que otros sostienen que sus rasgos son
caucásicos.
Otro equipo dirigido por Tom Dillehay descubrió en 1977 en Chile, tras una serie de
excavaciones cerca del Puerto Montt, en Monte Verde, un campamento de doce
tiendas hechas de estaca de madera y pieles de animales. Las cenizas de estos
hallazgos sometidas al Carbono 14 arrojaron una antigüedad de 13.000 años A.C
Tiempo después, Dillehay encontró restos que arrojaron una antigüedad de 33.000
años. Si se confirman estos resultados, se presentaría un giro total en la explicación
de los primeros poblamientos en el continente americano, ya que se determinaría la
llegada del hombre al continente americano unos 10.000 años antes de lo que los
expertos aseguraban. Cabe agregar que los estudios continúan hoy día.
Poblamiento de Sudamérica
Según la investigación de Ken Hooper (2008), “los hallazgos que han dado fuerza
a la teoría del poblamiento temprano demostraron que la Cultura Clovis de
Mesoamérica no fue la más antigua organización humana”, debido a que
descubrimientos posteriores evidenciaron organizaciones contemporáneas en
Suramérica. Algunos de esos hallazgos fueron:
Monte Verde, Chile: excavado en 1977 por Tom Dillehay y Mario Pino. En los
primeros intentos de excavación, se analizó presencia humana de 14.500 años A.C.
Esta información fue confirmada por un grupo de científicos internacionales que
visitó el lugar en 1997 y por la Sociedad Estadounidense para el Progreso de la
Ciencia en 1998.
Abra, Colombia: Finalmente, tras excavaciones desde el año 1967, se han
registrado elementos líticos asociados con huesos de animales y restos de carbón
vegetal datados mediante Carbono 14 en aproximadamente 12.400 años A.P
Los hallazgos arqueológicos mas antiguos fueron hallados en los abrigos rocosos
del Chiribiquete, lugar donde se percibieron pinturas rupestres de hasta 19.500 años
A.P. (Castaño, 2008). Igualmente se encontraron yacimientos del periodo arcaico
en diferentes lugares de Colombia. En San Jacinto se hallaron muestras de
cerámica de 3.000 años A.P, en Monsú se descubrieron asentamientos adaptados
a la vida costera cuya característica fue la recolección de moluscos de por lo menos
3.350 años A.P. Finalmente, en la región del Amazonas se halló un yacimiento en
donde se evidencia la agricultura hacia el año 2.700 A.C y en Malambo, cerca de la
región caribe, se hallaron vestigios de cerámica antropomorfa, zoomorfa y cultivos
de 1120 A.C. (Suárez, 2004).
Aspecto geográfico:
La mayor parte de las tierras del municipio son bañadas por los ríos Bogotá y
Soacha. El primero suele entrar al municipio desde el occidente, para luego
convertirse en el característico Salto de Tequendama. El río Soacha, nace desde el
oriente y baña a la población por el sudoeste y desemboca en el Bogotá, Muñas,
Aguasclaras, Tunjuelito, Chocho y quebrada el Chuscal.
Soacha se caracteriza por ser uno de los municipios con mayor riqueza de arte
rupestre en abrigos rocosos. Se estima que a partir de la última glaciación en el año
12000 A.C fue refugio de civilizaciones prehispánicas hasta la conquista española
(Correal & Van der Hammen, 1981). Los primeros pobladores de esta región se
dedicaron principalmente a la caza y a la recolección en abrigos rocosos como el
Abra y el Tequendama.
Aspecto político
Aspecto económico:
“Entre el 12.000 y el 12.500 A.C, habitaron en Soacha los primeros grupos nómadas
de cazadores recolectores gracias a las condiciones climáticas, su riqueza
ecosistémica de flora y la variedad faunística de venados, curíes, patos, peces,
moluscos y cangrejos de río de la región en la sabana hoy en día conocido como
Tequendama”. (Guacaneme Penagos, 2019). Estos grupos nómadas de cazadores
se establecieron en abrigos rocosos dejando plasmados petroglifos o pictografías
de representaciones de animales plantas, signos y figuras geométricas que para
ellos se consideraban importantes.
