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Apreciación Artística

El arte, así como el ser humano cambian desde épocas remotas. Así, desde la prehistoria,
las manifestaciones en el arte han variado, marcando épocas que delimitan la estética
que prevalece en cada una de ellas y en las que las obras de un artista van a reflejar el
periodo en que él se desenvuelve, así como del país de donde proviene, muchas veces
también de su vida personal, las modas, y es a través de sus obras como se refleja su
realidad. Esta actitud es fácil de ver en la historia, pero también es importante considerar
que como el artista cambia a medida que pasa el tiempo, la percepción hacia la obra
cambia en la historia y en cada cultura.

Una obra tiene más impacto o trascendencia dependiendo lo que quiere expresar y en el
contexto en que se encuentre, y dentro de este hay varios factores que influyen. El
tiempo, por ejemplo, hace que las obras de arte se aprecien con diferentes ojos y se
valoren más, o menos.

Otro aspecto a considerar frente a al tema de la percepción en el arte, son en las


diferentes culturas en las que estas se insertan. Una obra puede ser realmente
significativa en cierta época por el sentido que esta tenía la cultura, pero hoy para
nosotros es tan solo una reliquia histórica, como lo son por ejemplo, las pirámides de
Teotihuacán o las de Palenque y Bonampak que nos muestran cómo vivían nuestros
ancestros, así como las costumbres e ideologías que prevalecían en ésa época.

También influye, dentro de la apreciación artística, la experiencia que a cada pueblo y


nación le ha tocado experimentar. Para cada persona una obra tiene más valor
sentimental cuando muestra una experiencia sufrida, sea esta buena o mala. Esto suele
pasar con el arte que se realiza para “conservar la memoria”. Por ejemplo, los
monumentos, exposiciones y museos que recuerdan el holocausto de millares de judíos
asesinados por los nazis en sus famosos campos de concentración de una forma poética,
moderna pero verdaderamente emotiva. Aquí en México podemos apreciar una
exposición en el Museo de Memoria y Tolerancia en la que se hace una recreación visual
de los campos de exterminio y cómo fue esa etapa de la historia.

En esa exposición contemporánea, como en muchas manifestaciones artísticas, es


necesaria la participación activa del espectador para funcionar correctamente. Más que
observar desde afuera, es importante que el espectador se introduzca en esta especie de
laberintos y a medida que avanza las estelas de hormigón van creciendo más y más hasta
restringir completamente la mirada del que observa. Claramente, aunque nosotros
conozcamos la historia de los holocaustos, nunca nos va a marcar tanto una exposición
así si la tragedia que representa no la vivimos nosotros.

Es así como vemos, que además de que el artista y su obra, va cambiando a través del
tiempo y las etapas de su vida, también hay una serie de factores que influyen en la
mirada y apreciación del espectador frente a una obra determinada. Es posible concluir
que el arte cambia y la forma de verlo también.

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