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Licenciatura en Ciencias

Jurídicas y Sociales

Universidad Da Vinci de Guatemala

Campus Central Huehuetenango

Facultad de Ciencias Jurídicas, Sociales y Relaciones Internacionales

Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales

Séptimo Semestre

Sección: “B”

Curso: Derecho Civil IV

Docente: Licda. Elisely Karina Samayoa Ordóñez

Forma, rescisión y resolución de los contratos

Grupo No. 7

Integrantes: No. De carné:

Méndez Velazquez, Lorena 201925567

Mendòza Alva, Difilio 201901470

Mérida Martínez, Lismary Yesenia 201901237

Huehuetenango, 7 de mayo de 2022.


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Índice

Introducción --------------------------------------------------------------------------------------------- i

Contenido
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1. Forma de los contratos-----------------------------------------------------------------------
1
1.1. Forma ---------------------------------------------------------------------------------------

1.2. Importancia de la forma ---------------------------------------------------------------- 1

1.3. Funciones de la forma del contrato-------------------------------------------------- 1

1.4. Clases de forma ------------------------------------------------------------------------- 2

1.4.1. Forma ad solemnitatem y forma ad probationem ------------------------------- 3

4
1.5. La forma en el código civil-------------------------------------------------------------
7
1.6. Documentos públicos y documentos privados ------------------------------------
8
2. Rescisión ---------------------------------------------------------------------------------------
8
2.1. Definición y caracteres------------------------------------------------------------------
10
2.2. Clases de rescisión-----------------------------------------------------------------------
10
2.2.1. Rescisión voluntaria o consensual---------------------------------------------------
11
2.2.2. Rescisión judicial -------------------------------------------------------------------------

2.2.3. Rescisión fortuita o forzosa------------------------------------------------------------ 11

2.3. Efectos --------------------------------------------------------------------------------------- 11

2.4. LA RESOLUCIÓN DEL CONTRATO POR INCUMPLIMIENTO: Definición y


12
características-------------------------------------------------------------------------------
14
2.5. Requisitos de ejercicio de la facultad resolutoria-----------------------------------
15
2.6. Efectos de la resolución ------------------------------------------------------------------

2.7. La rescisión en el código civil guatemalteco----------------------------------------- 16


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Juicio crítico---------------------------------------------------------------------------------------------- 19

Conclusiones ------------------------------------------------------------------------------------------- 20

21
Recomendaciones -------------------------------------------------------------------------------------

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Bibliografía-----------------------------------------------------------------------------------------------
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Introducción

El derecho civil es un amplio campo de estudio, y, los actos jurídicos que los
seres humanos llevamos a cabo son base fundamental para el desarrollo de esta
rama del derecho privado.

Las relaciones jurídicas entre las personas, es una actividad común; sabemos
que, el ser humano es por naturaleza social, así que, en todo momento
necesariamente creamos lazos con otras personas, sin embargo, hay actos que
celebramos, que, de acuerdo a la ley, tienen efectos jurídicos; por ello, en el
presente trabajo de investigación, se desarrollan temas fundamentales para la
materia como; la forma de los contratos, la rescisión y resolución de los mismos.

Objetivamente se determina que todo contrato debe tener una forma, ya que es
una declaración de voluntad la que se establece entre las partes o contratantes y
ante la ley le otorga validez al acuerdo; por otra parte, la rescisión y resolución de
dicho contrato supone el fin de la obligación creada y comprobada gracias a la
forma. Es evidente la importancia que estos temas tienen en el cotidiano mundo del
derecho.

Cada uno de estos temas se fundamenta tanto en doctrina como en ley,


específicamente en el Código Civil guatemalteco Decreto 106, desde el artículo
1574 al 1586.

Este trabajo se encuentra conformado por varios temas y subtemas, conceptos


legales y doctrinarios que tiene por objeto lograr en los estudiantes y toda persona
que lo lea, un aprendizaje integral, constituyendo un valioso aporte a la sociedad
guatemalteca y al derecho en general.

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Contenido

1. Forma de los contratos


1.1. Forma

Se entiende por forma, la forma expresa y más concretamente la determinada y


especial que, por disposición de la ley o de la voluntad de las partes, ha de
observarse en determinados negocios jurídicos.

La forma en el negocio jurídico consiste en el medio a través del cual se produce


y exterioriza la declaración de voluntad de las partes, para la realización del negocio
jurídico contractual.

1.2. Importancia de la forma del acto jurídico

La significación jurídica de la forma en el negocio jurídico estriba en que, por una


parte, asegura la prueba y, por otro lado, al dificultar la manifestación de la voluntad
se pone en claro la misma y se da mayor margen a la reflexión, además de constituir
un requisito del negocio mismo, cuando la ley apreciando la trascendencia subjetiva
y objetiva del acto, impone un modo determinado de declaración para reconocer la
validez y eficacia del acto mismo.

1.3. Funciones de la forma del contrato

La función más elemental de la forma es la de dar a conocer el acto jurídico


realizado. Con esta función, que puede denominarse función de publicidad, la forma
proporciona un dato objetivo de conocimiento del acto contractual, lo que hace
posible su eficacia jurídica, su interpretación y su protección jurisdiccional. Así, la
forma permite identificar el contrato en su individualidad, ofrece la prueba de su
existencia, hace posible su protección. Por eso la que hemos llamado función de
publicidad podría también denominarse de protección, de seguridad o de garantía.

