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2do Parcial de Filosofía de la animalidad (Cragnolini)

Alumno: Fuentes Carlos


DNI: 35324412
Comisión 2: Prof. Sebastian Chun
Condición de cursada: PD
Fecha: 15/06/2022

Elige uno de los archivos de sentencias de diversos casos (exceptuando el


Caso Cecilia, que no es elegible) y
1. Explica brevemente de qué trata el caso juzgado y la sentencia
2. Indica qué conceptos se utilizan para defender a los animales
3. Señala si tienen proximidad con temas del Proyecto Gran Simio, y tu
parecer acerca de la utilización de dichos conceptos. Si no aparecieran
sintagmas como “persona no humana” en tu caso elegido, de todos
modos expresa tu opinión acerca del uso de dicha noción como
elemento dentro del ámbito de los Derechos de los Animales
4. Señala si te parece consistente la argumentación utilizada en el caso
elegido, y qué elementos te parecen más valiosos en la misma para
plantear los DDAA.
5. ¿Encuentras en los textos leídos de Henry Salt algún elemento que te
parezca útil para utilizar en este caso? Explicita por qué.

(1)El caso elegido es el maltrato infligido por Raquel Garcia Blanco a sesenta y ocho
perros (de los cuales sesenta y seis eran caniches) que tenía en su domicilio en total estado de
abandono, sin alimento suficiente, sin agua y sin la adecuada higiene que redunde en
dermatitis, conjuntivitis, úlceras, etc. Dada la salud mental de la denunciada es declarada
inimputable. Se resuelve no devolver los canes a la imputada y darlos en donación a la
institución donde están alojados desde su secuestro.
(2)La querella en oposición a la restitución de los canes a la imputada responde que a
partir de la incorporación de la ley 14.346 los animales de cualquier especie no pueden ser
tratados como “cosas” y son titulares de derechos. Al mismo tiempo, dada la salud psíquica
de la demandada no puede estar a la guarda de seres vivos y mantener sus cuidados de forma
correcta. Los doctores Marcelo P. Vasquez y Silvina Manes haciendo alusión al artículo 1° de
la ley mencionada que establece que “Será reprimido con prisión de 15 días a un año el que
infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales” sugieren que
los animales podrian ser “sujetos de derechos”. Esta consideración se fundamenta en la tesis
de Jeremy Bentham (1780) donde la pregunta sobre los animales no está puesta en si pueden
razonar o hablar, cualidades supuestamente humanas por excelencia, sino en la capacidad de
sufrir. Otro argumento reza que los animales no son cosas y citan el art. 9 de la ley en el
Código Civil Francés que dice: “todo animal, por ser un ser sensible, debe ser colocado por
su propietario en condiciones compatibles con los imperativos biológicos de su especie”. En
el mismo sentido refieren que los animales secuestrados no son objetos inmateriales sino
seres vivientes y en tanto sujetos no humanos son titulares de derechos.
(3)Teniendo en mente el Proyecto Gran Simio y la comunidad de los iguales puede
decirse que el principio vulnerado en este caso es la prohibicion de la tortura, la cual expresa
que “se considera tortura y por tanto es moralmente condenable, infligir dolor grave, de
manera deliberada, a un miembro de la comunidad de los iguales, ya sea sin ningun motivo o
en supuesto beneficio de otros. De igual forma se prohibe la tortura psicologica en cualquiera
de sus facetas”1. Visto el hacinamiento, la falta de alimentos y de higiene del lugar es claro el
sufrimiento al cual fueron sometidos los perros. Cabe entonces señalar la tortura de la que
fueron objeto, pero resulta sugestivo el sintagma “sin ningun motivo” señalado en el principio
del proyecto. Deja entrever que podria haber algun tipo de motivo que justifique su tortura y
esto se condice con el escrito de la causa cuando dice que “los actos de crueldad sobre
animales, consistieron en causarles un sufrimiento innecesario a los sesenta y ocho perros que
tenia en estado de abandono”. Estas posturas pueden enmarcarse en una posición
bienestarista con respecto a la crueldad hacia los animales. ¿Cuál es el sufrimiento necesario?
Aquel en que los animales son utilizados como un recurso por el ser humano, son necesarios
en la experimentación científica, vestimenta, en la producción intensiva de ganado, etc. Pero
podemos concederles a través de leyes una vida más “digna”. Por lo tanto se trata de extender
lugares de pastoreo y no abolir la crueldad estructural en la cual están inmersos. Uno de los
elementos que pueden ayudarnos a entender esta incongruencia en el trato de los animales es
el sintagma “persona no humana” para referirse a su consideración dentro del derecho. En
este caso lxs jueces utilizan “sujetos de derecho” que podríamos tomar como equivalentes. El
término persona se deriva del griego prósôpon que significa “máscara”, es decir que sus
caracteristas tienen cierto aspecto ficcional, es un lugar a ocupar por un “alguien”. Ese
1 P. Cavalieri, P. Singer, “Declaración de los Grandes Simios”, Proyecto Gran Simio: La igualdad
más allá de la humanidad, 1993. Disponible en:
https://proyectogransimio.org/pgs/que-es-el-pgs/declaracion
alguien, sin embargo, ha sido definido a lo largo de la historia por el discurso filosófico y
jurídico. Como señala Monica Cragnolini asignarle subjetividad a los animales es
problemático. El concepto de sujeto nace en la modernidad y como contrapartida la
“asimilación de lo corporal a un mecanismo de relojería implica, de algún modo, considerar
que el animal ‘ya está muerto’”2. Los animales, desde un pensamiento cartesiano, caerían en
la res extensa ya que no tienen alma, son nada mas que máquinas, un tipo de pensamiento
que se expresa muy bien en la vivisección, practica que ya denunciaba Henry Salt a fines del
siglo XIX como tortura experimental en nombre de la ciencia3. El sujeto por otro lado es
capaz de razonar, de proferir un discurso mediante el lenguaje, sentimientos, idiosincrasia,
preocupación, capacidad de relacionarse con otro para formar comunidad, y una serie de
características que sentaron las bases de la bioética. Pero la etología ya ha demostrado que
gran parte de los animales no humanos comparten estas mismas características de las formas
más diversas posibles y por lo tanto podrían ser parte de una comunidad moral en donde la
supuesta excepcionalidad humana no sea un criterio para vulnerar sus necesidades más
básicas. Hay dos cuestiones a tener en cuenta según el hilo de la argumentación en la
utilización de sujeto o persona en los derechos del animal. La primera cuestión es explicitar
que el derecho se funda sobre el concepto de propiedad para delimitar el orden de la
representatividad y lo que corresponde a cada persona. Desde el inicio de la domesticación
los animales han sido propiedad de los seres humanos para hacer de ellos un recurso más de
la “naturaleza”, por lo tanto forman parte de la administración doméstica y económica de los
propietarios como en la producción intensiva de ganado. Esto se hace patente en el caso
cuando la defensa oficial de la acusada con el propósito de la restitución de los perros refiere
que son “indiscutiblemente su propiedad”, es decir que son meros objetos que pertenecen a la
acusada. Y la segunda cuestión es traer a colación el “modelo asimilativo”4 en el tratamiento
de distintos animales. Así como en el Proyecto Gran Simio los animales no humanos -
basándose en el discurso genético- privilegiados son los mas parecidos al hombre: el
chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas; en el caso analizado son canes: animales
históricamente domesticados con determinados fines y que forman parte afectiva de la
conformación moderna de la familia. Esta diferencia claramente especista juega un rol
fundamental para declarar a los caniches como personas no humanas cuya integridad física

