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La familia interespecie

Autores:
Gil Domínguez, Andrés
Herrera, Marisa

Cita: RC D 680/2022
Encabezado:

Los autores se proponen profundizar, desde una mirada constituvencional, los contenidos y proyecciones de la
familia interespecie, pues, su irrupción reflejada cada vez más por la jurisprudencia, pero a la vez soslayada por
el derecho secundario, impone la necesidad de desarrollar el concepto y su alcance, que no solo sirva a los
debates académicos, sino que fundamentalmente, signifique un aporte a la práctica del derecho animal en los
distintos casos concretos que a diario se suscitan.

Sumario:

1. Introducción. 2. Los animales no humamos como sujeto de derecho - Los animales domésticos. 3. Las familias
y la socioafectividad. 4. Animales humanos, animales no humanos domésticos y sociofectividad: La familia
interespecie. 5. A modo de conclusión.

La familia interespecie

1. Introducción

Un entrecruzamiento deconstructivo con intensas raíces multidisciplinarias se observa cuando los animales no
humanos como sujetos de derecho y la socioafectividad como elemento constructor de una familia se dan la
mano y comienzan a desandar juntos el mismo sendero conceptual. Como punto de partida, el primer resultado
que aparece es la noción de familia interespecie[1] que interpela tanto al antroponcentrismo como al binarismo
proyectando una alternativa de familia construida por lazos afectivos que sostienen un plan de vida no
antropocéntrico exento de binarismo.

Esta irrupción reflejada cada vez más por la jurisprudencia, pero a la vez soslayada por el derecho secundario,
impone la necesidad de desarrollar el concepto y alcance de la familia interespecie que no solo sirva a los
debates académicos, sino que fundamentalmente, signifique un aporte a la práctica del derecho animal en los
distintos casos concretos que a diario se suscitan en este campo.

El objetivo del presente artículo consiste justamente en profundizar desde una mirada constituvencional los
contenidos y proyecciones de la familia interespecie como un primer aporte de muchos que seguramente y de
forma más específica vendrán.

2. Los animales no humamos como sujeto de derecho - Los animales domésticos

2.1 El caso "Orangutana Sandra"[2] constituyó el inicio de una nueva era al establecer jurisprudencialmente en
sede penal federal argentina[3], en sede penal, contravencional y de faltas de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires[4] y en sede contenciosa administrativa y tributaria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires[5] que Sandra
es una persona no humana y como sujeto titulariza ciertos derechos[6] que deben ser garantizados eficazmente
por el Estado y los particulares[7]. En el proceso contencioso administrativo quedó acreditado que Sandra es un
ser sintiente con un desarrollo de su capacidad cognitiva asimilable a un niño o niña de cinco años, con
capacidad plena para construir herramientas, reconocerse en un espejo, comunicarse mediante el lenguaje
gestual y que cuando quiere interactúa con los humanos que como público observaban su "exhibición" en el
Zoo[8]. En el informe elaborado por los expertos internacionales Leif Cocks, Gary Shapiro y Shawn Thompson
estos sostuvieron que la evidencia empírica demuestra que los orangutanes son seres autónomos, pensantes,

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sintientes, sensibles, genéticamente similares a los seres humanos, con capacidad de reflexionar y tomar
decisiones y un rudimentario sentido de lo bueno y lo malo.

Con relación a la categoría de sujetos de derechos de los animales no humanos los magistrados y magistradas
actuantes expusieron distintos argumentos que pueden ser unificados bajo el signo de la sintiencia.

La Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal (integrada por la jueza Ángela Ledesma y los jueces Pedro
David y Alejandro Slokar) sostuvo:

"... A partir de una interpretación jurídica dinámica y no estática, menester es reconocer al animal el carácter de
sujeto de derechos, pues los Sujetos No-Humanos (Animales) son titulares de derechos, por lo que se impone su
protección en el ámbito competencial correspondiente."

La Jueza en lo Contencioso Administrativo y Tributario Elena Liberatori expresó:

"I. Que las cuestiones relevantes a dilucidar en las presentes actuaciones son concretamente dos. En primer
término, si la orangutana Sandra posee derechos y si ello implica reconocerle el carácter de sujeto de derecho no
humano. En segundo, si corresponde proceder a su liberación o traslado; y si ello resulta posible atendiendo a
las circunstancias particulares de la orangutana Sandra. II.- En cuanto a la primera de las temáticas a resolver,
referida al status legal de la orangutana Sandra, es decir si se trata de un sujeto de derecho o sólo un mero
objeto, resulta pertinente referirse a la decisión que adoptó la Sala II de la Cámara de Casación Penal integrada
por la Jueza Ángela Ledesma y los Jueces Pedro David y Alejandro Slokar, quienes en la causa "Orangutana
Sandra s/ habeas corpus" resolvieron con fecha 18 de diciembre de 2014, que "... a partir de una interpretación
jurídica dinámica y no estática, menester es reconocerle al animal el carácter de sujeto de derechos, pues los
sujetos no humanos (animales) son titulares de derechos, por lo que se impone su protección en el ámbito
competencial correspondiente (...)". De conformidad con el precedente jurisprudencial mencionado, no se
advierte impedimento jurídico alguno para concluir de igual manera en este expediente, es decir, que la
orangutana Sandra es una persona no humana, y por ende, sujeto de derechos y consecuentes obligaciones
hacia ella por parte de las personas humanas...III. La categorización de Sandra como "persona no humana" y en
consecuencia como sujeto de derechos no debe llevar a la afirmación apresurada y descontextualizada de que
Sandra entonces es titular de los derechos de las personas humanas. Ello de modo alguno es trasladable. Por el
contrario, tal como lo señala el experto Héctor Ferrari "ponerle vestido a un perro también es maltratarlo". Y de
hecho, continúa, los animales de compañía son frecuentemente considerados parte de la familia no siendo ni una
persona ni una "cosa" en tal caso porque se trata de "sistemas autopoyéticos heterótrofos , con capacidad de
agencia comportamental". Entonces, se trata reconocerle a Sandra sus propios derechos como parte de la
obligación de respeto a la vida y de su dignidad de "ser sintiente"...."

El juez en lo Penal, Contravencional y de Faltas Gustavo Letner argumentó:

"IV. Veamos, una lectura de las corrientes actuales que tratan la materia evidencian un abandono a la postura
antropocéntrica fundada en el respecto a los sentimientos del hombre y su ética -entendiendo a los animales
siempre en función de una relación directa con el humano-; sino orientada a evitar el sufrimiento de los animales.
En este entendimiento, numerosas legislaciones han modificado su normativa guiando su espíritu a la protección
de los animales en sí y, por tanto, su capacidad de sufrimiento es lo que constituye el bien jurídico protegido por
las legislaciones actualmente vigentes en Europa y América Latina... En esta senda argumental, no cabe más
que colegir que, en el caso traído a estudio, el sujeto susceptible de ser considerado como directamente afectado
es la orangutana Sandra; ser sintiente cuyo bienestar podría encontrarse vulnerado a través del maltrato
humano..."

La Sala III de la Cámara lo Penal, Contravencional y de Faltas en el voto del juez Franza estableció obiter dictum:

"... Por lo expuesto, entiendo que no quedan dudas del carácter de persona no humana que ostentan los
animales, y que en razón de ello tienen derechos inherentes a dicha categoría de sujetos de derecho, entre los
cuales se destacan los de llevar una vida digna, sin apremios físicos ni psíquicos, y especialmente en libertad".