Supuesta la observación de la forma y, con ella, la existencia jurídica del contrato,


cabe reconocer en la forma una segunda función, que atañe particularmente a la
declaración de voluntad. Esta se conoce a través de la forma del contrato, en la que,
durante el proceso formativo del acto contractual, ha ido plasmándose hasta quedar

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en ella fijada definitivamente. Manifestado el consentimiento, sólo queda de él la


noticia que proporciona la forma del contrato. Esta sería la segunda función de la
forma propiamente dicha: servir de base objetiva para la presunción de
correspondencia del consentimiento exteriorizado con la voluntad real de los
contratantes.

Quizá se comprenderá mejor esta dualidad de funciones de la forma del contrato


teniendo en cuenta la finalidad a que cada una de ellas responde: La observancia
de la forma significa: a) que el acto contractual existe realmente y, por tanto, puede
producir efectos jurídicos; esta función (de publicidad) se ordena a la protección y
seguridad jurídica del contrato; b) que el acto contractual, en cuanto revestido de la
forma jurídica adecuada, implica y postula la existencia de un consentimiento cierto
y, en principio, válido: libre, íntegro, serio, no viciado, o con otras palabras, que el
consentimiento manifestado formalmente corresponde a un consentimiento real;
esta función (de certeza) responde a la finalidad de hacer patente la realidad
(integridad, seriedad, firmeza) del consentimiento declarado.

1.4. Clases de forma

Las disposiciones sobre la forma pertenecen al derecho imperativo, las partes no


pueden alcanzar su propósito más que por medio de la forma prescrita, cuya
inobservancia provoca la nulidad del negocio.

La forma es voluntaria cuando la misma es determinada mediante un convenio


previo existente entre las partes para la realización del negocio jurídico contractual
bajo los requisitos necesarios para su validez. La forma es legal o necesaria como
también se le denomina cuando es impuesta por la ley y puede ser escrita privada
o escrita pública. Es de la primera forma cuando es obra exclusiva de las partes, sin
requerir para ello la intervención de un funcionario público que le presta
autenticidad. Es de la segunda forma cuando exige la intervención de un tribunal,
de un notario o de una autoridad pública, con la utilización de determinadas
formalidades.

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Entre las clases de formas, también se encuentra la ad probationem y ad


solemnitatem:

1.4.1. Forma ad solemnitatem y forma ad probationem

Desde la perspectiva del contrato se suele distinguir entre estos dos tipos de
formas: la primera, llamada también ad substantiam o ad solemnitatem, constituye
un requisito esencial al contrato, de tal manera que hasta que no se complemente,
dicho contrato no se ha perfeccionado; es decir, son aquellas formas que por
ministerio de ley constituyen un requisito esencial del contrato, su falta, en
consecuencia, acarrea la nulidad del mismo. Cabe afirmar que en los casos en que
es exigida la forma ad substantiam, ésta cumple, además de las funciones
inherentes a la forma del contrato en general, una función específica, esencial, en
la configuración del contrato, en el sentido de que sin ella el contrato es nulo a todo
efecto. De este modo la forma ad solemnitatem, constituye un plus o un añadido al
propio contrato. Es por ello que en los contratos solemnes y formales la forma se
convierte en un elemento esencial de validez del contrato.

La forma ad probationem o de forma complementaria es aquella cuya exigencia


está más relacionada con la eficacia del contrato, que con su validez. Generalmente,
sirve para la prueba del mismo, pero no es ésta la única función que tiene asignada,
como hemos visto anteriormente. Esta segunda forma puede incidir sobre los
efectos del contrato, cuando se hace, depende su cumplimiento y la exigibilidad de
las obligaciones que de él nacen, porque así lo han dispuesto las partes, o porque
el efecto típico, que puede ser la transmisión de dominio en la compraventa, por
ejemplo, se liga al otorgamiento de escritura pública; o permite su acceso a un
Registro Público.

Por ello, lo que caracteriza a esta forma es que su cumplimentación puede ser
obligatoria para las partes, pero su incumplimiento no implica la invalidez del
negocio, afectando únicamente a su eficacia en alguno de sus aspectos.

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La forma ad probationem fue establecida en Francia por una Ordenanza de siglo


XVII, excluyendo la prueba de testigos, por la práctica abusiva de soborno que de
ella se hacía, para los actos que excediesen del valor de cien libras.

1.5. La forma en el Código Civil


El ordenamiento ha considerado la conveniencia de que ciertos contratos,
puedan alcanzar fácilmente una forma escrita, en general de carácter público. Las
finalidades son variadas: a determinados efectos probatorios y de fehaciencia, de
registración, de realización de ciertas consecuencias de eficacia que normalmente
han de derivarse de la negociación o de obtención de otras ventajas.
El artículo 1256 del Código Civil indica: “Cuando la ley no declare una forma
específica para un negocio jurídico, los interesados pueden usar la que juzguen
conveniente”. Con apoyo en esta norma podemos señalar la existencia del principio
de libertad de forma, recogido también en el artículo 1574, afirmando que, si la forma
sólo es requisito constitutivo o esencial del contrato cuando la ley así lo prevé, la
regla general es que la voluntad contractual puede manifestarse en cualquier forma.
Aunque cabe apreciar una cierta tendencia actual al formalismo contractual, fruto
de una preocupación cada vez más creciente por defender a los contratantes en el
momento de la celebración.

