Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Con el descubrimiento por los europeos de este mundo, que por desconocido para
ellos llamaron “Nuevo”, se inicia, desde luego, el conocimiento geográfico del mismo.
Por lo tanto, para historiarlo, en cualquier país de América, ha de comenzarse desde la
época en que fuera descubierto. La historia de ese conocimiento no es, por lo tanto, la
del descubrimiento y la exploración de un territorio, sino la historia de las relaciones
de carácter geográfico, escritas acerca de él.
El siglo XIX la disciplina geográfica y la cartografía adquirirán un valor social histórico.
Una buena muestra de la significación social del saber geográfico es, sin duda, la
aparición de volúmenes especiales destinados a geografías de diferentes regiones del
mundo. Por otro lado, la disciplina conquistará un lugar institucional en las
universidades europeas, y además, se producirá el fenómeno del surgimiento y
fundación de las reales academias geográficas, la primera es la Royal Geographical
Society, que data de 1830.
En Argentina, la institucionalización de la geografía en el ámbito de la enseñanza
universitaria se produce a fines del siglo XIX con el aporte de científicos de diferentes
nacionalidades y orígenes profesionales y fue acompañada con la creación de la
carrera docente en el Instituto Nacional Superior del Profesorado Secundario (1904),
precedida por la incorporación de la disciplina al ámbito de la investigación académica
se produce en el seno de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires al despuntar el siglo XX y en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación de la Universidad Nacional de La Plata.
el conocimiento empírico
El punto de partida del conocimiento geográfico ha sido la experiencia acumulada por
las sociedades primitivas al explorar las zonas que habitan reconociendo los lugares
que le brindan alimentación y refugio. ¿Cuándo comienza esa experiencia? Tan lejos en
el tiempo como podamos datar la aparición del hombre.
Tan lejos en el tiempo como podamos datar la aparición del hombre. Este
conocimiento empírico del entorno permite responder a las preguntas “¿qué?”, “¿-
dónde?” y “¿cómo?”; son preguntas que los humanos se formulan para poder
encontrar los medios de subsistencia más propicios, y también para eludir lugares de
riesgo. No obstante, estos elementos no alcanzan para entender por qué la relación
con la naturaleza remite al terreno mítico.
Oliver Dollfus