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2.2 La "sintiencia" responde a los contenidos expresados por la biología, las ciencias veterinarias y la etología,
con lo cual los animales son seres ontológicamente sintientes sin que esto dependa de una declaración judicial
que, a todas luces, es superflua. En términos de filosofía moral, la sintiencia es el elemento que permite
reconocer a los animales como agentes morales y determinar el trato que merecen por parte de los seres
humanos (aquello que podría englobarse como la agencia moral y la paciencia moral de los animales).

La sintiencia animal puede definirse como la capacidad de percibir el propio entorno, como así también,
sensaciones tales como dolor, sufrimiento, placer y confort. Requiere de la existencia de sensores internos y
externos que detecten estímulos, a la vez que, asume la capacidad mental de experimentar conscientemente
esas percepciones y sentimientos. En la actualidad se han desarrollado métodos que permiten "preguntarles" a
los animales sobre los estados comunes de sufrimiento tales como el dolor, el miedo, el sufrimiento y la
privación, pero el desafío consiste en investigar mucho más la sintiencia vinculada a la promoción del placer y la
evitación del aburrimiento[9].

El concepto de "animal no humano" responde a una categoría antropológica sostenida por la sintiencia. El
desafío presente consiste en poder encontrar una denominación que no esté basada exclusivamente en la
negativa del humano (como por ejemplo sería "animal distinto al humano") por cuanto la misma sigue
imponiendo, de algún manera, una visión antropocéntrica.

La categoría "sujeto de derecho" como sucedáneo del concepto de "persona no humana" es una construcción
jurídica que considera moralmente relevante la sintiencia de los animales no humanos a efectos de otorgarle la
titularidad de ciertos derechos y sus respectivas garantías de tutela efectiva.

Lo expuesto hasta acá puede graficarse de la siguiente manera:

2.3 En el marco de la teoría del derecho animal es posible distinguir entre animales no humanos salvajes,
liminales[10] y domésticos en cuanto a sus derechos y la tutela de los mismos. A los primeros se les debe
garantizar su soberanía, a los segundos un modelo de residencia y a los últimos una carta de ciudadanía en
intersubjetividad con los seres humanos[11].

Los animales no humanos domésticos al estar adaptados genéticamente para convivir con los seres humanos y
requerir de un cuidado continuo crea una relación especial entre ambas especies que necesariamente se
proyecta en la construcción de un nuevo concepto de familia -sobre la base constitucional y convencional de la
protección deparada a la familia y a sus integrantes- que pueda abarcar un universo afectivo en términos
normativos con la debida tutela efectiva. En otras palabras, al hablar de una familia interespecie nos estamos
refiriendo a las relaciones de socioafectividad existentes entre una persona humana y una persona no humana
domesticada. En este punto, es necesario remarcar que dicha construcción debe estar exenta de toda clase de
antropomorfismo. Es que antropomorfizar extendiendo a los animales el principio de igualdad puede ser un gesto
noble pero intrínsecamente defectuoso. En primer lugar, en la medida que confirma el sistema binario de
distinción entre animal humano animal no humano imponiendo, aunque sea con un buen fin, la hegemonía de lo
humano. En segundo lugar, por cuanto niega la especificidad de los animales no humanos al tratarlos de manera
uniforme, como símbolos del valor transespecie, a través del mismo universal. Es necesario comprender la
interrelación entre lo humano y lo no humano como una forma constitutiva de la identidad de cada uno la cual
configura una relación de transformación o de simbiosis que se hibrida alterando la "naturaleza" de cada uno
para ubicar en primer plano los motivos centrales de su interacción. Esta modalidad se asemeja a un
experimento abierto distante de una deducción moral afincada en valores presuntamente universales[12].

3. Las familias y la socioafectividad

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Como punto de partida, es dable afirmar que la definición surge de la propia alocución: socio y afectividad. Se
trata de alcanzar reconocimiento jurídico a una situación fáctica centrada o concentrada en el afecto como
elemento clave. Este término está adquiriendo una importancia tal en el derecho de las familias que es el que
está detrás de planteos rupturistas como son aquellos que ponen en jaque el "binarismo" sobre el cual se han
construido la gran mayoría de las relaciones de familia. Nos referimos no solo al binarismo filial y la cantidad en
aumento de casos en los que se reconoce que una persona pueda tener más de dos vínculos filiales en contra de
lo dispuesto en la última parte del art. 558 del Código Civil y Comercial, sino también el binarismo en lo relativo a
las relaciones de pareja que se conoce bajo la noción de "poliamor", siendo una de las autoras que elabora el
presente artículo defensora de la idea de dejar este término -el de poliamor- reservado a los vínculos de pareja
como suele acontecer en el derecho comparado. Más allá de esta disquisición terminológica, lo cierto es que la
noción de socioafectividad ha sido la clave o la llave de acceso para poner en crisis otro de los bastiones de la
familia en singular como lo es el binarismo[13].

La socioafectividad configura uno de los significantes más complejos y rupturistas del derecho de las familias. Su
alcance surge de la conjugación de lo social con la afectividad y se proyecta en el reconocimiento
constituvencional de un proyecto de vida familiar centrado en el afecto como elemento clave. Esta categoría
adquiere una dimensión disruptiva en el derecho de las familias puesto que coloca en jaque al "binarismo" sobre
el cual se construyó la gran mayoría de las relaciones de familia.

Como punto de partida, cabe señalar que la denominación "socioafectividad" proviene del derecho brasilero[14],
el cual viene trabajando el tema sobre la idea de que la correspondencia genética entre dos personas no es la
única alternativa respecto de la generación de derechos y obligaciones o el puente entre filiación y
responsabilidad parental.

En la jurisprudencia argentina, la filiación socioafectiva como causa fuente autónoma, se presenta en la


sentencia del Juzgado de Familia - 3° Nominación - de Córdoba [15] la cual reconoció por primera vez la filiación
entre una persona adulta y una adolescente en atención al fuerte lazo afectivo generado durante varios años
entre ellos. En dicha oportunidad, se expuso de manera clara lo siguiente:

La filiación socioafectiva no se basa en un hecho biológico ni en la voluntad procreacional tampoco surge de un


proceso adoptivo. Por el contrario, el elemento central de este tipo filiatorio se encuentra en la realización de
múltiples y diversos actos sostenidos a lo largo del tiempo que nos permiten apreciar que existe una verdadera
voluntad de ejercer el rol paterno y consecuentemente el de hijo/a (...) En otras palabras, la filiación socio-
afectiva afirma y reafirma un vínculo que trasciende lo normativo, importa reconocer que tanto la paternidad como
el ser hijo es una función que se ejerce día a día, un vínculo que se va forjando con el devenir de la vida, que
exige afecto, entrega, dedicación, presencia, respeto, y acompañamiento; actos que la ubican en la esencia de
una verdadera filiación.

La socioafectividad, al igual que una banda de Moevius, conjuga los elementos que lo integran permitiendo que
lo afectivo adopte un lugar de peso en lo social y lo social sea interpelado por ciertos y determinados afectos[16].