El estudio del artículo 1256 del Código Civil debe hacerse conjuntamente con lo
normado en el artículo 1518: “Los contratos se perfeccionan por el simple
consentimiento de las partes, excepto cuando la ley establece determinada
formalidad como requisito esencial para su validez”.

El artículo 1125 del Código Civil enumera los títulos sujetos a inscripción en el
Registro de la Propiedad. Posteriormente el artículo 1576 regula: “Los contratos que
tengan que inscribirse o anotarse en los registros, cualquiera que sea su valor,
deberán constar en escritura pública. Sin embargo, los contratos serán válidos y las
partes pueden compelerse recíprocamente al otorgamiento de escritura pública, si
se establecieren requisitos esenciales por confesión judicial del obligado o por otro
medio de prueba escrita”.

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En este orden de ideas, el artículo 1577 del Código Civil señala: “Deberán constar
en escritura pública los contratos calificados expresamente como solemnes, sin
cuyo requisito esencial no tendrán validez”. Obsérvese, por una parte, que el
perfeccionamiento de los contratos aparte del consentimiento, requiere determinada
formalidad como requisito esencial para su validez, y por la otra, que los contratos
calificados como solemnes, consten en escritura pública, cuya ausencia hace nulo
al contrato. No se está, pues, a presencia de formalidades que pueden demostrarse
por confesión judicial o exigirse judicialmente el otorgamiento de la escritura (art.
338 CPCM), cual es el caso de los contratos previstos en el artículo 1576 del Código
Civil.

Ahora bien, dicho esto, nos encontramos que para algunos contratos la ley exige
que la declaración de voluntad se exprese a través de una forma especial, con valor
ad substantiam: para la donación de bienes inmuebles se requiere escritura pública;
igualmente, cuando se constituye el contrato de sociedad (arts. 46 y 47 del Código
de Notariado) y cuando se aportan bienes inmuebles; para la constitución del
régimen de la propiedad horizontal, art. 1125 CC.; también, para el contrato de
capitulaciones matrimoniales, art. 119 del Código Civil y para el fideicomiso art. 771
del Código de Comercio.

Nuestra jurisprudencia, ha resuelto en su doctrina, concretamente en sentencia


de la Corte Suprema de Justicia integrada en su Cámara Civil, de fecha 5 de agosto
de 1993, lo siguiente: “...la donación de bienes inmuebles debe otorgarse y
aceptarse por escritura pública, por lo que la ausencia de este requisito esencial
priva de validez al negocio jurídico respectivo. Consecuentemente, si denunciada
esa deficiencia el juzgador al fallar ignora la existencia de los artículos 1577 y 1862
del Código Civil incurre en violación de ley. La nulidad absoluta de un negocio
jurídico impide que sea válido cualquier otro negocio que se desprenda del primero
y de esa situación se deriva que hay violación de ley en la sentencia que se omite
resolver de conformidad con lo dispuesto en los artículos 1301 y 1302 del Código
Civil...”

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Analicemos el Código Civil…

El Artículo número 1574 del Código Civil vigente regula que:

“Toda persona puede contratar y obligarse:

1º. Por escritura pública;

2º. Por documento privado o por acta levantada ante el alcalde del lugar;

3º. Por correspondencia; y

4º. Verbalmente”.

En el Artículo anotado, se dan a conocer las formas en las cuales se puede


contratar, siendo las mismas: mediante escritura pública, documento privado,
correspondencia y verbalmente.

El Artículo número 1575 del Código Civil regula que: “El contrato cuyo valor
exceda de trescientos quetzales, debe constar por escrito. Si el contrato fuere
mercantil puede hacerse verbalmente si no pasa de mil quetzales”.

El Artículo anotado señala que, si el contrato excede el valor de trescientos


quetzales, entonces el mismo tiene que hacerse constar por escrito, y además
también señala que si el mismo es de carácter mercantil se puede llevar a cabo de
forma verbal cuando no pase de un valor de mil quetzales.

El Artículo número 1576 del Código Civil vigente, regula que: “Los contratos que
tengan que inscribirse o anotarse en los registros, cualquiera que sea su valor,
deberán constar en escritura pública. Sin embargo, los contratos serán válidos y las
partes pueden compelerse recíprocamente al otorgamiento de escritura pública, si
se establecieren sus requisitos esenciales por confesión judicial del obligado o por
otro medio de prueba escrita”.

En el Artículo anotado se señala la importancia de inscripción de los contratos en


los registros, los cuales, no importando su valor, tienen que hacerse constar en
escritura pública.

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El Artículo número 1577 regula lo siguiente: “Deberán constar en escritura pública


los contratos calificados expresamente como solemnes, sin cuyo requisito esencial
no tendrán validez”.

El anterior Artículo señala que los contratos son calificados como solemnes si los
mismos se hacen constar en escritura pública.

El Artículo número 1578 del Código Civil regula: “La ampliación, ratificación o
modificación de un contrato debe hacerse constar en la misma forma que la ley
señala para el otorgamiento del propio contrato”.

El Artículo antes anotado señala que la ampliación, modificación y ratificación de


un contrato se tiene que realizar de igual manera a la establecida por la norma
jurídica para el otorgamiento del mismo contrato.