2 M. B. Cragnolini, “La subjetividad: su relevancia en los derechos de las personas no humanas”, en


Revista REDBIOETICA/UNESCO, Año IX, 2, 18, 2019, pp. 51-65.
3 H. S. Salt, Los Derechos de los Animales, trad. C.Martín y C. González, edición de Jesús Mosterín,
Madrid, Los Libros de la Catarata, 1999.
4 M. B. Cragnolini, “La subjetividad: su relevancia en los derechos de las personas no humanas”,art.
cit, p. 56.
no debe ser violada “innecesariamente”. Más allá de estas incongruencias, la denominación
de sujeto de derechos o personas no humanas aunque no presente grandes ventajas en la
abolición de la crueldad en el tratamiento de animales, sí en tanto máscara ficcional tiene la
potencia de poder ser utilizada por cualquier radicalmente otro y eso hace del derecho algo
más parecido a la justicia.
(4)Considero que los argumentos expuestos por la querella se contradicen en el
momento en que citan al Código Civil Francés y lo caracterizan como “un ser sensible”,
cualidad que comparten también con las plantas, de las cuales diríamos que no sufren cuando
las comemos. También profiere que el propietario debe llevar la vida de los animales de
acuerdo a los imperativos biológicos de su especie, lo que claramente se contradice con la
posición de no tratar a los animales como meras “cosas”. Sin embargo, plantear la capacidad
de sufrir de los animales desde una perspectiva utilitarista genera un gran impacto a la hora
de pensar las prácticas y costumbres de los seres humanos en el tratamiento de los animales.
(5)La ampliación de derechos en el tratamiento de los animales basándonos en la
capacidad de sufrir puede constatar una mejora solo para algunos de ellos que mas se parecen
a los seres humanos o que puedan ser objeto de compasión de los mismos, como hemos
argumentado anteriormente. Pero el lugar donde pensar una justicia para todos los animales
como un otro totalmente diferente no debe ser su consideración como meras cosas de las
cuales podemos apropiarnos. Para ello creo que Henry Salt indica muy bien la injusticia de
pensar en los animales como objetos creados para el beneficio y disfrute del ser humano.
Atender a los aspectos singulares de los animales debe “empezar con el nacimiento en
cuestión y pueden solo terminar con su muerte”5, es decir que hay allí un sujeto de la vida que
tiene interés en perpetuar su existencia. Debemos dejar de pensar en ellos como propiedad del
humano y reconocer en esa crueldad la estructura misma sobre la que se funda la sociedad
occidental. Por otro lado, la ampliación de derechos en términos bienestaristas supondría
constituirnos en portavoces de los intereses de los animales como si los seres humanos
supiéramos qué es lo mejor para ellos. Así, la relación de dominación jamás cesaría y esto
habilitaría a convertirnos en tutores legales de esas vidas.

5 H. S. Salt, Los Derechos de los Animales, trad. C.Martín y C. González, edición de Jesús
Mosterín, Madrid, Los Libros de la Catarata, 1999.

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