El desarrollo de esta cuestión en el derecho nacional ha tenido una gran evolución en los últimos años, siendo
que cada vez más fallos se centran o receptan como argumento a este concepto para resolver conflictos aún
abiertos en el derecho de las familias contemporáneo, como lo son aquellos que comprometen la
constitucionalidad del art. 611 del CCyC en torno a la prohibición de la guarda de hecho como antecedente la
adopción que amerita un estudio propio[17], la figura de la gestación por sustitución, o los planteos más recientes
vinculados a la puesta en crisis del binarismo filial y el consecuente reconocimiento que una persona pueda tener
más de dos vínculos filiales.

En la construcción de la familia interespecie, la socioafectividad juega un rol fundamental no como una fuente de
filiación sino como un elemento de conformación o constitución familiar, a partir del cual, se generan distintas
formas de protección traducidas en derechos y garantías.

4. Animales humanos, animales no humanos domésticos y socioafectividad: La familia interespecie

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4.1 Tal como lo adelantamos la interpelación al derecho de las familias generada por la socioafectividad se
proyecta con fuerza normativa sobre la familia interespecie.

Como se dice en una investigación colombiana: "Los miembros de una familia en la cual cohabitan animales que
desempeñan ante todo una función afectiva, emocional, más que funcional u operativa, constituye en su
interacción el núcleo de este. Por tal razón, el problema de la presente investigación el cual abarca la categoría
de familia multiespecie evoluciona paradigmas de la familia tradicional y la inclusión al ordenamiento jurídico, así
como objetivo principal el reconocimiento de la categoría y las problemáticas que se presentan en la misma que
desenvuelven al desarrollo de la investigación extendiendo a la sociedad en conjunto y sus diversas instancias,
ya sean legales, culturales e incluso políticas, para el reconocimiento de los animales de compañía, como
integrantes plenos de la organización familiar"[18].

En definitiva, como bien se lo explica de manera clara y precisa desde el derecho brasilero: "Actualmente, se
identifica que el Derecho Animal se viene solidificando, a tal punto que se llegan a presenciar decisiones
judiciales fundamentadas en el bienestar animal, en contraposición al derecho de propiedad. La 'afectividad',
concepto subjetivo y tan presente en el Derecho de Familia, le da el rumbo a esa nueva tendencia doctrinaria y
jurisprudencial"[19]. En otras palabras, la socioafectividad juega un papel fundamental en la temática en estudio,
de allí la centralidad que ostenta en el presente artículo.

Si bien en un principio el concepto de socioafectividad se abrió camino dentro del campo de la filiación,
priorizándose el afecto por sobre la biología, después se fue ampliando a otros ámbitos[20]. ¿Será este el
momento de visibilizar el rol y la importancia que asume también en el marco de una temática en construcción
como lo es la familia interespecie?

4.2 Es importante señalar en la construcción del concepto de familia interespecie, el lugar que ocupan en las
relaciones de familia los lazos de afectos que se generan, los cuales deben tener su consecuente reconocimiento
en el ámbito jurídico.

De manera esquemática lo que aquí se pretende destacar se sintetiza en el siguiente gráfico:

Este entrecruzamiento empieza a tener cierta visibilidad en el derecho argentino a través de planteos judiciales

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en torno al cuidado de un animal doméstico tras la ruptura de la pareja. Básicamente, nos referimos a un
interesando precedente en el que se adiciona otro elemento nada menos como lo es la situación de violencia de
género. ¿Acaso, la amenaza por parte del autor de la violencia de quitarle el cuidado de la mascota con la cual
tiene un lazo afectivo fuerte no agrava la situación de violencia, sumisión y opresión?

Nos referimos al caso resuelto por el Juzgado de Niñez, Adolescencia y Familia nro. 3 de Resistencia en fecha
18/05/2021[21]. Se trata de una denuncia por violencia familiar incoada por una mujer en contra de su ex pareja
cuya relación se mantuvo durante 8 años y se habían separado hace un tiempo (un año y medio), sin hijxs en
común y dos perros "Yuyu" y "General". Ante la situación de persecución y hostigamiento que sufría la mujer
(seguimiento, pegatina de carteles con dichos insultantes en su auto estacionado mientras ella trabajaba,
mensajes intimidatorios ante la supuesta nueva relación que había comenzado, ingreso a la vivienda de ella,
etc.), siendo el hecho que desató la denuncia por violencia familiar el aviso de los vecinos que la ex pareja "había
cruzado el muro de su vivienda usando una escalera y se encontraba dentro de su casa. Ante esto la
denunciante acude a su domicilio y se entrevista con el Sr. ... pidiendo explicación por la irrupción a su vivienda,
a lo que éste manifiesta que fue a desenterrar un perro que se encontraba en el patio de la misma". En la
denuncia, la mujer solicita además de la prohibición de acercamiento y el otorgamiento del botón antipánico, la
restitución de los dos perros que se encontrarían viviendo con el autor de la violencia en atención a que estos
"son parte integrante de su familia, y que representan un sostén emocional en su vida". Básicamente, señala
refiriéndose al autor que "solo hay tres cosas que le importan en la vida: Sus hijos (a los que ya se acercó); su
trabajo (la acosó) y sus 'perrhijos' como ella los llama y con los que se quedó".

En la sentencia se hace lugar a las medidas solicitadas otorgándosele especial dedicación a la situación de los
"perrhijos", partiéndose de la idea "que estamos en presencia de la utilización de los animales (dos perros) como
instrumentos para causar daño y sufrimiento psicológico a la Sra. ... y sus hijos" y en ese marco, se esgrimieron
las siguientes afirmaciones:

- "los animales son utilizados como chivos expiatorios, mecanismos para maltratar a la pareja o los hijos, para
someterlos, amenazarlos, para evitar que se vayan y/o para asegurar su silencio respecto a su situación de
víctimas. Así lo consigna la Doctrina al señalar que: '... Se consigue así, de una forma muy efectiva, que sigan
siendo víctimas en silencio, mientras dura la relación y una vez que ha terminado." (El maltrato animal como
violencia doméstica y de género. Un análisis sobre las víctimas, Revista de Victimología 2, pp. 97-123.)'".

- "esta situación es una preocupación que perdura aunque se haya abandonado la relación de Violencia como en
el caso de autos, ya que los animales han sido retenidos en casa del presunto maltratador, encuadrándose
además en una situación de violencia psicológica conforme Ley Nº 26485 de Protección Integral a las Mujeres
(art. 5 inc. 2, inc. 4 a)".

- "Para entender el sentido que tiene este tipo de violencia muy pocas veces denunciado o analizado en el ámbito
judicial, es preciso comprender el sólido vínculo existente entre las personas y los animales como ocurre en el
caso de autos".

- "Si bien en cuestiones de Violencia Familiar nuestro derecho positivo no incluye a los animales, no debería
descartarse a futuro su inclusión, no solo por ser instrumentos por la repercusión afectiva que ellos tienen en
humanos, sino porque sufren como tales, dicha consideración no mermaría la protección de las víctimas
humanas, sino que la reforzaría de un modo más integral y con mayor sensibilidad social".