1.6. Documentos públicos y documentos privados

Sabemos que la forma constituye la exteriorización de la declaración de voluntad


y que no debe confundirse con el documento. Éste constituye el resultado de aquélla
y constituye un mecanismo de representación de un contrato. Por ello, el documento
se nos aparece provisto de dos aspectos, la corporalidad y la idoneidad; el primero
significa la presencia de una determinada cosa que posea su propia entidad, que
sea consistente y, la segunda, que no sea una cosa cualquiera, sino que sea
apropiado para poder incorporar y transmitir la declaración de voluntad. Y señala
DÍEZ PICAZO que, contemplándose el documento en un sentido más estricto, las
normas entienden que lo constituye “todo recipiente en el cual se vierten por escrito
manifestaciones o declaraciones”.

Para nuestro Código Procesal Civil y Mercantil, hablar de documento significa


contemplar dos categorías distintas. Los llamados documentos públicos y los
documentos privados. Los primeros se corresponden con aquellos que han
intervenido o han sido autorizados por un Notario o funcionario público y se ha
llevado a cabo su realización con las formalidades establecidas por la Ley; en
cambio, el segundo, es aquél que ha sido llevado a cabo con la estricta intervención
de las partes intervinientes en la formalización del contrato.

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Lógicamente, la existencia del documento privado, una vez reconocido


legalmente, acredita entre las partes y sus causahabientes la existencia del contrato
propiamente dicho, con el mismo valor que la escritura pública, como establece el
artículo 186 del Código Procesal Civil y Mercantil. No obstante, incluso legalmente
reconocido, el documento privado carece de eficacia para acreditar su fecha frente
a terceros que pudieran verse perjudicados por la existencia del contrato; lo cual es
también lógico, porque en cualquier momento se puede recrear un documento
privado, colocándole la fecha que interese a los contratantes (por lo común,
adelantando la fecha del mismo, antedatándolo, para evitar que los acreedores del
transmitente, o postdatándolo, para evitar recargos de carácter fiscal).

Ejemplo: documentos públicos

1. Acta de nacimiento
2. Acta de divorcio
3. Acta de defunción
4. Documentos de propiedad
5. Pasaporte
Ejemplo: documentos privados

1. Carta poder
2. Escritura registrada

2. Rescisión
2.1. Definición y caracteres

Este tipo de ineficacia se configura como un remedio jurídico puesto al servicio


de intereses legalmente determinados, cuya esencia consiste en hacer cesar su
eficacia. El contrato es perfectamente válido, pero en razón de aquel perjuicio
económico o efectos lesivos, y siempre que no haya otro remedio de repararlo, se
concede a las personas perjudicadas la acción de impugnación, llamada aquí
rescisoria. Es, por tanto, una ineficacia funcional, que trata de impedir que un
contrato regularmente formado contribuya a obtener un resultado contrario a
derecho, por estar realizado de manera que puede resultar en un resultado lesivo,
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evitándose mediante el ejercicio de esta acción las consecuencias injustas que se


puedan producir en el ámbito patrimonial del ejercitante. Se trata de un remedio
extraordinario, sólo ejercitable cuando se demuestre que el perjudicado carece de
cualquier otro remedio contra su menoscabo, y, en consecuencia, de carácter
subsidiario.
En Derecho romano y en general en nuestro Derecho histórico de inspiración
romana, cuando en el contrato de compraventa uno de los contratantes había
sufrido una lesión o perjuicio superior a la cuarta parte del valor de la cosa, por
haberse comprado a precio muy superior o haberse vendido a precio muy inferior,
podía el perjudicado solicitar que se declare la rescisión del contrato. Doctrina que
acabó por generalizarse a todos los contratos sinalagmáticos. Pero nuestro Código
Civil, de inspiración liberal e individualista, desterró esta figura, estimando que quien
con plena libertad había celebrado un contrato, había hecho lo más conveniente
para sus intereses, y no tenía por qué convertirse el ordenamiento jurídico en
protector de quien había contratado libremente.
El artículo 1579 del Código Civil regula: “Los contratos válidamente celebrados,
pendientes de cumplimiento, pueden rescindirse por mutuo consentimiento o por
declaración judicial en los casos que establece este Código”.
Claramente, por tanto, la rescisión supone la invalidez, operando tan sólo sobre
la eficacia del contrato, a la que se destruirá o reducirá en atención a las particulares
circunstancias concurrentes. La rescisión se distingue, legal y teóricamente, con
facilidad de la nulidad y de la anulabilidad del contrato: la rescisión presupone un
contrato inicialmente válido, mientras que la nulidad y la anulabilidad implican la
invalidez inicial del contrato a que estén referidas. Las principales características de
la rescisión son:
a) Su principal nota característica es, la existencia de un perjuicio y su finalidad
es la reparación de tal perjuicio causado. Esto significa que su principal función es
la de reparar intereses que pueden resultar lesionados dentro de la relación negocial
porque se viole un principio sustancial de justicia real o equidad.
b) Los contratos que pueden ser rescindidos, están formados regularmente, no
adolecen de un defecto o vicio, pero sus efectos pueden dañar concretos intereses