Dicho de otro modo, “la economía muisca no estaba desarrollada al punto que se
diera un gran intercambio de productos con utilización de un medio de equivalencia
general, o que requiriera un segmento de la población dedicado al comercio ni
tampoco una red compleja de vías de comunicación. El principal logro de la
economía muisca residió (…) en un apropiado uso de la variedad del medio
ambiente andino, accesible mediante desplazamientos periódicos, y en la
planificación de prácticas agrícolas adecuadas a los diversos econichos
disponibles” (Langebaeck, 1987).
Por su parte, Duque Gómez califica a Soacha como uno de los principales centros
o regiones donde se desarrolló la alfarería. En su investigación comenta: “También
influyó la actividad agrícola en el desarrollo de la alfarería, que tuvo sus principales
centros en regiones como Ráquira, Tocancipá, Tunja, Soacha y otros, en donde el
subsuelo es especialmente rico en arcillas para esta industria”. (Duque, 1967).
Aspecto cultural:
Por otra parte, en el periodo muisca que data del año 300 A.C hasta el año 1000
D.C en la época precolombina, Soacha se establece como aldea indígena de la
Confederación Muisca. En esta época, según la tradición indígena, el dios Bochica
enseñó tejidos, la agricultura, y el culto al sol. Esta civilización es la que más ha
perdurado en el tiempo hasta nuestra actualidad.
Aspecto religioso:
Tal como lo describe fray Pedro Simón en su crónica, Chiminigagua era el Dios de
los Dioses o poder supremo del universo. Bochica, era también un Dios Universal,
que tenía un poder civilizador. No solo les enseñó el arte de tejer, sino que con sus
normas y preceptos de vida estableció las bases de la convivencia y del respeto
entre los miembros de la comunidad. Bachué, era la diosa de la fecundidad, un don
esencial para la familia. “Las lagunas eran sus principales santuarios, y Sia o Sie,
era la divinidad sublime y tenía una gran importancia, pues representaba el don de
la vida y el futuro de los infantes”. (Díaz Piedrahita, Blanco Castañeda, 2010).
El mito del agua tiene su origen en las lagunas, sitios de adoración por excelencia
y vinculados con múltiples leyendas. En la tradición chibcha, además del hombre,
varios animales como la rana se originaron del agua. La rana surgió de la gran
laguna, al ser besada el agua por los rayos del sol. Este anfibio simboliza la
abundancia del líquido y fue representada en múltiples petroglifos y cerámicas, cuyo
tema es fundamental en la orfebrería. Una vez poblado el universo, Bachué y su
compañero se convirtieron en serpientes que retornaron a la gran laguna, donde
siguieron siendo venerados.
Según lo plantado anteriormente, todos los ritos estaban relacionados con el agua,
en especial el del bautismo. Acontecimientos importantes de la vida, como el parto,
la pubertad y la muerte, también se relacionaban con el agua, elemento vital del que
se deriva toda la mitología chibcha y que contribuyó a definir sus costumbres y
preceptos morales. El mito de Bachué, madre de los hombres, el de Bochica,
protector y organizador, el de Cuchaviva, como redentor, recordando la promesa
del perdón del diluvio y la maternidad.
De otro lado, aunque solo se cuenta con fuente históricas a través de la exploración
arqueológica e investigaciones adelantadas en la región de la hacienda
Tequendama no hemos podido obtener evidencias a través de las cuales se
compruebe la consagración de la cuchilla de El Alto como sitio de sacrificio. (Correal,
Van der Hammen, 1977).
https://www.bbc.com/mundo/resources/idt-3c7cd43a-42e9-4379-a5f1-a02af109fabf
https://www.abc.es/ciencia/abci-llegada-humano-america-15000-anos-antes-creia-
y-pacifico-202007231124_noticia.html
https://www.nodalcultura.am/2017/10/colombia-historico-hallazgo-arqueologico-
revela-como-era-la-vida-del-pueblo-muisca/
https://periodismopublico.com/en-soacha-encuentran-restos-de
https://www.historiacocina.com/paises/articulos/colombia/tequendama.htm#_ftnref
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• Consultados a la fecha del 8 de octubre de 2022.