- "Adviértase que, '...Para proteger a las víctimas de violencia familiar en este contexto se están llevando a cabo
diversas iniciativas: en EEUU existen 24 jurisdicciones donde se incluye a los animales de compañía en las
órdenes de alejamiento, también se ha desarrollado programas de acogida temporal para animales de mujeres
maltratadas si no tienen un lugar donde albergarlos, mientras rehacen su vida y se están capacitando a cuerpos
policiales sobre el particular, como por ej., a la Policía de Chicago, la división de Policía de Holanda, la Policía de
los Ángeles (LAPD) la Policía Nacional de Colombia, la guardia urbana de Barcelona o la Policía Naguanagua
(Venezuela)". ("Violencia Doméstica y Maltrato hacia los animales" Dr. Pablo N. Buompadre)'".

- "debemos tener en cuenta que los animales son seres sintientes, lo que no significa que tengan los mismos

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derechos que los humanos (...) Tal concepto jurídico que intenta alejarse de lo patrimonial resulta acertado y por
ende compatible para su trámite y competencia en este proceso. De autos surge que la denunciante adoptó a los
perros -en la actualidad de edades avanzadas- cuando los mismos se encontraban en malas condiciones, los
curó, les prodigó todo el cariño y afecto que podía, al punto de llamarlos 'perrhijos'. Esta última denominación
permite vislumbrar el alto grado de vinculación emocional que no se circunscribe solo a la denunciante, sino que
se extiende a todo ser humano que cuente con animales de compañía y entre los que se genera un verdadero
vínculo afectivo".

- "sin perjuicio de múltiples proyectos presentados en el Congreso de la Nación para reformar el CCCN,
lamentablemente a la fecha se concibe a los 'animales no humanos' como cosas muebles (semovientes), siendo
objeto de derechos subjetivos resultantes de la relación real a la que están sometidos y no como titulares de
derecho, motivo por el cual también debemos analizar la pretensión en función de la norma -aunque la misma en
muchos casos resulte anacrónica- (...) el derecho positivo en el art. 1947 del CCCN reza: '...No son susceptibles
de apropiación: ii) i) los animales domésticos, aunque escapen e ingresen en inmueble ajeno;...' Podríamos ver
en este artículo un pequeño apartamiento del régimen general, pues aun cuando no altera el carácter de 'cosas'
que se otorga a los animales en todo el cuerpo normativo, al menos respeta el derecho a permanecer en su
hábitat respecto de los animales domésticos por no ser susceptibles de apropiación como sí lo son las cosas
inertes".

- "en el ámbito normativo procesal local y relacionado a la Violencia Familiar, el art. 165 de la Ley Nº 2950-M inc.
16 establece: 'Ordenar a la fuerza pública, el acompañamiento de la víctima a su domicilio para retirar sus
efectos personales...'. Que el carácter personal y afectivo con los perros podría encuadrarse en la normativa
aplicable atento a ser la Sra. ... titular responsable del cuidado de los canes".

Como se puede observar, este fallo reconoce dos cuestiones centrales en torno a los animales que se vinculan
entre sí: a) el fuerte lazo afectivo entre los canes y la denunciante y 2) la violencia psicológica que encierra
pretender anular esta relación afectiva; precisamente, la noción de "perrhijo" da cuenta del lugar de relevancia
que ocupan "Yuyu" y "General" en la vida no solo de la denunciante, sino de su propia familia que se integra con
sus hijxs menores de edad quienes también, en definitiva, serían víctimas de la violencia psicológica que ejerce
el denunciado.

Esta situación es hábil para tomar dimensión -más allá de las obvias diferencias entre las personas humanas y
las personas no humanas- sobre el impacto negativo y la violencia que encierra cuando se utiliza como objeto
sometimiento, amenaza y persecución, a aquellos con quienes se tiene un fuerte vínculo afectivo como son lxs
hijxs como las mascotas. No se trata de equiparar ambas como si fuera una puja en términos afectivos, sino de
sentimientos genuinos y profundos ambos -cada uno con su propia particularidad o especialidad- que merecen
ser tenidos en cuenta desde el ámbito jurídico a los fines de no silenciar o invisibilizar lazos de afecto y, a la par,
herramientas de manipulación y opresión.

Tratándose de situaciones de violencia, cabe traer a colación otro precedente en el que la noción de familia
interespecie está presente. Nos referimos al caso resuelto por el Juzgado Penal de Rawson en fecha
10/06/2021[22] que compromete una denuncia efectuada contra un agente de la Policía de Rawson que en fecha
26 de marzo del 2020, mientras cumplía funciones de control en un barrio, dispara con su arma reglamentaria a
la perra de una familia vecina del lugar, llamada Tita, provocando su muerte. En la sentencia se pone de resalto
que "La muerte de T. ha causado en su familia una pérdida irreparable, los testimonios de C. y de M. mostraron
la integración de T. en la vida familiar transformándola en una familia Multiespecie. El daño ocasionado en el
seno familiar quedo evidenciado además en el testimonio de M. E. L., Licenciada en Trabajo Social quien realizó
entrevistas en el seno de la familia explicando el impacto que les produjo el fallecimiento de T. Refirió en la
audiencia que la familia se conforma por cuatro miembros convivientes más otros cuatro mientras que integran la
familia multiespecie. Los hijos de la pareja se encuentran aún conmovidos por la ausencia de T. generando un
vacío difícil de llenar y por otro lado aún perduran en sus recuerdos en haberla visto toda ensangrentada ya
moribunda, señalando la necesidad de acompañamiento terapéutico. T. dormía con los niños, los acompañaba
en sus tareas habituales, tuvieron pesadillas, en incluso la Sra. C. no puedo continuar por un tiempo con sus
actividades habituales. Sin duda el daño causado a la familia de T. ha sido inmenso".

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Al analizar este fallo, María Elisa Rosa considera que "particularmente en lo referente a los dos aspectos
mencionados supra (reconocimiento de la familia multiespecie y de los animales no humanos como seres
sintientes y sujetos de derecho), llama la atención -de una manera muy positiva- que el magistrado, a lo largo del
desarrollo de sus fundamentos, se refiere a la protagonista de esta triste historia, llamándola por su nombre: 'Tita'
(aunque se consigne solo la letra «T»), lo que no es común, ya que en muchas oportunidades advertimos que los
jueces en sus sentencias en casos que involucran a animales no humanos (casos de denuncias por maltrato
animal, por ejemplo) usan términos como 'el can', o 'el animal', 'el perro', 'el gato', etc., lo que no resulta
incorrecto, pero llamando a Tita por su nombre, por el que su familia le dio, el magistrado de alguna manera
dignifica y revaloriza el lugar que ella ocupaba dentro de esa familia, de su familia, marcando su postura"[23].
Como es sabido, el lenguaje no es neutro, todo lo contrario, da sentido y dimensión a lo que se pretende nombrar
y lo que se considera de ella.

Para seguir dimensionando como el pasaje de ser cosa a persona no humana tiene una repercusión directa en el
campo de las relaciones de familia es dable sintetizar el caso resuelto por el Juzgado de Familia y Penal de
Niños y Adolescentes de Villaguay en fecha 10/09/2021 que también encierra una situación de violencia de
género en el que la jueza ordenó "Ampliar las medidas cautelares dispuestas en fecha 03.09.2021 y en
consecuencia PROHIBIR al Sr. L.M.L. la realización todo acto de daño, lesión, ocultamiento, traslado o cualquier
tipo de maltrato de las mascotas convivientes de la víctima Sra. V. M. A. (Dulce, Blanky, Mikael, Luna, Turmalina,
Logan) los cuales viven con la denunciante"[24].