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estimados por el legislador. Se diferencia, pues, de la nulidad (absoluta) y la


anulabilidad (nulidad relativa) en que éstas se basan en defectos estructurales del
contrato.
c) El contrato así celebrado es inicialmente eficaz hasta que no sea rescindido,
para lo que requiere el ejercicio de la acción correspondiente por los legitimados
para ello. Esto significa que la rescisión no ocurre por causas originarias, sino que
sobreviene a la celebración del contrato.
d) En ausencia de un plazo específico, se fija el legal de un año, a partir de la
fecha de la celebración del contrato, según el art. 1585 del Código Civil que
preceptúa: “La acción para pedir la rescisión dura un año, contado desde la fecha
de la celebración del contrato, salvo que la ley fije otro término en casos especiales”.
e) Que el contrato no se haya consumado, sino como lo expresa el artículo 1579
CC, esté pendiente de cumplimiento.
2.2. Clases de rescisión
2.2.1. Rescisión voluntaria o consensual: (mutuo disenso), artículos 1579,
1584, 1578 y 1851 del Código Civil.
Es razonable entender que los contratantes tienen la posibilidad de celebrar un
nuevo contrato encaminado a privar de efectos al contrato inicialmente concluido.
Pues bien, ese contrato que tiene por objetivo poner fin a una relación obligatoria
preexistente se conoce habitualmente con el nombre, de mutuo disenso o rescisión
voluntaria. Se quiere expresar con ese término que los contratantes están de
acuerdo en romper el consenso inicialmente existente, esto es, están de acuerdo
en disentir, donde antes habían consentido.
Por tratarse propiamente de un nuevo contrato, ha de reunir los requisitos
generales establecidos, además, como persigue privar de eficacia a una relación
obligatoria preexistente, habrá de reunir los requisitos adicionales (por ejemplo, de
forma) exigidos para la relación contractual inicial. Puede ocurrir que el mutuo
disenso no se plasme en un contrato cuya finalidad única realmente sea extinguir
una relación preexistente, sino que vaya implícito en nuevo contrato entre las partes
que establezca una nueva relación entre ellas y que resulte incompatible con el
mantenimiento de la vinculación anterior.

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2.2.2. Rescisión judicial


Este tipo de rescisión constituye una forma de extinguirse los contratos, de
terminarse su eficacia, de manera unilateral y en virtud de una permisión legal que,
ante determinadas circunstancias (por motivo de perjuicio económico o lesión
patrimonial), que prevé, faculta para ello, atribuyéndole una acción, al que por ellos
sufrió un determinado perjuicio económico, que no tiene otra manera de neutralizar.
La rescisión dice el maestro DE CASTRO, es un “tipo de ineficacia, como la
anulabilidad, pero que no deriva de un vicio del negocio; el negocio rescindible es:
un negocio válidamente celebrado, pero que, produciendo perjuicio a una de las
partes o a un tercero, perjuicio que la ley estima especialmente injusto, y para el
que no hay otro recurso legal de obtener su reparación podrá ser declarado ineficaz
(o reconducida su eficacia) a petición del perjudicado.
Supone esto, que la rescisión judicial se refiere a la extinción de los contratos
válidamente celebrados, que pueden rescindirse en los casos establecidos en la ley,
artículos 229, inciso 3o. del Código Procesal Civil y Mercantil, 1766, 1844, 1847,
1875, 1906, 1930, 1940, 2008, 2129 del Código Civil, pero que, produciendo
perjuicio a una de las partes o a un tercero, podrá ser declarado ineficaz a petición
del perjudicado.
2.2.3. Rescisión fortuita o forzosa: (por imposibilidad de cumplimiento por caso
fortuito o por causas ajenas a la voluntad del obligado), Imposibilidad de
cumplimiento debida a caso fortuito: artículos 1768, inciso 4o., 1769, 1930 inciso
7o., 2019, inciso 5o., 1381 del Código Civil. Imposibilidad de cumplimiento por
causas ajenas a la voluntad del obligado: artículos 1717 inciso 3o., 2019 del Código
Civil.
2.3. Efectos
Una vez declarada la rescisión, el contrato es ineficaz con carácter retroactivo. El
efecto fundamental de la rescisión, tiene un acusado matiz restitutorio: obtener la
devolución de todo aquello que haya sido entregado por virtud del contrato
rescindible (tanto la cosa como el precio o, en su caso, por ejemplo, en una permuta,
las cosas). En este sentido, el artículo 1583 del Código Civil, regula “Verificada o
declarada la rescisión o resolución de un contrato, vuelven las cosas al estado en

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que se hallaban antes de celebrarse; en consecuencia, las partes deberán


restituirse lo que respectivamente hubieren recibido. Los servicios prestados
deberán justipreciarse ya sea para pagarlos o para devolver el valor de los no
prestados”. Por su parte, el artículo 1580 del Código Civil indica: “En caso de
haberse perjudicado un tercero por la rescisión, se reputará subsistente la
obligación sólo en lo que sean relativo a los derechos de la persona perjudicada”.
Con apoyo a estos preceptos, podemos establecer que los contratantes deberán
devolverse las mismas cosas objeto del contrato con sus frutos y el precio con sus
intereses. La entrega deberá ser in natura, por lo que sólo podrá llevarse a efecto la
rescisión cuando el que la pretende pueda devolver aquello a que por su parte
estuviese obligado. Tampoco tendrá lugar la rescisión cuando las cosas se hallaren
legalmente en poder de terceras personas que no hubiesen procedido de mala fe.
2.4. LA RESOLUCIÓN DEL CONTRATO POR INCUMPLIMIENTO
Definición y características
Debemos comenzar este apartado dejando claro que no debemos confundir
resolución con incumplimiento. Este último consiste en que, en un acuerdo entre
una pluralidad de partes, alguna de ellas decide unilateralmente y sin causa legal
que le respalde, dar por extinguida su participación en la relación y no cumplir las
obligaciones de ella derivadas, quedando el pacto sin efecto. Esta negativa a
continuar con el cumplimiento de lo acordado carece de causa legal que permita a
esa parte poner fin a la relación obligatoria; con lo cual se derivarán inefablemente
una serie de daños y perjuicios a favor de quienes sí cumplen con ella, en función
de la responsabilidad contractual. La resolución, en cambio, es la facultad, que se
encuentra implícita en las relaciones recíprocas o sinalagmáticas, de no cumplir las
obligaciones cuando la otra parte no ha cumplido con las que le incumbe, según lo
que se había pactado (configurándose así el incumplimiento como un paso previo
para la entrada en juego de la resolución), liberándose de esta manera la parte que
solicita la resolución de cumplir con los efectos consignados que le competen, sin
que ello le haga incurrir en responsabilidad; al contrario, podrá pedírsela a quien
incumplió primeramente, si es que se puede, pues no en todo caso de resolución
hay daño resarcible.