Pero no todos son conflictos que debe resolver la justicia, también las parejas pueden acordar lo relativo a las
personas no humanas en los mismos términos y bajo las mismas lógicas que acontece con los hijos y las hijas
cuando los progenitores se separan. Al respecto, es interesante destacar el fallo que menciona González Silvano
que involucra la homologación de un acuerdo sobre "el régimen de comunicación" de "Sidney". Así, la Sala A de
la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil en fecha 14/02/2019 dispuso: "I.- Implementar un régimen
comunicacional con Sidney a favor del Sr. P. II.- El mencionado régimen comunicacional consistirá en que Sidney
permanezca con el Sr. P. fin de semana por medio comenzando a regir aquel el próximo viernes 15 de Febrero
del corriente año. Así, el Sr. P retirará a Sidney del domicilio laboral del paseador, Sr. D L, ubicado en la calle ...
en su intersección con (...). Uno de los fines de semana indicados deberá coincidir con la guardia pasiva de la
Srita. R. Ese fin de semana el actor reintegrará a Sidney el día lunes al paseador en el inicio del paseo y en el
lugar donde éste le indique. III.- El fin de semana que Sidney no permanezca con el actor, éste la retirará el día
viernes del mismo domicilio laboral del paseador y la reintegrará el día sábado una persona del conocimiento de
ambos en el domicilio particular de la accionada. IV.- En caso de surgir algún inconveniente con el paseador, las
partes arbitrarán los medios necesarios para que se cumpla en debida forma el presente régimen
comunicacional. V.-El fin de semana de carnaval Sidney permanecerá con el Sr. P, mientras que en Semana
Santa estará con la Sra. R. VI.- Durante el periodo vacacional de la Srita. R, Sidney permanecerá el tiempo
completo con el actor y viceversa cuando las vacaciones sean gozadas por el Sr. P., que serán las de este
último, desde el dos de mayo al 16 de mayo del corriente año. VII.- Las fiestas de Navidad y Año Nuevo, Sidney
viajará con la Srita. R. a Caleta Olivia. VIII. - Los honorarios del paseador de ahora en más y mientras se
encuentre vigente el presente convenio, serán abonados por ambas partes y lo harán el Sr. P los meses impares
y la Srita. R los meses pares. IX.- Las eventuales circunstancias que surjan mientras se lleve a cabo este
régimen comunicacional serán comunicadas a través de las letradas de cada una de las partes. X.- En este acto
la parte actora desiste del recurso de apelación interpuesto oportunamente. XI.- Asimismo, solicitan la
homologación del presente acuerdo. XII.- Acuerdan que las costas sean impuestas en el orden causado"[25].

Desde una perspectiva civilista clásica, es dable traer a colación el caso resuelto por el Juzgado Civil nro 8 de
Santiago, Chile en fecha 29/06/2022[26]. Se trata de una ex pareja -el piloto de avión y ella nutricionista- en el
que el señor solicita el cese del uso gratuito de dos mascotas, alegándose que existe un condominio sobre "dos
perros de raza Shi Tzu, individualizados en el Registro de Mascotas respectivo con los nombres de 'Igor' y
'Bambú'" y, de este modo, se le permita "el pleno uso y disfrute de las dos mascotas en proporción a sus
derechos cuotativos, o en subsidio, se imponga a la demandada el pago de una renta periódica fijada por el
Tribunal conforme al mérito del proceso" y "el nombramiento de un administrador pro indiviso a fin de que arbitre
las acciones conducentes a la conservación y administración de los bienes comunes".

Se expone que actor y demandado mantuvieron una relación de pareja durante 5 años y que, tras la ruptura, la

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demandada se quedó a cargo de "Igor" y Bambú". Asimismo, surge del relato de los hechos que "sugiriendo la
demandada respecto de los perros que cada uno eligiera uno para adjudicárselo; lo que fue rechazado por el
actor, quien arguyó que, por el vínculo sanguíneo entre ambos animales, no pueden ser separados, pues Igor,
padre de Bambú, no es capaz de soportar un momento con ausencia de su hijo, padeciendo gritos, llantos y
angustia en general" y que "con el objeto de hacer menos traumática la ruptura tanto para ellos como para los
perros, decidieron que la demandada mantendría la tenencia de ambos, pero al menos una vez al mes el
demandante podría solicitárselos y llevarlos a su casa por todo un fin de semana". Que este régimen
consensuado fue sostenido durante dos años hasta que "hace más de un mes la Sra. ... se contactó con el actor
para informarle que ya no deseaba perseverar en el régimen que habían establecido para la tenencia de las
mascotas, más aún, le indicó que tampoco quería verlo más a él", por ello se ve obligado a iniciar la acción de
cese de uso gratuito y reconocimiento de condominio sobre ambos perros, agregándose que "ha sufrido
adversas consecuencias, por el estrecho vínculo emocional que ha formado con sus mascotas durante todos
estos años, provocándole estados de completo abatimiento e impotencia al no poder hacer más, haciéndole
sentir 'emocionalmente destruido' como ha descrito se siente, y que lo han impulsado a buscar ayuda médica por
temor a que dicho estado repercuta en su trabajo". Como se puede observar, una vez más, la socioafectividad
está en el centro de la escena como elemento básico para iniciar una acción judicial que compromete a personas
no humanas. ¿Es casualidad? No, causalidad fundada en la fuerza de los lazos afectivos generados entre
personas humanas y no humanas que tienen un desenlace en el ámbito judicial.

La sentencia se desarrolla, principalmente, en el marco del concepto tradicional de los animales como "cosas" en
atención al contexto legislativo que prima en el derecho chileno como también acontece en el argentino. Sucede
que, en el caso resuelto por la justicia chaqueña, el conflicto planteado encierra una situación de violencia de
género, de allí que las normas jurídicas que imperan son en sí más amplias, flexibles y humanas; a diferencia con
lo que acontece con el planteo chileno que se lo encara desde el punto de vista del derecho civil clásico, es decir,
sin verse atravesado por la perspectiva constitucional-convencional como exige los arts. 1 y 2 del Código Civil y
Comercial.

Veamos, en el caso resuelto por el Juzgado Civil nro. 8 de Santiago, se destaca en primer lugar, la cantidad de
prueba incorporada al proceso tendiente a demostrar el vínculo afectivo del actor con los canes y, a la par,
diferentes erogaciones patrimoniales que dan cuenta la atención brindada -ecografías y otros hechos que
incumbencia veterinaria- además del testimonio del veterinario y amigos y compañeros de trabajo que dan
cuenta de la doble interacción personal-patrimonial con las personas no humanas. En lo relativo a los
argumentos esgrimidos, se señalan los siguientes:

- En cuanto a la acción intentada, se considera que corre en torno al derecho de los comuneros "donde todos los
sujetos que detentan propiedad sobre derechos relativos a un bien tienen la facultad de usarlo, gozarlo y
beneficiarse del mismo, no pudiendo excluir a otros", destacándose que el objeto sometido a estudio "es bastante
especial, en cuanto a la naturaleza del bien en que ella pretende ser aplicada, esto es dos animales".

- "Como primera cuestión, preciso resulta señalar que la legislación Chilena en materia de animales de
compañía, es escasa, no obstante, es imperioso recurrir al Libro Segundo del Código Civil, que en su Título I,
establece que los bienes consisten en cosas corporales e incorporales, dividiendo las primeras en inmuebles y
muebles (...) Por tanto, los animales, en Chile, se reputan cosas, al igual que en el caso de la amplia
jurisprudencia comparada".

- Que "el artículo 608 del Código Civil, realiza una clasificación de los animales, definiendo cada uno de ellos, así
tenemos: a) Animales bravíos o salvajes: los que viven naturalmente libres e independientes del hombre, como
las fieras y los peces. b) Animales domésticos: los que pertenecen a especies que viven ordinariamente bajo la
dependencia del hombre, como las gallinas y las ovejas. c) Animales domesticados: los que sin embargo de ser
bravíos por su naturaleza se han acostumbrado a la domesticidad y reconocen en cierto modo el imperio del
hombre. Estos animales, mientras conservan la costumbre de volver al amparo o dependencia del hombre,
siguen la regla de los animales domésticos, y perdiendo esta costumbre vuelven a la clase de los animales
bravíos".

- "que el ser humano tiene poder sobre ellos. Así, es titular de cada animal y puede ejercer sobre él cada uno de

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los atributos que nos concede el derecho de propiedad, puede usar; servirse del animal, disfrutar; aprovecharse
económicamente del animal o de sus crías - consideradas frutos naturales-, disponer; desprenderse, abandonar,
eliminar al animal como a sus crías o reivindicarlo".

- Que "el demandante, ha señalado que adquirió a la primera de las mascotas en virtud de un contrato de
compraventa con la empresa Pet&Co, pagando el precio de dicho contrato. Por su parte, la demandada, no
obstante, no haber contestado la demanda, rindió prueba testimonial, destinada a acreditar el dominio exclusivo
de los animales, haciendo comparecer a los testigos ya referidos, quienes se encuentran contestes en señalar
que es la dueña de estos, por haberse comportado como tal, haciéndose cargo de ellos".

- Que "en relación a la inscripción de los animales, en el Registro Nacional de Mascotas a nombre de la
demandada, en conformidad a la Ley 21020 sobre tenencia responsable de mascotas y animales de compañía,
es necesario, señalar que esta inscripción, no acredita el dominio del animal, sino únicamente al responsable del
mismo (...) De esta manera, es posible concluir que el poseedor y el dueño de las mascotas pueden ser personas
diversas".

- De lo expuesto por el actor y de los documentos acompañados por las partes, en cuanto a los pagos de gastos
de 'Igor' y 'Bambú', de los que se desprende que tanto el actor como la demandada han concurrido a ellos, se
puede presumir que la propiedad de éstos pertenece a ambas partes; concurriendo entonces el primero de los
requisitos de la presente acción, esto es, la existencia de una cosa común".

- Que "despejado entonces que los perros de compañía objeto de la presente acción, en nuestro ordenamiento
jurídico tienen tratamiento de cosas muebles, y en consecuencia susceptibles de ser poseídos en copropiedad,
como sucede en el caso sublite; a juicio de esta sentenciadora, resulta necesario hacer presente, que tal como
se dijo en los razonamientos precedentes, atendida la especialidad de la acción incoada en cuanto a su objeto,
que el concepto de gratuidad, en los presentes autos, no debe ni puede interpretarse únicamente en un sentido
económico-patrimonial, sino en la posibilidad de disfrutar y gozar de las mascotas, en su sentido más amplio que
incluye su compañía, así como su ámbito afectivo, puesto que tal como se ha sostenido reiteradamente por los
entendidos en la materia, los perros son seres que sienten y manifiestan sus emociones"; agregándose para
reafirmar esta última aseveración que "'En el curso de los años, la relación hombre-animal ha cambiado
profundamente. Esta relación ha asumido distinciones que reflejan la rápida evolución de los cambios culturales
asociados, y con ello ha habido un enorme aumento de la población canina. La relación entre seres humanos y
animales de compañía es similar a una relación padre e hijo. El responsable del animal de compañía considera a
sus animales miembros de la familia, casi como hijos o mejores amigos, en vez de considerarlos como propiedad
personal, y describe el rol del animal en la familia como "muy importante'. (Memoria de grado de Licenciado en
Ciencias Jurídicas, Vicente Heresi Abarca y Flavia Urqueta Sánchez, Universidad Finis Terrae, año 2018)".

En este contexto, "la decisión de esta juez, evidentemente debe estar orientado a que el actor pueda satisfacer
su derecho de propiedad a través de la tenencia compartida de sus mascotas", en particular, se decide la
tenencia por períodos de tres meses comenzando por quien no ha estado a cargo de los perros hasta ese
momento, es decir, la actora. Aquí se alude a las nociones de tenencia y cuidado compartido, dos términos de
utilización frecuente en el marco de la responsabilidad parental, es decir, la relación entre progenitores e hijxs.
Como se puede observar, si bien la sentencia está construida sobre la base de cimientos del derecho civil
clásicos en torno a las nociones de propiedad, condominio, uso y goce, bienes entre otros, lo cierto es que de
manera "extra- legal" se les da ingreso y valoración a elementos fácticos/socio-afectivos que se materializan bajo
los conceptos de tenencia y cuidado compartido.

Como cierre de este lento y sostenido camino de la "humanización" de los animales en el pasaje de "cosas" a
"personas no humanas", es interesante traerá a colación el mencionado aún proyecto de Código de las Familias
cubano en el que se reconoce el lugar -gracias al afecto- de los animales domésticos en los siguientes términos.

El art. 280 vinculado al contenido de la resolución judicial en los divorcios, establece que debe tener
pronunciarse, siempre que proceda sobre "a) La responsabilidad parental, la guarda y el cuidado, el régimen de
comunicación familiar y los alimentos sobre las hijas y los hijos menores de edad comunes, sean habidos antes o
durante el matrimonio (...) f) el cuidado de los animales de compañía por uno o ambos cónyuges, la forma en la

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que aquel al que no se le haya confiado podrá puede tenerlos consigo, el reparto de las cargas asociadas a su
atención, tomando en cuenta, en todo caso, el interés de los miembros de la familia y el bienestar del animal con
independencia de quién sea su titular y de a quién le haya sido confiado para su cuidado".

En esta línea, el art. 293 relacionado con los pactos sobre divorcio, dispone que "La escritura pública notarial de
divorcio tiene fuerza ejecutiva directa e inmediata a todos los efectos legales a partir de su fecha y siempre que
proceda, contiene los pactos de los cónyuges sobre los aspectos siguientes: (...) h) la determinación del cuidado
de los animales de compañía por uno o ambos cónyuges, la forma en la que aquel al que no se le haya confiado
podrá tenerlos consigo, el reparto de las cargas asociadas a su atención, tomando en cuenta, en todo caso, el
interés de los miembros de la familia y el bienestar del animal con independencia de quién sea su titular y de a
quién le haya sido confiado para su cuidado".

Como se puede apreciar, los animales forman parte de los vínculos familiares y su reconocimiento legal
constituye una obligación en consonancia con la noción de familias en plural.

En esta lógica, María de las Victorias Gonzalez Silvano se pregunta: "Por qué es importante cambiar su status
jurídico: seguramente porque lo primero que se merecen los animales es 'no ser considerados cosas', 'segundo,
porque les generaría una serie de derechos, uno de ellos es que su lugar en la familia sea respetado'"[27].