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Con apoyo a lo anterior, cabe llamar resolución “a una extinción sobrevenida de


la relación contractual que se produce como consecuencia de una declaración de
voluntad o de una acción ejercitada por una de las partes, que no es sin embargo
reflejo de una facultad absolutamente libre, sino que tiene que encontrarse fundada
en una hipótesis o supuesto de hecho a tal efecto previsto en la ley”.
En este orden de consideraciones, podemos hablar de resolución del contrato,
como aquella facultad que tiene una parte contratante para dejar sin efecto un
contrato perfectamente válido, que no tiene defectos ni vicios estructurales. El
principio de conservación del contrato, que obliga a respetar los pactos establecidos
y tiende a mantener la validez de la relación contractual en algunos supuestos en
que se ve amenazada, cede en determinadas circunstancias ante razones más
poderosas, que permiten que se pueda deshacer los lazos contractuales. La
resolubilidad de los actos jurídicos en general y la de los contratos en particular, es
consecuencia de la naturaleza del contrato o de la condición resolutoria agregada
al mismo por las partes. La resolución del contrato constituye una de las formas de
quedar sin efecto este acto jurídico.
El Código Civil admite la resolución como medio de extinción de las obligaciones
y la califica de “efecto de la condición resolutoria a que (el convenido) está sujeto”,
así lo señala literalmente la exposición de motivos del Código Civil en el numeral
42, párrafo 3o. (Libro V).
La condición resolutoria puede ser no sólo expresa, sino también tácita, pues
como es sabida en los contratos bilaterales si una de las partes no cumple, la otra
puede pedir el cumplimiento de lo convenido o la resolución del contrato.
El artículo 1278 del Código Civil regula: “la condición resolutoria expresa opera
de pleno derecho”. Es decir, resuelve (extingue) el contrato sin necesidad de
declaración judicial. Así lo reitera el artículo 1581 CC, “La condición resolutoria
convenida por los contratantes deja sin efecto el contrato desde el momento en que
se realiza, sin necesidad de declaración judicial”.
La razón del precepto es clara: si uno de los contratantes no quiere o no puede
cumplir, más vale aceptar tal realidad y permitir al otro que dé por resuelto el
contrato: reconocerle una facultad resolutoria del contrato con base al cumplimiento

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de la otra parte. Tan lógica es la regla que el Código Civil entiende que debe
considerarse implícita en las obligaciones recíprocas. En el tráfico jurídico, es
sumamente frecuente pactar una cláusula resolutoria (expresa) para cada caso de
incumplimiento (acompañada normalmente de un pacto de reserva de dominio a
favor del vendedor en los casos de compraventa).
Conviene advertir que la resolución por incumplimiento difiere de la condición
resolutoria en que ésta produce sus efectos ipso jure, nada más que en virtud de la
realización del evento, puesto como condición, mientras que en la resolución por
incumplimiento la falta de ejecución de una de las obligaciones no produce por sí
sola la resolución, sino que es potestativo del perjudicado optar por la ejecución del
contrato (lógicamente en caso de que sea posible) o su resolución, y en caso de
que opte por esta última tendrá que dirigir una declaración a la parte contraria o
pedir judicialmente la resolución. La condición resolutoria tácita o implícita opera
sólo mediante la declaración judicial, arts. 1535, 1536, 1582 del Código Civil. Los
casos de resolución contemplados en nuestro Código Civil, son los estipulados en
los artículos 1800, 1801, 1802, 1834, 1836, 1838, 1940, 2128. Los caracteres de la
resolución serán por tanto los siguientes: se trata de un instrumento exclusivo de
las relaciones obligatorias sinalagmáticas (y no de tipo accesorio o complementario
de una principal); de un medio de protección y defensa de una de las partes; su
presupuesto es el incumplimiento grave o imputable de la prestación debida
(aunque no necesariamente siempre culpable); como regla general opera ex tunc,
es decir, sus efectos se retrotraen al momento de la celebración del contrato, lo que
obliga a las partes a la restitución de las prestaciones debidas.
2.5. Requisitos de ejercicio de la facultad resolutoria
a) Que el reclamante o demandante haya cumplido con su obligación o que
acredita que se encuentra en condiciones de hacerlo.
b) Obviamente, que la otra parte no cumpla o no haya cumplido cuando le
incumbe, aunque su incumplimiento no sea total, sino parcial. En definitiva, se trata
de que el incumplimiento parcial o total haya frustrado de forma relevante las
legítimas expectativas del contratante que reclama la resolución.

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c) Que se encuentren ligadas las partes por un contrato bilateral, esto es, por una
relación sinalagmática, en la que la prestación de una tenga como causa la
prestación de la otra.
d) Que la obligación cuyo incumplimiento fundamenta el ejercicio de la facultad
resolutoria sea exigible.
e) Que la frustración del contrato dimanante del incumplimiento sea patente o, al
menos, acreditable.
Respecto a la forma de ejercicio de la resolución, en Derecho comparado se
encuentran diferencias importantes. Mientras que existen ordenamientos en los que
la resolución se ejercita extrajudicialmente mediante una notificación dirigida al
incumplidor (Common Law, Código Civil alemán y portugués), existen otros
ordenamientos en los que la resolución ha de ejercitarse judicialmente (Código Civil
francés, italiano y, en principio, el Código Civil español, si bien la jurisprudencia
española ha dado entrada al ejercicio extrajudicial de la resolución). Los principios
del Derecho europeo de los contratos (LANDO) han optado por el primer sistema,
pues conforme al artículo 9:303 el derecho de resolver el contrato se ejercita
mediante notificación dirigida al incumplidor. Esta misma solución ha sido adoptada
por la Convención de Viena, compraventa internacional de mercaderías y los
principios de UNIDROIT.
2.6. Efectos de la resolución
La resolución del contrato tiene efecto retroactivo y eficacia restitutoria, por lo que
las partes (ambas) habrán de reintegrarse recíprocamente el objeto del contrato que
hubieran recibido. En este sentido, el artículo 1583 del Código Civil alude a los
efectos de la resolución, que son extinguir la relación contractual con efecto
retroactivo y eficacia restitutoria, como si nunca se hubiera concluido: “Verificada o
declarada la ... resolución de un contrato, vuelven las cosas al estado en que se
hallaban antes de celebrarse, en consecuencia, las partes deberán restituirse lo que
respectivamente hubieran recibido. Los servicios prestados deberán justipreciarse
ya sea para pagarlos o para devolver el valor de los no prestados”. En este orden
de cosas, el primer efecto que produce la resolución es desvincular a las partes de
la relación obligatoria en la que se encontraban inmersas. Puede hablarse por ello

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de una eficacia de liberación, en el sentido de que, tras la resolución, la parte que


no hubiera ejecutado la prestación que se encontraba puesta a su cargo, deja de
tener el deber jurídico de realizarlo.
La segunda de las consecuencias que la resolución produce, cuando algunas de
las prestaciones hubieran sido ejecutadas, es constituir a cada una de las partes en
el deber de reintegrar o restituir a la otra tales prestaciones. Como efecto de la
resolución, surgen específicos deberes de liquidación y de restitución. El contenido
del deber de restitución se refiere, por regla general, a los mismos bienes que
hubieran sido objeto de prestación y se trata de una restitución específica o in
natura. En aquellos casos en que no sea posible, deberá producirse a través del
equivalente pecuniario.
Conviene prestar particular atención a no confundir esta reparación sustitutoria
con la, en su caso, aneja prestación indemnizatoria, haya sido o no contemplada
expresamente por las partes, esta última mediante la incorporación de una cláusula
penal.
2.7. La rescisión en el Código Civil guatemalteco
RESCISION DE LOS CONTRATOS

ARTICULO 1579. Los contratos válidamente celebrados pendientes de


cumplimiento, pueden rescindirse por mutuo consentimiento o por declaración
judicial en los casos que establece este Código.

ARTICULO 1580. En caso de haberse perjudicado un tercero por la rescisión, se


reputará subsistente la obligación sólo en lo que sea relativo a los derechos de la
persona perjudicada.

ARTICULO 1581. La condición resolutoria convenida por los contratantes deja


sin efecto el contrato desde el momento en que se realiza, sin necesidad de
declaración judicial.

ARTICULO 1582. La resolución de un contrato por efecto de la condición


resolutoria implícita, debe ser declarada judicialmente.

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ARTICULO 1583. Verificada o declarada la rescisión o resolución de un contrato,


vuelven las cosas al estado en que se hallaban antes de celebrarse; en
consecuencia, las partes deberán restituirse lo que respectivamente hubieren
recibido. Los servicios prestados deberán justipreciarse ya sea para pagarlos o para
devolver el valor de los no prestados.

ARTICULO 1584. En la rescisión por mutuo consentimiento ninguna de las partes


podrá reclamar daños y perjuicios, frutos ni intereses, si no lo hubieren convenido
expresamente.

ARTICULO 1585. La acción para pedir la rescisión dura un año, contado desde
la fecha de la celebración del contrato, salvo que la ley fije otro término en casos
especiales.

ARTICULO 1586. Son aplicables a la rescisión y resolución las disposiciones de


los artículos 1314, 1315. 1316, 1317 y 1318 de este Código.

Artículos que son aplicables a la rescisión y resolución:

ARTICULO 1315. En los casos en que ambas partes han percibido frutos,
productos o intereses, serán compensables hasta la fecha de la notificación de la
demanda de nulidad, y desde esta fecha serán restituibles.

ARTICULO 1316. La restitución de las cosas debe hacerse en el estado que


guardaban en el momento de la celebración del negocio. Las mejoras o deterioros
se abonarán por quien corresponda, salvo que el deterioro proceda de caso fortuito,
fuerza mayor, vicio o defectos ocultos.