5. A modo de conclusión

Repensar el derecho, las normas, sus interpretaciones en clave constituvencional constituye una obligación-
responsabilidad con todas las tensiones que ello conlleva. Ampliar los márgenes de las relaciones familiares y
tomar dimensión del lugar de las personas no humanas en sus lazos sociales y afectivos constituye un paso más
en esta búsqueda constante por sociedades más plurales e inclusivas.

Las relaciones de familia constituyen uno de los ámbitos más importantes que debe verse interpelado la familia
interespecie en consonancia con la noción de socioafectividad que forma parte de la columna vertebral del
derecho de las familias contemporáneo.

Este es solo el primer paso en la construcción del concepto de familia interespecie dentro de un universo donde
la sociafectividad le da un nombre a los sentimientos que a diario se forjan entre personas humana y no humanas
que comparten un mismo proyecto de vida.

[1] Para profundizar sobre este concepto en el derecho nacional se recomienda compulsar entro otros,
Velasco, Laura Cecilia, "Algunas consideraciones recientes sobre ANH (Animales No Humanos) en la
jurisprudencia", elDial.com - DC2EA3 y "Las medidas cautelares deben abarcar a los animales no
humanos -Comentario a los fallos "V. M. A. c/ L. M. L. s/ Violencia de género" - Juzgado de Familia y
Penal de Niños y Adolescentes de Villaguay (Entre Ríos) - 10/09/2021 y Expte. Nº -/2021-1 - "B., N. A. c/
P., R. J. s/ violencia familiar" - Juzgado de Niñez, Adolescencia y Familia de Resistencia (Chaco) -
18/05/2021", elDial DC2EDB; Rosa, María Elisa, "El reconocimiento de las familias multiespecie. Breves
reflexiones a propósito del caso «Tita»", Cita: MJ-DOC-16047-AR | MJD16047; González Silvano, M. de
las Victorias, "Frente al divorcio ¿qué sucede con los animales de compañía?", Cita: MJ-DOC-16069-AR
| MJD16069; Suarez, Pablo, "Las familias multiespecie en la jurisprudencia", RDF 2021-VI, 20/12/2021,
96, TR L.L. AR/DOC/3037/2021.

[2] González Silvano, María de las Victorias, "Ensayo sobre el caso Sandra", en archivo privado del autor.
La autora relata cómo biografía inicial de Sandra lo siguiente: "Nació en febrero de 1986 en el Zoológico
de Rostock, al norte de Alemania, recibiendo en aquel momento el nombre de Melissa (se la rebautizará
en Bs. As. como Sandra). Fue engendrada en el zoológico alemán de referencia por un orangután
macho nacido en Borneo y una orangután nacida en Sumatra ... El detalle del origen de los padres de
Melissa, no es menor, porque de adulta, su temperamento y actitudes fueron estudiados como si ella
fuera el producto de un experimento de laboratorio. Desde los 3 años, la orangután Melissa deambuló
por varios zoológicos, hasta que a los 8 años de edad llegó al zoológico de Buenos Aires. Ello sucedió

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en septiembre de 1994 cuando se la rebautizó con el nombre de Sandra. En Buenos Aires, durante un
año se le asignó la compañía de un compañero que dio como resultado que a los 9 años de edad,
Sandra pariera una hembra que se llamó Shembira. Sandra no tenía experiencia visual de ver la
actuación de su madre u de otras madres con sus crías, y su instinto de maternidad no alcanzó para ella
criara a su bebé orangután, que tuvo que ser alimentada a biberón por los cuidadores del zoo Sandra
igual veía a Shembira, su hija, todos los días, pero un día y con 5 años de edad, fue vendida a otro Zoo.
Sandra, comenzó a tener distintos problemas de salud y a cambiar los comportamientos típicos de su
propia especie. Sandra por esto y otros inconvenientes, entró en una depresión profunda...".

[3] Cámara Federal de Casación Penal, Sala II, Registro de Sentencia N° 2603/14, "Orangutana Sandra s/
hábeas corpus", 18 de diciembre de 2014. .

[4] Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad Autónoma de


Buenos Aires Nº 15 Secretaría Única "Responsable zoológico de Buenos Aires s/ Infracción art (s) Ley
14346 Ln (ley de protección animal) p/ L 2302" (Expediente Nº 18491/2014 (886 D), 29 de abril de 2015.

[5] Juzgado de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de


Buenos Aires Nº 4 Secretaría Nº 7 (Doctora Noelia Villarino), "Asociación de Funcionarios y Abogados
por los Derechos de los Animales (Andrés Gil Domínguez) y otros c/ GCBA s/ amparo" (Expediente Nº A
2174-2015/0), 21 de octubre de 2015.

[6] Derechos tales como la vida, la libertad física, la salud, el bienestar, la integridad física y psíquica, la
dignidad que interdicta cualquier acto u omisión que la considere una cosa e ignore su sintiencia y su
capacidad de auto reflexión.

[7] Lo resuelto por la justicia suscitó un arduo debate sobre los alcance de la teoría de la evolución. El
entonces Procurador General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sostuvo que calificar a Sandra
como sujeto de derecho implicaba descalificar de la teoría darwiniana puesto que una parte importante
de esa misma corriente de pensamiento, al tiempo que reclamaba el reconocimiento de la personalidad
de los animales no humanos, se la negaba a los embriones humanos con lo cual si el embrión humano
no es persona y el orangután sí lo es, es evidente que éste debe entenderse como una etapa
evolucionada de aquél y que el ser humano, en alguna de las etapas de su vida, constituye una
instancia evolutiva inferior a la de los monos (Conte-Grand, Julio, "Darwin ha muerto", Diario La Nación,
25 de agosto de 2015). Uno de los expertos mundiales convocados en el expediente que tramitó ante la
justicia contenciosa administrativa y tributaria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sostuvo que la
postura de Conte-Grand evidenciaba varios errores: a) en un nivel muy básico, la evolución no distingue
entre formas de vidas "inferiores" y "superiores" de la manera en que lo hacen los seres humanos. Los
elementos que valoramos y distinguimos como "superiores" e "inferiores" son conceptos desarrollados
por los seres humanos y no por la naturaleza; b) la evolución no es un sistema de ética. Por ende, la
evolución no debería utilizarse para construir decisiones éticas y c) después de que Darwin regresó a
Inglaterra de su viaje alrededor del mundo y estuvo varios años pensando en su teoría, encontró su
primer simio, una orangután llamada Jenny, en el Zoo de Londres en marzo de 1838. Darwin escribió en
su cuaderno de notas de aquel entonces sobre cómo el comportamiento de Jenny lo hizo pensar en una
"persona". Jenny estaba vestida con ropa de humano en los planos de la época. Darwin tocó una
armónica frente a Jenny y le dio un caramelo de menta para ver si ella reaccionaba como un ser
humano. Observó cómo reaccionó al verse a sí misma en un espejo. Darwin quedó intrigado por las
similitudes de pensamiento y emoción existentes entre su orangután y los seres humanos, y luego
escribió su libro La expresión de las emociones en el hombre y los animales (Thompson, Shawn, "El
Procurador que lamenta la muerte de Darwin", Diario Página/12, 29 de septiembre de 2015). Los
argumentos expuestos por Conte-Grand también fueron refutados por 253 profesionales de las ciencias
naturales (Lucifora, Luis, Barbini, Santiago y Giberto, Diego, "Darwin sigue vivo ... y también las malas
interpretaciones de la teoría evolutiva", Diario Página/12, 4 de septiembre de 2015).