ARTICULO 1317. Si a una de las partes le fuere imposible la restitución de la


cosa, cumplirá entregando otra de igual especie, calidad y valor, o devolviendo el
precio que tenía en el momento de la celebración del negocio; y si la nulidad de la
obligación o la imposibilidad de la entrega provienen de mala fe, pagará además los
daños y perjuicios que correspondan.

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ARTICULO 1318. La devolución de las cosas, declarada la nulidad, debe hacerse


simultáneamente, y si esto no fuere posible, dentro del término que fijen las partes
o, en su defecto, el juez.

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Juicio crítico

Es evidente que, como estudiantes de Derecho, es vital que conozcamos cada


rama y ciencia que con él se relaciona y lo complementa; por ello, como aprendices
y en un futuro profesionales en ciencias jurídicas y sociales, valoramos y nos
enriquecemos con los temas investigados y desarrollados en este trabajo.

Este tipo de actividades educativas para el grupo que conformamos, es vista no


solamente como un medio para percibir una nota, sino como la oportunidad de
adentrarnos en el mundo jurídico, investigar y aprender sobre temas que
honestamente desconocíamos hasta antes de elaborar este documento; a
sabiendas de que, nos falta mucho por aprender, porque para un estudiante nunca
hay tema agotado, pues el deseo de conocer no cesa en ningún momento, porque
lo que se conoce produce dudas, y cada duda resuelta produce una nueva
duda…recordemos el primer mandamiento del abogado, ESTUDIA, porque el
derecho se transforma diariamente y debemos estar preparados.

En el transcurso del semestre, hemos conocido acerca de las obligaciones, y,


nuestros temas son muy importantes, porque son los preceptos legales que le
proporcionan la validez a la obligación que las partes contraen; la forma de un
contrato será determinante en el valor que ante la ley tendrá la voluntad expresada
por las partes ya sea de forma escrita u oral como expresa el artículo 1574 del CC.
Es un tema que debemos no solo conocer, sino también, manejar y desarrollar
porque en un futuro será parte de nuestra cotidianidad laboral.

Por otra parte, también damos a conocer la rescisión y resolución de un contrato;


temas íntimamente relacionados, pues, si la forma le otorga validez a la obligación,
la rescisión y la resolución serán el medio para dejar sin efecto esa obligación que
se estableció por medio de un contrato válido ante la ley, pero que al producir
efectos dañinos o peligrosos para las partes se debe dejar sin efecto; y es que,
gracias a este trabajo podemos definir estos temas, entenderlos y explicarlos
cuando corresponda; y aplicarlos en un porvenir profesional.

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Conclusiones

1. El contrato debe tener una forma, no solo porque sea importante respecto
a la validez, eficacia y seguridad jurídica del propio acto, sino porque es
un requisito fundamental para comprobar la voluntad expresada por las
partes.

2. Actualmente nuestro código civil contempla diferentes formas en las


cuales las personas pueden obligarse o contratarse, pero hay casos
especiales en los que se debe realizar el contrato con ciertos formalismos,
algunos deben constar en escritura pública pues carecen de valor si no es
así, otros deben constar por escrito de acuerdo al valor del contrato; y, la
ampliación, modificación o ratificación de un contrato deben constar en la
forma que la ley señala.

3. La rescisión de un contrato, es un remedio o una impugnación, que se


hace a un contrato perfectamente válido, pero, que lamentablemente, de
concretarse produciría daños o perjuicios a uno o ambos contratantes; por
ello se procede a dejar sin efecto. Existen varias clases de rescisión, la
voluntaria, judicial y forzosa.

4. La resolución consiste en dejar sin efecto un contrato perfectamente


válido, liberando a la otra parte del mismo, cuando una de las partes no
puede cumplir con la prestación en cuestión; tiene efecto retroactivo y
restaurador.

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Recomendaciones

1. Los contratantes deben observar y cumplir con los preceptos legales sobre
la forma del contrato, para garantizar la validez de su acuerdo ante la ley,
pero sobre todo para poder utilizar como prueba el documento que contiene
la declaración de voluntad y compelerse a si mismo o a la otra parte a cumplir
con lo acordado.

2. A los funcionarios y notarios que participen en la celebración de un contrato,


para que informen a los contratantes de la forma que necesariamente debe
tener el contrato que soliciten de acuerdo a la ley; en especial que aconsejen
hacerlo por la vía escrita, para poder utilizar dicho contrato como un medio
de defensa de sus intereses, si fuese necesario.

3. A los contratantes y los notarios o funcionarios que celebren un contrato,


establecer previamente una forma de rescindir el contrato si perjudicare a
cualquiera de las partes o a un tercer interesado; recomendar en primer lugar
la rescisión consensual o voluntaria, y establecer un plazo para ello.

4. Al Estado, funcionarios, notarios y organismo judicial, para que velen porque


en casos de resoluciones por incumplimiento de contrato, se cumpla con el
efecto retroactivo y restaurador de lo convenido en el contrato disuelto.

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Bibliografía
 Aguilar Guerra. V. (2006). El Negocio Jurídico. Serviprensa S.A
 Reyes Peña. A. (2011). Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogada y
notaria. Tesis: Análisis jurídico y doctrinario de las obligaciones contractuales en
el derecho civil guatemalteco. Universidad de San Carlos de Guatemala.
Recuperado de: http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/04/04_9234.pdf

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