[8] El objeto de la acción de amparo promovida fue el siguiente: "Que venimos a promover, la presente
acción de amparo colectivo en los términos previstos por los arts. 43 de la Constitución argentina, 25 del

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Pacto de San José de Costa Rica, 14 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires y la Ley 2145
contra el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con domicilio en la calle Uruguay 458 de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Jardín Zoológico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con
domicilio en la calle Avenida Las Heras 4550 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por conculcar de
forma manifiestamente ilegal y arbitraria el derecho a la libertad ambulatoria y el derecho a no sufrir
ningún daño físico o psíquico que titulariza como persona no humana y sujeto de derecho la Orangutana
Sandra quien se encuentra cautiva en el Jardín Zoológico de la Ciudad Autónoma. Consecuentemente,
la sentencia de amparo deberá ordenar que se libere a Sandra y se la reubique en un Santuario acorde
a su especie donde pueda desarrollar su vida en un real estado de bienestar que será determinado por
un Evaluador Experto en la materia".

[9] Duncan, Ian J. H., "The changing concept of animal sentience", Applied Animal Behaviour 100, 2006,
pp. 11-19.

[10] Los animales liminales no humanos son aquellos que sin salvajes o domésticos viven entre los seres
humanos porque estos últimos invadieron o rodearon su hábitat tradicional dejándolos sin opciones más
que adaptarse lo mejor que puedan los asentamientos humanos, o bien, por cuanto ciertos animales
salvajes buscaron áreas de asentamiento humano porque les ofrecían mayores fuentes de comida,
refugio y protección de los distintos predadores en comparación con el hábitat tradicional natural.

[11] Donaldson, Sue y Kymlicka, Zoopolis. Una teoría política para los derechos de los animales, Ad-Hoc,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2018.

[12] Braidoti, Rosi, Lo posthumano, Gedisa, Barcelona, 2015, p. 97.

[13] Saux, Edgardo Ignacio, "¿Familia y poliamor?", Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC D


122/2022.

[14] Precisamente por ello es interesante traer a colación este análisis que se hace de un interesante
precedente brasilero -y también de otro argentino en el mismo trabajo- por de La Torre, Natalia y Silva,
Sabrina A., "Ampliando el campo de la pluriparentalidad: poliamor, socioafectividad y biología", RDF:
2017-VI, 13/12/2017, 310. Cita Online: AR/DOC/4218/2017.

[15] Juzgado de Familia - 3° Nominación - Córdoba, 11/04/2022, "E., M. M. C/ A., Rocio del V. y otro -
Acciones de filiación - Expte. XXXX", Microjuris.com, MJ-JU-M-137258-AR |MJJ137258 |MJJ137258.

[16] Este término empezó a tener cada vez mayor importancia en la doctrina nacional, como muestra de ello
se recomienda compulsar: Herrera, Marisa, "La noción de socioafectividad como elemento "rupturista"
del derecho de familia contemporáneo", Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia. Derecho
de Familia, nro. 66, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2014, Cita Online: AP/DOC/1066/2014 y Herrera,
Marisa, "Socioafectividad, infancias y adolescencias ¿De lo clásico a lo extravagante?", Silvia Eugenia
Fernández (directora), Tratado de Derecho de Niñas, Niños y Adolescentes, 2da edición actualizada y
ampliada, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2021, ps. 445- 488; Krasnow, Adriana N., "El despliegue de la
socioafectividad en el derecho de las familias", RDF: 81, 57 cita Online: AR/DOC/3925/2017; Mignon
María Belén y Pelegrina, Ulises, "La socioafectividad: sus implicancias en el terreno jurídico. Cuando la
fuerza de los hechos y los afectos delimitan derechos", RDF: 87, 259 cita Online: AR/DOC/3542/2018;
Murganti, Ana, "El reconocimiento de la socioafectividad y el derecho a la vida familiar: un conflicto
sobre sus contornos", RDF: 2016-III, 26 cita Online: AR/DOC/4384/2016; y Silva, Sabrina Anabel y
Lopez, Daniela, "La identidad filiatoria en clave dinámica. A propósito de la noción de Socioafectividad",
Revista Crítica de Derecho Privado - Núcleo de Derecho Civil, 2016, Montevideo, Uruguay, 2016, ps.
725-739, entre tantos otros.

[17] Una buena síntesis del estado actual de este debate se puede compulsar en Herrera, Marisa- Molina
de Juan, Mariel y Salituri Amezcua, Martina, "El derecho humano a tener una familia y el lugar de la
adopción. Cuando fondo y forma se encuentran" en Fernández, Silvia E. (directora), op. cit., p. 823 y ss.

13 / 14
[18] Contreras Orjuela, Diana Carolina y Narvaez, Valentina Romero Narváez, "Los animales de compañía
como familia multiespecie en el marco del ordenamiento jurídico colombiano" disponible en
https://repository.ucc.edu.co/bitstream/20.500.12494/36378/3/2021_animales_compa%C3%B1ia.pdf
(Consultado el 30/09/2022).

[19] Jardim Geissler, Ana Cristina; Disconzi, Nina y Silveira Flain, Valdirene, "La mascota bajo la
perspectiva de la familia multiespecie y su inserción en el ordenamiento jurídico brasileño" disponible en
https://raco.cat/index.php/da/article/view/349382 (Consultado el 30/09/2022).

[20] Conf. Dias, María Berenice, Manual de Direito das Familias, 6ta edición, Livraria do Advogado, Porto
Alegre, 2010, p. 387 y ss.

[21] Juzgado de Niñez, Adolescencia y Familia, nro 3, Resistencia, 18/05/2021, "B., N. A. c. P., R. J. s/
Violencia familiar", Cita: TR L.L. AR/JUR/68822/2021.

[22] Of. Jud. Penal, Rawson, Chubut; 10/06/2021, "C., M. M. M. s. Denuncia maltrato animal"; Rubinzal
Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 3495/21.

[23] Rosa, María Elisa, "El reconocimiento de las familias multiespecie. Breves reflexiones a propósito del
caso 'Tita'", 2-jul-2021, Cita: MJ-DOC-16047-AR | MJD16047.

[24] Citado por Velasco, Laura Cecilia, "Las medidas cautelares deben abarcar a los animales no humanos
-Comentario a los fallos "V. M. A c/ L. M. L. s/ Violencia de género" - Juzgado de Familia y Penal de
Niños y Adolescentes de Villaguay (Entre Ríos) - 10/09/2021 y Expte. Nº -/2021-1 - "B., N. A. c/ P., R. J.
s/ Violencia familiar" - Juzgado de Niñez, Adolescencia y Familia de Resistencia (Chaco) - 18/05/2021",
13/10/2021Citar: elDial DC2EDB.

[25] González Silvano, M. de las Victorias, op. cit. 2-ago-2021. Cita: MJ-DOC-16069-AR | MJD16069.

[26] 8vo. Juzgado Civil de Santiago, Chile, 29/06/2022, "Baeza/Gonzalez", C-1533-2021, disponible en https
://www.diarioconstitucional.cl/wpcontent/uploads/2022/07/TENENCIACOMPARTIDAMASCOTAS8CIVIL.
pdf (Consultado el 30/09/2022).

[27] González Silvano, M. de las Victorias, op. cit.

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